Mi hermana, la doctorcita... 2da parte.

Final de esta atrevida historia.

Allí estaba yo, recostado en la cama de mi hermana, recibiendo la chupada de mi vida. Laura subia y bajaba, llenando cada vez, mi pija con más y más de su saliva. De pronto se detuvo, "Bancame..." se acomodó levemente, tan solo para atarse el pelo, y volvió a la tarea. Yo no podía salir de mi asombro, no esperaba tener sexo aquella tarde, no esperaba que me chuparan la pija, y mucho menos esperaba que lo hiciera mi propia hermana!

En un momento, dejo salir mi miembro de su boca lentamente, se seco la baba, se recostó sobre uno de los almohadones, y con cara de enorme satisfacción pronunció estas palabras: "ay boludo, tenía unas ganas de chuparte la verga que me moría!" (Yo no podía creer lo que estaba escuchando)

--De verdad? "Sí.. desde hace años que lo pienso, desde que eramos chicos: te espiaba cuando te duchabas, te miraba la pija, era enorme, bah.. sí, no se. Era tuya. Me moría por comerme esa verga, no se porque." (Mientras ella hablaba, mi pija parecía ensancharse cada vez más. Y si bien su boca estaba ahora ocupada revelando su inpensado secreto, su mano laboriosa no dejaba de masturbarme, subiendo y bajando mezclandose con la baba que ella misma había producido) "Me moría por verte desnudo, moría por oir de boca de tus novias como eras en la cama, pero nunca conseguí que ninguna me contara demasiado. Una noche incluso, que vos llegaste borracho y te fuiste a dormir casi en pelotas, yo me acerqué y te toque, pero tenía mucho miedo de que te despertaras y reaccionaras mal. Nunca pensé que se me iba a dar, no sabía como lo podías tomar" ---Estoy re caliente Laura, no puedo creer esto que me contás. (Hizo silencio por un momento... y luego volvió a hablar).

"Quiero que me la metás" --Qué? "Metemela, quiero que me cojas".

Se incorporó entonces, "correte un cacho", se quitó el short, no llevaba nada debajo. "Te gustan mis tetas" ---Sí Laura, son hermosas, perfectas... Se colocó de forma perpendicular a la cama, abriendo la ventana que daba al pequeño patio de la casa, agarró las rejas con sus manos y repitió: "Cogeme..."

No había duda en mi mente, no había pensamientos siquiera, sabía que era algo tremendo lo que estabamos haciendo y más aun lo que iba a hacer, pero en mi mente estaba complemente seguro de que quería hacerlo y el morbo era más fuerte que cualquier verguenza que pudiera sentir en ese instante. La tomé de la cintura y le clavé la verga, como si se tratase de una chica cualquiera con la que fuera a encamarme. LA manera en que gimió... no puedo describirlo con palabras, es algo único que ella hace, y esa fue la primera vez que lo conocí. Empecé a cogerla fuerte, y sus gemidos más los "así.." "cogeme" y los "dame pija.." me convirtieron en un animal que no le importaba nada. La cogí realmente fuerte.

"Ay! sí... cogeme."

"Apretame las tetas" Sus enormes gomas se balanceaban con el movimiento, cada vez que le ensartaba la pija adentro de su ser. Las tomé y dejaron de moverse.

"Apretame..." Obedecí su deseo, y le apreté las tetas, pareció calentarse aún más. Cada tanto observaba su rostro poseido por la lujuria, de vez en cuando me dedicaba una miradita... En ese momento, mi hermana era una puta, y era mía...

Luego de algunos momentos más de "bombear" el extasis pudo más, y me dí cuenta de que estaba por acabar. Laura, como casi todas las mujeres, también poseía esa capacidad de sentir cuando el macho está por acabar, y eso hizo que ella se excitara también más y se acercara a su orgasmo. Acabamos juntos esa tarde, llené el interior de su vientre de leche, y me dejé caer sobre su espalda, abrazandola. DEspues ella se dio vuelta y me hizo entender que deseaba chuparme la pija, así que volví a recostarme, y ella limpió el semen que quedaba con su delicada boca de mujer.

"No iba a quedarme sin saber que gusto tenía tu leche..." Comprendí que esa era parte también de su fantasía, por tanto tiempo guardada en secreto y ahora revelada ante mí, para mi sorpresa, y mi deleite. Nos acostamos, en un abrazo que fundió para siempre nuestras almas, de una forma incomprendible para nadie que no lo haya vivido. Se que sonará raro, pero desde ese momento, nos hermanamos más aun, eso lo cambio todo. Nuestro vínculo es hoy cien veces más fuerte de lo que era antes de aquella tarde.

Ya pasaron unos años, y ambos tenemos y hemos tenido parejas, pero siempre hacemos un tiempo, una o más veces al mes, para tener un momento íntimo y compartir eso que solo nosotros conocemos. Es una experiencia tan liberadora, que nos despoja de todo límite. Laura y yo hacemos cosas, que normalmente no haríamos con nadie más, cosas que no hacemos con nuestras parejas, ni tan siquiera se nos ocurriría plantearles. Pero no nos hace falta, tenemos esta "vida paralela", que nos transporta a un nivel de libertad y placer, inimaginable para nosotros antes de esta experiencia, e inimaginable también, creo yo, para nadie que no haya consumado algo así. No existe morbo alguno, ni placer semejante, al de tener sexo con tu propia hermana.

Bueno, esa es mi historia, mi verdad, algo que en este relato he intentado poner en palabras, pero me temo que por más elocuente que hubiese conseguido ser, nunca podré trasmitir lo que se siente en verdad. Ojalá les haya gustado conocer un poco de esta historia, ciertamente a mí me gusta vivirla y espero que no cambie jamás.