Mi fantasia erótica mas secreta
La fantasía erótica que guardaba escondida en mis más secretos y profundos deseos se hizo realidad una fría noche de invierno.
MI FANTASÍA ERÓTICA MÁS SECRETA
Ahora que se acercan la Navidad tengo mucho más trabajo. Hoy no he parado desde que empecé esta mañana y estoy muy agobiada. Como se dice vulgarmente, no he tenido tiempo ni de respirar, sólo trabajar, trabajar y trabajar. Miro el reloj de mi móvil y falta media hora para el almuerzo. Qué bien, al menos podré relajarme un rato.
Salgo a comer a los jardines que están cerca de la empresa. Hace bastante frío pero el sol es muy reconfortante. Termino mi ligero almuerzo en diez minutos y aún me quedan cincuenta minutos para relajarme antes de volver a la oficina. Me encanta sentir la tibieza del sol en mi rostro, cerrar los ojos y notar cómo los rayos cálidos recorren mis párpados, cómo acarician mis mejillas, se pasean por mi melena y calientan mi corazón. Me encuentro un poco más relajada, me olvido del trabajo, de los papeles, de los clientes y dejo a mi mente divagar por mis más profundos deseos.
Me desabrocho los primeros botones de mi camisa y dejo que el sol bañe mi escote, se instale en mis pechos, penetre en mi alma y me reconforte. De repente, me encuentro sentada en aquel banco, la cabeza apoyada en el respaldo dejando caer mi melena rizada hacia atrás, las piernas relajadas, y entro en un estado de ensoñación, mi más hermosa y anhelada fantasía sexual acude a mi mente a darme un rato de placer. Tengo ganas de hacerla realidad, de vivir esa fantasía no sólo en mis sueños y vuelvo a la oficina con una determinación nueva.
Estoy dispuesta a hacer lo imposible por cumplir mi sueño. Hago una búsqueda en el ordenador, tecleo lo que quiero encontrar y después de un rato, varias llamadas e intentos fallidos encuentro lo que estoy buscando. Esta misma noche haré realidad mi fantasía.
Vuelvo a casa, tomo un largo baño relajante, y nerviosa, espero que llegue la hora convenida, las once de la noche. Estoy segura de que todo irá bien, quiero disfrutar, tengo muchas ganas de sexo esta noche y quiero dejarme llevar por mis deseos secretos.
Me visto con algo cómodo pero sexy y no me pongo ropa interior. Ninguna. Suena el timbre. Las once. Puntuales. Abro la puerta, con una mezcla de curiosidad y excitación que hacen que ya empiece mi sexo a palpitar debajo de mi ropa.
Los veo allí a los dos y los contemplo detenidamente. Son tal y como había imaginado tantas veces en mis sueños. Ella, es una transexual impresionante, como la había recreado en mi fantasía en tantas ocasiones. Tiene pelo largo, negro, lleva un maquillaje impecable, sus pechos son exuberantes y tiene un cuerpo impactante. Lleva una falda corta, leggins negros y botas de tacón. Es muy alta. Junto a ella, un chico fuerte, más alto que ella, pelo rapado, su piel de color ébano, musculoso y muy guapo, con ojos grandes, labios carnosos y mirada penetrante. Es una tentación en sí mismo.
Los recibo muy excitada, con muchas ganas de que esta noche sea inolvidable. Me siento húmeda y caliente y noto cómo mi clítoris está ya hinchado y vibrando, anticipándose al goce. No pregunto sus nombres, ni tampoco me presento. Los conduzco directamente a mi dormitorio. Tengo una cama muy grande. En mi cuarto, empiezo a desnudarla a ella. Es perfecta. Alta, delgada, con un pelo negro y abundante que cae en cascadas sobre sus hombros. Sus tetas, grandes, sus pezones oscuros y pequeños llaman a mi boca. Tiene un culo rotundo y sus piernas son largas y poderosas. Su polla es grande, totalmente depilada y dispuesta a hacerme disfrutar.
Tiene unos labios sensuales, pintados en color rojo oscuro. Me quita la ropa para descubrir que estoy desnuda debajo. Me tumba en la cama y me abre las piernas completamente. Mira mi sexo depilado y lo abre con sus manos mientras introduce profundamente su lengua en mi coño y la pasea por todos los rincones, haciéndome vibrar de gusto. Lame mi clítoris y me excita tanto que grito de placer.
Ahora lleva sus manos a mis tetas. Son manos grandes, uñas largas pintadas de negro que pasean por toda mi geografía. Pellizca mis pezones, muerde mis tetas, hunde su lengua en mi ombligo. Succiona mis pezones como si quisiera mamar de ellos y extraer mi leche. Me lame las ingles, besa mis muslos, chupa mi cuello, araña mi espalda.
Mientras tanto, el chico se ha sacado la polla del pantalón y la tiene entre sus manos. Se masturba mientras nos observa. Se acerca a ella por detrás y la coloca a cuatro patas. Ella sigue comiéndome el coño. El lubrica su polla y bruscamente la penetra por el culo. Veo sus caras de placer. Sus embestidas son fuertes y las tetas de ella se mueven al compás de su polla, adelante y atrás, mientras no para de comerme. La sola visión de su polla y sus tetas bamboleándose al mismo tiempo me excita. Gime mientras él la penetra profundamente y su lengua adquiere una velocidad que me vuelve loca. Grito, gimo, me retuerzo de placer mientras ella sigue chupándome, mezclando su saliva con mis jugos, su boca chorreando fluidos, buscando darme aún más gusto, y siento que me viene un orgasmo, intenso, y vibran todos los recovecos de mi coño, me corro con tal placer que empujo su cabeza y su lengua aún más dentro de mí, queriendo alargar este momento.
Después de mi corrida, cambiamos de postura. Ahora estoy a cuatro patas y él me folla desde atrás, mientras ella se sitúa delante de mí y mete su polla en mi boca. Me gusta comerle la polla mientras la veo acariciarse las enormes tetas.
El chico me da azotes en el culo mientras entra y sale de mí impetuosamente. Me abre el culo con sus manos y me mete la lengua en el ano para mojarme bien con su saliva. Me introduce un dedo mientras no deja de follarme el coño con gran fuerza. Siento un placer inmenso. Ahora tiene dos dedos en mi culo, metidos profundamente y me gusta. No creí que lo disfrutaría tanto, pero el placer de tener todos mis orificios ocupados en dar y recibir placer es algo que me estimula y excita.
Sale de mi coño y mete su polla completamente dura en mi culo. Lo hace con cuidado al principio. Molesta un poco, incluso duele, pero una vez vencidas todas las reticencias y con mi culo ensartado por su sexo, me muevo con placer, siguiendo su ritmo, sintiendo un gusto nuevo, una sensación única, inesperada, que me endurece los pezones y gimo y me estremezco mientras tengo la polla de ella en mi boca, que me agarra la cabeza y moviendo las caderas una y otra vez me hunde la polla hasta la garganta, y yo no puedo dejar de disfrutar cada minuto de este encuentro.
El chico me azota el culo con fuerza, me pellizca las nalgas, me muerde y me golpea con sus huevos en cada empujón. Mis tetas cuelgan libremente y se mueven al compás que él marca con sus embestidas. Me agarra del pelo y tira de mi cabeza hacia atrás, teniéndome a su merced.
Es increíble todo lo que me está pasando, nunca imaginé que fuera una experiencia tan placentera. Nos veo reflejados a los tres en el espejo de la pared y sé que estoy viviendo por fin mi sueño.
Sigo comiéndole la polla a ella, deleitándome en lamerla, mojarla, meter sus huevos en mi boca, mordisquearlos suavemente, mientras ella entre gemidos no para de decirme "Sigue perra, sigue chupando, sigue, ¡sigue así !" El me azota el culo, lo aprieta con ambas manos para sentir aún más placer, me folla por el culo y por el coño alternativamente, mezclando fluidos y sensaciones y el orgasmo llega tan intenso que tiembla cada centímetro de mi cuerpo, me corro como nunca antes me había corrido, grito con cada estremecimiento de mi ser y ellos disfrutan mientras ven mis contracciones que les indican que mi cuerpo está gozando enormemente.
Ambos salen de mí. Me siento en el filo de la cama, con el temblor aún en mis piernas, todavía sudando y con mi sexo hinchado, y los dos se corren en mis tetas, una lluvia de semen cae por mis pezones, me salpica la cara y ambos lamen mis pechos, me besan y meten sus lenguas en mi boca, y su leche se mezcla con mi saliva, en una orgía de sabores, texturas y lenguas que se funden, lamiendo cada centímetro de mi cuerpo hasta no dejar ni rastro de leche sobre él. Mi cuerpo ha quedado sin huella de leche, me han lamido entera. Nos quedamos los tres tumbados en mi cama un rato, tres desconocidos que han disfrutado con la mezcla de cuerpos, sexos, fluidos y pasión. Tres personas unidas sólo por esta noche. Unidas por una pasión hecha realidad durante una fría noche de invierno. Una noche que perdurará para siempre en mis recuerdos.
Hoy soy una mujer nueva, una mujer que ha vivido su mayor fantasía erótica y que cada vez que se siente en el banco al sol y deje que los rayos recorran su cuerpo, sonreirá sabiendo que lo que vivió fue tan real como ese sol que acaricia su cara.