Mi hermana
No hay nada peor que enamorarse de tu hermana.
Esto es una historia real que me ocurrió hace unos meses.
Aunque realmente no es amor filial, pues Helena y Luis no son parientes míos, para mi es como si fueran mis hermanos así que aquí lo he decidido incluir.
Yo soy Alejandro, tengo 30 años de estatura media, algo rellenito y con un pene algo pequeño (13 cm), por ello mi vida sexual ha sido bastante limitada, además de por lo tímido que soy.
Luis es mi mejor amigo, nos consideramos como si fuéramos hermanos (aunque no sea de sangre si de sentimiento) y Helena es su mujer y también mi mejor amiga. El caso es que todos estamos en nuestras casas ya casi como si fueran la nuestra propia.
Dicen que una mujer no puede ser solo amiga, y yo hasta hace bien poco pensaba de forma totalmente contraria y de hecho la ponía a ella como ejemplo cuando salía este tema de conversación. Helena es muy cariñosa conmigo y me trata como a su hermano, y cuando se emborracha esa exaltación de cariño es más grande aun, siempre desde un contexto puro e inocente, no pícaro ni nada semejante, y yo la correspondía de igual forma. Pero de un tiempo ha esta parte cada vez que pasaba eso durante nuestras noches de borrachera, notaba como esas situaciones de besos y abrazos me excitaban y mi pene se expresaba sin yo poder remediarlo, quizás debido a mi atracción por Helena y seguramente también por mi inoperancia sexual.
Desde entonces cada vez me costaba mas verla como una hermana y empezaban a aflorar en mi sentimientos carnales hacia ella, que poco a poco iban a mas, hasta el punto de que casi me llegue a obsesionar con ella, no sin dejar de pensar que era la esposa de mi "hermano" y que ella era la segunda mujer mas importante de mi vida.
Empecé a visitar estas páginas de relatos buscando situaciones similares y empecé a masturbarme pensando que los protagonistas éramos nosotros. Mi relación con ella como digo era muy abierta y yo de siempre la decía que ojala ella hubiese tenido una hermana gemela para mi a lo que ellos se reían y realmente decían que ojala, que hubiese estado bien pasar a ser realmente de la familia, pero yo últimamente se lo decía con otras intenciones, ya la había dejado de ver como mi amiga y ahora solo la veía como el objeto de mis fantasías sexuales. Anhelaba que llegaran esos fines de semana en que podíamos salir para sentir sus caricias y abrazos descontrolados por el alcohol.
Luis es músico de profesión y por ello sale mucho a tocar sobretodo los fines de semana, y Helena y yo y otros amigos solemos quedar para cenar en mi casa o en la de ellos y luego salimos o nos quedamos viendo una peli o jugando a algo.
Uno de esos fines de semana, Luis salio a tocar con la banda y, como siempre, quedamos todos en mi casa para cenar, pero sólo pudo asistir Helena. Así que yo como siempre prepare la cena, nada especial, un poco de pasta boloñesa y un pescado en papillote, que me ayudo a hacer ella y de postre tomamos unos helados que tenía en el congelador. Después de cenar, acabamos de ver el partido tomando unos chupitos y después de recoger todo decidimos salir a tomar algo por ahí. Encontramos a varios amigos en el bar que solemos frecuentar y después de unas risas y muchas copas Helena empezó a entrar en ese estado que a mi me pone tanto. Empezó a decir a los 4 vientos lo mucho que me quería, que era su hermanito y empezó como siempre a darme besos y abrazos, con lo que yo me puse muy excitado y se me paro la polla de tal forma que me hacia daño pues no la tenia en una posición no muy agradable dentro del pantalón, así que como pude me deshice de Helena y me fui al baño "a mear" y a recolocármela en una mejor posición. Cuando salí me encontré con un corrillo de amigos y en medio a Helena con una melopea espectacular. Apenas podía tenerse de pie, así que la sacamos a la calle para que la diera el aire y después de un rato decidí llevármela a su casa.
Cuando bajamos del taxi la cogí la llaves del bolso y abrí el portal, ella estaba casi sin conocimiento y cuando nos dispusimos a subir a su casa (un cuarto sin ascensor) se me callo inconsciente encima. Así que la levante y como pude fui subiendo por las escaleras. La cogí como a los peques, hice que me rodeara con sus brazos y sus piernas y yo la agarre con mis manos en sus nalgas, lo cual me estaba poniendo malo sintiendo su culo en mis manos y sus tetas en mi pecho, además ella no se en que estaría soñando pues no hacia mas que darme besitos en el cuello. Mi polla estaba durísima y yo para descansar entre pisos me sentaba en las escaleras quedando mi polla junto a su culo y poniendo más burro aun. Al final llegamos a su casa y yo la pose encima de la cama. Ella estaba totalmente dormida, de vez en cuando soltaba algún ronquido y yo comencé a desvestirla para meterla en la cama.
Le quite sus botas y le saque los pantalones vaqueros, a lo que aproveche para manosearle al culo y sentir lo suave y carnoso que era. Llevaba unas medias y un tanga azul de encaje con una flor bordada justo delante de su rajita que no permitía verla bien. Madre mía como me puso eso. La quite el chaquetón, una chaquetilla de punto y una camiseta blanca de cuello alto, pues esa noche hacia bastante frío. Debajo llevaba un sujetador acorde con el tanguita, también de encaje azul con dos flores bordadas delante de sus dos pezones.
Me separe un poco de ella y me quede admirándola, la había visto ya en bikini muchas veces, pero ese momento era algo especial para mi. Ella no es muy alta, 1,50 escaso, no tiene una figura de top model, cosa que a mi tampoco me gusta, pero ni mucho menos esta gorda, lo justo para tener donde agarrar, es tirando a blanquita pero ese día estaba algo morena pues habíamos ido a la playa varias veces. Sus tetas son grandes, una 100 diría yo, y tenia el vello púbico casi rasurado al completo, por lo que deja entrever el tanga.
No sabia que hacer, yo estaba muy excitado, pero por otro lado pensaba en Luis y en como podría afectar lo que esta noche podía pasar en mi relación con mi querida Helena. De ninguna forma quería que esto truncara mi amistad con ella, y por consiguiente con Luis, pero mi calentura era muy grande así que me acerque a ella y la empecé a oler.
Era delicioso su perfume mezclado con su sudor, bajé hasta su monte de Venus y seguí oliéndola la conchita en la que se podían ver dos labios grandes, me acerque un poco mas y toque con mi lengua ese manjar tapado por el tanga, ella ni se inmutó así que yo acerque mi mano y la retire un poco el tanga y esta vez si toqué con mi lengua sus labios y su clítoris todavía escondido. Ella no parecía estar dándose cuenta de nada pues seguía respirando fuerte. Acerque un dedo a su raja y separe sus dos enorme labios haciendo hueco a mi lengua que notó como su concha estaba empezando a lubricarse.
Mi otra mano estaba entretenida con mi polla, ya fuera del pantalón, y dura como una piedra. Seguí lamiéndole el sexo, notando como ella seguía disfrutando de su sueño, continué con la lengua y acerque un dedo suavemente palpando el clítoris, que ya había aflorado. No me creía lo que estaba sucediendo, decidí que tenia que ver sus senos así que la retire el sostén que afortunadamente tenia el cierre por delante y con mucho cuidado la deje con los pechos al aire, y me quede absorto mirando sus pezones duros y grandes, que preciosidad me decía, y me acerque con mi lengua a uno de ellos. Estaba muy duro y hacia contraste con sus pechos que eran muy maleables, me estaba volviendo loco y encima ella no estaba siendo consciente de nada a juzgar por sus ronquidos. Lamí y bese cada centímetro de sus pechos y los magree con suaves masajes.
No pude aguantarme más y decidí ir al baño a acabar de masturbarme pues creí que era suficiente y que ya me la había jugado bastante. Jamás me corrí así, salio mi semen a borbotones como nunca me había sucedido y menos en la taza cayó en cualquier lugar. Después de limpiarlo todo volví a la habitación y me la encontré igual de cómo la había dejado pero con las piernas abiertas. Quise acabar con esto y empecé a quirtale las medias para ponerla el pijama. La tome una pierna y la fui bajando lentamente la media percibiendo con mis manos cada centímetro de su fina piel. Tenia las piernas recién depiladas, lo que hacia que ese roce cada vez mas agradables y no pude evitarlo. Se la bese y lamí según iba bajando y le chupe sus pequeñitos dedos. La polla se me puso otra vez a mil y cuando me acerque a bajarle la otra media, vi como el tanga estaba ligeramente mojado. Lo aparte un poco y volví a lamerle el coño absorbiendo esos maravillosos jugos que ella había soltado.
Dios estaba como loco por follármela, me la empecé a menear mientras decidía que hacer, me subí a la cama me puse encima de ella sin tocarla y sin dejar de masturbarme y cuando estaba a punto de penetrarla le dio como un respingo, sin despertase, lo cual me asusto haciéndome perder la concentración y viniéndome encima de ella. Dios, la puse perdida. El vientre, las tetas, los brazos, por suerte no cayo nada en la cama, pues como ya me había corrido antes, esta vez no salio tanto semen. Rápidamente con mi propio calzoncillo la limpie lo mejor que pude y después de besarla sus tetas y su coñito hermoso y húmedo, la vestí con el pijama, la arrope y me fui a mi casa con la sensación agridulce de por un lado haber fantaseado con mi "hermana", la causante de mis pajas, y a la vez haber traicionado nuestra amistad.
Al día siguiente ella me llamó para preguntarme que había pasado la noche anterior, que no se acordaba de nada, y que no sabia como había aparecido en su cama y en pijama, yo suspire, y después de una pausa, la expliqué lo que había pasado (lo de la borrachera) y que había sido yo el que la había llevado a casa, puesto el pijama y metido en la cama. Ella me pidió perdón por haberme estropeado la noche y las gracias por atenderla así, a lo que respondí que para eso estaba yo.
Después de todo esto mi relación con ellos es la misma y yo ya he relajado bastante mis ansias con respecto a ella. No se si realmente no recuerda nada, pero a día de hoy yo prefiero que así sea y que sigamos siendo una "familia" feliz.