Mi hermana quiere polla
Lo noto. Desde hace varios meses, mi hermana Zoraida no es la misma. Ha cambiado, y no sé porqué.
MI HERMANA QUIERE POLLA
Lo noto. Desde hace unos pocos meses, mi hermana Zoraida ha cambiado. No es la misma, y no sé porqué. Somos gemelos, y siempre hemos sido instintivos. Cuando a uno le pegan o enferma, el otro siempre lo ha notado. Ya sabes, es ese mito de que los gemelos tienen una especie de conexión distinta al resto de la gente. Y yo lo sé, siempre ha sido así desde que tengo uso de razón. Es por eso que sé que mi hermana no es la de siempre. Podría ser cosa de la edad, son 20 años y las personas a esa edad ya no son las mismas de antes, pero no, es algo distinto. ¿Cómo podría explicarlo mejor?...¡ah sí!, por el primer incidente que pasó.
Me encontraba cambiándome de ropa en mi habitación. Acababa de volver de la piscina municipal, donde había estado haciendo unos largos, y recién llegado a casa me cambié de ropa para ponerme el pijama (una rara costumbre pero es así: si estoy en casa nada de ropa de calle, solo pijama o pantalón de pijama si hace calor). Fue entonces que entró ella en mi habitación.
-Hola Fede-de Federico, mi nombre real-, ¿qué tal en la piscina?.
-Bien, como siempre-sonreí-.
Habíamos crecido juntos, por lo que vernos desnudos no era ni nuevo ni motivo de excitación, para nosotros era de tan natural que ni siquiera pensábamos en ello como algo malo o perverso, simplemente era así pero noté que ella estaba excitada.
-¿Estaba Lily?.
-Sí, como siempre.
-¿Te la follaste?.
Oh sí, eso también era de lo más natural para nosotros.
-No, aunque ganas no faltaron. Tiene un cuerpo de infarto, y lo malo es que le gusta exhibirse. Me la puso bien dura.
-Ya te la pillarás, no te preocupes, que cuando ande cachonda ya se te acercará pidiendo que le des caña.
Me reí por le comentario, pero no se me pasó por alto la malicia con que lo dijo, ni el brillo de sus ojos. Vi que miraba algo con sumo detenimiento, y por un momento me dio por pensar que lo que miraba era mi paquete, pero pronto deseché la idea. "Ella y yo somos hermanos, eso no es posible", desdeñé alegremente.
-¿Qué miras?.
-A ti, tonto de capirote. O mejor dicho, a Fede Jr.
-¿Fede Junior?.
Ella hizo un gesto pícaro y divertido con la cabeza, señalado con sus ojos hacia abajo. Al mirar, me di cuenta de porqué me miraba el paquete: ¡me había empalmado!. Hablando de Lily me excité y no me di cuenta de que se me había puesto dura. Ahora lo entendía todo.
-Creo que nunca te he visto así de duro, ¿puedo ver una verga tiesa?. Me pica la curiosidad de ver un mástil en todo su esplendor.
-¿¿De veras quieres verla??.
-Solo un poco, sí. Si quieres te enseño lo mío y así ves como es una cuca.
No tuve reparos en hacerlo. Era mi hermana, nos habíamos duchado juntos, nos habíamos acostado juntos (dormir, no piensen cosas raras), zambullido en la playa en fin, que en nuestra inocencia lo hicimos. Ella se quedó más impresionada que yo.
-Guau, que poronga te gastas, ¿y aún la tienes por estrenar?.
-Por poco tiempo, estoy convencido que pronto Lily me la estrenará.
-Seguro que sí-se sonrió-.
La cosa no pasó de ahí. No hubo tocamientos ni nada por el estilo, tan solo una sensación en el aire de que a mi hermana le pasaba algo. La conocía perfectamente, de cabo a rabo. Sé que algo la tenía en trance, algo había en su cabeza, pero no sabía qué podía ser y no le di importancia.
Un par de semanas después pasó algo distinto. En esta ocasión estaba en mi cuarto y oí que me llamaba desde el suyo. Acudí sin mucha gana, y me la encontré desnuda de un lado para otro revolviéndolo todo.
-¿Qué pasa?, ¿se puede saber que haces sin ropa por la casa?. Si papá o mamá te ven así te la vas a cargar.
-¡Acaban de irse y yo tengo una cita con un macizo!. Estoy buscando ropa de lo más ajustada para resaltar mis curvas, quiero ponerle a tono.
-¿Es que te lo vas a hacer con él, así de fácil?. ¡No sabía que mi hermana fuera una golfa sin escrúpulos!.
-¡No seas cretino, no pienso hacerlo con él!. Solo quiero calentarle.
-¿Por qué hacéis siempre eso?. Calentáis a un tío y luego lo mandáis a casita, no le dejáis llegar al final
-No lo entenderías aunque yo fuera diplomática en ciencias lingüísticas.
Preferí no seguir con la conversación. Hacerlo me recordaría el dolor de huevos que Lily me provocó en la piscina, pues ella había hecho lo mismo. Mujeres, no hay ni dios que las entienda. Totalmente, que volví a olvidarme de mi hermana y sus rarezas a lo largo de los siguientes días hasta que, absorto en otras cosas, escuché como llamaban a la puerta y escuché a mi hermana decir con tono musical "ya voyyyy". Como escuché la puerta abrirse y cerrarse imaginé que sería alguna amiga suya que venía a jugar o a invitarla a tomar algo, como era lo habitual. No le di importancia. Me equivoqué.
-¿Qué tal todo, Lily?.
Aquello me descolocó. ¿Desde cuando Lily y mi hermana eran amigas?. Cierto era que estaban en la misma clase, pero hasta donde yo sabía esa era toda su relación. ¿Qué diablos hacía ella en mi casa?.
-Hola Fede-me saludó cuando pasaron por delante de mi habitación-.
-¡Vaya, una visita inesperada!. ¿Es que os conocéis?.
-Nos hemos amigado hace poco-aclaró ella-. He venido para pasar un poco el rato y luego saldremos con las demás chicas, que hemos quedado para ir de tiendas.
-Ah, vale, pues ya nos veremos. Pasadlo bien.
Se fueron de allí como lo más normal del mundo, pero en los ojos de Zoraida vi como me miraba inquisitivamente, como si esperase cierta reacción de mí o algún gesto que delatara algo, aunque no sé que podría ser ese "algo". Volví a mis asuntos y al cabo de diez minutos me entró mucha sed, así que fui a la cocina a servirme un zumo de los que siempre guardábamos, cuando al pasar por la salita encontré en un sofá sentadas a mi hermana y a Lily. Solo entonces vi lo diferentes que eran: Lily, con el pelo rojo rojo, largo, algo ondulado y unos ojos azules que eran casi como cristal, con el pelo recogido en una cola de caballo; mi hermana en cambio era de pelo castaño pero con los ojos de un verde brillante, con el pelo tan liso que parecía lacio, quebradizo. No sé exactamente de que estarían hablando, pero sé que cuando las pillé, se quedaron mudas.
-¿Qué tal, panda de chismosas?, ¿poniendo a parir a alguien?.
-Eehh más o menos-dijo mi hermana-. Solo decíamos que todos los tíos sois iguales: pensáis con la polla.
-¿Y-pregunté totalmente airado, en mi inocencia-?, ni que os cogiera de nuevas. Anda que eso no es sabido desde que el hombre es hombre.
-Ya, pero bien podríais usar algo la cabeza-decía Lily medio en broma medio en serio-, ¿es que siempre vais a dejar que el cipote piense por vosotros?.
-De eso nada-cogí un tetrabrik y le di un sorbo-: él va a su bola-y tanto Zoraida como Lily se partieron de la risa-. Es otra persona, es un ente aparte. Que yo puedo estar pensando en un viaje pendiente a la tundra siberiana .y eso va parriba.
-Sois todos una panda de guarros-habló Lily de nuevo-. Solo os importa meterla y os da igual donde. A este paso acabaríais todos en la cama con vuestra madre si no os diéramos algo de cancha.
Se me atragantó el sorbo que estaba dando. Me pasé la manga del brazo delante de la boca para limpiarlo del zumo. Cuando recuperé el sentido me quedé mirándola con estupor. Zoraida se carcajeaba que daba gusto verla.
-Menuda pedazo de cerda-le dije-, ¿pero como se te ocurre semejante disparate?, ¿estás mal de la cabeza?.
-Solo completo tu razonamiento. Tú admitiste que pensáis con la polla.
-¡Coño, sí, pero no llegamos a tanto!. ¡Hay que estar muy loco para hacer algo de eso!. ¡Follarte a tu madre, anda tía, apaga y vámonos !.
-Anda tú-me espetó-, ¿me estás diciendo que si ninguna tía se dejara de ti no te lo montarías con tu madre o con ella misma-señaló a mi hermana-?.
-¿¡Qué dices!?, ¿es que no has oído hablar de eso llamado "pagar a una puta"?.
Mi ataque calló a Lily. No supo que responder.
-¿Ves-saltó mi hermana medio riendo-?, al final, lo que yo decía. Hasta Fede es igual que ellos: un salido en busca de un conejito donde meterla.
-Es lo que hay.
Lo dije con total naturalidad, pero tuve la impresión de que mis palabras dieron lugar a algo más. Lily me miraba algo impresionada, pero no sabía si era sorpresa o si se trata de decepción. En el caso de Zoraida, la mirada era distinta. Sus ojos brillaban, pero no tenía ni idea de porqué.
-¿Y el amor?.
Me detuve justo en el umbral de la puerta. Miré a Lily y no la reconocí. Aquella alegría que la caracterizaba había desaparecido. Parecía como herida en su amor propio, pero no era capaz de saber la causa.
-¿Qué pasa con él?.
-¿Eso es todo lo que queréis?: ¿un polvo, un revolcón, un desahogo y "si te he visto no me acuerdo"?.
-No-contesté en un tono más serio que la pregunta que ella me había hecho-
Dejé pasar unos segundos para crear una pausa dramática, a fin de dar un mayor sentido de trascendencia a lo que iba a decir.
- Al final, por mucho sexo que haya, el amor prevalece. Siempre prevalece.
-¿Por qué prevalece?.
No estaba seguro de si la pregunta era sincera, de si lo hacía para probarme o por ver que opinaba. De cualquier manera esa era una respuesta que no me la iba a callar.
-Porqué el sexo puedes hacerlo con cualquiera, ¿no?. Hombre, mujer, maduro, viejo, joven Follar podrás hacerlo con todos y cada uno, ¿pero a que con el amor ya no haces lo mismo?.
La pregunta fue dejada en el aire. Lily me miró entre dudosa y extrañada, como si aquella idea pareciera impropia de mí. Zoraida, en cambio, me sonreía complacida. Parecía estar orgullosa.
De nuevo pasó el tiempo. De nuevo, la rutina. Bueno, casi la rutina. Lily y yo comenzamos a salir. Después de tanto tiempo, al fin me había logrado acercar a ella. A mi hermana aquello le encantaba, conocía a Lily y se sentía feliz por mí. Por desgracia para mí, me tocó vivir lo que hacía semanas le había preguntado a mi hermana: Lily me metía mano, yo a ella, nos besábamos pero siempre me quedaba a medias. Las excusas fueron de todo tipo: unos deberes pendientes, un examen para el que debía estudiar, una cita con las amigas que no podía eludir Comencé a sentir una frustración enorme. Yo quería llegar a más, estaba deseando tener mi primera vez con ella, la quería con locura, pero ella siempre me rechazaba.
-¡UY, que tarde es-dijo de golpe una vez al ver el reloj-!. Mis padres me matan. Es tardísimo.
-No te preocupes chica, que estás conmigo. No pasa nada.
-Porqué tú lo digas. Me tengo que largar o me la cargo.
-Pero
-Te quiero-me dio un beso en los labios- Mañana nos vemos.
Se fue como un huracán, dejándome revuelto, azorado y deshecho, y para colmo llevaba una erección de padre y señor mío. Maldije todo lo que habido y lo por haber, y viendo que no tenía más remedio, fui al baño para darle a la zambomba, pero justo en el momento en que me puse a desahogar mi hermana, que acababa de volver de su paseo con las amigas, entró por la puerta.
-¡Oye-se sorprendió-!, ¿se puede saber que estás haciendo, cacho cerdo?.
-Salto de altura con pértiga, ¿no te digo-ironicé-?, ¿a ti que te parece?. Coño, que estoy desfogando. La tengo que reviento. O me ordeño ahora mismo o aquí va a haber una escabechina.
-Si Lily no quiere sacudírtela te lo hago yo.
La miré como si no la conociera. ¿Lo decía en serio?.
-Calla, degenerada. ¡Que eres mi hermana!.
-¿Y qué?. Me vuelve loca tu polla, nunca había tocado nada igual. Tengo ganas de probarla. Deja que me encargue de cuidarte.
Llevó sus manos y me la cogió un poco, pero yo forcejeé un poco para librarme de ella.
-Para, cacho loca. ¿Te quieres parar?. Que la vamos a tener.
-¡Claro, eso es lo que quiero-sonrió-!.
Lo que paso a continuación solo puede calificado de sub-realista: mi hermana la tenía bien sujeta y no quería soltar, y yo no quería que eso pasara. En nuestro forcejeo y sin querer, aquello se fue meneando ¿adivináis lo que pasó?. Pues sí, justamente eso mismo: me corrí allí mismo, y claro, con el empalme que llevaba, eyaculé que era una barbaridad (hacía varios días que no me corría). La dejé las manos pringadas y un poco la ropa, pues los dos primeros chorros salieron disparados como por una escopeta. Tanto ella como yo quedamos mudos, yo con la cara relajada por el descargue y ella alucinada por lo que manché.
-¡Serás perra!. ¡Anda, trae papel higiénico para limpiar este desastre antes que de papá y mamá nos pillen!.
Entre los dos limpiamos el suelo del baño y los vaqueros de ella lo mejor que se nos dio. Por último me limpié el capullo de las gotitas que quedaban colgando.
-Ni se te ocurra comentar esto con nadie. ¿Entendido?.
-No soy una puta chivata-se molestó-. A ver como sabe.
Antes de que pudiera hacer, cogió parte de mi propio semen (que ella se había limpiado de sus pantalones) y se lo llevó a la boca. No pude evitar una mueca de asco.
-Sabe rico. Me gusta. A ver si me das más. Leí en donde sé que esto tiene mucha proteína. Si la necesito ya sé de donde sacarla-se rió, y yo no sabía si bromeaba o si me estaba hablando en serio-.
-¡Calla, pedazo de guarra degenerada!. ¿Y tu eres mi hermana?. ¿Se puede saber que has hecho con ella?, ¿desde cuando te interesa el incesto-y no tenía ni idea como di con la palabra correcta, pero el caso es que me salió-?.
-Quiero polla-admitió sin reservas-. Desde que toqué la tuya pienso en ella, vivo soñando con ella, con tocarla, con lamerla Estoy cachonda-se encogió de hombros-. Si no te gusta no es cosa mía, pero quiero polla y quiero la tuya.
Aquello me descolocó. Ahora comprendí lo que pasaba, ahora entendí porqué se dedicaba a lanzarme aquellas miradas, a lanzarme aquellas indirectas: estaba tanteando el terreno para seducirme. ¡Alucinante!.
-Pues sigue soñando. ¡No pienso follarme a mi hermana!.
Me fui de allí y me metí en mi cuarto. Aún no podía creer lo que había pasado. Me sentí herido. Me sentí como si hubiera perdido lo más querido en el mundo.
A lo largo de los días Zoraida se me echaba encima cada vez que tenía ocasión de hacerlo, en cada momento que nuestros padres se iban a trabajar o con los amigos (es decir, todos o casi los días). Lo primero que hacía, siempre y por encima de todo, era agarrarme bien la polla para no soltarme. Daba igual que estuviera con la ropa puesta, que estuviera recién duchado, el caso era que se me agarraba como un mono a una liana, ¡y que manera de apretar!. De verdad que hacía daño. Yo hacía todo lo que podía para quitármela de encima, pero no había manera, de verdad que estaba obsesionada, pero no soy tan mal hermano de ir a nuestros padres y chivarme de su conducta. A fin de cuentas, era mi hermana.
-¡Ya te tengo-me pilló desprevenido cuando acababa de llegar a casa, que estaba poniéndome un pantalón de pijama-!.
-¡AAYY-gemí al sentir como me apretaba-!, ¡Zoraida, mamarracha!. ¿¿Es que no sabes que a los hombres nos duele y nos ahoga cuando nos golpean fuerte "ahí"??.
-¿En serio-se impresionó al ver como tosía, buscando el aire que me faltaba-?. Lo siento mucho, no sabía que erais tan sensibles a eso.
-Aaaaaaah-lancé una larga y enorme bocanada de aire para tomar aliento- No hagas eso, ¿es que quieres verme bajo tierra-la asusté-?. ¿Nunca has visto lo maltrecho que queda cualquier hombre cuando le dan una patada en los mismísimos?.
-Sí, bueno, lo he visto en alguna pelea en el colegio, pero vaya no pensé que lo mismo pasaría al cogerla con las manos
-Pues ahora ya lo sabes, así que no vuelvas a hacerlo.
Me llevó a un sillón para que me sentara y me relajara. Se dedicó a cuidarme, y por un instante fue como si nada de lo que llevaba pasando desde hacía meses hubiera sido algo real. Procuró atender todas mis necesidades, y me miraba con ojos de cordero degollado, llena de culpabilidad.
-¿Estás bien?, ¿te encuentras mejor?.
-Sí, ya estoy algo mejor Que mal lo he pasado, eso para que aprendas que si no tienes cuidado puedes hacer mucho a la gente
Zoraida se sentía fatal, jamás pensó que podría lastimarme así y no me dejaba ni a sol ni a sombra. De pronto noté sus manos acariciándome el pecho y las piernas, y un calor muy rico y agradable comenzó a invadirme.
-Yo te cuidaré. No te preocupes por nada. Te amo Fede-y pude ver un brillo en sus ojos que me hizo pensar a que clase de amor se estaba refiriendo, si al de hermanos o al de hombremujer-.
Sus delicadas manos se posaron en mi entrepierna, pero para cuando lo hicieron me encontraba tan a gusto que no me di cuenta de lo que estaba pasando. Zoraida se lo pasaba bomba sobándome la polla y viendo como se me ponía dura. A mí me tenía en el cielo con sus caricias, era muy suave y atenta, de maneras delicadas y excitantes. Vi su mirada y la ansiedad, angustia y necesidad que tenía de mí. Parecía sentirse morir de no tenerme como ella quería. Cuando sentí como bajaba el pantalón y me sacaba mi garrote duro, liberándolo de la prisión de mi boxers, no fui capaz a decirle nada, ni tampoco en el momento en que sentí su boca engulléndola.
-Aaaah oh dios mío ¿Qué es esto?...¿pero que es?.
Nunca me la habían chupado, normal que preguntara. Y no, Lily jamás había bajado su boca más allá de mi ombligo. Mi primera mamada y era mi hermana quien me la estaba haciendo. No estaba seguro de si era la primera pero me daba igual, el caso es que me estaba poniendo en órbita. Nunca pensé que me pudieran hacer eso.
-Zoraida por dios no-dije en un mínimo arrebato (y bastante falso, para que negarlo) de remordimientos- no sigas paraaa-gemí de placer- me voy a correr me corro no sigas
Al contrario, redobló esfuerzos. Ella notó mis convulsiones que anunciaban mi inminente orgasmo y no me soltó. Siguió chupándome hasta el final. Lancé un gemido ronco y largo, eyaculé como pocas veces me había pasado y ella lo tragó todo. Nada se cayó en los sofás de casa. Ni una gota.
-¡Ay noooooo-me lamenté-!, ¿¿pero que hemos hecho??.
-Nada, te he mimado un poco, ¿cuál es el problema?.
-¡Loca, pervertida, pendeja-y no supe como me salió esa palabra pero la dije de todas maneras-, pedazo de puta!, ¿¿te has cuenta que esto es incesto, que es inmoral??. Ay mi madre, ¿pero porqué no te detuve cuando vi donde ibas-me llevé las manos a la cabeza, lleno de culpa-??.
-Tranquilo, que te va a dar un ataque-intentaba calmarme-. No es tan grave, tú estabas mal y yo te curé-sonrió- y ha sido un placer, me ha encantado beberme toda tu leche, está más rica que la malteada.
Casi tuve deseos de pegarla, pero no soy ningún maltratador y mucho menos con mi propia hermana. En lugar de eso le lancé una mirada glacial, cargada de odio, y me fui de allí. Al llegar a mi habitación me sentí mal, terriblemente mal. Me sentí mal porqué me sentí bien. En alguna parte de mí que ignoraba me había gustado lo que me hizo.
Hace un par de semanas sucedió el acto final de este extraño drama. En esta ocasión como en las anteriores me encontraba dándome el lote con Lily. Llevábamos ya un buen rato al dale que te pego, frotándonos como animales en celo. Ella tenía aquel precioso melonar de la ropa y se lo lamía a placer, estaba seguro de que por fin lograría mi propósito de perder mi virginidad con ella. En cuanto noté como Lily me sobaba por la entrepierna supe que lo tenía a tiro de piedra. Al notar mi durez no apartó la mano, si no que siguió tocando.
-¿Te gusta lo que notas?.
-Mmmmmmmmmmm mucho, está que arde. Quiero verla.
Dicho y hecho, pantalones fuera y boxers también.
-Dios que cosa, esto tiene una pinta mejor que un combinado de pasta italiana.
Me reí por el chiste, y volvimos al ataque. En esta ocasión fue más lejos, y me empezó a pajear mientras me besaba. Un acto instintivo, seguramente, pero Lily me las estaba haciendo pasar canutas. Tenía unas ganas terribles de penetrarla.
-¿Lista, mi amor-que cursi me sonó, pero en ese momento era lo que sentía-?. Vamos, estoy listo. Quiero hacerte el amor.
-Sí, estoy lista.
Se tumbó en el sofá, me puse encima, con una mano me sujeté le polla listo para el gran momento. Todo era perfecto, fantástico, sublime y entonces escuché lo que jamás pensé escuchar en ese momento.
-¡Me tengo que ir-y al mirarla la vi aterrorizada-!.
-No lo dirás en serio-le reproché-.
-Más quisieras: tengo la comunión de mi hermana en unos días y mamá me dijo que fuera a ayudarla con el vestido.
-¡¡NO-protesté-!!.
En un visto y no visto Lily se vistió y salió de casa. Se fue dejándome de un par de narices .y totalmente excitado y empalmado. Esta no era como las otras veces, me encontraba tan salido que a punto estuve de taladrar la pared para desfogarme. No me lo pensé ni por un segundo: directo al baño a machacármela. ¿Y a quien encuentro a punto de salir de la ducha, desnuda y con el agua cayéndole por el cuerpo?.
-¡Loco!, ¿no ves que estoy-y detuvo su protesta al verme así- ?, ¡pero Fede-se quedó de piedra-!, ¡santa madre de dios, que vas a reventar!.
-Esa cabrona de Lily me ha vuelto a dejar a medias, ¡y estaba a punto de hacerlo con ella!. ¡Estoy que exploto!. ¡O follo o convierto la pared en un queso gruyere!.
Mi erección me dolía. En serio. De tan empalmado que me había dejado dolía, y que mal se pasa. Estaba necesitado no de un desahogo, de toda una señora ordeñada. Mi hermana me guiñó un ojo.
-Ella no está, pero te quedo yo. Sabes que conmigo no tienes problema.
-Eres mi hermana-volví a decir, recalcándole "hermana"- además, yo quiero desvirgarme con Lily.
-Me parece bien, ¿pero crees que a Fede Jr. eso le importa-bromeó-?.
La pregunta de mi hermana me quedó la conciencia. Es cierto, yo deseaba a Lily, quería que fuera con ella, lo deseaba tanto pero mi excitación me tenía más encendido que un horno nuclear, me daba igual todo. Necesitaba follar. Tenía que follar ya, y al ver a mi hermana desnuda, fue la primera vez que no la vi como mi hermana, si no como mujer ¡y estaba buenísima!.
-¿Qué haces-dijo al verme quitarme toda la ropa-?.
-¿¿No querías polla??....¡¡¡PUES POLLA VAS A TENER!!!.
Ya desnudo y empalmado me lancé a por ella. Estaba salido como una esquina. Nada me importaba ahora, solo satisfacerme. Zoraida gemía con mis besos que era una barbaridad. Nunca la vi más feliz que abrazada a mí, desnuda y acariciándome.
-Llevaba tanto tiempo deseándolo he llorado tanto por este momento
Su confesión me cogió desprevenido, pero encendió más mis deseos. Antes de darme cuenta, volvía a tener a mi hermana chupándome, y lo hizo mejor que la primera vez. Se pasó un largo rato chupando de arriba abajo, besando y aspirando usando toda la boquita de cielo que tenía. El agua de la ducha corría sobre nuestros cuerpos y suponía un aliciente extra, la temperatura era idónea, ni mucho frío ni mucho calor.
-Sigue, sigue chupando mmmmmm eres perfecta, que chupona estás hecha
-¿Pero no decías que esto era inmoral y de guarros-me tomaba el pelo-?.
-¡Calla y chupa, que te voy a follar como está mandado!.
Zoraida sonrió y siguió su trabajo, pero pronto le devolví el favor y yo la chupé a ella preparando su rica cuquita para mi llegada. Nunca me había imaginado que un día tendría mi boca pegada a su palpitante pucha, ¡pero que rico sabía aquello!.
-Eres más sabrosa que un plato de langosta-le dije- voy a comerte entera
-No hables y chúpame ¡¡chúpameeeeeeee!!...
La chupe y degusté hasta que la vi preparada. Entonces me puse de pie, y puse mi verga entre los muslos de sus piernas. Zoraida dio un suspiro. Me besó con toda la furia de los ejércitos romanos. Y me lo susurró al oído.
-Vamos mi amor, penétrame oh dios mío, fóllame ya
Obedecí al pie de la letra. A pesar de lubricación, me costó entrar. La cabeza de mi verga presionó sus labios vaginales para hacerlos a un lado. A fuerza de insistir logré que éstos se apartaran, y una vez introducida la punta, el resto le siguió. Como me sentí y lo que sentí es algo que A: jamás podré describir con todas las palabras necesarias, y B: supuso la experiencia más fantástica de mi vida, y eso dicho muy brevemente. Tanto ella como yo nos encontrábamos muy excitados, y no fue hasta pasado un poco que me empecé a mover dentro de ella. Zoraida, llevada por la lujuria, se agarró a mí y rodeó mi cintura con sus piernas.
-Hazme el amor de una vez quiero tu orgasmo dámelo
Fueron leves al principio, pero más tarde ganaron fuerza, y con todas las ganas del amor mi hermana y yo hicimos el amor hasta llegar al ansiado momento que tanto deseábamos. Tuve que besarla para acallar sus jadeos de placer para así evitar que los vecinos pudieran oírnos y que pensaran que estaba siendo maltratada. Nunca la había visto tan desbocada, tan fuera de control. Estaba como loca mientras sentía su orgasmo desbordarla en riadas de placer. Por desgracia y sin caer en la cuenta no habíamos usado protección y dados los 20 años que teníamos me dio miedo la posibilidad de que pudiera quedarse embarazada de mí, pero ella se encargo de aliviarme de mi temor.
-Llevo tiempo tomando píldoras anticonceptivas para evitarlo, no deseo esa clase de riesgos-y me besó con ternura sellando un momento mágico e irrepetible-.
-Ha sido maravilloso. Nunca hubiera pensado que me sentiría así-besé su frente lisa y suave-.
-¿Ves como al final tenía yo razón?. Si no os diéramos cancha os lo montaríais con vuestras hermanas y madres para desahogaros. He ganado.
-¿Ganado?.
-La apuesta que hice con Lily. Apostó que nunca conseguiría tenerte para mí de esta manera, y yo la reté diciendo que caerías.
-¡¡Eres una guarra!!. ¿¿Cómo podré ahora estar con ella si se entera de que antes estuve contigo??. ¡¡Me has arruinado, y para colmo perdí mi virginidad, ya no podrá ser el desvirgarnos juntos como yo quería!!.
-Ni antes tampoco.
No entendí a qué se refería. ¿De que estaba hablando?.
-Verás, ella no es virgen, y no lo es desde hace bastante tiempo pero no te des a pensar mal, no la perdió con otro chico-y aquello me dejó un tanto perdido- Ella solo tiene ojos para ti pero como la pobre tenía miedo de no estar tu altura, me pidió que la ayudara
Cuando entendí a que se refería los ojos se me quedaron abiertos como platos, y por un instante pensé que lo había entendido mal o que estaba alucinando. No era así.
-¿¿¡¡Tú!!??....¿¿Tú y Lily??...
-Soy bisexual-me confesó-. Ya hace tiempo que lo sé, y he tenido experiencias estupendas con las chicas, muy hermosas. Así es como Lily y yo nos conocimos, ella se enteró por una amiga con la que mantuve un affair de mi condición y vino a pedirme ayuda. Quería saber como debía hacer para estar contigo, le daba miedo decepcionarte. Es preciosa-sonrió-. Tienes suerte de que te ame tanto.
No supe que decir. Quizá no hacía falta que dijera nada más.
El resto de aquella tarde, sin pudor alguno, la pasamos en la cama, haciendo el amor como novios, aprendiendo lo que ella tenía que enseñarme. Al final no cumplí mi gran deseo de desvirgarme con Lily, pero lo que obtuve a cambio fue mucho mejor. Tras aquello Lily y yo finalmente consumamos nuestra relación, y la verdad que fue algo muy especial, mejor de lo que nunca habíamos soñado. Aunque tanto ella como yo habíamos perdido nuestras virginidades con mi hermana, para nosotros dos fue como si aquella fuera de verdad nuestra primera vez, y cuando al final me confesé con ella y le dije que había perdido la apuesta contra mi hermana sonrió graciosa diciendo entre risas "hombres sois todos iguales". Ni se enfadó ni se molestó, ni siquiera hubo un mínimo reproche, solo aquella prosaica frase dejada al aire. Que razón tiene.
En cuanto a mi hermana, pues que decir de ella: que sigue obsesionada por mi polla, por cabalgarse sobre ella, por metérsela en la boca y devorarla como un pirulí. De vez en cuando, no siempre, Lily, mi hermana y yo nos juntamos y lo pasamos de miedo. Hacemos de todo, lo habido y lo por haber, y aún así, no lo entiendo. Aún teniendo un novio como el que tiene, con todo lo que la quiere y cuida, se desvive por montárselo con su hermano, le chifla la idea. Le apasiona el incesto. Lo noto. Desde hace unos pocos meses, mi hermana Zoraida ha cambiado. No es la misma, y no sé porqué.