Mi gran amor
Sexo con amor.
"MI GRAN AMOR"
Lo que os voy a contar a continuación es para mi la noche que más me marcó en el amor y en el sexo. Hace aproximadamente diez meses y aun me tumbo cada noche en mi cama con la sensación de que todo fue un sueño, un dulce y apreciado sueño.
Nos conocimos en un chat por casualidad, yo estaba dolida por la separación que tuve con mi novio, y entre a un chat para poder hablar con la gente y olvidarme durante cinco minutos de lo mal que me sentía. Yo no paraba de reírme falsamente y decir tonterías con cualquier comentario que la gente me hacía. Vi como un chico hablaba de pasar las navidades con una chica del chat. Yo seguí a mi ritmo con mis comentarios graciosos, porque ver reír a la gente era lo que yo quería en ese momento, nada de tristeza. En menos de dos minutos el chico que hablaba de pasar las navidades con aquella chica me abrió un privado pidiéndome una foto, yo me negué porque pensaba que tan solo era un ligón más, que necesitaría a alguien para pasar algún día que tuviera libre y pasar un buen rato. Yo no estaba dispuesta a que nadie me tomara el pelo, así que apague el ordenador y me fui a tomar unas copas con mis amigos.
Al día siguiente volví a conectar en el mismo lugar, y allí estaba él, volviendo a abrirme un privado insistiendo sobre mi foto. Era un chico bastante agradable, y me sentía bien de algún modo cuando me hablaba. Al final me convenció y le mande una foto, no sin antes advertirle de lo fea que yo era. Esperé un rato y me temí lo peor, que ya no quisiera saber nada más de mi porque no soy como esas chicas guapas que andan por ahí. Pero me equivoqué, me dijo que quería conocerme, que le había gustado mucho, que estaría dispuesto a viajar a Madrid solo para estar conmigo una noche. Yo me reí porque pensé que era una broma, aunque deseaba que no lo fuera. Le entraron las prisas por irse porque tenia muchas cosas que hacer aun, así que nos despedimos.
Al día siguiente volví una vez más con la única esperanza de poder hablar con él. Estuvimos una hora hablando y me empecé a crear una ilusión extraña en mi. Era como un pequeño sentimiento que iba creciendo poco a poco. Esa misma mañana me pidió ser algo más que amigos. Y yo le pedí que mejor lo hablásemos en persona. Le dije que me tenia que ir, tenia una cita con un amigo.
Durante todo el día no paraba de pensar en él, me despedí en cuanto pude de mi amigo y volví a casa corriendo a encender el ordenador esperando verle. Y allí estaba él. No se había movido de allí porque sabía que yo volvería. Me dijo que no iba a poder esperar a conocerme en persona, que quería que yo fuese suya sin contar ni un minuto más. Y yo le dije que si muy emocionada.
El fin de semana siguiente era el fin de semana que él y yo nos íbamos a conocer en persona. Tenia el estomago lleno de mariposas. Cada día deseaba más poder tocarle y besarle.
Y pasaron los cinco días mas lentos de mi vida. Fui a la estación de autobuses a buscarlo, no quería que se perdiera. Bajo del autobús, era él sin duda, el estomago se empezó a hacer un nudo, y yo lo único que podía hacer era estarme allí quieta, inmóvil, la timidez y los nervios pudieron conmigo paralizándome el cuerpo. Él se paró a echar un vistazo en mi busca, hasta que sus ojos se clavaron en los míos, me lanzó una sonrisa y yo mire al suelo con la cara totalmente roja. Se acercaba a mi lentamente, hasta que pude notar el roce de su cuerpo con el mío, soltó su mochila en el suelo y me abrazo con una fuerza que me derretía. Sin soltarme de la mano como si me fuera a escapar nos dirigimos hacía el autobús para ir a la casa que le había reservado para esos días. Abrimos la puerta y al entrar al salón, vio una mesa con la cena preparada y una vela esperando a ser encendida, justo como había echo él con mi corazón.
Me miro a los ojos con cara de sorprendido por todo aquello, se acerco sin dejar de mirarme y me beso dulcemente, era el beso mas tierno que jamás nadie me había dado. Su lengua comenzó a buscar a la mía, las entrelazamos y nuestros cuerpos comenzaron a hacer lo mismo. Sus manos acariciaban mi pelo, mi espalda, apretándome más contra su cuerpo, me apoyo contra la pared y comenzó a subirme la falda, acariciándome mis muslos desnudos. Sus labios comenzaron a bajar por mi cuello, mi pecho, mi ombligo, hasta llegar a mis muslos, volvió a subir haciendo el mismo recorrido, apretándome los pechos con sus manos, bajándome la camisa. Me levantó una pierna poniéndosela sobre su cintura, y amarrándome con sus manos el trasero me llevo hasta la habitación sin dejar ni un momento de besar mi boca. Me tumbó sobre la cama, alejándose de mi, no dejaba de mirarme como nadie lo había echo hasta entonces. Note que le quería más de lo que yo misma imaginaba.
Sin apartar su mirada de mi comenzó a desnudarse, su respiración comenzaba a sonar más fuerte que antes, sus manos se agilizaban mientras yo pasaba las mías por mi cuerpo, acariciando con la yema de mis dedos la suave piel de mi pecho, desabrochando con suavidad y lentitud los botones de mi camisa, seguía bajando con lujuria la yema de mis dedos hasta el interior de mis muslos, estaba húmedo y caliente.
Sus manos se acercaron a las mías apartándolas de mis muslos y poniéndomelas encima de mi cabeza como si no quisiera que me fuese. No pensaba irme, solo deseaba que él se adentrara en mi, que me besara, que me tocara, y no se hizo de rogar.
Llevó de nuevo sus labios a los míos, jugando con nuestras lenguas, liberándome una de mis manos para poder desnudarme. Llevó su mano hacía mi espalda elevándome un poco para poder quitar el broche de mi sujetador, y sacarme la camisa sin problemas. Mis pechos quedaron al descubierto, mis pezones estaban duros, como si quisieran salirse de mi pecho e irse con él. Me libero mi otra mano para acariciar con ambas manos mis pechos, cogiéndolos delicadamente para llevárselos a sus dulces labios, su lengua los acariciaba suavemente, produciendo en mi un placer indescriptible. Los mordisqueaba con sumo cuidado y se pasaba de un pezón a otro como si se tratase de un caramelo delicioso.
Subió de nuevo a mi boca pero no llegó a besarlos, tan solo los rozó con su lengua bajando de nuevo por mis pechos, sin gastar mas tiempo bajo hacía mi ombligo bajándome a la vez el resto de mi ropa que se perdía por el suelo de la habitación. Su lengua seguía bajando hasta encontrar mi depilada conchita, empezó a lamerme con suavidad la entrada de sexo, yo no resistí mas la excitación y le acariciaba la cabeza empujándole mas hacía adentro, comenzó a acariciarme con sus dedos por dentro de mi, al principio despacio, hasta que no pude contener mucho más mis gemidos, lo que hizo que metiera dos de sus dedos en mi coñito y su lengua jugara con mi clítoris, yo me revolvía de placer en la cama, gritando cada vez más, comenzó a hurgarme en el agujero de mi ano. Hasta entonces nadie había introducido en él nada, el placer era enorme, comencé a notar compulsiones en mi cuerpo, haciéndome estremecer, y sintiendo un inmenso orgasmo.
Se tumbó a mi lado en la cama uniéndose a mi en un largo y apasionado beso. No espere más tiempo para bajar a darle el mismo placer que él me había dado. Comencé a besarle por todo el cuerpo, besándole detrás de la orejita, mordisqueándole el lóbulo y pasando mi lengua por su cuello, la piel se le había puesto de gallina, y mi mano comenzó un pequeño pulso con su grueso pene. Su respiración se incrementaba, y decidí no hacerme esperar más y bajar a lamer toda su gruesa polla, lamí su puntita, notando un respingo en él, y comencé a bajar con mi lengua por todo lo largo, yo llevo un piercing en la lengua, y se como utilizarlo para dar mucho placer, y aquella no fue una excepción, se la lamía muy lentamente para que lo notase bien, estirando mi lengua para que mi bolita jugara sin perderse detalle. Comencé a lamerle su puntita, y la mordisqueé de manera que sintiera placer y no dolor. Soltó un gran gemido y por su cuerpo recorrían miles de escalofríos. Me la metí poco a poco en mi boca, hasta que ya no cabía mas, de su boca se pudo oír un: "aaaaah siiii uhmmmmm" y comencé a meterla y a sacarla de mi boca mientras mi lengua seguía lamiéndole y mis labios le apretaban ligeramente. Me entretuve en jugar con mi piercing mientras la tenia en mi boca, pero los movimientos eran cada vez mas rápidos y a mi lengua no le daba tiempo a jugar, así que deje quieta mi lengua y me entretuve en darle placer con las subidas y bajadas. Apartándome un poco de él me dijo entre suspiros que se iba a correr, sin apartar mi mirada de él saque mi lengua y me volví a introducir su pene en mi boca, echo su cabeza atrás y su semen se escapaba a chorros de él. Yo lo trague todo limpiándole bien hasta que su polla volvió a quedarse chiquitita y blanda.
Subí a su boca para besarlo. Mirándome a los ojos me dijo por primera vez te quiero. Nos fundimos en un abrazo y allí nos quedamos dormidos.
Al despertar observe que me estaba mirando y acariciando por el cuerpo dulcemente, me dijo que estaba preciosa cuando dormía. Consiguió sacar los colores de mi rostro. Nos pusimos algo de ropa y nos fuimos a cenar. Cenamos entre risas contando cosas de nuestras vidas conociéndonos mejor, cada vez sentía más cosas bellas con él. Sentía amor, por primera vez sabía lo que era amar y ser correspondida. La cena pasó con grandes carcajadas y alguna que otra caricia. Volvimos a la cama sin poder despegarnos el uno del otro, nos besábamos con pasión, acariciamos el cuerpo del otro como si fuera la primera vez.
Cogí con mi mano su pene erecto introduciéndolo en mi sexo de nuevo húmedo y caliente, yo estaba sentada encima de él, entro sin ninguna dificultad, le pude sentir por primera vez dentro de mi, comencé a mover mis caderas adelante y hacia atrás despacio, sus manos pasaron por mi pecho acariciándolo y pellizcándolo, cogí una de sus manos y me introduje un dedo en mi boca, lamiéndolo como había echo antes con su polla, nuestros gemidos se mezclaban, bajo sus manos a mis caderas acelerando mis movimientos, me inclinó hacía su pecho dejándome inmóvil mientras él se movía muy rápido penetrándome una y otra vez. Comencé a sentir un nuevo y largo orgasmo, él lo estaba notando, así que comenzó a moverse lo más rápido que su cuerpo resistía.
Salió de mi poniéndome a cuatro patas en la cama, introdujo un dedo en mi coñito sacando jugos de él, los paso por el agujero de mi ano introduciendo un dedo en él, le pedí que no lo hiciera me daba miedo sentir dolor, pero me fiaba de su dulzura y le deje hacer, comenzó a lamerme la entrada de mi ano, abriéndolo poco a poco, introdujo dos dedos en el, los metía y los sacaba cuidadosamente, poco a poco fue haciéndose hueco hasta llegar a apuntar con la punta de su polla en mi ano, lo introdujo poco a poco y sin dificultad, me sorprendió que no me doliera, sentí mucho placer, me agarró por la cintura atrayéndome hacía él, comenzó a bombear fuertemente, dejando atrás esa delicadeza y mostrando a un hombre salvaje. Me excitó de nuevo hasta el punto de sentir otro inmenso orgasmo que me recorrió todo el cuerpo, noté como su semen calentaba el interior de mi culito.
Nos volvimos a quedar exhaustos en la cama besándonos de nuevo como si hubiera pasado un año desde la ultima vez. Note en su mirada una tristeza que no alcanzaba a comprender.
¿Qué te pasa? Te noto triste. Pregunté.
¿Prefieres la verdad o una mentira piadosa?
La verdad.
Por primera vez en mi vida he encontrado a alguien que merezca la pena, y siento no poder estar con ella mucho tiempo.
¿Por qué?
Me muero...
Todavía te siento cada noche junto a mi, sabes que lo que nos pasó no se perderá, te equivocaste diciendo que no íbamos a estar mucho tiempo juntos, porque nuestras almas se unieron para siempre aquella noche.
Este relato lo he escrito para ti, el único hombre capaz de hacerme sentir todo aquello que sentí. Sigo haciendo lo que me hiciste prometerte aquella noche.
Te amo.