Mi hermana me deja probar su marido
Esta es la historia de la relación con mi hermana, con la que siempre estuve muy unida.
Mi hermana me deja probar su marido
Mi hermana Marta y yo siempre estuvimos muy unidas, quizás el hecho de que solo nos separaran 10 meses hizo que coincidiéramos en ambiente y amistades. No nos teníamos secretos, los sabíamos todo la una de la otra, a los 16 años empezamos a salir con chicos ambas perdimos la virginidad con el mismo chico, Juanjo, de hecho fue ella la que primero lo hizo, es la mayor y le gustaba mucho este chico así que decidió que fuera él quien acabara con su virgo, recuerdo perfectamente aquel día ya que incluso le ayudé a preparar la habitación para que pudiera llevarlo a casa y romperle el virgo, estaba muy nerviosa por lo que siempre se dice que la primera vez las cosas no suelen salir bien pero el chico era muy experimentado y acabó bastante bien.
Tres o cuatro meses después rompieron y la propia Marta me lo aconsejó para que me desvirgara, me costó poco convencerlo y a pesar de no ser la mejor sesión de sexo de mi vida, no estuvo mal.
Cuando tuvimos alrededor de los 25 años ambos iniciamos lo que se podría llamar una relación seria, Marta con Pedro y yo con Miguel. Como que los chicos se llevaban muy bien, los cuatro formábamos un conjunto en que aprovechábamos cualquier posible puente o vacaciones para pasarlo juntos, y como que nuestra situación económica era la típica de la edad, muchas veces compartimos habitación sin que tuviéramos demasiados problemas en vernos los cuatro desnudos, cambiarnos de ropa, he incluso una vez tuvimos que compartir durante una semana la única cama de matrimonio los cuatro y como era verano, lo hicimos en pelotas sin que ello ocasionara ningún problema, al contrario.
Recuero que uno de estos día unos ruidos me despertaron y lo que pude ver no me dejó indiferente, Marta estaba encima de Pedro follando pensando que no nos despertaríamos, evidentemente yo me hice la dormida pero observaba lo que pasaba, ella subía y bajaba, sus tetas iban al compás mientras Pedro disfrutaba agarrándolas y pellizcando sus pezones, cuando acabaron Marta quedó a mi lado, yo estaba muy excitada por la visión y necesitaba masturbarme, lo hice esperando que nadie se diera cuenta pero ella lo notó y me dijo al oído:
Nos has visto y ahora no puedes aguantarte?
Siiiiii, le dije.
Me corrí en total silencio bajo la sábana sabiendo que mi hermana y posiblemente Pedro me veían.
Para compensar, la noche siguiente hice lo mismo con Miguel, para estar segura que Marta lo vería la desperté y pudo disfrutar de ver como me follaba y al final también se masturbó.
Hay un detalle que no os he contado, es el tamaño de la polla de Pedro, mas de 22 centímetros que, según los comentarios de Marta, da un placer increíble.
En unos años, ambas nos casamos pero no cambió nada, seguíamos estando tan unidos como antes.
Lo que os quería contar pasó el pasado verano, ya hacía más de dos años que estábamos casados y decidimos alquilar una casa situada en un sitio bastante aislado y resguardada de las vistas, con una piscina.
Cuando llegamos a primera hora de la tarde nos quedamos impresionados, todo aquello era precioso, iban a ser unas vacaciones inolvidables. Después de que cada pareja dejara sus cosas en la habitación nos fuimos a la piscina y como no nos podía ver nadie nos bañamos desnudos, pero eso no nos resultaba extraño como podéis comprender.
Nos sentíamos tan bien desnudos que decidimos cenar así en el jardín, he de reconocer que mientras preparábamos la cena y la mesa hubo mas de un roce entre Pedro y yo, al igual que entre Marta y Miguel, nada intencionado ya que serían las mismas que se producirían si estuviéramos vestidos.
Así se acabó la noche, cuando entramos en la habitación, Miguel y yo calmamos la excitación que teníamos, la suya se la había ocasionado mi hermana y la mía mi cuñado, pero esto no tenía importancia.
A los cuatro nos gusta mucho dormir por lo que antes de las 12 es imposible que nos levantemos de la cama, pero no se que me pasó que a las 8 en punto estaba con los ojos abiertos y con ganas de disfrutar de aquella maravillosa piscina, en pelotas salí de la habitación cogiendo la crema solar y la toalla para dirigirme a ella, al pasar por delante de la cocina oí un ruido, me acerque y era Pedro que también en pelotas se estaba haciendo un café, me dijo que se había despertado y quería disfrutar de un baño matinal. Me preparó un café y lo tomamos mientras sentados los dos desnudos en la cocina hablábamos de temas sin importancia.
No es que tuviera reparos por estar desnuda, ya podéis comprender que después de tanto tiempo ya estaba superado, pero nunca lo había hecho estando sola con un hombre distinto a mi marido.
Salimos a la piscina, pusimos nuestras toallas de lado y nos tumbamos. Lo primero que hicimos es ponernos crema por delante ya que los primeros días son especialmente peligrosos, vi como Pedro observaba especialmente cuando untaba de crema mis pechos y también cuando abrí las piernas para untarme la parte interior de los muslos, claro que tampoco dejé de mirar como él lo hacía por los alrededores de su polla y en los huevos.
Pero esta era la parte fácil, quedaba la espalda, algo que era imposible que hiciera yo sola, así que me giré y le pedí que me lo hiciera, él me dijo que lo haría con la condición que también le ayudara, claro que sonó a broma, mi respuesta fue clara, le dije que evidentemente si lo haría después.
Aparté mi pelo y me dispuse a esperar sentir sus manos como esparcían la crema, lo hizo y supongo que puso todos los sentidos ya que estuvo bastante rato repartiéndola y lo hizo muy bien, cuando toco los costados lo hizo con mucho respeto ya que tenía muy fácil acariciar los lados de mis tetas pero no llegó a ellos, pero lo que de manera inesperada lo que si hizo es expandir crema en mi culo y a continuación hacerlo con las manos, aquello no me lo esperaba lo que ocasionó un ligero sobresalto, Pedro se apartó diciendo que lo sentía, pero yo me recompuse y le dije que continuara. Las caricias que dispensaba a mi culo me estaban poniendo muy caliente, le dedicó mucho más rato del necesario. Cuando dio su trabajo por acabado le dije que si no le importaba podía hacerlo también en el pliegue de mi culo (que él muy respetuosamente casi no tocó). Evidentemente no tuve que repetírselo, para ayudarle separé un poco las piernas lo que sabía que le daba cierta visión de mi coño, después de un completo masaje que incluso llagó a rozar el agujero de mi culo, comprenderéis que estaba a punto de estallar de excitación. Cuando acabó y me giré pude ver por primera vez aquella polla con su 22 centímetros en máximo esplendor, lo que ocasiono una sonrisa mía que él dijo que no había podido evitarlo
Ahora me tocaba a mí, estaba muy nerviosa, Pedro se puso de espaldas y yo de rodillas a su lado, expandí la crema tanto en la espalda como ya directamente en el culo, primero me dediqué a su espalda, me encantó rozar aquella piel pero la parte que mas nos gustó es cuando me dedique a su culo, lo hice muy suave, acariciando cada rincón y el pliegue, pude ver sus huevos a los que casi rocé, noté ligeros gemidos cuando estaba haciéndolo en el pliegue y, a pesar de que me excitaba mucho, no dije nada.
Cuando dí por acabado el masaje se giró, tal como esperaba su polla seguía al máximo, se la miré sin rubor comentándole que parecía que se sentía muy contento, él bajó la cabeza avergonzado pero le dije que no se preocupara, que era una reacción normal, pero mi mente no dejaba de pensar en aquel aparato de tanta dimensión.
Antes de que llegaran nuestras parejas nos bañamos en la piscina, jugamos en el agua intentando en todo momento evitar el contacto, ellos lo hicieron casi a la 1, estuvimos mas de dos horas los cuatro entre el agua y la hierba hasta que decidimos preparar algo para comer, que, evidentemente lo hicimos todo en pelotas.
Aquella tarde salimos por el pueblo, me puse una camisa anudada bajo los pechos, sin sujetador y una falda cortita con un tanga, Marta optó por un top que se le marcaban perfectamente los pezones y un pantalón corto tejano que dejaba una parte del culo a la vista y marcaba muy bien su coño, los hombres disfrutaban de llevarnos a su lado y todos de las miradas que nos daban.
Un momento que estuve a solas con Marta le conté lo que había pasado aquella mañana, ella simplemente asintió con una sonrisa y me dijo que había tenido mucha suerte.
La mañana siguiente las cosas fueron mas o menos iguales, cuando me levanté Pedro ya me tenía el café preparado, salimos a la piscina y después de que cada uno se diera crema por la parte delantera Pedro me lo dio por la espalda y culo, esta vez sin sobresaltos y haciéndolo algo mas cercano a los lados de mis tetas y llegando a poner los dedos dentro del pliegue del culo y casi rozar mi coño, cuando lo hice yo fui muy "mala" y jugué bastante rato cerca de sus huevos.
Cuando estábamos en el agua ya nos atrevíamos a rozarnos "involuntariamente", su polla tocó carias veces mi culo y yo no lo rechacé, también jugamos a pasar por debajo las piernas ofreciéndole grandes vistas de mi coño.
Cuando vinieron Marta y Miguel pusieron sus toallas y pasó algo que no esperaba, mi hermana de espaldas pidió la colaboración de algún caballero para ponerle crema, evidentemente en broma Miguel se ofreció inmediatamente, su sorpresa vino cuando Marta le entregó el bote de crema ante la atenta mirada de Pedro y mía.
Muy cortado empezó a expandirla por la espalda sin atreverse a llegar a el culo, Marta le dijo que esta parte le tocaba hacerlo también, sin entender que pasaba y viendo que reíamos mientras comentábamos la suerte que había tenido, lo hizo de una manera muy rápida, estábamos seguros de que no entendía nada, pero la cosa no acabó aquí, Marta se giró y le dijo que lo había hecho muy bien y que por lo tanto quería que le hiciese por delante, cerró los ojos con los brazos en cruz y esperó su reacción.
Pedro y yo nos reíamos diciéndole que había tenido mucha suerte, que no se pasara con su cuñada y cosas parecidas lo que no hizo más que aumentar su nerviosismo, Miguel seguía sin entender nada pero como vio que no nos oponíamos, cogió el bote de crema y la expandió por los hombros masajeándolos con las manos abiertas, después hizo lo mismo en el vientre sin rozar ni las tetas ni los pelitos del coño, cuando acabó mi hermana cogió el bote y se puso crema en las tetas, cerca del coño y en las piernas y le dijo que se había olvidado de estas partes y que podía empezar ya, Miguel nos miró, yo le dije que no la hiciera espera, tímidamente puso las manos encima de las tetas masajeándolas de una manera muy suave, después hizo lo mismo en las partes cercanas al coño y por las piernas, en este momento Marta las abrió mucho para que pudiera tener una buena visión, Miguel no daba crédito de su suerte pero su polla si había reaccionado de manara normal.
Marta le dijo que había estado bien pero que le quedaban cosas por aprender y que ella se lo enseñaría, haciendo que Miguel se estirara bocaarriba se puso de rodillas a su lado y procedió a poner crema por sus hombros, pecho y vientre, se dedicó a expandirla con mucha sensualidad ante la atenta mirada nuestra y la extrañeza de Miguel, cuando acabó, sin rubor se la expandió cerca de la polla que como podéis suponer estaba al máximo, al masajear varias veces la rozó, cuando acabó dije que si le tocaba el sol a la polla y los huevos se le quedarían rojos y esto era malo, así que si había hecho todo el cuerpo también tenia que hacerlo allí, me miró con cara pícara y poniendo crema en la mano cogió la polla para expandirla, jugó con ella, mas bien diría que lo masturbó, luego hizo lo mismo con los huevos, Miguel murmuraba ligeros gemidos.
Los cuatro estábamos muy excitados pero no dijimos nada, jugamos un rato en el agua hasta el momento de comer que, como ya era normal lo hicimos en pelotas.
Nos fuimos a la habitación para cambiarnos y salir, al cerrar la puerta apagamos con nuestros cuerpos el deseo que todo aquello había ocasionado. Ya mas tranquilos le dije que me había encantado ver aquello y que disfrutara tanto, Miguel me dijo que era una cosa que tenía que ser recíproca por lo que le debía algo a Pedro, yo le aclaré que no se preocupara por eso.
Tanto Marta como yo nos pusimos muy sexys, mi falda era de escándalo al igual que la suya y el top negro difícilmente cubría las tetas, ella optó por uno parecido y así nos dispusimos a calentar el personal del pueblo.
Cuando pude estar a solas con mi hermana comentamos lo que había pasado, ella se sintió mucho mejor al saber que me había gustado y le dije que la mañana siguiente le devolvería el favor.
La cena fue muy cargada de morbo y de frases con doble intención.
La noche resultó sexualmente inolvidable ya que tuvimos una de las mejores veladas de sexo de nuestra vida, y me consta que Pedro y Marta también.
Casi no pude dormir aquella noche por la excitación, sabía lo que me esperaba por la mañana, a las 8 en punto me levanté, Miguel abrió los ojos y lo entendía todo, me dijo que disfrutara igual que lo había hecho él, le di las gracias con un beso y me dirigí a la cocina donde ya me esperaba Pedro, por cierto con su polla casi en forma, le comenté si aquello se debía a alguna esperanza que tenía, obteniendo como respuesta una sonrisa.
Después de saborear el café nos fuimos a la piscina, me estiré boca arriba y no dije nada, solo le dí el bote de crema. Pedro puso crema por mis hombros y le sobre las tetas, empezó con un suave y relajante masaje por la parte de arriba pero a medida que pasaba el tiempo cada vez se acercaba mas a mis pechos, cuando al fin los tocó lance un gemido y ladee la cabeza ya que decidí disfrutarlo, y lo conseguí, casi me corro con sus caricias y en especial cuando ya me tuvo muy caliente y pellizcaba los pezones, después fue bajando por el vientre y también con la misma técnica le acercó a mi coño, yo abrí las piernas, sus caricias estaban muy cerca de él pero parece que no se atrevía, tuve que cogerle la mano y presionar para que lo tocara, no estaba segura de si debía correrme pero ya era tarde y no podía frenar aquello y mas cuando las caricias ya incluso eran dentro de mi agujero, me corrí entre espasmos y fuertes gritos.
Me gire lanzándole una sonrisa de agradecimiento y el masaje en la espalda y culo sirvió para dejarme relajada y contenta.
Pero ahora me tocaba a mi, quise prolongar su deseo así que empecé por la espalda pero cuando llegué al culo le roce los huevos, cuando se giró aquella maravillosa polla estaba apuntando al cielo, no quise darme prisa, primero le esparcí la crema por el pecho y vientre haciendo que su deseo aumentara, cuando la situación ya era la oportuna agarré su polla, tener aquello tan grande en la mano me recalentó, a pesar de hacer poco rato que me había corrido seguía estando caliente, me dedique a ella con todas mis ansias, la subia y bajaba, le acariciaba los huevos. Entonces hice algo que no se lo esperaba, le abrí sus piernas y me arrodillé entre ellas, acerqué mi boca a su polla y me la tragué casi toda. Pedro no se lo esperaba, al notarlo lanzó un suspiro, aquella chupada unida a los movimientos hizo que su cuerpo se tensara, dude si apartar la boca por que no suelo tragarme la leche pero no lo hice, toda su potencia se clavó en mi garganta mientras lanzaba gemidos y tenia espasmos.
Me estiré a su lado y pose mi cabeza sobre su pecho, el me abrazaba mientras daba besos a mi cabeza y me decía que había sido magnífico.
Así estábamos cuando vemos que salen Marta y Miguel, lo habían visto todo desde dentro y venían calientes ya que solo nos dijeron que aquello les había encantado y se abrazaron enseguida, ya no hubo la excusa de la crema, lo que hicieron fue masturbarse mutuamente acabando en un 69 en que mi hermana se tragó la leche de mi marido mientras se corría.
Aquello dio un giro importante en los comportamientos, cuando jugamos en el agua los comportamientos y roces eran evidentes.
Por la tarde nos vestimos como auténticas calientapollas ya que nos pusimos una camisa anudada bajo las tetas y una falda muy corta, Miguel y Pedro nos aflojaron el nudo para que las tetas pudieran ser mas vistas y también nos hicieron sacar los tangas.
Después de ser el escándalo del pueblo, hay que reconocer que contribuimos, mi hermana se pasó toda la calle principal agachada cogiendo cosas del suelo, los que iban detrás veían su culo y coño, nos sentamos en una terraza alzada y mantuve las piernas abiertas todo el rato para deleite de los paseantes. Después de cenar volvimos a casa, había podido mantener una conversación privada con mi hermana y teníamos claro que hacer así que les propusimos a los hombres irnos los cuatro a una cama, ellos esperaban algo así, los desnudamos y atamos a la cama, los brazos y las piernas a la cabecera y pié, ellos tenían la polla apuntando al cielo esperando nuestra reacción, para calentar el ambiente (no creo que hiciera falta) decidimos que Marta me desnudaría a mi y yo a ella, los chicos les encantó el espectáculo ya que lo hicimos con mucho morbo, llegando casi a hacerles un pequeño espectáculo lésbico, después no dirigimos haca los chicos, yo a Pedro y Marta a Miguel, este cambio de parejas les encantó, primero les dispensamos unas buenas chupadas, a continuación nos sentamos encima de sus caras y pusimos nuestros coños en el alcance de su boca, con la lengua nos hicieron tener un primer orgasmo, después abrimos las piernas y colocamos los coños encima de sus pollas, la cogimos con la mano y a la vez bajamos poniéndoles sus miembros en nuestros coños, que placer sentía con 22 cm de carne dentro, empezamos a cabalgar y disfrutando, ellos recibían el placer de nuestros coños. Pasó algo que no esperaba, noté una mano en mi pecho, abrí los ojos y era mi hermana, al principio dudé pero decidí no solo dejar que lo hiciera si no que la imité para acabar juntando lo mas que podíamos nuestros cuerpos y jugar con los pechos mientras los maridos nos penetraban, evidentemente hizo que los cuatro nos corriéramos casi a la vez.
Acabamos los 4 dormidos en aquella cama, al día siguiente Pedro me despertó y salimos, dejamos a mi marido y mi hermana en la cama, desayunamos y nos fuimos a la piscina, la realidad es que nos pasamos la mañana follando por todos los rincones y todos los agujeros, nuestras parejas no aparecieron hasta las tres, como ya pensábamos no estaban precisamente durmiendo.
Relatar el resto de los días no sería muy distinto a esto, en los siete días que quedaban de vacaciones solo follé dos veces con mi marido, pero con Pedro, por lo menos tres veces al día, uno en la piscina por la mañana, otro después de comer y el último después de cenar, claro que él tenía su compensación con mi hermana.