Mi hermana la falsa
Mi hermana que se hacia la dormida,,, pero yo bien sabia que se traía.
Mi nombre es Juan, y eso es todo lo importante de mí. La que si importa es mi hermana Diana que es toda una belleza. Es de estatura mediana, y aunque su cara no es muy bonita, eso se compensa con sus tetotas y su culazo que desde hace tiempo me traían bien paradón. Ella me empezó a excitar desde que recuerdo que me gustan las chicas, porque como ya he dicho, es una chica excepcional ya que esta bien buena.
Esta historia empezó un día que yo bien responsable me puse a leer un libro de la tarea, acostado en un sillón que esta a la mitad de mi casa. Yo estaba bien aburrido y casi me quedaba jetón, cuando mi hermana se acostó al otro lado del sillón, a leer un libro.
Le dije que no iba a mover mis pies para que ella estuviera cómoda, y al parecer no le importo. Fue entonces cuando sentí en una de mis nalgas como su pie me acariciaba. Yo pensé que era de broma y le hice lo mismo. Entonces ella como que se acomodó para que mi pie quedara justo entre sus piernas y me volvió a acariciar con su pie. Yo, con mi mente bien cochambrosa, inmediatamente supe que era lo que ella quería y le empecé a acariciar la entrepierna. Yo ya sabía que mi hermana estaba bien caliente porque se le puso la cara colorada. Continué hasta que Diana se paró de sobresalto y se fue corriendo al baño. Justo cuando ella salió, yo entre y me eche una paja pensando en ella.
Nada sucedió en un tiempo, y aunque yo hacia lo que podía para crear otra situación parecida a la pasada, la situación no se daba. Lo único que podía hacer era espiar a mi hermana mientras se cambiaba o cuando se desnudaba para bañarse, pero nunca pude ver nada de Diana más que sus nalgas.
Una noche, Diana estaba acostada viendo un programa bien puñetero en la televisión. Aun así, me aguante ya que esa noche, Diana llevaba puesta una pijama que le marcaba todo. Llevaba unos shorcitos pegados que me permitían verle la forma de su panocha que tanto se me antojaba, y también llevaba un camisón que le quedaba muy ajustado, marcando perfectamente el contorno de sus tetas y pude notar que no llevaba nada debajo del camisón.
Me acosté enfrente de ella como si nada y acerque mi pie a su entrepierna. Mi plan dio resultado, porque un rato después, ya sentía como me acariciaba con su pie, solo que ahora yo también me acomode, de forma que me estaba acariciando la verga. Yo como si fuera un juego, la empecé a acariciar.
La forma como sentía los labios de Diana me traían excitadísimo. Empecé masajeándole dando vueltas alrededor de su agujero. Entonces, como vi que Diana no parecía percatarse de que yo sabía lo que le estaba haciendo sentir, me aventure a más, metiéndole el dedo gordo del pie en la panocha. Esto la excito muchísimo, ya que empezaba a sentir como se le mojaba el shortsillo. Ella también se percato, por lo que se fue para que yo no lo notara.
Otra vez me tuve que quedar sin tener nada parecido a lo que me había sucedido, y aunque yo la seguía espiando mientras se desnudaba, solo le lograba ver la espalda y si tenia suerte le alcanzaba a ver el culote que tanto se me antojaba estrenar.
Todo cambio nuevamente un día que mi hermana y yo nos quedamos despiertos viendo tele hasta tarde. Como mi abuelita estaba durmiendo en mi casa, Diana se tuvo que ir al sillón cama, el cual estaba enfrente de la televisión, lo que nos permitió estar acostados mientras la veíamos.
A la mitad de la película, Diana ya se había quedado dormida, y sin nadie viéndome, preferí verla a ella envés de ver la película, que se había puesto bien aburridona.
Entonces se me ocurrió que estaba suficientemente dormida para no darse cuenta si la manoseara un poco.
Primero fui con sus tetas, las cuales solo me atreví a manosear desde arriba de la camisa la cual era la misma de la vez pasada. Al ver que Diana no reaccionaba, la empecé a masturbar muy despacio. En ese momento tenia las dos manos sobre el cuerpo de mi hermana y lo único que me lamentaba era que no tenía una tercera para hacerme una paja. Entonces, pude escuchar como mi abuela se levantaba y tuve que parar. Antes de que pudiera volver a la acción, Diana ya se había despertado y la película se acabó.
La noche siguiente, mi abuela se había ido de la casa y solo estábamos Diana y yo. Mi sorpresa fue cuando de repente, al estar viendo tele, Diana se volvió a quedar dormida, solo que esa vez pude descubrir por su respiración, que solo se hacia y que la vez pasada había sido igual.
Esa noche, Diana llevaba otra pijama, que era de unos shorts parecidos a los de la vez anterior y una camisa amarilla sin mangas que le quedaba suficientemente floja para que cuando se agachara se le viera toda la teta de lado.
Aproveché que esa vez no había riesgos de que se despertara e inmediatamente le saqué una teta de la camisa. Era la primera vez que la veía y me dejó impresionado su tamaño y belleza. La empecé acariciando, solo que después la empecé a lamer toda. Entonces decidí ir para abajo. Le bajé el short a mi hermana y después de admirar un poco su panocha peludita, la empecé a mamar. Entonces se me ocurrió rasurarla y eso fue lo que hice. Solo que envés de usar un rastrillo, decidí usar la rasuradota eléctrica para ver que tan caliente la ponía.
Pude notar como quería gritar de placer, pero luchaba por no descubrir su posición. Empezaban a chorrearle sus jugos vaginales y eso no me hacía más que ponerme más cachondo.
Cuando acabe de rasurarla la seguí mamando, tomándome todos sus jugos. Entonces, le quité toda la ropa y le susurre al oído:
-Yo se que estas despierta hermanita, y veo que estas caliente, estoy seguro de que esto te va a gustar.-
Entonces repentinamente la penetré. Mi hermana abrió los ojos y empezó a chillar que la soltara, pero yo no lo hice. Después de unos diez segundos Diana ya estaba cooperando y se dejaba coger de todas partes. Cuando me vine dentro de ella, la voltee y la empecé a penetrar por el culo. Diana gemía y gemía que siguiera.
Cuando acabamos, nos quedamos dormidos, con mi verga dentro de ella. Todavía repetimos este evento cuando estamos solos y estamos pensando en invitar a una prima también, pero esa es otra historia .