Mi granja del amor (4)

Una experiencia única: un caballo por la cola

Hola amigos! Soy Leticia. Acá estoy nuevamente contando mis experiencias en mi granja del amor. Ante todo, muchas gracias por todos aquellos que me escribieron. Me decepcionó un poco que ninguna chica lo hiciera... Me enviaron fotos muy simpáticas de vergas paradas! Sé que prometí mi foto, así que en cuanto pueda se las mando.

Como recordarán de mi tercera entrega, en un fin de semana de locura, había probado a todas las especies que hay en mi granja: una yegua, un caballo, un pony, un burro, un perro y un cerdo. Había probado lechita caliente de cada uno de ellos pero cuando me cogieron, siempre fue vaginal. Pensando en ello, estuve toda la semana siguiente preparándome para tener una gran orgía anal.

El lunes me fui hasta la estancia principal a visitar a mis padres. Fui con el perro que me había mordido la mano y les expliqué a mis padres que era demasiado bravo para que yo lo cuidara y que se los cambiaba por alguno más dócil. Me dieron un boxer hermoso y con quien más cojo al día de hoy. Es casi mi novio ya que me da varios días a la semana aparte de los fines de semana. Ese día una de las perras estaba en celo, así que tomé un pañuelo y lo empapé de su sangre, hice un bollo con el pañuelo y lo metí entre los pelos negros de mi pubis. Lo dejé ahí toda la semana y no me bañé. Quería que sea un fin de semana memorable.

Voy a hacer unas observaciones. Mi experiencia personal me indica que coger por el culo no es tan fácil como aparece en los relatos ni en las películas pornos. En las películas no muestran toda la previa, la preparación a la que se someten las actrices (y actores si es una película gay). Yo me tengo que preparar. Hace muchos años me dejaba coger por el culo casi todos los días, cuando era adolescente. Es decir, lo tenía entrenado y se me abría con facilidad el ano cada vez que me lo penetraban. Pero si hace mucho que no lo haces o si nunca lo hiciste... puede traer consecuencias. Aparte, coger el culo es una experiencia llamada "contra natura". No tiene nada de malo, pero hay que tener en cuenta que el recto no está preparado naturalmente para recibir, sino que es un orificio de salida.

Como decía estuve toda la semana preparándome para coger por el culo y armarme una gran orgía. Y para coger por el culo tuve que hacer una dieta especial el jueves y el viernes. El jueves comí carne, y cosas que me secasen la materia fecal. Así el viernes no comí nada, solo bebí agua y a eso de la tarde del viernes expulsé toda la caca dura y no me quedé con nada en mis intestinos. ¿Por qué hice esto? Cuando se coge por el culo, el ano y el recto sufren pequeñas lastimaduras, y si después pasa mierda por ellas, pica muchísimo. Personalmente, yo dejo de coger por más calentura que tenga si me pica el culo. Es algo imposible para mí. Por eso a muchos relatos les falta credibilidad.

A las chicas que decidan coger por el culo, sea con animales o no, (y también va para los chicos esto), les recomiendo que conozcan su cuerpo, cómo funciona su aparato digestivo. Les cuento esto para que tengan cuidado.

Bueno, se terminaron las recomendaciones. Sigo con mi relato. En la semana, en mis ratos libres, me construí varios artilugios para poder gozar mejor de todos mis animalitos. Construí con unas cajas de madera un banco más cómodo para que mi vagina quedase a la altura de la pija de los caballos; unas manoplas para que no me rasguñasen mis perritos.

Llegó el viernes y yo estaba a mil por hora. Había estado todo el día mojada y toqueteaba a mis animalitos cada vez que podía. Les acariciaba las enormes bolas a los caballos y le metía mis deditos por la concha a las yeguas. A eso de las 20 ya era de noche y el peón se había ido. hacía frío así que me tomé en mi casa un café caliente bien cargado así no me dormía de noche. Me vestí con una media enteriza de algodón a la que la abrí para que mis animales tuvieran acceso a mi concha y mi culo. Me puse unas botas de montar, marrones y encima un pulóver de lana gruesa. Sin corpiño y sin bombacha. En mi casita preparé mi ano metiéndome un frasco de perfume empapado en aceite de cocina. Me costó porque había perdido la práctica. Tuve que agarrar una jeringuilla que uso con los animales para desparasitarlos e inyectarme el ano de aceite para lubricármelo bien. (Pueden hacerlo, es perfectamente inocuo ese aceite para lubricarse el culo. No uso aceite de bebé porque el olor me da nauseas). Después de una media hora me pude meter el frasco de vidrio; después me metí otro un poco más grueso para dilatar más. Me lo até con un hilo grueso para que no se me escapara y, caminando con las piernas abiertas y el culo parado, con el frasco metido en el culo, fui hacia mi establo, a gozar de mis animalitos armada con el electro eyaculador por las dudas mis caballos me defraudaran otra vez.

Comencé con ellos. Los puse a todos en un cubículo, uno al lado del otro con los dos tablones cerca de sus patas. Con sogas se las até y así quedaron bien juntitos. Puse una yegua a su lado para que se excitaran. Ahí los tenía a los cuatro. La yegua con su concha grande y jugosa, y los tres caballos con sus bolas y pija enormes. Me puse detrás de ellos y mirando sus sexos me masturbé pensando en como me los comería. Unos minutos después, no aguanté más y me fui hacia la yegua y me comí su vagina. Su gusto es especial, pero es algo riquísimo. Luego comencé a chuparle las bolas a los caballos; no tenía miedo pues les había ajustado bien las patas y no podían patearme. Me comí sus bolas uno después del otro, en fila, con mi culo bien abierto por el frasco que no me había quitado. Fue hermoso. Me puse debajo de aquellos enormes animales. Eran tres, quería que me montaran los tres. Me puse a gatas y vi sus enormes vergas colgando. Tres pedazotes de carne para mi solita.

Desesperada, me metí en la boca la primera que encontré y la mamé como una puta de primera. Me la saqué de la boca y me fui a la otra. Era gruesa, negra, su gusto era fuerte, pero no me importaba, se la chupé al caballo tragándome su verga, acariciando sus bolas, tocándome el clítoris. Así pasé de verga en verga chupando y chupando. Me salí de debajo de ellos y llamé a los perritos. Vinieron los dos boxers, mis mejores amantes. Me saqué el frasco del culo y me chorreo un poco de aceite entre las piernas. Me tiré al suelo y dejé que se lo bebieran con sus lenguas fuertes, bebiéndose también todos mis jugos. Me puse en cuatro y uno de los perros me monta, con una mano le palpo la verga y la dirijo a mi ano. Tuve que intentarlo varias veces porque los desgraciados se suben y enseguida se bajan. Pero con esfuerzo logré que me penetrara finalmente. Me penetró como un loco. Yo aullaba de placer. Sentía como se deslizaba por mi culo, como me penetraba, como descargaba pequeños chorritos de semen. Sentía como su verga crecía en mi culo, y luego como su bola se metía. Mi esfínter se cerró después de él y quedamos abotonados. El perro se dio vuelta y quedamos culo con culo, y mi perrito acabando y echando su semen calentito en mis entrañas. Gozando como loca tumbé al otro boxer, le saqué la pija de su capuchón y comencé a mamársela.(No sé porqué en las películas, al menos las que vi, no hacen el abotonamiento completo ni dejan que los perros se queden culo con culo con las actrices; es muy lindo de ver, no creen?).

Estuvimos un buen rato en esa posición, con la pijita no desarrollada del otro boxer en mi boca y el otro atorado en mi culo. Éste comenzó a tironear para salirse de mi culo y comenzó a aullar. Me resultó gracioso y excitante a la vez; tenía al perro atrapado! Y sus tironeos para salirse me hicieron sentir sometida. De a ratos me tocaba el clítoris. Estaba gozando pero no quería acabar, quería más carne animal en mi culo. Finalmente, el perro se soltó. Los dejé a los dos dando vueltas en el establo y me fui hasta los caballos.

Elegí a uno de los que tienen pija no muy gruesa (imposible meterme por el culo el de la pijota gruesa y negra). Me acosté debajo del caballo en uno de los bancos. Mis tetas rozaban la panza del caballo. Abrí mis piernas y como pude tomé la verga semierecta del caballo y la puse en mi culo. Me costó trabajo ya que mi esfínter ya se había encogido un poco pero lo logré. Me metí la verga del caballo en el culo. Una vez con 5 ó 6 cm de verga en mi recto empecé a moverme de adelante hacia atrás, tocándome el clítoris a cada movida. Fue genial pues tuve mucha suerte: el caballo se excitó por fin. Su verga negra con manchas rosaditas se puso como piedra y comenzó a relinchar de placer y a moverse como con saltitos pues tenía las patas agarradas. A los dos o tres minutos la sorpresa y el placer total me invadieron. El caballo comenzó a acabar dentro de mi. Dentro de mi culo. Sentí como me bañaba por dentro de semen caliente y viscoso. Hice un movimiento para que su verga entrase lo más posible dentro mío. Quería sentirla toda. Sentirme llena de carne animal y su semen. Después de que sentí que más no podía entrar, comencé a salirme lentamente mientras me pajeaba frenéticamente. Sentía como se deslizaba de dentro mío cada centímetro de verga de caballo. Cuando se salió la pija salió una catarata de leche de mi culo. Llevé mi mano hacia ahí, tratando de agarrar un poco. Juntaba en mi mano y la llevaba a mi boca, saboreando ese semen riquísimo, chupándome los dedos. Un orgasmo me vino en ese momento y luego otro más. Tenía mucho cansancio pero no quería desaprovechar la oportunidad. Quería más carne en mi culo. Sigue en la próxima!!

Para los que me escribieron o me escribirán les digo que no esperen muchas respuestas a sus mails porque son muchos los que me escriben. Si les prometo contestarles al menos una vez. Besos!

Lety

granjalety@hotmail.com