Mi familia numerosa 8

Como en la fiesta de cumpleaños de mis hermanas gemelas, mi prima Assa me quiere quitar la virginidad, pero con la trampa que le hicimos el grupo, es ella la que sale perdiendo y mi hermana Sabina ganando.

Como en la fiesta de cumpleaños de mis hermanas gemelas, mi prima Assa me quiere quitar la virginidad, pero con la trampa que le hicimos el grupo, es ella la que sale perdiendo y mi hermana Sabina ganando. También quiero darles las gracias a los que me siguen animando, para que siga contando, esos momentos de mi vida, esperando no defraudarles con lo que esperan de nosotros.

Mi familia numerosa 8

Pino me ayudo a limpiarme, y terminamos dándonos un buen morreo. Mientras los demás estaba terminando de comer.

Nos besábamos con pasión, sintiendo el cariño del uno por el otro, cuando abrieron la puerta de la habitación, entrando Sabina medio cabreada por lo ocurrido abajo, pero al vernos abrazados y besándonos, se le acabo todo y nos sonrió.

Veo que no pierdes el tiempo, Cessaer. Me dice ella, acercándose a nosotros.

La mirábamos los dos, sonriendo. ¿Te hizo enojar Assa? Le pregunte.

Siiii... ufff me puso, que me dio ganas de tirarle por los pelos. No lo hice, para no formar un escándalo por los invitados, pero ganas no me faltaron. Mira que seguir fastidiando, para llevarte al huerto y quitarte la virginidad a ti. Pero me gusto lo que le hizo mama, le puso a Aralia al lado, dejándola callada y cortada, para que aprenda que no se juega con la familia, y menos sabiendo lo nuestro.

La verdad que es un poco egoísta en eso, nos dice Pino, pues no se corta en querer mandar ella y hacer que el pobre Cessaer, pierda su virginidad con ella, que quiere estrenar a todo macho de la familia, y además ser ella la primera.

¿Porque dices eso Pino? Le pregunte intrigado.

Ah tu no sabes que tu hermano Arturo, la perdió con ella. Me dice Pino.

Nooo... le dijimos los dos.

Bueno, dice Pino, la mayoría de los chicos, tanto de la familia como los amigos, han perdido su virginidad con ella, por eso tendrá metido en la cabeza, que tu no vas a hacer menos que los demás, y que Sabina no se va a llevar, un pimpollo como tu. Por eso estará haciendo todo lo posible, para hacerte caer en sus redes. Es como una vampiresa, que en vez de alimentarse de sangre, se alimenta de chicos vírgenes.

Ahora entiendo ese empeño por parte de ella, dice Sabina. Pero a mi hermanito mellizo, esa lagarta no se lo lleva. Queremos hacerlo simultaneo los dos, y estamos de acuerdo de en ello. ¿Verdad Cessaer?

Siii... claro Sabina, eso lo tenemos más que hablado, y no tiene vuelta atrás por nuestra parte, pues ambos lo deseamos.

Claro mis niños, así es, seguir unidos hasta en lo más hermoso, que es el amor. Nos dice Pino, mirándonos muy orgullosa, a la vez que acerca nuestros cuerpos al suyo, en un abrazo muy tierno cargado de afecto.

Nos besamos los tres en los labios, sonriendo por la unión que teníamos, y el compañerismo de Pino, siempre por ayudarnos en nuestra tarea, de cumplir esa promesa que nos hicimos.

Ahora vendrá lo más seguro Assa, tratando de llevarme a sus redes, engatusándome con lo mujer que es, y sabemos que lo es, pues es muy bonita y tiene un cuerpo precioso, pero nosotros no estamos de acuerdo que sea ella la primera, ya que queremos que seamos nosotros mismos los que lo hagamos juntos, siendo nosotros uno a otro, quien le haga experimentar ese momento, y los dos juntos romper nuestra virginidad. Solo de pensarlo, lo veo muy hermoso y estaré encantado de compartirlo contigo Sabina.

Lo se cielo, yo también estoy encantada de hacerlo, y creo que sera lo más hermoso que podamos tener en estos momentos, uno del otro.

Pues claro, sera muy bonito ya lo veréis, es como un sueño, pero si encima lo hace uno con la persona que ama, es maravilloso. Me alegro mucho por ello mis niños, nos dice Pino muy contenta, dándonos una lluvia de besos a cada uno en los labios. Sabéis que me gustaría mucho, junto con vuestra madre, el poder ver ese momento.

Lo sabemos Pino, y estamos de acuerdo en estar con ustedes, cuando eso vaya a ocurrir.

Gracias... nos dice Pino, cayéndole unas lagrimas de sus ojos y corriendo por su mejilla. A las cuales besamos los dos uno por cada lado, saboreando su sabor salado y la ternura de ese momento.

En ese momento volvieron a abrir la puerta, esto en vez de una habitación ya parecía el metro, de tanto abrir y cerrar la puerta. Era nuestra madre, que venía un poco enfadada también, y nos imaginábamos el porque de aquello.

Esta chica no se que diablos pretende, venía protestando mi madre.

Si lo sabemos mama, pues Pino nos acaba de decir, lo que le pasa a ella. Contándole Sabina, lo que pasaba con Assa.

Pero que se cree ella, a mis mellizos tratarlos como si fueran una apuesta, esto no queda así. Nos dice gesticulando los brazos a un lado y otro, y echando chispa por los ojos, del cabreo que tenía.

Mama tranquila, le digo yo, acercándome a ella y abrazándola por la cintura. Nosotros estamos pensando un plan, para que no se vuelva a meter más con nosotros. Desde el comedor lo llevamos meditando, y ahora con Pino tratábamos de llevarlo acabo, pero como has venido tu también, pues lo meditaremos y planearemos entre los cuatro, ¿te parece bien?

Siiii... claro, no faltaba más. Tus tíos la tienen muy consentida, y creo que debe de tener un escarmiento, para que no vaya pisando a todos, como si ella fuera la reina. Estas fueron las palabras de mi madre, a las que todos asentimos con la cabeza.

¿Cuando esta previsto que venga ella? Me pregunta Pino.

Bueno quede con ella después de una hora, cuando estábamos comiendo el postre, así que no tardara mucho en venir, eso espero, pues con las cosas que han pasado no se si al final vendrá.

Ya veras que si, dice Pino, ella pretende por todos los medios de conseguirte, va su reputación en juego, además que se lo ha dicho según me entere a algunos amigos, que le iba a quitar el pastel a Sabina en su cara. Pues los oí hablando cuando llego, con Vicente y Emilio, cosa que me fastidio un montón, y por ello estaba pendiente de Cessaer, para que no cayera en sus garras.

Gracias Pino, le dice mi madre. Nosotros somos ahora como una hermandad, nos apoyaremos unos a otro, para seguir con el plan que tracemos, como los cuatro mosqueteros, dice riendo.

Todos reímos por la ocurrencia de mi madre, pero tenía razón en todo, así que teníamos que planear rápidamente lo que hagamos.

Pino, cierra la puerta con llave, para si llega y quiere entrar, que tenga que tocar. Dice mi madre. Así nosotros tenemos tiempo de sobra de escondernos, y hacerle la jugarreta. ¿Estamos de acuerdo?

Siii.. dijimos todos a la vez. Pino fue a la puerta y le puso el cerrojo, viniendo otra vez a donde estábamos en medio de la habitación.

Bueno, tengo una idea, dice mi madre.

¿Cual? Preguntamos.

Ella vendrá como una leona en celo, entonces aprovechas tu Cessaer, para engatusarla tu, y no ella a ti, dile que quieres ya hacerlo, pero que te gustaría de una forma especial, …

Siguió contando el plan, que teníamos que llevar acabo, estando todos de acuerdo en el, y poniéndolo en marcha rápidamente, antes de que viniera ella.

Pino, mi madre y Sabina salieron corriendo de la habitación, llegando al poco rato Pino de nuevo, con una bolsa de plástico con varias cosas dentro.

Toma, aquí esta todo Cessaer, me dice, a la vez que me da la bolsa y se va corriendo, disparada otra vez hacía la puerta y desapareciendo de mi vista.

Miro la bolsa, quedándome satisfecho con lo que veía, para llevar el plan a buen fin.

No paso mucho rato, que tocaron a la puerta. Me dirigí a ella abriéndola y encontrándome con mi prima Assa, delante de mí.

¿Estas solo? Me pregunto.

Si, pasa. Le dije echándome a un lado de la puerta y dejando la entrada libre, para que pudiera atravesarla.

Ella entro muy decidida, moviendo las caderas muy provocativamente, con una sonrisa picara y mojándose los labios con la lengua, como una gata cuando se lame después de tomar leche. Me imagino lo que estaría pensando, pues se le veía cada vez más contenta de estar allí. Se sentó en mi cama, mostrando casi toda su pierna descaradamente, hasta dejar ver un poco el principio de sus bragas, en medio de las piernas, pues con disimulo se había levantado un poco más de la cuenta su mini, cuando se sentó. La verdad que eran unas piernas preciosas, las tenía morenitas del bronceado que tenía, eran largas y bien formadas, indiscutiblemente una tentación para un chico de esa edad. No dejaba de mirarlas, y ella se daba cuenta, las movía abriéndolas y cerrándolas, llamando más mi atención y tratando de excitarme más, además con los movimientos la falda se le iba subiendo más.

Estaba preciosa, con la blusa que tenía, dejando ver sus encajes y el sujetador que encerraba sus grandes senos. Se había vestido a conciencia, para que le gustara y así poder llevar acabo su plan, el quitarme mi virginidad.

Ella me sonreía, a la vez que con sus dedos desabrochaba un botón más de su blusa, mostrando un poco más de sus pechos. Se le podía ver el sujetador y parte de los pechos, se le notaba que estaba excitada, pues destacaba en medio de ellos los pezones, marcando su tamaño y la diferencia de color con el resto de su busto. Estaban grandes, y parecían que iban a romper el sujetador, se veían oscuros. Jooo... la verdad que mi prima estaba para comérsela, y quería aprovechar antes de hacer el plan aprovecharme de ello.

¿Te gusto como estoy, Cessaer? Me dice con una vocesita dulzona y mimosa. Se le veía venir, que me quería seducir lo antes posible, antes de que viniera alguien y le estropeara su plan, el cual ya lo sabíamos todos.

Siii... me gustas mucho, eres una mujer preciosa y me gustaría mucho hacer el amor contigo. No le estaba mintiendo, lo que no dije, es que ella fuera la primera.

Me acerque a ella despacio, mirándola bien de arriba abajo, para darle más animo de que iba por el buen camino, aunque la verdad que me estaba costando mucho. Tenía delante de mi, una de las mujeres más bonita que había visto en mi vida. Pero tenía que sacar mucha fuerza de voluntad, si quería llevar acabo ese plan, que habíamos trazado. Desnudémonos, me dice ella picaramente. Se puso a quitarse la ropa despacio, haciéndome un bonito streptess muy seductor. Se fue desabrochando la blusa, botón a botón, mientras me sacaba la lengua y me tiraba besos, dejándome ver un sujetador de encaje muy bonito, casi transparente, que mostraba sus pechos con bastante detalle. Abierta la blusa se la saco despacio, y dándole vueltas en el aire con su mano, me la arrojo a la cara. Ufff madre mía.. me estaba poniendo como un burro, de la hinchazón que estaba teniendo en el pantalón. Se puso a bailar haciendo giros, y regalándome una danza erótica, la cual se le daba muy bien, se veía que lo había hecho con frecuencia. Se puso delante de mí otra vez, y comenzó a desabrocharse el sujetador por detrás, y agarrándose las copas para que no se quedaran los pechos desnudos, fue bajando estos con movimientos de su figura adelante y hacía atrás, poniendo en sus labios la lengua que la pasaba de un lado a otro de la boca, mojándose los labios con su saliva, y haciendo vibrar su punta en medio de la boca. Tiro rápido por el sujetador, lanzandomelo a la cara también, y dejando sus pechos al descubierto, los cuales saltaron, moviéndose arriba y abajo como un resorte a la gravedad. Mi mirada estaban fijos en ellos como hipnotizados, de esos movimientos, mientras ella reía al ver mi expresión. Giro su cuerpo una vuelta completa, dejándome ver su desnudez, de ese medio cuerpo que veía con lujuria. De frente a mi otra vez comenzó de nuevo, con el streptess, desabrochándose el botón de la minifalda, y bajándose la cremallera a la vez que me miraba sonriendo, al observa el bulto que estaba marcando en los pantalones. Con movimientos de caderas iba desplazándose la falda por sus muslos, en dirección a los pies, mientras se cogía con las manos los pechos, estrujandoselos con sus manos y chupándoselos con sus labios. La verdad que cada vez me estaba poniendo más loco, y ya estaba dudando si me podría parar llegado el momento. Al irse bajando la falda, fue dejando ver unas bragas blancas de encajes, haciendo juego con el sujetador, muy bonitas y bastantes transparente, dejaba ver su rajita rosadita, coronada por un pequeño mechón de pelos rubios, muy bien cortados, como ya había visto otras veces, pero nunca con ese arte me lo había enseñado. Al final callo la falda a sus pies, con maestría como un jugador de fútbol, me la lanzo hacía mi cara. Con las manos la atrape en el aire, antes que me diera en ella, como había hecho con todas las prendas que me había lanzado, las cuales las iba reuniendo a mi derecha en la cama. Volvió a darse otra vuelta completa, moviendo su culo y sus caderas con descaro, dándome una bonita visión del espectáculo que me estaba dando. Diosss... ya tenía dolores en el pene, de la estrechez del pantalón, el cual me estaba matando. Estando de frente de nuevo, comenzó a mover las caderas, como un columpio pero lateralmente, y con los dedos indice se agarro el elástico de ellas, comenzando a bajarlo y subirlo poco a poco, demorando ese momento de despojarse dicha prenda. Se volvió a girar, mostrándome esas nalgas que tenía tan hermosas, a la vez que se inclinaba hacía adelante, para ponerme delante de mis ojos un mejor plano de su culo.

Yo no se como estaba aguantando, de no tirarme encima de ella, y violarla allí mismo, que era lo que ella pretendía en ese momento. Despacio se fue bajando la braga muslos abajo, dejando cada vez asomar más su nalgas desnudas. Ella a ratos giraba la cabeza hacía atrás, para ver que hacía yo, al ver su sonrisa de triunfo por el abultado de mi pantalón, y la cara de lujuria que tenía en aquel instante. Al final después de un rato de subirla y bajarla, se despojo de ella, y como habitual como sus otras prendas, me la lanzo de una buena patada. Se dio varias vueltas, danzando muy animada, y acercándose a donde yo estaba. Yo me había levantado para ir a su encuentro, nos pegamos uno al otro, apretando nuestros cuerpos con un abrazo bien fuerte. Ella me había sujetado por la cintura y por la nuca, trayendo mi boca hacía ella, para fundirnos en un apasionado beso. Yo la tenía sujeta por sus nalgas, y por la espalda, atraiéndola también hacía mi, se notaba que los dos estábamos ansiosos por acariciarnos. El morreo que nos estábamos dando era grande, nos comíamos uno al otro, enredando nuestras lenguas, mordiéndonos nuestros labios, con jadeos y susurro de monosílabos prolongados. Umm... ufff.. ahhh.. siii... nuestras caricias eran por todo el cuerpo, aunque ya los habíamos explorados otras veces en la piscina o en el lago, no era lo mismo aquí en este momento, estábamos solos, y podíamos a conciencia recrearnos en nuestros cuerpos, acariciar cada parte de el con detenimiento, sobre todo sus pechos, que me traían loco, eran duros, grandes, con esos pezones que parecían que se clavaban en mis manos, de lo duro que estaban. Deje de besarle la boca y me fui a ellos, ufff … madre mía, me supieron a gloria, cuando los tuve cogido en mis labios, pasándole la lengua sobre ellos y chupándolos, como si me fuera la vida en ello. Ella gemía mucho, se notaba que estaba muy excitada y la caricia en los pezones, le subían más su pasión. Me hizo recordar a Pino, que le encantaba que se los chupase, pudiendo llegar a un orgasmo con ello.

Assa era de esas mujeres muy ardientes, con una sensibilidad en sus pezones muy grande. Al conocer eso mejor, aproveche para llevarla más al limite de su orgasmo, pero sin dejarla llegar. Ella suspiraba y murmuraba: siii... siii... siguee... mientras yo jugaba con sus pezones, metiéndomelos en la boca y chupándolos. La mano izquierda le comencé a acariciar su muslo derecho, lo tenía suave, cálido, continué por el hacía arriba, escalando su pierna con caricias tiernas, ella se apretó más a mi, se veía que le gustaba lo que le hacía, el chuparle los pezones y que le fuera acariciando el muslo por su parte interior, subiendo hacía su pubis. Llegue a tocar su almejita, estaba húmeda, los labios hinchados, y muy excitada, con el toque un gran suspiro salio de su boca. Ahhh... su pierna derecha se enredo con la miá, queriendo sujetarme con ella para que no me fugara, tenerme bien pegada a ella. Con el dedo indice fui acariciando su rajita, de abajo arriba, hasta tocar el clítoris. Estaba hinchado, saliente, al contacto de mis dedos, unos temblores le dio la señal de ese momento, suspiraba, jadeos sonoros dejaban salir por su boca, ahhh... ufff... siii.... sigueeee.... mássss... eran sonidos que me decían que estaba a punto, y era hora de llevar acabo nuestro plan, pues si tardaba más, posiblemente no aguantaría.

Assa, le dije, quisiera que este momento, por lo que significa la primera vez para mi, que me dejaras también cumplir un deseo que tengo, pues es algo especial, quiero que me dejes dominarte, que yo sea quien dirija ese momento tan deseado, y que tu solamente te dejaras hacer.

Ella en ese momento, se quedo mirándome dudando, pues no sabía a que me refería.

Te explico, comencé a decir despacio, a la vez que alargaba la mano, hacía la bolsa que tenía al lado. Saque las cosas, y las puse encima de la cama. Había unas cuerdas pequeñas de varios colores, y unos pañuelos también de diferentes colores.

Ella miro aquello asombrada, no daba créditos a sus ojos, dejando ver una incógnita en su mirada. ¿Que pretendes con eso? Me dice con los ojos abiertos como platos y temblando un poco, no se si de placer o de miedo.

Quisiera sujetarte con ellas, para yo tener el pleno dominio de ti, y no puedas negarte a nada, como regalo que me harías por llevarme mi virginidad, yo también quisiera llevarme de ti, un dominio total de tu cuerpo, dejándome hacerte lo que yo quiera. ¿Te parece bien?

No se... nunca me han atado, y tengo miedo de ello.

Bueno mejor entonces, es la primera vez en algo para cada uno, le dije tratándola de convencerla. Además si por alguna razón no te gustara lo que te hiciera, podrías decírselo a mi madre, para que esta me pene o me castigue, pero seguro que te va a gustar, pues tratare de que goces como nunca lo has hecho. ¿Estas de acuerdo?

Vale, confiare en ti, y espero que cumplas eso que has dicho, que pase un momento de goce muy grande, como nunca lo he sentido.

Tumbate en la cama, boca arriba con las piernas y los brazos abiertos, en forma de X.

Ella se tumbo, mirándome a los ojos con un poco de miedo y tensión, no le hacía mucha gracia, pero quería experimentar aquello que nunca había hecho, y de paso sentir como me entregaba a ella mi virginidad, en un momento y unas circunstancias un poco extrañas y excitantes.

Le agarre un brazo y con una de las cuerdas se lo comencé a atar, tratando de ver que no se pudiera soltar, con un poco de disimulo, para que ella no se diera cuenta. Así fui haciendo cada una de las extremidades, mientras ella me miraba lujuriosamente a la vez que con temor. Pegaba su cuerpo a mi, acariciándome mientras yo la ataba, parecía que le estaba gustando el juego.

Te gusta mi cuerpo Cessaer, me decía con voz melosa, moviéndose como una serpiente, de un lado a otro.

Al final la tenía bien sujeta, y comencé a desnudarme, mientras ella me miraba, con los ojos de deseo y pasión. Quería que comenzara el juego, estaba muy mojada, y una linea brillante salía de raja, estaba lubricando flujo fuera de ella, eso quería decir que tenía que estar por dentro inundada, preparada para lo que le venía encima.

Yo me puse a bailar también como lo hizo ella, para quitar tensión y se relajara más. Ella sonreía, se ve que estaba haciendo el efecto que yo quería, y mi madre me dijo.

Una vez que me desnude completo, me puse a su lado sentado en la cama, y con las manos le comencé a acariciar el cuerpo, como me había enseñado Pino, desde la cabeza a los pies, sintiendo cada vez más en ella, la pasión que la estaba consumiendo.

Ufff... diosss... ¿donde has aprendido a hacer esto? Me dice delirando del placer que sentía, pues en ese momento le estaba comiendo los pezones, como un desesperado.

Siiii... Cessaer... mas... mas... tiraba de las cuerdas tratando de agarrarme, pero no podía llegar, y yo le chupaba con más intensidad.

Ahora quisiera que pases como a otra dimensión, le dije.

¿Que quieres hacerme? Me pregunta asombrada, pues ya no sabía que más le podría hacer para que disfrutara ese momento.

Te vendare los ojos, y sentirás por cada poro de tu piel, todo lo que te vaya haciendo. Es una sensación muy grata, te hace sentir lo imaginable con una percepción única e inalcanzable de otra forma, por el desarrollo en esos momentos de tus sentidos, sobre todo el tacto en tu piel, y me darás las gracias después por ello.

Ella me miraba asombrada, no esperaba eso de mi, las enseñanzas que habíamos tenido de Pino y mi madre, para algo servía en aquellos momentos, pues yo lo hacia con los ojos cerrados, pero a ella no se lo podía hacer por si lo habrías en algún momento, descubriendo nuestros planes.

De acuerdo, estoy deseando sentir todo eso que dices. Me dice Assa mirándome muy intensamente. La verdad que cada vez me sorprendes más, ¿seguro que eres virgen y no has estado haciendo el coito con ninguna?

Si cierto, el coito no lo he hecho todavía, por esa parte puedes estar tranquila, soy virgen, aunque esas sensaciones que te he dicho si las he experimentado, pero sin llegar al coito. Me incline sobre ella, poniéndole la venda en los ojos, y diciéndole: Ahora voy a poner un poco de música, así sentirás mejor, pues la música te ayudara a relajarte, si estas tensa en estos momentos y puedas sentir con más intensidad. Diciendo esto, fui al aparato de música fue todo una, puse un disco de Eros Ramazzotti en la canción Libertad libertad, que me gustaba mucho, fue un éxito del año anterior de 1986, que se ponía mucho en mi casa, pues a mi madre le gustaba, y como es normal, nosotros cogimos recortes de ella.

Al empezar a escuchar la música, Assa se fue relajando, y su respiración se hizo más tranquila, aunque se le notaba la excitación del momento y lo oculto, al no poder ver lo que yo estaba haciendo, ni lo que le iba a hacer.

En ese momento se abrió la puerta de la habitación, muy despacio para no hacer ruido y no se oyera quien entraba. En la puerta aparecieron cinco personas, las tres de antes (Sabina, mi madre y Pino), mi hermano Arturo, y mi hermana Aralia, que venía de la mano de mi madre. Ella me miro sonriendo, por la sorpresa que le habíamos preparado, mi madre le había dicho que subiera con ellas a mi habitación, que yo le quería dar una bonita sorpresa, pero que tenía que permanecer callada, hasta que nosotros se lo digamos. A Arturo le dijo mi madre, que tenía que hacerse pasar por mi, para que Assa no se enterara.

¿Que haces? dice Assa, preocupada por el tiempo que pasaba y no notaba nada.

Yo le indique a ellas, con el dedo indice en los labios, de silencio.

Estoy contemplándote Assa, lo bonita que eres. Le dije para tranquilizarla.

Gracias, me dice ella, pero quisiera sentirte en mi cuerpo.

Tranquila, tenemos tiempo de sobra, además voy a cerrar ahora la puerta, para que así nadie nos moleste.

Si, gracias, es lo mejor. Dice contenta.

Me acerco a la puerta y la cierro con un poco de ruido, para que ella lo oiga bien, y después me acerco a Aralia y le digo en el oído: Ahora te toca a ti cielo, has con ella lo que quieras, es toda tuya mientras nosotros te miramos.

Ella se queda un poco cortada, pues no le gustaba eso entre tanta gente, era un poco tímida en ese sentido, pues estaba comenzando a conocer la sexualidad con Mercedes, pero no había tenido mucha experiencia, y menos en grupo, pues nunca lo había hecho.

Mi madre al ver la indecisión de ella, la agarro de la mano y la llevo al lado de la cama, y cogiendo su mano la puso encima de la cara de Assa, y la fue deslizando por ella, mientras mi hermana la miraba con una ternura emocional, pues le gustaba mucho Assa.

Le soltó la mano y le indico, que siguiera ella, cosa que ya hizo tranquilamente y con iniciativa.

Acariciaba su cara, pasando los dedos por sus cachetes, su nariz, y sus labios, en estos le puso su dedo indice encima de ellos, y como si los estuviera dibujando, empezó a pasarlos por todo su contorno, despacio y suavemente.

Tienes razón Cessaer, se siente diferente ahora, más suave, más dulce, me gusta más. Gracias por enseñarme esto, es una novedad para mi muy grata.

Nosotros sonreímos, mirándonos unos a otros, y viendo a Aralia, con el amor que ponía en sus caricias.

Agacho su cara y la comenzó a besar tiernamente, con temor a que se fuera a romper, ese momento mágico que estaba viviendo. Jugaba con su lengua, sus labios, cada vez con más intensidad, mientras era correspondida por Assa, que quería comerle la boca con pasión, se le veía que ponía mucho entusiasmo, en conseguir darle placer. Sus manos acariciaba su pelo, su cuello, mientras sus labios seguían en ese hermoso banquete de su boca.

Fue bajando sus labios, dándole besos por su cuello, hasta llegar a sus pechos, estaban acelerados, por la respiración que los hacía subir y bajar, a un ritmo mayor según se acercaban esos labios a sus pezones. Se le veía que estaban disfrutando las dos, los pezones los tenía duros, grandes, oscuros, parecían que iban a salir como misil hacía el cielo. Los comenzó a chupar, despacio, saboreándolos y acariciándolos con su lengua. Assa gemía cada vez más, como loca chillaba, siiiii... asiiii.... masssss.... moviendo su cuerpo como si fuera un vibrador gigante, Diossss miooooo.... decía sin parar.

Todos veíamos que estaba a punto de tener un orgasmo, por su forma de moverse.

Aralia, bajo una mano hacía su pelvis, acariciándola despacio y moviéndola hacía su clítoris. Ella notaba y sentía una mano en uno de sus pechos, la boca en otro, y la otra mano que comenzaba a jugar con su clítoris ya. En medio de las piernas, era un charco de humedades, pues cada vez eran más los flujos que salían de ella. Mi hermana dejo de besarle y chuparle el pecho, para bajar a su almejita, poniéndose en medio de sus piernas, y con la lengua le estuvo dando unos lametones, dignos de una campeona de chupa chups.

Assa comenzó a chillar: Me voyyyy.... diossss.... que buenoooo... con unas sacudidas muy grandes, arqueando todo el cuerpo, que parecía que se iba a partir.

Mientras mi hermana se levantaba y le dejaba el hueco a nuestro hermano Arturo. El cual ya se había desnudado sin hacer ruido, su pene estaba completamente empalmado, debe de ser por la escena que estuvo viendo, con mi hermana Aralia.

Ahora Assa voy a quitarte las cuerdas de las piernas, para poderte agarrarte mejor y efectuá la copula entre los dos.

Si.. de acuerdo, dice Assa, bastante cansada sin enterarse mucho.

Arturo le quito las ligaduras, y apoyando su pene en su rajita, comenzó a meterla despacio, recordando la primera vez que había entrado allí, centímetro a centímetro iba introduciéndose cada vez más.

Que rico la siento Cessaer, la verdad que con los ojos cerrados, es una sensación diferente.

Arturo, entraba y salía de ella cada vez más rápido, se notaba que estaba muy excitado, y no iba a durar mucho sin descargar.

No te vayas a correr dentro por favor, no quiero quedarme embarazada.

De acuerdo le dije yo, entonces tendré que hacerlo en tu boca.

Siiii.. hazlo en mi boca, dame esa leche fresca de tu primera vez. Dice ella toda contenta.

Arturo se fue a su boca, poniéndola en sus labios y empujando hacía su interior. Ella chupaba con ganas, se le veía desesperada por hacer que me fuera, lo que no sabía es que era mi hermano el afortunado.

Yo lo miraba un poco triste, pues podría haber sido yo, y además tenía un calentón, de padre y muy señor mio.

Mi hermana Sabina, vio mi cara de pena, callada se acerco a mi y comenzó a besarme. Mientras me abrazaba y acariciaba mi cuerpo desnudo, puso su mano en mi pene que parecía un cañón a punto de dispararse. Se fue bajando poco a poco, hasta poner su cara a la altura de mi pene, hasta ponérselo en su boca y comenzar a hacerme una mamada formidable. Lo chupaba, lo besaba, lo acariciaba, de todo le hacía.

Pino acariciaba a Aralia, y la besaba. Haciéndole sentir bien para que se olvidara un poco de Assa, y disfrutara de su propio orgasmo. Las dos se iban desnudando poco a poco, disfrutando del espectáculo que tenían y del calentón que llevaban.

Mi madre, estaba aprovechando y sacando unas fotos de aquellos momentos, para cuando llegara el momento enseñárselas a Assa, y que viera realmente lo que ocurrió en esta tarde. No pensara que al final ella fue quien me quito la virginidad, pero queríamos que tuviera un momento agradable, pues la queríamos, aunque a veces hacía algunas cosas que no nos gustaba. Tenía pensado hacerlo después de Sabina con ella, pero ya veríamos lo que pasaría, de ahora a esa fecha.

Mi hermana me tenía ya a cien, y estaba a punto de llenarle la boca de semen, mientras jugaba con ella y mis testículos, y así fue, al poco rato comencé a descargar gran cantidad de semen, mi hermana tragaba media ahogándose, sacándosela al final de la boca, y un último chorro le pego en la cara. Ella sonreía, estaba contenta, por una parte me había ayudado a descargar y por otra habíamos mantenido la promesa hasta el último momento.

Mi hermano comenzó a descargar también en la boca de Assa, la cual tragaba con prisa, pero no llegando a hacerlo totalmente, y parte de ella se le escurrió por la boca.

Casi me ahogas, dice Assa, menuda corrida te has metido.

Siii gracias, le dije poniéndome al lado de Arturo.

Aralia y Pino, se habían ido a la cama de Sabina, y allí se estaban dando una fiesta ellas dos increíble.

Bueno Assa, ¿te ha gustado la nueva experiencia, que has tenido hoy?

Siiii... muchísimo. La verdad no esperaba yo esto de ti. Gracias te las doy de nuevo, me has hecho sentir unos momentos inolvidables, parecía que estaba con varios amantes, de las sensaciones que sentía, y tu ¿que tal te fue, te ha gustado?

Siiii... ha sido una mamada fabulosaaaa...

Ahora te suelto el resto del cuerpo, para que puedas tener las manos libres, pero la venda no te la quito todavía, quisiera que sintieras ahora con tus manos acariciar mi cuerpo, para que conozcas el tacto y esa sensación nueva de nuevo.

Mi madre abrió la puerta con cuidado, y todos fueron desfilando poco a poco por ella, para lavarse en sus baños respectivamente, menos Pino que lo haría en el de Aralia, junto con ella.

En breve tocare a la puerta, me dice Sabina al oído, para salir por la puerta detrás de Pino, que era la última que estaba abandonando la habitación.

Fui hacía los brazos de Assa, soltándolos con cuidado, pues tenían unas marcas de sus movimientos y de estar apretados los brazos, dándole unos pequeños masajes en ellos, para que le corriera la circulación bien.

Ella inmediatamente se abrazo a mi, como un molusco a la roca, dándome un beso pasional con muchas ganas y pasión, se veía que lo estaba deseando estrecharme en sus brazos.

Cessaer, tenemos que repetirlo otra vez, me ha gustado muchísimo. No pensé que me pudiera pasar esto contigo, te tenía en otra estima, si lo se yo, antes me hubiera propuesto a quitarte la virginidad.

Yo me reí, pensando para mi, si supieras tu.

Cessaerd@yahoo.es