Mi hermana María - parte 4
Dani descubre la verdad y el arrepentimiento le golpea en la cara sin embargo su querida hermana empieza a pensar de otra manera.
Dani cogió la nota y la olió, “maldita...” había firmado declarando abiertamente que ella no quería considerarlo como algo más que su hermano, le apasionó tanto su declaración de guerra que decidió ir a la playa para seguir poniendo nerviosa a su querida niña, claro que antes corrió al super porque a quien de verdad temía era a la bruja del castillo.
No tardo mucho en llegar a la playa y menos en encontrar la sombrilla de dibujos de su familia, su madre estaba tomando el sol y su padre y María jugaban a voley, el se acercó y dejo sus cosas con la camiseta en la arena, se puso a correr como loco hacía donde estaban y cogió a María como un saco de patatas para llevarla lo más rápido que pudo al mar, lanzándose con precaución de no hacerle daño.
Cuando salieron a la superficie Dani rompió a reír pero María lo miraba furioso.
- ni puta gracia Dani, estaba seca...
- oh lo siento hermanita, parecía que tuvieses calor... ¿nos damos un besito de paz?
- ¡Que te bese Carla! - gruñó
- ¿está por casualidad celosa mi angelito?
- já... no me hagas reír Dani, ¿por qué debería estar celosa cuándo tengo por novio al mejor hombre del mundo?
- Ya sabes que pasará si te besa, si te toca... o si te hace cualquier cosa.
- Debes estar bromeando, no creo que seas tan corto como para no entender que soy tu hermana, que el simple hecho de que lo pienses ya es repugnante.
- Por eso aceptabas mis besos tan desesperada María, por eso me espiaste con Carla... a mi no me engañas hermanita, te mueres por estar conmigo.
- Me muero por que me dejes estar con Víctor, el será el primero y tal vez el último.
- ¿lo amas?
- ¡Sí! Lo amo, siempre me ha gustado...
- gustar no es amar, no se porque no creo que lo ames, sino no me besarías con tanta pasión, María... ¿alguna vez te han besado debajo del agua?
- ¿Qué...?
no le dio tiempo a responder porque Dani simuló hacerle una ahogadilla, pero en realidad acercó su cuerpo y la besó profundamente, María pataleaba por la falta del aire y la impresión, acto seguido la soltó y ella respiró profundamente.
- ¡Estás loco!
- Quiero enseñarte todo lo que se, quiero besarte... los labios, los ojos, las mejillas... tu cuello, quiero lamerte los pezones hasta que se pongan duros y supliquen que los muerda... seguro que si te toco ahora ya estarán firmes, quiero que entres en mi cuarto y te desnudes lento y sensual, que me miras con tu cara de inocencia y te deslices en mis sábanas, quiero ser tu primer amante y protegerte de cualquier hombre que se atreva a tocarte.
- Dani... ya basta, te lo suplico no lo soporto más.
- ¿No soportas que no cumpla mis palabras encanto?
- Será mejor que me vaya...
- María sabes que como yo te quiero nadie lo hará.
- Ya, pero tu amor es fraternal ya me lo dijiste... simplemente te atraigo como mujer y Víctor me ama... ¿no crees que merezco que mi primer amante me ame?
- Creo que es mejor que cuando lo hagas con él no te duela y lo disfrutes todo.
- Me voy.
Dani se quedó observando como María nadaba hacía la orilla, también pensó en sus palabras y se maldijo por dentro, tal vez ella si que merecía hacerlo por amor, tal vez estaba enfermo... solo tenía dos cosas claras, la primera era que María no amaba a su novio y la segunda... el no solo sentía amor fraternal y eso lo asustaba muchísimo.
Ella caminaba y él estaba embobado, ¿Cómo su hermana tenía un cuerpo tan sensual? Ah si la tuviese bajo suyo... le haría el amor durante toda la noche, la haría gemir como una loca, enroscándose en él, nadó también para salir del agua y al rato la familia volvió a casa.
Como de costumbre los domingos sus padres salían a cenar y después se iban a tomar unas copas a casa del jefe de él.
Así que cuando estos salieron por la puerta, Dani subió al cuarto de baño, sabía que María se estaba duchando así que sin pensárselo dos veces se desnudó y se metió al baño, su sorpresa fue cuando descubrió a su inocentona hermana masturbándose de nuevo.
- vaya vaya con la guarra de mi hermana... yo puedo hacerlo mejor que ese cacharro princesa
- ¡Dani! Sal inmediatamente de aquí. - suspiró sin fuerzas.
- ¿todavía no te has corrido? Mejor...
abrió la mampara y se metió en la ducha antes de escuchar las quejas de su hermana la besó, le metió la lengua despacio en la boca, enseñándole le que quería hacerle si se dejaba.
Ella gimió, estaba muy cachonda y no podía rechazar más lo que Dani le ofrecía en bandeja, se giró apoyando su espalda en el pecho de Dani y colgó el mango aceptando que fuese su hermano quien le diese placer, el pareció comprenderlo porque deslizó las manos a su pechos los tocó suavemente torturando los pezones con leves caricias que los endurecían mas, los chorros caían sensualmente sobre ellos, él besaba su cuello con pasión, lentamente deslizó su mano hacia su vientre y más abajo... rozó el vello de su monte de venus y después lo acarició con cuidado provocando los suspiros de su hermana, ella seguía recostada y se dejaba hacer, subió las manos hasta abrazarse al cuello de él, mientras Dani seguía con su magia, despacio le metió un dedo dentro y lo sacaba y lo introducía muy lentamente, casi como un susurro, ella desesperaba, la tenía tan a punto que haciendo un poco de presión en su clítoris logró que se retorciera y cuando menos se lo esperaba, cuando ella estaba apunto de llegar al clímax, sucedió ella pronunció su nombre y después se corrió.
- María... lo siento.
- ¿Qué...? oh Dios, Dani que hemos hecho... madre mía. - se tapó como pudo.
- Lo lamento yo... comprendí el error cuando dijiste mi nombre, ya no volveré a intentar nada, lo prometo... yo...
Salió corriendo de la ducha, se sentía muy mal porque el la tocaba como a la mujer que amaba y cuando ella lo llamó fue como un hachazo, no podía amar a su hermana, era insensato, ella tenía su misma sangre.
Por otro lado, María se quedo apoyada en la ducha, Dani la había masturbado, ella se había corrido con su nombre en los labios y que Dios la perdonara... se sentía colmada, jamás había sentido algo parecido, ni un clima tan intenso, pero también se sentía sucia, aquello no podía ser nada bueno.
Ahora no tenían nada claro, tal vez los sentimientos eran contrarios, al principio Dani estaba convencido de que no amaba a su hermana, que solo le atraía su físico de mujer y que aquello no podía ser malo si solo pretendía ayudarla y enseñarle lo que era el verdadero placer, le parecía un juego divertido desperar esa pasión en su hermanita, pero ahora no lo tenía tan claro, cada vez estaba más seguro de que todo aquello era un error, porque sin quererlo había descubierto que estaba enamorado de ella y como había sido tan idiota como para creer lo contrario, que hombre en su sano juicio no estaría enamorado de una mujer como ella, por eso se había celado tanto de Víctor, por eso no podía soportar que otro pusiese sus manos sobre ella, la quería toda para él, quería su amor y eso era imposible.
Por otro lado, María era un manojo de nervios, había estado observando desde su habitación como Dani jugaba a basquet con su novio, había bajado lo más sexy posible para atraer la atención de Víctor y la había conseguido... pero la de su hermano venía de regalo, después en la ducha se había masturbado y al abrir los ojos descubrió que su adorado hermanito la estaba espiando, con su miembro erecto, ella lo había expulsado de malas maneras pero él no se dio por vencido ya que minutos después la asaltó e intento tomar, esa misma noche él se había tirado a su mejor amiga y dejándola claro que ella solo era un entretenimiento y amenazando con hacerle todo lo que le hiciese su nuevo novio porque ella era su propiedad.
María se sentía asqueada y repulsiva, no comprendía como Dani quería hacerle el amor sabiendo que eran hermano, que aquello era antinatural y depravado, cada vez que ella levantaba un muro Dani lo derribaba con sensualidad, y cuando se metió en el baño a compartir su ducha un fue diferente, pero esta vez María se dejo hacer... ahora no tenía tan claro querer apartar a su hermano, ahora no tenía tan claro que aquello fuese asqueroso, ahora quería tener a Dani para ella sola y disfrutar de todo el placer que le había prometido, pero ahora que los sentimientos estaban cambiados y que ella no era tan atrevida como su hermano... ¿qué sucedería?
María recibió un whatsapp de Carla.
*peque ¿cómo estás? Oye tu hermano no me coge el móvil... ¿está ahí?
*sí, creo... Carla eres mi amiga y no quiero que Dani te haga daño... el no se enamora, no sueñes con una bonita historia.
*Tranquila peque, lo único que quiero de tu hermano es esa herramienta que me lleva al cielo, la quería esta noche... pero no me habla :(
*¡Serás bruta! Tía es mi hermano creeme cuando te digo que no me interesa saber esas cosas.
*ya... pero no sabes lo que te pierdes, una lástima que os una algo tan irrompible como la fraternidad, tal vez si fuese tu primo...
*¿qué intentas decir?
*nada, solo que tengo ojos y se que te pone, pero como soy sensata te recuerdo que es tu hermano.
*tu estás loca, a mi me gusta tu hermano, el si que tiene una buena “herramienta”
*oye peque ya hablamos que al Dios del sexo salvaje le ha dado por hablarme y con un poco de suerte hoy...
*vale tía, suerte... :)
María salió de la habitación rápidamente y golpeó la puerta de su hermano muy fuerte, escuchaba su música y abrió con decisión, lo miró furiosa, él aún no había hecho nada pero solo de pensarlo se le helaba la sangre, Dani la miró confuso y bajo el volumen de su radio con el mando a distancia, después tecleo algo en el móvil y lo dejo en la cama, se incorporó y le preguntó.
- ¿te molestaba la radio?
- No es eso lo que me molesta...
- ¿entonces...? ha sido lo de la ducha yo...
- ¡No! Joder llevas insistiendo en que me acueste contigo, logras un paso más y no solo huyes como un perro asustado sino que te vas corriendo a tirarte a otra.
- ¿hablas de Carla? María... ya te dije que sentía lo de la ducha y que ya no intentaré nada, pero Carla calma mis ansias y si, ahora me voy a su casa, hermana.
- ¿por qué?
- ¿eh?
- Que porque ya no intentarás nada... ya has descubierto como soy y he dejado de gustarte... la prefieres a ella porque tiene experiencia Dani te odio.
- No, no María no, yo... maldita sea dejame en paz, vete con tu estúpido novio y dejame vivir mi vida.
Se levantó de un golpe, cogió su cartera y salió de casa dejando a su hermana llorando, no tardo mucho en llegar a casa de su preciosa Carla quien a parte de estar deseosa de estar entre sus brazos... no era su hermana.
Ella abrió la puerta, vestía una lencería violeta de encaje semitransparente, con unos ligueros a juego en las pantorrillas y una preciosa bata transparente y corta, de esas que volverían loco a cualquiera.
Se limitó a coger el cinturón con sensualidad y a invitarlo a acercase con el otro dedo.
- hola guapo, ¿por qué no vamos a arriba y te enseño lo que es estar con una dama que te desea?
La siguió de buena gana, queriendo borrar el recuerdo de María y si Carla no lo conseguía nadie podría, se cogieron de la mano y subieron al cuarto.
Cuando abrió la puerta el le rodeo la cintura y la comenzó a besar con pasión, no había un rincón de su cuerpo que dejaría de explorar, la manoseo violentamente nada de delicadeza, él ya sabía lo que Carla quería, desato su insinuante bata y la dejó caer al suelo en un murmullo,después la alejó para contemplarla bien.
- Dios mío nena, he muerto y eres un ángel, estás preciosa así.
- Me lo compré pensando en ti y en el efecto que le causaría a mi querida amiga.
- ¿quieres comprobarlo?
Ella saltó a sus brazos y lo rodeó con las piernas, llegaron a la cama donde Carla acabó a horcajadas restregándose contra su ya palpitante y crecido miembro, estaba tan cachonda, lo deseaba tanto...
- Dani... no estoy para preliminares, metemela, hazlo... sin piedad.
Y no tubo que repetirlo, le quito las bragas, la tumbó y empezó a jadear dentro suyo... ¡Si! Por fin, estuvo bombeando incansable una y otra vez, ella se retorcía, gemía, le clavaba las uñas, susurraba su nombre y lo enloquecía, pero a pesar de la belleza de esa mujer y del deseo que crecía entre los dos, Dani no pudo evitarlo e imaginó que era su hermana la que estaba bajo él y en la última embestida, justo cuando él por fin se corrió susurró:
- María.