Mi hermana, sus prejuicios y mis lecciones

Mi hermana era como una versión totalmente opuesta a mí, después de muchas malas experiencias que hacían que ella rehuyera del sexo aceptó tomar unas lecciones de su hermana mayor para dejar atrás sus tabúes y prejuicios

Era una tarde de abril en la que estaba tan tranquila en casa, había vuelto ya de trabajar y estaba relajándome tumbada en el sofá leyendo un libro cuando enfrascada en mi lectura me sobresalté al sonar mi teléfono, era Laura, mi hermana pequeña, me extrañó porque no solía llamarme a no ser que no se encontrase bien anímicamente, normalmente nos escribíamos mensajes y hablábamos mucho las dos cuando nos encontrábamos, pero cuando me llamaba por teléfono normalmente era porque necesitaba apoyo de su hermana mayor que era yo.

Nos llevábamos siete años las dos, ella era la más pequeña de la familia y yo la mayor, entre medias teníamos dos hermanos. Es cierto que teníamos cierto parecido físico las dos sin embargo no podíamos ser más distintas las dos, si bien yo siempre había sido una persona abierta y afable, ella siempre había sido bastante tímida y llena de prejuicios morales en todos los aspectos, es extraño que las dos viniendo de la misma familia fuésemos tan distintas pero así era y así como yo había vivido múltiples experiencias de viajes, amigos, fiestas, sexo y estaba feliz conmigo misma, ella siempre se había sentido cómoda permaneciendo en un plano discreto y encerrada consigo misma, aunque es cierto que hacía casi tres años que se había echado novio y aunque siempre nos pareció que su relación parecía un tanto extraña desde fuera nos parecía que era feliz y ya llevaba casi un año en el que vivían juntos.

El caso es que volviendo a la llamada cuando descolgué lo primero que hice al extrañarme su llamada fue decirle: ¡Hola guapa!, ¿qué necesitas de tu hermana?. Ella me contestó casi llorando que su novio la había dejado y que si podía pasarme por su casa a charlar un rato y acompañarla que necesitaba hablar. Así que nada, recogí mis cosas, le escribí a Juanma, mi pareja para decirle que no sabía si volvería para cenar o después y marché para casa de mi hermana.

Cuando llegué a mi casa mi hermana tenía bastante mala cara con los ojos hinchados de llorar, yo traté de tranquilizarla y abrazándola traté de consolarla diciendo que no pasaba nada, que si su relación no había funcionado que ya encontraría a la persona ideal ante lo cual ella se derrumbó aún más. Yo fui a su cocina a preparar un par de tés y lo traje, poco a poco ella se fue tranquilizando con su cabeza apoyada sobre mis piernas mientras yo acariciaba su pelo. Ya algo más tranquila conseguí que poco a poco me fuese contando su problema, ella se culpaba de la ruptura de su relación sentimental debido a sus malas relaciones de pareja. Según sus convicciones morales ella siempre había dicho que quería llegar virgen al matrimonio, sin embargo después de bastante tiempo con su novio éste por fin la había convencido para tener relaciones, sin embargo mi hermana nunca llegó a estar convencida, me contó que él le pedía hacer cosas a las que ella se negaba porque no le parecía bien y que sus relaciones no eran placenteras, es más que eran dolorosas y por eso ella intentaba eludirlas todo lo posible, hasta que al final la situación se ve que fue inaguantable para su pareja y la dejó, y ahí llegamos a la situación actual.

Yo quería ayudarla, la conocía bien y sé que hablar de sus relaciones para ella no le resultaba nada fácil, pero yo quería ayudarla y para ello necesitaba información así que poco a poco dando rodeos conseguí que me contase que qué es lo que le pedía su novio y que ella se negaba. Ella me dijo que su novio muchas veces le había pedido que se la chupara, eso decía que era un asco y que no estaba dispuesta a eso, también la había pedido que se pusiese a cuatro patas y también le parecía una situación denigrante. Ya por fin le pedí que me describiese como era una relación normal para ella, ella me contó que ella entendía que tumbarse boca arriba, abrir las piernas y ser penetrada, pero que la molestaba mucho, le dolía y por eso siempre ponía excusas.

Yo le conté que en el sexo no hay que tener vergüenza ninguna, que el cuerpo de una mujer o de un hombre es lo más natural del mundo, que no hay nada más bonito como explorar el cuerpo de tu pareja, que tu pareja explore el tuyo, abandonarse a los placeres, no sentir culpa, solo agradecimiento por los placeres que te produce y entregarse a ello. Que no hay nada más bello que sentir que tú eres la responsable de que alguien estalle de placer por ti ni nada más intenso que estallar tú de placer gracias a la otra persona.

Parece que poco a poco ella iba entrando en razón, intrigada por las cosas que yo le contaba que había vivido disfrutando del sexo con mi pareja, de lo feliz que era y lo feliz que me sentía conmigo misma, le contaba las sensaciones tan intensas que había vivido, lo que me hacía sentir Juanma, también le conté nuestra experiencia con el masaje erótico, de nuestras vivencias en el club de intercambio me abstuve, aún era demasiado para ella. El caso es que llegado al punto me dijo que cuanto le gustaría poder entregarse y disfrutar del sexo como yo le había contado pero que llegado el momento no sabía si sería capaz.

Yo me ofrecí a que la enseñaría a disfrutar del sexo apasionado, que si me hacía caso y enterraba hondo sus prejuicios y se entregaba a sus sentidos solamente la ayudaría a ser otra persona nueva. Ella aceptó. Yo no sabía qué es lo que iba a hacer para enseñar a mi hermana pero como el próximo fin de semana Juanma se marchaba a una despedida de soltero de un amigo y estaba sola pues quedamos para ese fin de semana, ya se me ocurriría algo. Nos despedimos y me fui a casa, quedando con ella para el sábado.

Ya en casa estaba pensando qué es lo que podría hacer, porque podía contarle todo lo que sabía con pelos y señales pero me gustaría que ella lo viviese intensamente para poder comprobar en su cuerpo lo que yo le contaba. En un momento pensé en dejarlo para otro día, ir con Juanma y con él enseñarle sin embargo luego pensé que era mi hermana, que conocía su moralidad y que jamás se sentiría cómoda con su cuñado, que casi sería peor el remedio que la enfermedad. Necesitaba alguien con poca experiencia para que empatizase con ella pero que a su vez la hiciese gozar y se dejase llevar por mí para complacerla así que me vino a la cabeza Jorge, el hijo de Bea, era el candidato ideal y después de lo que le enseñé en nuestro viajecito estaba más que preparado para hacerla sentir bien además seguro que se dejaba manejar por mí. Así que dicho y hecho, llamé a Bea, le pregunté como estaba, y poco a poco fui al tema de su hijo, le pregunté como estaba, me dijo que bien y que desde que viajó conmigo era otro y que estaba deseando que llegase el verano para ir a hacer el curso y vivir experiencias nuevas, así que sin rodeos le dije que quería presentarle a mi hermana, que necesitaba un chico como él, que si no tenía inconveniente, me dijo que adelante.

Con el permiso de su madre ya solo me deseaba convencer a Jorge, así que me puse a buscar una foto de mi hermana en la que saliese lo más llamativa posible, me costó pero finalmente encontré una del verano pasado que nos hicimos las dos juntas en la playa, ambas estábamos en biquini tumbadas en unas rocas y mi hermana salía muy bien, tenía algo más de pecho que yo y un cuerpo muy bien formado ya que nunca faltaba a sus 3 o 4 días de crossfit a la semana.

Le mandé la foto sin más, Jorge me respondió que estaba muy guapa en la foto y que quién era la otra chica de la foto que se parecía a mí, yo le respondí que era mi hermana y que si quería conocerla que no tenía más que llamarme y yo le contaría los detalles. Me llamó de inmediato y le dije que si se acordaba de nuestros viaje a Madrid, me dijo que nunca lo olvidaría, yo le dije que si me hacía el favor de enseñar a mi hermana todo lo que le enseñé y él me respondió que ahí estaba, listo para lo que sea. Quedé con él el sábado en mi casa, no sin advertirle antes de que mi hermana era muy distinta a mí y que le pedía mucho cariño y que siguiese mis pasos.

Ese sábado ya quedé previamente en mi casa con hi hermana, ella llegó dispuesta a pasar el día conmigo  aprender cómo le había dicho pero no tenía ni idea de lo que le esperaba, pensaba que sólo íbamos a hablar, y así fue, le estuve contando que el gran secreto era jugar con el deseo, había que jugar previamente hacer al chico sufrir, desear que tú lo dejases penetrarte, así como él también debía hacerte sentir cada vez más placer hasta que tú no deseases otra cosas que ser penetrada por él, que todo era un juego donde el deseo de uno y otro debía reflejarse en la otra persona y así contando y contando iba a empezar a preparar una comida ligera y abrí una botella de vino, nos servimos unas copas y estábamos hablando tranquilamente cuando sonó la puerta, era Jorge, cuando entró los presenté y le serví otra copa de vino, fui a la cocina a seguir con los preparativos de la comida y Laura me siguió, me preguntó que de qué iba esto, yo le dije que Jorge me ayudaría con sus clases.

Los tres comimos, ligero y bebimos bastante vino, lo necesitaba para que los dos se relajasen y se desinhibieran. Después de comer los dejé sentados a la mesa, hablando de cosas triviales mientras yo me perdí a hacer algunos preparativos, puse varias velas aromáticas en mi habitación, que proporcionaban un ambiente ideal con la luz de las velas y el aroma a frutas del bosque, poniendo de fondo una música relajante, yo me vestí de “maestra de ceremonias”, poniéndome un traje de  lencería negra equipado con porta ligas y medias y un antifaz tipo carnaval veneciano que tenía guardado de una fiesta que hicimos hace tiempo. Los llamó a los dos para que viniesen a la habitación, ambos entraron a la habitación y quedaron un poco boquiabiertos, primero al ver el ambiente, pero luego al verme a mí fue aún mayor la reacción, Jorge de deseo y Laura de incredulidad.

Me planté al lado de Laura y comencé a desabrochar los botones de la camisa de Jorge, tomé la mano de Laura que estaba parada y la llevé al pecho de Jorge, la tomé de la muñeca para que lo acariciase, ya me coloqué detrás de Laura y yo iba guiando sus manos, le susurraba al oído que besase su pecho, ella tímidamente lo hacía, ella seguía acariciando su pecho mientras yo acaba de quitarle la camisa, ahora desabrochaba su pantalón y lo bajaba, llevaba la mano de Laura a tocar el miembro de Jorge por encima de los calzoncillos, estaba ya inmenso, deseando salir de la prisión de los calzoncillos, yo le decía a Laura que se relajase, y que estuviese dichosa, que esa excitación era gracias a ella y sus caricias, le decía que siguiese bajando su pecho mientras se iba agachando y bajando sus calzoncillos, finalmente liberó el enorme miembro de Jorge que casi le pega en la cara a Laura, ella rehuía un poco, me agaché junto a ella, le dije que tiene que tratarlo bien para que luego le de el máximo placer a ella, lo cogí con mi mano, empezó a besarlo suavemente con los labios, la invité a hacer lo mismo y ella lo hacía con reparos.

Decidí cambiar de táctica y le dije a Laura que se pusiese en pie, saqué una venda y se la puse en los ojos, le dije que ahora solamente sintiese, que se guiase por sus instintos y por los sentidos que lo provocase su cuerpo. Hice una señal a Jorge y él sabía lo que tenía que hacer, la abrazó por la cintura y comenzó a besar su boca, Laura reaccionó bien a los besos y comenzó a responder acariciando también la espalda de Jorge, ayudé a Jorge a sacar la camiseta de mi hermana, ahora el besaba su cuello y Laura suspiraba suavemente mientras éste intentaba desabrochar el sujetador, yo le eché una mano, la boca de Jorge recorría el cuello de Laura, bajaba besando el hombro, volvía por el cuello a la boca, iba hacia el otro hombro mientras sus manos desabrochaban el pantalón de Laura e intentaban acariciar por debajo de su braguita, no podía, así que ayudé a deslizar el pantalón de Laura y por fin pudo bajar la mano de Jorge a acariciar suavemente el pubis de Laura, había aprendido bien como yo le enseñé. Laura a ciegas con su venda se dejaba hacer, se entregaba al disfrute y respondía con suaves gemidos, caricias y estremecimientos. Señalé a Jorge la cama, éste entendió al momento y guio a Laura a la cama, la ayudo a tumbarse suavemente y acabó de quitarle sus braguitas.

Siguiendo Jorge mis instrucciones hundió su cabeza en la entrepierna de Laura, comenzó a saborear el sexo de Laura suavemente con la lengua, yo por mi parte comencé a masturbar a Jorge, quería que se corriese ahora para que cuando penetrase a Laura no se viniese demasiado pronto, Jorge se excitaba más y aumentaba el ritmo de su lengua en el sexo de Laura, yo veía que Laura se retorcía de placer, nunca había vivido algo así, le decía a Jorge que introdujese sus dedos y los moviese como le enseñé, él obediente lo hizo, a la perfección, se acordaba muy bien, yo a la espalda de Jorge, rodeándole con los brazos seguía masturbándole mientras le susurraba al oído las indicaciones, Jorge se corrió enseguida como había previsto, pero siguió aplicado hasta que Laura agitó su respiración y la entrecortó agarrándose con fuerza a la almohada tras experimentar un intenso orgasmo que nunca había sentido.

Le pregunté a Laura si estaba disfrutando, asentía, que si se sentía mal o culpable, negaba con la cabeza, le decía que si quería sentir a Jorge dentro de sí, lo pedía por favor. Le pedí a Jorga que no dejase de acariciar el coñito de Laura, él obedeció mientras yo fui a buscar un preservativo, vi que aún no estaba recuperado del todo Jorge y lo puse a tono con mi boca, en apenas unos segundos ya había recuperado todo su vigor y le puse el condón. Aunque mi hermana estaba muy, muy mojada como estoy segura que nunca lo había estado no quería dejar ni un fleco sin atar y que tuviese la más mínima molestia así que cogí también un botecito de gel lubricante, me lo eché en las manos y unté bien la polla de Jorge sobre el condón, así como también el coñito de mi hermana, con mis dedos lo embadurné bien y me aseguré que estuviesen más que bien lubricadas todas las paredes, me acosté de lado junto a mi hermana e invité a Jorge a empezar.

Como yo le enseñé puso su puntita y empezó a empujar muy, muy despacio, con tanto lubricante era muy fácil, enseguida se encajaron totalmente los dos, Laura lo recibió con agrado e instintivamente rodeó con los brazos a Jorge y buscó su boca para hundir sus lenguas, yo animaba a Jorge a subir el ritmo, a bajarlo, a penetrar más profundo o menos según las reacciones que veía en mi hermana, que lo estaba disfrutando mucho, así cuando estaba muy excitada le hacía bajar el ritmo a Jorge para desear más y cuando se relajaba hacía que Jorge acelerase para no darle tregua.  Mi hermana entregada y excitada arrancó la venda de sus ojos, abrazaba a Jorge de manos y piernas, su boca buscaba la de Jorge, besaba el cuello de Jorge, sus manos recorrían la espalda de Jorge desde el cuello a su culo, quería gritar de placer  pero la respiración entrecortaba ahogaba sus gritos. Yo por mi parte, sabedora de ser la artífice de esto y viendo tanto placer también me encontraba muy cachonda y al lado de ellos me masturbaba acariciándome mi coñito. Laura estalló de placer, después de todo lo que me había contado yo sentía que era un triunfo y me sentía orgulloso, Jorge vigoroso seguía a toda prisa lo que prolongaba el placer de Laura, finalmente un empujón fuerte de cadera de Jorge y un ligero gruñido marcó también el clímax de Jorge. Ellos siguieron un buen rato besándose, abrazados los dos, sin duda el mejor síntoma de que ambos lo habían disfrutado, ajenos a mí que seguía acariciándome mi húmedo sexo.

Cuando terminaron de besarse y abrazarse y quedaron tumbados uno al lado del otro les pregunté si estaban listos para seguir con la lección. De Jorge no hacía falta esperar respuesta, se podía apreciar claramente que seguía excitado, su polla no al cien por cien pero estaba de nuevo bastante erecta, pero Laura no sabía si tras estallar de placer como se encontraría anímicamente conociendo como yo conocía sus prejuicios. Para mi sorpresa  me dijo que estaba deseando continuar.

Nos tumbamos una a cada lado de Jorge, le dije que ahora le tocaba a ella llevar a Jorge al límite, hacerlo sufrir, que Jorge no desease otra cosa que sentirse dentro de ella y ella tenía que jugar con ello y hacerlo esperar. Le dije que fuese mi espejo, que hiciese lo que yo. Comenzamos con nuestras manos acariciando suave su pecho, mientras besábamos suavemente su cuello, mordisqueando suavemente sus orejas. Jorge nos envolvía con sus brazos y sus manos recorrían nuestras espaldas. Nuestras manos iban bajando pos su torso, acariciando su abdomen, bajábamos y recorrían sus muslos, la parte interior de éstos, le dije a Laura que buscase su boca y lo besase, así lo hizo ella, apasionadamente, le dije que cerrase los ojos y se dejase guiar por su instinto, que esa era su arma más poderosa, tomé su mano y la llevé hasta el miembro de Jorge, le decía que acariciase con suavidad sus testículos, así lo hacía, ella instintivamente agarró la polla de Jorge y comenzó a masturbarle, se notaba que Laura estaba excitada y lo hacía muy rápido, yo sosteniéndole el brazo le decía que lo hiciera muy suave, despacito. Llegados a este punto Jorge se dejaba hacer totalmente, estaba parado entregado a recibir los placeres de Laura, yo tomé su mano y la llevé hacia el coñito de Laura para que también lo acariciase, ésta lo tomó con agrado, retorciéndose suavemente de placer. No sabía si Laura aceptaría o no pero le susurré al oído que si quería aprender a chuparle la polla, vi que su cabeza decía que sí, sin sacar en ningún momento la lengua de la boca de Jorge, le dije que fuese bajado, recorriendo con besos y lengüetazos todo el pecho y abdomen de Jorge, despacito, sin prisa, cuando se encontró a la altura del excitadísimo miembro le dije que lo envolviese con sus manos, que lo besase delicadamente con sus labios, que su lengua lo recorriese, de arriba abajo, en círculos, Jorge acariciaba la cabeza de Laura extasiado por el placer.

Le di un condón a Laura, yo le ayudé a ponerlo y la guie para que adoptase la posición sobre Jorge para cabalgarlo. Tomé la polla de Jorge con mi mano y la guie hasta la entrada de la cuevita de Laura, le dije que bajase lentamente hasta sentirse acomodada, ahora le dije que ella era la dueña, ella marcaba los tiempo, que empezase despacito adelante y atrás, luego arriba y abajo, que si quería subir el ritmo lo subiese, ella cerraba los ojos, disfrutaba, por fin estaba escuchando a su cuerpo y respondiendo a las necesidades de éste, así entregada totalmente a su placer con los ojos cerrados acabó estallando en un intenso clímax que la llevó a caer sobre el pecho de Jorge, éste la agarró por sus caderas y comenzó a imprimirle un ritmo duro de penetración, los jadeos y gritos ahogados de Laura crecían en número e intensidad. Les dije de cambiar de posición para terminar, ambos aceptaron, le dije a Laura que se tumbase boca abajo, puse un cojín bajo sus caderas para facilitar la entrada de su coñito y que se encontrase más expuesto, le dije a Jorge que la penetrase tumbándose sobre ella y así lo hizo.

Yo estaba cachondísima viéndolos follar a los dos, tomé un vibrador de mi mesita y me senté a ver el espectáculo en el sillón de la habitación, para ellos yo era totalmente invisible, pero yo no quería meterme en medio de ellos, quería dejarlos disfrutar  pero gracias a mi amiguito de juegos también pude disfrutar un poco. Finalmente noté como Jorge acababa  intensamente y desde su espalda besaba a Laura en todos lo sitios que pillaba, ésta con una gran sonrisa en la cara los recibía gustosa. Finalmente se desacoplaron los dos y se fundieron en un profundo abrazo.

Yo decidí dejarles el ratito para ellos así que discretamente me fui de la habitación al sofá, me acabé yo sola con mi vibrador y me tumbé a ver una película tranquila.

Al rato me levanté a prepararme un té, estando en la cocina apareció Laura, me dijo que Jorge se había quedado dormida y que ella estaba deseando de verme, me abrazó y me dijo cuanto quería a su hermana. Le preparé otro té y las dos nos sentamos en el sofá. Me dijo cuanto se arrepentía de no haber escuchado su cuerpo, de tener tantos prejuicios y que había comprendido lo absurdo que era ello, y me daba profundamente las gracias. También me dijo la enorme diferencia que había  entre el sexo que ella había tenido con su pareja, nada satisfactorio, molesto, doloroso y que le había hecho aborrecerlo con lo que había vivido esta noche. Yo le dije que el saber y el chico cuentan mucho, pero que una parte muy grande de lo que había disfrutado esta noche también estaba en ella, en haberse librado de sus ataduras. Finalmente la noté muy, muy cansada y le dije que volviese a la cama con Jorge, que yo dormiría en el sofá y así fue. Antes de dormirme escribí a Bea para decirle que no se preocupase por su hijo, que se había quedado dormido en mi casa y que si no tenía inconveniente en que se quedase allí que me daba pena despertarlo. Ella me respondió y me dijo que, me llamó zorra en tono cariñoso y de broma y me dijo que ya le contaría los detalles. Y con esto y una peliculita me quedé dormida en el sofá.

A la mañana siguiente, no acostumbrada a dormir en el sofá me desperté la primera de la casa, eché un vistazo a la habitación y vi que los dos estaban profundamente dormidos, abrazados. Yo seguí a lo mío y fui a desayunar tranquila en la terraza mientras en mi tablet iba leyendo las noticias del día. Una vez terminado todo y de camino al baño pasé de nuevo por la puerta de la habitación que estaba entreabierta, ahora si había actividad, ambos seguían abrazado uno a otro como cuando dormían sin embargo ahora los dos se estaban besando apasionadamente mientras sus manos se cruzaban de un cuerpo a otro, Laura pajeaba suavemente la polla de Jorge mientras la mano de Jorge exploraba el coñito de Laura. Yo escondida sabía que no debía hacer ruido sin embargo estaba excitadísima de ver a los dos, apoyada en la pared al lado de la puerta miraba como podía mientras me acariciaba para darme placer, estaba muy, muy mojada solo de verlos y de saberme la artífice de ello. Veía como ya Laura sin ningún pudor se lanzaba a meterse la polla de Jorge en la boca, con calma, disfrutando del momento mientras dos dedos de Jorge se hundía en el coñito de Laura y jugaban, giraban, exploraban, Jorge cogía el condón y se lo ponía mientras Laura no dejaba de acariciar los testículos de Jorge y besaba su cuerpo. Ahora era Jorge el que se ponía de rodillas en la cama para suavemente y con delicadeza tumbarla a ella sobre la cama, Laura habría las piernas para recibirle y éste la penetraba suavemente mientras la besaba, se manejaban ellos solos a la perfección y yo me imprimía más ritmo a mi misma, encontraba la situación tan excitante… Los brazos y las piernas de Laura envolvían a Jorge con fuerza, Jorge incluso llegó a gritar porque Laura había clavado un poco las uñas en la espalda de Jorge, esta se disculpó con miles de besos, finalmente los cuerpos de los dos estallaron casi sincronizados. Yo me retiré de la puerta silenciosamente, satisfecha por el deber cumplido con ellos pero deseosa de que por la tarde regresase Juanma de la despedida, no había nada que desease más en estos momentos que un buen rato de sexo, me habría lanzado sin dudarlo sin embargo debía esperar unas horitas aún.

Al rato aparecieron ya por allí Jorge y Laura, ya duchados y vestidos. Me dijeron que habían decidido irse a comer juntos los dos y pasar el día, yo les dije que me parecía un buen plan, los despedí con besos a los dos, mi hermana me dijo que ya me llamaría y nos contaríamos nuestras cosas y se marcharon los dos de la mano.

Yo quedé en casa, con la mente puesta en cuanto entrase Juanma por la puerta, imaginando mil y una formas de recibirlo, pero en todas ellas acabábamos los dos igual, sudorosos, rendidos y satisfechos uno junto al otro en la cama.

En cuanto recogí un poco todo y aireé la habitación para despejarla un poco del cargado ambiente de sexo me puse manos a la obra, decidí que el mismo atuendo que llevé  el día anterior le sorprendería nada más llegar, así que me puse mi lencería sexi negra con mis medias y portaligas y preparé mi antifaz veneciano, aromaticé la habitación y de nuevo preparé unas velas y música bajita y relajante. Recordé que tenía una bolsa de pétalos secos guardada, tracé un camino desde la entrada de la casa hasta la habitación y los que quedaban los esparcí sobre la cama. Cuando escuché la cerradura en la puerta ya estaba más que lista.

Sentí los pasos de Juanma por el pasillo y cuando abrió la cama me vio tumbada de lado sobre la cama, sexy, ofreciéndome a él. Exclamó que si los recibimientos eran así se iría más fines de semana fuera. Yo fui hacia él lo más sensual que pude, al llegar a su altura lo agarré de la camiseta con mis puños, lo atraje hacia mí y lo besé, le dije cuanto lo deseaba, yo llevaba toda la tarde calentándome en mi mente  y estaba más que acelerada, rápidamente le quité la ropa, lo empujé a la cama y me arrodillé delante de él, de lo sorprendido que estaba su polla aún estaba flácida, pero yo sabía que era algo momentáneo, la tomé y la introduje en mi boca, sentí como el contacto de mis labios y mi boca la hacía crecer rápidamente, enseguida mi boca estaba disfrutando de toda ella a pleno rendimiento, me sabía deliciosa. Me puse de pie ahora delante de él y me quité el sujetador, el se encargó de bajar mis braguitas, lo empujé con mis manos tumbándolo en la cama y me senté sobre su cabeza, dejándole mi coñito a la altura de su boca, él con sus manos agarró mis caderas y se encargó con su lengua los húmedos labios de mi coñito, de saborearme, de jugar con suaves mordisquitos, estaba más que deseando sentirlo ya dentro de mí y poco a poco me fui dejando caer, restregando mi coñito todo su cuerpo hasta llegar abajo, se introdujo firmemente en mi, sin ningún trabajo, y comencé a cabargarlo salvajemente, cabalgaba rápidamente, con fuerza, deseaba correrme cuanto antes, lo ansiaba, sin embargo no contaba con que Juanma me iba a hacer sufrir, me rodeó con sus brazos y me dio la vuelta, ahora estaba yo abajo y él arriba, comenzó a follarme muy lentamente, llegando bien al fondo pero muy despacito, yo suplicaba más y más, el ahogaba mis súplicas introduciendo su lengua en mi boca, entonces Juanma aumentaba progresivamente el ritmo, cuando estaba a punto de nuevo me cortaba y de nuevo suplicaba, mis manos empujaban con fuerza sus nalgas, finalmente me dijo que ya me iba a dar lo que quería y estaba vez mantuvo su ritmo alto, mi coñito estaba chorreando como nunca, el chof chof que hacía el ruido de sus embestidas en mi húmedo coñito me volvía loca y así estallé apretándolo con todas mis fuerzas, recorriendo mi cuerpo una sacudida incontrolable que me prolongó el firme ritmo de Juanma y que acabó inundándome con todo su calor cuando el terminó también dentro de mí.

Por fin estaba tranquila y había conseguido lo que mi cuerpo llevaba horas y hora deseando. La espera me hice disfrutar de la intensidad del momento como nunca, abrazados los dos nos contamos nuestro fin de semana, cuando le conté lo mío ya entendió mi recibimiento.

Y así acabó un fin de semana inolvidable.