Mi hermana lo comparte todo.

Como en una noche a solas descubrí con mi hermana y su novi la sexualidad y lo ardiente que era.

María mi hermana de 27 años siempre había sido más atrevida, exuberante, la que gustaba a todos los chicos y por supuesto, la que follaba cada fin de semana con quien quería, yo soy  Inés de 19 era más recatada y sumisa, aunque mi cuerpo estaba muy bien proporcionado, las ropas anchas que llevaba no dejaban marcar mi figura, tenía novio desde hacía poco, pero era virgen.

Ese viernes nuestros padres se habían escapado de fin de semana, y ambas estábamos a solas en casa, ocasión que aproveché para hablar con María de sexo, porque no quería parecer perdida ni falta de experiencia en mi primera vez. Y María era la adecuada para enseñarme todo.

Empecé entre nervios y frases entrecortadas, María abrió una botella de Rioja para desinhibirme y que me relajase. Tres copas después  ambas reíamos y subía mucho el nivel de la conversación.

-No sé cómo actuará Jorge ni si me excitaré o me pondré nerviosa. Como sabré si es el momento?

María reía a carcajadas.

-Mira, él se acercará a ti y te besará.

-Pero eso lo hace ya….

-Pero no así….

Y empezó a morderme el labio, para después recorrerlo con su lengua que poco a poco se iba  introduciendo en mi boca, buscando la mía.

Sabía por comentarios de mis amigas, que María había tenido alguna experiencia con alguna chica, pero atreverse conmigo…. Sin embargo no me disgustó y dejé que continuase, era una sensación rara pero excitante a la vez.

Por el efecto del alcohol, el morbo de la situación o porque quizás a ambas nos apetecía, estábamos comiéndonos la boca con una dulzura y pasión femenina.

_María, soy virgen… no puedo….

-Tranquila, no tengo polla, solo estamos jugando, confía en mí.

Empezó a desabrocharme los botones de la camisa dejando al aire mis pequeños pero firmes pechos, los sacó de su prisión y empezó a lamerlos y besarlos, empezando yo a gemir de placer…. hice lo propio y le subí la camiseta para dejar al aire esas grandes tetas que tanto había soñado tener algún día, torpemente empecé a acariciarlas notando ese tacto suave que me incitaba a apretarlas más, acompañando a las manos con mi boca.

Cuando más calientes estábamos sonó el timbre y me asusté, poniéndome los botones de la camisa.

-Tranquila, es Antonio, un amigo que viene a jugar conmigo hoy, pero no me importará compartirlo con mi hermanita hoy.

-Antonio, esta es mi hermana pequeña, le estaba enseñando a disfrutar de su cuerpo, me ayudas?

-Encantado, sabes que me pone tu hermana.

No daba crédito a lo que pasaba, pero aún estaba caliente y prefería estar callada y dejarme llevar.

-Hermanita, enséñale esas tetas tan duras a Antonio, el también querrá probarlas…

Me volví a quitar los botones, y mostrar mis pechos  que el empezó a mirar con deseo. Me sentía atractiva, poderosa de poner a un chico tan guapo y mayor, mi novio era bastante soso e infantil, pero este era un hombre de verdad. Y estaba descubriendo que lo de mi hermana era genético, me sentía tan caliente como ella.

Empecé a acariciarme los pezones para provocarlo más, mientras él se acercaba. María aprovechó para desabrocharle el pantalón y mientras me comía la boca con Inés y me acariciaba los pechos, ella masajeaba su polla por encima del bóxer.

Cuando ya estaba más dura María la sacó y me dijo:

-Inés, esta va a ser la primera polla que te comas.

Obedecí sin rechistar y empecé a besarla, era mi primera polla, grande y palpitante comenzó a entrar en mi boca, empecé a tragármela con muchas ganas, estaba ansiosa por que me follase y ya mis braguitas estaban mojadas.

Me tumbó en el sofá pero no quería dejar que la sacase de mi boca y me la comía como si mi vida fuese en ello, jamás me había sentido tan caliente y deseaba que me llevase al límite.

Mi hermana empezó a subirme el vestido y mientras me tragaba la polla de su novio, me bajaba mis ya húmedas braguitas, empezó a pasarme la lengua por los labios y a buscar mi clítoris, llenándole la boca de mis fluidos que emanaban como una fuente, me corrí dos veces mientras me atragantaba con ese pollón.

La sacó de mi boca y mandó a mi hermana que quitase la boca de mi coño.

Sonreí ofreciéndole mi virginidad mientras me abría de piernas.

_María, me la vas a comer tu también antes de metérsela a tu hermana, o mejor, las dos juntas.

Como sus dos sumisas, empezamos a obedecer y a devorar esa polla que tanto nos gustaba, cuando ya estaba a punto de reventar, nos apartó a las dos y me mandó abrirme de piernas para él.

Empezó suavemente, no me dolía a pesar de su tamaño, estaba muy lubricada, de repente empezó a empujar más fuerte hasta que sentí como me abría por dentro. Me llenaba entera, y empezaron las embestidas salvajes, me corrí dos veces más hasta que por fín inundó mi coñito de su caliente leche.

-María, límpiale el coñito a tu hermana y lo compartes con ella.

Empezó a lamer la leche que salía en un hilito de mis labios y después a sacarla con la lengua del interior, se imcorporó hacia mí y me dio el primer morreo con leche de mi vida. Fue raro y a la vez bestial.

-Desde este día las dos seréis mis amantes y esclavas sexuales, y haré lo que quiera con vosotras.

Yo encantada de ser la obediente sumisa del novio de mi hermana.