Mi hermana alexandra (historia completa)

Mi hermana y mi prima nos inician a sus respectivos hermanos

Mi Hermana Alexandra.

Hola me llamo Andrés, tengo 24 años, lo que a continuación les cuento ocurrió cuando tenía 16 y mi hermana Alexandra 21.

Mi padre nos cuidó solo desde que murió mi madre cuando éramos pequeños; realmente fue un padre maravilloso, nunca nos faltó amor, ni cuidados; nos daba mimos, nos protegía, nos llevaba a la cama a dormir y cuando no teníamos sueño nos narraba cuentos, nos hacía masajitos –no dudo que lo hacía con la ternura de un padre a sus hijos-. Así transcurrió nuestra infancia, se que mi padre tuvo algunas novias, pero con ninguna llegó a nada serio por lo que nos mantuvimos los tres solos.

Recuerdo la noche en que mi hermana se despertó dando gritos, mi padre acudió inmediatamente a su habitación y la encontró llorando con los calzones en la mano manchado de sangre al igual que su cama, era su primera menstruación, él la consoló y le explicó que era algo normal y que no debería sentir pena ni vergüenza por lo ocurrido, luego le limpió y le ayudó a mudarse de ropa; antes había visto a mi hermana desnuda y a mi padre ayudándole a vestirse, pero aquella vez esa imagen me turbó por completo la mente, no comprendía que mi hermana había dejado de ser una niña. De allí en adelante solo la vi desnuda un par de veces, puesto que se había vuelto más pudorosa y se encerraba en su habitación –cosa que no hacía antes-.

Mi padre nunca había llegado a casa en copas, pero en aquella ocasión había logrado un bono especial en el trabajo y lo celebraron hasta embriagar a mi padre; cuando llegó a casa nos sorprendimos, lo ayudamos a subir a su dormitorio, lo echamos en la cama, él se quedó dormido de inmediato. Alexandra me pidió que la ayudara a desvestirlo, le quitamos la camisa, los zapatos, los calcetines, pero cuando quitábamos los pantalones éstos arrastraron los calzoncillos dejando al descubierto su imponente verga y sus grandiosos huevos -los había visto cuando era niño, pues nos bañamos juntos algunas veces, pero no reparé particularmente en él- yo miraba con cierto asombro, noté que Alexandra también los observaba, pero inmediatamente interrumpió:

qué, nunca se lo habías visto? –dijo con cierta picardía en la mirada.

Si –dije y callé-

Te parece grande?

Bueno..eh...si

Lo que pasa es que el tuyo es pequeño por que aún eres un crío.

Alexandra le agarró el miembro y los huevos y dijo algo entre dientes que no alcancé a entender, terminó de acomodarle la ropa y lo cubrió.

eh! A la cama que mañana debes levantarte temprano –dijo Alexandra, que en esos tiempos ella estaba tomando las riendas de la casa, ya que era la mayor y mi padre había adquirido muchos compromisos en el trabajo.

Me fui a la cama con la imagen de aquella gran verga y la manera como Alexandra la tomó entre sus manos, imaginaba mis cosas de lo que había murmurado, recordé la noche de su primera menstruación siendo tocada en sus partes íntimas por mi padre, estaba completamente excitado; me disponía a hacerme una paja cuando sentí que alguien abría la puerta de mi habitación, era Alexandra, inmediatamente cerré los ojos y simulé estar dormido, alcancé a verla con su camisoncito de dormir casi transparente, me excité aún más.

cuando aprenderás a dormir decentemente –dijo, al tiempo que acomodaba mis almohadas y las sábanas, sentí un escalofrío cuando levantó la sábana, pues estaba en pelotas.

Vaya –exclamó- ya no eres tan crío, me agarró la verga, la meneó y volvió a murmurar algo que no entendí, sentía que iba a explotar; pero en ese instante se oyó un golpe en la habitación de mi padre, inmediatamente me soltó y me cubrió, aparentemente había golpeado la lámpara o algo sin importancia.

Yo esperaba que regresase Alexandra, pero no lo hizo, me hice una de las pajas más grandes de mi vida hasta entonces.

Los días siguientes no podía controlar mi inquietud. Recién reparé en mi hermana que realmente estaba hecha un bombón, no era tan alta, su piel canela recién bronceada, delgada con el vientre liso, no tenía grandes tetas pero se notaban redonditas y erguidas, tenía un culito respingado que se menaba suavemente con su andar, batí mi record de pajas imaginándomela desnuda; no perdía oportunidad para verla al salir del baño, en su ropa de dormir. Sentía envidia y hasta celos cuando veía a mi padre abrazarla y besarla, cuando ponía sus manos en su pequeña cintura, siempre había hecho eso, pero ahora me parecía que había cierta lascivia en su forma de verla y tocarla –supongo que eran los celos que me hacían verlo de esa manera-

Cuando yo me acercaba a Alexandra a molestarla como cuando éramos niños, ella simplemente me largaba, no dejaba que la tocara; creo que se daba cuenta que en realidad lo que quería era meterle mano.

Una noche que veíamos la tele, me acerqué hacia ella y puse mi brazo alrededor de su cuello, esperaba que me largase como siempre, pero en lugar de eso retiró mi brazo y me invitó a echarme en sus muslos, lo que me sorprendió; empezó a acariciar mi cabeza y mis hombros, siguió bajando por mi pecho y se detuvo en mi abdomen muy cerca del pubis - yo estaba mudo, no sabía que decir ni hacer-

has crecido mucho hermanito, ya es tiempo de que asumas más responsabilidades.

Ya viene el discurso de madre sustituta –dije-

Shhh...-dijo suavemente y siguió acariciándome- he notado como me miras, también he visto algunas manchas en tus sábanas –yo palidecí- Creo que es tiempo de que tengas una novia.

Ya tengo! –dije, cosa que no era verdad, tenía algunas amigas pero nada más-

Te conozco y se cuando mientes.

Yo pegué mi rostro hacia su vientre, noté que sus pezones se endurecían.

tú también has crecido mucho, estás muy linda –le dije.

Alexandra me presionó suavemente hacia su vientre, respiraba más profundamente, su mano ahora en mi espalda me presionaba fuertemente; de pronto me soltó y se incorporó bruscamente y se fue hacia su habitación. Luego de un rato alcancé a oír que sollozaba, me acerqué hacia su puerta que estaba entreabierta, la vi echada de lado, creí que lloraba así que decidí entrar; cuando la vi tenía el rostro desencajado y sudoroso, noté que tenía una mano entre las piernas – llevaba puestos unos pantaloncitos cortos de una tela delgada y una camiseta sin mangas.

Cuando me vio se echó de espaldas en la cama con la mirada fija hacia mi miembro, que en ese momento hacía un gran bulto en mis pantalones, también cortos. Se puso de rodillas sobre la cama y empezó a desnudarse, se quitó la camiseta, no llevaba brassiere, sus tetas eran más grandes de lo que creía, redondas muy erguidas –como apuntando al frente, ligeramente arriba- se quitó suavemente los pantaloncitos quedándose en bragas –llevaba una braguita negra pequeña, que resaltaba su bien formada figura. Era una diosa!!!

Ella me miraba profundamente a los ojos como queriendo devorarme; yo seguía parado, mirándola embobado, había quedado paralizado.

ahora me tienes aquí como me querías –dijo-

si –dije casi sin voz-

quítate la ropa –casi ordenó-

Me quité la ropa, tenía la verga empalmada, la noté más grande que otras veces y permanecí parado frente a ella. Alexandra se acercó, me dio un suave beso en los labios, quise corresponderle pero ella me detuvo; siguió besándome suavemente por el cuello, el pecho, bajó a mi abdomen, luego tomó mi miembro entre sus manos y le hizo una suave paja, que fue suficiente para que disparase un gran borbotón de semen que le cayó en la cara y cuello –me sentí muy apenado-. Ella sin mostrar asombro ni enojo, se limpiaba suavemente con sus dedos llevando cada gota de semen a su boca.

uhmmm....más delicioso que la última vez.

Cuando dijo eso me quedé intrigado. Luego ella procedió a lamerme los huevos –ufff que placer-, lamió la base de mi verga, que estaba nuevamente al palo – lo hacía como una experta, aunque era la primera vez que alguien me lo hacía- estuve a punto de venirme nuevamente, ella lo notó y se detuvo.

ahora te toca a ti.

Diciendo eso se echó sobre la cama y me invitó a servirme de ese cuerpo que hacía tiempo me traía loco, que ahora lo tenía para mí, para disfrutarlo. Le agarré torpemente las tetas.

  • hazlo con suavidad –dijo- rózalo suavemente con tus labios, bésame los pezones con delicadeza –ella guiaba, yo obedecía- que tu lengua juegue con mi pezón...ahhh..uhhhmm...-gemía-

Seguí con la otra teta como con la primera.

ahora succiónalo con fuerza, abre la boca, que entre toda mi teta...ahhh...ahhh...uhhhmm...

Luego bajé con mi lengua sobre su abdomen, besé suavemente su ombligo –sentí una contractura de su torso- luego bajé hacia sus muslos, le quité lentamente las braguitas que aun llevaba puestas, ella separó sus piernas; por primera vez admiré su conchita no tenía una gran mata de vellos, pero aun así se los había depilado haciendo un pequeño triángulo, sus labios rosados brillaban por los jugos que empezaban a brotar; me acerque hacia su conchita sentí un olor suave que aumentó mi excitación, empecé a besarle el pubis y a lamerle toda la concha, ella me detuvo y señaló el clítoris, me dijo que jugara con él como lo había hecho con el pezón. Así lo hice, era como un diminuto pene, cuando empecé ella tuvo un fuerte espasmo, apretó mi cabeza con sus piernas, la cantidad de sus fluidos aumentaron, los mismos que yo bebía con placer.

ahhh...ahhh...uhhhmm... sigue, cómeme, ahhh...chúpalo, uhhhmm... méteme la lengua....me vengo...me vengoooo....aaahhh...

Luego quedó flácida, creía que se había desmayado, cuando súbitamente se puso de pie, -la puerta! –era mi padre que llegaba del trabajo. Tomé mi ropa y corrí hacia el baño, Alexandra se quedó en su habitación.

En el baño tuve que conformarme con mi novia de siempre –mi mano- para terminar lo que no pude con mi hermana.

...los días siguientes apenas si nos cruzábamos a la hora de ir a la escuela, ella salía muy temprano a la universidad y cuando regresaba en las tardes mi padre ya estaba en la casa por lo que no encontraba un momento para volver a acercarme a Alexandra; aprovechaba cada momento para pegarme a ella o meterle mano, pero ella sutilmente me rechazaba. Pensaba que tenía algún sentimiento de culpa por lo sucedido o algo así. Cosa que también sentí, pero mis deseos hacia ella eran más fuertes.

Pensé que llegaría una nueva oportunidad cuando mi padre anunció que tendría que salir de la ciudad el fin de semana por un asunto de negocios; pero Alexandra se ofreció acompañarlo, a lo que mi padre accedió.

Yo me quedé en casa de unos primos, Mariané y Henry de 23 y 16 años respectivamente, yo tenía 16.

Cuando llegué a casa de ellos mi tía me recibió muy contenta, pues nos quería mucho, yo me quedé a dormir en la habitación de Henry, no vi a Mariané pues llegaba tarde de la universidad. Henry y yo estuvimos charlando hasta aproximadamente la medianoche, que decidimos dormir; algunos minutos después se escucharon ruidos en la habitación de Mariané –llegaba a casa-. Henry se levantó muy cuidadosamente –pensó que yo dormía- y salió de la habitación, no me pareció nada extraño, luego de cierto rato me pareció que demoraba mucho. Sentí curiosidad por ver a Mariané así que decidí ir a saludarla antes que se fuera a dormir, pero no encontré a nadie en su habitación, pero en el pasillo que va hacia el baño escuché una respiración fuerte que me llamó la atención, cuando me asomé oh! sorpresa, vi a Henry observando por un agujero de la puerta del baño a Mariané que se daba una ducha, a juzgar por el sonido, pero no solo eso si no que tenía en las manos ocupadas haciéndose una paja ¡mirando a su hermana! (que tanto asombro si yo estuve a punto de tirarme a la mía, y lo seguía deseando).

No notó mi presencia, pues estaba embobado y apunto de correrse, noté como se contraía y enseguida soltó unos chorros de leche que fueron a dar a la puerta del baño; cuando me vio sonrió y en voz muy baja me dijo

– ven a ver.

Me asomé a ver y efectivamente era Mariané que tomaba un baño, pero poco pude ver pues ya terminaba y llevaba puesta una toalla envolviendo y se disponía a salir, así que nos marchamos presurosamente.

no te preocupes –dijo Henry muy picarescamente- tengo una mejor vista de su habitación.

Esperamos que entre a su dormitorio. La casa era una de esas antiguas de techos muy altos, con puertas también altas con una venta sobre ellas, e incluso había una buhardilla que era compartida entre las dos habitaciones, pero estaba asegurada. Henry trajo una pequeña escalera que guardaba en su habitación y subimos para asomarnos hacia la ventana encima de la puerta, que tenía un agujero de un vidrio roto.

La vista no podía ser mejor, Mariané era realmente hermosa, alta delgada, piernas bien torneadas, cabellera negra y larga, cuando se quitó la toalla mmmmm, casi me voy de espaldas, tenía un par de tetas redondas aunque no muy grandes se veían perfectas, pezones pequeños y rosados; estaba sentada al borde de la cama, cepillándose el cabello, luego se puso de pie, pero rápidamente volteó dándonos la espalda y se inclinó a hacer la cama...tuve que respirar profundo, Dios que panorama, era el culo más espectacular que había visto; lamentablemente fue todo lo que pudimos ver pues se acostó rápidamente y apagó su luz.

Cuando quise bajar vi a Henry nuevamente con la verga en la mano dispuesto a darse una nueva paja-

espera –le dije- mejor vámonos de acá que también yo tengo ganas de darme una paja.

Una vez en la habitación nos dimos una paja de campeonato. Nos fuimos a dormir, Henry se durmió rápidamente, yo tenía mi mente llena de Mariané, en su espectacular cuerpo, que lo había visto por poco tiempo pero me había impresionado, recordaba lo acontecido verla y acostarse desnuda...desnuda!!!, recordé que se había acostado desnuda, tuve unas ganas terribles de verla nuevamente, me levante muy cuidadosamente para no hacer ruido, me acerqué a la puerta de Mariané y para mi sorpresa la puerta no tenía seguro, sin pensarlo des veces entré a su habitación, me acerqué hacia su cama, ella dormía recostada de lado, no estaba muy oscuro pues era noche de luna y su luz asomaba por la ventana, tenía un rostro angelical, tenía las manos hacia el rostro sobre la almohada y la sábana hasta la mitad de la espalda; lentamente bajé la sábana hasta dejar al descubierto una de sus hermosas tetas, por un momento la quise tener en mis manos, pero me contuve por temor a despertarla, seguí bajándole la sábana cuando llegué a ver el inicio de su hermoso culo, de repente giró bruscamente y se puso dándome la espalda, por un momento palidecí, pero ella seguía dormida así que decidí continuar, me había facilitado el trabajo, logré bajar completamente la sábana; la visión que tenía era aún más espectacular que la primera, tenía frente a mí un culito redondo, elevado, su cintura pequeña lo hacía más espectacular aún.

No pude contenerme y puse mi mano sobre una de sus deliciosas nalgas, la acaricié suavemente, era muy tersa, fina; suavemente dirigí mi mano hacia su raja, se sentía suave y tibia; de pronto ella hace un movimiento súbito y mi mano quedó atrapada en su entrepierna, no sabía que hacer, tenía temor de despertarla –no sabía como reaccionaría, pensaba en lo peor- así que con movimientos suaves intentaba aflojar mi mano, sentía mi mano cada vez más húmeda; pero en lugar de aflojar cada vez estaba más ajustada, de pronto ella empezó a moverse lentamente ajustando mi mano, hacía movimientos de ida y vuelta, seguramente tenía un sueño erótico y...¡se estaba masturbando con mi mano!!! El miedo había desaparecido completamente y más bien me sentía excitadísimo, empezó a respirar más rápido y profundo, hasta que se detuvo, por fin aflojó mi mano, cundo la retiré estaba empapada y con un olor a conchita ...mmm... delicioso.

No pude más y empecé a hacerme una paja allí mismo, frente a ella, cerré los ojos tratando de imaginarme como sería tirármela, cuando sentí que me tomaban de las manos, abrí los ojos asustado, era Mariané...había despertado

Andrés, primito?

Eh ...eh...si...si –respondí muy temeroso-

Por qué no continúas con lo que empezaste?

yo estaba desconcertado no sabía que decir ni hacer.

crees que no me di cuenta que me han estado observando Henry y tú, hasta hoy pensé que era una travesura de nenes, pero ahora que te veo...mmm...ya estás crecidito –dijo dirigiendo su mirada hacia mi verga, que a pesar del susto seguía empalmada- y que atrevimiento el tuyo, debería castigarte...uhmmm...pero como me has calentado

diciendo esto cogió mi verga entre sus manos y se puso a acariciarla y luego la metió suavemente entre sus labios.

uhmmm....que grande es, como podría dejarte ir?....uhmmm....

empezó a succionarlo y acariciarlo con su lengua, era realmente delicioso, sentí que me venía, cuando ella sabiamente se detuvo, se echó de espaldas y separó las piernas.

ven termina lo que empezaste.

Me acerque a ella, empecé a sobarle las tetas suavemente y luego a besarlas y juguetear con mi lengua con su pezón, como me había enseñado Alexandra ...oh Alexandra...bajé hasta su conchita y empecé a sorber de sus deliciosos jugos, lamí su clítoris casi desesperadamente, mientras ella se retorcía de placer.

-uhmmm....ahhh...ohhh...ohhh...que bien...sigue...eres mejor de lo que...ahhh...esperaba..uhmm..quiero tenerte dentro....ohhh....métemelo...ahhh...métemelo ya...ahhh

me subí sobre ella. Intenté metérselo de golpe pero fallé intenté nuevamente y de pronto...mierda!!!...me vine, no era posible, me sentí tan estúpido.

que pasó...por qué? –preguntaba ella desconcertada-

lo lamento...es que yo...nunca..es decir...eh... es la primera vez...y...

qué?

Nunca he follado a nadie

Pero como?, si hasta ahora lo has hecho de maravilla como un perfecto experto.

Me sentí, corto, pero le conté lo ocurrido con Alexandra, no sin antes hacerle jurar que nunca se lo diría a nadie.

vaya! La muy puta tuvo las agallas.

Qué dices?

Nada, que eso me ha puesto más cachonda.

Se acercó me besó apasionadamente, tomó mi verga en sus manos y se puso a mamarla tomo los gotas de semen que aún quedaban, en menos de 20 segundos la tenía nuevamente al palo, era una mamona experta no cabía duda. Esta vez se puso de rodillas dándome la espalda –que espectáculo de culo, no me cansaré de decirlo. Y la conchita...uhmmm

Acerque mi verga a la entrada de su concha, ella la tomo con la mano y suavemente la encaminó, se la metí suavemente...ahhhhh...que sensación, qué placer...empecé con un suave vaivén acelerando suavemente.

así...así...si...sii..sihh....sigue...ahh...más....ohhh...uhhh..mmmm

era lo más delicioso que había sentido, luego ella se sentó encima de mí dándome la espalda.

uhhmmm....ufff...ohhh...me vengo...ohh...me vengo..si...sii...me vengo...me..vengooohhh.

casi al mismo tiempo llegamos al orgasmo, que noche jamás la olvidaré –bueno fue mi primera follada-

Al día siguiente cuando bajamos a desayunar, ella apareció saludó a todos.

hola primito, que gusto después de tanto tiempo, has crecido y vaya como –fingió recién verme, me guiñó el ojo con una mirada picaresca.

En la tarde salieron mis tíos y nos quedamos los tres solos, yo me fui al estudio del tío, pues tenía trabajo de la escuela –motivo por el cual no pude viajar con mi padre y Alexa-. Ya avanzada la tarde Henry entra en la biblioteca y me dice:

-ven rápido que Mariané se dirige a tomar una ducha.

Yo le seguí el juego, pues no me atrevía a decirle que la noche anterior no solo la había visto nuevamente, sino que me la había follado. Nos dirigimos hacia el baño, y nos pusimos a fisgonear a través del agujero que había en la puerta, el espectáculo era bueno, pero ya no me excitaba mucho, más bien observaba como Henry se excitaba, como se masturbaba viendo a su hermana –recordaba cuando yo hacía lo mismo pensando en Alexandra-, así que decidí armar un plan para que Henry se tirase a Mariané.

Luego de verla en el baño hicimos lo de la noche anterior, nos subimos a la escalera para observarla en su dormitorio, realmente era bella –ahora la veía a plena luz del día-; pero no podía perder el tiempo, así que manos a la obra.

Esperé que Henry empezase a masturbarse; Mariané por su parte, desnuda, se aplicaba crema en sus hermosas piernas; moví bruscamente la escalera simulando perder el equilibrio y fuimos a dar al piso, pero en la caída golpeamos la puerta que se abrió, pues como sospechaba Mariané no ponía seguro.

Mariané se sorprendió –sabía que la observábamos, pero no se esperaba esto- cogió rápidamente una toalla, se cubrió por delante y se acercó a nosotros.

que hacen?

Eh...yo..yo...-tartamudeaba Henry, que aún tenía los pantalones abajo-

Yo me incorporé, me acerque a ella, puse una de mis manos en su trasero la presioné hacia mí y le di un beso profundo en la boca. En un primer momento ella no reaccionó a mi actitud, pero luego correspondió a mi beso –mi plan estaba sobre rieles-.

Tomé la toalla y la tiré hacia la cama, dejándola descubierta, completamente desnuda, yo seguí besándola, amasando sus suaves nalgas, allí delante de Henry, mi primo...su hermano.

A ella pareció no importarle, es más la notaba excitada, me correspondía, me quitó la camiseta que llevaba puesta, empezó a besarme el pacho al tiempo que aflojaba mi cinturón, bajó besándome el abdomen, abrió mi cremallera, mi verga estaba tan aprisionada que le saltó en la cara, Mariané rápidamente –como fiera en celo- engulló mi verga, me daba una gran mamada. Henry que se había puesto de pie pero con los pantalones abajo miraba embobado, tenía la verga empalmada.

Tomé a Mariané en mis brazos y la eché sobre la cama, me quité los pantalones quedando desnudo, me acerqué a ella, tomé una de sus tetas la besé con suavidad, miré a Henry y lo llamé.

ven acércate, aquí tienes lo que querías.

Henry se acercó tímidamente, tomé una de sus manos y la posé sobre el pecho de Mariané, que estaba algo temblorosa, pero aceptó que la acariciara su hermano. Henry empezó a acariciarle los pechos, yo observaba sentado en una silla frente a ellos.

Mariané gemía suavemente, Henry tomaba confianza y ahora tenía una teta en la boca y una mano en el abdomen dirigiéndose hacia el pubis de Mariané, ella se contorsionaba suavemente y gemía en una clara muestra de excitación.

uhmmm..ohhhh...ahhhh...si...así...así hermanito...así méteme mano...ahhh..

Mariané se levantó y terminó de quitarle los pantalones a Henry, que durante todo el tiempo lo había tenido a la altura del culo y con la verga expuesta.

vaya verga hermanito, que grande, que gorda y que...mmm....mmm...que deliciosa

Henry tenía la verga más gorda que la mía y un par de huevos que me recordaron a los de mi padre, aquella escena me recordó la noche en que Alexandra tomó los testículos de mi padre entre sus manos, en ese momento me sentí turbado.

Mariané empezó a lamerle los huevos y luego le besó suavemente el glande –realmente gozaba lo que hacía- y Henry...Henry se vino en ese instante en la cara de Mariané!!. Bueno esa era su primera vez con una mujer, como luego confesaría. Mariané no se inmutó se limpió y se tomó todo el semen que recogía, siguió mamando la verga de Henry pero no logró lo que en la noche anterior logró conmigo, Henry no empalmaba.

Yo no quería que el asunto quede allí, quería que Henry se folle a Mariané, así que me acerqué a ella la besé suavemente en los labios y en el cuello, no necesité de mucho pues seguía caliente, tenia la conchita muy húmeda, friccionaba su vulva y sentía como su clítoris se hinchaba, seguí besándola, en un momento levanté la mirada y vi que tenía la verga de Henry casi en mi cara, no me molestó, por el contrario me sentí más excitado, besé apasionadamente a Mariané, luego le susurré en el oído que se la mamara nuevamente a Henry y así lo hizo; yo bajé a beber de esos deliciosos jugos suyos, estuvimos así por algunos minutos; luego vi con satisfacción como la pieza de Henry crecía dentro de la boca de Mariané –nunca hubiera imaginado que luego de la noche de mi primera follada estaría en semejante trío-.

Disfrutaba del cuerpo de mi primita, le chupaba las tetas, le metía mano en su delicioso culo, mientras ella le daba una gran mamada a su hermano. Le abrí las piernas, tenía la concha mojada, bebí sus deliciosos jugos, le lamí toda la raja, ella se retorcía, me incorporé le separé los labios y me dispuse a penetrarla, cuando metí solo el glande ella tuvo un espasmo, gemía con dificultad, pues tenía la verga de Henry en la boca que ya estaba en un 100%, empecé a bombearla, luego me eché sobre ella, le besaba en la tetas luego el cuello cuando quise besarla en los labios me choqué con la verga de mi primo la que también besé, no me importó, estaba realmente excitado, luego Mariané soltó la verga de Henry y correspondió a mi beso, eso pareció no gustarle a Henry pues nos puso la verga entre nuestras caras, de repente Mariané y yo le estábamos chupando la verga a Henry.

Dejé a Mariané con la verga de su hermano, yo puse en cuatro dispuesto a penetrarla por el culo, ella dijo que ahora le tocaba a Henry, el se puso detrás de se hermana, ella tomo su pene y lo dirigió a la entrada de su concha y lentamente se lo metió.

ahhhh...mmmm....así...que rica verga....que ricas vergas –tomando lamía entre sus manos-

ohhh..ufff...ahhh....-Henry casi bramaba-

Yo le metí mi verga en la boca, ella lo mamaba casi con violencia.

ahhh...oggg....ufff..uhmmmm...si...siii –gemíamos los tres-

Estuvimos así por un buen rato, el placer era indescriptible.

uhhh...ago..ahhhh....me vengo...me vengo...sii...ahhh...

si hermanito...ahhhh....dame en la concha.....uhmmmm....sii...en mi concha...y tú primito quiero beber de tu semen....ahhh..siiii..mmmmm

Solté chorro tras chorro de semen en la boca de Mariané, fue la eyaculación más portentosa que tuve, Mariané tragó cada gota; luego con un rugido se vino Henry, Mariané convulsionaba de placer.

Exhaustos nos tendimos sobre la cama. En la noche comimos algo y luego charlamos sobre lo ocurrido. Henry contó que desde hacía aproximadamente 1 año fisgoneaba a su hermana, todo ocurrió cuando tuvo que cambiar uno de los bombillos de luz, tuvo que subir a una escalera de allí accidentalmente vio a través de la ventana superior de la puerta de la habitación de Mariané en el momento que ella se cambiaba de vestimenta; desde ese momento se obsesionó por observarla; fue él quién se ingenió para hacer aquel orificio en la puerta del baño a través de la cual no solo veía a Mariané sino también a su madre en algunas ocasiones.

Por su parte Mariané comentó que se había dado cuenta desde hacía más o menos 6 meses, que en un principio se sintió indignada, pero luego sintió cierto morbo y excitación.

nunca me imaginé que esto ocurriría, a veces fantaseaba, pero lo que hemos hecho hoy es mucho mejor y no me arrepiento, haber sido la primera mujer para mi primo y para mi hermano, vaya puta que soy –dijo riendo pícaramente-

La conversación se puso muy caliente, nuevamente Henry y yo estábamos empalados, Mariané que sin duda estaba mojada, al vernos inmediatamente se abalanzó sobre nuestras vergas y se puso a darnos una mamada; cuando íbamos embalados, sonó el motor de un automóvil, eran los padres de Mariané, que llegaban.

Bueno, nos sentimos algo apenados, pero sabíamos que en cualquier momento volveríamos en encontrarnos y tal vez seríamos cuatro con Alexandra....

El fin de semana se había acabado, en la noche llegó mi padre de su viaje, agradeció a mis tíos por hacerse cargo de mí ese fin de semana y nos fuimos para la casa.

Aquella noche mi excitación era muy fuerte recordando lo vivido con mis primos y pensando lo que estarían haciendo en ese preciso instante; con esa imagen empecé a hacerme una paja que tuve que interrumpir con el llamado de Alexa a la cena.

Cuando llegué a la cocina vi a mi hermana de una manera extraña, sentí que no la veía durante mucho tiempo (y solo habían pasado tres días), tenía una postura más sensual, una mirada brillante pero misteriosa, algo que no pude dejar de mirar y admirar.

-          todo bien? –dijo Alexa- …tengo algo en la cara?

-          Eh..si..si …hola –fue todo lo que alcancé a decir-

La cena fue extraña – o así lo sentí- mi padre comentando el viaje y el negocio que había logrado cerrar, Alexa comentando lo lindo que le pareció el lugar al que habían viajado y el hotel donde estuvieron…y yo solo mirando sin hablar.

Ya en la cama no podía conciliar el sueño, aproximadamente las 11 30, Alexa entró a mi dormitorio, no tocó la puerta – bueno, nunca lo hacía- entró descalza y vistiendo un pequeño camisón.

-          pensé que ya dormías.

-          Pues ves que no.

-          Te noto extraño, pasó algo malo en casa de los primos?

-          Malo? No, todo bien – y muy bien, pensé-

Mi padre se había dormido rápidamente por lo cansado que llegó del viaje, esto nos permitió charlar con mi hermana sin mucho cuidado. En ese momento ella me comentó el porque quiso acompañar a mi padre a ese viaje; me dijo que a pesar de fue lindo y “satisfactorio” lo que habíamos hecho no debería repetirse.

-          lo hice con Mariané –interrumpí-

-          hacer que? –preguntó, como no entendiendo o no querer hacerlo-

le conté lo vivido el fin de semana en casa de los primos, no había lujuria en mi relato, más bien sonaba a una confesión con atisbos de culpa. Conforme escuchaba mi relato notaba cierta ira en su rostro…no entendía por qué

-Mariané, esa puta –dijo con odio-

Inmediatamente recordé el comentario que hizo Mariané aquella noche (“…la muy puta tuvo las agallas”). Entonces empecé a sospechar que detrás de todo esto había algo más grande.

-          y…te gustó lo que hicieron –preguntó Alexa-

-          pues, la verdad si; pero no pude dejar de pensar en ti y en hacerlo contigo.

Noté como los pezones de Alexa se endurecían, pues ella solo vestía un delgado camisón, sin sujetador como de costumbre; yo también estaba empalmado. Ella tomó la iniciativa y cogió mi mano y la puso en su pecho.

Estaba muy excitado, pero tenía muchas intrigas que quería resolver, así que detuve lo que estábamos haciendo y le pedí que me aclarase todo. Con un poco de desgano dijo que era lo justo.

Me dijo que hacía ya un año o más tuvo una charla con Mariané, donde el tema sexual fue el centro. Mariané le contó como fue su primera vez con un novio a sus 16, de cómo le gustaba mamar las vergas de sus novios –parece que fueron muchos- lo delicioso que le parecía el semen, fue ella quien le enseñó a masturbarse; pues mientras le narraba se llevó una mano hacia su vagina y se frotaba y se excitaba.

Alexa quedó turbada, le dijo que eso también la excitó, y que quería probar para saber como era, pero por las responsabilidades que había adquirido en casa no tenía tiempo para novios – pero en casa tienes dos hombres- le refutó Mariané; aunque luego se echó a reír como si lo hubiera dicho en broma.

Desde aquella vez, la idea de tener un pene en la boca era más intensa. Una noche escuchó uno gemidos en la habitación de mi padre, ella se levantó en silencio y caminó hacia allá; él no acostumbraba a cerrar su puerta desde la muerte de mi madre, para escuchar y atendernos en la noche cuando éramos pequeños, pero le había quedado la costumbre.

Vio a mi padre echado en la cama haciéndose una paja, alcanzó a ver como eyaculaba. Aquella imagen terminó por enloquecerla, me dijo que todas las noches se levantaba para ver a mi padre, él tenía el sueño pesado y acostumbraba  a dormir desnudo. Alexa se acercaba en silencio, le levantaba la sábana con cuidado y se excitaba viendo los huevos y la polla de nuestro padre, pero nunca se atrevió a tocarlo.

La noche que mi padre llegó en copas y tuvimos que acostarlo no pudo contenerse más y se atrevió a cogerla, aparentó tomarla para vestir a mi padre, pero su verdadera intensión era tocar un pene por primera vez, se sintió excitada, pero como estaba conmigo tuvo que contenerse y dijo “pronto estarás en mi boca” ese fue la murmuración que no llegué a entender –pensé-.

Luego –continuó- más tarde oí ruidos en tu dormitorio así que fui a ver que pasaba, te encontré dormido y tuve curiosidad de saber si también podía verte la polla y vaya que lo hice, no pude resistirme y la tomé en mi mano y me dije que esta era la oportunidad de probar una polla – ella confiaba que dormía, pues yo también solía dormir muy profundamente- . Esa noche no ocurrió por que mi padre hizo ruido y ella se asustó.

Lo ocurrido la puso confusa, pensó que estaba yendo muy lejos; en su indecisión llamó a Mariané, con la idea de que ella le presentase algunos chicos con quien liberar toda la excitación que llevaba encima; pero Mariané solo se mostró excitadísima con lo que escuchaba y le dijo “que envidia”, lo que sorprendió a mi hermana.

Su calentura la llevó a reiniciar sus visitas nocturnas, decidió que era la mía, la polla que probaría primero, pues consideraba “más seguro”, pasada la media noche entró en mi dormitorio, se aseguró que dormía y se acercó a mí, me descubrió y tomó mi pene en sus manos; casi tuve un orgasmo con solo tocarlo –me comentó-, lo acarició, lo olfateó y decidió ponerlo en su boca – me sentí un idiota por no haber despertado-. Solo lo degustaba como un caramelo al principio; no sabía que hacer con él, recordó las narraciones de Mariané con su novio y empezó a meneármela cuando empezó a crecer se asustó y se fue a su dormitorio – ganas de darme de cabezazos no me faltaban-. Esa noche se masturbó hasta enrojecer e inflamar su vulva…yo estaba a punto de explotar con su relato, quería cogerla salvajemente en ese momento; pero necesitaba escuchar más.

La noche siguiente decidió continuar con la tarea que había dejado a medias, pero se sorprendió al encontrar mi pene húmedo, viscoso y con un aroma diferente, inmediatamente se dio cuenta de que se trataba de semen, lo cual la excitó sobremanera –pensó que había tenido un sueño erótico y había eyaculado por eso- hubiera querido estar unos minutos antes – me comentó (atando cabos, esa noche me hice una gran paja antes de dormir y no fue un sueño húmedo) ella decidió probar el sabor de ese líquido que no le desagradó, pero no sintió nada especial en su sabor. Fue en ese momento que decidió que iba a seducirme y luego ocurrió lo que ya les narré.

Con la calentura que tenía, pude resistir y le pregunté si era mi polla la única que había probado, pensando que el fin de semana con mi padre pudo haber ocurrido algo similar, me dijo que lo pensó pero se arrepintió…sentí tranquilidad (acaso había estado celoso de que lo hiciera con otro hombre, mi padre?)

Casi inmediatamente la abracé, fue tierno, lejos de lo salvaje que pensé inicialmente.

No besamos suavemente, la acaricié sobre su camisón comprobé que llevaba una pequeña truza, ella metió su mano debajo de las sábanas y se encontró con mi polla que estaba durísima, se la ofrecí a lo que ella accedió inmediatamente la trató con tal dulzura y pasión a la vez que casi me vengo ahí mismo, tuve que detenerla.

La desnudé con suavidad, la llené de besos, mi lengua la recorrió  completamente de los pies – oh esos piecesitos-  hasta la cabeza.

Ella no se detuvo y cogió mi polla, la lamió, la besó – vaya que se notaba ansiosa por tener una en sus manos, o es mejor decir en su boca- . hicimos un 69 muy apasionado que no duró mucho pues los dos tuvimos un gran orgasmo, grandioso ella bebió gata chorro y hasta la última gota de mi semen y yo sus deliciosos jugos – casi embriagados seguíamos prodigándonos caricias tiernas y otras furiosasa-; Alexa siguió comiéndome la polla.

Quiero que me penetres –dijo Alexa con voz entrecortada- quiero un hombre dentro mío, y si eres tú lo disfrutaré más hermanito.

Se puso de espaldas sobre la cama, abrió sus piernas, me dejó ver su hermoso y bien depilado coño, separó sus labios con sus manos y con un dedo masajeó su clítoris. Me puse sobre ella, dirigí mi pene  a la entrada de su vagina.

Mmmmmmmmmm ahhhhhh, aayyyy ayyyy

Quise detenerme, pensé que le hacía daño, me di cuenta que era su primera vez, ¡estaba perdiendo la virginidad!!! Y conmigo, su hermano!!!!

De pronto me abrazó con sus piernas y me jaló hacia ella.

Ayy hermanito, ahora lo quiero todo ….mmmmm…-y de un tirón presionó su pubis al mío-  ayyyyy….mmmmmm….que delicia…métemelo, cabálgame…ohhhhhh  uuhhhhmmmm

Empecé a bombearla con fuerza, estuvimos así por algunos minutos en el que tuvo dos orgasmos y no pude contener más, sentí que mi cabeza se llenaba de sangre que me ahogaba y solté un potente chorro al mimo tiempo que ella tenía un tercer orgasmo.

Casi desmayado caí sobre ella, me abrazó, respiraba rápidamente, podía oir mis latidos y los suyos fuertemente.

Nos quedamos dormidos ahí, sobre mi cama, despertamos al día siguiente con el sonido del reloj despertados, juntos desnudos; nos dimos un beso de buenos días. Ella se levantó.

-          Es día de trabajo, papá se levantará pronto, ve a bañarte que yo prepararé el desayuno.

Otra vez a la rutina de siempre –pensé- pero no! No era lo de siempre habíamos empezado una nueva vida que nunca más sería rutinaria, ni tampoco lo es ahora.