Mi gran perro Néron II (destrozo anal)
Mi perro ya me había violado con fuerza la primera vez pero... mi hijo no estaba satisfecho. El quería que nuestro enorme perro tomara mi ano y lo hiciera suyo así que yo obedecí a mi hijo y me mostré sumisa ante nuestro perro.
Nerón estaba exhausto al igual que yo y lamí su pene hinchado y rojizo que le colgaba goteando aquella leche tan liquida que emanaba de él. Tal vez lo hacía en un intento de calmar un poco la sensibilidad que experimentaba después de un acto sexual tan frenético. Caminaba con dificultad y mi hijo quería aun así, que me penetrara en el ano. Trate de disuadirlo un poco por miedo al dolor que ocasionaría ser abotonada por el en el ano pero él no quería cambiar de opinión. Estaba decidido a verme mientras gritaba como antes.
-Mi amor tienes que escucharme, eso me va a hacer mucho daño.
-No va a pasar nada ma, es solo cuestión de que tu ano se acostumbre.
-Me va a doler mucho mi amor.
-Mira si quieres yo te lamo el ano y te lo lubrico, así cuando se dilate hago que él te penetre y va a ser menos doloroso.
-Pues sí pero cuando se haga la bola adentro que, me va a desgarrar hijo, no quiero.
-¿Eres mi mujer o no?
-Tu sabes que si soy tuya.
-Bueno pues entonces haz lo que digo.
Accedí a su petición y me puse de rodillas en el suelo. Él se hinco detrás de mí y metió su lengua en mi ano. Una sensación de cosquilleo invadió mi cuerpo y el dulcemente acariciaba mi trasero tocando cada centímetro de él lo cual me encendía por dentro. Su lengua penetraba mi ano como un tentáculo húmedo e hiperactivo que recorría cada rincón de él. Mi hijo saboreaba todo lo que mi ano despedía. Incluso algunos gases que salían de mi ano. Él comía de mi ano como si fuera el más delicioso banquete. Después de algunos minutos preparando mi ano metió sus dedos en mí haciéndolo dilatar poco a poco hasta que metió un dildo grande que teníamos ahí. Yo jadeaba mientras el metía y sacaba aquel dildo con fuerza y rudeza. Él sabía cómo hacerme gozar así que no podía esconder que lo disfrutaba debido al correr de mis jugos vaginales. El piso estaba lleno de mi elixir tan preciado para él.
-Parece que ya estas lista mamita.
-No mi amor, aun no, sigue por favor cielo.
-Yo creo que ya es hora.
Mi hijo tomo al perro y puso sus dedos después de meterlos en mi vagina. Y Nerón al oler sus manos se puso excitado de nuevo. Su pene empezó a reaccionar de nuevo poniéndose erecto y grande de nuevo. Mi hijo lo acerco a mí guiándolo y me dijo-ponte de rodillas como una perra ponte en cuatro-. Yo lo obedecí siendo siempre sumisa a él y me prepare para el doloroso encuentro. Nerón comenzó lamiendo mi ano y vagina al mismo tiempo con su gran lengua húmeda y áspera. No se enfocó mucho tiempo en mi ano y me monto. No podía atinar a mi ano así que le tome con mi mano su resbaladizo pene y lo dirigí a mi ano. De forma bestial y violenta entro y comenzó a bombearme como el animal que era. Yo grite dios mío-. Mi ano se sentía infernalmente caliente y el perro no tenía ni un poco de misericordia conmigo. Brutalmente me violaba sin perdón y jadeaba intensamente. Su saliva chorreaba en mi espalda y no paraba de cogerme fuertemente y a toda velocidad. Sentía el golpeo de su polla en lo más profundo de mi ano y el dolor era indescriptible pero aun así podía soportarlo. Los perros no tienen mucho autocontrol con respecto a sus orgasmos. Ellos los liberan cuando se sienten bien y no les importa nada. Mi ano estaba en llamas y el pero se movía a toda velocidad. Sentía como se reducía su fuerza y justo cuando lo iba a sacar de mi ano porque había comenzado a sentir su erección. El desgraciado comenzó a eyacular. Yo grite de nuevo -¡Nooo! Mientras hacia mi cabeza hacia atrás y mi perro recostaba su cabeza en mi espalda lleno de placer-. Su semen estaba inundando mi recto hasta llenarlo por completo y mi cabeza daba vueltas por la excitación y el dolor. Sentía el cuerpo de mi perro totalmente caliente sobre mi espalda mientras su pene seguía descargando la gran cantidad de leche que se guardaba en sus testículos. Una parte de mí, la parte racional estaba asqueada por lo que había hecho pero la parte bestial la parte de hembra que había en mí se sentía satisfecha, se sentía dominada por un macho que hacia lo que le placía con mi cuerpo. Al grado de dejarlo eyacular lo que quisiera en mi interior siendo una bestia. Su bola se hizo más grande cada vez hasta no poder sacarlo. Mi perro se volteo y se puso de espaldas contra mí. Nerón hacia un esfuerzo por soltarse pero comenzó a chillar. Su pene estaba atrapado en mi ano y se lastimo, yo grite de nuevo de dolor también. Mi hijo lo sostuvo y Nerón siguió eyaculando en mi ano. Mi hijo me beso con su lengua en el interior de mi boca apasionadamente y me dijo gracias por hacer realidad mi fantasía mama, es el mejor regalo que he recibido en toda mi vida-. Eso es para que no dudes que te amo mi amor respondí-. Mi hijo me dijo no te preocupes ma, yo me encargare de que no se despegue hasta que pueda salir de ti sin lastimarte -. Pasaron más de diez minutos y aún seguía muy atorado. Yo me sentía muy adolorida pero la sensación cálida que producía su semen en mi ano era muy estimulante, tanto que había comenzado a chorrear de nuevo mi vagina. Mi hijo comenzó a masturbarme mientras sostenía con una mano al perro. Yo no pude resistir mucho y chorree en un par de minutos mientras mi perro salió disparado de mi ano con fuerza abriéndomelo por completo. El dolor y el placer se mezclaron de nuevo y mi ano se sentía como si nunca se fuera a cerrar. Caí rendida al piso. El semen brotaba a borbotones de mi ano y mi orgasmo caí también al piso mezclándose en un gran charco debajo de mí. Me quede respirando con mucha dificultad y mi hijo se masturbo echándome su semen por todo mi cuerpo. Me sentía como la más baja de las mujeres pero la excitación que había sentido al ser dominada por una bestia no se comparaba con nada.
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