Mi fogosa cuñada
Como deseaba a mi cuñada y por fin me la pude tirar.
Este relato es verdadero y comienza hace unos cuatro años atrás. Yo estoy casado con una hermosa mujer hace nueve años, en ese entonces mi cuñada tenía tan solo 10 años, pero ya se le notaba que sería muy bonita cuando creciera.
A los dos años de matrimonio, ella se vino a vivir un tiempo con nosotros, demostrando siempre tener un carácter juguetón, de tal manera que solía hacerle cosquillas aprovechando para acariciarle sus tetitas que ya crecían y para sobarle en mis piernas, a veces me subía sobre ella, sintiendo erecciones mayúsculas de mi mimbro, los cuales saciaba con el frote de mi pene por encima de su pequeña rajita, claro que ambos vestidos, con lo cual calmaba mis ansias por poseerla.
Por razones de trabajo, sus padres tuvieron que irse a vivir a otra ciudad, motivo por el cual ya no pude verla por muchos años, hasta que también por razones de trabajo, me traslade a la misma ciudad. En este sentido, y como luego del reencuentro y como habíamos sido amigos anteriormente, frecuentábamos salir a tomar unos tragos de día, eso sí, sin que lo supiera nadie, excepto nuestros más íntimos amigos. Para entonces ella ya había crecido muchísimo, ya se había vuelto toda una mujer, no tenía muy grande el culo, pero si tenía unas tetas enormes, sumamente duras, lo que hizo reflorecer el deseo prohibido que sentía por ella. Me comentaron que salí con varios enamorados lo que me hizo presumir que había perdido la virginidad hacia mucho tiempo.
Es en esta situación, mientras mi esposa se encontraba de viaje, que decidimos salir a tomar unos tragos, pues ella también estaba de vacaciones debido a que terminaba sus estudios de secundaria.
Nos fuimos a tomar cervezas a un lugar donde existía el happy hour, es decir donde se vende cerveza ilimitada por un monto fijo de dinero, así aproveche para embriagarla al máximo.
Continuamos bebiendo hasta eso de las cuatro de la mañana, había salido de su casa con el pretexto de que viajaba y por lo tanto ya no podía volver a su domicilio, que por otra parte quedaba muy lejos. Así que la convencí para que nos quedáramos en un cuarto de hotel, asintiendo la misma con que así ocurriese.
Llegamos al cuarto, estábamos bastante ebrios, pero yo seguía con la idea fija de poder poseerla esa misma noche, nos pusimos en ropa interior y nos acostamos para dormir.
Ya teniéndola cerca mío, empecé a acariciarla y a ponerme muy excitado, finamente ella se dio vuelta y se saca sus bragas, no lo podía creer, me subí sobre ella, pero era tanta mi excitación que acabe rápidamente dentro de ella, quien solo atino a reírse y me dijo: "eso es todo " , nos dormimos un rato y la lleve al aeropuerto pues, el avión salía muy temprano, casi no hablamos hasta que se fue.
Al poco tiempo, cuando nos volvimos a encontrar, fuimos a tomar unos tragos, y ella llorando me decía que no debíamos de haber hecho lo que hicimos, yo trataba de consolarla diciéndole que la quería y que no estaba arrepentido de nada, y que más bien tenía muchas ganas de poseerla otra vez. Salimos del local y una vez en el auto la bese y la acaricie, pensé que era el momento justo para poseerla nuevamente y rápidamente la lleve a un motel cercano, la pieza era pequeña y habían luces rojas, la desvestí frenéticamente y me saque la ropa como pude.
La hice recostarse y le dije: "o sabes cuanto tiempo he esperado por esto " , la bese y mientras le mordía la oreja la penetre una y otra vez, en la posición del misionero, luego la levante por las piernas y le hice el amor de parado, le puse de cuatro patas y le empecé a mover mi pene en círculos hasta que no pude más y con movimientos rápidos termine dentro de ella, mientras ella se echaba de boca totalmente exhausta
Estuvimos besándonos un rato, hasta que nos dimos cuenta de que era bastante tarde por lo que tuve que llevarla cerca de su casa, donde nos despedimos besandonos apasionadamente.
A partir de ahí, se convirtió en mi amante, pero esa es otra historia, que les contare en partes, como preámbulo quiero decirles que empezamos a conocer uno tras otro todos los moteles de la ciudad