Mi feminización (2)
Continua el proceso de feminizacion forzosa por parte de mi ama.
Capitulo segundo
Al día siguiente, me puse la ropa interior que mi dueña me mandó, y salí de casa para verme con ella. Cuando estaba llegando me llamó por teléfono.
Vete a esta dirección que te doy, y pregunta por Miriam. Ella te dirá que hacer. Cuando termines me llamas por teléfono
Llegué un rato después a lo que parecía ser un gabinete de estética y pregunté por Miriam. Resultó ser la encargada.
Hola, vengo de parte de Eva.
Ah, eres tu? Si, me dijo que vendrías. Me contestó mientras notaba un brillo cómplice en sus ojos
Pasa y ponte cómodo
Me hizo pasar a un zona reservada y quitarme toda la ropa, yo esperé a quedarme solo, pues me moría de vergüenza que viera lo que llevaba puesto. Cuando me desnudé, me tumbé boca abajo en una camilla.
Ella vino enseguida y empezó a aplicar cera caliente por todo mi cuerpo: brazos, piernas, pubis, axilas, para a continuación depilarme. En una hora no quedaba un solo vello en todo mi cuerpo.
Me vestí y salí de aquel sitio. La verdad es que entre la depilación que acababan de hacerme y la ropa interior que llevaba, estaba como flotando, muy excitado y con ganas de más.
Llamé a Eva y me citó inmediatamente en su casa. Llegué allí y me hizo quitarme mi ropa de hombre y quedarme sólo con medias, bragas, liguero y sujetador, para comprobar el trabajo que me habían hecho. Acarició mi piel largamente, y se la notaba muy excitada.
Estoy muy satisfecha con como te ves, entiende que a partir de ahora quiero que vayas a este sitio cada 15 dias para que repitan el tratamiento, no quiero ver un solo vello en tu cuerpo.
Ahora quiero proceder a educar tus pezones
Dicho lo cual,, sacó unas argollas pezoneras de un cajón. Cogiendo las argollas, fijó una en cada uno de mis pezones, menos mal que se podían retirar cuando se quisiera, lo cierto es que sentir ese peso en mis pezones tirando de ellos hacía que estos se empezaran a excitar, y supongo que como fruto de esa misma excitación, empecé a sentir que estaban más grandes de los habitual.
Bien, dijo, llevarás esto siempre que estés en mi presencia, de esta forma conseguiremos aumentar la sensibilidad en tus pezones, y yo deseo que tengas unos pezones muy sensibles, que me hagan disfrutar.
Además, quiero que uses todos los días esta crema que te voy a dar, su objetivo es ensanchar los pezones, de momento no quiero darte hormonas para no perjudicar tu imagen de hombre, pero que sepas que esta crema tiene parte de hormonas, que fortalecerán tus senos y ensancharán tus pezones.
También debes usar otra crema para el vello, incluido el de la cara, su propósito es evitar que te salga vello, pero te advierto que también tiene hormonas en su composición, que hará que tu piel se vaya volviendo más femenina cada día.
Dicho todo esto, me ordenó volver a vestirme y salir con ella para realizar unas compras que nos faltaban.
En primer lugar, fuimos a comprar una peluca, me hizo probar varias, y a la dependienta le dijo que era para una fiesta de disfraces, yo me moría de la vergüenza, hasta que al final se decidió por una larga y lisa que le encantó
Luego, fuimos a una zapatería, y repetimos el proceso, me hizo probar varios zapatos, hasta que se decidió a comprar unas botas altas, de charol hasta la rodilla.
Finalizamos las compras en una tienda de modas, allí escogió un vestido muy corto de color rojo y un salto de cama de seda y encajes de color rojo también.
Con todas las compras, nos dirigimos hacia su casa, por supuesto a mí el estarme probando todas esas cosas, y el pensar que dentro de poco lo llevaría puesto, me tenía excitado a más no poder. A eso se unía el sentir mi cuerpo depilado, la ropa interior rozando mi piel y las argollas de los pezones, los cuales ya me parecían como si fueran a estallar de grandes que los tenía.
Llegamos a su casa, y me hizo desnudar, para a continuación ordenarme que me pusiera el vestido, la peluca y las botas.
Luego, ella procedió a maquillarme con mucho esmero y luego me puso unas argollas tipo clip. Cuando vi mi imagen en el espejo no me lo podía creer. Allí estaba yo, el macho, maquillado como una puta, con una peluca que me llegaba a los hombros, con unos pendientes, con un vestido cortito por el que casi asomaban unas bragas sexys, con medias y unas botas altas hasta la rodilla, y lo mejor es que me encantaba.
Fin del capitulo 2