Mi fantasia hecha realidad!!!! Segunda Parte
Y luego de tantos días de espera, pudimos concretar un encuentro con Emilio. Cada minuto valió la pena. Y cómo lo disfrutamos!!!! Espero les guste.
Miércoles 14 de octubre, me levanta cerca de las 7 y media de la mañana,debía ir a dar clases.
La noche anterior había salido a cenar con una amiga, mi celular se apagó y hasta la mañana no lo encendí.
Emilio había mandado unos cuantos mensajes 19 para ser precisa.
Me sentía mal por no haber podido leerlos la noche anterior, así que le envié un mensaje:
Buen día!
Él respondió y así comenzó mi día, calentando pava por mensaje.
Hacia una semana habíamos tenido ese encuentro tan fogoso en su consultorio y nos manteníamos en contacto por mensaje durante ese tiempo.
Me atreví a preguntarle la edad, 58 y vividos cada uno a la vez, aburrido dijo.
Lo puse al tanto de mis actividades diarias, así que comento quizás pasar a darme unos besos. Mire la pantalla del celular con tanta alegría, al fin podíamos vernos.
Me duche, mientras pensaba en que cosas podíamos hacer al estar solos en mi casa, estaba muy excitada, pero a la vez nerviosa, el casi me doblaba en edad y ni hablar en experiencias sexuales. Debía pensar muy bien que hacer, si fallaba quizás sería la única vez que lo vería. Aunque soy muy segura en la cama. Pero los nervios muchas veces traicionan y no quería que eso suceda.
Termine de ducharme, me vestí, pantalón de jeans, remera de hilo un poco escotada, zapatos tipo mocasín, una campera de hilo, parecía una anciana, pero presentable.
Llegada la hora partí a santo tome.
Llego y Emilio me envió un mensaje diciendo que si podía se metía en el aula y me daba unos besos.
Me encontraba en la puerta del colegio, mirando para todos lados.
Mientras respondí, me estás haciendo broma? Sí era verdad moría.
Tenía muchas ganas de verlo, de sentir sus labios húmedos besándome, impregnarme de su perfume, y no iba a aguantar no besarlo en medio de la calle.
Al final era una broma, una de sus tantas fantasías, las cuales me encanta leer, y si pudiera cumpliría cada una de ellas.
Ingrese al establecimiento, estuve un rato en sala de profesores, pensando en él, creo que por momentos dejé escapar una sonrisa.
Que estaba haciendo éste hombre conmigo? Me mantenía excitada durante todo el día, con fantasías y algunas historias.
Igual no me quedaba atrás, lo enloquecía, al punto de insultarme porque le resultaba difícil atender pacientes, con su pene erecto.
Mientras pensaba cuanto me gusta excitarlo, tenerlo pendiente de mis locuras, imagino su pene duro, rojo, húmedo, las venas bien marcadas, me cuesta no mojarme en medio de una clase. Alegre de encontrar con quien compartir mis gustos sexuales, algunos de los cuales ni he accedido.
Sonó el timbre y fui a buscar el salón.
El sol estaba fuerte en el patio, tenía calor, encontré a una de las secretarias, me acerco a preguntarle por el curso al que debía ir, y responde me confundí era para a semana que viene.
Jodeme, dije por dentro, bueno no hay problema, me voy entonces.
Salí del establecimiento y le envió un mensaje a Emilio informándole lo que había sucedido y que regresaba a mi casa, lejos de pensar lo que podía pasar un rato después.
Regrese a casa eran cerca de las 10 de la mañana. Recibo un mensaje paso un ratito.
No lo podía creer, termino de leer el mensaje y mientras respondí, comencé a acomodar algunas cosas, la cama no tenía sabanas, pero ni tiempo tuve de hacer más nada.
Salí a la puerta y ahí estaba, bajando de su vehículo caminando hacia mí, con su hermosa sonrisa, después de una semana volvíamos a vernos.
Camisa a cuadros, remera negra, pantalones de jeans, mocasines marrones, y esa barba que tanto me gusta.
Todavía tengo su perfume en mi mente, no se cual es pero me quedo hasta debajo de las uñas, fragancia a pino parecía, pero no estoy segura.
Un perfume tal cual es él, con presencia, pero amable y delicado.
Ingresamos a la casa, y recién después de cerrar la puerta, me abalance sobre él, abrazándolo, besándolo, deseosa, alegre, feliz, excitada, exaltada.
Estaba tan nerviosa en ese momento, pero intente controlarme, comenzamos a besarnos, y enseguida sentí su erección.
Por favor!!! no podía creerlo, era posible tanta dureza? quería su pene.
No demore mucho en desprender el cinto y el pantalón, mientras sus manos comenzaron a recorrerme suavemente el cuerpo.
Desprendió mi pantalón me dio vuelta y me puso de cara a la pared, mientras tocaba el clítoris y su pene duro en mi cola, sobre la ropa, me voltio de frete a él, seguí besándolo.
Mis nervios aumentaban más rápido que mi excitación, estaba mojada, pero nerviosa, temía hacer el ridículo, no poder tener un orgasmo.
Aunque él había dicho que solo iba a darme unos besos y se iba.
Muéstrame la casa dijo, mientras pasábamos delante de la mesa, apoya su mano en ella y dice se la aguantará? Mirándolo sorprendida, mis ojos grandes, llenos de picardía, deseo e ilusión. Si respondí.
Acá te voy a acostar y te voy a chupar entera, dijo, quedé con la boca abierta, no supe que responder.
A unos pasos de mi habitación, antes de llegar, volvió a arrinconarme contra la pared, sujeto mis brazos por las muñecas los elevo al mismo momento que decía te voy a atar.
Cómo? Pregunte.
Que estúpida, semejante pavada tenía que decir.
Creo que pensó que me había asustado, y enseguida dijo o no, pero debes prometer no moverte.
Puede ser, respondí. Una boludez detrás de la otra.
Malditos nervios!!!
Estaba paralizada ante ese hombre, debía hacer algo.
Y de repente reaccione, su pene estaba fuera del pantalón, erecto, rojo, venoso, grueso y muy apetecible, baje suavemente y comencé a besarlo, lo metí en mi boca, con tantas ganas, pero con miedo de hacerle mal.
Todavía no podía lucirme sexualmente, sentía que estaba haciendo el ridículo, no quería impresionarlo, pero esa no era yo, me incorporo y en la puerta de la habitación me dice trae tu juguete.
Y no dude, busque, mi juguete de silicona, de 25 x 4 aproximadamente. Aproveche para sacarme un poco de la ropa de nona que llevaba puesta, déjate la tanga dijo.
Salgo de la habitación y había despejado la mesa, veni subí, con la mano apoyada en una esquina invitándome a un festín. Siendo el plato principal.
Me senté en la punta de la mesa, al acerco una silla y tomo asiento.
Así que no acabas si te chupo la concha, pregunto afirmativamente.
No respondí, más nerviosa que antes, pero muy ansiosa, la tanga estaba empapa.
Con las piernas abiertas, los talones apoyados en el borde de la mesa, manteniendo el peso del cuerpo con los brazos, admiraba la forma en que hablaba, acariciaba y besaba mis piernas, deseosa por tenerlo.
Corrió a un costado la tanga, comenzó a tocar el clítoris, jugado con sus dedos, abriendo los labios, pellizcándolos, luego sumergió su cara en mi entrepierna.
Me desplome, cuanto placer, era posible, era real lo que estaba sucediendo?
Estaba mojada entera hasta el ano, sentí un poco de vergüenza, algo que mi ex odiaba y había convertido en un complejo, injustificado al fin.
Emilio lo disfrutaba, diciendo que hermosa concha, toda mojada, te tendría horas con las piernas abiertas, comiéndote el clítoris, metiéndote la lengua, chupándote cada gota de jugo, cogerte el orto con la lengua.
Por amor a Dios, estaba en la gloria, quería todo eso que él decía. Sometida a sus deseos, convertirme en una esclava sexual, dispuesta a cumplir la sentencia que él impusiera.
Me incorpore un poco y me deslice hacia él. Mirándolo a los ojos, viendo su barba empapada, esa mirada que me hipnotiza, sonrisa pícara de violador, deseoso.
Besándolo, apoyándome en la verga, tan dura, firme, gruesa, jugosa.
Quería que me penetre, pero él no había venido a eso.
Continué abrasada a su cuerpo, deleitándome con su perfume, besándolo.
Me sujeto por las caderas, volvió a subirme a la mesa. Estaba parado, me saco la tanga. Con los dedos comenzó a jugar con el anillo del ano, mientras chupaba la concha. Tendida sobre la mesa, desnuda completamente, entregada a que hiciera de mí la que le plazca.
Siento que se retira, abro los ojos, lo veo dirigirse a la heladera, saco un cubito de hielo, lo sigo con la mirada, esos ojos que dicen tanto sin necesidad de palabras.
Se acerca y ahí estaba, hielo en mano, cara de salvaje.
Comenzó pasándolo por la boca, bajando por el cuello, en los pechos, rodeándolos.
Los pezones helados, duros a más no poder, hubiese deseado que los muerda apenas. Era la primera vez que pasaba por esa experiencia. Me fascinaba.
Pensaba en cuantas cosas me he perdido de hacer, era increíble tenerlo ahí, ser su pendeja putona.
Continuo por el vientre, ombligo, piernas, clítoris y lo introdujo en mi vagina.
Por Todos los cielos!!!!
Me sujete firme del borde de la mesa, mirándolo fijo, las venas del cuello iban a explotar, gemido tras gemido, sentía el frio dentro de la concha, chorreando agua por el ano, grite… hijo de puta!!! Que exquisitez lo que estaba haciendo.
Mientras él sonreía. Diciendo puta, así te quiero, gritando, pidiendo por más, a punto de explotar.
Apoyo las manos en mis caderas, el hielo seguía dentro, metió su pene de un solo golpe, al hielo deje de sentirlo a los pocos minutos, la concha abierta, inflamada, ajustada a semejante verga, que hermosa sensación.
Gemidos, insultos, pero no quería gritar más, tuve miedo de asustarlo o no le gustara.
Me retorcí sobre la mesa como jamás lo había hecho, estaba entregada a que hiciera de mi lo que quisiera, y se lo había dicho por mensaje.
Siento salir la verga de la concha, un vacío inmenso.
De un solo golpe me clavo en el orto, gimiendo los dos, deseosos, calientes, excitados, alborotados, desbordados.
Hija de puta como te comes la verga con el orto!!! Repetía.
Clavándose cada vez más profundo y duro. Sintiendo cada centímetro, de semejante verga, a lo largo y ancho, abriéndome, desgarrándome, metiéndose en mis entrañas.
Cuanto placer!!! Era terrible la forma en que lo estaba gozando.
Sus manos jugando con el clítoris y pum, introdujo mi juguete en la concha.
Es terrible sentirse llena, por todos los agujeros, juro por un momento perdí el conocimiento.
Sentía todo, pero a la vez nada, fue tanto placer en un instante, que aún sigo intentando procesar ese momento.
Diría que demasiada información.
Mi cuerpo no estaba acostumbrado a eso, pero me encantaba, no quería que termine, lo disfrute mucho, muchisimoo, pero seguía nerviosa.
Saco la verga, el juguete y sentí como todo volvía a su lugar, se acomodaba.
Baje de la mesa, él se había sacado la camisa, y estaba algo despeinado, agitado, respirando profundo.
Lo lleve a la habitación, se sentó en el sillón, baje un poco más sus pantalones, abrió las piernas y comencé a chuparle la verga, dándole besos, desde la cabeza hasta los huevos, saboreando cada centímetro, humedecida de mis jugos, sabores mezclados, su verga mi sexo. Comiéndola entera.
Que delicia!!! Podría estar horas haciéndolo, cuanto placer y que honor tenerlo ahí, entregado a mi placer.
Que hermosa poronga, juro estoy mojada mientras escribo, recordando ese día.
Tomo algunas fotos.
Mientras decía la chupas muy bien,
No se, respondí
Alguna vez te viste chupándola?
No respondí, bastante avergonzada.
Tienes una hermosa boca de petera, una cara de puta feliz.
Me excitó aún más.
Era la primera vez que esas palabras juntas se oían tan lindas.
No aguanté más y lo monte, quería estar ensartada en su verga.
Mientras el pregunto, cuanto tiempo hace que no tienes sexo??
Cuatro meses habían pasado más o menos.
Hoy no te voy a coger dijo.
Pero era tarde, la había metido hasta el fondo.
Hija de puta, no voy a cogerte repetía.
No vas a lograr que acabe decía.
Me afirme bien con los pies sobre el sillón, lo tome por los hombros y comencé a subir y bajar, primero suave y acelerando.
Hija de puta, puta eso repetía.
Sentí que le gustaba.
No aguanto más dijo.
Acelere el rito, cabalgándolo duro, sacando entera la verga y clavándola de un solo golpe, sintiendo mis nalgas golpeando sus piernas.
Gemidos en aumento, sus manos estrujándome las tetas, llevándoselas a la boca, devorándolas enteras.
Acabo el grito de puta, conchuda, reventada, hija de puta.
Tres sacudones en la concha.
Que hermosa expresión tenía en su rostro, estaba destruido, apenas respiraba y dejo de hablar.
Estaba feliz, había conseguido cogerlo y que me llenara la concha de leche.
Baje fui a su lado, mientras miramos las fotos.
Me dice, no terminaste? Me siento mal por no haber aguantado más.
No te preocupes, respondí, no creas que no la pase bien, a veces me pasa eso, y estaba un poco nerviosa. La próxima vez será.
Me miraba sorprendido, muy raro lo tuyo dijo, pero seguro que vamos a lograr que tengas muchos orgasmos. Solo tenés que relajarte y entregarte más.
Mientras pensaba, cuantas limitaciones tengo sexualmente, muchos orgasmos? Raramente tengo uno, pero estaba dispuesta a continuar probando, intentando cumplir sus fantasías
Sentados, él con los pantalones bajos, desnuda a su lado, con su leche en mi concha, choreando por la entrepierna.
Él me observaba, metí la mano en la concha, la lleve a su rostro.
Mira le digo, esto es lo que no venias a hacer y te negabas a darme.
Sos una hija de puta, conchuda, putona reventada, petera, mientras reía por sus insultos.
Te clavaste sin pedirme permiso, me hiciste acabar. Sos una pendeja putona.
Adoro escucharlo decir todas esas cosas, son 26 años los que nos separan, pero había logrado satisfacerlo.
Hizo de mi lo que quiso, pero al final a pesar de los nervios, salí triunfante.
Me encantaron las fotos, me gusto verme así, y también le confesé que me gustaría ver cuando soy penetrada anal y vaginalmente.
Ver la concha y el orto abriéndose, llenándose de verga, rebalsando leche.
Fue al baño, mientras me cambie un poco.
Él debía irse, fui al baño, acomode su manga y cuello de la camisa en el ante baño, estaba impregnada de su perfume.
Lo acompañe a la puerta, lo bese antes de abrir, eran casi las doce del mediodía, salimos lo salude con la mano subió a su vehículo y se fue.
Había sido mi mejor día en años!!!
Estaba feliz, seguía agitada, encantada, hechizada. Con su perfume envolviéndome entera.
Todavía no podía procesar lo que habíamos hecho.
En realidad, no había hecho nada, él fue quien hizo todo.
Seguía nerviosa, y pensé haberlo desilusionado y que no regresaría, pero nada estaba dicho aún.
Dude, pero sabía que regresaría, esa química que hubo el día que nos conocimos, seguía en el aire, alentándonos a saborearnos con caricias, deleitarnos con miradas, desbastarnos con besos, explotarnos a cada penetración, enloquecernos por el roce de los cuerpos.
Debía salir a realizar unos trámites. .
Hubiese preferido quedarme en mi cama, disfrutando del perfume que tenía impregnado en el cuerpo, de las sensaciones nuevas que había experimentado esa mañana y relajarme.
Estaba hecha pedazos, había quedado de cama después de semejante ritual.
Aún nerviosa, pensando en haber hecho el ridículo, con ganas de poder haberme quedado todo el día en casa, ensartada, desnuda, disfrutando y deleitándome con semejante hombre que había aparecido en mi vida. Mi cabeza estaba en cualquier lado.
Por la tarde debía ir a trabajar y quería provechar el tiempo,
Comencé a escribir sobre el día que lo conocí y la segunda vez que nos vimos.
Mientras él me mandaba mensajes yo escribía.
Recordando lo que me había pasado al conocerlo.
Intentando comprender las casualidades de la vida y en las personas que he conocido en éstos años, extraños lindos y algunos no tanto.
Las horas pasaron volando, y mi cuerpo resentía las travesuras de la mañana.
Estaba relajada haciendo algo que me encanta, escribir, pero con un incentivo extra, Emilio esperaba ansioso mis relatos.
Es hermoso recibir sus comentarios. Si supiera que los leo una y otra vez.
Regresé a casa, pasadas las 22 hs, comencé a sentir sueño.
Había comenzado a llover.
Son increíbles las diferentes sensaciones que me producen, el sonido y el aromo de la lluvia.
A veces me da nostalgia, tranquilidad y otras me excita.
Puedo generar fantasías en mi mente, viajar a posibles destinos sexuales, hombres imaginarios sin rostro, lugares que existen en mi mente, y un sin número de situaciones.
Tome una ducha y fui a la cama, a escuchar la lluvia y música.
Tanga negra y en los pies de la cama había dejado un saco color ladrillo.
Casi durmiéndome, suena mi celular.
Un mensaje de Emilio, bicho cómo estás?
Hecha pedazos conteste.
Yo igual dijo, que haces?
Nada, tirada en la cama respondí.
Pasó a darte unos besos.
Mi cara de asombro.
Estaba lloviendo eran cerca de las 23 horas.
Como había podido escapar de su casa? Que mentira había inventado?
No alcancé a responder que me levante de la cama, me puse el sacó y quedé detrás de la puerta mirando por el ventiluz.
Era terrible la cantidad de agua acumulada en la calle, estaba casi hasta arriba del cordón.
La luz de la calle estaba apagada.
Tenía frio, en tanga, ojotas y con un saco que apenas me tapaba la bombacha.
Veo luces de un vehículo que venía disminuyendo la marcha, abrí la puerta, era él, bajo la lluvia, como era posible que estuviera otro vez en mi casa.
Venia caminando hacia mí, esquivando el agua acumulada, que alegría sentí al recibir el mensaje, y verlo era increíble.
Entro me dio un beso.
Preguntó que estaba haciendo
En la cama respondí, y me dio frio al levantarme.
Vamos a la habitación, no te enfríes dijo.
Entramos a la habitación, había una lámpara encendida, alumbra bastante pero genera un ambiente cálido.
Miró el televisor encendido. Le dije que escuchaba música.
Se había tirado boca arriba en los pies de la cama.
Estoy hecho mierda dijo.
Igual respondí, mientras me acurrucaba a su lado.
Abrazados y acariciándonos, dijo sos muy linda, mientras acariciaba su cabello.
No estoy en estado dijo, y me quedé mal que no terminaste hoy.
Advertí la erección, desprendí el pantalón.
Que linda verga, me encanta.!!Estaba firme, roja, hinchada, la acaricie al tiempo que seguíamos conversando de lo ocurrido durante la mañana, nuestras vidas, algunas anécdotas sexuales graciosas e insólitas.
Lo miraba embobada, mientras él hablaba, me acariciaba y seguía alagándome.
Mis ojos siempre me delatan, son muy expresivos.
Sin darme cuenta la conversación se había centrado en mi orgasmo. Escuchaba atenta el posible diagnóstico, por primera vez, podía conversar con alguien que supiera del tema, y me tomara enserio.
Mientras seguía jugando con su pene, no me contuve comencé a chupárselo.
Estábamos destruidos los dos.
Es increíble cuanto disfruto chuparle la verga!!!
No hay nada más lindo, que su poronga.
Llena toda mi boca, me mojo de pensar en terrible poronga.
Ambos coincidimos en la mezcla de sensaciones que compartimos estando juntos, ganas de mimarnos, acariciarnos, coger duro, cuidarnos, era raro pero así nos sentíamos.
Fue más lo que jugué con su verga, que lo que realmente la chupe.
Es que me encanta tenerla en la boca, sentir la dureza, recorrerla con la lengua, besarla, sentir los huevos en la boca, es increíble cuanto disfruto al hacerlo.
De pronto me dice
Trae tu juguete.
Nos habíamos acomodado mejor en la cama, el me observaba.
Quiero que te toques dijo,
Aja.? Era la primera vez que me masturbaba en público.
Me sentía nerviosa, muy nerviosa.
Se sentó a mi lado, acariciándome, besándome, alentándome.
Pero sabía que no iba a tener un orgasmo, menos con el mirándome.
Antes mencione, que me excitaba que me dijera puta y que no me había visto penetrándome.
Se paró y tomo unas fotos, que vergüenza. Cerré los ojos porque no quería ver, pero era inútil él me estaba mirando y tomándome fotos.
Disfrutaba de la situación, escucharme gemir, agitada, excitada, pero tenía mucha vergüenza.
Volvió a mi lado, besos, caricias.
No voy a tener un orgasmo le dije.
Me sentía frustrada y él lo noto.
Quiero que me claves, le dije.
Su verga seguía tan dura como al principio.
Se paro al borde de la cama, me puse en cuatro, y me clavo por el orto.
Que exquisita sensación!!!!
Tremenda poronga abriéndome el orto.
Estaba muy excitada, el orto se abrió sólo. Deleitándose con cada centímetro que penetraba.
Clavado hasta los huevos.
Que deleite!!! ajustado, llenándome entera. El orto y la cocha mojada.
Me hubiese gustado estar detrás de Emilio, verlo meter la verga en el orto.
De poder hacerlo me hubiese masturbado viéndolo cogerme.
La cocha me chorreaba, latía, y la lluvia seguía cayendo.
Cuanto placer me da que me rompan el orto.
Es increíble lo que me gusta.
Me siento incompleta si no me cogen el orto.
Me molesta más que no tener un orgasmo.
Sentía sus manos firmes en mis nalgas, prendida de las sabanas, gimiendo a cada arremetida. Ambos agitados.
Mientras tocaba el clítoris, estaba disfrutando y excitada, pero el orgasmo no llegaba.
Comencé a pedirle a gritos que me clave más fuerte.
Me dejé llevar por la situación y no me daba cuenta que él estaba destruido.
Puta, pendeja putona comenzó a gritar.
Más me excitaba.
Estrujo las nalgas, al grito de te voy a llenar él orto.
Lo inevitable, tres potentes sacudones.
Había terminado. Quedo unos segundos adentro, disfrutando llenarme el orto.
Como te comes la verga con el orto, sos una hija de puta, repetía apenas pudiendo pronunciar las palabras.
Salió de mí, se dirigió al baño, no doy más apenas podía decir, casi no le salía la vos.
Fue muy gracioso verlo así.
No estoy en estado dijo.
Me sentí mal por haberlo exigido, pero a la vez triunfante.
Lo había dejado de cama ese día, además había disfrutado de mi orto.
Por un momento pensé que quizás no volvería verlo, lo sucedido ese día no garantizaba nada.
Ingresó a la habitación, eran más de las 12 de la noche.
Me voy, porque sino me voy a dormir. Estoy hecho mierda bicho.
Me puse la campera, salimos de la habitación.
Nos besamos antes de abrir la puerta, lo esperé hasta que se fue, cerré y volví a la cama.
Apague la luz, dejé el televisor encendido, seguí escuchando música.
Recibo un mensaje, había llegado a su casa.
Respondí diciéndole que había sido un día increíble!!!
Quería dormir, pero estaba tan feliz, que no lograba conciliar el sueño.
Continuaba pensando en la forma que él había entrado a mi vida.
El orto abierto, todavía agitada y disfrutando que su perfume siguiera en mí.
No había podido tener un orgasmo.
Me sentía frustrada, había sido un fiasco estar conmigo.
Haberle entregado el orto no me aseguraba que volviera. Realmente quería volver a verlo.
Quisiera hacer tantas cosas.
De eso no habíamos hablado, hubiese querido decirle cuanto me gusta tirarme boca abajo, y aunque no me penetre, sentir el peso del cuerpo del otro.
Son tantas cosas las que me gustan. Pero ese día me inhibió.
No quise quedar como una atorranta, pero la forma en que nos habíamos conocido ya decía bastante, así que fueron puros nervios lo que me paralizaron.
Juro no saber cómo actuar en su presencia.
No quiero ser una desubicada, que me mire raro.
Es muy observador, escucha y recuerda todo lo que le cuento. No se le escapa un detalle.
Me encanta, pero no sé cómo actuar con él. Temo hacer el ridículo.
En fin, ese día habíamos pasado unas cuantas horas juntos.
Aunque con muchas dudas, estaba segura de que regresaría, y no pasaría demasiado tiempo para volver a vernos.
El cansancio me venció, y me quedé dormida.