Mi hermana Adela

Capitulo II.- Con Sonia en su casa, hermana de Cristina, mi sobrinita política.

Capítulo II – SONIA. – Hermana de Cristina.

Una vez habló por teléfono Cristina con su hermana, pasamos a la cocina a preparar café. Tomándolo tranquilamente me comentó que a mi regreso de visitar a su hermana, tenía que aplicarse dos inyectables en la primera dosis por una infección renal según el diagnóstico de su doctora.

Yo estaba ensimismado admirando su gran belleza, tenía las piernas cruzadas y la faldita por encima de las rodillas .Como dije anteriormente calzaba unas bonitas botas de tacón con cremallera y llevaba unos pantys de color marrón claro que hacían juego con el color de sus botas.

Acabando de tomar el café me dispuse a salir a visitar a su hermanita; no sin antes decirme ella que donde iba tan rápido.

_Antonio, aguarda que te dejas los medicamentos para mi hermana. Menudo despiste el mío. Tomé la bolsa de la farmacia y me dispuse a visitar a su querida hermana, deseando estar de regreso lo antes posible.

Por fin me encuentro visitando a Sonia, una linda morenita de 22 años, más baja de estatura pero con un maravilloso cuerpo. Me llevé la sorpresa que fue ella la que me abrió la puerta.

Pensaba que estaría tu madre contigo Sonia, tuvo que salir urgente a hacer algunas gestiones. Pasamos al dormitorio y quitándose la batita se metió entre las sábanas.

_Antonio, me tomé la temperatura y además de las inyecciones necesito aplicarme un supositorio y soy un desastre para esto.

No te importaría ponérmelo, ¿verdad?

Claro que no Sonia, pero déjame lavarme las manos.

Pasé al baño y a los pocos minutos me encontraba con ella. Saqué el envoltorio del envase y le sugerí se pusiera de costado.

Ella se bajó la braguita mostrando su delicioso culito. Separando esas ricas nalgas pude ver su maravilloso agujerito diciéndole que se relajara, poco a poco introduje el supositorio observando como iba entrándole perfectamente. Qué placer me das Antonio, continua así ¿por favor? Qué rico me lo haces. Su cara estaba rojita por la excitación.

Yo ya me estaba excitando de ver como contraía Sonia su esfínter anal. Ya vi como desapareció en supositorio en su culito y le di unas suaves palmaditas en sus nalgas.

Ella notó mi erección y girándose en la cama hacia mí me puso su mano sobre mi paquete.

_Antonio, bájate los pantalones ¿por favor? Deseo comerte ese rico pene.

Me dispuse a bajármelo no sin antes decirme, será mejor que te lo saques.

En un instante estaba con los pantalones bajados y ella comenzó a darme una suculenta mamada.

Bendito supositorio Antonio, ¿cómo me pusiste de caliente? Y más ahora mamándote esa rica verga. Abrió el cajón de la mesilla de noche y sacó un preservativo. Quitando la envoltura me lo puso con su boca, qué placer.

Le di la vuelta en la cama y poniéndola en la posición del perrito le subí el camisón agarrándole esos deliciosos senos e insertando mi pene en esa cálida conchita. ¿Te gusta mi amor?

Sí Antonio, qué rico me lo haces.

Sonia daba gemidos de placer y como se movía la nena, estando en plena faena sonó el teléfono.

Como es lógico lo cogió Sonia, resultando que era su mamá y diciéndole si yo había llegado.

Si mamita le dijo ella, ahora mismo me está preparando el inyectable.

Colgando el teléfono Sonia me dijo:

Córrete amor, yo estoy a punto.

Espera y me doy vuelta, quiero sentir esa lechita sobre mis pechos. Estirada en la cama comenzó a chuparme la verga y sacándome el preservativo eché toda la lechita sobre sus senos.

Nos besamos apasionadamente y nos fuimos al baño a lavarnos. Ella se sentó en el bidet y aún tuvo el placer de hacerme una lluvia dorada.

Luego de asearme, me vestí ya que su madre podría llegar de un momento a otro.

Pasé a la habitación y a los pocos minutos entró Sonia y le dije:

Acuéstate cariño que enseguida te pongo la inyección.

Se puso boca abajo con la braguita bajada a medio muslo. Me senté en la cama junto a ella y me dispuse a darle con el algodón y el alcohol sobre esa rica nalga.

Relájate Sonia, mirándome de reojo me dice pónmela despacito mi vida.

¿Me dolerá? Tranquila nena, te dolerá un poquito pero tienes que ponerte buena. Introduje la aguja y poco a poco fui administrándole el inyectable.

Ya está Sonia, no fue tan malo ¿verdad?

No Antonio, eres un primor inyectando aunque me gusta más la otra jeringa de carne. Le di un masajito en la nalguita y le subí la braguita.

Puedes volverte, diciendo esto sentimos la puerta. A los pocos minutos tuve el placer de saludar a su madre que se llama Carmen, una bella señora de 38 años, buen tipo y muy agradable.

¿Cómo estás nena? Me duele mi culito mami, pero Antonio tuvo mucha paciencia conmigo, ya sabes que no me gustan mucho las inyecciones.

Bueno hija, cogiste una fuerte gripe y tienes que aplicarte el tratamiento prescrito por la doctora.

Yo me despedí de Sonia y salí con su madre de la alcoba.

_Ahora descansa nena, si necesitas algo me lo dices.

_Antonio, ahora te explico mi tratamiento. Acompáñame a mi dormitorio ¿por favor? Cono desees Carmen.

Me mostró sus inyecciones: 4 ampollas balsámicas y una caja de 10 viales de un complejo vitamínico.

_Antonio, al reconocerme la doctora me dijo que me debo poner las inyecciones balsámicas en dos días. Luego el lunes me aplicarás las vitaminas.

Así que manos a la obra. Carmen trabaja en una agencia inmobiliaria.

Iba vestida muy elegante con un conjunto de falda y blusa. Tiene un cuerpo divino y le gusta cuidarse. Se sentó en la cama quitándose los zapatos de tacón y se cubrió sus lindos pies con un calzado más cómodo.

Observaba como iba preparando la inyección.

_Antonio, voy a sacarme la falda y ponerme cómoda.

Se desabrochó la cremallera de la falda mostrándose en pantys, a través del mismo se le clareaban unas lindas braguitas en color blanco.

Al verme con el inyectable dispuesto se colocó boca abajo en la cama deslizando el panty a medio muslo. Cuando quieras Antonio.

Bajándose la braguita a continuación, le apliqué el algodón sobre la nalga izquierda desinfectando la zona. Tiene un culo delicioso.

Introduje la aguja aplicando el inyectable suavemente, ¿duele? Un poquitín cariño, no temas yo soy como mi otra hija Cristina, prefiero las inyecciones a pastillas u otros preparados.

Acabada de inyectarla, puse levemente el algodón sobre la zona del pinchazo. Listo carmen. Se subió la braguita junto con el panty y se incorporó de la cama cubriéndose con una bata.

No se te olvide venir a la noche ¿si? Por supuesto Carmen, aquí estaré de nuevo. Me acompañó hasta la puerta dándome saludos para mi hermana y sobrina.

De regreso a casa de mi hermana, al pasar por el centro de estética y belleza Verónica me hizo señas de que entrara.

Dime Verónica, ¿ocurre algo? Todo lo contrario Antonio. Tengo una clienta, que luego de arreglarle su linda cabellera desea que le aplique un tratamiento de belleza y masajes etc. Es una linda transexual y se llama Sandra. Ahora está en el gabinete y desea de tus servicios. Me pidió la dirección de tu consultorio y como es lógico me atreví a dársela.

Voy a atenderla, ha quedado en llamarte una vez llegue a su casa.

Luego te cuento y espero no te hayas molestado.

No, Verónica, todo lo contrario. Luego nos vemos, voy al consultorio un momento y luego estaré en casa de mi hermana.

Me despedí de Verónica, quedando en ir en la noche a inyectar a ella y su hija .Estuve un rato en el consultorio y a punto de cerrar para irme a casa

de mi hermana suena el teléfono. Era Sandra diciéndome que se encontraba en su domicilio y si podía atenderla.

Le comenté que ya Verónica me puso al corriente y le dije que me diera su dirección. Tomo nota y le dije que en cuestión de unos quince minutos estaría allí.

Llamé a casa de mi hermana y le dije que tenía que hacer una visita urgente, y que una vez realizada iría lo más pronto a su casa.

Sandra.

Tuve el placer de encontrarme con esta linda chica, toda una mujer en apariencia, rubia, ojos claros y de una excelente figura. Salió a recibirme vestida con una bata estampada, calzando unos tacones de aguja.

Adelante Antonio, no se quede ahí ¿por favor? La verdad es que me quedé petrificado al observar semejante belleza, pasamos al salón donde me dijo lo de su tratamiento.

Me comentó que compartía piso con una amiga cuyo nombre es Celia.

Antonio, primero te daré las inyecciones de Celia, le ha mandado la doctora tratamiento para una semana, debido a una fuerte afección gripal, tomó las inyecciones del aparador y me dispuse a prepararla.

A los pocos minutos la tenía dispuesta y pasé a su alcoba encontrándome con una linda morena, hechas las presentaciones le dije que se colocara boca abajo en la cama. Echándose la braguita hacia abajo tenía un hermoso trasero. Apliqué el algodón con alcohol sobre la nalga izquierda y viendo la jeringa me dijo: vaya con cuidado por favor me dan un poquito de miedo los pinchazos.

Tranquilícese señorita, con su cabecita apoyada sobre la almohada Sandra se puso a su lado en la cama cogiéndole la mano. Introduje la aguja en esa rica nalga administrándole lentamente el contenido de la inyección.

Madre mía Sandra, ¿cómo me duele? Tranquila cariño, le dijo Sandra, ya está. Puse el algodón sobre el punto de la inyección y Sandra le subió la braguita.

Salí de la alcoba despidiéndome de ella en compañía de Sandra.

Nena, le dijo Sandra, descansa, voy con Antonio a que me ponga mis inyecciones.

Vamos a mi alcoba ¿por favor? Por supuesto Sandra.

_Antonio, necesito aplicarme un enema, no le importaría ponérmelo, ¿verdad? Por supuesto que no Sandra, mientras preparo el irrigador vaya preparándome el inyectable.

De acuerdo Sandra.

Me dispuse a prepararle el inyectable. A los pocos minutos salió del baño y le dije se colocara en la cama para inyectarla. Se quitó la bata quedándose con un bonito conjunto de braguita y sujetador .Pude admirar su lindo cuerpo, se le adivinaban unos senos perfectos y de lindos pezones. Me atreví a preguntarle si se ponía hormonas.

Así es Antonio, cuando se me pase un poquito el resfriado deseo que puedas aplicármela. Con mucho gusto Sandra, tumbada en la cama boca abajo se deslizó la braguita, le di suavemente con el algodón mojado en alcohol y le introduje la aguja administrando el contenido de la inyección.

¿Te duele? Obvio que me duela Antonio, pero no soy tan quejita como mi compañera Celia.

Ya está Sandra, puse el algodón sobre la zona del pinchazo y le dije si prefería administrarle el enema en la cama. Será más cómodo ¿verdad?

Por supuesto Sandra, permíteme que vaya a lavarme las manos. Tómese su tiempo Antonio.

Salí del baño con el irrigador colocándolo sobre un soporte de la cama y me dispuse antes a lubricar ese anito. Cogí un poco de lubricante y ella se puso sobre el costado izquierdo, se abrió sus nalgas y me dispuse a lubricarle el agujerito extendiendo el lubricante delicadamente sobre ese lindo agujerito. Se estremeció al contacto del lubricante. Está frío le dije, si un poquito. La noté algo ruborizada, ¿te ocurre algo? Todo lo contrario me lo has hecho tan suave que está feo decirlo, pero me distes placer Antonio.

Lubricada la cánula me dispuse a insertarla en el culito administrando el contenido lentamente, ella aguantaba pacientemente y me dijo que quería ponerse de rodillas. Le puse una almohada bajo su vientre apreciando un

lindo pene que parecía estar algo erecto por la excitación.

Un diminuto pene pero muy excitante a la vez. Ya casi terminando el enema me rogó que sacara de su culo la cánula. Aguanta un poquito Sandra, enseguida acabo. Pude conseguir introducirle todo el enema en su recto, suavemente le saqué la cánula y ayudándola a incorporarse pasó urgente al baño.

A los pocos minutos me dijo que podía pasar si necesitaba asearme. La encontré sentada sobre el bidet aseándose su lindo culito.

Yo me dispuse a asearme y no sin antes decirle lo bella que era. Eres muy gentil y muy agradable Antonio.

Me alegro haberte conocido y espero poder complacerte en otro momento, me dijo que trabajaba en un club como encargada, y que esperaba la visitara en alguna ocasión.

Salimos del baño y me dijo que debería pasar a la noche de nuevo. Descuida Sandra, se echó la bata por encima y salió a despedirme a la puerta.

Hasta la noche Sandra.

Chao Antonio.

Salí hacia casa de mi hermana, una vez allí ya Cristina había atendido a mi hermana y sobrina.

Entré al dormitorio de mi hermana y palpándole la frente le dije:

¿Cómo te sientes amor? Le pedí a Cristina me pusiera el termómetro, de hecho lo tengo puesto, ¿tienes apetito cariño? No mucho nene, tomé una taza de caldo.

Cristina estaba en la habitación de Begoña mi sobrina.

Nena, dame el termómetro le dije: echándose la sábana hacia abajo me lo entregó separando esos deliciosos muslos. Tienes décimas nena, voy a administrarte un supositorio mejor que inyectarte.

De acuerdo hermanito. Me lavé las manos y tomé el envase de los supositorios, sacándolo de su envoltura le dije se pusiera relajadita.

Se volteó en la cama deslizando la braguita y procedí a insertarlo suavemente. Poco a poco iba entrando en ese delicioso agujerito.

Ya está amor, ahora descansa.

Luego a media tarde te inyectaré de nuevo, ¿te parece? Si nene, tú mandas.

Entré al dormitorio de Begoña, ¿cómo estas tesoro? No muy bien como puedes comprobar tío. Ya verás como mañana te sentirás mejor le dije.

Cristina me dijo que fuéramos a la cocina que la comida estaba lista.

Dejamos descansar a Begoña y en la cocina me dijo que debería inyectarla antes de comer.

Por supuesto Cristina, tengo mis cosas en el dormitorio de Sergio, de acuerdo bombón voy a atenderte. En el dormitorio me entregó sus inyecciones y me dispuse a preparársela.

Iba vestida con un chándal de mi hermana y estaba preciosa. Le dije si se había puesto esas inyecciones antes.

No Antonio, Me dijo la doctora que debo empezar con 6oo mg., así que prepara la inyección.

A los pocos minutos la tenía lista y ella se colocó boca abajo en la cama bajándose el pantaloncito. Llevaba una tanguita en color blanco y bajándosela un poquito puse el algodón con alcohol sobre la nalga izquierda. No te muevas nena, introduje la aguja y le fui administrando el inyectable. Un vial de 4 centímetros cúbicos. ¿Te duele? Sí cariño, pero continúa, me lo haces muy bien. Terminada la inyección le puse el algodoncito sobre el glúteo y le subí la braguita. Ella incorporándose de la cama se subió el pantalón y pasamos a la cocina.

Comimos en la cocina ya que mi hermana y sobrina estaban atendidas. Luego de comer la ayudé a lavar los platos y poner en orden la cocina. Comprobamos que mi hermana y sobrina estaban dormidas y aprovechamos en ver un poco la televisión.

Nos fuimos al salón y nos sentamos en el sofá poniendo la tele no muy alta. Nos dedicamos a ver una película de acción, al poco rato optamos por apagar la televisión y Cristina me dijo se iba a arreglar para visitar un rato a su hermana.

Una vez se fue decidí darle una vueltita a mi hermana encontrándomela despierta.