Mi fantasía erótica
Te voy a contar cual es mi fantasía erótica irrealizada, siéntate aquí, junto a mi, en este sillón y te la susurraré al oído.
MI FANTASIA EROTICA.
Te voy a contar cual es mi fantasía erótica irrealizada, siéntate aquí, junto a mí, en este sillón y te la susurraré al oído.
Hoy has venido a buscarme a eso de las nueve, me has dicho que por fin lo has conseguido, mi fantasía se va a hacer realidad. Ya lo has conseguido todo. Cojo la bolsa que tengo preparada, con la toalla y las cremas.
Bajamos a la calle, has logrado aparcar frente al portal, subimos al coche y arrancas. Salimos de la ciudad y conduces hasta que llegamos a una urbanización donde hay muchas casas, nos detenemos frente a una que parece bastante lujosa. Bajamos del coche y te sacas una llave del bolsillo, abres la puerta de la cancela mientras me dices que es la casa de un compañero de trabajo, que te la ha prestado y que solo la usa los fines de semana, podremos estar tranquilos, nadie nos va a molestar. Nos dirigimos a la parte trasera de la casa, cogidos de la mano.
Allí hay un invernadero y nos dirigimos hacía la puerta, la abres con otra de las llaves y entramos, hay una piscina, no muy grande de 5 x 10 m más o menos. Cogida de tu mano, me llevas hasta otra puerta, la abres y entramos, es un pequeño vestuario, con su ducha y todo. Me preguntas si me gusta, te respondo que sí. Nerviosos empezamos a desnudarnos, tú me miras con deseo, yo imagino lo que va a suceder. Dejamos la ropa sobre el banco y cogida de la mano me llevas hasta la ducha, nos besamos.
Nuestros cuerpos empiezan a arder, el fuego se ha encendido. Tus manos acarician mi espalda y haciendo que nos metamos en la ducha enciendes el agua, no está ni muy caliente, ni muy fría, en su punto justo, como a mí me gusta. El agua empieza a resbalar sobre nuestros cuerpos, mientras nuestras manos los exploran. Siento tu mano acariciando mi sexo, mi mano busca el tuyo ya erecto. Nuestras manos hablan por nosotros, tú acaricias mi clítoris, mientras el agua resbala por tu mano y por mi sexo; yo acaricio tu pene, mi mano se mueve arriba y abajo, acaricio tus huevos húmedos por el agua. Nuestros cuerpos arden bajo el fuego de la pasión, mientras el agua nos moja deslizándose por nuestra piel. Beso tus labios calados, nuestras lenguas bailan juntas entre saliva y agua, mi cuerpo está a cien. Es justo como quería que fuera, como te conté al oído y eso me hace feliz.
Tu boca abandona la mía, te agachas frente a mi, mientras yo dejó que el agua me moje por entero, cierro los ojos y siento tu boca hurgando en mi sexo. Entreabro las piernas, dejó que tu lengua entré más adentro, llegas hasta mis labios vaginales, los lames e introduces la lengua en mi vagina, yo suspiro, mi cuerpo se abrasa por el deseo, tu lengua empieza un baile que me vuelve loca, entra y sale de mi sexo, lame mis labios menores y luego los mayores, tengo que sujetarme apoyando mis manos a lado y lado de la ducha, para no caer; mi cuerpo se estremece, mi sexo palpita. Los gemidos se oyen en todo el vestuario, resuenan en sus paredes. Ahora son tus dedos los que se introducen en mi sexo húmedo y palpitante, mi cuerpo vuelve a estremecerse y un nuevo gemido escapa de mi garganta, sé que si sigues acariciándome de esa manera me voy a correr, pero te dejo hacer, tu me conoces bien, sabes cuando tienes que parar, cuando puedes seguir, cuando mi cuerpo llega a la cima del placer. Por eso decides ponerte en pie, me coges de la mano y me pides que te acompañe. Me llevas hasta la piscina, te tiras a ella, me pides que yo también me tire, el agua esta caliente dices, como a mi me gusta.
Dudo un segundo, el placer que he sentido hace unos segundos aún me tiene desorientada, trató de relajarme, recuperar la compostura, pero pensar en lo que seguirá ahora me descompone aún más. Me suplicas que me tire ya, estás de pie en medio de la piscina, el agua te llega hasta el pecho, estás guapísimo, tu barba y tu bigotes húmedos me excitan aún más y por fin me decido y me tiró a la piscina. Como tú me habías dicho el agua está caliente, como a mi me gusta. Nadó hacía ti y te abrazo, nos abrazamos y nos besamos, enredo mis piernas en tus piernas, tocó tu sexo, que sigue totalmente erecto; mientras seguimos besándonos, tus manos acarician mis nalgas. Nuestras bocas se separan y me miras a los ojos, sabes que mi sueño se está haciendo realidad, dices que me brillan los ojos como nunca antes me habían brillado, y me pides que te acompañe, nadamos hasta la pared de la piscina, cuando llegamos, me coges de la mano y me atrapas entre tus brazos contra la pared y vuelves a besarme. Me dices que me quieres, que soy lo mejor que te ha pasado y volvemos a besarnos. Tu mano de nuevo se introduce en mi sexo, lo acaricia, metes un dedo en mi vagina, lo sacas, luego me abrazas, me coges en brazos, yo abro mis piernas dispuesta a recibirte, te rodeo la cintura con ellas, y siento tu sexo entrando en mi. Somos dos seres fundidos en un solo cuerpo.
Nos abrazamos con fuerza. Quiero que este momento duré eternamente, quiero sentir tu sexo y el agua acariciando todo mi cuerpo. Apoyas tus manos en el borde de la piscina y yo apoyo mi espalda en la pared, nos miramos a los ojos, así, quietos, sin movernos. Luego sin dejar de mirarme empiezas a moverte muy despacio, haciendo que tu pene entra y salga de mi con lentitud, me torturas con tu calma, sabes que eso me gusta, que me excita más.
Me besas en los labios, te detienes un momento, vuelves a mirarme a los ojos. Veo ese fuego que arde en ellos desde que nos conocimos. Vuelves a moverte con la misma lentitud, me muerdo el labio inferior, siento tu polla entrando en mi y saliendo luego. Te pido que aceleres tus movimientos, pero no me haces caso, sigues torturándome, ahora dentro, descansas un par de segundos y ahora fuera, descansando un par de segundos más para volver a entrar otra vez. Te pido de nuevo que aceleres, necesito llegar al orgasmo, liberar mi cuerpo y apagar el fuego, pero tú me dices que no. Sacas tu sexo de mí, me abrazas y me besas. Me haces poner de espaldas a ti, apoyo mis manos en el borde de la piscina, tú pegas tu cuerpo al mío, siento tu sexo erguido reposando sobre mis nalgas, tus manos se posan sobre mis pechos, siento tu respiración en mi oído, restriegas tu cuerpo con el mío, acaricias mis senos, yo suspiro.
Presionas con tu sexo entre mis piernas que están juntas, las separo y diriges tu erecto mástil hacía mi vagina, me penetras nuevamente y empiezas a empujar, siento tu sexo resbalando por mi vagina, te siento dentro de mí. La sensación es maravillosa, muevo mi cabeza hacía atrás y la poso sobre tu hombro, me preguntas si me gusta, yo gimo e intentó responderte que si, que me encanta. Enredo mis piernas en tus piernas, tus manos abandonan mis senos y se dirigen hacía abajo, descienden por mi vientre hasta llegar a mi clítoris, vuelvo a posar las piernas en el suelo de la piscina, tu mano derecha acaricia mi clítoris haciendo pequeños círculos, mis gemidos resuenan en el invernadero. El fuego me quema cada vez más, necesito liberarme, pero tú sigues empujando, penetrándome mientras acaricias mi clítoris, sabes que si sigues así mi cuerpo va a estallar en un orgasmo demoledor, y por eso sigues, y sigues y sigues. Y cuando estoy casi a punto de lograr el éxtasis sacas tu sexo de mí y me quedó quieta, mi cuerpo se convulsiona un par de veces a pesar de que tu sexo ya no está en mí. Te pregunto que haces, me respondes que nada, que necesitas relajarte un poco, que está siendo el polvo de tu vida y quieres disfrutarlo.
Intento girarme hacía ti, pero no me dejas, me suplicas que no me mueva. Siento tu cuerpo pegarse al mío de nuevo y tus labios besan el lóbulo de mi oreja, sabes que eso me vuelve loca y empiezas a mordisquearlo y lamerlo con la lengua. Me quejó, porque me vas a provocar un orgasmo si sigues mordiéndome a sí el lóbulo de la oreja, siento un cosquilleo inexplicable, luego siento una de tus manos sobre mi cadera, desciende despacio hasta mis nalgas, e introduces un par de dedos entre ellas, ejerces presión sobre mi ano e introduces ambos dedos. Mi cuerpo vuelve a estremecerse como nunca antes lo había echo, mueves tus dedos en sentido rotativo y gimo. Te suplico que termines con esa tortura, quiero liberar mi placer de una vez por todas. Sacas tus dedos de mi ano y los diriges hacía mi sexo, los introduces en él y de nuevo los mueves en sentido rotativo, vuelvo a estremecerme.
Besas mi hombro desnudo, acercas tu sexo al mío, lo frotas con suavidad. Te suplico que vuelvas a penetrarme, siento tus dedos abriendo mi sexo y tu pene a punto de entrar, rozando mis labios, y de un solo empujón lo metes. De nuevo te tengo dentro, dentro de mí, sólo para mi. Intento disfrutar de nuevo de ese placer, tú empiezas a arremeter con suavidad, muy despacio. Poco a poco vas aumentando el ritmo de las embestidas, yo siento el placer renaciendo en mi cuerpo, esta vez lograré el orgasmo. Siento que tu sexo se pone aún más duro, tú también sientes el fuego y la excitación, está vez ya nada podrá pararnos.
Nuestros cuerpos bailan al unísono el baile del amor, se complementan, se dan placer el uno al otro. Empezamos a movernos ambos, acompasando nuestro movimientos, ahora tú también gimes. Te estremeces, me estremezco, empujas cada vez más deprisa, empiezo a alzar la voz gimiendo incontrolablemente, mi cuerpo se convulsiona por última vez alcanzando el éxtasis y siento como tú también alcanzas el orgasmo, llenándome con tu semen. Nos separamos y me vuelvo hacía ti, nos besamos. Te doy las gracias por haber echo realidad mi fantasía y tú me agradeces que te la contara en el oído una noche de tormenta.
Erótika Karenc. Del grupo de autores de TR.