Mi familia numerosa 3
Las odiseas de Cessaer y su familia, donde van conociendo sus cuerpos, y la unión tan extrañable de los mellizos.
Gracias por los comentarios, parte de ello es de la otra serie, pero como no les gustaba como era por ser más extendida de la cuenta, he hecho esta cambiando algunas cosas, como la introduccion, que es mucho más resumida, y el dialogo en algunas cosas ha cambiado.
Espero que esta sea más del agrado de ustedes, y no tiene tanta paja.
Mi familia numerosa 3
Ahora seguiré con esa parte de nuestra historia, cuando comenzamos a conocer nuestros cuerpos realmente, en todos los aspecto.
Después de lo ocurrido con Pino, con la enseñanza del beso especial, comencé a mirar a las mujeres de otra forma, y sobre todo a Sabina, por el beso que nos habíamos dado.
Pino: Eso que os he enseñado, no lo podéis hacer con todo el mundo, sino solamente con personas de confianza y diciéndoselo antes. Hay personas que no les gusta ese tipo de afectos y besos, lo ven mal, así que tenéis que tener cuidado, ¿de acuerdo?
Sabina y Cessaer: De acuerdo.
Cessaer: Procuraremos tener cuidado, pero te quiero decir una cosa y creo que Sabina, esta de acuerdo en ello, de todas formas tu nos dirás luego, si estas conforme o no. Quisiéramos y lo digo en plural, pues como conozco a Sabina muy bien, estaremos de acuerdo y te proponemos lo siguiente: Queremos que seas nuestra profesora, en ese tema como lo llaman ustedes de adulto, y nos enseñes muchas más cosas, y nos ha gustado mucho, lo que nos has enseñado hoy.
Pino: ¿estas de acuerdo tu también Sabina?
Sabina: ¡Siii... claro que sí!, en eso Cessaer tiene razón, y nos conocemos bien.
Pino: Primero a eso se le llama temas sexuales, y la experta en ello es una sexóloga, que en este caso yo no soy, pero tenéis a Mercedes, que os va a enseñar sobre ello, pues no tenemos ninguna sexóloga a mano, pero ella es profesora y en sus funciones en parte entra eso, pues vuestra madre, fue una de las condiciones que puso, cuando la contrato. Yo en lo que pueda, con mis conocimientos prácticos y teóricos, os enseñare poco a poco la sexualidad entre una pareja. Pero tenéis que prometerme una cosa, que ustedes dos, no le dirán nada a nadie, de lo que hagamos aquí dentro. ¿estáis de acuerdo?
Sí, estamos de acuerdo, le dijimos los dos a la vez.
Pino -Bueno entonces es hora de ducharse y arreglarse, que luego tenéis clase con Mercedes.
Contentos y riendo, nos fuimos al baño. Nos quitamos las camisetas, y las echamos en la cesta de la ropa sucia, que teníamos a un lado de la entrada, detrás de la puerta. Según hacíamos eso, nos miramos y nos dimos un beso especial. Estábamos contento con esta nueva experiencia, y nos reíamos.
Corriendo fuimos a la bañera, metiéndonos en ella, uno por un lado y otro por el otro. Descolgué la manguera de la ducha, con la manecilla gradué el agua en templada tirando a fría, echándomela en los pies, y comprobando que estaba buena. Abrí más la presión del agua, y me puse a echarle el agua por encima de su cabeza, mojando su melena, su cara, … cerro los ojos, le gustaba que le echara el agua en la cara, y por todo su cuerpo.
Fui bajando el chorro, desde su cuello hasta sus pies, mientras yo se lo hacía, ella se iba pasando las manos, por donde le iba cayendo el agua. Se dio la vuelta, e hice lo mismo por detrás, lo que ahí fui yo, quien le pasaba la mano por su cuerpo.
Cerré el agua y le pase la manguera de ducha a ella, para que me mojara.
Ella saco la lengua con malicia, y puso una sonrisa de picara. Abrí el mando del agua para que saliera, enfocando ella hacía mi cabeza, sobre todo a mí cara, mientras se reía. Iba bajándolo por mi cuerpo, hasta llegar a mi pene, ahí le estuvo dándole un rato, pues sabia que me gustaba y me hacía cosquilla. Mientras me miraba, para ver la cara de tonto que ponía, le hacía mucha gracia y se reía a carcajada limpia.
Al oírla tanto reír, vino Pino, para saber que hacía Sabina, cuando reía así, era porque estaba haciendo alguna diablura, era la risa típica de ese momento de mi hermana. Se quedo mirándonos, y disfrutando del espectáculo que le estábamos dando. Una sonrisa salio a sus labios, y nos dice: ¡Pero niños, todavía estáis así! Que tenéis dentro de poco clase, enjabonarse ya y dejen de perder el tiempo echándose agua. Fue al armario de dos puerta, que estaba en un lateral del baño, cogió dos toallas blancas, tan grande casi como nosotros, colocándolas en una banqueta al lado de la bañera, para ayudarnos a secarnos cuando termináramos. Cogimos un poco de jabón cada uno, y comenzamos a enjabonarnos uno a otro, sobre todo por nuestra espalda, que era lo más difícil. Esto era un juego para nosotros, nos gustaba y nos hacía cosquilla, según por donde lo pasábamos. Cuando nos enjabonábamos nuestros genitales, nos quedábamos quietos, ahí nos gustaba mucho pues poníamos cara de estar disfrutando.
Pino: ¡ehh...! dejar ahora de jugar, tenemos prisa.
Agarro la manguera de la ducha y, abriendo el agua, comenzó a quitarnos el jabón. Nosotros nos reíamos, y con las manos nos restregábamos los dos, para que así el jabón saliera antes.
Una vez, que ya no teníamos jabón, nos paso Pino una toalla a cada uno, para que saliéramos de la bañera, y comenzáramos a secarnos. Con la toalla en la mano, cada uno salió. Nos pusimos a secarnos las cabezas, haciendo movimientos con ellas, como una danza. Nos pusimos a bailar alrededor de Pino, mientras nos secábamos, dando saltitos y chinchando, como los indios cuando danza alrededor de una hoguera.
Ella puso cara de gruñona, como si estuviera enfadada, mientras los miraba con el ceño fruncido, apretó los labios.
Nosotros paramos, vimos que Pino no quería jugar.
Rápidamente, nos pusimos a secarnos mas enérgicamente y enseguida acabamos. Pino se acerco a cada uno, a comprobar las orejas, los dedos, … que todo estuviera bien limpio.
Nos seco un poco más las cabezas, nos dio un beso a cada uno en los labios, y una torta en el culo. Venga a vestirse, exclamo.
Nos fuimos hacía el dormitorio, Sabina delante y yo detrás, mientras miraba como movía el culo mi hermana.
Pino se dio cuenta, se rió, veía en mí que me llamaba más la atención mi hermana.
Abrimos el ropero y nos quedamos mirando que ponernos, Pino se acerco, agarró un calzoncillo y una braguita y los paso, aparto dos pantalones cortos y dos camisetas iguales, entregándolas también, pues nos gustaba ir iguales.
Nos vestimos rápido, le dimos un beso a Pino, para salir corriendo hacía la escalera y bajar a clase.
Llegamos a la biblioteca y Mercedes nos estaba esperando, ya había terminado con mi hermana Tilandsia, nos sentamos en nuestros asientos, con las manos encima de la mesa, aunque un poco nerviosos, por lo que nos pudiera decir sobre el problema que hubo en la habitación de Aralia.
Habéis llegado un poco tarde a vuestra clase, exclamo, y sabéis que eso no me gusta, pues la puntualidad es muy importante en la vida, y suele definir un poco a las personas. ¿porque habéis llegado tarde?
Nos entretuvimos más de la cuenta en el baño, pues estábamos muy sucios de chocolate, le dije.
Sí, ya me entere, que esta tarde tuvieron fiesta en la merienda, y le dejaron a la pobre Carmen, el comedor todo sucio y todavía esta limpiándolo. ¿eso es forma de comportarse de unos jóvenes educados? Nos crítico Mercedes.
Lo sentimos mucho, le dijimos.
Luego me acompañara mi hermano y le pediremos disculpa, le dijo Sabina.
Me parece bien, como mínimo eso. Pero ya esta bien de charlas, y empecemos con las clases. ¿o me queréis preguntar algo?
Los dos agachamos la cabeza, un poco nerviosos y asustados por lo que nos pudiera decir.
Bueno parece ser, que el gato se merendó esta tarde, las lenguas de ustedes. Vuestra madre, me pidió antes que os diera clase de ciencias, sobre el comportamiento humano y sus relaciones. Así que hoy vamos a empezar con ello, y cualquier duda que tengáis, me la preguntáis. ¿estamos de acuerdo?, pregunto Mercedes.
Si, estamos de acuerdo, le respondimos.
Conocéis el cuerpo humano por encima, empezó a explicar Mercedes, quiero decir lo que vemos todo el mundo, que es la cabeza, el tronco que va desde el cuello hasta la ingle o la parte baja del vientre, conocida también como la parte baja de la barriga, y luego las extremidades, que son los brazos y las piernas. ¿habéis entendido hasta ahora?
Sí, por ahora si.
Los cuerpos son similares entre el hombre y la mujer, nos decía Mercedes, pero tienen unas diferencias, ¿sabéis cuales son? dime tu Cessaer.
Le digo: En la cabeza se puede decir que somos iguales, lo se sobre todo por mi hermana y yo, que somos como una fotografía uno del otro. En el tronco, veo varias diferencias, una que a las mujeres se le desarrollan los pechos, para darle de mamar a los niños, y otra es en su ingle como le llamo antes, ahí los hombres tenemos pene, y las mujeres vulva o coño, como le llaman muchas gente, y después que el hombre suele tener mas pelo por el cuerpo, que la mujer. Que yo sepa no tienen nada más.
Muy bien, me dice Mercedes, esas son las diferencias más importantes entre un hombre y una mujer. Sabina, ¿podrías decirme, porque esas diferencias entre los dos, y para que sirven?
Que yo sepa, decía Sabina, los pechos como dijo antes Cessaer, es para producir leche y alimentar a los hijos. La vulva es por donde salen los niños, como cuando pare una yegua.
Bien tienes ideas básicas de ello, ¿pero para que mas sirve los genitales o el pene y la vulva? Le volvió a preguntar Mercedes.
Para reproducirnos, como hacen los animales, le contesto.
Bien, es lo principal y se hizo con ese fin, para la reproducción y en la mujer también para dar a luz. Pero también los usamos para otros menesteres, que ya os explicare con más detalle, y es lo que vuestra madre me ha pedido. Si tienen alguna duda de algo, no duden en preguntarlo. Ahora seguiremos con la lección de matemáticas, que teníamos para hoy, y todos los días, un rato antes de las clases diarias, comentaremos algo sobre la sexualidad en los adolescentes y las dudas que os encontréis.
Así estuvimos el resto del tiempo, haciendo ejercicios y explicándonos la lección. Hasta que se hizo la hora de irnos, para que entrara mi hermana Aralia.
Bueno chicos, por hoy hemos terminado, así que recoger las cosas e iros un rato a jugar, o leer, o lo que queráis hacer, mientras se hace la hora de cenar. Dijo Mercedes, despidiéndose de nosotros.
Hasta mañana señorita, respondimos.
Salimos rápido de allí, y nos páramos fuera. ¿Que hacemos ahora? le pregunte a Sabina.
Vamos para nuestra habitación y jugamos allí tranquilos, sin que los demás nos molesten, o nos ponemos a leer, o lo que te parezca, fue su rápida respuesta, mirándome a los ojos.
Vale, vamos. Agarre la mano de Sabina y tire de ella corriendo, en dirección a la escalera, para subir a nuestra habitación. Al llegar a la puerta, se encontraba cerrada, y nos extraño, pues normalmente esta abierta, sino estamos nosotros dentro.
Abrí la puerta, y miré dentro. Estaba vacía y silenciosa, parecía que no había nadie. Entramos cogido de la mano, yo delante y ella detrás, apretándome la mano muy nerviosa. Fuimos al baño, para mirar si había alguien allí, estaba vacío, aprovechamos para orinar. Primero lo hizo ella, y yo me quede mirándola, después salio tomó un papel y un lápiz en el escritorio, para seguidamente tumbarse en la cama, y comenzar a tomar notas, mientras yo orinaba.
Al salir la vi de espalda, me quede mirándola, lo bonita que se le veía tumbada en la cama, con su busto levantado, para poder escribir, y con las piernas dobladas por las rodillas, las tenía levantadas moviéndolas en el aire, al ritmo de la canción que cantaba bajito.
Al poco movió la cabeza en dirección al baño, pues se sentía mirada, al verme se dibujo una sonrisa en su rostro, y me llamo: Ven, mira lo que estoy haciendo. Me dirigí hacía su cama, pensando que estaría haciendo ella ahora, o mejor dicho que estaría escribiendo. Ella se rodó a un lado, para dejarme sitio, a la vez que me daba el papel para que lo leyera. Había escrito, las cosas que habíamos aprendido hoy, de Pino.
Me mira y sonríe. Así, no se nos olvida, lo que vayamos aprendiendo, me dice. Yo me reí, por lo visto no quería que se le olvidara nada. Con la mano le agarre la barbilla, inclinándola hacía mí, para ir acercando mis labios a los de ella. Al comprender lo que quería hacer, ella acerco los suyos y nos unimos en un beso tierno, acariciando nuestros labios uno con otro.
Comenzamos a sacar nuestras lenguas, en un juego cariñoso, que cada vez nos gustaba más. Hacíamos que entraran y salieran de uno a otro, mirándonos con una ternura en nuestros ojos, que nunca había visto. Quite mi mano de su barbilla, y comencé a acariciar su cara, ella me sonreía cerrando sus ojos. Le gustaba lo que le estaba haciendo, sobre todo las caricias y el juego que tenían nuestras lenguas, enlazándose entre ellas.
En ese momento entro Pino, pues la puerta estaba abierta, y no la vimos llegar, con el embrujo que teníamos entre los dos.
Pino: Mira ellos, les ha gustado mucho mi beso especial, por lo que se ve. Riéndose, se fue acercando a nosotros. Nos quedamos mirándola, para saber que quería.
Pino: Pero mis pequeños, no sabéis que ya es hora de ir a cenar, o es que os estabais alimentando de vuestras salivas y no tenéis hambre ninguna. ¿es así?
Sabina: No sabíamos …
Cessaer: Sí, no sabíamos la hora que era, y se nos ha ido el tiempo volando.
Pino: Sí ya veo, como se os ha ido el tiempo. Echándose a reír, se pone delante de nosotros, con las manos en las caderas y exclama: Mis nuevos tortolitos, quieren jugar y les ha gustado, voy a tener que enseñarles algo más, para que no se cansen.
Nosotros, abrimos los ojos como platos, era una cosa que no la esperábamos, y sonriendo dijimos a la vez: ¿cuando?
Pino: No tengáis prisa, es mejor y conociendo las cosas poco a poco, pero bien, disfrutando de ellas al máximo, hasta conocer otra nueva. Venga besaros que yo os vea, e iré diciendo lo que tenéis que hacer.
Los tres nos reímos, con una risa picara. Acercamos nuestras cabezas, y unimos nuestros labios, mientras Pino nos miraba, para ver como lo hacíamos, poniendo unos ojos lujuriosos.
Pino: Acariciarse a la misma vez, por el cuerpo, el cuello, lóbulos de las orejas, la cara, las piernas, el pecho, … con caricias suaves y lentas, notando en las manos, el sentir de su compañero. Veréis que por esa excitación, la piel del otro se va poniendo como porosa, rugosa, los pelos de punta, como si sintieran en ese momento mucho frío y calidez a la vez, una sensación extraña, pero muy agradable. Ir probando por todo el cuerpo, verán que algunas zonas son mas sensibles que otras a esas caricias, así podéis para otra vez, acariciar esas zonas y estimular más al otro.
Íbamos acariciándonos despacio, poniendo más atención en los sitios donde sentíamos más placer, temblábamos o susurrábamos algo. Fuimos descubriendo mejor, el cuerpo del otro, y el nuestro propio, al sentir esas sensaciones tan agradables. Mientras nos estábamos besando con pasión y amor hacía el otro, pues nos amábamos muchísimo, queriendo que el otro sintiera lo mismo, que sentía uno.
Pino, nos contemplaba alucinando, la compenetración que ya teníamos, y lo rápido que aprendíamos. Muy bien, estupendo, veo que llegáis a sentir la pasión del otro, en ustedes es una cosa normal, por la unión tan grande que tenéis, y la verdad que me alegro mucho por mis niños, pues llegaréis a un punto muy alto en vuestros sentimientos, sensaciones y compenetración. Nos dijo Pino con mucho orgullo, y una preciosa sonrisa.
Nosotros paramos de besarnos y la miramos a ella, aunque nuestras manos seguían acariciando nuestros cuerpos, como si tuvieran vida propia. Ella nos dio un beso especial a cada uno, empezando por mí, notaba que sentíamos una atracción mutua, y cuando nos besamos, lo hicimos con pasión, se notaba la diferencia entre ella y mi hermana, la experiencia que tenía. La verdad, que me dejo loco perdido, con más ganas de seguir, pero se acerco a mí hermana y comenzó a besarla a ella también, me estaban dando un espectáculo precioso, y ellas lo sabían, por eso se estaban recreando las dos. Pasado unos minutos, se separaron y me miraron sonriendo. Mí hermana me dice: ¿Te ha gustado corazón?. Me dejo sorprendido, pues nunca me había dicho esa palabra, con esa pasión, y con una sonrisa tan picara, que me dejo atontado. Las dos rieron al ver mí expresión, pasándome ambas la mano por la cara, cariñosamente y dándome un besito en los labios cada una. Primero Sabina y luego Pino. Las dos estaban orgullosas de hacerme mimo, se veían que me querían mucho, sobre todo mi hermana, que se le caía la baba mirándome.