Mi hermana me pilló...

¿Cómo reaccionaría tu hermana si te pilla follando? Si quieres saber cómo reaccionó la mía, lee esto...

Con diecisiete años ya había dejado de ser virgen, una amiga de mi hermana se ofreció para que descubriera los placeres carnales. Después de ella pocas chicas de mi edad han querido follar conmigo. La razón no es otra que soy feo, lo reconozco, soy feo y mi cuerpo la verdad es que no atrae a muchas mujeres. Ahora tengo veinte cinco años y han sido pocas las que compartieron mi cama.

Para compensar mi "hermosura" tuve que desarrollar otras actitudes de mi personalidad. En todas las fiestas soy el más simpático y con el que todos se divierten, pero a la hora de follar pocas veces acabo bien la fiesta.

A los veinte años descubrí donde estaba mi "pozo del placer" que no era otro que las mujeres maduras. Recuerdo que la primera fue Francisquita la madre de mi amigo Juan. En una de tantas fiestas que dimos estaba Francisquita para no quedar sola en su casa. Juan al verse cohibido por la presencia de su madre, para poder enrollarse con una chica que seguro que caía esa noche, me encomendó a mí la tarea de distraerla. Y la distraje hasta el punto que me hizo la mejor mamada que me hayan hecho nunca.

Con aquella mujer aprendí a entretener y hacer gozar a las maduras que se me cruzaban. Muchas madres de mis amigos han pasado por mi cama y la hasta hubo dos que se pusieron de acuerdo para hacer un trío conmigo. En fin, las jóvenes no querían follar conmigo, pero sus madres menudas putas eran.

Esta historia ocurrió hace apenas dos meses. Mi familia está compuesta por mis padres, mi hermana y yo. Puri, mi hermana, es dos años mayor que yo. Yo llevaba algún tiempo en que me veía con Dulce, mi vecina del piso de arriba. Era una mujer de unos cuarenta y tres años que nunca pudo tener niños pues era estéril. Su marido deseoso de tener niños la abandonó por otra. Dulce no tenía problemas de dinero ya que le su marido le dejó una tienda de ropas que montaron entre los dos para que viviera a cambio de no saber nada más de ella.

Solíamos vernos en su casa y gozábamos de lo lindo follando. Pero pasó que una hermana suya vino a vivir con ella por algún tiempo. Dulce llevaba ya casi un mes en que no follaba conmigo y además decía que no follaba con otros. Pensaba que las relaciones esporádicas con otros hombres le podrían pegar alguna enfermedad al no saber en que coño había estado esa polla antes. Pensaba eso y no se imaginaba que más de una vez la follé después de follar con otras.

La cuestión es que estaba muy caliente y coincidimos en el ascensor. Yo vivía en el piso nueve y todo el camino nos lo pasamos besándonos y acariciándonos. Me rogó que le buscara alguna forma de follarla. Pasaron dos días y mis padres se marchaban de viaje por una semana. Mi hermana Puri decidió que siendo libre por unos días (mi padre siempre la controlaba en exceso) se marcharía a casa de su amiga Raquel que vivía sola y podrían hacer lo que quisiera. Aquella noche llamé a Dulce y le comenté la soledad que tendría que soportar los próximos días.

Al día siguiente, mis padres se marcharon por la mañana y Puri salió a trabajar. Ella no volvería hasta que mis padres volviesen. Era julio y yo estaba de vacaciones, con lo que podía estar todo el día esperando a Dulce en casa para follarla cuando ella quisiera. La llamé sobre las doce de la mañana y le comenté que estaba solo en casa. Ella también lo estaba en la tienda, así que aproveché para decirle cosas obscenas para excitarla, pero creo que ella se corrió por los gruñidos que daba.

Cuando cerró la tienda, sobre las dos de la tarde, vino rápidamente a casa. Le había dicho a la hermana que tenía que hacer unas gestiones con unos clientes y no comería con ella. Entró rápidamente para que no la viera nadie. Se abalanzó sobre mí y comenzó a besarme y desnudarme. Sobre el sofá del salón me bajó los pantalones, sacó mi polla de los calzoncillos y me hizo una mamada. Estaba como fuera de si por la excitación de poder tener mi polla.

-Sigue mamándome. – la animaba yo.

No decía nada, de cuclillas entre mis piernas sólo mamaba. Abrió las suyas, se apartó las bragas mojadas y se empezó a masturbar. Le saqué la polla de la boca y me coloqué en el suelo boca arriba.

-Dame tu coño para que te lo coma.

No dijo nada, se quitó las bragas y abrió las piernas para que su coño quedara a la altura de mi boca, saqué mi lengua y la pasé por su húmeda raja que babeó flujos al sentir que la chupaba. Tras un leve gemido sentí como mi polla era de nuevo engullida por su boca. Pocas mamadas me dio, ya que la tuvo que sacar para gemir y gritar por el placer que le daba en su coño mi lengua.

Se levantó de mí y colocó su pecho sobre el asiento del sofá dejando su culo en pompa con su chorreante y caliente coño abierto para que yo la follara.

-Métemela hasta el fondo. – me pedía. – Mi coño echa de menos tu polla, clávamela.

Me arrodillé detrás de ella y cogí mi polla con una mano. La restregué entre sus piernas buscando su entrada. La punta se mojó de sus flujos, la coloqué entre los labios de su coño y empujé para irla penetrando. Mi polla se deslizó con suavidad dentro de ella que empezó a gemir de nuevo.

-Fóllame rápido.

Aceleré mis movimientos y se corrió en poco tiempo, dando gritos de placer. La saqué de su coño y ella se volvió para que le diera lo que a le gustaba. Me miraba a los ojos con la boca abierta mientras yo me masturbaba para correrme en su boca. Sacaba su lengua y rozaba mi glande para estimularme. No hizo falta mucho y arrojé varios chorros de semen, el primero en su boca y el resto por su cara.

Después de un leve descanso, nos arreglamos y nos hicimos algo de comer. Estuvo un poco de tiempo conmigo y se marchó. Habíamos quedado para vernos esa noche. Ella daría otra excusa a su hermana y se vendría a pasar toda la noche conmigo. Una hora más tarde apareció mi hermana en casa. Estaba cansada del trabajo. Se duchó y se marchó a eso de las nueve de la tarde.

-Me voy a casa de Raquel. Si llama papá le dices que me estoy duchando.

-No te preocupes. – le dije, lo que de verdad quería era que se fuera para follar con Dulce.

Vi como mi hermana salía y cerraba la puerta con una pequeña mochila con alguna ropa. En cuanto salió llamé al móvil de Dulce y le dije que en uno quince minutos podía venir. Le había dado una copia de las llaves de mi casa así que veinte minutos después entró sin hacer ruido.

-Hola cariño. – me dijo y me besó rodeándome con sus brazos por mi cuello.

-Hola. – le contesté y posé mis manos sobre su hermoso y duro culo.

Nos fundimos en un beso mientras la acariciaba. Le di la vuelta y me coloqué tras ella, rozándole mi polla por su culo. Mis manos las llevé a sus pechos. Tenía una talla ciento diez y eran firmes, se los había operado ya que cuando la conocí tenía poco pecho. Le quité la camisa y llevaba un sujetador con copas bajas que dejaban sus pezones al aire. Unos pezones grandes que lamí, chupé y acabé por mordisquear haciéndola gruñir. Le quité la falda y la deje caer. Llevaba un porta ligas y unas medias de color negro, pero no llevaba bragas. Se había arreglado el coño y sus pelos formaban un bonito triángulo encima de su raja. Estaba preciosa con su coño al aire y sus tetas con aquel sujetador.

Ella me quitó el albornoz que llevaba pues me había duchado hacía poco y quedé con los calzoncillos solamente. La llevé a la habitación de mis padres para follarla en la cama grande. La tumbé en la cama boca arriba. Nos abrazamos y comenzamos a besarnos.

En ese momento sonó el teléfono. Nos asustamos un momento y descolgué. Tuve que hablar con mis padres por espacio de media hora. Cada uno me contó el viaje según su versión. Dulce aprovechó y a los cinco minutos de hablar, comenzó a mamarme la polla. Yo intentaba que no notaran mis padres el gusto que me estaba dando. Ya casi no me controlaba cuando se despidieron y me dejaron tranquilo. Dulce seguía jugando con mi polla y su glande.

Comprobé que el teléfono estaba bien colgado y me recosté para gozar. Dulce se tragaba toda la polla y al poco jugaba con mi glande haciéndome ver las estrellas pero sin consentir que me corriera. Luego lamía mis huevos mientras me masturbaba la polla con la mano... y tampoco me hacia llegar. La muy puta disfrutaba viéndome llegar al punto de que casi me corro y después dejarme con las ganas. Me estaba volviendo loco y yo estaba en otro mundo.

-¡Vaya vaya!

Dulce y yo botamos a la vez por el susto. Mi hermana llevaba un rato en la puerta de la habitación mirando como lo hacíamos. Dulce cogió la sábana y se tapó, yo agarré la almohada y tapé mi polla.

-Así que esto es lo que hacéis cuando no estamos. – hablaba y se le notaba una intención perversa.

-Puri, - le dije – es que...

-No hace falta que me digas nada. – me hizo callar. – Se que tus amigos te usan para distraer a la más fea o la que más incordie pero no imagine...

-Dulce y yo llevamos tiempo follando... ¿y tu amiga Raquel?

-La puta se ha buscado rollo para esta noche y me ha dejado tirada. He vuelto y sólo se me ocurre una cosa... – sus ojos comenzaron a brillar – y si me uno a ustedes.

-¿Con tu hermano? – fueron las primeras palabras de Dulce.

-Sí, yo esta noche iba a follar... y ya que no tengo otra cosa. – dijo y comenzó a desnudarse.

Dulce y yo sentados en la cama la mirábamos. Se acercaba moviéndose y desnudándose sensualmente. Todos los años la veía en bikini y sabía que estaba buena, pero aquella noche mi polla se puso más dura que nunca al verla. Se quitó la camiseta y dejó al aire unas tetas medianas que botaban a cada paso que daban. Sus pezones erectos apuntaban al techo. Se paró al filo de la cama y se quitó la falda. Quedó con un pequeño tanga que tapaba lo que podía su coño que no tenía ni un pelo. Se quitó las zapatillas y se subió a la cama de rodillas.

Dulce y yo la mirábamos. Tan sensual, tan provocadora, tan joven... Alargué la mano y acaricié la suya. Me acerqué a ella y le daba pequeños besos en las mejillas acercándome poco a poco a su boca. Sentí la suavidad de los labios de mi hermana y metí mi lengua en su boca. Estábamos besándonos.

Dejé la boca de mi hermana y besé a Dulce. Estábamos los tres desnudos en la cama de mis padre y yo no sabía a que mujer dedicarme. Besaba a Dulce y acariciaba a mi hermana. Ella me quitó el cojín que cubría mi polla, la agarró con una mano y comenzó a masturbarme. Me tumbé en medio de la cama. Puri se subió encima de mí y me ofreció su coño para que lo comiera mientras se echaba adelante para coger mi polla y lamerla junto con Dulce. Sentí como se la tragaba mi hermana y comenzaba a mamarme, mientras la otra me lamía los huevos y acariciaba mis piernas.

Miré el coño que tenía delante de mí. Era un coño joven. Hacía tanto que no probaba el sabor de uno. Aparté el tanga y apareció un coño sin pelos de piel tersa y suave. Separé con los dedos los labios y apareció una apetitosa vagina rosada. Saqué mi lengua y comencé a lamerlo. Noté como el coño de mi hermana se iba mojando por la excitación. La saboreaba. Era el sabor de un coño joven. Saqué mi lengua todo lo posible y la intenté follar con ella. Su sabor inundó toda mi boca y sentí que soltaba mi polla y empezaba a gemir. Dulce tomo el relevo y mamó la polla como sólo sabía ella.

Puri gemía de placer y veía como su vecina me mamaba. Se acariciaba sus pezones. Dulce se sacó la polla de la boca y siguió masturbándome con la mano, acercó la boca a Puri y le empezó a chupar los pezones. Yo me afanaba en lamer el clítoris de mi hermana que gemía al sentirnos a los dos darle placer. Dulce dejó por completo mi polla y se dedico de lleno a lamer las tetas de mi hermana que estaba a punto de estallar en un orgasmo. Sentí como mi boca rebozaba de flujos de mi hermana en el momento que estallaba entre grito de placer. Se estaba corriendo.

-Necesito esa polla... clávamela. – me pidió.

Se levantó y se giró. Se sentó sobre mi polla y Dulce la guió para que le entrara. Cuando notó mi glande en la entrada de su coño, se sentó poco a poco. Sentí el calor del coño de mi hermana que envolvía mi polla. Podía ver como sus hermosos pechos botaban al ritmo de su cabalgada.

Mi hermana levantó el cuerpo para botar por derecho sobre mí. Dulce aprovechó y se colocó delante de ella. Le acercó el coño y abrió sus labios para ofrecerlo a mi hermana. Creí que lo rechazaría, pero Puri hundió su boca en el coño de la otra y se lo comía mientras yo me movía para follarla.

Estábamos en la gloria. Mi polla estaba dentro de mi hermana que tenía su boca en el coño de Dulce que gozaba como nunca. Puri dejó de comer el coño y volvió a gemir al sentir que se estaba corriendo. Dulce se apartó y mi hermana se echo hacia mí. Tomé su culo con las dos manos y, moviendo mi cadera, la follé todo lo rápido que pude mientras le chupaba una de sus tetas. Me clavó las unas cuando sintió un tremendo orgasmo. Su cuerpo se convulsionaba con cada descarga de placer. Chillaba y gemía y yo no paraba de follarla y mamarle las tetas.

-¡Para... no puedo más!

Aflojé el ritmo de mi follada. Se apartó y vi como mi polla salió de su coño chorreante. Dulce estaba a nuestro lado y se metía los dedos en el coño para masturbarse. Al ver que yo me acercaba, abrió las piernas boca arriba y esperó a que me subiera para penetrarla. Noté el roce de sus muslos en mis caderas y como mi polla, guiada por su mano, se hundía dentro de su coño.

-Ahora me toca a mí.

Fueron sus últimas palabras. Desde entonces sólo la escuchaba gemir y gritar al sentir que la estaba penetrando. Movía mi culo para follarla y ella me rodeaba con sus piernas. Mordía su cuello y acariciaba sus tetas. Agarraba su culo. Todo sin dejar de follarla. Poco tardó en correrse. La sentía bajo mi cuerpo chillar y agitarse por el placer. Sus uñas me arañaban la espalda mientras mi polla se hundía en su interior y la llenaba. Escuché un gran chillido. Acababa de llegar al clímax.

-Ahora me voy a correr yo. – le dije.

-No lo hagas. – dijo mi hermana junto a nosotros – Quiero que me des por culo y te corras dentro de mí.

Tuve que hacer un gran esfuerzo para no correrme. La propuesta de mi hermana me había puesto más caliente que nunca. Nunca le había dado por el culo a una mujer y la verdad es que lo deseaba desde hace mucho, además el de mi hermana nunca había sido follado.

Apresuradamente abandoné el coño de Dulce que se quejó un poco, pero comprendió que la novedad me iba a dar más placer. Mi hermana yacía boca abajo en la cama. Su redondito culo me esperaba para que entrara. Me coloqué encima de ella e intenté penetrarla, pero no tenía puntería.

Dulce se levantó y vino en nuestro auxilio. Me levantó y colocó algunos cojines bajo el vientre de Puri. Su culo quedó totalmente en pompa. Mi polla se estaba secando y como no teníamos lubricante Dulce me hizo que penetrara un poco el coño de mi hermana. En pocas envestidas mi hermana volvía a estar mojada y mi polla se deslizaba con suavidad.

-Sácala y llévala a su culo. – me indicó Dulce.

La fue guiando hasta que mi glande tocaba el esfínter del culo de mi hermana. Poco a poco dejé caer mi peso sobre ella para que mi polla entrara. Seguíamos las indicaciones de Dulce y el glande entró. Puri gritó al sentirse penetrada. Paré para que se hiciera al grosor de mi polla.

-Sigue por favor... cómo duele y cómo me gusta. – dijo Puri y seguí penetrándola.

Mi polla le entraba cada vez más hasta que mis huevos tocaron su culo. Comencé a moverme cada vez más rápido y mi hermana comenzaba a gemir con mis penetraciones. Mordía el cuello de mi hermana y chupaba los lóbulos de sus orejas a la vez que la penetraba. La escuchaba gemir, gruñir y patalear por el placer de sentir mi polla en su culo.

Dulce abrió los cachetes de mi culo y me chupó el agujero de mi ano a la vez que follaba a mi hermana. Sentí un placer inmenso cuando la lengua de mi vecina jugó con mi agujero.

-¡Me voy a correr! – grité.

-¡Venga, lléname por dentro! – me animó mi hermana.

Sentí el orgasmo más grande de mi vida al escuchar como Puri gemía al sentir mi semen que le llenaba por dentro y a la vez la lengua de Dulce que lamía mi culo. Solté más leche que nunca y mis envestidas cesaron. Saqué la polla el culo de mi hermana que estaba totalmente dilatado. Ella se levantó y mi semen empezó a salir. Los tres nos tumbamos en la cama a descansar, yo en medio y una mujer a cada lado. Aquel había sido el mejor de mis polvos.

Ya nunca más follamos juntos, Dulce conoció a uno unos meses más tarde y se casó con él. Pero Puri y yo follamos muchas veces y muchas noches lo hacemos sin que se entere mi padre. Mi madre nos pilló una noche, pero esa historia ya la contaré, sólo deciros que disfruto mucho de mi hermana... de su coño y de su culo.