Mi Gran Jefe y Yo... Reencuentro, tu casa, tu sofá
Tercera parte de nuestros ilícitos encuentros... Después de pasar la noche contigo, en tu cama, nos espera un rico amanecer.
No te escucho entrar, pero me llega el aroma a café recién hecho, volteo y te veo ligeramente despeinado, vestido mas informal con una playera de cuello de tortuga en color blanco y un saco azul, con tu jean de mezclilla que remarca tan delictivamente tus nalgas, te ves tan endemoniadamente atractivo, tanto que siento mariposas en mi estómago y mi humedad es bastante visible en mis labios vaginales. Doy unos sorbos al café que me has dado y escucho como me relatas que has cambiado toda tu agenda del día por mí. Nuevamente me levantas en brazos y comienzas a besarme tan apasionadamente que estoy empezando a desear que esto no acabe nunca; me despojas de tu camisa con tus dientes y mientras yo intento sacarte el saco, me pones de nuevo en el pequeño silloncito del balcón y de rodillas metes tu cabeza entre mis piernas, me mata el morbo de si en algún edificio vecino pueden vernos, pero ¡que diablos, jamás me volverán a ver! Cierro los ojos y solo siento tu boca succionando mi clítoris tan intensamente que emito un gritito, el cual es ahogado por el sonido del viento y me siento tan libre que comienzo a gemir cada vez mas y mas alto, tanto que creo que estoy gritando y veo tu cara (pareces poseído y me encanta) y eso me excita mas aun…
Te ayudo a desnudarte, observo tus redondas nalgas arañadas por mi y se me antoja morderlas pero no, ahora estas a punto de hacer algo diferente, me colocas sobre el sillón pero con mis nalgas al aire, creo que se cual es tu intención ya que comienzas a lamer desde mi clítoris hasta mi ano, repetidamente hasta que introduces ligeramente tu lengua en mi hoyito virginal… siento un poco de dolor, pero tus expertos dedos están acariciando mi clítoris y entrando y saliendo de mi vagina… poco a poco has ido dilatando mi entrada, preparándola para recibir tu enorme pene, acercas tu miembro brillante a mi vagina, para lubricarlo con mis fluidos
Y luego lo sacas, me lo das a probar, siento el riquísimo sabor de nosotros dos mezclado, agridulce y súper erótico y desde donde estas tus manos comienzan a acariciar mi trasero, mi clítoris es salvajemente estimulado por tus dedos de la mano derecha, por debajo de mi cuerpo y con tu mano izquierda, comienzas a invadir mi virginal ano.
Estoy tan prendida que noto como se va abriendo para ti, para tu enorme pene, se que me vas a partir en dos, pero estoy tan excitada que ya lo deseo ¡y mucho!
Poco a poco has metido un dedo en mi ano y voy sintiendo como me arde cada vez más, pero no importa, estoy decidida a darte mi virginidad anal hoy mismo… Me tienes completamente dominada y ahora mismo y casi en un grito te pido que yaaaaaaaa, me sodomices de una vez, ¡porque es imposible para mi aguantar un minuto mas!
Vuelves a ponerte detrás de mí, siento como entras en mi vagina una vez mas, supongo que para aprovechar mi abundante humedad y finalmente pones tu glande en la entrada de mi pequeñísimo ano… Empujas apenas unos milímetros y mis ojos se rasan de llanto, tienes un pene enorme y se que me va a doler mucho pero que mas da, también se que eres un maestro del amor y no me arrepentiré nunca de este día… Un nuevo empujón y voy sintiendo como entra apenas la puntita, por mis mejillas corren dos lagrimas, no logro definir si son solo de dolor o también de felicidad ya que estoy feliz de que tu seas el primero en mi ano, mientras tú lentamente sacas apenas unos milímetros de tu enorme pene y vuelves a empujar, para penetrar un poco mas profundo en mi, ahora el dolor es sumamente intenso, y te digo q no te muevas, dame tiempo de acostumbrarme al primer intruso en mi ano.
Ahora están casi la mitad de tus 25 centímetros dentro de mi recto y el dolor es realmente intenso, pero eres tu quien no se quiere detener, comienzas a entrar y salir muy lentamente mientras gruesas lágrimas caen por mi rostro y de mi boca salen gemidos mezclas de dolor y placer, ya que tu mano izquierda no deja de acariciar mis senos y la derecha juega con mi clítoris y entran y salen algunos dedos en mi vagina.
Repentinamente me llevas al cielo, el dolor se aleja para dar paso a un enorme orgasmo, tus dedos me han causado un nuevo rio de flujos, sumados a un placer infinito, las sensaciones de dolor se han ido dejando nuevas corrientes eléctricas que recorren mi organismo desde la punta de los dedos hasta la punta de mis erizados cabello y siento como entra y sale por completo tu enorme pene de mi ano, que ahora debe estar enormemente dilatado, pero ya no duele.
Sales de mí y me pides me levante, te sientas en el sillón y veo en tu pene rastros de sangre, me has hecho daño, pero no lo siento, estoy excitada, tanto que no me importa si me partes en dos, solo quiero que me sigas penetrando por el ano.
Súbete en mi pequeña, quiero ver como brincan tus senos mi amor – y mas tardas en pedírmelo que yo en dejarme caer en tu miembro durísimo, nuevamente me duele pero es mas fuerte el deseo que siento por ti, levantas mis piernas y tu vas marcando el ritmo con el que me estas penetrando, mientras juega tu boca con mis pezones, rojos e irritados de tanto placer además de durísimos de tanta excitación.
Te levantas con extraordinaria facilidad y llevándome con el mismo ritmo de antes me llevas a tu sala, donde te vuelves a sentar, ahora en un sofá muy amplio mientras yo coloco mis pies a tus costados, ahora yo soy quien se levanta y se deja caer salvajemente en tu pene, lo quiero tan dentro de mi, que nada me importa.
Por nuestros cuerpos corren ríos de sudor y la habitación empieza a oler fuertemente a sexo salvaje y súper cachondo, me das vuelta sin dejarme salir y nuevamente te levantas para colocarme boca abajo en el sillón, con mi trasero levantado y mi cara en un pequeño cojín… Es tan delicioso, te siento tan adentro de mí…
Entras, empujas, sales y vuelves a entrar, a un velocidad impresionante, ahora siento como llega nuevamente esa deliciosa sensación de orgasmo, me estas matando de placer… Mis gritos seguramente se escuchan en todo el edificio, pero que mas dá, estoy en el paraiso.
Nuevamente, otra vez, una vez mas… son oleadas de placer tan intensas que ya perdí la cuenta de cuantas veces he tocado el cielo junto a ti… y estoy sintiendo como tu pene vibra dentro de mí, estas a punto de venirte y delicadamente me preguntas que donde lo quiero, pero no quiero que salgas de mi, extiendo mis brazos hacia atrás para evitar que te alejes de mi, quiero que me entregues tu esencia ahí mismo…
Te dejas caer junto a mí y me giras para darme un beso, cierras los ojos y suspiras – siempre haces que valga la pena pequeña – y me abrazas… 5 minutos después nos levantamos a darnos un baño, tenemos que desayunar, el helado café quedó en el balcón y necesitamos recuperar fuerzas.
Nos espera un nuevo y excitante día…