Mi gato escapó, mi novio me da un Gran Danés
Mi gatito del relato anterior escapó dejándome triste y sola, mi novio me regala un Gran Danés que de inmediato se vuelve mi amante
Hola, me desaparecí por algo de tiempo pero he regresado. Una serie de trágicos eventos terminaron en la escapada de mi gatito, después descubrí que una pareja se lo ha robado. Pocos días después de publicar mi primer relato ocurrió esto, mi gatito se perdió y cuando mi pareja regresó de su trabajo, decidió regalarme un nuevo animal para que me haga compañía. Siempre he tenido un gusto especial por las razas grandes y muchas veces llegué a decirle a mi pareja que me recordaba a un Gran Danés, por lo alto e intimidante que llega a parecer, pero, que como todos los perritos, era tierno y obediente por dentro.
Estaba deprimida en casa cuando el volvió de la veterinaria, trayendo detrás de él una hermosa bestia gigante, negro por completo y con las orejas puntiagudas y atentas siempre, tenía dos añitos y era un perro rescatado de un hogar donde lo maltrataban mucho, y en una de sus orejitas había una hendidura donde le faltaba tejido por una infección terrible a causa del descuido. Lo había adoptado de la veterinaria de su amigo, si, el mismo amigo que preparó al perro que me dio mi primer oral canino, el mismo que inició a mi novio en la zoofilia. Se llamaba Dante, y como el nombre le quedaba bien no me molesté en cambiarlo, estaba educado perfectamente y tras dos o tres días de entrenarlo para que supiera donde estaban sus platos de comida, donde debía ir al baño y donde debía dormir, Dante lo hacía de maravilla y era especialmente unido a mi novio, por las noches él lo llevaba a a correr por nuestro vecindario y para cuando yo despertaba en la mañana mi pareja dormía a mi lado y Dante en su cama junto a la puerta. La última noche en que mi novio se quedaba en casa antes de ir a trabajar, hicimos una pequeña reunión para despedirlo, como hacemos siempre, y cuando su familia comenzó a llegar lo fui a buscar al patio, donde jugaba con Dante, pero, escuché algo completamente diferente. Hablaba por teléfono y la conversación iba algo así: -Sí, se ha adaptado de maravilla, es muy obediente y no da problemas. Imaginé que era su amigo el veterinario preguntando sobre nuestra nueva mascota, pero aún así seguí escuchando. -A ella le parece genial, pero el perro pasa mucho tiempo conmigo, espero que ahora que me vaya se acerquen mas, sigue triste respecto al gato. Soltó una larga carcajada y miró al rededor antes de responder. -¿Y qué se supone que le diga? ¿Que el perro me come el pene cada que me da la gana? ¡Claro que no! Ella sola se dará cuenta lo talentosa que es esa bestia con la lengua, pero todo a su tiempo. Me aparté asustada, incrédula de lo que oía. Mi novio, mi propio novio mantenía relaciones con el perro dejando que este lamiera su miembro... quise fingir angustia, pero la verdad era que la humedad en mis pantaletas era evidente. Durante toda su pequeña fiesta no dije nada, el perro permaneció en el patio jugando con los niños pues era muy dócil, jamás vi a mi novio cerca del perro y en todo caso, comenzaba a creer que me lo había imaginado.
Una vez cayó la noche, mi novio tomó a Dante y me avisó que ya saldrían y que me amaba, yo me fui a la cama y a dormir por lo agotada que estaba, pero a mitad de mi sueño recordé que no había empacado las camisas blancas del uniforme de mi pareja y que él seguramente ni lo recordaba, por lo que me levanté y tras mirar el reloj y la cama vacía, no tuvo sentido que siendo las tres de la mañana ni él ni Dante estuvieran en cama. Me levanté en silencio, pensando que algo estaba mal o que estaban en problemas, abrí la puerta de nuestra habitación y avancé a la puerta principal en completa oscuridad, pero en mi camino al pasillo una suave voz hacía eco, lejana, pero definitivamente en casa. Di la media vuelta para investigar y tras llegar al ventanal que daba paso al patio, me quedé petrificada. Mi novio, de pie y con los pantalones hasta el suelo, Dante, encajado en su intimidad lamiendo obediente el miembro erecto de su amo, gruñía y su áspera. lengua no daba tregua a la longitud del hombre que gemía sin pudor, dejando que la criatura lamiera todo de él mientras murmuraba "Buen chico Dante" Esto continuó por otros cinco minutos, sin parar, hasta que el semen de mi pareja fue a dar a la lengua de nuestro can. Mas sorprendente aún, fue verlo recostarse en las sillas de patio, acariciando al perro y media hora mas tarde, levantarse de nuevo y dar un simple comando "Folla, Dante" Una ve tuvo ese segundo orgasmo (al menos yo solo vi dos) se recompuso, subió sus pantalones y anduvo hacia casa, provocando que yo corriera a acostarme de nuevo para no ser descubierta. Se metió a la cama, me abrazó por la espalda y se fue a dormir como si nada, sin saber de la humedad en mi entrepierna. No me contuve y lo desperté temprano, mucho mas de lo normal, lo desperté para tener sexo duro, tan duro como para dejarme satisfecha hasta su regreso, y le pedí que me llamara perra, su maldita perra.
Una vez el se fue solo quedamos Dante y yo, por semanas el perro lloriqueaba la falta de su amo, pues por meses habían sido amantes y sabía que era enteramente oral, que Dante le daba todos los orales que mi pareja pudiera desear. Me costaba acariciarlo, mirarlo incluso..hasta que él fue calando en mí. Una mañana como todas le serví su comida, pero el perro estaba ocupado jugando en la sala con sus imponentes ladridos como para prestarme atención y tuve que llamarlo. -¡Dante! ¡Hora de comer! ¡A comer,Dante! Sus patas pesadas pronto se escucharon corriendo en mi dirección, obediente y cuando recordé que ese comando era parecido al que había usado mi pareja y que yo lo había empleado precisamente por eso, solo permanecí quieta, observando como el animalito buscaba desesperado sus platos, entonces...rodó de mi lengua sin previo aviso. -Folla, Dante. Sus orejas puntiagudas giraron en mi dirección y quedamos frente a frente, sin dudarlo dio sus pasos hasta llegar a mi y como si supiera que mi anatomía era diferente, enterró su nariz húmeda y oscura en mi entrepierna por encima del vestido de seda que llevaba, olfateando mi intimidad y haciendo me gemir con fuerza. -Dios... Siguió haciendo presión con su nariz hasta que entendí lo que buscaba, separé mis piernas y le ofrecí mi coño desnudo y húmedo.
Dante no esperó más para sacar su áspera lengua y lamer toda mi rajita, recogiendo mis jugos, llevando sé todo mi sabor con desesperación, como si esa fuera su única misión. -Buen chico Dante. No te detengas, lame completo el coño de mami...si, buen chico, justo así. Las palabras salían solas, excitando me cientos de veces más. Con cada lengüetazo me acercaba más y más al tan ansiado orgasmo, quería correrme en el hocico de Dante, llenarlo de los jugos de mami. -Mami te ama Dante, buen chico. Y pasó el primero, el segundo, el tercer orgasmo, hasta que me cansé de estar parada y correrme. Pero no nos detuvimos ahí, porque a mi gigantesco amante le gustó muchísimo el sabor de mi vagina, y me buscaba cada que le daban ganas de volverlo a probar. En la cocina simplemente llegaba por detrás y encajaba su naricita en el hueco entre mis muslos, olfateando mi vagina, mientras veía la televisión en la sala simplemente llagaba y hurgaba bajo las cobijas hasta dar con lo que buscaba. Dejé de usar pantaletas y me ponía exclusivamente faldas, vestidos o shorts tan ajustados y cortos que prácticamente parecían bragas, todo para facilitarle a mi amante lamer ese pedazo de carne que ahora le pertenecía por completo a él, que ahora mi pareja tendrá que competir con mi Dante por quien se come mi coño. Me volví la perra de mi perro, desnuda cuando él me lo pide, gimiendo cuando él lo quiere. Me masturbo frente a él para castigarlo cuando se porta mal, sin dejarle lamer mi coñito aunque ladre con molestia. Creo que tenemos un grave problema, porque me come tantas veces al día que ya es una adicción, y quiero llevarlo más lejos y permitirle que me fólle, masturbarlo, hacerle un oral a él también, pero no sé si me siento lista.
La primera vez que un perro me abotonó me dolió muchísimo y Dante es enorme. Si les gustó este relato déjenme saber en los comentarios, denme algunos tips para evitar que sea tan doloroso si es que me animo a dejarlo follarme el coño y cuéntenme, de dónde me leen, quisiera crear una comunidad de otras personas que disfruten de mis historias. Mucho amor, Isabel. XoXo