Mi gerente me enseña lo que es follar 2

Rodrigo me sorpendió dandome una clase magistral de sado, que me hizo descubrir un nuevo yo en el sexo, y sobre mis gustos, nunca he trabajado tan agusto en una empresa.

Llevamos un unos 5 meses sin vernos mi jefe  (Rodrigo) y yo, hasta ese día yo me consideraba muy macho y con pinta de muy heterosexual claro. Todo iba muy bien para mí. Hsta que él me enseñó y me descubrió a mi yo en el sexo más salvaje.

Una día después de una reunión de departamentos como ya habíamos hecho otras veces, nos quedamos a cenar en la oficina, mi jefe y yo, que si unas pizzas, que si chino, unas botellas de vino, la conversación con el era intensa, fogosa e interesante, la verdad que el tipo tenía bastante mundo, y siempre me dejaba hablar,  hablaba yo mucho de mí, y el poco de sus gustos, de sus hobbies, era muy bueno escuchando. Resulta que llevábamos unas 3 o cuatro botellas, y yo le hablaba de un chico que había conocido en un curso que hice de administración y gestión, cuando de pronto me dijo que él en el trabajo se había liado con un excompañero en su día pero que de eso ya era historia, ahora estaba casado, con una preciosa mujer y  tenía dos hermosas hijas. Yo me reí primero pero luego le entendí y me dio mucha pena mi primera reacción. El me dijo que no me preocupara, que estaba claro porque no lo había dicho antes y que no esperaba esa reacción de mi, pero que él esperaba que no hubiera problema con sus gustos en el sexo, yo le respondí que de ningún modo, que eso no era ningún problema. Ya que yo empecé siendo bisexual hasta que de verdad descubrí mí escancia.  Por cortesía y curiosidad, mientras destapaba otra botella, le pregunte que tal había sido su relación con este ex compañero que el mencionaba.

Cuando empezó su historia no podía creerlo, me conto con lujo de detalles que había sido  una relación sadomasoquista, y me decía las cosas que le había hecho al tipo, y como lo dominaba, humillaba y sometía, yo pues no había escuchado mucho del tema antes, solamente vi como unas 35 veces “Cincuenta Sombras de Grey”,  pero debo revelar que me dio curiosidad,  e  imaginarme cosas que él decía, no sé si por el mismo efecto del vino o por la forma en que él lo contaba me hacía sentir, debo admitir, que me estaba poniendo cachondo perdido.

Luego me pregunto si yo no tenía alguna fantasía, le mencioné un par de ellas, nada tan complicado o extremo como lo que él me había contado. Y  le devolví la pregunta si él tenía alguna, que aun no hubiera cumplido. El se río, y luego con voz grave dijo:

-Rodrigo: “¿Prometes no ofenderte si te digo la verdad?”

-Claro respondí: Mientras empuñaba otra copa de vino, y con mi paquete en forma de tienda de campaña.

-Rodrigo: La verdad desde que te vi, he soñado con que aceptes que te someta, que te haga mi sumiso y mi esclavo,  hizo una pausa y me miró fijamente, sin ninguna timidez, es por eso que te quería en mi empresa como personal fijo, y te di todas las ventajas para acceder a ello, porque esperaba algún día aceptaras, o por lo menos soñar con que aceptaras me era suficiente.

Me quede obnubilado, atónito, sonrojado, paralizado, nervioso la verdad, después de lo que había escuchado que le gustaba hacer, creía que eso no solo era doloroso, sino que sería difícil que lo disfrutara, aunque para ser honestos, me sentía alagado que me viera como el objeto de su deseo. Guarde silencio, y serví otro vino para cada uno de nosotros, me senté y me quede en silencio, sonriendo condescendiente, un poco forzado también.

-Rodrigo: “ Creo que tu silencio me dice que no te desagrada del todo la idea”, volvió a decir, mientras me miraba fijamente

-Rodrigo: Creo que te gustaría intentarlo, y la verdad creo que lo disfrutarías tanto como yo o más.

Se puso de pie, y se acerco a un baúl que había en una esquina de su despacho, que él siempre guardaba con bajo llave. La verdad me atrevo a decir que ya eres mi esclavo, y que vas a hacer lo que yo te pida.

Estaba bastante borracho, y eso siempre me ponía a mil, más allá de mi control, y la situación era confusa para mi, debo aclarar que mientras muchas cosas se atravesaban en mi cabeza, deseaba que me hiciera su esclavo y saber que tan excitante sería ser su objeto sexual.

-Rodrigo: “ Ponte de pie”. Me dijo con voz autoritaria y seria.

Como un resorte mis piernas respondieron, y me puse de pie, sin saber muy bien qué hacer. Vi que abrió el baúl, y dentro de él pude observar que había una cantidad industrial de objetos sexuales. Tomo una tanga negra como de seda y encajes que había dentro, tenía un hilo dental en la parte de atrás, unos tacones de aguja negros de 22cm  y un anillo, unas bolas chinas, como supuse iba introducido el pene en el anillo que sacó, luego me la lanzo a los pies el tanga, los tacones, unas muñequeras de cuero, con anillos, y un collar de cuero también, con una bola al frente y me ordeno.

-Rodrigo: Quiero que vayas al baño, mientras preparo unas cosas para ti, quiero que te pongas este atuendo que te estoy dando, y regreses en pase de modelo calientapollas a mí, te colocaras de rodillas en medio de esta sala, y me vas a decir, listo para ti mi Amo, ¿entendido?

Asentí con la cabeza,  no podía creer que lo iba a hacer, pero toda la escena me ponía más caliente aún, era algo nuevo, y muy excitante, podía intentarlo, de  alguna forma , la manera en que me trataba me excitaba muchísimo, lo que también me confundía, no entendía como podía responder así. Obedientemente tome el atuendo que me había ordenado, camine hacia el baño que estaba en el pasillo a unos pocos metros, y una vez dentro me desnude, me coloque la tanga, me inserte las bolas chinas humedecidas por mi saliva, fui introduciendo las bolas en mi culo, mientras sentía una mezcla de dolor, placer y escalofrío, algo que me enloqueció. Me quede pendiente si quedaba dentro de mi ano aquellas bolas, y me puse la correa en la boca, con la bola tapándomela y las muñequeras, estaba tan nervioso que sentía un sudor frio por mi espalda, y a la vez pude notar que mi pene estaba muy erecto, parecía que quería explotar dentro de la tanguita que llevaba puesta.

Me vi frente al espejo y no lo podía creer, me veía tan distinto, al menos para mí, y observe que la forma del hilo en mis nalgas, hacia que se resaltaran distinto, mis nalgas parecían más voluminosas aún si cabe, el collar me dejaba poco movimiento del cuello, abrí la puerta, adopte la posición que me habían ordenado, y me fui en tacones andando como una modelo calentorra, de regreso al despacho, vi como él estaba ahora sentado esperando, había puesto unas veladoras por el lugar, tenía varios objetos, entre látigos, fustas, ganchos para los pezones, consoladores, correas y otra cantidad de objetos de tortura. Trague saliva, y al llegar al centro de la habitación me coloque a cuatro patas.

-Rodrigo: Pon las manos detrás de tu cabeza, y siéntate de rodillas me ordenó, acto seguido me puso una cadena de metal que unía las muñequeras, y un antifaz que cubría mis ojos.

Luego sentí como me daba un fustazo en mis nalgas, intenso, me queje levemente, y luego dijo con voz severa

-Rodrigo: ¿ Olvidaste algo verdad?

-Ilya: “Hice como me ordenaste”, respondí, he inmediatamente sentí otro fustazo, y luego otro en mi pecho. Me queje pero trate de no moverme, sentía un dolor que nunca antes había sentido, entre mi borrachera, mi nerviosismo, y mi excitación, el dolor me daba una sensación deliciosa, dulce y sexual que me excitaba cada vez más. De pronto supe que era lo que había olvidado.

-Ilya: “Estoy listo para servirte Mi Amo” dije como pude con la bola en la boca.

-Rodrigo: Si no aprendes pronto vas a sufrir mucho esclavo, y yo voy a divertirme mucho también.

Luego acerco la fusta a mi pene y me dio un par de suaves latigazos, mientras decía: “Mmmm puedo notar que te gusta, veo que tiemblas, pero estas muy excitado, como una buena putita, supongo que ahora el que ríe soy yo, jajaja.

Su risa era como maquiavélica, realmente gozaba teniéndome así, y ver mi cuerpo como temblaba.

- Rodrigo: ¿Sabes que voy a torturarte verdad?

-Ilya: Sí. Respondí tímidamente, no había pasado más de un segundo cuando sentí otro fustazo, fuerte en mis nalgas,

-Ilya: Si mi amo. Respondí rápidamente.

-Rodrigo: Así es, y voy a usar todos mis juguetes, y cuando termine, voy a follarte y te estoy seguro que te va a gustar. Tu cuerpo es completamente mío ¿lo entiendes?, no es más que un objeto para mi placer ahora, y cada gemido, cada quejido de dolor, será mi recompensa por ser bueno contigo, ¡Ponte de pie!

Obedecí inmediatamente, y me sentí como me guiaba una columna, ahora entendía lo raro de los cortineros, eran unas pesabas argollas de metal, su propósito era este, poder atar a sus esclavos con las manos hacia arriba,  quien sabe cuántos antes de mi habrían sufrido en este mismo espacio lo que a mí me tocaba ahora.

Me ato las manos hacia arriba, y luego me coloco unos ganchos en mis pezones, me apretaban fuertemente, con un pequeño movimiento me ardían, acto seguido me coloco una mordaza con forma boca apartando antes la bola que tenía en ella, me ordeno dar la vuelta y sentí como se alejo de mí. No podía ver nada, estaba muy nervioso, pero estaba excitadísimo, cachondisimo, aquello me ponía a mil, no podía recordar algo parecido, me frotaba contra la pared, quería explotar, la sensación era muy intensa, deliciosa, el debe de haberse tardado intencionalmente tanto tiempo. Luego me confesó que se había quedado mirándome un rato, como me movía y como se escuchaba como respiraba con fuerza y gemía de placer. Todo esto sin que él hubiera hecho nada aún.

De pronto sin previo aviso, sentí las correas de cuero del látigo impactar en mi espalda,

Zas!!!

Solo gemía, era una sensación como una quemadura, que luego dejaba una sensación de placer, absolutamente indescriptible

Zas!! Zas!!! Zas!!

La tortura siguió por unos minutos, yo salivaba profundamente por la mordaza, y gemía entre dolor y placer.  De pronto igual que empezó, se detuvo.

-Rodrigo: “Date la vuelta”. Me ordenó, y desde luego obedecí, estaba empapado, no solo de sudor y saliva, sino que podía sentir como un hilito se escapaba de mi pene y atravesaba  la tanga, y podía apreciarse el bulto que hacia mi pene y mis testículos dentro de la tanga.

-Rodrigo: ¡Te encanta verdad perra! Me dijo riendo. “Esto apenas empieza, ¿o acaso quieres terminar??”

Moví mi cabeza de lado a lado, y balbucee tras la mordaza.

-Ilya: No por favor amo.

Se acercó y empezó a jugar con mis pezones y los ganchos que colgaban de ellos, mientras me daba palmadas en el pecho, luego en mi estomago, y por ultimo directo en mi pene, palmadas bien abiertas,

-Rodrigo: “Mira como estas de empapado putito, realmente te gusta”.

Luego de decir esto me arranco las pinzas de los pezones, un dolor intenso me reccorió el cuerpo otra vez, esta vez el dolor era placentero, otra vez, me quito la venda de los ojos, y empezó a jugar con el mi bulto, y pasar su mano por todo mi cuerpo, me dio la vuelta con fuerzo, y sin decir más, sacó las bolas chinas de mis nalgas redondas y fuertes, haciéndome gemir de placer y morderme el labio sin parar.

Me penetro con dos dedos mi ano, jugando dentro y moviéndolos con fuerza, me dio vuelta de nuevo, mordiendo mis pezones y me quitó la tanga de golpe, quedando mi erección al descubierto, supe en ese momento que era el turno de mi pene de recibir alguna terrible tortura, vi como se alejo nuevamente, y tomo una vela que ya tenía mucha cera liquida, una vela roja, y caminó hacia mí de regreso, riendo macabramente, me derramo la cera sobre mi pecho despacio, y de pronto, sin decir nada, sobre mi pene, casi lo cubrió con la cera caliente.

-Ilia: ” ahhh, joder, para mi amo”. Exclame retorciéndome de dolor,

-Ilia: No por favor, ten piedad.

-Rodrigo: “Eso es lo que me gusta, que sufras de esa forma puta”, y siguió derramándome la cera, viendo mi rostro de agonía y como me retorcía, impotente, sin poder zafarme de mis ataduras. Para mi sorpresa, mi erección era aun más intensa.

Coloco la cera a un lado y me dio la vuelta de nuevo bruscamente, me separo las piernas, y sentí como me ponía lubricante con sus dedos en mi ano, escuche como se bajaba el pantalón, y empezó a penetrarme sin piedad.

Nunca había sentido eso, era doloroso, nunca me había pasado, me quejaba y le pedía que lo hiciera suave y despacio, pero no pareció importarle, mis suplicas solo le hacían excitarse más. De pronto tuve toda su polla adentro, me atacaba sin clemencia, mientras me pellizcaba, me daba fuertes nalgadas, y me agarraba el pelo. De pronto sentí que paró en seco, me soltó las manos y las llevo a su cuello para que cruzaran en el, fue directo a su sofá, se sentó y me ordenó que lo cabalgara, así hice, empecé a llevar el ritmo de las subidas y las bajadas, mientras le besaba, le decía cerdadas como: “Soy tu puta sumisa, amo, follame, hazme sentir tu hembra, enséñame lo macho dominante que eres”.   En una de esas bajadas me tiró la cabeza para atrás del pelo, y me escupió en la boca, me lo tragué, seguí cabalgándolo, el mientras me sobaba la espalda, mis nalgas o me pajeaba, de vez en cuando me daba fuertes nalgadas, y me decía lo perra que estaba siendo con él.  De pronto paró me levantó y me puso de rodillas frente a él.

-Rodrigo: Abre esa boca de puta que tienes que te voy a dar tu premio que te lo mereces, pedazo de perra mamona, zorra asquerosa, tu papi te va a llenar de leche, sus músculos de las piernas se tensaron, y comenzó a dar espasmos con los ojos en blanco, colocó su polla en mi boca, la introdujo hasta la garganta y aquel pollón comenzó a verter su leche dentro de mí. Sentí el calor dentro de garganta, y él me apretó la cabeza gimiendo con fuerza.

Se sentó en el sofá, y comenzó a masturbarme mientras me follaba con la otra mano, hasta que yo le dije: “No pares mi amo, que me voy a correr ya, no pares, ahhh sí joder, ¡ahh toma mi leche amo toma! Comenzaron a salir trallazos de leche en su dirección, pringándole, pecho, cara, boca, ojos, polla, pezones. Salieron siete largos chorros que lo inundaron todo.

Yo me levante recogí tomo mi semen con mi lengua por todo su cuerpo, y lo trague, comencé a limpiarle la manguera de restos de mi leche, y luego lo besé profundamente.

Después de eso me senté en el suelo, con semen todavía en mi boca, y él se quedó viéndome, como la lefa salía por mi boca, yo agotado en el suelo, mis piernas temblaban, y su semen se derramaba por mi cuerpo.

-Rodrigo: Vas a quedarte allí, para deleitar mi mirada, y cuando desee, vamos a empezar de nuevo esclavo, voy a hacer que sufras y disfrutes tanto, que me rogaras que nunca te suelte.

Entre jadeos respondí

-Ilya: Como ordenes mi Amo. Cuando tú desees y cuando tú mandes.

Espero que os haya gustado comentar abajo!!!!