Mi harem aumenta en el pueblo (Parte 9)

Nunca creí que fuese a comportarme de esa manera, pero a los tres nos gusta.

Novena parte de esta serie. Gracias por vuestras visitas, puntuaciones y comentarios. A partir de ahora os dejaré la primera parte, la última parte publicada de esta serie y un link a mi perfil para que tengáis allí todos mis relatos. Gracias.

Link a mi perfil: http://www.todorelatos.com/perfil/1378610/

Aquí esta la primera parte: http://www.todorelatos.com/relato/85904/

Aquí está la octava parte: http://www.todorelatos.com/relato/86955/

Las semanas pasaron y comenzamos las clases, aun con el recuerdo de aquel fin de semana. Sobre todo yo que aun guardaba, y de la que tenia mil copias, foto que saque a Carla, Cris y Silvia el ultimo día. A pesar de todo, nuestra amistad con ellas no cambio en nada, pero mi relación con Cris sí. Estábamos mas unidos que nunca, se podría decir que éramos mas "liberales" aunque yo, por muy hi.. de pu.. que pudiera parecer, nunca dejaría que otro hombre la poseyera. Cris lo entendía y no le preocupaba, ya que nunca le había interesado el estar con dos hombres.

Pronto iba  venir un enorme puente en el podríamos marcharnos de viaje, y viendo que de nueve días, solo dos teníamos dos días de clases, decidimos de antemano que nos saltaríamos esos dos días, para poder estar más tiempo juntos. Viendo nuestra iniciativa, Marta, la hermana de Cris, nos propuso irnos al pueblo donde vivía Lucia. Al escuchar su nombre recordé aquella noche (Véase parte 4). A Cris pareció gustarle la idea y en seguida llamó a Lucia para proponerle aquel plan. Por supuesto, Lucia acepto encantada, pero Marta y yo nos quedamos sorprendidos cuando Cris nos dijo que Lucia tenia novio.

-Joder, con la primita. Y parecía una mosquita muerta.- Comentó Marta riéndose.

"Si tú supieras..." Pensé yo.

Desde aquel día estuvimos organizando el viaje. Yo iba a dormir en la casa del novio de Lucia, el cual conocía de anteriores visitas. Era un chaval majo, pero no sabría decir si había tenido buena suerte o mala, al estar con Lucia. Por el contrario, Cris y Marta, se quedarían en casa de Lucia.


Poco a poco, fue llegando el viernes anterior al gran puente, día en el que pensábamos marcharnos al pueblo. Como siempre que íbamos de viaje fuimos en mi coche. Para nuestra sorpresa el tiempo que iba a hacer era de la típica semana de verano. Calor y sol durante casi todo el día, por lo que la maleta la llenamos con ropas cortas y bañador y bikinis para ir a las piscinas.


Finalmente llegó el viernes y tras recoger a las dos hermanas salimos hacia el pueblo de Lucia. Había tenido un día duro en clase así que estaba un poco cansado, pero según me había dicho Cris, aquella tarde íbamos a ir a las piscinas a relajarnos un poco. Siendo sinceros, no pude evitar acordarme de Lucia con su bikini de color verde.

Tras un largo viaje de casi dos horas, finalmente llegamos al pueblo, y tras perdernos un poco tuvimos que llamar a Lucia para que nos guiase. Algo cansado, sobre todo yo, bajamos del coche y con las maletas subimos a la casa de Lucia. Sus padres no estaban, ya que estaban en la ciudad trabajando y Lucia había conseguido que no viniesen el fin de semana para dejarnos tranquilos.

-¡Hola primas!- Las saludo Lucia abriendo la puerta de su casa.

-Hola guapa.- Contestaron Cris y Marta y tras darle dos besos entraron dentro.

-Hola Javi.- Me saludó mordiéndose el labio inferior, cosa que me excitó, pero que solo yo pude ver.

-Hola Lucia.- Contesté yo dándole dos besos muy cerca de sus labios. Después entre y fui directo a su cuarto, donde estaban Cris y Marta, para dejar mi maleta.

-Tenéis que prepararos ya, por que en un cuarto de hora hemos quedado para ir a la piscina.- Nos sorprendió Lucia. -Por cierto, Javi, ¿Podemos ir en tu coche?- Me preguntó.

-Supongo que si.- Contesté yo, mientras salía para que las tres chicas pudieran cambiarse. Un rato después salieron ya vestidas y realmente sexis. Cris llevaba un peto con minifalda que le había regalado, y debajo solo llevaba un bikini azul nuevo. Me sorprendió verla tan "fresca", pero es que estaba realmente guapa y sexy.

Marta salió con una camiseta blanca de tirantes y unos shorts vaqueros, acompañados por un bikini blanco. Al igual que con Cris no pude evitar imaginármela desnuda y haciendo cosas (ya me entendéis, jeje). Eran unas hermanas gemelas de los más guapas y sexis, sobre todo cuando se lo proponían.

Por último, Lucia salió con la misma ropa que aquel día. Un vestidito sin tirantes y que llegaba hasta la mitad de sus muslos de color verde, acompañado por un bikini del mismo color. Cuando vio como la miraba, supo perfectamente que estaba recordando lo que hicimos y sonrió.

-Venga, Javi, que te estamos esperando.- Me dijo Cris, riéndose ya que yo todavía tenía que cambiarme, por lo que entre en el cuarto y busqué uno de mis bañadores. Me desnudé y no pude evitar excitarme al estar desnudo en la habitación de Lucia, pero como no quería tardar demasiado, en seguida me puse unos bóxer de color blanco junto a mi bañador azul y blanco, acompañado por una camiseta lisa de color amarillo. Una vez guardado el resto de mi ropa salí y fuimos directos al coche para ir a la piscina.

La verdad estaba más cerca de lo que imaginaba pero no tenía ganas de andar así que no me molesto utilizar el coche para tan poco recorrido. Tras pagar nuestra ticket entramos y allí ya nos esperaban los amigos de Lucia, tres chicas mas y tres chicos, siendo uno de ellos el novio de Lucia. Nos acercamos y saludamos entre todos. Tras colocar las toallas en la hierba, una de las amigas de Lucia que llevaba un bikini negro, sugirió el irnos a bañarnos. Todos accedieron excepto yo que estaba muy cansado y prefería seguir allí tumbado. No tardaron en irse y dejarme solo. Desde donde yo estaba no se podía ver la piscina, así que me sentí mas solo, cosa que agradecí ya que quería descansar.

No pasarían ni quince minutos cuando alguien me mojo el estomago.

-¿Pero qué...- Pregunté yo sobresaltado e irguiéndome.

-Perdona, no sabía que estabas dormido.- Contestó Lucia a mi lado de rodillas.

-No pasa nada, pero me has asustado un poco.- Le contesté mientras intentaba secarme. -¿Qué ocurre?- No pudo notar mi nerviosismo, pero estar a solas con Lucia desde lo de aquel día, ya no era lo mismo.

-Queremos que te vengas a la piscina para estar todos.- Me dijo mirándome a los ojos.

-Lo siento, pero es que estoy muy cansado.- Me excusé, aunque realmente era así.

-Jooo...- Fingió deprimirse y bajo la mirada a la toalla.

-Venga Lucia, que con los demás seguro que os lo pasáis mejor.- Intenté animarla.

-Cada vez que me pienso en una piscina o el mar o la ducha, siempre me acuerdo de lo nuestro.- Me confesó dejándome sorprendido y excitándome. -Y si voy a la piscina y no estás, es aburrido.- Finalizó dirigiendo su mirada al bulto que asomaba en mi entrepierna. -Parece que este no está cansado, ¿Eh?- Dijo alargando la mano y acariciando mi pene.

-Que quieres. Yo tampoco me olvido de aquello, y todavía te tengo tomada la palabra.- Le dije sonriéndole. Aquello pareció excitarla, y sin previo aviso se lanzó sobre mí, tumbándome, para besarme. Quise detenerla, pero deseaba aquel beso. -¿No te fue suficiente con que casi nos pillara aquella vez Cris, sino que quieres que lo hagan todos tus amigos y tus primas?- Le reñí bromeando.

-Es que no te imaginas las ganas que tengo de que me vuelvas a follar.- Soltó de pronto, excitándome mucho más.

-El problema es que ahora tienes novio. Y no solo eso, ¿Cómo piensas repetir aquellos insulto a Cris, sin que te oiga nadie? Por qué no te pienso dejar mi polla si no te pones como aquella vez.- Le dije poniendo una de mis manos en sus muslos. Recordar los insultos que dirigió a Cris mientras teníamos sexo, la excito tanto que tuvo que morderse el labio inferior para aguantar.

-Es malo por tu parte, Javi. Pero quiero tu polla, y la tendré.- Me amenazó, y tras darme un nuevo beso, se marcho a la piscina, volviéndome a quedar solo. Con la tremenda erección que tenia, me tuve que poner boca abajo hasta que esta se bajase.

Sin ningún incidente por el estilo, paso la tarde. Cenamos en casa de Lucia, los cinco (Lucia y su novio, Cris, Marta y yo), hasta que finalmente me marché con Rodri, el novio de Lucia, a su casa.


Nuestras mini vacaciones iban pasando, y pude notar como Lucia siempre intentaba buscar el contacto conmigo, estuviéramos con más gente o no, claro que sin ningún éxito. La verdad es que yo me empecé a calentar mucho, ya que estaba deseando tener sexo con Lucia, por lo que al final, yo también me arriesgaba a buscar ese contacto con Lucia, pero nunca iba más allá de un simple rozamiento. Hasta que el día llegó.

Era miércoles, y Rodri, había preparado una fiesta en su casa, ya que sus padres se habían marchado de viaje, obviamente todos estábamos invitados, incluidos sus amigos y amigas. Con ganas de fiesta la noche llego pronto.

Cris se vistió con unos vaquerón muy, pero que muy ceñidos, junto a una camiseta de color morado oscuro de manga corta con un gran escote, acompañados por unos tacones altos de color negros. Tenía el pelo ondulado y algo de maquillaje, con un poco de pintalabios de color rosa.

Marta vestía con una camiseta verde sin tirantes, con una minifalda también verde, pero de un tono más oscura, junto con unas botas altas con un poco de tacón. Tenía el pelo recogido en una trenza, que caía por la parte de adelante de unos de sus hombros.

Lucia en cambio, llevaba un vestido azul oscuro con un solo tirante y que le llegaba hasta los muslos. Al igual que Cris, llevaba unos tacones altos y también estaba algo maquillada, pero tenía el pelo completamente liso y que caía por toda su espalda, dejando a la vista un precioso escote y el hombro desnudo que no tenía la tira del vestido.

Cenamos unas pizzas y comenzamos a beber. Yo era el único que no bebía, porque luego tendría que llevar a las tres primas a casa de Lucia y no quería problemas, pero aquello no me impidió divertirme. Los minutos pasaban y el alcohol desparecía. Los que peor estaban eran los amigos de Lucia, que parecían unos críos en su primer botellón. Las amigas de Lucia al contrario se controlaban mas pero seguían estando borrachas, al igual que Marta y Cris. Sin embargo, Lucia, parecía reprimirse para no beber y así mantenerse más serena, aunque por culpa de aquella actitud tuvo que aguantar a casi todos diciéndole que tenía que beber más.

Poco a poco Cris se fue calentando y ella no desaprovecho sus oportunidades para excitarme, hasta que finalmente y con permiso del resto, nos subimos al piso de arriba, donde estaba el dormitorio donde iba a dormir. Cris y yo subimos y antes si quiera de llegar a la puerta, ya empezamos a besarnos y tocarnos enteros.

-Joder, Javi, que cachonda estoy…- Me dijo respirando rápidamente.

-Pues imagínate yo.- Le contesté apretando fuertemente en su entrepierna haciéndole gemir.

-Vamos ya al cuarto, que no aguanto más.- Me obligo tirando de mi, pero no se dio cuenta de que alguien subía por las escaleras. Cris entró en la habitación y se desnudo completamente tumbándose en la cama. Yo por mi parte, una vez entré, no cerré la puerta, dejando un hueco por el que se podría mirar. Viendo la depilada, rosada y húmeda vagina de Cris, no tarde en hundirme allí para lamerlo de arriba abajo. Cris pronto empezó a gemir, por lo que no se pudo dar cuenta que alguien nos miraba por detrás de la puerta. De nuevo, gracias al alcohol, Cris alcanzó un orgasmo muy rápidamente, así que me desnudé y me coloque de perfil a la puerta, para que quien estuviera fuera, pudiera ver bien mi pene.

-Ven aquí, perra.- Le obligué y ella encantada se arrodillo ante mí y comenzó a hacerme una mamada. Yo mantenía la cabeza de Cris mirando hacia delante para así poder aprovechar y ver quien estaba tras la puerta. Como sospecha y esperaba, allí estaba Lucia, con una mano metida bajo su vestido y la otra pellizcándose uno de los pezones, mientras que podía notar el otro pezón a través del vestido. Lucia no dejaba de mirar como Cris tragaba mi pene y parecía cada vez mas excitada. Decidido a darle un buen espectáculo, levanté a Cris y colocándola contra la pared, y tras mojar mi pene con su húmeda vagina, la penetré. Tras un par de embestidas lentas pero fuertes, elevé la pierna izquierda de Cris, dejando toda su vagina y mi pene dentro de ella, a la vista para Lucia, que se mordió el labio fuertemente sin apartar la mirada.

-Javi, me encanta. No pares.- Me pedía Cris, gimiendo. Seguía sin darse cuenta de la presencia de Lucia, y si por casualidad fuese a mirar hacia la puerta, aumentaba la fuerza de mis embestidas para que no se pudiese concentrar en nada. Tras un buen rato Cris, tuvo un orgasmo, pero este la dejo hecha polvo, por lo que la subí a la cama donde la arropé y antes de acabar, se quedó dormida. “Que descanse, hasta que nos vayamos.” Pensé dándole un beso en la mejilla. Todavía desnudo salí de la habitación, pero antes de poder cerrar la puerta, alguien agarró mi pene y se lo introdujo en la boca. Me deje hacer, ya que sabía perfectamente quien era.

-Tranquila, Lucia, que no se va a acabar.- Le dije acariciándole la cabeza mientras me hacia una mamada. Unos minutos después se detuvo y se levantó.

-Javi, me he puesto muy cachonda viéndote follar con Cris.- Me dijo metiendo mi mano bajo su vestido para que notase su húmeda vagina. -Quiero tu polla.- Esta vez fuella la que agarro mi pene, y estuvimos unos segundos acariciándonos.

-Lucia, yo también me he puesto muy cachondo sabiendo que me estabas mirado…- Le confesé sin apartar la mirada de sus preciosos ojos, los cuales brillaban llenos de lujuria. -Pero me gustaría aplazar nuestro polvo para otro momento.- Se sorprendió, y por un momento sus ojos pasaron de la lujuria, al odio, para de nuevo volver a la lujuria.

-Eres un carbón. Pero te aseguro, que cuando te ponga las manos encima, no me importara que haya nadie delante. Te follare y te correrás, aun delante de Cris.- Mas que una amenaza, pude notar que era un deseo, por que con solo decir, pude ver una chispa de felicidad en sus ojos. -¿Y qué vas a hacer con esto?- Me pregunto sin dejar de masturbarme.

-¿Te apetece disfrutar de otro espectáculo?- Le contesté guiñándole un ojo.

-¿Con quién?- Preguntó entre sorprendida y con ansia de saber quién era.

-Qué te parece… ¿Yolanda?- Lucia siguió masturbándome, lentamente mientras yo seguía acariciando toda su vagina, pero en aquel momento, no sabría explicar si se había excitado mas imaginándose aquello o estaba tan sorprendida que no sabía que contestar.

-¿Mi amiga? ¿Por qué ella?- Consiguió preguntar finalmente.

-No se… Esta buena, ha venido vestida bastante sexy, esta algo borracha y, no quiero parecer un chulito pero, le he pillado más de una vez mirándome el paquete y mordiéndose el labio a la vez.- Le contesté. Lucia pareció sorprenderse por aquello ultimo.

-Esa guarra… Desde que le conté lo nuestro y te ha visto, me confesó que se hacía dedos contigo.- Me contó Lucia, como si nada. Aquella situación era completamente surrealista. Yo desnudo masturbando a Lucia bajo el vestido, mientras ella me masturba a mí, tras haberme visto tener sexo con Cris, la cual dormía tras una puerta a nuestro lado, yo todo ello mientras “decidíamos” con quien iba a acostarme ahora.

-Si le pongo, esta borracha, y según me ve, estoy desnudo y con la polla dura, ¿Qué crees que hará?- Le pregunté irónicamente.

-Vamos a probarlo. Espera en el otro cuarto, ahora subo con ella.- Me dijo, justo antes de lamer mi pene. Se arregló un poco, y bajó mientras yo entraba en otra de las habitaciones.

Minutos después la puerta de la habitación donde yo estaba se abrió y allí apareció Yolanda. Aunque era de la misma edad que Lucia, aparentaba tener uno o dos años menos. Tenía el pelo completamente negro y unos ojos marrones oscuros, que intrigaban mucho. Aquella noche había elegido un precioso vestido amarillo sin tirantes, que llegaba hasta la mitad de los muslos. Tenía unos tacones altos, y llevaba unas medias altas, que según el movimiento que hacia se veía la parte alta o no, además pude ver una liga amarilla en su muslo derecho, cosa que me excito mucho y mantuvo alta mi enorme erección.

Yo estaba sentado en el borde de la cama, completamente desnudo y con el pene apuntando al techo. Me miro unos segundos a los ojos, pero en seguida clavo su mirada en mi pene. Se quedo quieta en la puerta sin pestañear.

-¿Por que no pasa, Yolanda?- Le dije sensualmente, a lo que ella sin responder entró en la habitación dejando la puerta abierta casi de par en par. Se quedo a tres pasos de mi, y su mirada bailaba entre mi pene, mis ojos y la nada. Estaba nerviosa, se le notaba en la cara, pero el alcohol, la mantenía "normal". -¿Porque estas tan cayada? ¿Ocurre algo?- Le pregunté.

-Tu... Des... Desnudo...- Tartamudeaba.

-¿Te gusta?- Aquella pregunta sorprendió a Yolanda, que bajo la cabeza y fijo su mirada al suelo completamente sorprendida y avergonzada.

-S... Si.- Susurró como una niña pequeña. Entonces fui yo el sorprendido, al ver como por sus muslos caía muy lentamente un liquido trasparente, algo viscoso. "¿No tiene ropa interior?" Como un acto reflejo lleve mis ojos hasta sus pechos, bien formados y más grandes que los de Lucia pero más pequeños que los de Cris. Sus pechos se mantenían firmes en su lugar, aun sin la sujeción de un sujetador, y sus pezones, duros como piedras, casi atravesaban la tela del vestido.

¿La quieres?- Le pregunté algo divertido sabiendo que la tenia donde yo la quería.

-S... Si...- Esta vez su voz fue casi imperceptible para mí, pero pude ver como asentía ligeramente con la cabeza, mientras movía sus muslos rozándolos de lo excitada que estaba.

-Desnúdate y muéstrame lo puta que eres.- Le ordené. Levantó su cabeza y fijo su mirada en la mía, completamente sorprendida, pero sin decir y manteniendo sus ojos en los míos, deslizo su vestido entre sus caderas dejándolo caer al suelo. Tal y como pensé Yolanda se quedó completamente desnuda delante de mí, solo vestida con las medias y la liga.

-¿A... Así... Esta... Bi... Bien?- Me preguntó tímidamente, cosa que me excitó mas.

-Umm... Me gusta lo que veo.- Aquella afirmación pareció agradarle ya que vi como una fina sonrisa aparecía en sus labios. -Pero, esto no se bajara solo por verte desnuda.- Le dije señalándole mi pene. Yolanda, se acerco a mi lentamente hasta dejarme su húmeda y caliente vagina casi en mi cara, tras lo cual se arrodillo hasta quedar a la altura de mi pene. Quedo indecisa, como si fuese su primera vez, aunque más tarde me entere que no lo era.

-Por que no le enseñas como se chupa una polla, Lucia.- Dije al aire. Yolanda tardo unos segundos en entender mis palabras, pero en seguida se dio la vuelta y ambos vimos como Lucia, entraba por la puerta, cerrándola tras su paso. Yolanda inconscientemente se levantó y se tapo los pechos y la vagina. -No finjas que te da vergüenza que te mire Lucia, putita.- No hizo falta nada más para que Yolanda bajara los brazos volviendo a enseñar su precioso cuerpo. Lucia se acerco hasta nosotros.

-Umm… Estaba tan excitada mirándoos…- Ronroneó Lucia mordiéndose el labio inferior.

-Tú también desnúdate.- Le ordené. Yolanda y yo vimos como Lucia dejaba caer su vestido casi como lo hizo ella, pero al contrario que Yolanda, Lucia, llevaba un sujetador verde y un tanguita a juego.

-He dicho que te desnudes, puta.- Lucia me miró excitadísima, parecía que a las dos les gustaba que las tratase así. Sin dejar de mirarme se quito la ropa interior y quedando desnuda como Yolanda. -A partir de hoy seréis mis putitas. Siempre que estemos solos, me obedeceréis sin rechistar, ¿Entendido?- Le dije levantándome y sin dejar de mirarlas.

-Si.- Contestaron las dos.

-Así me gusta. Mientras seáis buenas os recompensare…- Les expliqué. -Pero como seáis malas os castigare, y mucho, para que aprendáis a comportaron.

-Gracias, Javi.- Volvieron a hablar las dos a la vez.

-Muy bien. Viendo que Yolanda se portó bien, desnudándose cuando se lo dije, tendrá una recompensa, pero tú, Lucia, serás castigada.- Yolanda sonrió, aunque seguía bastante tímida, mientras que Lucia se mordía el labio excitada, a la vez que pensaba en lo que le podría hacer de castigo. -Lucia, túmbate en la cama, Yolanda, arrodíllate.- Pude ver en Lucia una sonrisa de satisfacción como si su castigo fuese mejor que el premio de Yolanda. Pero en seguida se sorprendió cuando me coloqué de lateral e introduje mi pene en la boca de Yolanda y después dejándole que me hiciese una mamada. -Este es tu premio Yolanda.- Le dije acariciándole la cabeza. -Tu castigo será mirar como Yolanda, chupa la polla que tanto deseas, y para que te deje tenerla, deberás de satisfacerme desde ahí.- Le expliqué a Lucia, que miraba deseosa mi pene, la cual desaparecía en la boca de Yolanda.

-Eres muy malo, Javi.- Gemía, Lucia, sin apartar la mirada de la boca de Yolanda, deseando que fuera la suya, mientras acariciaba su clítoris y se apretaba los pechos y pellizcaba los pezones.

-Así no conseguirás que cambie de opinión.- Le contesté, a lo que ella me contestó con unos buenos gemidos, que me excitaron mucho. -¿Qué te parece, Yolanda? ¿Le perdonamos un poco a, Lucia?- Le pregunté. Yolanda, dejo de hacerme la mamada, para mirar a Lucia que seguía masturbándose en la cama.

-Por mí, sí.- respondió volviendo a meter mi pene en su boca.

-Ya lo has oído, Lucia, ven.- En cuanto escucho aquello, Lucia casi saltó como un resorte, y se arrodillo al lado de Yolanda y ambas empezaron a lamer mi pene. Se compenetraban muy bien, casi tanto como Cris y Carla. Sus bocas, sus lenguas… Tras un buen rato, las levanté a las dos y las coloqué a cuatro patas sobre la cama. -Empezaré por ti, Lucia.- Le avisé pero no le di tiempo a nada, ya que en seguida la penetré y empecé a embestirla fuertemente, haciéndole gemir de placer. Sin dejar a Yolanda de lado, empecé a introducir dos de mis dedos en su vagina, mientras que con  otro acariciaba su clítoris.

-Oh… Javi… Desde que te vi, siempre quise ser tuya.- Gemía Yolanda apretándose los pechos y mirando como embestía a Lucia, la cual también gemía.

-Quiero ver como se besan mis dos putitas.- Les dije sin dejar de embestir a Lucia y de masturbar a Yolanda. Ellas obedecieron encantadas y mezclaron sus lenguas en un mar de salivas y gemidos de placer. Poco después Lucia alcanzó un orgasmo y quedó tumbada en la cama exhausta. -Límpiame la polla de la corrida de Lucia.- Le ordené a Yolanda, que no tardo ni un segundo en introducirse mi pene en su boca y tragarse todos los fluidos de Lucia. Tras aquello, la coloqué a cuatro patas y la penetré y embestí igual que a Lucia, con la diferencia de que Yolanda tenía la vagina más apretadita, aunque no era su primera vez.

-Javi, no pares… No pares…- Me pedía entre gemidos.

-Cómele el coño a Lucia y caya.- Le ordené hundiéndole la cabeza entre las piernas de Lucia, la cual hasta hacia unos segundos estaba masturbándose viendo como Yolanda tragaba mi pene.

-Yolanda, me voy a volver a correr.- Gemía Lucia apretándose los pechos y los pezones.

-Hagámoslo juntas.- Le pidió Yolanda, lamiéndole el clítoris y gimiendo. Antes de lo esperado, Lucia lleno la boca de Yolanda con sus fluidos, y Yolanda humedeció su vagina enormemente.

-Ahora voy yo.- Les avise subiéndome en la cama y masturbándome, mientras ellas se arrodillaban quedando sus cabezas a la altura de mi pene, con la boca abierta. Finalmente eyaculé. Ambas esperaban mi semen, pero solo una de ellas lo recibió. Yolanda trago todo mi semen, que se mezclo en su boca con los fluidos de Lucia.

-¿Y yo porque no?- Me preguntó cuando vio que de mi pene ya no salía nada de semen, y Yolanda tragaba lo de su boca.

-Tu tenias tu castigo.- Le dije.- Límpiala, Yolanda.- Ella obedeció sin rechistar mientras Lucia miraba excitada, deseosa y llena de envidia. Cuando Yolanda terminó, nos tumbamos en la cama, y estuvimos abrazados alrededor de cinco minutos.

-Como mis putitas, siempre estaréis juntas. Seréis amigas inseparables.- Les dije mirando al techo, mientras ellas se miraban y sonreían.

-¿Más de lo que somos ya?- Preguntó Lucia riéndose.

-Sí, por que como me entere de que ya no sois amigas o cualquier otra cosa parecida, me enfadaré con las dos.- Les advertí, pero ellas únicamente sonrieron y se pegaron más a mi hasta que decidimos que ya era hora de bajar.

Ellas se vistieron y bajaron abajo, mientras que yo, tras vestirme, fui al cuarto donde dormía Cris, para despertarla. Lentamente, y tras pasar por el baño, bajamos abajo donde nos esperaban Lucia y Yolanda, ya que los demás estaban dormidos. Con mucho trabajo y cuidado, subimos al novio de Lucia su cuarto. Le cogí prestadas las llaves y una vez abajo despertamos a todos para marcharnos de allí. Hice de taxista, pero no me importó. Una vez deje a las tres primas en su casa, volví a la casa de Rodri, y tras quedarme con los bóxer me metí en la cama para dormir.