Mi gerente me enseña lo que es follar 3
Lo que me da mi jefe es adicción y lo demás son tonterías, desde luego que me cuesta mucho borrar de la cabeza a semejante bombón. Capítulo final
Otro miércoles más que llegaba al trabajo pensando que sería una semana tranquila pero nuevamente me equivocaba. Apenas había comenzado a poner en orden todo lo que tenía en mi mesa cuando mi jefe me llamó a su despacho. Acudí en seguida y vi que en el despacho había otro chico también, lo conocía de vista pues trabajaba en la empresa en otro departamento pero aparte de que no teníamos mucho contacto entre nuestros departamentos éste chico también era de pocas palabras, el jefe nos presentó, se llamaba Rubén, era guapete y a simple vista viéndolo actuar parecía timido y buena persona. El motivo de la llamada era porque teníamos que viajar para unas reuniones para la exposición de un proyecto de logística nacional y teníamos que acudir todos los directivos del almacen ya que tdos estaban implicados. Rodrigo (el gerente) nos dijo que no nos preocupásemos por nada, que pasásemos por administración que tenían nuestro coche preparado para el próximo día 24 de diciembre, y que ya teníamos hecha también la reserva del hotel, al parecer habíamos tenido suerte porque el hotel estaba en la ciudad de Barcelona. Nos dijo que la Empresa empresa nos había conseguido alojar ahí sin problemas, además las reuniones que teníamos iban a ser en las salas de conferencias de ese mismo hotel. Me despedi de Rodrigo y Rubén y yo estuve preparando algunas cosillas para el día siguiente. En cuanto tuvimos todo preparado intercambiamos nuestros números de teléfono, nos despedimos y quedamos vernos la tarde del siguiente directamente en el parking.
Al llegar al parking de la empresa no vi a Rubén por ningún lado, también es verdad que llegué un poco ajustada de hora así que directamente fui para el coche de la empresa y una vez en mi asiento le escribí, le pregunté haber donde estaban Rodrigo y el, me contestó que ya iban al parking que mi jefe estaba con una llamda urgente. Cuando llegaron al coche por fin los vi, le di un beso en la mejila para saludarle a Rodrigo, y cuando fuí a darselo a Rubén este se apartó bruscamnete, se notaba que era algo tímido, se puso colorado pues no se lo esperaba así que nada, cogimos el coche y fuimos directos para Barcelona.
Al llegar al hotel comenzaron los problemas, no sé por qué pero siempre que mi jefe decía no te preocupes al final acababa pasando algo y esta vez no iba a ser menos. Cuando me identifiqué en la recepción había un problema, mi reserva no estaba hecha para esa día sino para el siguiente, se habían equivocado en el correo que habían enviado, yo les dije que me diesen otra habitación pero me dijeron que era imposible, que aunque era temporada baja habían coincidido en el hotel un congreso de médicos, un congreso de abogados y algo más y que no había habitaciones para ese día. Yo estaba algo nervioso y no sabía qué hacer, iba a buscar otro hotel pero Rodrigome dijo con tímida voz que si a mí no me importaba a él no le importaba compartir su habitación conmigo, ya que esta era doble, y que él dormiría en cualquier lugar de la habitación, si había sofá o en el suelo si hacía falta. Yo acepté diciéndole que no se preocupase, que ambos éramos mayores y que ya nos apañaríamos.
Cuando entramos en la habitación ésta no estaba mal aunque no era demasiado grande, tenía una cama grande eso sí pero no abundaba el espacio, los dos nos quedamos a cuadros dado que pensamos que serian camas separadas, encima y para colmo la habitación carecia de sofá ni nada por el estilo. Rodrigo entonces dijo:
- Tú duerme en la cama tranquilo, yo cojo un cojín y duermo aquí abajo en el suelo sin problemas, que parece cómoda la alfobra.
- Anda, no seas tonto, es tu habitación, y la cama es grandísima, no te voy a echar de tu cama, pero tampoco me pienso ir al suelo, ¿eh?
- Vale, vale. Es que no quería que te sintieses incómodo, dado que me has comentado alguna vez que no te gustaba dormir con gente en la misma cama.
A lo que yo respondí cinicamnte y casi al punto de groseria
- Tú no sabes la jeta que tengo yo y lo difícil que es hacerme sentir incómodo. (dije riendo para hacerlo sentir algo más cómodo). Además que tampco hay ningún problema, podemos hacer la cuhcarita si te mola la idea.
Era algo tarde ya así que dejamos nuestras maletas y salimos a tomar algo ligero para cenar, unos sándwiches y un refresco mientras hablábamos un poco del tema de la reunión del próximo día. Rodrigo hablando de su trabajo se sentía cómodo, era fácil entenderse con él, sin embargo Rubén hablaba de su vida personal, y que nosotros apenas sabíamos nada, tampoco quise preguntarle pues parecía que tampoco se sentía cómodo así que nada, en cuanto acabamos de hablar de las tareas pendientes decidimos retirarnos a la habitación pues el próximo día sería algo largo.
De nuevo en la habitación entre primero a cambiarme yo al cuarto de baño, yo no había traído pijama ni nada pues solía dormir con sleeps o suspensorios y una camiseta de tirantes, no contaba con compartir habitación, al verme salir el pobre Rodrigo no sabía dónde mirar, no esperaba verme en suspensorio. Yo viendo su reacción le dije:
- Es que… no traje otra cosa, no pensaba que compartiría habitación.
- Ya… ya… no pasa nada. Si me da morbo la situación además yo que tu por la noche tendría cuidado que allí atrás se entra muy fácil.
Ahora entró el a cambiarse, salió con un pantalón corto y sin camiseta. La verdad es que me hizo un dejabu con todas aquellas veces que quedabamos para follar y me estaba sintiendo atraído, por la forma tan sexy que estaba apoyado en el marco de la puerta. Sin embargo yo me repetía una y otra vez en mi cabeza que no pasaría nada entre nosotros, y no por engañar a Ander, mi pareja, que no sería un engaño pues nosotros teníamos una relación abierta y aprobábamos acostarnos con otras parejas y luego contárnoslo , el no querer yo que pasara nada era porque yo tenía mi norma particular de no tener relaciones con otra persona de la empresa, después de varios encontronazos y casi pilladas de Rodrigo y mias. Mí vida privada era una cosa, y el trabajo otra, pero no quería estar presente en los comentarios y cotilleos de la empresa así que esta vez no quería que fuese una excepción.
Rodrigo se metió en la cama, se arrinconó en su lado, temiendo rozarme sin querer, me hacía gracia. Nos dijimos buenas noches. Él estaba boca arriba en su lado, con los ojos encerrados intentando dormir, yo por mi parte estaba de lado, hacia él, con los ojos abiertos y cerrados a ratos, me imaginaba lo que sería empezar a acariciar su pecho que era fuerte, y musculoso, empezar a besarlo, me imaginaba sus reacciones y me lo imaginaba envolviéndome con sus fuertes brazos, sentir su boca en la mía, noté como giraba su cabeza hacia mí, e instintivamente cerré los ojos, sentía que si su mano me rozaba yo me rendiría ante él, lo esperaba ansiosamente, pero no llegó, notaba que mi entrepierna palpitaba de deseo, mi poolla ya había montado una tienda de campaña y estab pidiendo a gritos salir del suspensorio, imaginaba como entre cálidos abrazos y húmedos besos por mi cuerpo me penetraba suavemente pero con determinación. Así caí dormido con estos pensamientos y de hecho creo que debido a la fuerza de mi mente desperté en medio de la noche en medio de un orgasmo de placer, gimiendo a viva voz, había soñado que Rodrigo me había estado follando deliciosamente y desperté muy mojado. Vi que él dormía plácidamente, que todo había sido un agradable sueño y seguí durmiendo.
A la mañana siguiente desperté yo antes que él, unos minutillos antes de que sonase el despertador, vi que él tenía un amanecer glorioso, con el mástil de su bandera elevado, aquello relucia un miembro erecto, grande y fuerte, se intuía que tenía un más que buen tamaño, me hubiese abalanzado sobre él después de la noche de deseo que pasé, pero ni teníamos tiempo para ello y quería seguir siendo firme a mis convicciones. Así que me levanté y fui a la ducha. Cuando salí de la ducha salí del baño envuelto en mi toalla de bide, que dejaba poco a la imaginación, era blanca y bastante corta, y pasé el testigo a Rodrigo para que se duchase mientras yo me vestía. Rodrigo estaba tardando en su ducha, yo imaginaba que se estaba masturbando por mí y volvía mi deseo. Salió del baño ya vestido y listo y nos fuimos a desayunar y afrontar con energía nuestra misión del día.
Al volver por la tarde estábamos contentos de cómo nos habían ido nuestros poryectos de logística, Rubén dijo que tenía que volver ese mismo día a Bilbao, por un asunto urgente, entonces llamaron de recepción y nos comunicaron que yo ya tenía habitación para mí y fui con Rodrigo a recoger mis cosas a su habitación. Quedamos para luego cenar y festejar lo bien que habíamos estado en nuestro trabajo, cuando salía de su habitación lo vi como entristecido de que me marchase, me pareció gracioso pues habíamos compartido habitación y apenas habíamos hablado.
Ya cenando pedimos una botella de vino para celebrar, y parece que con el vino se fue relajando y yo que tenía algo de interés en él comencé a interesarme por su besexualidad y como lo había descubierto, me contó que en la otra empresa en la que estuvo, mantuvo relaciones extramaritales con varios compañeros, y que allí se terminó sus aventuras gays. Al parecer esto sí que lo dejó bastante tocado, desde entonces habían pasado dos años, había cambiado de trabajo que fue cuando llegó a mi empresa y dice que desde entonces no había estado con nadie más fuera de su matrimonio. Yo intenté animarlo diciéndole la gran persona que era y que le cambiaría la suerte. El aceptó resignado como si fuese lo que pensaba oír por pura compasión y vi que ya no estaba cómodo. Dijimos de marcharnos y así hicimos, nos despedimos para irnos cada uno a nuestra habitación, para despedirlo le di un beso en la mejilla, tal vez algo más largo de lo habitual y nos marchamos los dos cabizbajos.
En mi habitación no paraba de dar vueltas, me decía que no debía de enrrollarme con nadie del trabajo, pero por otro lado Rodrigo me atraía mucho, me había atraído la noche anterior y su historia me había conmovido, deseaba darle un poco de felicidad para mitigarle el dolor de sus recuerdos que mis preguntas le habían causado. Echo un mar de dudas me puse el pantalón vaquero y una sudadera para salir a dar una vuelta por los terrenos del hotel. El sitio era espectacular, el frescor de la noche despejaba mi mente, y me pedí un gin tonic bien cargado, la vista de la luna reflejada en el agua la piscina me dejba embobado, unos pasos a lo lejos me hicieron salir de mi estado de reflexión, vi que paseando por uno de los caminos que rodeaban el hotel venía Rodrigo, al llegar a mi lado se sorprendió al verme, yo lo miré de reojo y sonreí. El me preguntó:
- Rodrigo: ¿Qué haces por aquí a estas horas?
- Ilya: No podía dormir, había algunas ideas en mi mente que me perturbaban.
- Rodrigo: Yo estaba igual… De todas formas llevo días sin dormir bien, me voy a pedir uno de esos ahora cuando venga el camarero.
Aparece el camarero y Rodrigo le pide uno igual al que estoy tomando yo, así nos pasamos como cinco o seis copas mientras seguimos charlando.
- Ilya: Perdona, siento si te he molestado haciéndote hablar de tu pasado y eso no te permite dormir.
- Rodrigo: No te preocupes, eso está pasado. Es que te parecerá una tontería pero… la habitación estaba vacía sin ti. Perdona si te molesta eso.
- Ilya: No, no me molesta. Estaba aquí fuera pensando si ir a tu habitación, porque… Te deseo… Pero no quería tener nada con alguien del trabajo.
- Rodrigo: Yo también te deseo, esta pasada noche algunas veces me desperté y te veía ahí al lado mía tan precioso durmiendo que te hubiera comido entero… ese culo que me has dejado al aire, me ponía malo toda la noche tocandotelo y tozandolo con mis dedos.
- Ilya: Pues cómeme entero si es lo que más deseo esta noche….
Y me lancé sobre él, me puse encima de sus caderas y comenzamos a besarnos apasionadamente. Sus besos eran tan cálidos como los imaginé la noche anterior y sus brazos me envolvían con una fuerza protectora que hacía que me sintiera cómodo, relajado y ardiente de deseo. Le susurré que me llevase a su habitación, que tenía frío en la noche. Me rodeó con su brazo y nos fuimos caminando directamente hacia su habitación.
En cuanto se cerró la puerta ambos comenzamos a liberar el deseo que teníamos reprimido de la noche anterior, nuestras bocas se buscaban ansiosas, nuestras manos buscaban los recorridos más rápidos hasta debajo de nuestras ropas, rápidamente lo liberé de su jersey, mi boca lamía y mordisqueaba suavemente sus pezones, su abdomen y su tableta, y él acariciaba mi cabeza y mi espalda por debajo de la sudadera, me la quitó, mientras su boca buscaba apasionadamente mi cuello mi hacía estremecer, sus manos me quitaban mi conturon. Yo no me quedaba quieto, desabrochaba mientras tanto su pantalón y lo bajaba lo suficiente junto con los calzoncillos para liberar su enorme miembro que ya empezaba a estar excitado, lo acariciaba, como un triunfo después de cuanto lo imaginé la noche anterior. Rodrigo sin dejar de besarme en ningún momento el cuello hizo la mismo operación que yo, me desabrochó el pantalón y su mano bajó por dentro de mi suspensorio, acariciando suavemente mi polla, su boca recorría mi cuello, mi boca, mientras sus dedos por debajo exploraban mi entrada que ya estaba muy, muy húmedo y dilatado, mis caderas se movían al ritmo de sus dedos en mi ano. Yo me arrodillé delante de él, tenía su polla frente a mí, rodeada por mis manos, comencé a recorrerla en su longitud con mi lengua, luego comencé a introducirla en mi boca, saboreándola, dentro de mí sentía un impulso que me hacía dar lo mejor de mí, como si de un actor porno se tratase, así estuve un rato hasta que mi deseo de tener ese miembro dentro de mí era insoportable. Me puse en pie y susurré a Rodrigo que se sentase en la cama, así hizo él, yo poniendo mis rodillas a los lados de sus caderas y agarrado a sus hombros me fui dejando caer lentamente, Rodrigo mientras con una mano envolvía mi cintura con la otra aguantaba su polla para que entrase por donde debía de entrar, así fui bajando despacito despacito hasta estar toda entera dentro de mí, acomodado sobre él comencé a besarlo, y lentamente comencé mi movimiento hacia adelante y hacia detrás, hacia arriba y hacia abajo, no dejaba de besarlo, su mano en mi cintura acompañaba mi movimiento mientras su otra mano acariciaba mi cuello, lo agarraba fuerte, con intención de entrecortar mi respiración para darme más placer, él si que sabía como sacar a la perra que llevo dentro, y también recorría mi espalda de arriba abajo, de vez en cuando su mano cambiaba el recorrido e iba hacia mi parte delantera, buscando mi polla para acariciarlo y masturbalo, me volvía loco y dejando de besarlo arqueaba mi cabeza hacia atrás y subía mi ritmo, hasta que en una de estas noté que para derrepente, me levanta y me acomoda en la cama me pide que me ponga a cuatro patas, veo que va hacia su bolsa de viaje, y saca un par de esposas largas para atar piernas y brazos y una cinta de ojos, se me acerca por la esplda y cogiendome del pelo, me susurra a la oreja; "Alguna vez te hab vendado los ojos y te han atado de pies y manos?"
A lo que yo respondí con voz sensual y entrecortada; "No mi amo, me encantaría que me follaras así hoy".
Cogió las esposas y me ato las dos manos a las dos piernas, me ordenó que no tirase de ellas ya que podría hacerme daño, me vendó los ojos fuertemente, y me susurro; "Comienza la fiesta de verdad putita mía". Me agarró de las nalgas y comenzó a azotarlas indistintamente, luego comenzó a introducir su lengua jugetona en mi ano para darme placer, sabe que eso me vuelve loco. Yo solo gemia de placer y le pedia que no parase. Al de un rato largo, me metió su polla de golpe y sin previo aviso. Me comenzó a follar de forma animal. Después de un buen rato así, como una corriente de placer me inundaba recorriendo mi cuerpo por toda la espalda, me soltó las esposas y hacía que me agarrase aún más fuerte a él y mi boca lo buscara desesperadamente para besarlo, seguía con mi movimiento rítmico buscando ahora su turno, yo estaba sonriente y feliz del placer que había disfrutado cuando Rodrigo me incorporó para sacarme su miembro de mí y que toda su leche se derramase en mi boca. Se tiró hacia atrás en la cama y yo caí sobre él, besándonos.
Rodrigo sin dejar de besarme me giró, haciendo que yo fuese el que estuviese ahora boca abajo, me dijo que ahora era su turno. Sus dedos entraban en mi culo buscando mis puntos escondidos, mis caderas se movían rítmicamente mientras sus dedos me exploraban con maestría, su boca recorría mis pezones, lamiendo con delicadeza mi abdomen, yo estaba disfrutando muchísimo más aún de lo esperado, finalmente su boca fue bajando y bajando hasta que su lengua estaba a la altura de mi polla, jugueteando alegremente con mi miembro mientras sus dedos llegaban a mis puntos escondidos de placer dentro de mí, sus dedos aceleraron el movimiento dentro de mí a la vez que su lengua y provocó una corriente de placer de tal intensidad que mis piernas temblaban a la par que mi pelvis, y yo me agarraba fuertemente a las sábanas abandonándome al disfrute. Ahora fue él quien buscó acomodo sobre mí, toda su polla volvió a entrar en mí sin esfuerzo ninguno, mis manos acariciaban su espalda, recorriéndola entera, él comenzaba a moverse, no demasiado rápido pero si apretando bien cuando entraba entera, mis piernas abiertas lo recibían con gran placer, me lo estaba haciendo muy rico, yo lo abrazaba fuerte con mis brazos y pedía más. Rodrigo ahora se puso de rodillas, poniendo mis piernas sobre las suyas y agarrando mis caderas empezó a embestirme con mayor velocidad, me encantaba, yo lo estaba gozando tremendamente y lo mencionaba entre gemidos, gritos y jadeos,S le deciaa que estaba deseando de correrme de nuevo, para mi sorpresa lo sentí meterse el pulgar de su mano en su boca, no sabía que pretendía, pero con su pulgar húmedo empezó a juguetear acariciando mi polla mientras seguía follándome velozmente, me llevó a mi punto álgido y cuando ya estaba que no podía más puso mis piernas sobre sus hombros y siguió penetrándome velozmente y con todo su peso, eso me hizo estallar de placer de una manera inimaginable, yo lo agarré de su cuello, y mi polla, comencé a correrme de una manera descomunal, los chorros de leche llegan a todas partes, su pelo, su cara, su boca, su cuello, su abdomen, no recordaba la última vez que solté tanto semen, él soltó mis piernas y sin dejar de follarme yo lo abracé entero con brazos y piernas y disfruté del estallido de placer que recorría mi cuerpo y que se prolongó porque él seguía y seguía. Finalmente el sacó su polla de mí y derramó de nuevo toda su leche sobre ano, volviendo a introducir su pollas con restos, mientras yo le gritaba:
Ilya: Sí mu macho preña a tu putita, dejala preñnada y saciadita de leche.
Yo creo qeu eso lo volvío loco, porque me soltó la cinta de los ojos, recogió todo el semen que tenía, lo puso en su polla y me ordenó abrir la boca, yo se la comi de nuevo, para dejarsela bien limplia. El solo soltaba cerdadas por la boca.
Rodrigo: Sí puta cómetelo todo, no dejes nada del biberon del papi, así me gustan las maricas como tu, putas, viciosas y sumisas.
Yo terminé increíblemente satisfecho, fue una sorpresa increíble que Rodrigo me hubiese follado así de esa manera, nunca se me habría pasado por la cabeza que ese chico timidito y calladito que estab contándome sus problemillas aquella noche pudiese haberme hecho disfrutar así, pero así fue. Quedamos los dos rendidos uno junto al otro, jadeantes y disfrutando de las caricias recorriendo con nuestros manos el cuerpo del uno al otro.
A la mañana siguiente despertamos tal y como nos habíamos acostado, uno junto al otro, ambos pegajosos del sexo de la noche anterior. No teníamos mucho tiempo pues teníamos que estar pronto en una última reunión para acabar unos proyectos y después coger el coche de vuelta. Era una pena no tener tiempo pues mi deseo de volver a tener esa polla dentro de mí era increíble pero no podíamos llegar tarde. Ambos decidimos ducharnos a la vez, el roce de sus manos enjabonando mi cuerpo me tenía aceleradísima, y cuando enjaboné me recreé acariciando su polla mientras lo miraba con ojos de deseo, me acerqué a su oído y le dije:
- Si prescindimos del desayuno tenemos diez minutillos.
Su reacción no se hizo de esperar, besó mi boca y me dio la vuelta poniéndome hacia la pared, capté la idea y me agaché un poco hacia adelante, ofreciéndole mi trasero, su polla de nuevo busco fácilmente su sitio dentro de mí y sentí como su vaivén rítmico hacía que me sintiese pleno y relleno, mientras sus manos me envolvían y una acariciaba suavemente mi polla, y la otra mis pectorales y garganta, a la vez que su lengua y sus labios disfrutaban gustosamente de mi cuello, sin duda iba a ser rápido pero intenso y así fue como enseguida mi polla estalló inundándose de húmedo placer, y expulsandolo a su mano y a la pared, el se llevo su mano a la boca y se la trago toda, yo reaccioné girándome y besándole apasionadamente, mientras mi mano seguía ahora el ritmo que él antes me había marcado y finalmente sentí como su leche caía sobre mi húmedo culo. Fue rápido, intenso pero delicioso y nos llenó de fuerzas para afrontar la reunión que nos quedaba.
Ya en el viaje de vuelta en el coche pusimos todo en orden, dejando claro que esto había sido solamente placer y nada más, sin embargo además del recuerdo placentero del viaje había ganado un buen amigo y eso sí, estaría encantado de que siempre que mi jefelo quisiera me mandase con él a donde hiciera falta.
Y esto es el final de la historia.
Espero que os haya gustado!!!