Mi fantasía cumplida
Os dejo un relato que empezó como fantasía y acabó cumpliendose. Una noche de sexo descontrolado.
Cuando entraste a la habitación no sabías muy bien que ibas a encontrar, pero estabas decidida a ello. Tu sorpresa fue encontrarte casi a oscuras en un ambiente iluminado solo por algunas velas dispuestas por la habitación. Te adentraste un poco más pudiendo comprobar el aroma que había en la sala, estabas como hipnotizada y te dejabas llevar por la situación.
De pronto sentiste una mano conocida en el hombro y una voz cálida en tu oído susurrándote y dándote la bienvenida. Sin mediar más sentiste mi cuerpo detrás del tuyo, mis manos rodeaban tu cintura y mi boca jugaba con tu oreja y mordisqueaba tu cuello. Querías darte la vuelta, para tenerme cara a cara, pero mis manos te sujetaban por la cintura impidiéndotelo, todavía no era el momento. Cuando entendiste que no te ibas a dar la vuelta te dejaste llevar por mi, tus brazos subieron por encima de tus hombros y acariciaban mi cabeza que seguía jugando en tu cuello y tus hombros. Mis manos se colaron por debajo de la camisa que llevabas y acariciaban tu piel, tu tripita suave. Yo, aunque no me vieses, sonreía, pues notaba tu respiración cada vez mas acelerada y eso me encantaba. Mi juego estaba dando resultado. Tú, completamente abandonada te dejabas hacer, y mis manos fueron subiendo por tu cuerpo, acariciando tus costados hasta llegar a tu sujetador. Con mucho cuidado lo subí por encima de tus pechos para poder acariciarlos y al instante noté como un gemido de placer se escapaba de tu boca en el mismo instante que tus pezones se endurecían al contacto con mis dedos. En ese momento tus manos buscaron mi cuerpo por tu espalda. Se dirigieron directamente a mi pantalón, buscando lo abultado que se escondía bajo ellos. Noté como tus manos dibujaban la silueta de mi polla por encima del pantalón y como intentabas desabrochar rápidamente los botones.
Al final te dejé darte la vuelta. Justo al tenerme enfrente nos fundimos en un beso y nuestras lenguas empezaron un baile juntas, jugando, rozándose. Mis manos subían tu camisa para quitarla y al hacerlo dejaron al aire tus pechos. Con las manos los rodeé y comencé a bajar con mi lengua desde tu boca, por tu cuello, tus hombros y tu pecho, hasta que mi lengua llegó a uno de tus pezones. Su sabor era inigualable, notaba como se endurecía al contacto con mi lengua y con la presión de mis labios y mis dientes sobre él. Oía tus gemidos y eso me estaba poniendo a mil, al igual que a ti. Mi boca pasaba de un pezón a otro, saboreándolos, lamiéndolos mientras te miraba a la carita y tu te deshacías de placer. Notabas como mi saliva los mojaba, veías como un tu hilito de saliva quedaba entre tu pezón y mi lengua cada vez que me retiraba, justo antes de volver a lamerlo.
Tu ya no aguantabas mas, y me pediste que me sentase en el borde de la cama. Yo te miré, viendo en tus ojos la excitación que tenías y obedecí. Sacaste la camiseta que llevaba todavía puesta y mientras besabas mi torso, tus manos empezaron a quitar mi pantalón y dejar a la vista mi abultado calzoncillo. Comenzaste besando mi pecho, lamías mis pezones y yo me deshacía al sentir tu lengua jugando en mi piel. Tu lengua hacia círculos en mi piel mientras iba bajando lentamente por mi pecho y mi tripa. Hasta que llegaste a donde querías. Mordisqueabas mi polla por encima de la tela mientras tus manos agarraban del elástico y comenzaban a bajarlo. Enseguida quedo mi polla al descubierto, delante de ti. Me mirabas con los ojos llenos de pasión y de fuego. Sin retirar tu mirada de mi cara, cogiste con tu mano mi polla, y empezaste a lamerla desde la base, donde se unen los huevos y se nota la dureza de mi polla en todo su esplendor. Notaba tu lengua húmeda, caliente, suave pasando por mi polla. Mojándola, notaba tu saliva cayendo por los lados según ibas pasando tu lengua y eso me excitaba muchísimo. Llegaste a la punta sin retirar tu lengua de ella, y al sentirla en tu lengua cerraste los ojos y la metiste entera en tu boca para mi delirio. Empezaste a succionar, apretando con tus labios, acariciando con tu lengua y yo quería reventar justo en ese instante y haberte llenado la boca con mi leche. Pero hice un esfuerzo para aguantar aquella deliciosa mamada. Notaba como tu llenaba tu boca cada vez que te la metías en ella y como tu mano acompañaba aquel movimiento. Sentía como tus pezones iban rozando mis piernas mientras tu te movías y eso me ponía mas cachondo aún. De vez en cuando parabas, la sacabas de tu boca y la lamías entera, por dentro y por fuera, por un lado y por otro, jugabas con mis huevos con tu lengua y aquello me estaba matando de placer.
No tuve mas remedio que hacerte parar, sino aquello habría terminado mucho antes de lo que ambos quisiéramos. Te hice levantar delante de mi, para que tu pantalón quedase a la altura de mi cara. Mientras que con una mano iba soltando el botón y bajando la cremallera, con la otra me dedicaba a acariciar tus tetas, notando tus pezones duros en cada caricia. Delante de mi tenia tu tanguita negro, transparente y empapado. Se notaba el olor de tu sexo y aquello era divino. Comencé a besuquearlo por encima de la tela, a darte pequeños mordisquitos por tus muslos y por tus ingles. Me levanté de mi posición y ahora me tocaba a mi hacerte delirar. No iba a ser algo convencional lo que te haría, así que decidí ponerte en el borde de la cama de rodillas, incliné tu cuerpo hacia delante de manera que quedases apoyada sobre tus hombros con todo tu culo expuesto delante de mi. Sin quitar tu tanga comencé a acariciarlo, me arrodillé detrás de ti y al mismo tiempo que colaba un dedo por debajo de la parte trasera de tu tanga, continué dando mordisquitos por la parte interna de tus muslos, quedando muy cerca de tu coñito y tu culo. Tu empezaste a gemir como una loca cuando mi dedo pasó por tu culo en dirección a tu coño empapado. Al llegar ahí, rápidamente entró un poquito dentro de ti, sacando de tu boca todo el aire en forma de gemido. Pero solo entró un poquito, lo justo para que tu notases su presencia al mismo tiempo que mi lengua acariciaba tu clítoris por encima del tanga. Decidí entonces quitarlo. La visión de lo que vi elevó mi excitación al máximo y me moría de ganas de comenzar a follarte, al igual que tu. Pero no, todavía no. Quería hacerte sentir mucho placer antes de eso. Quería notar como te corrías en mi boca y como tu cuerpo se descontrolaba con mi lengua. Fui lamiendo la parte interna de tus muslos, jugando con mi lengua, con mis labios por tu piel. Hasta llegar muy cerca de tu coñito. Una vez ahí, me acerqué mucho, tanto que mis labios rozaban los pliegues de tu piel, pero quería hacerte desear mucho mas aquello y todavía no te toqué. Notaba tu excitación, tu respiración acelerada, tu cuerpo que se movía ya de manera descontrolada y tenía pequeños espasmos de placer. Así que puse mis manos cada una en un carrillo de tu culo con mis pulgares cerca de tu coñito y lo abrí. Humedecí mi lengua todo lo que pude y la saqué de mi boca. La acerqué mucho a ti y di una gran lamida desde tu clítoris hasta el final de tu culo. Noté como querías separarte, pero te tenía bien sujeta y no podrías escapar. Repetí el movimiento un par de veces mas, mojando mi lengua al máximo. Sintiendo en ella tu piel, tu cuerpo, como pasaba primero por el clítoris, luego por la entradita de tu coño, colándose dentro un poquito, como seguía por esa parte excitante que hay entre tu coñito y tu culo, como pasaba por encima de tu culo, sintiendo toda la entrada de él en mi lengua y como terminaba ese lametón al pasar por todas las zonas. Notaba como gemías y como tu cuerpo se movía entre mis manos y se iba abandonando al placer que sentía. Centré mi lengua en tu clítoris, jugando con él, mientras colaba uno de mis dedos dentro de ti. Mi saliva hacia ya tiempo que se estaba mezclando con tus fluidos y tu empezabas a notar como empezaban a chorrear por tus muslos. De vez en cuando yo lamía estos chorretones por tus muslos para devolverlos a tu coñito y que volvieses a notar como caían por tus piernas. Seguí centrado en tu clítoris, metiendo y sacando un par de deditos en tu coño empapado y poco a poco fui notando como te empezabas a tensar. Tu cuerpo se arqueó y tu espalda se tensó mientras tu no parabas de gemir y decir que querías mas, que no parase de hacértelo.
No tardó en llegarte el primer orgasmo, el cual yo recibí gustoso en mi boca. Tu te deshacías entre gritos y gemidos, pidiendo que te diese un respiro, que parase de mover mi lengua y mis dedos dentro de ti. Yo saboreaba tu cuerpo y tus fluidos mientras paraba lentamente. Pero yo no había tenido suficiente, quería mas de tu cuerpo. Me separé de ti y me tumbé en la cama. Tú, que me seguiste con la mirada sin moverte, permanecías a 4 patitas en el borde de la cama. Al verme tumbado delante de ti, lentamente fuiste gateando hasta llegar a mi, como una gatita. Cogiste mi polla con la mano y comenzaste a lamerla de nuevo. Me volví a deshacer de gusto al sentir como tu lengua volvía a empaparla, como tus labios apretaban cada centímetro de mi polla que cada vez estaba mas dura e hinchada. Giré mi cuerpo y lo coloqué entre tus piernas dejando mi boca a escasos centímetros de tu coñito de nuevo. Quiero hacer que te corras de nuevo, pero esta vez mientras tienes mi polla en tu boca. Sigo notando como mueves la boca y la lengua por todas las partes de mi sexo, tu saliva empieza a correr por mis huevos y mis muslos y eso me pone mucho mas cachondo. Entre tus bocanadas en mi polla yo empecé a comer la delicia que tienes entre las piernas. Escuchaba tus gemidos de placer mientras seguías trabajando mi polla con mucha dedicación. Yo seguía pendiente de tu clítoris, dándole un continuo masaje con mi lengua mientras varios dedos míos no paraban de entrar y salir de tu coñito. Fue inevitable que al ver de nuevo tu culo tan dispuesto comenzase a masajear también la entrada del mismo. Trasladaba con mi dedo parte de la mezcla de tus fluidos y mi saliva y lo iba rociando poco a poco para que se fuese empapando. De la misma manera iba mojando mis dedos para que estuviesen muy resbaladizos y entrasen con menor dificultad en él. Supongo que fue por eso y por lo que iba haciendo, pero cuando empezaste a notar mi dedo en tu culo al mismo tiempo que otro en tu coñito, mas mi lengua jugando en tu clítoris, un gemido mucho mas prolongado salió de tu boca a la vez que tu cuerpo se volvía a tensar. Ya no tenias mi polla en tu boca, pero la lamías por fuera, llenándola de saliva y moviéndola sin cesar con tu mano, al mismo tiempo que me pedías que no parase ante lo que tu cuerpo sentía. Yo, muy obediente, no solo no paré sino que además intensifiqué mis trabajos en tus dos agujeritos y tu clítoris, colando un dedo mas en cada uno de ellos, lo cual te hizo estallar de placer y darme la segunda corrida de tu coñito en mi cara entre gritos y gemidos que denotaban lo que estabas sintiendo en ese momento. Poco a poco tu cuerpo se fue relajando. Y aunque mi lengua había parado y había sacado los dedos de tu coño, mantenía un dedito dentro de tu culo. Notaba como se contraía y como dabas pequeños gemidos, mezcla y fruto del placer que todavía sentías en tu coñito por tu orgasmo y por el movimiento de mi dedo en tu culo. Por lo que pude comprobar, aquello te encantaba. Hacías pequeños movimientos con tu culo acompasando el juego de mi dedo, a la vez que hacías pequeños ruiditos mientras mantenías la cabeza apoyada en mi muslo junto a mi polla. Mi dedo entraba y salía perfectamente ya de tu culo un tanto dilatado y húmedo. Continuamos un rato así, jugando mientras tu no parabas de gemir cada vez más. Ya eran dos los dedos con los que jugaba en tu culo y cada vez entraban con mayor facilidad. Lo tenías muy mojado, y eso ayudaba a que mis dedos se deslizasen en tu interior con mucha facilidad. Comenzaste a lamer de nuevo mi polla mientras yo seguía jugando en tu culo, y no parabas de emitir pequeños gemidos. Me sorprendió ver como pasabas tu otra mano por encima de mi cuerpo y debajo del tuyo, la colaste entre tus piernas y empezaste a tocarte para mi. Era impresionante, te lo estabas haciendo tu solita mientras me lamías la polla y yo iba dilatando poco a poco tu culo. Aquella visión a escasos centímetros de mi cara me puso terriblemente cachondo y no aguanté más. Te cogí de las caderas para que salieses de aquella posición. Quería que te dieses la vuelta. Tu, lo entendiste a la perfección y en pocos segundos estabas sentada sobre mi, preparándote para recibirme al completo. Te abalanzaste sobre mi y comenzaste a besarme de una manera descontrolada. Eran besos tiernos pero también muy pasionales, muy fogosos. Nuestras lenguas jugaban la una con la otra, y nuestros labios, empapados por restos de saliva y de fluidos de nuestros cuerpos, bailaban entre si al compás de el resto de movimientos del cuerpo. Mis manos se habían perdido en tu cuerpo acariciándote, y tu tenias una mano en mi pecho sujetando el peso de tu cuerpo y no te como la otra me la cogía para colocarla en la entrada de tu coñito.
La sensación siguiente a aquello fue indescriptible. Acompañado por un largo gemido que salió de lo mas profundo de tu ser y de tu garganta, fui notando como mi polla se abría paso en tu coño lentamente. Ambos estaban completamente empapados, por lo que entraba con mucha suavidad. Yo, al igual que tu, estaba deshaciéndome de gusto al notar aquello. Era una mezcla de calidez, suavidad, humedad … Dios, era el placer en estado puro. Noté como poco a poco llegaba al fondo de ti, como estabas llena y como empezaste el movimiento contrario para sacarla de ti. Notaba tu sexo empapado y como caían tus fluidos por mi polla según iba saliendo de ti. Cuando estuvo a punto de estar fuera empezaste a meterla de nuevo en ti y de nuevo un gemido salió de lo más profundo de tu ser, sacando todo el aire que había en tus pulmones. Continuaste moviéndote cada vez mas rápido, repitiendo los movimientos de tus caderas, pero al mismo tiempo que tu cuerpo se arqueaba, se estiraba y se encogía. Mis manos se perdieron en tu cuerpo y lo acariciaban con pasión y sin demasiado control. Pasaban de tus caderas a tu culo, de tu culo subían por tu espalda, acariciaban tus tetas, pellizcaban tus pezones, colaba mis dedos en tu boca, volvía a tu culo y así siguieron por tu cuerpo incesantemente. Mientras tu ibas subiendo el ritmo progresivamente y tus gemidos se habían transformado en gritos de placer. Estabas corriéndote de nuevo pero esta vez tenías mi polla clavada entera dentro de ti. Notaba como la punta de ella tocaba el fondo de tu coñito y tu te convulsionabas entre gemidos y palabras ininteligibles. Al final te dejaste caer rendida sobre mi. Tu cuerpo sudoroso cayó sobre el mío y en ese momento no sentí nada mas que la necesidad de darte un abrazo. Todavía notaba las convulsiones del interior de tu coñito en mi polla y acariciaba tu pelo para que te relajases un poco. Pero todavía no había acabado contigo.
Sin moverte demasiado salí de debajo de ti, y me coloqué detrás de ti dejándote a 4 patitas. Tu pensabas que era eso lo que quería y expusiste tu coñito elevando tu culo y dejándolo a mi disposición. Pero no, eso te llegaría después. Te cogí de los hombros y te incorporé, dejándote apoyada sobre las rodillas pero con el cuerpo levantado. Me coloqué detrás de ti y coloqué mi polla entre tus piernas, buscando de nuevo la humedad de tu sexo, el calor y la suavidad de tu interior. Y lo encontré. Clavé mi polla hasta lo mas hondo de ti, arrancándote de nuevo un gemido interminable que me excitó terriblemente de nuevo. Comenzamos a movernos acompasados y de manera muy rítmica. Te tenía cogida por las caderas y colé mi mano entre tus piernas para acariciar tu clítoris. Estabas empapada y tus fluidos corrían por todo tu sexo de manera muy abundante. Colé mi cabeza bajo tu brazo y quedamos prácticamente con las caras unidas de lado. Comenzamos a besarnos de manera muy apasionada. Nuestras lenguas no paraban de jugar la una con la otra y mis manos estaban perdidas en ti, buscando tu placer, una en tu pecho y otra entre tus piernas, jugando al ritmo de nuestros movimientos. Rápidamente comencé a notar como tu cuerpo se descontrolaba. Dios, me encantaba esa sensación de ver como perdías el control, como tu cuerpo se convulsionaba fruto del placer y de otro orgasmo divino que estabas teniendo junto a mi. Yo no paraba de comerte la boca mientras gemías y te estremecías de placer, y poco a poco fui cesando mis movimientos entre tus piernas. Dejé que te relajases lentamente, que volvieses a recuperar el aliento. Mientras colé mi mano para coger mi polla y moverla de tu coñito a tu culo. Sentiste la presión en él y te sorprendió. Pero en vez de echarte atrás y poner pegas me ayudaste a colocarla bien y empezar a meterla con sumo cuidado para no dañarte. Cogimos un botecito de lubricante que había encima de la mesilla y lo dejamos caer de manera abundante por tu culito, con mi polla apoyada en su entrada pero sin entrar. Iba extendiendo el lubricante según iba cayendo y pronto tu culo y mi polla estaban empapados de él. Comenzaste a dejar caer tu peso sobre mi polla y yo noté como esta iba accediendo muy lentamente en ti. Tu excitación estaba muy alta. Movías tu culo haciendo pequeños círculos, para ir acogiendo mi polla sin que te resultase doloroso. Aunque íbamos con mucho cuidado y muy despacio, sentías como te quemaba a cada centímetro que tenías dentro de ti. Y eso, lejos de echarte atrás te ponía mas y mas caliente, deseándolo mas, pues lo estábamos haciendo con mucho mimo y al mismo tiempo sentías un gran placer por lo que estabas haciendo. Mi dedo se había perdido en tu clítoris y seguía masajeándolo a la vez que se colaba dentro de tu coñito de vez en cuando. Poco a poco fuimos metiéndola en tu culo, hasta que la sensación de dolor fue desapareciendo. Fue entonces cuando me dijiste que querías mas, que podía hacértelo mas fuerte. Y así fue como empecé a hacértelo. Poco a poco fui acelerando mis movimientos. Puse un poco mas de lubricante en mi polla justo antes de ver como desaparecía dentro de ti. La sensación era indescriptible. Notaba como deslizaba en tu interior y me provocaba un placer terrible. Tendría que controlar muy bien mis movimientos si no quería acabar antes de lo deseado. Tu mientras tanto no parabas de gemir y de tocarte, al mismo tiempo que me decías cosas que me ponían a mil. No podía aguantar mas y comencé a follártelo cada vez mas fuerte, mas rápido, mas intenso. Tu seguías diciéndome cosas y pidiéndome mas y mas. Quise disfrutarte mas e incliné tu cuerpo hacia delante dejándote de nuevo a 4 patitas delante de mi, pero esta vez tenías mi polla clavada en lo mas profundo de tu culo y así iba a seguir. La saqué entera de tu culo y pude ver lo dilatado que estaba. Aquello me excitó muchísimo, y para mi sorpresa tu cogiste tu culo con ambas manos y lo abriste, separando tus nalgas y ofreciéndomelo entero. Mojé de nuevo mi polla con el lubricante y la apoyé de nuevo en la entrada de tu culo, deleitándome con aquella magnífica sensación. Te cogí de la cintura y comencé a follarte sin control, sin medida. Tu gritabas presa del placer y me pedías que no parase, que querías mi leche en tu culo ya. Y aquello me volvía loco, sentía como mi placer aumentaba y aumentaba sintiendo como me subía esa sensación que ambos queríamos sentir. Pero no. No quería todavía aquello. Quería disfrutar mas de aquel hermoso culo que me brindabas. Así que controlando bien mis movimientos para no dejar de sentir el inmenso placer que aquello me proporcionaba, continué haciéndotelo durante algunos minutos mas. Finalmente te pedí que te tumbases boca arriba y levantases tus piernas. Así lo hiciste y dejaste abierto tu coñito y tu culito para mi.
Sin pensármelo mucho volví a meterla en tu culo, sujetándote de las rodillas al mismo tiempo que abría tus piernas. Tu coñito seguía empapado y brillaba mezcla de mi saliva, tus flujos y el lubricante que desbordaba tu culo. Aquella visión elevó mi excitación mas aun si cabía la posibilidad y máxime aun cuando vi como comenzaste a acariciar tus tetas y tu coñito con tus manos presa del deseo y de la locura que nos poseía a los dos en ese justo momento.
Yo sentía que no iba a aguantar mucho mas y tus gemidos ayudaban a que cada vez el clímax estuviese mas próximo, ya que seguías pidiéndome mas de la manera en la que tu sabes que me gusta y me excita. Ambos notamos como mis movimientos ya eran presa del descontrol, todo iba a ocurrir de manera muy precipita, pues a los dos nos llegaba un terrible orgasmo y lo íbamos a disfrutar juntos. Seguí follándotelo hasta que noté como mis huevos estallaban dentro de ti. Algunas gotas cayeron seguro dentro de tu culo, pero justo en ese instante la saqué para que todo cayese encima de tu cuerpo. Mis gemidos se volvieron gritos de placer en ese justo instante. El mismo en el que tu notabas como mi leche iba bañando tu cuerpo entero y gotas de mi caían por todo tu cuerpo. Lo notaste de manera intensa en tu coñito, que aun se convulsionaba presa del ultimo de tus orgasmos. Pero también lo notaste en tu tripa, tus tetas y hasta tu cuello.
Presa de la extenuación y del inmenso placer que sentía en ese momento me dejé caer lentamente sobre ti, me acerqué a tu boca y la besé con pasión y ternura. Me tumbé un momento a tu lado mientras tu me abrazabas y apoyabas tu cabeza en mi pecho. Permanecimos así un tiempo. No se sabe si fueron minutos, segundos u horas. Solo se que éramos felices por haber dado rienda suelta a nuestro deseo. Nos esperaba una ducha juntos. Quizás el agua recorriendo nuestros dos cuerpos desnudos hiciesen que nuestro deseo volviese a aflorar y necesitásemos más, pero eso será en el siguiente relato.