Mi hermana más perversa que yo

En la entrega anterior les conté de una sucia estratagema que utilice para evitar que un chico se cogiera a mi apetitosa pero putona hermana. Ella noto mi maniobra y quedo muy enfadada conmigo, jurando venganza. En este capitulo les cuento con que perversidad se vengo y lo que nos paso cuando fui a reprocharle lleno de ira.

MI HERMANA MÁS PERVERSA QUE YO

RESUMEN: En la entrega anterior les conté de una sucia estratagema que utilice para evitar que un chico se cogiera a mi apetitosa pero putona hermana. Ella noto mi maniobra y quedo muy enfadada conmigo, jurando venganza. En este capitulo les cuento con que perversidad se vengo y lo que nos paso cuando fui a reprocharle lleno de ira.

Luego de descubrir a su amorcito haciendo el amor con una amiga mía, mi hermana Sabina juro venganza. Yo pensaba que seria algo pasajero y que se iba a tranquilizar conmigo, pero los días pasaron y nada de ello ocurrió.

Para peor, todos los días cuando me levantaba, encontraba a Sabina desayunando algo, envuelta en alguna de sus batas de baño con nada por debajo, lo cual, me descolocaba por la excitación .No se si a propósito o inocentemente, pero casi siempre su bata se abría lo suficiente como para que yo pudiera recorrer alguna de sus piernas hasta la bombacha despertando un irrefrenable deseo prohibido. También, al regresar de sus estudios, sola o acompañada de sus amigas, se ponía pantaloncitos muy cortos y remeras muy ajustadas que le marcaban sus tetitas y su culito, capaz de enloquecer al más tranquilo.

Para colmo de males, un día cuando entre a la cocina, ella estaba de espaldas y se le ocurrió tomar algo del otro lado de la mesa de modo que su culo bien expuesto delante de mis ojos y mi erecto pito.

Empezaba a volverme loco de deseo y remordimiento a la vez que estaba totalmente confundido, pues ya no sabia si mi deseo era realmente restablecer un dialogo entre buenos hermanos o algo mucho mas turbio y sucio que despertaron sus encantos en mi ser mas intimo.

Trate de hablar con sus amigas para ver si alguna de ellas me ayudaba y la hacia reaccionar, pero casi todas me daban vuelta la cara. Solo la intrigante Estefanía me devolvía la mirada, pero como era la mas nueva y con la que menos confianza tenia no me atrevía a hablarle. Además, cuando Sabina notaba las miradas que nos cruzábamos Estefanía y yo, inmediatamente se la llevaba apartándonos.

Estefanía era una mujer alta, delgada, un poco lisa de arriba, pero de esbelta cintura y caderas bien formadas que hacían lucir muy bien sus pantalones. No sabia como eran sus piernas porque nunca usaba pollera, lo cual me hacia desconfiar que fuese una forma de ocultar piernas feas. Su cabello largo y negro rodeaba su rostro de piel aceituna, de rasgos pronunciados y ojos de color oscuros que resaltaban con su mirada profunda y perturbadora.

Por su aspecto parecía descendiente de árabes o hindúes y era rara carajo. Era muy sexy, pero a pesar de que ya tenía experiencia con distintos tipos de mujeres, a esta no podía clasificarla.

Podría ser la persona que me ayudara a reconciliarme con Sabina?. No lo sabia, como tampoco podía descifrar si sus miradas indicaban deseo, compasión o desprecio. Me mataba con la mirada.

Ignoraba donde vivía y por donde se movía, salvo por el hecho que se juntaba con Sabina y su barra de amigas. No tenia ninguna forma discreta de acercármele, así que tuve que arriesgarme con una nota en que escribí: "Necesito hablar contigo. Llamame al 099.693.456, soy Juan el hermano de Sabina". Un día cuando Sabina y sus amigas estaban en el cuarto de ella y dejaron las carteras tiradas en el living, introduje la nota en la de Estefanía, sin que se dieran cuenta, esperando que fuera discreta y por lo menos no armara lío.

Pasaron dos días sin que tuviera respuesta. Me preguntaba si no vio la nota o si simplemente se hizo la pelotuda. Al menos, mi hermana continuó ignorándome, lo que me hizo pensar que no tuvo noticia del mensaje.

Al tercer día sonó mi móvil y escuche una voz femenina de acento grave preguntando si era Juan el hermano de Sabina. Al contestar afirmativamente, dijo ser Estefanía, que recién había encontrado la esquela y quería saber que necesitaba.

Nos citamos en una confitería para charlar y tomar el te, lo cual me emociono mucho por varias razones que ustedes ya podrán imaginar.

Como no me gusta esperar no soy puntal, siempre llego lo suficientemente tarde para que el otro llegue primero a la cita y no tan tarde como para que se fastidie y se vaya.

Al llegar al salón, mire a las mesas y la vi sentada, vistiendo por primera vez una pollerita corta con un tajo, que como sus piernas estaban hacia fuera de la mesa se veían claramente, bellas y muy bien torneadas. Pensé "esta buenísima" y me quede congelado al sentir esa mirada suya encima mió. Su rostro estaba serio y enigmático, como de costumbre y me echaba una miraba pesada como si me estuviera tramando algo, no sabia que.

Me senté a su lado, intercambiamos saludos y para ganar tiempo le pregunte si había pedido algo, llame al mozo, ella pidió un te con galletas y mermelada y yo otro con un sándwich.

Por un rato nos quedamos mirándonos. Por un lado algo en Estefanía me intimidaba, y por otro tenia tanto para decirle y preguntarle que no sabía por donde empezar, por lo cual espere un poco a ver si ella decía algo.

Con una actitud sobria me dijo "Tu me citaste, tu dirás". "Mira no se por donde empezar le dije. Perdona que te citara, pero sabrás que estamos un poco peleados con mi hermana….." "Entonces tu interés no es en mi" dijo con voz tan cortante que me dejo perplejo y me calle buscando respuesta. Su mirada era medio sobradora, medio curiosa, recomencé mi conversación diciendo: "Bueno hay de las dos cosas. Desde que frecuentas mi casa no puedo dejar de notarte, no se, tal vez te parezca un boludo, pero algo me pasa cuando te veo y por otro lado deseo pedirte un favor" "Queres mezclar lo útil con lo agradable me pregunto" y yo volví a enmudecer porque me mato con el razonamiento.

Me sentía como cuando el gato juega con el ratón y por supuesto yo era el ratón. Trate de hacer algo inesperado para poder zafar del juego, de modo que me quede callado contemplándola sin decir palabra y luego de un rato logre penetrar las defensas de la mina. Al ver que yo no hacia ni decía nada me pregunto "Y" "Es que pareces frígida, sos un hielo, no hay como hablar contigo" le conteste y me calle nuevamente esperando su reacción.

"Me dijeron que sos un Don Juan" a lo cual conteste "Si estas aquí es porque no te importo mucho lo que te dijeron" "Vale" dijo Estefa, "quería conocerte, no comprar una imagen de ti."

Se me regalo pensé. Esta conmigo y bien trabajada va a servir para coger y para hacer el mandado, así que le dije: "Mira da miedo lo que decís, puede que descubras que la persona no vale lo que esperas o lo que te pintaron" y a continuación el hielo comenzó a romperse. Me contó que para que no se acercara a mi Sabina le hablo pestes sobre mi persona y las otras amigas dijeron de todo de mi menos que era lindo. Salimos de la confitería, fuimos al bar de al lado y tomamos unas cervezas, que aflojaron la cabeza y la boca. Ya Estefanía había bajado un poco la guardia y no parecía tan intrigante como antes, aunque todavía guardaba una cierta distancia, una ultima muralla que no estaba dispuesta a caer. En esa cantina había una orquesta, así que bailamos. La tome entre mis brazos y note el minon que era cuando movía su cuerpo al compás de la música. Cogible, cogible, me decía para mis adentros, mientras bailaba y la apretaba contra mi cuerpo.

Cuando estaban por cerrar decidimos irnos y le ofrecí llevarla hasta su casa. Luego de los tradicionales que si, que no, terminamos en su apartamento.

Vivía sola. Entramos, prendimos la luz, me dio un beso y me susurro "Por hoy esta bien, tienes que irte" Pero yo aplico el refrán que dice que sobre el pucho la escupida y no quería irme, así que pregunte "hay gente?, hice algo malo?" Me dio un beso y me dijo "ni hay gente ni hiciste nada malo, todo lo contrario, es que hoy es la primera cita y aquí termino". "Bueno, si así me lo pides me voy, pero creía que tu no eras de las que comprabas cuadros ni moldes?" Acusó el recibo y quedo dudando. Había que atacar, así que la rodee con mis brazos por su cintura, la acerque a mi y la bese suave y despacio. Lo aguanto y metió su lengua entre mi boca. Cada vez baje mas mis brazos recorriendo sus caderas, hasta que hizo una especie de intento de soltarse, pero no se soltó del todo, simplemente quedo de espalda, de modo que le bese la oreja, que eso siempre las excita y lleve mis manos hacia sus tetas, apretando mi pene contra su culo.

Como vi que aguataba hice una maniobra mas arriesgada, empuje con mi pene hacia delante y tire de su torso hacia atrás, de modo que quedo suspendida en el aire con su culo sentado en mi pene.

Senti que su cuerpo empezaba a hervir. Estaba a punto de caramelo para cogerla, así que me baje parte del pantalón y le desprendí y baje parte de la pollera, continuando con los besos en las orejas, los apretones en sus pequeñas tetas y haciendo bailar su bombacha sobre mi calzoncillo.

Jadeaba y sin darse vuelta giro su cabeza para besar mi boca. Al poco rato le baje la bombacha, haciendo lo mismo con mi calzoncillo, refregando ahora directamente mi pene contra su culo, con lo cual la excitación de ambos aumento.

Para aumentar su excitación baje mi mano derecha hasta su clítoris con la intención de jalarla desde allí hacia arriba, ayudando a mi pene a bombearla.

Pero me quede helado. No encontré un clítoris ni una vagina, sino algo flácido como otro pene que no estaba erecto, pero era un miembro masculino.

Me separe de golpe y ella preguntó "que pasa?" "Que no eres una mujer, sos un travestí". comencé a escupir de asco. "Puto de mierda no sos una mina, sos un travestí" "Y tu tienes problema con eso? No es lo que me dijeron" Afirmo Estefanía. Traté de serenarme y explicarme. "Mira no puedo hacerlo, soy heterosexual" "Y no quieres probar, lo estabas haciendo de maravilla" "No lo tomes a mal, pero no puedo, discúlpame si no me di cuenta antes como eras". Entonces Estefanía con voz algo desconsolada me dijo "Tampoco me culpes, fuiste tu quien quiso hacer el amor, yo no te pedí nada, incluso te invite a irte para evitar que hiciéramos esto" "Pero yo no sabia", le dije y entonces, para mi sorpresa Estefanía me dijo "Todo es culpa de tu hermana. Ella sabia que yo era un travestí y cuando le mostré tu carta me dijo que saliera contigo que tú eras tan gay como yo aunque pretendías disimularlo, pero que ella ya te había pillado haciéndolo con otros chicos. Pero ahora veo que me uso para alguna venganza. " Como pude me vestí y me fui destino a casa a reventarla a Sabina.

Estaba perturbado, una y otra vez recorría mi mente el recuerdo de nos habíamos dado varios besos de lengua y lo excitado que me había puesto con otro hombre. No entendía como no me di cuenta que era un travestí.

Al llegar a casa busque a Sabina pero no estaba por ningún lado. Me bañe varias veces, me sentía sucio y no me lo podía sacar de encima. No me dormí sino hasta tarde y al otro día me desperté mucho mas tarde de lo habitual.

Salí de mi dormitorio, todavía aturdido por lo ocurrido la noche anterior y me encontré a Sabina mirando televisión. No sabia que hacia ella allí, porque era su hora de ir al liceo.

Ya estaba un poco mas sereno. Ahora no tenia ganas de matarla sino simplemente de regañarla un poco por lo que hizo Además, por primera vez en mucho tiempo la vi sonreír y me dirigió la palabra. "Y hermanito, te fue bien anoche con Estefanía? Que polvazo te habrás echado y se puso a reír.

"Admitís que tu sabias le pregunte?" "No te parece que lo que hiciste fue demasiado duro para hacérselo a un hermano y a tu amiga? "Eso no fue nada, mi venganza es esta" me contesto encendiendo el televisor. Y cuando mire la pantalla me vi en casa de Estefanía haciéndole el amor, con las escenas filmadas con todo lujo de detalles.

Le pregunte con indignación "Para que filmaste eso". Y con una risita me contesto que: "La venganza es que esta cinta la puse en el servidor escolar y vas a ser el hazmerreír de toda la escuela".

Por primera vez en mi vida la mire con ojos de odio y corrí hacia ella para zurrarla. Corrió hacia su cuarto pero no consiguió evitar que yo entrara también. Luchamos. La tire sobre la cama y me le tire encima. Quería pegarle como se merecía, pero sus gritos y llantos me detuvieron. Me di cuenta que estábamos en la cama. Yo sobre ella agarrándola de las muñecas e inmovilizándola. Sabina lloriqueaba y yo me disponía a pegarle.

Al reaccionar, supe que no podía hacerlo. Le solté la muñeca izquierda y con mi mano la acaricie y le dije "lo que hiciste fue horrible, me destruiste, pero sos mi hermana, te quiero y no puedo pegarte". Suspiro de alivio, y me agradeció con un beso.

Ese beso cambio el escenario. Ya no estaba enardecido y ella ya no estaba asustada. Simplemente estábamos en la cama, yo sobre ella, no había más rencor, volvía la ternura y me empezaba a dar cuenta que debía levantarme y dejarla salir, pero no podía. Ella tampoco hacia por zafarse. Me volvió a besar pidiéndome disculpas por lo sucedido.

Mi pene se empezó a poner erecto, nuestros cuerpos comenzaron a calentarse. Le dije que debía levantarme porque me estaba excitando con ella y que no era correcto, que yo debía proteger su honra y no quitársela. Ella me contesto que se lo merecía por lo que me había hecho. Le confesé que si no me quitaba de encima de ella no podía responder por lo que iba a hacer porque desde hacia tiempo observaba su cuerpo y ardía de deseos de ella.

Ella me dijo "boludo que te crees que me pasa a mi cuando te veo salir del baño o de tu cuarto en boxers" Comencé a besarla y sentí su sabor exquisito. Sentí como ella respondía. Le quite la remera, el short y la bombachita dejando su cuerpo desnudo, extendido sobre la cama, a mi merced para comérmela toda. Ella también me desvistió y luego volvió a su posición horizontal con su cabello rubio desplegado bajo su cuerpo.

Sonreía, estaba bellísima, volví a besarla en la boca sintiendo un sabroso sabor. Luego fui recorriendo con mis besos su cuello y seguí bajando, besándole uno tras otros sus senos. Sentí su calentura y me excité aun más. Coloque mi cabeza entre sus piernas y empecé a lamer su concha. Ella gemir y lanzaba diferentes expresiones guturales de gozo, que se agudizaron cuando introduje mi lengua y recorrí sus labios vaginales, para luego introducirla buscando su clítoris.

Yo sabia como hacer gozar a una mujer y mi hermana me estaba haciendo disfrutar la conchita mas sabrosa que jamás había comido antes, así como de su calentura, sus ayees y gemidos. Así que yo seguía trabajando metiendo pala y pala y ambos gozábamos y gozábamos hasta que ella empezó a gritar "nooo no lo soporto maaaas, voy a acabar", hasta que de pronto se estremeció y comenzó a respirar agitadamente mientras mi boca se llenaba de sus jugos vaginales que brotaban generosamente como la leche de la urbe.

Volví a acostarme a su lado y la bese devolviéndole parte de sus jugos. Nos miramos sonreímos y ella dijo "fin del primer round, te doy unos minutos de descanso y seguimos, quiero que me penetres".

Y así se hizo. Pasamos toda la noche round tras round y como vivíamos solos esas noches se repitieron muchas veces convirtiéndonos en unos adolescentes muy felices.

Por supuesto, mi hermana no había puesto mi escena con Estefanía en el servidor de la escuela, así que mi popularidad no se fue al piso y ambos éramos muy buscados por nuestros amigos y compañeros y nadie entendía por que no nos ennoviábamos.

Espero que les haya gustado esta historia.

Saludos Cordiales

El Ansia