Mi fantasía
Ver rodeada a mi mujer con tanto hombre me daba mucho morbo era una de mis grandes fantasias.
MI FANTASIA.
Era sábado por la tarde. Mi mujer Julia acababa de cerrar la tienda y la recogí con el coche para dirigirnos a Barcelona, ya que habíamos sacado unas entradas para ir a ver el espectáculo de la sala Bagdad con el cual ella tanto había insistido.
Para esa ocasión Julia había escogido una falda larga negra con una abertura que le llegaba casi a la cintura y una blusa de color blanco que dejaba entrever un bonito conjunto de lencería Burdeos que le había regalado un viejo amigo.
Cuando llegamos a Barcelona, me dirigí con el coche al edificio Colon con la seguridad de que allí si encontraría aparcamiento fácilmente y así fue. Cinco minutos después ya estábamos en la puerta de la sala Bagdad esperando para pagar la entrada. En la entrada, dos matones nos miraron con cara de pocos amigos a la vez que le pegaban un repasito a Julia. Una vez dentro, una sala con una luz muy tenue nos dejaba entrever varias mesas pobladas de individuos salidos que estaban celebrando la despedida de soltero de algún amigo. Nos sirvieron unas copas y empezamos a ver el espectáculo.
De repente los actores un hombre de unos cuarenta años y una chica de unos 20 bajaron del escenario en busca de alguna presa fácil. Después de pasar varias veces por nuestro lado, aquellos actores se detuvieron en la mesa que teníamos a nuestra izquierda y que correspondía a un pequeño grupo de cinco amigos que al parecer estaban celebrando una despedida de solteros. Al instante cogieron al que al parecer era el futuro novio y lo subieron al escenario para realizar la típica broma que a todos nos han explicado, es decir, poner cachondo perdido al futuro novio. A todo esto y debido a la proximidad de las sillas, Julia se había puesto a hablar con dos chicos de aquella mesa y al parecer habían congeniado muy bien porque no paraban de reír del pobre chico que habían subido al escenario, al cual habían dejado en calzoncillos con una erección que no paso desapercibida por Julia, quien por un instante dejo de reír para intentar percibir el tamaño real de aquel bulto.
Toda la noche prosiguió como estaba previsto, tomando copas y viendo el espectáculo, hasta que llegadas las tres de la mañana finalizo y se encendieron las luces del local. Aquellos dos chicos aprovecharon la excusa de la luz para presentarse a Julia al tiempo que veía como el resto de compañeros la miraban de arriba a abajo con caras un poco sospechosas.
Julia me los presentó a mí y finalmente nos acabamos presentando todo el grupo al tiempo que cogíamos las chaquetas para salir a la calle. Una vez allí, y cuando creía que nos íbamos a despedir uno de ellos propuso ir a un local nuevo que al parecer acababan de abrir hacia unos días y que estaba realmente cerca. Esa invitación fue extensible también a nosotros, y fue Julia quien la acepto antes de que yo pudiera ni mencionar palabra. Empezamos a caminar todo el grupo junto. Julia se adelanto y se puso a charlar con los dos chicos con los cuales más había conversado en la sala, y yo me quede en el segundo grupo en el cual estaba el futuro novio con el cual estuvimos charlando de lo sucedido en el escenario.
Ya estábamos cogiendo un buen ritmo en el paseo cuando me di cuenta de que habíamos llegado. La sala se llamaba Caipirinha y estaba ambientada en algún lugar tropical.
Al fondo del todo pudimos encontrar una mesa grande y un sofá a su alrededor en el cual nos pudimos sentar los siete. A nuestra derecha quedaba una pequeña pista de baile que a esas horas estaba desierta. Nos pedimos un combinado y los dos chicos salieron a bailar invitando a Julia quien se lanzó a la pista. Allí estaban los tres bailando. Aquellos chicos no hacían más que pasarse a Julia al son de la música mientras aprovechaban cada movimiento para sentir el contacto de mi mujer contra su cuerpo. Esto al parecer le debía gustar bastante a Julia ya que no paraba de reír al compás de un ritmo endiablado que hacia que su cuerpo y en especial sus grandes senos se movieran de forma muy provocadora que volvía locos a aquellos chicos.
Mientras los otros tres chicos y yo les mirábamos y charlábamos del espectáculo que habíamos visto, hasta que uno de ellos me dijo que se iban a ir al piso que tenia uno de ellos a tomar la ultima copa. En ese momento sentí que aquello era una peligrosa invitación sin embargo acepte a la primera sin tan siquiera comentárselo a Julia, la cual fruto del combinado y las consumiciones anteriores estaba como se diría vulgarmente con el puntillo subido.
Pasado un cuarto de hora dejaron de bailar y vinieron a sentarse donde estábamos nosotros, momento en el cual aprovechamos para comentarles lo de la ultima copa. Julia me miro con cara de preocupación al tiempo que aquellos dos chicos daban un grito de alegría, intentando presagiar lo que en pocos instantes iba a suceder.
Cogimos dos taxis y nos dirigimos hacia el barrio de sants. Entramos en un portal antiguo, y subimos hasta el cuarto piso. Allí nos encontramos en un piso bastante bien amueblado que al parecer era el futuro piso del novio. Fuimos al salón y allí nos sentamos en un gran sofá que había de 5 plazas, quedando Julia sentada entre los dos chicos que la protegían toda la noche. De mientras el novio, con el cual yo había estado charlando toda la noche quiso enseñarme el piso, así que tuve que dejar a Julia a merced de aquellos cinco chicos que cada vez la miraban con mas deseo, y acompañar al novio por toda la estancia observando todo el piso. Aquel chico debía tener unos 28 años y todos sus amigos rondaban más o menos esa edad a excepción de un cuarentón que al parecer era compañero de trabajo y un chico que debía tener unos veinte años, hermano pequeño del futuro novio, y uno de los protectores de mi mujer.
Pude comprobar entre otros detalles que el dormitorio tenia una cama enorme de esas bajitas que se fabrican hoy en día y tanto en el cabezal como los pies estaban presididos por unos grandes espejos.
Yo, inocente de mí, estaba muy tranquilo con esa visita turística en el piso del novio ya que estaba pendiente de oír a Julia decir algo y salir corriendo hacia el salón, sin embargo no escuche nada en ningún momento y eso me tranquilizo. Señal de que estaba todo en orden. Pensé yo.
Seguimos viendo el resto de las habitaciones y al salir al pasillo principal me alarmo un gemido que procedía del salón. Nos dirigimos hacia allí, y cual fue mi sorpresa cuando vi a Julia sin la parte de arriba de la camisa y sin el sujetador, sentada en una silla y mamando las pollas de aquellos dos chicos mientras los otros tres se masturbaban esperando su turno.
Allí me quede de pie, perplejo ante lo que estaba viendo al mismo tiempo que Julia me saludaba con una cara de satisfacción mientras succionaba la polla del chico joven.
Mira que putita tienes como mujer, me dijo., con lo cual el resto de chicos se dieron cuenta de la aceptación del juego y se abalanzaron sobre ella quitándole el resto de ropa que llevaba y magreandola por todos lados.
Ya estaban todos en pelotas con sus pollas durísimas rodeando a Julia, que estaba de rodillas en medio del salón comiéndose las pollas de aquellos tíos de dos en dos al tiempo que con las manos masajeaba otras dos pollas.
Vi como el novio la cogía por la cintura y la levantaba quedando su chochito completamente al aire en una visión trasera que duro muy poco , ya que la boca de aquel chico me tapo por completo la visión del coñito de muy mujer y mientras ella no perdía el tiempo y seguía con sus labores a aquellos cuatro chicos.
En ese momento pude comprobar como el cuarentón sacaba de un cajón una caja de preservativos y los repartía a cada uno de ellos.
Se oyó una voz: El primero que se lo ponga, se folla a esta putita.
No termino de decir la frase, que ya estaba yo con mi polla metida en el conejito de mi mujer pegándole en una de sus nalgas mientras me la follaba al tiempo que les decía a todos aquellos chicos que todos tendrían la oportunidad de follarsela pero que la estrenaba yo.
Julia estaba muy cachonda y su conejito así lo demostraba soltando cada vez mas jugos. Después de unos minutos follandomela, saque mi rabo de su conejito y me senté en un sillón para ver el espectáculo. Aquel tío mayor, tenia una polla no muy larga pero sí muy gorda. La encaro en las puertas de la vagina de ella y dio un golpe que hizo gritar de placer a Julia. Dos segundos después, aquel misil entraba y salía de su vagina a una velocidad infernal que hacia que las piernas de Julia flaquearan y dos de los chicos la mantuvieran de pie sin que ella pudiera moverse apenas, ya que estaba completamente fuera de control debido al placer inmenso que sentía al ser tan y tan puta.
Cinco minutos después aquel tío sudoroso, saco su polla del coñito de mi esposa y se sentó a mi lado para descansar, al tiempo que tomaba el relevo el chico joven, el cual tenia una polla mucho más normalita pero su juventud le permitía culearla a mas velocidad cosa que ella agradeció con diversos orgasmos que pudieron observarse al sacar aquel chico su polla del agujerito de Julia y salir sus jugos a chorro mojando todo el suelo.
Entonces el novio y otro chico la cogieron del brazo y se la llevaron a la habitación que me habían enseñado anteriormente
Dejaron la puerta del dormitorio abierta con lo cual desde mi posición en el sofá podía ver los pies de la cama perfectamente y como no todo lo que en ella sucedía. Pude ver como el novio se tumbaba boca arriba en ella e inmediatamente vi a Julia ponerse de pie encima de él y quedando de cara hacia mí. Vi como me miraba al tiempo que empezaba a flexionar sus muslos para quedar ensartada por una polla de un buen tamaño completamente erecta. Cual fue muy sorpresa, cuando de repente apareció el otro chico en medio y pude ver como se disponía también a fusilar el coñito de mi mujer con su nabo. No podía creer lo que estaba viendo. Se estaban follando el conejito de mi mujer los dos chicos a la vez. Desde mi posición se veía perfectamente el conejito completamente dilatado de Julia y atiborrado de polla hasta el final. A ella ya solo la oía gemir de placer completamente extenuada. Así la tuvieron más de 10 minutos hasta que los dos chicos se corrieron llenando sus gomas de gran cantidad de leche que derramaron en las tetas de Julia a petición de ella. Mientras tanto y cuando ya creía que habían terminado, pude ver como otro chico y el cuarentón ya estaban en la habitación a la espera de su turno.
El cuarentón cogió a Julia por las caderas y dejándola a cuatro patas en la cama, se lamió un dedo y lo introdujo en el ano de Julia, la cual protesto enérgicamente. Aquel tipo sabia lo que hacia y utilizo al segundo chico para que le diera de mamar su polla y así mantenerla calladita. Pude ver como aquel tipo sacaba un recipiente de un armario, resulto ser vaselina, y uno el ano y su enorme polla con ella mientras Julia seguía mamando aquella nueva polla, a sabiendas que aquel misil le iba a llenar el culo en pocos instantes. Y así fue. Pude ver como aquel capullo brillaba, fruto del producto que se había untado. El culito de Julia esta más salido que nunca y aquel misil estaba preparado para penetrar en su culito.
Empezó poco a poco hasta conseguir introducir su prepucio dentro del agujerito estrecho de Julia, la cual se encontraba completamente extasiada y se dejaba hacer de todo. Poco a poco aquella polla fue percutiendo el culito de Julia, la cual ya no ofrecía resistencia a ese invasor, al contrario, empezaba a mover sus caderas exigiendo cada vez un poco más de carne en su interior. Cinco minutos después, aquel tipo gimió profundamente al tiempo que llenaba el culo de Julia de un chorro de semen caliente que hizo explotar a Julia en un orgasmo interminable.
La pobre hizo el comentario de que ya no podía más y los demás chicos la respetaron, exigiendo tan solo que ella ofreciera su boca para satisfacerles una ultima vez. Ella, sonrió, se relamió y volvió a empezar con el recital de mamadas, que acabo en un baño de semen que ella nunca olvidará.