Mi hermana mayor 1

Explico que solo intento contar las experiencias que he pasado con mi hermana, atendiendo a algunos reclamos esta versión esta mejor redactada

Mi hermana mayor se comportaba conmigo de manera normal, común y corriente, de hecho al ser algunos años mayor, era un tanto autoritaria, yo en plena adolescencia tenia a tope las hormonas y estaba loco de ganas de coitar con una hembra, y me era imposible ser indiferente a la hermosa hembra que me tocó por hermana mayor: Luz, en sus veintes, delgada de cuerpo atlético, 1.65 m., piernas delgadas y largas, un culito redondo y firme, abdomen plano, unas deliciosas tetas medianas, redondas y firmes con unos pezones pequeños y puntiagudos, cuello largo y delgado, ojos negros con mirada intensa, la mejor en la escuela, siempre en cuadro de honor jugando a ser la mujer independiente. Yo todo lo contrario: un rebelde indisciplinado, 1.75 m. menos moreno que ella, delgado y pues nada, un adolescente más, mayormente interesado en los deportes de aventura que a lo académico. Esta situación muchas veces acababa en conflictos entre nosotros. Y aunque nos peleábamos y a momentos la odiaba, el deseo sexual que sentía por ella parecía interminable, de echo después de pelear con ella, terminaba fantaseando en que la sometía sexualmente como desquite.

Yo intentaba alejar el deseo sexual por mi hermana con las compañeritas de escuela, buscaba a las compañeritas lo más parecidas a como mi hermana se veía, pero, ellas no lograban excitarme con los besitos y caricias adolescentes, ni un poco a como mi hermana podía hacerlo con su sola presencia, solo mi hermana era capaz de provocarme erecciones instantáneas y enormes e interminables con tan solo estar cerca de mi.

Así espiar a mi hermana mayor era la mejor parte de mi día, la observaba cambiarse por una rendija en su cuarto aunque solo conseguí ver su silueta en ropa interior, mi mayor logro fue ver su deliciosa vulva una vez que mientras ella orinaba yo me agache aprovechando un hoyo en la parte baja de la puerta del baño, lo cual de valió para mis masturbaciones, si no podía espiarla olfateaba los jugos vaginales que quedaban impregnados en su ropa interior sucia, ese olor me perseguirá toda la vida, recuerdo el olor exacto de la vagina de mi hermana como si en este momento la estuviera olfateando de nuevo. Ya no podía más, todos los días fantaseaba con ella, todos los días hacia un nuevo plan de como tener sexo con mi hermana. Algunos de estos planes los intenté llevar a cabo pero nunca me atreví.

Lo más que me atrevía era a verla fijamente recorriendo su cuerpo lentamente sin decirle nada, dejando que ella se diera cuenta que la miraba, como intentando que descubriera la intención de mis lujuriosas miradas, así como  rozando su hermoso cuerpo las más veces que podía, aprovechando cualquier ocasión para estar tan cerca de ella como podía, rozarla, olerla, lo que sea.

Mi hermana como si nada pasara solo me veía y cambiaba de posición, salía del cuarto o no hacia absolutamente nada, parecía no sospechar nada y se mantenía en su mundo impasible al sufrimiento que le provocaba a su hermanito que moría de deseo por ella.

Mi hermana se comportaba tan lejana e indiferente a mis miradas y sutiles caricias que yo estaba seguro que nunca conseguiría nada de ella, hasta me había resignado a que nada sexual pasaría entre nosotros. Ella estaba a punto de acabar la universidad y yo a punto de entrar así que ese verano sería el último que pasaríamos muy cerca.

Nuestra pequeña familia decidió ir de vacaciones, las vacaciones familiares en la adolescencia como siempre eran un poco molestas. Cada quien con sus problemas, mi hermana a punto de ser independiente, con la cabeza en mil cosas, pues se iría a estudiar una maestría a otra ciudad, yo solo pensando en el tener sexo con una hembra sea la que sea ya que yo era aún virgen y sin experiencia, y mis padres quien sabe con qué problemas lidiarían en fin, un viaje silencioso y aburrido, lo único que me entusiasmaba era que podía estar cerca de mi hermana que estaba vestida de manera provocadoramente sexy pues estábamos es una región tropical y la ropa ligera era lo normal.

Todo transcurría de manera cotidiana hasta que en nuestro recorrido de varias provincias pintorescas fuimos interceptados por el novio en turno de la delicia de mi hermana, el cual seguramente acudió con las mismas intenciones de coger con ella que yo tenía. Ellos después de pedir permiso a mis padres salieron solos a no sé dónde con lo cual yo me quede aburrido, celoso, y sin el placer que era estar junto a ella, pero excitado con la idea de que seguramente ese rico cuerpo de ella sería disfrutado por alguien.

Pero al parecer las cosas tampoco salieron muy bien para mi hermana pues en un par de horas estaba de regreso con nosotros, al parecer tuvieron una pelea por alguna razón, lo cual tanto mi padre como yo vimos con consuelo, ambos por celos aunque distintos, creo.

Así continuamos la marcha a otra ciudad, con mi hermana más seria y cortante que de costumbre y yo más caliente que nunca y fue en la siguiente ciudad donde el destino jugo a mi favor, pues al llegar todos los hoteles estaban al tope, y mis padres no previeron hacer alguna reservación, por lo que quedamos unas horas a la deriva sin saber dónde dormiríamos esa noche, en un principio la situación era incomoda, el calor, la incomodidad de estar todos juntos todo el tiempo en el coche recorriendo hoteles cada vez de aspecto menos acogedor.

Finalmente llegamos a un hotelucho que era más bien un motel de paso a unos metros de un antro de table dance, un prostíbulo maquillado, no teniendo otra opción mis padres intentaron tomar un cuarto para todos, cosa muy incomoda a mi parecer, pero finalmente el milagro sucedió. Solo había dos habitaciones separadas y cada una con solo una cama .

Después de un rato de pensarlo y yo alegando que mi padre roncaba, llegamos a la feliz y excitante decisión de que mi hermana y yo nos quedaríamos en un cuarto y mis padres en otro. (También mi padre querría tener un poco de sexo con mi madre supongo).

Las habitaciones estaban separadas por un piso, mis padres segundos, mi hermana y yo tercero, el hotel era casi una pocilga, sin aire acondicionado, los cuartos eran pequeños e incómodos, pero con todo y eso yo sentía que estaba entrando al mismísimo paraíso terrenal mientras mi hermana y yo nos dirigíamos a nuestro cuarto caminando lentamente luego de despedirnos de nuestros padres, por un pasillo solitario y mal iluminado en el que se escuchaban intermitentes gemidos de placer de parejas teniendo sexo, de las cuales la mayoría de las hembras seguramente eran putas contratadas en el negocio de junto.

Yo imaginaba que mi hermana Luz con sus pantalones cortos amarillos, sandalias de tacón y blusa blanca ligera y semi escotada, caminando en silencio junto a mí, rumbo a nuestra habitación, era una prostituta que acababa de contratar con mis ahorros, casi no contenía la erección, que cada vez se notaba más, mientras pensaba en mi hermana como una rica puta veinteañera.

Ella se mantenía callada aunque si la note un poco sonrojada con los gemidos de camino al cuarto, finalmente entramos al cuarto que era pequeñito de unos 4 x 4 metros, pintado de amarillo pálido, con un espejo viejo y amplio frente a la cama, con una camita individual medio destartalada con sabanas relativamente limpias, una pequeña ventanita que daba a una calle obscura de las afueras de la ciudad, un ventilador destartalado y una tele antigua empotrada en la pared.

Un cuarto deprimente si no fuera porque en el estaba solo, a un piso de distancia de nuestros padres, amontonado, acalorado y caliente con mi hermana mayor, mi hermana y todo su delicioso cuerpo, su riquísima vulva, sus nalgas, su labios, sus miradas, su indiferencia, su sudor y su néctar vaginal, su olor toda ella dormiría junto a mí, así que ese cuartito era el paraíso en la tierra.

Hacía calor, el ventilador del cuarto solo revolvía la atmosfera pesada, y la pequeña ventanita apenas ayudaba a ventilar. Entramos al cuarto callados, mi hermana puso sus cosas sobre la única cama de la habitación y yo en una pequeña silla que estaba a un lado. Ambos estábamos un poco tensos, con un nerviosismo que nos hacía mantener callados por alguna razón.

Me senté en la cama para poder observar a mi dulce hermana Luz, toda ella lucia hermosa, sus piernas largas, morenas, torneadas, su talle perfecto, el culito redondo y respingado, su cinturita, ese par de tetas firmes redonditas encumbradas por unos pezones que no podía ocultar por completo su sostén, ni su blusita blanca, el pelo lacio, negro azabache, sedoso, cayendo hasta sus omoplatos, sus brazos flaquitos y femeninos, en fin una belleza que yo contemplaba atónito en silencio, mientras ella sacaba algunas cosas de su maleta sin decir nada.

Por fin el silencio se rompió mi hermana me dijo simplemente: -Me voy a bañar hace mucho calor. A lo cual simplemente respondí con un "sí" que me sacó del trance con el que la observaba, ella se metió al baño y cerró la puerta. Inmediatamente prendí la tele solo para disimular el ruido que hice al subir a la cama para alcanzar la pequeña ventila entreabierta del baño, sin mucha dificultad pude estirarme lo suficiente para que mis dos ojos pudieran ver hacia adentro de manera lateral, y por la posición en la que quedé, considero un poco improbable que mi hermana mirara en mi dirección. Lo que vi me dejo con una emoción solo tan grande como la enorme erección incontrolable en mis pantalones:

Allí estaba mi hermana mayor, desnudándose lentamente solo para mí, era como un sueño húmedo sucediendo en la vida real, aunque ya había espiado a Luz, nunca la había tenido así, de cuerpo completo directo frente a mí.

Mi hermanita después de quedarse un rato absorta, quieta, mirándose al espejo, perdida en quien sabe que pensamientos comenzó a desabotonarse la blusa, botón a botón dejó al descubierto primero su abdomen, plano, terso y moreno como dunas en el desierto, luego sus tetas cubiertas por un sostén blanco que apenas alcanzaba a cubrir sus dos meloncitos, finalmente su espalda y sus hombros quedaron al descubierto, era el cuerpo más perfectamente sexy que había visto, su perfil, la línea de su espalda, su piel tostada, mi hermana era perfecta, deliciosa, erótica como nadie.

Continuó con el espectáculo mientras yo comenzaba a frotarme lentamente el pene por encima de mis pantalones, continuó por desabrocharse el pantalón cortito que llevaba, que aunque ya dejaba ver sus piernas largas, estas lucieron en toda su maravilla en el momento en que lentamente alzo sus pies uno a uno para quitárselo, dejando al descubierto su tanga cortita de encaje negro, la cual recordaba, pues antes ya me había masturbado con esa hermosa prenda usada, impregnada del olor de la vagina de mi hermana, ahora le veía cubriendo su vulva y sus nalgas hermosamente redondas y firmes.

Dios mío, Luz frente a mí en ropa interior, sentí que me desvanecería.

Mi hermana se quedó viendo nuevamente al espejo y luego adoptó una pose de prostituta buscando clientes, que casi me infarta: parando las nalgas, sacando el busto y dando una vuelta frente al espejo, como para excitarse con su propio cuerpo, luego se quedó nuevamente quieta y sin más preámbulo se desabotonó el sostén e inmediatamente florecieron esas tetas hermosas, morenas paraditas, coronadas por unos pezones obscuros, puntiagudos y pequeños, que no había visto pues en el baño de la casa no podía verla de cuerpo completo, eran hermosos en verdad, y antes de que asimilara tanta excitación en un movimiento rápido se quitó la tanga mostrándome su desnudez completa, sus nalgas, su vulva con los vellos rasurados, cosa nueva para mí pues siempre la había visto con el triangulito de vello en la vulva, ahora estaba lisita y sus labios mayores se notaban en toda su carnosa voluptuosidad, era increíble el cuerpo perfecto de mi hermana.

Para entonces mi verga ya estaba empapada de líquido pre seminal y hacía esfuerzos increíbles para no sacarme la verga y masturbarme, por miedo a que me descubriera y porque no tenía con que limpiar los chorros de esperma que de seguro saldrían, así que me contuve y vi el espectáculo sin tocarme.

Luz como si supiera que su hermanito la estaba observando en toda su desnudez y como si quisiera matarlo de lujuria y excitación, se metió rápidamente a la regadera y olvido extrañamente recorrer la cortina del baño así que se bañó únicamente para mí, para su hermano que en ese momento jadeaba de ganas de entrar al baño, someterla, tocarla, lamerla de pies a cabeza, y violarla penetrándola por todos sus orificios para venirse en sus entrañas.

Vi atónito como enjabonaba su cuerpo, como el agua la cubría de perlas transparentes, como sus manos recorrían ese abdomen. Tetas, ese talle, esas piernas y esa vulva, lentamente como si mis manos fueran las suyas, casi podía sentir lo que ella y ella parecía excitarse como si alguien la estuviera tocando.

Esos momentos de eternidad se prolongaron más de lo que habitualmente se tardaba al bañarse, pero finalmente pareció aburrirse, cerró la regadera, tomó una toalla y se envolvió en ella con intenciones de abrir la puerta, sin aliento por el morbo, y el miedo a que me descubriera me dejé caer a la cama fingiendo que veía la tele, unos segundos después mi hermana abrió la puerta del baño y salió envuelta en la toalla para sacar algo de su maleta, lucía tan sensual que me fue imposible dejar de seguirla fijamente con la mirada, para mi susto ella al salir también me clavó una mirada indescifrable.

Para mí, entre miedo, curiosidad, morbo, una mirada que nunca había visto antes, yo le quite la mirada de encima para dirigirla al televisor, ella regresó al baño con un paquetito de ropa.

En mi emoción ni siquiera había notado que en la televisión (típico de motel) estaba una película de soft-porno que como casualidad para el momento en que mi hermana salió empezó a perder lo soft para convertirse en común y corriente porno, ella estaba en el baño con la puerta entre cerrada cuando empezó el mete saca y los jadeos en la película, estaba por apagar la tele cuando ella salió del baño, tan divina como siempre: ahora con unos pantalones de pijama arriba de la rodilla casi transparentes por los que se transparentaba una tanga blanca diminuta, y una blusa de dormir de botones por la cual era evidente, gracias a sus pezones que no llevaba sostén.

Se sentó junto a mí en la cama viendo la película porno, en la cual una rubia era penetrada por detrás, comenzó a peinarse sin decir nada, y sin voltear a verme, con la vista en la televisión me dijo: -¿Que tú no te vas a bañar? ¿Así vas a dormir todo mugroso?

Le conteste que la estaba esperando y entré al baño intentando cubrir con la ropa limpia que saque de mi maleta la erección involuntaria e incontrolable de la que era víctima, me metí a la regadera y abrí el agua fría de inmediato, pues entre morbo y calor estaba bañado en sudor, así recordando la imagen de mi hermana desnuda en el mismo lugar donde yo estaba momentos antes comencé masturbarme de manera automática y casi violentamente. Afuera mi hermana continuaba viendo el porno pues se escuchaban los gritos de orgasmo de la rubia. Me vine en un par de minutos con gran chorro de esperma que imaginaba cubriendo de pies a cabeza a mi hermana desnuda, abierta de piernas y se me escapó un jadeo de placer que no pude contener, me enjuague y antes de que saliera escuche que la tele se apagó al igual que la luz de la habitación.

La venida calmo un poquito mi lujuria, al salir encontré la habitación en penumbra, pero la luna y las luces de la calle, le daban un tinte azuloso erótico que permitía ver las formas perfectamente bien, los ruidos de la ciudad mezclados con ocasionales lejanos sonidos de sexo que se tenía en otras habitaciones completaban la atmosfera.

Mi hermana estaba acostada de lado en la única cama individual del cuartito, solo cubierta por una sabana delgada, su contorno de hembra bien formada era tan llamativo que una nueva erección comenzó debajo del short deportivo sin calzón que yo usaba. Me quede parado junto a la cama observándola sin saber qué hacer, estaba sin playera solo con el delgado pantalón corto que ya se alzaba con mi verga, antes que hiciera algo mi hermana me dijo:

-Yo ya voy a dormir, ¿quieres la cobija? porque yo tengo calor

-No con la pura sabana está bien...le dije.

-Pues cuando quieras te acuestas yo ya agarre este lado de la cama...

Diciendo esto pareció quedarse dormida o por lo menos eso aparentaba, para cuando dijo esto la erección era otra vez bastante potente, ya imposible de disimular por mi short, otra vez excitado luego de otra vez quedarme un momento viéndola fijamente sin moverme, me acerque a la cama frente a ella con mi pinga totalmente parada, ya sin cuidar si mi hermana la notaba o no, me senté y me metí a la cama con el torso desnudo y me cubrí con la única sabana que había para los dos.

Mi hermana Luz estaba dándome la espalda y parecía dormir yo estaba a escasos centímetros del cuerpo de esa diosa del sexo con la verga más parada que nunca, con el corazón saliéndose de mi pecho, con una emoción tan intensa que me costaba respirar sin hacer ruido. Mi hermana inmóvil como un juguete sexual esperando a ser usado. Por varios minutos me debatí en que debía hacer, tenía miedo de que si la tocaba se armara un gran problema, pero el tenerla a tan pocos centímetros, luego de haberla visto bañarse todo enterita sin ropa, ella aparentemente dormida, en un motel de paso repleto de parejas cogiendo, con mis padres a un piso de distancia, y con mi pija explotando, todo esto hizo que en unos minutos decidiera firmemente que hacer.

Esperaría un rato para asegurar que durmiera y lentamente comenzaría a acercarme, milímetro a milímetro hasta poder tocarla, los minutos parecían eternos y ella no se movía ni un centímetro, solo el movimiento y sonido de su respiración. Después de un rato comencé a acercarme lentamente, a cruzar esos 10 centímetros que parecían eternos, y que aumentaban los latidos de mi corazón al ritmo de mi tembloroso miembro de tan erecto, hasta que finalmente llegue y rosé suavemente la tela de la pijama que la cubría la maravilla de su talle.

Desde el momento en que mis manos hicieron el primer contacto con mi hermana que dormía sobre su lado izquierdo dándome la espalda, sentí una serpiente eléctrica recorriendo mi cuerpo, llenándolo de ansias y lujuria. Apenas la rosé o más bien apenas y rozaba muy delicadamente la ligera tela de su pijama.

Primero con la punta de mis temblorosos dedos y luego con toda mi mano abierta recorría su anatomía de hembra fresca, deliciosa, aunque casi no la tocaba si podía hacer un mapa manual de sus formas, pasé una y otra vez mi mano alrededor de su talle memorizando su forma exacta, ¿cómo sería tocarlo? Pensaba. Luego recorría sus nalgas que reposaban indefensas junto a mí, redondas formas que mi mano sobrevolaba como un águila al acecho, apenas y las tocaba, se sentían tibias, de redondez perfecta, ella seguramente sentía una leve sensación imperceptible, un ligero cosquilleo acaso, una tibia mano que la recorría, tal vez un sueño. Podía percibir el olor a recién bañada de mi hermanita Luz, todo era tan perfecto. Mi libido pedía más, y pronto venció al miedo, a la culpa, al razonamiento y a todo mi ser.

Rendido ante el erótico cuerpo de Luz tendida junto a mí, comencé a acercar cada vez más mi mano a su cuerpo, ahora ya sentía perfectamente sus formas, la ligera tela de su pijama rozando contra una piel tersa.

Mi hermana me volvió loco en ese momento, y sin más preámbulos pose la palma abierta de mi mano en su nalga derecha. Fue hermoso, su culo era perfecto, firme, redondito, su piel sedosa, tibia y delicada, sentí el encaje de su tanga apretado entre su piel y mi mano, espere muerto de miedo y lujuria un momento. Ella no hizo nada continuó tan inmóvil como había estado, así que tomé aún más confianza y comencé a palpar todo su trasero, lenta y delicadamente me embriagué acariciando el derriere hermoso de mi hermana mayor, pase mis manos una y otra vez sobre esas nalgas maravillosas, centímetro a centímetro, gocé memorizando su piel, su textura, forma, contorno.

Estaba jadeando de morbo, ya no podía controlarme, nada me importó. Tome sus nalgas firmemente masajeándolas apasionadamente, y Luz como si nada pasara, como una muñequita sumisa, se mantenía inmóvil, así que continué con mi agasajo sin límites, le abrí las nalgas y sin mucha dificultad, debido a sus marcadas caderas, pase mi mano derecha en medio de ellas, desde atrás hasta adelante accediendo por fin a su vulva carnosa y dura. Mi hermana no hacía nada, es más me daba la impresión de que se acomodaba para facilitar el acceso de mi mano a su vulva.

Así pase un rato con mi antebrazo derecho atrapado entre sus nalgas y mí mis dedos acariciando su vulva, sintiendo por primera vez una vulva, aprendiendo por primera vez como acariciar una vagina y que mejor que la vagina tan ansiada y deseada de mi propia hermana. Sentí sus labios mayores firmes custodiando la entrada a su feminidad, los separé varias veces arriba de su pijama y su tanga, hasta que sentí una pequeña carnosidad que pareció surgir arriba donde se unían sus carnosos labios vaginales. Su clítoris, el clítoris de mi hermana mayor, erecto y durito gracias a las caricias de su hermanito, que delicia. Instintivamente comencé a jugar con el frotándolo suavemente y frotando todo su contorno, a los pocos segundos mi mano sintió la humedad que salía de su vagina, su calzoncito mojado ya comenzaba a mojar su pijama, sin perder tiempo, enderezándome un poco, mi mano se dirigió directo a sus pechos tomando su teta derecha con la palma abierta por arriba de su blusa, era tan firme, tan grande y hermosa al tacto como lo era a la vista, apenas y cabia en mi mano, hice lo mismo con su teta izquierda que era una gemela igual de hermosa.

Mi hermana seguía inmóvil a pesar de estar siendo manoseada en toda su intimidad por su hermano. Ya sin pensar si se daba cuenta o no (aunque dudo que alguien pudiera seguir durmiendo con tantas caricias, tan firmes y en tan íntimos lugares) fuera de mí, con el corazón y la respiración al máximo, saqué la mano derecha de entre sus nalgas solo para acomodarme detrás de ella poniendo mi verga erecta entre sus suculentas nalgas, al tiempo pase debajo de su cadera la mi mano izquierda abrazándola por el talle y acariciando de nuevo su vulva ya mojada. Con la mano derecha desabotone lo más rápido que pude su blusa, e inmediatamente su hermoso par de tetas afloraron solo para quedar a mi merced, por primera vez tocaba una teta sin ropa y más excitante, las tetas de mi hermana. Sentí su peso exacto, su forma de pera grande, su firmeza y consistencia, eran como dos gelatinas duras amasadas por mi mano y sus pezones. Podría escribir horas hablando de los pezones de mi hermana pero no tendría caso, tendrían que palparlos como yo lo hice, pequeños, obscuritos, duritos, puntiagudos, la corona perfecta a esas peras deliciosas que tiene por tetas Luz.

Así estuve varios minutos que duraron para siempre, para siempre pues aún hoy no han acabado en mi mente. Amasaba por todos lados a mi hermanita que era como una muñeca inflable, pero ahora sudaba profusamente y tenía ya empapada la vagina con sus jugos lubricantes. Mi verga parada sobaba frenéticamente sus nalgas, mi mano derecha sobaba sus tetas, mis dedos jugaban con sus pezones, mi mano izquierda tallaba su vulva mojada a un ritmo constante, mientras sentía su cuerpecito pequeño empapado en sudor derretirse bajo mi morboso cachondeo.

Aunque ella era la mayor yo era bastante más alto, y aunque antes de ese día siempre vi a mi hermana como la mayor, la de autoridad, ese día fue de lo más excitante sentir su cuerpecito delicado sucumbir bajo mi lujuria, sus brazos, tetas, nalgas, su cuello que parecía de un cisne, frágil y lozano, sus piernas, su cintura, toda ella parecía ahora más frágil, pequeña e indefensa, mojada en su sudor y en sus jugos, sin decir nada ni hacer nada, dejándose usar como prostituta por su hermano menor.

Para entonces la sabana que nos cubría ya había dejado de hacerlo y estaba tirada en el piso después de que la quité. Yo extasiado observaba nuestros cuerpos calientes y sudados retorciéndose a la luz de una luna azulada matizada por los reflejos de la ciudad, veía mi verga erecta al máximo chocar contra esas tan deseadas nalgas, veía el cuerpo de mi hermana semi-desnudo siendo amasado, palpado y estrujado por unas manos que eran las mías. El olor del sudor y los fluidos de mi hermana, el sabor de sus fluidos vaginales, (pues aprovechando lo mojada que estaba había lamido mis dedos mojados de su flujo) todo esto me sacó de mí y le bajé un poco la tanga y el pantaloncito de la pijama para inmediatamente meter mis dedos entre sus labios mayores dilatados y empapados, su humedad y tibieza, el roce de sus vellitos rasurados, la textura resbaladiza de su clítoris excitado, sentir como sus labios menores rodeaban mis dedos y estos se metían poco a poco en su sagrado canal vaginal...eso era el paraíso.

Para entonces Luz mi hermanita estaba empapada en sudor como ya dije, pero ahora jadeaba un poquito con la boca entre abierta y aunque seguía con los ojos cerrados y casi sin moverse cooperaba suave y sutilmente conmigo, pues se dejaba acomodar y mover sin oponer resistencia. Aprovechando esto, y sintiendo que era un signo de que ella lo disfrutaba tanto como yo, tome el delicado cuerpo de mi hermana que tenía los pantaloncitos y la tanga medio abajo y la blusa desabotonada y lo puse boca arriba, era más hermoso y sensual de lo que se veía con ropa. Sus dos tetas aplanadas por la gravedad se veían más grandes y en todo su esplendor así que sin perder más tiempo comencé a amamantarme de mi hermana mayor.

Sus pezones me supieron a la fruta más deliciosa de esta tierra, los lamia, les daba mordiditas, metía sus tetas una a una lo más que podía a mi boca mientras las amasaba con ambas manos, las succionaba, primero muy suavemente y luego con fuertemente como obligándolas a entregarme su leche, la rica leche materna de mi hermana mayor, esas tetas hasta entonces inalcanzables ahora eran succionadas salvajemente por mí. Para ese momento mi hermana Luz tenía la espalda curveada de placer jadeando con la boca abierta y los ojos cerrados, además estábamos batidos en una mezcla de nuestros sudores, ya totalmente fuera de mí y con mi verga literalmente saliéndose de mi short, sin importarme nada, echando por la borda toda la buena educación y miedo, me aleje un momento de mi hermana que continuaba jadeante, sudada, con las tetas al aire recién mamadas por mí y la vagina empapada, luego de contemplarla unos segundos, hice lo que desde un principio quise hacer.

De un jalón con ambas manos le termine de quitar la pijama y la tanga blanca ya empapada de jugos vaginales, ella intento detenerme por primera vez con un -nooo! agudo e intentando sostener la poca ropa que le quedaba puesta cuando estaba a punto de salir por completo por sus piececitos de princesa, firmemente aparté sus manos y le acabe de sacar la ropa, sin que su fuerza fuera suficiente para detenerme, al enderezarme me recibió el majestuoso espectáculo de la vulva rasurada de Luz, allí estaba esa vulva preciosa, rosada, mojada, esperándome y yo había esperado a esa vagina desde que era un niño.

Mi hermana intentó detenerme cuando sin pedirle permiso le abrí las piernas, pero yo era mucho más fuerte así que ella no pudo hacer nada, ya abierta de piernas me agache y metí mi cabeza entre ellas para lamer su vulva mojada, su néctar vaginal me supo al maná del cielo, era saladito, de olor suave, viscoso y transparente. Mi lengua sentía como sus dos labios menores se abrían con mi lengua lubricados por mi saliva y su flujo, dejando entrar la punta de mi lengua a esa sagrada hendidura que la recibía con un húmedo y tibio abrazo, sentía sus vellitos recortados rozando mi cara, todo el olor y sabor de su vagina lleno mis sentidos y mi alma entera.

Poco a poco los reclamos, gritos y golpes de mi hermana se convirtieron en gemidos que fueron subiendo de intensidad al ritmo en que yo me deleitaba devorando el manjar de su vulva al tiempo que le agarraba las tetas jalando sus pezones intermitentemente con una mano mientras la otra la tenía metida sosteniendo sus nalgas, acercándolas a mi cara metida en su canal. Ella soltó unos gritos ahogados poniéndome sus manos en mi cabeza hundida entre sus piernas, al tiempo que gritaba cerró con toda su fuerza sus piernas al tiempo que me empujaba fuera, yo resistí unos segundas más entre los gritos de ella el abundante flujo vaginal que inundaba mi boca y un temblor que recorría como onda sísmica toda su anatomía de hembra en pleno orgasmo.

Finalmente me tuve que retirar del glorioso cunnilingus que le estaba proporcionando pues mi hermana me apartó entre gritos con toda su fuerza, mi pija estaba a punto de estallar al igual que yo. Entre jadeos entrecortados mi hermana tan embriagada como yo por el monumental orgasmo, se levantó un poco y por fin habló, pensé que me insultaría y saldría corriendo, pero en cambio me dijo: -¿Qué quieres te haga? A lo que sin dudarlo le conteste: - !Mámamela!

Sin mediar palabras me acabe de quitar el short y me acerque de rodillas sobre la cama poniendo arriba de la carita linda de mi hermana Luz mi verga enormemente parada y mis testículos colgantes, mi hermana la vio pulsante a unos 5 cm de su cara, mi verga era casi del tamaño de su carita, se quedo un momento con los ojos bien abiertos, haciendo un poco de bizco y con la boca entre abierta, sin decirme nada acabo de abrir su boca y se metió todo mi glande a esa boquita dulce y sexi que tanto deseaba, comenzó a lamerlo y a meter lo más que podía de mi falo en su cavidad (boca que era insuficiente pues solo un poco más de la mitad entraba en esa boca mamadora de mi hermana) al tiempo que sus manos se alternaban en dirigir mi verga a sus labios chupadores y acariciar rítmica y suavemente mis testículos.

Que bien que me masturbé antes de acostarme con ella de lo contrario me habría venido en menos de un minuto, pero me pude contener y cuando sentía la inminencia de la corrida, que hubiese sido dentro de la boca de mi hermana, me detuve, y aunque la idea de que Luz se tragara mi esperma en lugar de darme ordenes de hermana mayor me encantaba, su vagina me encantaba más aún y estaba decidido a penetrarla. Me separé de ella y por primera vez nos vimos frente a frente, su cara hermosa tenía una expresión inexplicablemente tranquila, cubierta de sudor, con el pelo revuelto, los ojos negros mirando fijo mientras su boca respiraba después de contener el miembro erecto de su hermano menor que la contemplaba a centímetros de su rostro.

Nunca había pensado en besar a mi hermana, solo me excitaba su cuerpo, de hecho, me parecía algo muy extraño pero al tener tan cerca esa cara hermosa y esos labios carnosos que acababan de lamer mi verga me acerque a ella le di un beso en la boca como jamás le había dado a nadie, al principio sentí algo rarísimo pero inmediatamente esa sensación se convirtió en un remolino de morbo y lujuria, la besé con tanta pasión que ella no se negó ni por un instante.

Mi hermana y yo nos besamos apasionadamente por varios minutos, mordíamos alternadamente nuestros labios al tiempo que las lenguas se enroscaban como serpientes apareándose, era delicioso, yo la veía directo a esos ojos negros de maravilla mientras nuestra saliva, jugos vaginales, y secreción pre seminal se mezclaban en un néctar embriagante. Luego de unos minutos comencé de nuevo a la lamer todo su cuerpo, su boca sus mejillas, sus orejas, su cuello de cisne, sus hombros sus brazos y antebrazos, sus manos, lamí dedo a dedo sus manos, nuevamente sus tetas bajando por su pecho y costillas hasta su abdomen plano y firme, me detuve a lamer su ombligo, seguí recorriendo con mi lengua su pubis y lengüetee de nuevo su vulva, pero seguí recorriendo su cintura, sus ingles y sus piernas largas que bese lentamente hasta los tobillos y finalmente sus pies pequeños y femeninos, suaves como si nunca hubiera caminado, lamí sus dedos y la planta de su pie mientras ella se retorcía entre gemidos de placer y a veces risitas de cosquillas.

Comencé el camino de regreso desde sus pies hasta su vulva pero ahora con la firme intención de penetrar esa vagina lubricada y deseosa de mi hermana mayor. Le abrí las piernas arrodillado frente a ella con la verga apuntando a su vagina que se abrió como una lubricada flor de pétalos rosados saludando a mi ansioso glande. La vi directo a los ojos y ella me vio también, me acerque sosteniendo mi pene para metérselo de una buena vez, pero ella se echó un poco atrás y dijo secamente: -yo también quiero, ¡pero está muy mal, soy tu hermana mayor!

Sin contestarle nada la tome fuerte de la cintura con la punta de mi polla escasos centímetros de la entrada de su vagina y sin dejar de verla le dije:

Hermanita, porque eres mi hermana quiero hacerlo contigo, siempre lo he querido, ¿que no te habías dado cuenta? ella me contesto:

-Si me había dado cuenta, no soy tonta, pero está mal, aunque me muero de ganas por que lo hagas. -Entonces te voy a penetrar hermanita. Le dije mientras me dejaba caer sobre ella, mi hermana quiso defenderse de manera tan suave que más parecía un teatro, la tomé de las muñecas aplastándola sobre la cama, al ver que yo era más fuerte que ella y que empezaba a lastimarla dejó de resistirse y cuando mi verga ya rozaba sus labios menores me dijo: -Entonces cógeme, cógete a tu hermana mayor! la solté y ella dirigió con su mano derecha mi verga inexperta hacia la entrada de su canal vaginal.

Recuerdo como si acabara de pasar esa sensación acuosa, voluptuosa, cálida, acogedora de la vagina de mi hermana rodeando mi verga, estaba en un sueño, eso era tan milagroso y mágico que pensaba que no podía estar pasando, que no podía ser tan afortunado de estar penetrando a mi hermana, pero si lo estaba haciendo. MI grande sintió como sus labios menores se separaban para dejar entrar el tronco de mi pene por completo en su vagina mientras ella jadeaba y decía como para sí misma algo como:-La tienes muy grande hermanito... mordiéndose los labios. Yo sentía sus entrañas calientes rodeando y mojando mi verga que se desplazaba sin mucha resistencia cuando se la metí completa sentí como nuestros pubis hicieron contacto y me asome para descubrir que mi verga había desaparecido en el interior de mi hermana, solo mis testículos colgaban rozando sus nalgas abiertas, en el fondo de mi hermana, con la punta del glande sentí algo con lo que topaba (su útero, ahora lo entiendo) lentamente comencé a bombear a mi hermana que no dejaba de jadear y comenzaba a gritar nuevamente, mi pene entraba y salía cada vez con mayor facilidad de su ya dilatado canal, empecé lento y fui aumentando de velocidad hasta que me la estaba cogiendo lo más fuerte que podía, sentía como mis bolas rebotaban en sus nalgas y cuando sentía que me venía disminuía la velocidad del mete saca, y para reanudarlo después, ella se mantenía en éxtasis al parecer presa de múltiples y temblorosos orgasmos, mientras yo sentía aproximarse la venida aferraba a sus tetas y a sus nalgas alternadamente. No sé cuánto duramos en esa posición pero debió ser un rato largo pues ambos escurríamos en sudor y nos faltaba el aliento, ambos jadeábamos y gritábamos con toda libertad, sabiendo que donde estamos era un lugar hecho para coger y que nuestros padres no nos escucharían.

Cuando ya era inminente que eyaculara mi hermana pareció notarlo y me dijo casi sin aliento: ¡Vente adentro de mí, hermanito! ¡Vente adentro! Esas gloriosas palabras fueron como el detonador de la más grande lujuria, antes de venirme tome de la cadera a mí ya dócil y sometida hermana le di la vuelta y la puse en cuatro patas ella me ofreció ese hermoso culo redondo el cual penetre inmediatamente. El tener así a mi hermana me éxito de manera sublime, veía su pequeño ano arriba de su vagina dilatada y asediada por las envestidas de mi pene, sus nalgas y tetas rebotando por la brusca cogida que le estaba dando su hermano, la tome del cabello fuertemente jalando su cabeza hacia mí, mientras miraba su carita reflejada en el espejo mientras era penetrada, esto pareció excitarla aún, ahora si la tenía completamente sometida ya no era la jefa y mi hermana mayor, era mi esclava sexual.

Ambos nos excitamos al límite y en pocos minutos tuvimos el mas más maravilloso orgasmo, me aferré fuerte a sus caderas abriendo sus nalgas más de lo que ya estaban abiertas por mi verga, la vi reflejada en el espejo directo a sus ojos negros y a momentos en blanco los cuales comenzaron a gotear gruesas lágrimas orgásmicas, sentí como mi verga llegaba hasta el fondo de su cuerpo recién ultrajado por mí, sentía las contracciones de su canal vaginal candente y receptivo. En ese momento eyaculé lo que sentí como litros de esperma hirviente que inundaban por dentro a mi hermanita retorciéndose en aparatoso orgasmo bajo mi cuerpo.

Me estaba viniendo adentro de la vagina de mi hermana Luz, llenando su útero, sus entrañas de mi semen, era lo mejor de mi vida y ese fue el más grande orgasmo que he tenido. Me quedé dentro de ella moviéndome cada vez más lento al tiempo que sus jadeos disminuían de intensidad y el roce de su canal vaginal atrapando mi pene, se fue haciendo casi doloroso, mientras aún la sostenía del cabello. Finalmente la solté, se la saque y ella se echó de espaldas secándose las lágrimas orgásmicas le di un beso en la boca y me recosté sobre sus tetas empapadas de sudor y ella me abrazó tiernamente acariciándome el cabello, así nos quedamos unos minutos.

Mi esperma escurría entre la vulva de mi hermana que continuaba recostaba abierta de piernas ella se sintió con los dedos la vagina comprobando que estaba llena por dentro del esperma de su hermano menor, sintió la consistencia del semen que escurría de su vagina, como comprobando su viscosidad con los dedos luego pícaramente chupo mi semen de entre sus dedos como comprobando su sabor y me dijo:

-Te viniste como caballo, me dejaste toda llena de tu leche...pero no te preocupes, me inyecto anticonceptivo, ósea que allí se pueden quedar tus hijitos.

Luego me abrazo contra su pecho de manera maternal y me dijo nuevamente, pero esta vez muy cerca de mi oído:

-Lo que hicimos estuvo muy mal, ¿fue tu primera vez, verdad?

A lo cual contesté afirmativamente y atónito con la cabeza, ella continúo:

-Pues ojala te haya gustado, pero estuvo muy mal...aunque me moría de ganas, ahora hay que dormir si...

Y diciendo esto recogió la sabana ligera que estaba en el piso, yo la veía sin saber qué hacer ni que decir, en ese momento regrese de golpe a ser su hermanito menor y ella la que mandaba. Hermosa, desnuda, recién cogida, con mi esperma guardado en su interior, se acostó de lado dándome la espalda, me acurruque a su lado abrazándola por la cadera, oliendo su cabello, sintiendo su cuerpo tibio reposar junto al mío, recordando todo lo que había pasado, imaginando como nuestras secreciones: sudor, saliva, semen, flujo vaginal y lágrimas se mezclaban, como mi esperma que hacía unas horas aguardaba ansioso a salir dentro de mis testículos, reposaba ahora feliz adentro de las entrañas de mi hermana mayor. Con estos maravillosos pensamientos me quede dormido plácidamente, extremadamente feliz de estar allí y así con mi hermana.