Mi feminización

Como un hombre es inducido por su ama hacia una feminizacion forzosa.

Siempre me había considerado un hombre varonil, de hecho mi imagen está totalmente alejada de cualquier forma femenina. Rudo, muy velludo y con una forma de vestir muy masculina y sobria.

Todo cambio cuando conocí a Eva. Debo decir que siempre me atrajo el mundo BDSM, pero como sumiso. Tenía interés por explorar esa faceta de servir a una diosa de carne y hueso y complacerla en sus más pequeños caprichos.

Nuestra primera entrevista fue en una cafetería y ella insistió en que para entrar a su servicio debía ser capaz de aceptar todas sus órdenes, fueran cuales fueran. Entonces, y de improviso, sacó unas bragas de su bolso, eran rojas y muy pequeñas

  • Pasa al baño, y ponte las bragas. Luego iré yo a comprobar que lo has hecho.

Pensé en protestar, yo era un hombre, como iba a ponerme unas bragas? Pero la verdad es que Eva me gustaba mucho y no creí que la cosa pasara de ahí. Aceptando las bragas que me tendía pasé al baño. Curiosamente, ponerme aquellas bragas no me supuso un problema, sino que descubrí que incluso me gustaba. Ella llegó enseguida

  • Bájate los pantalones, dijo, y sonrió al ver las bragas puestas.
  • Bien, ahora quiero que te masturbas mientras yo te miro.

Dicho esto, yo empecé a masturbarme, supongo que la escena era extraña, pero precisamente por ser extraña me resultaba excitante. De pronto descubrí que estaba a punto de correrme, cuando ella sacó una pequeña cámara de fotos de su bolso y empezó a hacerme fotografías coincidiendo con que yo me corría. La verdad es que yo estaba en ese momento excitado, y ella creo que también. En su cara se reflejaba una expresión de placer y triunfo a la vez.

  • Bien, me dijo, ahora nos iremos, quiero que lleves esas bragas toda la tarde, y mañana acudas a verme con ellas puestas. Mañana por la mañana quedamos en el mismo sitio.

Al día siguiente acudía a la cita con las bragas puestas. Empezaba a acostumbrarme a ellas y me tenían excitado. Me hizo acompañarla a unos grandes almacenes cercanos, donde nos dirigimos a la sección de lencería.

  • Ahora, vamos a comprar unas cosas para ti, lógicamente las pagarás tú, pero yo las elegiré.

Me extrañó lo inusual de la compra, un conjunto de braga y sujetador, un liguero y unas medias, todos de color rojo, con encajes y muy sexys. Los compró, los pagué y después de eso

  • Vale, ahora vas al probador y te pones esta ropa, las bragas, las medias, el liguero y el sujetador, y cuando estés vestido me avisas.
  • Pero ¿Cómo? Una cosa es ponerme unas bragas y otra diferente ponerme toda esa ropa femenina, protesté
  • Tú eliges, o te pones esa ropa ahora mismo, o mañana en tu trabajo todos tus compañeros recibirán una copia de las fotos que te saqué ayer, ya veremos que les parece que te pongas unas bragas y te masturbes con ellas.

Dicho esto, no me quedó mas remedio que ir al probador y vestirme como ella me dijo, me puse las medias y el liguero, el sujetador y las bragas, y entonces la llamé.

Ella estaba radiante, se notaba que disfrutaba con esto.

  • Muy bien, preciosa, creo que en el mundo no hay nada más sexy que ver como un hombre deja de serlo y pasa a ser mujer.

Dicho esto, sacó la cámara y volvió a sacarme unas fotos, según dijo para su colección particular. Cuando terminó con las fotos, me hizo poner de rodillas y acercándose a mí se subió la falda, observando que no llevaba bragas

  • Ven aquí, perrita, ahora vas a hacer feliz a tu ama.

Acercó mi cabeza con sus manos hasta su sexo y me conminó a que pasara lengua por él. Estaba muy mojada y realmente disfruté comiéndoselo. Con mi lengua jugué con su clítoris y al mismo tiempo bebía sus jugos, para después enterrar mi lengua en lo más profundo de su vagina. Repetí esta operación varias veces, hasta que sentí que se corría encima mía, dentro de mí.

  • Así, perrita, bebe todos mis jugos, quiero que a partir de ahora sean tu bebida favorita, que te hagas adicta a ellos, que me supliques que te los de y disfrutes bebiéndotelos.

Yo notaba que iba a explotar de la excitación. Parecía que iba a romper las bragas de lo duro que estaba mi miembro. Ella después de correrse, lo observó y me dijo

  • Veo que tienes ganas de correrte, bien, hazlo, pero con una condición, a partir de ahora cada vez que quieras correrte deberás contar con mi permiso, deberás hacerlo vestida como estás ahora y deberás correrte sin tocar tu pene directamente.

No entendía nada, ¿Cómo quería que me corriera? Sin saber ni como, empecé a acariciar mi pene por encima de las bragas, pero no obtenía placer. Le supliqué

  • Por favor, ama, indíqueme como hacerlo, soy incapaz de cumplir sus órdenes.
  • Bien por esta vez te lo diré, pero que sea la última. Coloca tu pene entre los muslos, hacia atrás, y ahora acaricia por encima de las bragas la zona que queda en tu entrepierna, como si fuera una vagina.

Debo reconocer que me costó mucho rato, pero al final conseguí correrme.

  • Una cosa más, cada vez que te corras, quiero que limpies con tu lengua todo tu semen, creo que es importante para tu educación no solo que te acostumbres al sabor de mis jugos, sino que aprendas a saborear el semen de macho.

En aquel momento me quedé mirando las bragas manchadas de semen, era incapaz, y se lo dije:

  • Ama, no creo que sea capaz, me parece asqueroso.
  • Bien, en ese caso, haremos uso de las fotos que te ha sacado tanto ayer como hoy, seguramente en tu empresa te verán a partir de mañana como una "secretaria para todo"
  • No, por favor no haga eso, haré lo que usted desea.

Cerrando los ojos, llevé el semen a mi boca y empecé a tragar. Tenía un sabor salado y amargo, pero del resto no era tan desagradable como lo había imaginado, así que me lo bebí todo.

Los ojos de mi ama se iluminaron y apareció una gran sonrisa en su rostro.

  • ¿Sabes perrita? Verte beber eso, así vestida me ha excitado otra vez, te salvas porque hoy tengo prisa, pero mañana te quiero ver a la misma hora y en el mismo sitio, y pobre de ti si no vas, ya sabes lo que te espera. Por supuesto, quiero que lleves la ropa que tienes hoy, las bragas, el sujetador, el liguero y las medias.

FIN DEL CAPITULO