Mi gran desgracia mi polla continuación

Tener una polla gigante puede ser una ventaja o una desgracia

Mi gran desgracia… es mi polla. (Continuación)

Mi gran desgracia… es mi polla. Continuación(1)

Tener una polla grande puede ser una ventaja, pero si es gigante, es una desgracia.

Durante mi estancia en un hospital se agudizó mi problema, entre todas me ayudaron a superarlo.

Si han leído mi anterior relato se acordarán de los problemas que me ha acarreado tener una polla enorme, si enorme, y no presumo nada de ello, como digo, es una desgracia.

Estoy inmovilizado en una cama hospitalaria, con una pierna rota colgando de un soporte, a la espera de que me quiten los hierros que me juntan los huesos.

En breve me ha dicho mi doctora que me van a bajar a quirófano y me van a hacer la intervención, hasta ahora he gozado de la simpatía del personal, sobre todo femenino, y han procurado que estuviera solo en mi habitación además de otras prebendas.

Pero siempre no se puede mantener el mismo status y por necesidades del servicio me informaron que me tenían que poner otro enfermo a mi lado, en parte me alegré pues tendría con quien hablar.

A media tarde se abrió la puerta de la habitación y entró una celadora, que mirándome, me pidió disculpas con los ojos, detrás traía una cama con un chico con los dos brazos rotos y escayolados, venía de urgencias, acababa de que ser operado, en la cabeza también tenía un vendaje,

Detrás le acompañaba una chica joven, con el aspecto de haber estado muchas horas esperando, con cara de preocupación.

Después de acomodarlo y dar las instrucciones a la acompañante se marcharon los sanitarios, al salir, la enfermera me sacó la punta de la lengua a modo de saludo.

Como yo estaba curtido de días de cama, le quise tranquilizar a la chica, pues no paraba de pasear nerviosa por la habitación.

Le dije que no se preocupara pues era normal el aspecto del chico después de operado, estaba todavía casi K.O.

Me contó que era su novio y que había tenido un accidente de trabajo, tenía los brazos rotos y una brecha en la cabeza.

Parece que al verme a mí, con mi pierna colgando en tan aparatoso artilugio, se consoló un poco y se sentó.

Al rato apareció la auxiliar y le explicó que tenía que ponerle el vaso para orinar a su  novio, pues era recomendado para la anestesia, de paso se volvió hacia mí y me dijo…

--- Quique, te pongo el vaso a ti?

--- Pues gracias, te iba a llamar hace un momento.

La enfermera bajo la cortinilla de intimidad que separa las camas, me levantó la sabana y fue a por el vaso.

Cuando volvió con el vaso, la chica de al lado asomó un poco la cabeza pera aprender a ponerlo, pero no se esperaba que estuviera destapado del todo y vio como la auxiliar cogía al vaso y me lo colocaba apretando sobre la polla y no al revés, no comprendió la diferencia, pero si se quedó con los ojos como platos al ver el tamaño de mi polla caída sobre el muslo derecho.

Cuando el chico entre sueños le dijo que quería orinar, la chica pasó al aseo y se dispuso a poner el vaso a su novio, la cosa no le resultó fácil, pues creyó que se ponía como lo había visto y se le salió fuera el liquido, se quedó bloqueada pues no comprendía que había hecho mal, hasta que no tuvo más remedio que preguntarme por qué no lo ponía bien.

Le pregunté como lo había hecho, pues es muy fácil.

--- Yo lo he hecho como he visto que te lo hacían a ti, y perdona por mi curiosidad de mirar, pero cómo no lo he hecho nunca, he cogido el vaso y se lo he encarado a la polla.

--- Pero no le has metido la polla dentro del vaso?

--- No, solo lo he enchufado como tú.

--- Bueno eso es por falta de práctica, ahora cógele la polla y métesela en el vaso y que esté más bajo para que no se salga.

--- Si quieres, la próxima vez que tengas ganas puedo probar contigo?

--- Por mí no hay problema, así aprenderás antes.

Esa tarde bebí agua en cantidad, le dije que fuera a tomar algo que yo me quedaba pendiente de su novio, si necesitaba algo llamaría a la enfermera.

La chica me lo agradeció y se arregló en el aseo y fue hacia la cafetería, parecía otra cuando salió, se había peinado y cambiado de ropa.

El chico no dio problemas, estaba aun adormecido y solo decía palabras incoherentes.

Me trajeron la cena, me estuvo estupenda, aparte de la bandeja me dejó un bocadillo de ternera con pimientos fritos y una cerveza fría, el puré se quedó, pero el bocadillo fue visto y no visto, como siempre la auxiliar al salir me pasó la mano por la sabana sobre mi polla y dijo…

--- Adiós chiquitín.

Cuando vino la chica ya se le veía más animada y habladora, le dije que me gustaba como se iba adaptando y que estaba muy guapa, se alegró del piropo y se preparó para pasar la noche lo mejor posible. Puso el sillón reclinable entre las dos camas y estuvo leyendo un rato una revista que se había comprado.

Cuando se apagaron las luces, se quedó despagada pues le obligaban a dormir y era muy pronto todavía, le dije que encendiera la luz de acompañamiento, por lo menos se vería algo.

La chica me contó que se llamaba Irene y que hacía un año que vivía con su novio, el tenía 28 años y ella 2 menos, el chico la trataba bien aunque era un poco egoísta, le gustaba que estuviera siempre pendiente de él.

Yo le quitaba hierro a su comentario, le decía que era normal, pues con una novia tan guapa cualquiera le gustaría ser tratado como a un rey, ella se rió por primera vez, me gustó por lo sincera e inocente que tenia la risa.

Le conté que estaba mucho  tiempo allí, esperaba que pronto me quitaran todo esto y poder andar un poco.

Su novio empezó a moverse y llamarla, todavía estaba medio dormido y pedía orinar.

Irene se acordó del problema de aprendizaje y me dijo si quería que me lo pusiera a mí antes para aprender,

--- Claro, si quieres yo te iré explicando sobre la marcha.

Fue a por mí vaso y se inclinó sobre mi cama, yo separé un poco la sabana para no asustarla demasiado y le enseñe solo la cabeza, ella se quedó parada y me dijo que no se parecía a la de su novio.

--- Bueno cada persona parece diferente, pero en el fondo somos iguales.

--- Pero la tuya no cabe en el cuello del vaso.

--- Es que tiene truco, a mi hay que hacerlo al revés, cógeme la punta y la presionas con el vaso para que no salga nada.

Irene cogió la punta con temor y quiso ponerla en el vaso pero se le escurría, lo intentó varias veces, pero como no lo conseguía le dije…

--- Tienes que abarcar más con la mano.

La chica descubrió un poco más la sabana y vio que tenía más tronco detrás de su mano y cuando iba a cogerlo destapó hasta donde estaba el final, quería saber que quedaba por ver.

Quedó maravillada, pasó la mano por encima desde la punta hasta mi pubis, notaba el calor que desprendía y lo dura que se estaba poniendo por momentos, ya no le bastaría con coger la cabeza, ahora que levantarla toda en peso.

Volvió otra vez a la punta y con las dos manos me  retiró el prepucio, dejando el glande rosado al aire y lo apartó un poco para sentir la dureza de la punta, al fin volvió a la realidad y sosteniéndolo con una mano le aplicó el vaso, no tarde en empezar a orinar y ella notaba como pasaba el liquido a lo largo de mi polla sobre su mano.

Estaba hipnotizada, hasta que le tuve que avisar que ya había terminado, le dije que la sacudiera un poco para que no se manchara la sabana, lo hizo pero no verticalmente sino que me subió y bajo la piel varias veces, consiguiendo que cada vez se pusiera más gorda.

Un poco azorada se fue al aseo y cambió de vaso y sacó el de su novio. El chico entre que estaba durmiendo y que tenía un tamaño normal  apenas se la podía encontrar, la dejó caer dentro y quitó la mano, hasta que dejó de salir, luego la sacó y se la guardo en el pijama.

Cuando terminó, se sentó en el sillón y se recostó, yo la veía desde más alto y notaba como su pecho se movía agitado, le pregunté si había conseguido hacerlo bien, me dijo que más o menos pero que conmigo era más fácil pues no tenía que buscarla sino que ella te encontraba a ti.

Me reí a gusto y ella después hizo lo mismo, entre risas me decía que me relucía la punta como el dedo de ET.

Estuvimos un rato bromeando sobre el tamaño de mi polla hasta que se volvió hacia mí y me dijo si me enfadaría si me pedía un favor, yo le dije que enfadarme de ninguna manera, me dijo con la mirada baja…

--- Perdona mi curiosidad pero me gustaría ver el tamaño que tienes, seguramente no tendré otra ocasión de ver otra igual.

--- Puedes medirla, pero luego no quiero que hagas comparaciones con tu novio, piensa que esto es más una desgracia que alegría.

--- Ya lo sé, la tuya no me cabría mi, tengo el coño estrecho como una adolescente y la tuya es imponente.

Metió la mano bajo la sabana y buscó, no tardó en cogerla, sabía dónde estaba y quería encontrarla, le estuvo pasando la mano como a un gato y cuando notó que empezaba a revivir llegó al glande y lo descubrió, rozó con el dedo el borde y acarició el frenillo, la polla no defraudó, ya se tenía sola.

Baje la cama con el mando para que  estuviera más nivelada con ella, cuando me la cogió la apoyo sobre mi vientre, recorría mis venas hinchadas y llegaba hasta los huevos apretándolos y sopesándolos, yo saqué la mano y la apoye sobre su estomago.

En esto su novio se despertó y le dijo que quería orinar otra vez, ella haciendo un gesto de fastidio me soltó y se levantó, le sacó su polla y la metió de un empujón dentro del vaso, el chico se sintió aliviado y separando las piernas se quedó dormido otra vez, la chica entró en el aseo para vaciar el vaso, cuando salió al poco se tumbó en el sillón otra vez y destapándome la sabana me cogió la polla otra vez.

Ya me había bajado, por lo que empezó de nuevo hasta que levantó la cabeza, me descubrió el capullo y lo estuvo acariciándolo, me cogió la mano y se la puso en el estómago otra vez, no tarde en notar cómo me la llevaba poco a poco a ponerla sobre sus tetas, entonces noté que no llevaba sujetador, se lo habría quitado en el aseo, porque antes si llevaba, cuando tenía mi mano sobre su pecho se abrió la blusa que llevaba y me dejo sobre sus tetas la mano y la apretó contra ellas.

Mi polla iba en aumento rápidamente, ya estaba a 45º sobre mi vientre y subiendo, Irene se afanaba en pasar la mano por toda ella apretándome donde más gusto me daba.

Tenía unas tetas jóvenes, duras, con unos pezones hinchados como una pera, la areola redonda y muy grande rodeando media pera, podía elegir entre coger el pezón solo o la teta entera, esto solo bastaba para ponérmela más dura y gorda, Irene ponía su antebrazo al lado para medirla y con la mano lo hacía a palmos.

Las tetas estaban sudadas de tanto masajearlas, ella se levantaba para que pudiera llegar a ella, de vez en cuando se volvía hacia su novio para ver si dormía y volvía a mi polla.

Yo me escurrí hacia el lado de la cama y le aproximé todo lo que pude mi polla a la orilla, ella se ladeó y me dio un beso en el glande, tenía un poco de liquido pre seminal, lo lamió y abrió la boca hasta que pudo, deje por un momento sus tetas y me aventuré hacia bajo, tenía una pierna encogida y me facilitó meter una mano entre ellas.

Me sorprendió notar su pubis peludo bajo mis dedos nada más llegar, no llevaba bragas tampoco, los labios abiertos y el clítoris duro, se subió un poco para que llegara a meter los dedos en su coño y cuando lo conseguí me lamió la polla dentro de su boca, estaba mojada y mi polla llena de saliva, cuando le iba a llegar el orgasmo, apretó mi polla con las dos manos y la agitó fuertemente, sus temblores hacía que no coordinara los movimientos porque cuando me corrí, en vez de hacerlo en su boca le llene la cara de leche, los ojos, la frente y el pelo, cuando se repuso, se lavo en el aseo.

Cuando salió tenía el rostro enrojecido, las mejillas coloradas del sofoco y el pecho le palpitaba rápidamente.

Se volvió a recostar en el sillón y me dijo que la perdonara, no había querido hacerlo, pero se calentó y no pensaba en nada más.

Cuando su novio volvió a pedirle pis, lo cogió más amorosamente e intentó ponérsela dura para hacerle una paja, pero el chico estaba para pocas filigranas y no pudo levantársela, un poco frustrada se tumbó en el sillón entre los dos.

Como estaba a su nivel la pasé la mano por la melena y ella se acurrucó apretando mi mano.

Yo me dormí casi inmediatamente, la noche pasó rápidamente, salvo que de madrugada sentí la mano de Irene como me acariciaba la polla colgante entre mis piernas.

No le hice caso y al poco retiró la mano cuando empezaba a clarear.

La primera auxiliar que entró por la mañana me preguntó extrañada por qué no había llamado para ponerme a orinar, yo con los ojos señalé a la chica, la enfermera me guiñó en ojo.

Por la mañana la rutina empezó como siempre muy temprano, las enfermeras, las limpiadoras, los médicos…

Al chico le visitaron el cirujano y el traumatólogo, le dieron ánimos y le confirmaron que la operación había quedado bien, ahora era cuestión de tiempo, Irene se quedó más tranquila y Fernando su novio ya estaba más despierto, aunque dolorido.

Mi médica vino más tarde y me dijo que al día siguiente me bajarían al quirófano para quitarme los hierros y así progresar en la curación.

Más tarde vino una enfermera novata para sacarme una muestra de sangre para un análisis, bajó la cortina separadora, puso la bandeja de las jeringuillas sobre mi polla dormida, estaba buscándome la vena y no la encontraba, era muy jovencita y delgadita, poquito de todo, hasta la voz la tenía de cría, todo era pinchar y no había forma de acertar, se disculpó porque como era novata no acertaba con las venas finas, le pregunté si con las gordas era diestra, me dijo que era mucho más fácil, le pregunté si quería ver una vena gorda y me dijo que lo prefería, le cogí la mano y pasándola bajo la sabana la llevé hasta mi polla semidura, se quedó sin comprender dado el tamaño, le parecía haberme cogido la pierna, le subí la mano hasta el glande y la apreté y la fui bajando hasta el nacimiento de los huevos, abrió los ojos incrédulos y levantó la sabana comprobando lo que había cogido, se tapo la boca para no gritar, volvió a cogerla ella sola y la levanto con las dos manos como si fuera un bebé, la abarco con las dos manos y como no la rodeaba, la lamió desde bajo hasta la punta y metió la punta de la lengua en la boquita del glande, metió la lengua dentro y la rodeó con los labios hasta que pudo abrir su mandíbula, su lengua se pegó al frenillo y lo lamió suavemente, la polla fue creciendo hasta alcanzar su tamaño ideal y cuando ya parecía inevitable el desastre, aplicó la boca abierta y fue recibiendo los chorros de leche y tragándolos, a veces no lo conseguía y se atragantaba y le salía por la nariz, cuando ya mi polla dejó de salir como un volcán me lamió todo el glande y me dijo…

--- No creo que tenga nunca en mi boca una polla tan grande, hermosa y dura, gracias por darme la oportunidad de saborearla.

Intentó pincharme otra vez y la acertó a la primera, me sacó tres tubos.

Mi gran desgracia… es mi polla. Continuación(2)

A la mañana siguiente un celador vino a por mí, me llevó al quirófano y al entrar todos me daban ánimos, sobre todo las chicas, bajo las mascarillas verdes notaba sus sonrisas, me subieron a la mesa y me sentaron, me dijeron que sería anestesia epidural, por lo cual podría estar consciente durante la intervención, al momento sentí que bajo mi cintura no tenía tacto, la anestesista estuvo en todo momento pendiente de mí, no tardaron en quitarme la escayola y después de unos golpes, quedé libre de los hierros que me atenazaban.

Cuando volví a la habitación me encontré con la sonrisa de Irene que se alegraba de verme de nuevo.

Las enfermeras me colocaron cómodamente, ya sin tensores me pude acomodar más relajadamente, podría mover las dos piernas, en unos días hasta andar con muletas.

Estuve varias horas sin sentir las piernas, incluida la polla, era curioso sentir que mi cuerpo terminaba en la cintura, por lo que era imperioso que expulsara la anestesia, aunque estaba despierto no me apetecía hablar mucho, por lo que estuve un poco mohíno.

Fernando, mi compañero de habitación ya estaba despierto aunque dolorido, era atendido por su novia Irene en todo lo que necesitaba, era muy abierto y simpático, casi siempre bromeando lo que me animaba bastante, cuando ya estuve despierto, Irene estaba pendiente de mí y cada rato llamaba a las auxiliares para que me hicieran orinar, se lo agradecí con la mirada.

Fernando cuando ya estuve despabilado estuvimos contándonos chistes y bromas, hacía chistes de todo y había un buen ambiente entre nosotros.

En un momento que Irene había salido a comer, sin pretenderlo sacamos el tema de las parejas, me comentó que Irene era una chica estupenda y le trataba muy solícitamente, incluso a veces él le pedía cosas demasiado exigentes y la chica le complacía en todo, no sé bien como salió el tema del sexo, Irene parecía que era un poco retraída pero le ponía voluntad e iba progresando en sus peticiones, me contó en voz baja que le había costado bastante que le hiciera una mamada, yo alucinaba, también le costó que se mostrara desnuda y que la tocara, yo asentía con la cabeza, pensé que no hablábamos de la misma chica.

Cuando volvió Irene, Fernando alabó lo bonita que era su chica y lo cariñosamente que lo trataba, Irene me miraba extrañada por ese comentario y le insinué que no sabía por dónde iba.

Dijo que él no era celoso y que tenía absolutamente confianza con su chica, por lo que tenían una relación abierta, incluso en sus relaciones sexuales habían pensado varias opciones, en ir a algún club de intercambios, o hacer un trío, sea con otro hombre u otra mujer, lo estaban pensando y solo esperaban encontrar alguien de confianza con la mente abierta para citarse en algún sitio adecuado.

Yo me descorazoné pues ya me excluía a mí, pues mi polla no podía presentarla en ningún sitio, además que no podía hacer casi nada con ella, pero Fernando no dejaba de abrir opciones, me dijo que si nos hubiéramos conocido en otras circunstancias me lo habría propuesto.

Yo le dije que nunca había estado en una situación parecida, pero me habría encantado colaborar, siempre con el beneplácito de Irene claro, ella cambió desemblante y parece que le gustaba el plan, por lo que le dijo a Fernando…

--- No había pensado en eso, pero ahora que lo dices no me parece mal, Quique es muy simpático y parece ser buena persona.

--- Me alegro que te guste, pues ya había pensado proponerle algo para cuando estemos en la calle los dos.

Irene dando palmas le dio un beso a Fernando y me preguntó…

--- Quique, que te parece la idea? Te gusta?

--- Nunca habría soñado estar con una chica como tú, pero os veo tan animados que me gustaría probar la experiencia.

--- Pues no se hable más, formamos un trío ya oficialmente, solo falta encontrar el momento y el lugar.

Fernando aprobó con la cabeza y una gran sonrisa, casi había realizado su gran fantasía sexual.

Yo ya me levantaba con cuidado y con la ayuda de una muleta iba al baño, solo me habían dejado unos apósitos en las cicatrices y aun con dificultad por estar tanto tiempo quieto, ya me movía.

Irene dio un cambio radical, estaba mucho más solicita con Fernando, pero también conmigo, cuando le daba la comida a su novio después me arreglaba la cama para que no estuviera arrugada la mía después de comer, lógicamente de espaldas a su novio, me ayudaba a acostarme pasándome la mano por la polla al final, le daba dos meneos y me tapaba.

Al llegar la noche su novio no tenía sueño y estaba hablando como un loro, me volví hacia el otro lado y note un leve susurro, estuve afinando el oído y pude deducir que Irene estaba haciéndole una paja a Fernando y este gemía demasiado escandaloso, cuando me volví, me dijo Fernando…

--- Mira Quique, esto es una chica cariñosa, me está haciendo una paja de antología, lo que siento es que no puedo corresponderle con las manos, te importaría acercarte y acariciar a Irene en mi nombre?

--- Me pides una cosa que no puedo negar, pero estás seguro que quieres que la caliente?

--- Seguro, quien mejor que tú, ya somos colegas, faltaría más.

Irene estaba inclinada sobre la polla de Fernando, le estaba pajeando a la vez que se la mamaba, él con las piernas abiertas recibía con gusto el trato, por lo que me acerqué por detrás a Irene y le cogí las caderas, le subí la falda hasta la cintura y le bajé la escueta braguita que llevaba hasta los tobillos, ella levantó una pierna para liberarse, me levanté el camisón hospitalario y me apreté a sus nalgas, mi polla dormida aún, empezó a levantarse queriendo separar sus piernas, Irene le iba haciendo sitio y ya las tenía en V invertida con lo que pasaba entre ellas, rozaba sus labios y le salía por delante pegada a su monte de Venus, la movía de detrás adelante y se mojaba al pasar por sus labios vaginales, el clítoris estaba rozando mi glande a cada movimiento, mis manos pasaron por bajo del suéter hasta llegar al sujetador, estaba lleno de teta y no me fue difícil pasar una mano por su espalda y soltarlo, dos tetas duras cayeron sobre mis manos presionando mis palmas con los pezones de pera. Los cogí y los estuve pellizcando con los dedos hasta que estaban duros como mandarinas.

Fernando, solo estaba totalmente abierto de piernas con la polla dura en la boca de Irene y los huevos entre sus manos, con los ojos cerrados y los brazos abiertos y bloqueados por la escayola, para él el mundo estaba en la boca y las manos de Irene, ella por contrario procuraba retrasar la corrida de su novio aflojando la mamada cuando notaba que su glande palpitaba más rápido de lo normal, prefería tener el coño paseado por mi polla tiesa, mis manos ya habían conseguido que las tetas estuvieran al máximo de excitación, duras como piedras, la piel tirante y los pezones rugosos de tanta tirantez, cada roce era un calambre, aproveché para después de escupir saliva entre sus nalgas pasé un dedo por su culo hasta meter un dedo hasta la mitad, cuando me notó se relajo y me permitió entrar el segundo dedo y girarlo dentro de su recto hasta que rozaba su vagina por dentro mientras sus muslos presionaban mi polla para que se adaptara más a su coño, cuando se iba a correr, dejó de chupar la polla de su novio y se dejó caer entre su ingle y sus huevos suspirando, gimiendo y estremeciéndose hasta que se le pasó lentamente, con la mano continuaba meneándosela a Fernando y culeando conmigo para darme placer y hacerme eyacular, cuando me venía la lecha a raudales, la saque de entre sus piernas y la puse sobre sus nalgas, ella notó como por el conducto de mi polla llegaba las convulsiones anunciando los chorros y se agacho para que fuera a parar en sus nalgas y caderas, pero salió con tal potencia que le regó toda la espalda hasta la nuca. Aprovechó para agilizar la mano y hacerse correr a Fernando que le llenó la boca.

Yo me retiré discretamente antes que Fernando abriera los ojos y se repusiera, por la espalda de Irene caía al suelo las placas de mi leche, entró en el aseo, al rato salió toda arreglada.

Fernando me miró satisfecho y alargo la mano para chocarla, yo me limpié la mano de leche y se la choque.

A partir de aquella noche ya no me tenían que invitar, Irene le bajaba la cama hasta ponerla horizontal y después de ponérsela dura a Fernando le montaba y sentándose encima lo cabalgaba, se ponía de espalda a él y yo me ocupaba de su clítoris y sus tetas, hasta que se corría y le hacía correr a Fernando, después cuando se dormía Fernando me hacía a mí una mamada sentado en la cama y ella en el sillón, se iba al aseo con la cara llena de leche.

Muchos días invertíamos los asientos y era yo quien le mamaba el coño hasta que tenía un orgasmo fantástico.

La última noche Irene destapó a Fernando del todo y como siempre le hizo una mamada a dos manos, el chico con las piernas abiertas y los brazos también parecía que estaba esperando el maná, Irene estaba con el cuerpo apoyado en la cama y las piernas colgando, le subí la cama al máximo y le solté el vestido, la baje las bragas sacándoselas por los tobillos, solté el sujetador, ella se acabó de quitar el vestido y el sujetador, estaba desnuda también, por la persiana entreabierta entraba la luz de la luna y se veía brillar su espalda hasta su culo, yo me puse detrás y quitándome también el camisón me senté en el sillón, le levante una pierna, la puse sobre mi hombro, después la otra la aguantaba con la mano a la misma altura, le podía separar las piernas a voluntad, ella sacó lo máximo su pelvis fuera de la cama, le abrí las piernas y puse mi boca entre sus nalgas, mi lengua fue lamiendo hasta llegar a su ano arrugado, lo mojé hasta notar que se relajaba, con mi mano libre le acariciaba el clítoris y los labios del coño, Irene levantaba el culo para que llegara mejor, mi lengua se aventuró a meterse un poco en el culo y relamer el circulo que se abría y cerraba como una flor, sus caderas me buscaban y sus piernas se abrían, mi nariz de impregnaba con el aroma de hembra caliente que salía de su vagina, le metí dos dedos cuando su clítoris estaba duro como una almendra y los labios menores goteaban flujos vaginales.

Irene estaba al máximo y aceleró la boca, hizo correrse a Fernando, se tragó toda su leche sin abrir la boca y siguió mamándola antes de que se le bajara. El chico ya no paraba de gemir, estaba tan excitado que le daban calambres en la polla, pero ella seguía tragándose la polla hasta la garganta, mis dedos estaban entrando en el ano de Irene, no paraba de buscarlos con el culo abierto, mi boca estaba en sus vagina lamiendo sus labios y tragando sus jugos, el olor a mujer caliente me embriagaba, cuando Fernando se corrió por segunda vez, ella tuvo un orgasmo dulce pero intenso, se relajó después de una gran tensión y se quedó desmadejada sobre la cama, le dejé las piernas colgando y bajé la cama otra vez, Fernando se había dormido como un bebé.

Cuando se repuso Irene, se volvió hacia mí y me hizo acostar sobre mi cama poniéndola horizontal, se subió sobre mí, me puso mi polla sobre mi vientre y se montó sobre ella, sus labios abrazaban el tronco y se veía el glande salir por delante, parecía que la polla era de ella, se acercó a mí, me puso las tetas hinchadas sobre la boca, las succioné hasta que no podía abrir tanto la boca, me dolían los labios, la mandíbula se encajaba, la lengua lamía los pezones sacándolos aún más, ella resbalaba su cuerpo lentamente sobre mi polla y con la mano por detrás acariciaba mis huevos, cuando se iba a correr por segunda vez se cambió y me puso su coño en la boca y  buscó mi glande morado con sus labios, sus manos se aferraron al tronco y unidas lo bajaron y subieron con suavidad, le gustaba sentir mis latidos en las venas de la polla, mi boca recorría su coño desde el vello púbico hasta el ano, sus labios cubrían mis mejillas mientras mi lengua se centraba en el clítoris y en la vagina, cuando se abrazó a mi polla, me apretó su coño sobre mi cara ya supe que le llegaba el orgasmo, solo se estremecía y le daba besos a mi glande, cuando por fin se le fue calmando el coño, metió lo que pudo de glande en sus labios y agito con energía mi polla hasta que sintiendo mi llegada se fue tragando mis chorros de lecha hasta que pudo, el resto cayó sobre sus tetas y su vientre. Quedamos acostado invertidos, ella con la cabeza colgando entre mis piernas con los huevos en el cuello, la polla entre las tetas y el coño sobre mi pecho, las piernas alrededor de mi cara. Cuando se fue levantando estábamos empapados de sudor, leche y flujos, la habitación olía a sexo. Irene se metió en el aseo, se iba a duchar.

Cuando ya había cerrado la puerta la volvió a abrir y me llamó, al entrar me cogió de la polla y arrodillándose me la puso dura otra vez, abrió las piernas y poniéndose de espaldas se la puso entre sus labios y empezó a moverse hacia adelante y hacia atrás parecía que íbamos en bicicleta los dos, yo atrape sus tetas y besaba su cuello con el piel erizada, se corrió subida a mi polla y yo eyacule con la polla cogida por ella por delante, parecía que se estaba haciendo una paja, pero el que aportaba la leche era yo, lleno las manos y se frotó como si fuera crema hidratante, luego se volvió hacia mí, me beso y me lavó con la alcachofa de la ducha, yo le correspondí haciendo lo propio, cuando salimos se oían los ronquidos de satisfacción de Fernando despatarrado igual que antes.

Era una despedida apropiada a la belleza y sensualidad de Irene.

Fue una colaboración ideal, hasta que me dieron el alta y tuve que dejar el hospital, para volver solo a rehabilitación, antes habíamos quedado para llamarnos cuando Fernando se encontrara repuesto.

Mi gran desgracia… es mi polla. Continuación(3)

Cuando entré en mi casa me encontré como un extraño, habían pasado tantas cosas en estos días que necesitaba recuperar mi rutina, de momento aun no podía ir a trabajar, andaba con muletas y tenía que hacer rehabilitación. Vi que reinaba la paz en casa y me senté con la luz tenue, cerré los ojos y me relajé.

Cuando me desperté mire a mi alrededor, no había guardado mis cosa de aseo del hospital por lo que me di una ducha caliente, procuré no mojar los apósitos y cuando estuve seco salí al salón y estuve pensando que debía hacer lo primero.

Pronto recordé a mi cuñada y su hermana, y qué pasaría con mi hermano. No había tenido noticias suyas desde hacía muchos días, en parte era buena señal pues no habrían tenido problemas, pero tenía dudas respecto al comportamiento de mi hermano.

Llamé a casa de mi hermano cuando pensé que estaría trabajando, se puso él lo cual me extrañó mucho, me saludó fríamente y me dijo que se iba una semana a una convención de su empresa, nos despedimos hasta otro día.

Al otro día recibí la llamada de mi cuñada, me alegré y me confirmó que efectivamente su marido se había marchado para unos días.

Me dijo que tenía que contar muchas cosas, pero prefería hacerlo personalmente, por lo que había pensado que aprovechando que le había dicho a su marido que iba a estar en casa de su hermana para no estar sola, me invitaban a cenar cuando quisiera.

Acordamos hacer la reunión al sábado siguiente y me dirigí a casa de Ángela, llevé una caja grande de bombones y dos botellas de champagne francés, no sabía nada de sus costumbres pero creí que les  gustarían.

Cuando me abrieron estaban radiantes las dos, Miriam mi cuñada estaba guapísima, tenía además de su belleza natural el semblante de la serenidad, tenía 38 años y estaba en lo mejor de una mujer, esbelta, segura, maciza, encantadora y con una planta escultural, una melena rubia y muy blanca de piel. Ángela, era menor, 28 años, más delgada, no se parecía a su hermana en lo físico, era morena, con el pelo largo recogido detrás, unas caderas anchas y unas tetas redondas, pero se notaba su juventud, más lozana y más nerviosa.

Las dos vestían con mucho gusto y realzaban sus atributos con elegancia, Miriam con más sobriedad y Ángela mas juvenil, Miriam con un traje chaqueta, falda estrecha y camisa blanca inmaculada, zapato tacón alto fino y medias con costura, Ángela llevaba una blusa cruzada a la espalda y falda ancha con vuelo, zapato con tacón normal y sin medias. Me invitaron al salón, con dificultad todavía llegué con la muleta y me senté, ellas se sentaron a mi lado, me cogieron de las manos y me agradecieron mucho mi ayuda en sus problemas.

Me contaron que mi hermano se había comportado mejor desde la bronca y los golpes, parecía que era un ataque de celos, de todas formas hubo una ocasión en que le levantó la mano a Miriam y esta sin más le grabó y le amenazo con denunciarlo, a partir de este momento no se repitió, aunque se notaba rencoroso.

Pasamos a la mesa y estuvieron contándome cosa de la vida normal, nos reímos recordando buenos ratos, el champagne les gustó, cayeron las dos botellas, después de brindar, me sentaron en el sofá,  estuvimos comentando la vida tan aburrida del hospital, de alguna manera les comenté algún caso especialmente el origen del reloj de mis compañeros, se rieron mucho y me felicitaron por el acierto que tuve con la pantera, me dijeron que en parte la envidiaban pues habían soñado las dos en tener mi polla dentro, les dije medio en broma medio en serio que a mí me pasaba igual, que siempre había querido follarlas, pero con mi miembro no tenía opción, lo dije con tono triste y ellas dijeron que eso tenía solución o por lo menos no debíamos quedarnos con las ganas, Ángela se fue un momento, mientras Miriam se quitaba la chaqueta, estaba imponente.

Cuando volvió Ángela nos anunció que estaba todo listo, yo me pregunté que sería, me cogieron del brazo y me acompañaron a la habitación de dos camas de invitados, pensé que querían que me quedara esa noche, pues iba un poco cargado, pero al entrar vi que Ángela había quitado la mesita que las separaba y había juntado las dos camas de 115 cm. y había hecho una cama sola.

Me sentaron en la cama, Miriam, se separó de mi y se despasó los botones de la camisa lentamente, primero los puños y después desde el cuello hacia abajo, Ángela por su cuenta al otro lado de la habitación se había soltado las cintas de su blusa atadas por detrás, las dos al unísono dejaron caer sus prendas al suelo, parecía una coreografía, el espectáculo era un sueño, Miriam, llevaba un sujetador de copa mínimo negro, que en forma de balcón dejaba todos sus pechos asomados justo hasta ocultar el pezón. Ángela por su parte era de color granate él suyo, de un escote de pico que elevaba las tetas juntándolas en un canalillo sin fondo, era de tul y marcaba las puntas de sus pezones endurecidos.

Yo sentado parecía que estaba ante unas obras de escultura, admirando la perfección de curvas y la elegancia de las prendas tan sexis.

Las dos soltaron las cremalleras de las faldas, la de Miriam solo bajo cuando la forzó a lo largo de sus caderas y muslos, mientras que la de Ángela se abrió y cayó haciendo un abanico.

La visión de Miriam me paralizó, unas bragas negras con una sisa alta hacía unas piernas larguísimas enfundadas con unas medias grises con costura y sujetas casi arriba del muslo por su cinta elástica, Ángela por su parte, llevaba un bikini pequeño del mismo color que el sujetador y que a través de la trasparencia delantera se notaba su triangulo ligeramente depilado.

Se sentaron a mi lado y se volvieron dándome la espalda para que fuera yo quien les soltara los corchetes de los sujetadores, no me costó mucho soltarlos, con los brazos los habían sujetado para que no cayeran y se pusieron frente a mí para que se los fuera quitando, Miriam, fue separando los brazos a la vez que yo estiraba el bello sujetador, se me iban llenado las manos de carne dura y brillante, hasta quedar con una teta en cada mano, las apreté hacia arriba y hacia dentro hasta juntarlas cogiendo los pezones con los dedos, les di un beso primero y luego un lametón seguido de un mordisco suave, hasta que me tocaron los pezones el paladar, tenía unas tetas en forma de cono, dura, altas y mirando hacia arriba, los pezones estaban en las puntas y eran rosados y erizados. Ángela estaba esperando y haciendo la misma ceremonia quedé con las manos cargadas  de tetas, me costó un poco más soltarlo pues se acoplaban más a la forma de la teta redondeada, sus pezones eran diferentes, una areola oscura y un pezón como un garbanzo que se hizo como una cereza después de chuparlo y lamerlo hasta la saciedad.

Se inclinaron sobre mí, me subieron a la cama doblada, me fueron quitando la ropa hasta que llegaron al bóxer, una metió la mano por el camal y otra por la cintura, tenía la polla para explotar, pero curvada por falta de espacio, una mano me cogió de la punta y otra del tronco y la estiraron, la subieron sobre mi vientre y me bajaron el bóxer quitándomelo, mis manos rodearon sus caderas hasta llegar a las nalgas, separándolas y pasando los dedos bajo las prendas finísimas, notando al calor, que salía entre los labios de sus sexos.

Con dos dedos bajé la bragas de Miriam y quedé admirado de la perfección de sus nalgas estaban redondas, blancas, altas y al abrir sus nalgas pude ver el ano, rosado, depilado hasta el monte de Venus, sin ninguna arruga, parecía un botón de abrigo, sus labios eran una línea fina que solo se abría para asomar un poco el clítoris, llegaban desde el pubis hasta casi el culo y se cerraban herméticamente, los labios menores no se veían. Me entró un nudo en la garganta de rabia de tener mi miembro tan grande, me habría encantado metérsela por ahí a Miriam y ella habría gozado casi más que yo. Miriam apoyo sus codos en la sabana y me cogió la polla con la mano mientras dejaba sobre mí las dos tetas puntiagudas, al lamer sus pezones salieron duros hacia mi, pugnaban a ver cual salía más, Ángela se puso entre mis piernas y besaba mis huevos poniéndolos duros y pegados a la polla, sus tetas redondas colgaban a la vez al ritmo de sus caricias, Miriam se sentó sobre mi polla dura sobre mi vientre y sus labios apenas se abrían para recibirlo, solamente su clítoris de apretaba sobre mi vena y se frotaba poniéndose duro, asomándose brillante.

Ángela acercó su culo a mi mano y esperaba que su hermana dejara asomar mi glande para lamerlo, en su movimiento de vaivén dejaba un reguero de flujo sobre mi polla. Mi mano acarició el culo de Ángela, metí los dedos bajo la tela suave, tenía el coño completamente diferente a Miriam, quise verlo enseguida y le bajé las bragas hasta las rodillas, ella se las terminó de quitar, tenía el coño con unos labios carnosos, abultados, con un clítoris que sobresalía redondo y duro deformando los labios, la piel morena, bajo la mata de vello bien delineado, marcaba todo sus labios hasta alrededor del culo, y en el centro el ano casi negro y arrugado.

Las tetas redondas que nacían desde los lados hasta que se juntaban en un canalillo profundo, con unas areolas casi negras y con los pezones que eran tan sensibles que con nada salían como dos cerezas.

Cuando le pasé la mano a lo largo de sus labios, Ángela suspiró y cuando metí un dedo en su vagina caliente pasó la pierna por encima de mi cabeza y se dejó caer justo para que mi boca alcanzara sus labios, hacía un movimiento pendular en el que yo solo ponía la lengua del tamaño adecuado, punta fina en el ano, ancha en la vagina y fina otra vez por sus labios mayores hasta el clítoris que lo rodeaba y aspiraba con la boca, ella solo se balanceaba pasando sobre mi boca desde el ano hasta el pubis, estaban frente a frente y mis manos libres les acariciaban las tetas dándole el trato adecuado a cada una o se adentraban en sus labios y masajeaban sus botones de placer.

Miriam quizá no había cabalgado así nunca, por lo que desde un paso de paseo pronto pasó al trote y luego al galope, cuando le llego su primer orgasmo, se abrazo a su hermana que juntándose apretadamente, unieron sus pechos acoplando sus cuatro tetas con los pezones duros, lo que aumentó el placer de su corrida, Ángela estaba decidida a probar mi polla y le dijo a Miriam si ella le ayudaría…

--- No lo dudes, que quieres que haga?

--- Por favor ponte crema en la mano y me la vas metiendo despacio en la vagina, quiero que se dilate lo suficiente para meterme la polla que pueda, no quisiera quedarme con las ganas de este capullo morado.

--- Estas segura de meterte este trozo de carne caliente?

--- Lo voy a intentar, y si puedo igual te animas.

--- No sé, me da miedo, me puede partir en dos.

Yo estaba mirando expectante la conversación de las hermanas a ver quien se metía mi polla, deseaba ardientemente que se animaran las dos, habría dado un imperio si lo tuviese por tener solo la mitad de lo que tenía, con 16 cm. me habría arreglado y las habría follado a las dos seguidas.

Miriam se untó las manos con crema acuosa, primero metía un dedo a Ángela que acostada boca arriba esperaba con las piernas abiertas y plegadas, con sus manos abría los labios al máximo dejando al excitado clítoris erguido en el medio de ellos, yo le lamía el culo a Miriam que abría sus piernas para recibir a mi lengua.

Cuando el dedo entraba sin problemas fue metiendo dos, ya sentía un placer que iba en aumento, al llegar a tres era como una polla normal y gemía de gusto, se tocaba el botón para sentir más goce y saborear los dedos dentro de ella, cuando entraron cuatro, ya se removía entre las sabanas y suspiraba largamente, Miriam le observaba la cara y le metía más o esperaba a que se recuperara, la vagina dilataba despacio pero iba admitiendo la mano de Miriam, cuando incluyo el dedo pulgar, las caderas de Ángela se levantaban entre buscando más y queriendo que dilatara mucho más para mi polla, la mano de Miriam fue desapareciendo, primero los dedos, luego la palma hasta la muñeca, después Ángela le dijo con una voz entrecortada que cerrara el puño, y que lo girara, la muñeca estaba dentro, ya entraba con más facilidad, lo más difícil estaba dentro, de momento sin avisar empezó a temblar, lo que asustó a Miriam, pero su hermana le rogó que no la sacara que estaba teniendo el mayor orgasmo de su vida, Miriam estuvo girando su mano dentro del coño de su hermana hasta que los músculos de la vagina se calmaron y se esfumó el orgasmo.

Miriam estaba de rodillas con su hermana, tenía las piernas abiertas por las caricias que le hacía en el culo, me escurrí entre sus piernas y puse la cabeza bajo su coño, solamente tuvo que separar un poco más las piernas y me vino todo el conjunto labial a mi boca, el clítoris que apenas se le notaba salió al quitarle la piel y dejarlo como una almendra, sin poder aguantar más, se abalanzo sobre mi polla y besándola desde el nacimiento hasta la punta brillante se corrió entre estremecimientos y convulsiones, Ángela quiso aprovechar la dilatación reciente y como su hermana tenía mi polla vertical se puso sobre ella con las piernas abiertas, y abriéndose los labios fue dejándose caer hasta notar el glande ardiendo en su entrada de la vagina, no paró hasta que la puntita estuvo dentro, Miriam la animaba y le contaba los progresos, cuando tenía medio glande, la chica suspiraba y empezaba a sudar, sus tetas se balanceaban hinchadas y duras, cuando Miriam le dijo alborozada que ya había entrado todo el glande, Ángela levanto los brazos victoriosos, pero quiso seguir, ya estaba lo peor dentro, se relajó, sus piernas fueron bajando hasta que entraron otros 10cm. más, su frente goteaba hasta sus pechos que parecían llorar, Miriam agitaba el clítoris de su hermana y eso mitigaba el dolor que producía la dilatación extrema, cuando no pudo mas, Ángela fue levantándose y poco a poco, el embolo salía del coño hasta que el anillo del glande salió haciendo un Plop!, el resto resbaló  fuera después,

Miriam en vista de lo que acababa de ver quiso probar, Ángela le dilató la vagina suavemente y cuando llevaba cuatro dedos Miriam no pudo resistir más y abandonó, yo caliente como estaba le dije que no se rindiera que yo le ayudaría, me puse crema por toda la polla y tumbando a Miriam, me puse encima, entre sus piernas cupe perfectamente, me apoye con las manos en los costados de mi cuñada y dejé que Ángela, me colocara la punta de la polla en las entrada de Miriam, ella se acostó boca abajo entre las piernas de su hermana y mi polla, fue guiándola para qué entrara centrada, al sentir la punta del glande se encogió pero su hermana le animaba, fui apretando, mi polla apretaba la carne rosada de Miriam, su hermana sin pensárselo sacó la lengua y lamió el coño de su hermana y mi glande caliente, quizá fue lo inesperado de la sensación pero mi glande entro facilitado por la vagina de Miriam que no oponía casi resistencia, me decía…

--- Por favor, por favor, Quique ten cuidado que me rompes por dentro.

--- Vale, pues me salgo.

--- No, no es eso, métela más, yo aguantaré lo que pueda.

--- Si te vas a hacer daño lo dejamos, yo también tengo ganas de follarte, pero no quiero lastimarte.

--- Por favor Quique, fóllame, hace mucho que estoy deseándolo, y córrete dentro por favor.

Seguí presionando, Ángela visto el resultado siguió lamiendo mi polla junto a la vagina engrasada de su hermana, la saliva hacía su efecto pero yo  creo que la sensación de Miriam que su hermana le lamiera el coño para que yo le pudiera follar era más excitante que las palabras de ánimo.

Miriam boqueaba como los peces fuera del agua pero no decía nada de que saliera por lo que seguí metiendo carne dura, por supuesto de larga no le cabria pero el problema era de gorda, que no prestaba la vagina semejante calibre.

Cuando ya llegaba casi a lo que Ángela había admitido, hizo señal de que ya tenía bastante, me beso en la boca y me abrazo, sus tetas apuntaban desde bajo hacia mí y su boca entreabierta me volvieron loco, sin mirar su dolor empecé a meter y sacar suavemente al principio y más rápido al final, note que le dolía pero cuando iba a sacarla me abrazo y tuvo un orgasmo brutal, se clavó ella misma más trozo y yo me corrí dentro de ella llenándola de leche, parecía que tenia la pelvis llena, estaba hinchada, pero fui sacándola, hasta que cuando faltaba poco, salió de golpe a la vez que un rio de leche, la cara de Ángela recibió toda la lechada entera, pero había visto en primerísimo plano la follada de su hermana con la polla más grande que podían ver.

Al estar las dos camas juntas había mucho espacio para los tres, estábamos agotados, las chicas con los coños ardiendo inflamados y mi polla roja como un pintalabios gigante.

En la sabana se veían grandes manchas húmedas, sudor, semen y flujos mezclados, decidimos darnos un baño revitalizante, nos metimos como pudimos los tres en la bañera, aunque era grande estábamos apretados, unos lavábamos a los otros y cuando salimos estábamos relucientes, salimos desnudos al salón y nos sentamos en el sofá estábamos eufóricos de alegría de haber follado juntos y ellas porque yo las hubiera follado, no lo había hecho más de una vez, estuvimos de velada hasta que como estábamos tan agotados decidieron que cambiarían las sabanas y dormiríamos los tres juntos. La noche fue tranquila, las chicas olían a gloria y su piel suave era como un bálsamo para mí, no me podía dormir, mi cuñada tampoco podía conciliar el sueño, me cogió la mano y me dijo…

--- Quique, te digo una cosa?

--- Claro Miriam.

--- Me habría gustado que me dejaras preñada, sería muy feliz sabiendo que llevaba en el vientre a un hijo tuyo, con tu hermano no creo que tenga ninguno, él está muy raro y a mí no me apetece  que mi hijo sea de una persona como él.

--- Me alagas mucho, estoy emocionado, nunca pensé en la importancia de tener un hijo.

--- Sabes que me gustaría?

--- Pues no sé.

--- Me gustaría saber si alguna vez me separo de mi marido, no me juntaré con nadie más, pero sería muy dichosa que me hicieras un hijo.

Me incorporé y le di un beso en la boca que me hizo estremecer.

--- De momento no te preocupes, tanto mi hermana como yo tomamos anticonceptivos.

Creí que Ángela estaba durmiendo, pero ella me cogió la polla y descubriendo el glande lo besó y dijo casi gritando…

--- Tenemos que repetir esta folladaaaa!

Continuará

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