Mi fantasía
Como sueño con ser una zorra usada para el placer
Hay personas que nacen para ordenar y otras para cumplir. A mi corta edad ya sé a qué clase de personas pertenezco. Con unos tiernos 18 años ya sé que soy una zorra.
Sentir la humedad entre mis piernas es divino, no poder calmar mi excitación es placentero y torturante a partes iguales, una semana llevo sin tocar mi coño de puta, lo hice sin permiso y me corrí sin tenerlo, merezco un castigo. Sin embargo sigo leyendo, sigo mojandome, torturándome al no poder tocarme, se siente tan bien esta agonía.
Necesito unas buenas nalgadas, mi culo rojo, mi coño chorreante. Sentirme una puta es algo vitalizante, sentir como mi coño pide a gritos atención y no dársela es tan rico, tocarme y parar al sentir el clímax es frustrante, mantenerme caliente lo es, pero se siente bien, muy bien.
¿Qué sería de una puta sin frustración? A una zorra hay que mantenerla caliente, casta, para que esté dispuesta, no permitir el orgasmo es torturante pero además es una forma de mantener caliente. Como estoy ahora, mis labios hinchados, mi coño húmedo y palpitante, mis pezones duros, mi respiración agitada.
Porque eso soy, eso quiero ser, una puta, una zorra, una cerda, una perra, un juguete, una esclava, soy eso, nada más, una puta zorra adolescente que merece ser castigada por correrse sin permiso, una perra en celo que está muy mojada y necesita volver a tener un orgasmo.
Pido permiso para correrme.