Mi gran Pasión

Basada en una historia real. Si consigo transmitiros una pequeña parte del "gozo" del que he disfrutado recordando.......me doy por satisfecha. Sirva tambien como pequeño homenaje(ya que nunca podré gritar su nombre) a la persona que me ha inspirado y que aún me acompaña ;)

Con la frente apoyada en la ventanilla del vagón donde viajaba, observaba el paisaje correr  y pensaba en todo lo acontecido en los dos últimos días . Recreaba y saboreaba cada segundo fijándolo en el recuerdo, con la sensación de que no le  pertenecía, que se trataba de la vida de otra persona o de una película, algo que nunca imaginó que viviría, que sólo les pasaba a los demás o que sólo tenía derecho a disfrutar en el mundo de los sueños, en la gran pantalla…..

Aunque sólo habían trascurrido  escasas horas, el regreso a su  casa se le antojaba como una vuelta al hogar después de una larga temporada vagando por el mundo  y no podía desprenderse del sentimiento de paz y bienestar que le  inspiraba el hombre que viajaba a su  lado, lo miraba de reojo pensando q lo pillaría desprevenido pero un suave guiño lleno de complicidad le  demostraba que  seguía ahí, recordando y disfrutando como ella  y eso………..completaba el momento.

El brillo de sus ojos la traicionaba, y esa sonrisa fácil delataba la emoción que aún la hacía estremecer cuando recordaba  como empezó el viaje, de que manera mas inocente aunque no fortuita se encontraron  después de dos años, como se reían  de la putada q les  había preparado la empresa mandándolos a Valladolid así, sin avisar, contra reloj como siempre, sólo porque había surgido un error en el material q la fabrica suministró a otra empresa y había que evitar una demanda a toda costa . La dirección pensó que  únicamente podían solventar el problema dos personas con amplia experiencia en el sector, dos personas  que estuviesen acostumbrados a aguantar  largas horas de duras negociaciones y dos expertos en “convencer” trabajando como uno solo. En resumen dos compañeros que, como ellos, compartían ya  20 años de trabajo en común  y que desde el principio habían  demostrado su complicidad laboral….

Después de un día agotador la cena transcurrió  con normalidad, buen menú y un excelente vino, con una sobremesa que les pareció  demasiado corta.

Salieron del restaurante  y con un sabor de “necesito más” en su sonrisa, decidieron  tomar la última copa en el clásico pub, uno de los pocos locales que quedaban de esas características pero que, para que negarlo, les  atraía mucho. Dos horas después  decidieron marcharse;  era casi invierno y hacia frío. Ana se refugió dentro  de su abrigo y caminaron hasta el hotel, roto sólo el silencio por el ruido de sus pasos. La ciudad  se encontraba en calma, una acogedora quietud  que los dos sentían, un sosiego  que hacia crecer el romanticismo q el momento  desprendía y de una manera semi inconsciente José Maria pasó el brazo por encima del hombro de Ana y ésta apoyó la cabeza sobre él.

-Gracias, tengo frío (se excusó ella). José María la miró y calló, pero en ese momento la sintió un poco suya,  sensación que le produjo  tal deleite  q no pudo desasirse de la mujer hasta casi llegar al hotel.

Se  despidieron de manera silenciosa, casi  un “buenas noches” imperceptible les acompañó a cada uno a su habitación……….y un sentimiento de vacio se apoderó de ellos.

Ana, aún descolocada por el torbellino de emociones que la habían seducido en las últimas horas  se desvistió;  de manera atolondrada buscó  la combinación de seda blanca q habitualmente usaba de camisón y se la enfundó. Joder, estaba cachonda, notó como sus pezones se erizaron al contacto con la suave prenda(tenía los tirantes tan largos que sólo le cubrían casi el pezón) y al ver su imagen reflejada en el espejo aún se excitó más.

Resignada a  meterse en la cama sola, decidió darse el placer q hubiese deseado le ofreciese el  hombre que había descubierto esa noche….segura de que de no ser así no le sería tan fácil y rápido conciliar el sueño como deseaba. Sentada en el único sillón de que disponía el cuarto y cuando empezaba a  sentir su piel comenzando por sus torneadas piernas  escuchó un seco toque  en la puerta, clandestino como la hora bruja q se acercaba, saltó  como un resorte ….sentía, mejor, sabía a quien pertenecía y una  sacudida  le recorrió el cuerpo….

Abrió y ahí plantado delante suya se encontraba  el causante de su “calentón”, la causa de su desazón, su deseo contenido……Le agarró  la mano con apremio, temerosa de que alguien pudiera verlos y lo hizo entrar, olvidándose de su semidesnudez y con el corazón que se le salía del pecho le increpó nerviosa:

-Qué haces, te has vuelto loco?

-Si, por ti

Sus miradas se cruzaron, sintieron la complicidad q les unía y se abandonaron…..él deslizó la mano cubriendo  su mejilla, la acarició y la dirigió hacia su boca, se fundieron en un beso y sus lenguas comenzaron a acariciarse, se comieron literalmente la boca como nunca antes habían  sentido.

Ana lo condujo sin titubeos  a la cama donde  se tendió de espaldas al colchón, extendiendo  sus brazos e invitando a su compañero a que se sumergiese en su ser, a que tomase  su cuerpo y su deseo.

Él, presa de un apetito voraz, le empezó a besar, sin parar, por toda su boca...., su cuello, , fue bajando poco a poco,  con ansia, sorbiendo cada centímetro de piel que se cruzaba en su camino. Glotón con sus pechos, descendió por su vientre (q ella contrajo de una manera refleja al sentir la lengua en su ombligo), coronó su monte de Venus y bajó dejando que su boca anhelante  encontrara entre el vello los ya entreabiertos labios de su sexo, labios húmedos de ansiedad y deseo.

Pronto sus respiraciones  perdieron  el ritmo, se hizo entrecortado  y llegado el momento José María le  abrió las piernas, cerró las suyas y le introdujo el miembro casi violentamente, la sujetó por las caderas y empezó a agitarla con movimientos bruscos, firmes; los brazos de la mujer  seguían extendidos pero se asía tan fuerte a los barrotes de la cama q temía lastimarse, ella le suplicaba que no parase, que la follara mas, que la lamiese sin parar….le entregó totalmente su voluntad, se sentía sometida, lo sintió poderoso y ella un juguete a su antojo. Cada vez se aferraba con mas fuerza a los barrotes y contraía el clítoris al ritmo que el hombre le marcaba con su fricción. Sus manos se encresparon y el cuerpo se enervó, se quedó rígido de placer. Sintió como la leche la cubría por dentro, los espasmos de la verga de aquel hombre al expulsar el semen unido a los rugidos  del varón la volvieron tan loca que  se entregó al orgasmo que recorría su ser, …los cuerpos quedaron a merced del placer satisfecho, un placer que llevaba un nombre: PASIÓN . Extenuado,  José Maria se dejó caer encima de Ana abandonándose a la paz mas absoluta. Ella lo recogió entre sus brazos y le susurró: Te has bebido mi fiereza, tuya es.

José María levantó la cabeza, la miró a los ojos y la besó como solo un hombre satisfecho sabe hacerlo. Después la recogió en su regazo y en silencio transcurrió el resto de la noche, abandonados a un sueño reparador y tan gratificante que los convirtió en los seres mas felices de la creación.

El despertador sonó y  Ana lo apagó con rapidez, no quería despabilarlo  aún, quedaban 5 minutos  y así podría recomponerse sin que él  se diese cuenta, estar preparada para cuando despertase (coquetería femenina pensó ). Lo observó durante un instante, desnudo, dormido y……deseable, muy deseable.

Ufff, mejor preparaba la ducha. Se disponía a comprobar la temperatura del agua cuando sintió como la abrazaban por detrás, acariciaban su pelo y le regalaban un suave beso en la nuca. Se volvió y con aire travieso, le ofreció su boca a la vez que le recorría (sólo rozando con la punta de los dedos) el contorno del varón. La fiereza de la noche anterior se hallaba descansando pero el incontrolable deseo que la poseía velaba, sentía como florecía al acariciar los pezones del hombre,  cuando de una manera muy muy sensual lo atrapó rodeando su cuello  con la sutileza que sabe desprender una mujer agradecida y complacida, calmada aunque aún con fuego en su interior. Se fundieron en un beso que les dijo todo, que no dejó lugar a dudas.

José María aprovechó para bajar las manos despacio  hasta su trasero, apretándolo contra si para hacerla sentir su pene  erecto en el  vientre. La invitó a posar sus manos en el borde de la bañera, de manera que quedó a “cuatro patas” lista para satisfacer su deseo. La imagen que tenía ante sus ojos le volvió loco y el placer que sentía al acariciar ese cuerpo junto con las sensaciones que le transmitía tocar esa  piel bien hidratada y suave….le hizo perder por completo la razón. Así la penetró y notó como su pene  entraba sin ningún problema. Tras un vaivén de caderas  volvieron a abandonarse al frenesí mas absoluto. Ahora si, había marcado a fuego su “amor clandestino”, su complicidad había quedado sellada y sabían que ya aunque, en contadas ocasiones, tendrían que verse, deberían poseerse para sentirse completos. Un broche de oro para una noche de ensueño.

Ha sido maravilloso, le dijo José María sin poder apartar la mirada de sus ojos…todavía he de hacer la maleta y he de marcharme antes que los  demás despierten, entiéndelo. Nos vemos en el vestíbulo?

-Si, tranquilo, tardo 10 minutos.

Ana recogió el equipaje  y, al salir de la habitación, intentó  retener ese entorno, el lugar donde había sucedido todo pero no pudo, no le interesaba, tampoco  sintió nostalgia alguna porque tenía el convencimiento mas absoluto de q esas escenas se repetirían, no importaba dónde, con que frecuencia  ni a que hora, ni durante cuanto tiempo…… Sabía que nunca podría gritar aquel nombre, que seria eternamente un secreto para el mundo  menos para dos, q lo que tuviese que venir vendría….simplemente “disfrutarían el momento”.     @-->