Mi hermana María

Dani empieza a ver a su hermana con otros ojos y ahora que ella tiene novio, él se pone celoso.

María era una niña solitaria, su hermano mayor Dani era su mejor amigo, se llevaban dos años, el tenía veinte y ella recién había cumplido los dieciocho, así que Dani se llevaba a su hermana a todas partes.

Al principio, la pandilla de él la rechazó un poco por corte, pero con el paso de los días la iban cogiendo cariño, María se sentía muy avergonzada pero feliz, estaba muy agradecida a su hermano.

En aquellos tiempos, Dani salía con Clara, todo el mundo sabía que ella era una zorra, que le ponía los cuernos, pero él, como estaba enamorado, no quería abrir los ojos. Llegó un momento en el que Dani dejó de salir con el grupo, ya apenas hablaba con su hermanita y se pasaba todo el día con Clara, pero por las noches, esta salía en busca de sexo salvaje.

Una noche Víctor, el mejor amigo de Dani llamó a la puerta, abrió la madre de los hermanos con una sonrisa en los labios.

  • Señora, ¿se encuentra su hijo Dani?
  • Claro, pasa Víctor, te está esperando en su habitación.

El muchacho entró cortado, no era la primera vez que iba a la casa de los Perez, pero siempre sentía la misma vergüenza, saludó también al padre y al pasar por la habitación de María, miró de reojo y sonrió, ella estaba bailando con los auriculares... “como en casa... en ningún sitio” pensó.

Llamó a la puerta de su amigo y este abrió con una cerveza en la mano, se la ofreció y lo invitó a pasar, acababa de perder una partida online al fifa, se sentaron en la cama y comenzaron a charlar.

Su conversación era muy típica, empezaban hablando de fútbol, seguían con los coche y terminaban con las mujeres.

  • ¿has visto que guapa está Carol?
  • No me he fijado, la que esta buenísima es Cristina.
  • Para nada, oye, Clarita a engordado un poco ¿no?
  • Clara está perfecta.
  • Bueno... Dani... he de confesarte algo, la verdad no se como ha sucedido y espero que lo entiendas, me gusta tu hermana.
  • ¡Qué dices animal! Joder, es mi hermana, cortate un poco... ¿le has dicho algo?
  • No, pero lo haré, me gusta mucho de verdad.
  • Víctor mi hermana es virgen, como se te ocurra...
  • Dani si salimos juntos, con el tiempo... ¡joder!

Finalmente dejaron de discutir, Dani sospechaba que su hermana le diría que si, se la veía muy lejana cuando Víctor estaba cerca, pero para él seguía siendo su dulce e inocente niña, a la que tenía que cuidar y proteger, de repente se sintió celoso, ¿y si su amigo la alejaba de él?

El resto de la noche la pasaron jugando a la play, cenaron un par de pizzas y bebieron más de la cuenta, claro que como estaban solos no importaba.

Dani recibió un sms de Clara y lo abrió entusiasmado.

Oye Dani, sabes tan bien como yo que lo nuestro no nos lleva a ningún lado, por eso he decidido terminar con esta farsa, te deseo lo mejor.

Clara.

  • ¡será zorra! Me ha dejado por sms, joder... tenías razón Víctor, Clara es una perra.
  • Joder – bostezó – vaya manera de despertar a al gente ¿qué pasa?

Cuando Dani le enseñó el sms, su amigo palideció y le consoló como pudo, bajaron a desayunar y decidieron que después echarían unas canastas en el patio, para pasar el rato y alejar la mente de todo, y así fue, los dos en el patio en pantalón corto y sin camiseta.

María miraba embobada desde la ventana, los dos chicos se parecían muchísimo, se maldijo a si misma por pensar también en su hermano, pero la verdad era que los dos tenían unos cuerpos espectaculares.

Dani era algo más alto que Víctor, los distinguía por la altura, no podía apartar la mirada de allí, deseaba bajar para estar más cerca y de repente pensó que podía bajar con la escusa de ponerse en remojo en la piscina pequeña de plástico que ponía su madre cada verano, esas pequeñas redondas que solo cubrían hasta la cintura, pero era de agradecer en días calurosos.

Se recogió el pelo y se puso el bikini más sexy que tenía, cogió una toalla, una botella de agua y el mp3, abrió la puerta de su habitación y salió al patio con una sonrisa, los dos se quedaron mirándola, ella saludó y se metió en la piscinita.

Ellos seguían jugando pero de vez en cuando la miraban y no solo Víctor, sino que su hermano también lo hacía, duraron así una media hora, hasta que el calor ya se hacía insoportable, finalmente Dani se acercó a la piscina con una sonrisa.

  • oye hermanita, ¿me das un poco de agua? Hace mucha calor.
  • Claro. - le salpicó.
  • No me refería a eso tonta, digo de la botella.
  • ah... - le lanzó la botella. - ¿por qué no os metéis? Así os refrescaréis enseguida.
  • Me parece bien, ¡Víctor! - gritó. - ¡yo me meto, tu haz lo que quieras!

Y a Víctor le sobró tiempo para correr hasta ellos y meterse también, los tres empezaron a jugar a salpicarse y empezaron a charlar sobre que hacer por la noche, era sábado y querían salir por ahí, María quería ir al cine y después tomar algo, Dani quería ir de discotecas y a Víctor le daba igual, decidieron que después llamarían a sus amigos para acabar de concretar.

De repente, Dani se levantó, mojado estaba mucho más guapo.

  • voy al baño... ahora vuelvo. - guiñó un ojo a su amigo y se fue.

María se puso colorada, estar cerca de Víctor la ponía muy nerviosa, ella estaba loquita por él, ¿cuántas veces había imaginado ese momento? El estar a solas con él, había planeado que decir, como actuar y sin embargo, ahora, parecía una niña, callada, colorada y nerviosa.

Levantó la vista del agua y lo vio sonreír, “guapísimo” pensó.

  • María... estás roja, creo que has tomado demasiado el sol... pero estás bonita igual.
  • ¿bo... bonita? Yo no soy bonita.

Y él la besó, justo cuando Dani volvía, los celos lo invadieron, acababa de perder a su dulce hermana.

Ella le rodeó el cuello con los brazos y le devolvió el besó, nunca había sido tan feliz.

Entrelazaron las lenguas, el beso paso de ser tierno a apasionado, sin saber como, María acabó a horcajadas sobre él, bebiendo de él, Dani se quedó pasmado, estaba caliente, le había puesto demasiado cachondo ver a su hermana así, pero debía detenerlos, hizo como que tosía y ellos se separaron colorados.

  • he de irme a casa. - dijo Víctor. - os llamo luego para ver que se hace.

Y antes de que pudieran contestar, ya se había marchado, ella miró a su hermano colorada sin saber que decir, hasta que se dio cuenta de que los había interrumpido y que ni siquiera le había pedido para salir.

  • ¡ya te vale Dani! Sabes que me gusta mucho, ahora ya no querrá nada conmigo.
  • ¡Deberías darme las gracias María! Casi lo hacéis aquí.
  • ¡pero que dices animal! Además ¿a ti qué si lo hacemos aquí?. - se levantó. - me voy a duchar.

Se fue muy rápido, “maldito seas, hermano” entro al baño, y mientras encendía el agua caliente empezó a quitarse el bañador, se miró al espejo y como de costumbre empezó a inspeccionar su cuerpo, era bajita, su melena le llegaba por debajo del pecho, morena y ondulada, sus pechos no eran pequeños, pero tampoco eran grandes, redondos y bien puestos, quizá era la parte que más le gustaba de su cuerpo, eso y sus enormes ojos azules, deslizó sus manos hasta su cintura.

  • demasiado delgada. - se dijo.

Y mientras de daba media vuelta, miró su culo, era muy normalito, nunca le había dado importancia, corrió la puerta transparente de la ducha y se metió.

Se duchó como siempre, dedicando especial atención a su cabello y cuando terminó recordó las palabras de su amia Carla “masturbase en la ducha es lo mejor” ella era virgen, y cuando se masturbaba lo hacía solo por fuera, se acariciaba y disfrutaba mucho con ello, más de una vez había soñado con un hombre, haciéndoselo, y por culpa de su imaginación y el fogoso beso con Víctor, iba bastante caliente, subió el pie al pequeño asiento de la ducha y suavemente dirigió el chorro de la ducha a su coño, gimió, aquella sensación le había gustado, le dio un poco más de presión y empezó a hacer círculos con aquello, mientras que con la otra mano se pellizcaba los pezones, no había nadie en casa, solo Dani, quien seguramente seguía jugando a básquet, así que se permitió el lujo de gemir, aquello le iba gustando cada vez más, notaba que llegaba al final y se pellizcaba aún más fuerte, segundos después, el clímax, tuvo un orgasmo de aquellos que hacía tiempo que no tenía y echaba de menos después, se acarició un poco más, para calmar su cuerpo y cuando abrió los ojos... lo vio.

  • ¡Daniel!

Su hermano la estaba mirando, embobado, se le marcaba la erección en el pantalón, él parpadeo, no sabían que decir, hasta que ella se dio cuenta de que seguía desnuda y de que la mampara era totalmente transparente, la corrió y se tapó con la toalla.

  • lo... lo siento – logró balbucear él. - te oí gritar y pensé que te habías caído, después no pude salir.
  • Dani... no me mires... no vuelvas a hacerlo nunca más ¡eres mi hermano!
  • Lo se, he mirado porque me resultas bonita y me excitó la situación, se muy bien que eres mi hermana, por eso lo siento, me siento muy mal de verdad.
  • ¿Tan mal como para seguir empalmado?
  • Lo siento, ya...

Dani salió corriendo hasta su cuarto y se encerró, apoyado contra la pared, desesperado, ¿Cómo había podido excitarse con su hermana? La quería si, pero no como a Clara, ella era su hermana, su mejor amiga, su cómplice, su dulce niña pequeña... o no tan pequeña, la había visto masturbase y disfrutar con ello, había visto su cuerpo desnudo, hermoso y bien formado, sin duda ya no era una cría... y ese beso con Víctor, si saliesen juntos harían más cosas que besarse, el desvirgaría a su hermana, no, solo de pensarlo se ponía malo, y ella no comprendía, solo quería protegerla ¿de qué? De los hombres, del sexo, de si mismo. “mierda”

y entre tanta locura y confusión Dani lo decidió: él desvirgaría a María.

¿quién mejor para enseñarle que su hermano mayor? Nadie.

Se decía a si mismo que lo hacía por ella, para que estuviese preparada, para que no se defraudara, era un acto muy depravado, antinatural, pero si no la amaba, si solo era sexo... tal vez incluso ella se lo agradeciese y él... se calmaría, podría borrar toda aquella absurda obsesión por su hermana.

Salió de su cuarto muy decidido, cruzó el pasillo y una vez delante de la puerta de María, se detuvo.

Se quedo helado y en silencio, esperando escuchar algo y nada.

  • ¿piensas quedarte ahí toda la tarde?
  • ¡María!

Ella estaba en ropa interior, quería seguir torturándolo, abrió la puerta de su cuarto y lo invitó a pasar, una vez dentro ella se puso una camiseta larga y se sentó en la cama al lado de su hermano, él le tocó el pelo aún húmedo y se apartó cortada.

  • Dani... tenemos que hablar.
  • ¿te gusta Víctor?
  • ¿eh? si... pero no hemos de hablar de...
  • ¿te lo tirarías?
  • Dani... sabes que yo nunca... pero... si.
  • Entiendo.

Se levantó y empezó a acorralar a su hermana en una esquina, él sería su primer hombre, por las buenas o por las malas.

Puso las manos en su cintura y la atrajo hacía si, ella se resistía pero ¿qué podía hacer una chica diminuta contra un hombre como él? Y entonces la besó y todo se detuvo.

María creyó sentir repulsión y al mismo instante se maldijo por gustarle aquello, él era su hermano.

Como pudo le cruzó la cara y la soltó.

  • ¡Qué coño haces Dani! Soy tu hermana joder.
  • Dime que no te ha gustado el beso, después llamame enfermo y te dejaré en paz, me doy miedo María, quería besarte, pensando que no me gustaría pero que debía hacerlo por ti, para enseñarte, pero te mentiría si dijese que no me ha gustado y volvería a mentir si dijese que no me muero de ganas por volver a hacerlo.
  • Dani...
  • espera, por favor, debo decirte que entiendo que somos hermanos y que esto está mal, entiendo que yo a ti no te gusto, pero no te estoy diciendo que te quiera, bueno si, pero solo como hermana, pero me atraes, y solo de pensar que tu y Víctor... ¡no puedo! Por eso pensé, que si antes lo hacías conmigo... no te perdería.
  • Dani...
  • y ahora me iré y entenderé que me odies y no quieras volver a hablarme, perdóname María, he sido un imbécil.
  • ¡Dani para! Te perdono... con la condición de que no vuelvas a hacerlo nunca más, si, lo haré con Víctor y si no funciona lo haré con otros, no puedes detenerlo solo porqué no quieras perderme, eso no pasará, tu te has follado a medio barrio y seguimos juntos ¿no? - el asintió. - pues ya está.
  • No, no está María... perdóname.

Y se lanzó sobre ella, la besó forzosamente durante bastante tiempo, ella se debatía inútilmente debajo de él en la cama, pero pesaba demasiado, tenía demasiada fuerza.

Logró levantarle la camiseta y se maldijo por no poder mirarla bien, mientras la inmovilizaba con una mano, con la otra le metía mano, le levantó el sujetador y le tocó los pechos, con pasión, los estrujo bien y después le pellizcó suavemente los pezones, ella empezaba a resistirse menos, le encantaba lo que le hacía a pesar de que era su hermano.

Él como pudo, los lamió y ella gimió, era la primera vez que alguien le chupaba los pezones, lo había imaginado tantas veces... y eso era mucho mejor, y entonces sintió su mano en su coño, jugueteando con el y su cuerpo traidor rindiéndose al placer, cuando ya lo había aceptado, Dani paró, se levantó de golpe, se disculpó y salió corriendo de ahí, de nuevo en su habitación, se derrumbo y maldijo... jurándose una vez más, que María sería suya.