Mi familia numerosa 22
Mi primera experiencia como mirón en el nuevo escondite de Julia, a la vez que juego con ella en sus primeros momentos como mujer, para entregar su virginidad. Sabina no conforme con mis explicaciones, le pide ayuda a Pino, encontrándose con una bonita sorpresa ambas.
Mi familia numerosa 22
También ya tenía la idea de la escultura que quería poner en aquella fuente, Julia me había inspirado sin saberlo, seguro que a mi madre le gustara cuando le enseñe el boceto que voy a hacer, para el diseño de la fuente.
Paso un tiempo y por la clases, las salidas, y los acontecimientos que sucedían en mí casa como por ejemplo cumpleaños, santos, … no había vuelto a ver a Julia, ni me había llamado, la verdad que me sentí como defraudado, pues quería que llamara o me viera ella, no quería que saliera de mí ese momento, para no dar a entender que estaba impaciente por el, además del escondite secreto.
Una tarde estando con Sabina estudiando, me llego un mensaje por el walkie talkie, diciéndome que podía recoger las azucenas que le había pedido.
¿Azucenas … pedidas … ? ¿a quién les vas a regalar azucenas? Me dice Sabina extrañada y mirándome a la cara.
Se las pedí hace unos días a Julia, para una sorpresa que le quería dar a Judith, pues me he enterado que le gustan mucho. Le dije pensando, que no me interesaba en aquel momento decirle lo del escondite, pues quería estar a sola con Julia en aquel lugar, pensando que así me sería más fácil cumplir lo que me pidió, si fuera Sabina a lo mejor se echaba atrás. Ya se lo diría en otro momento que me llame Julia, si todo salía bien como tenía pensado.
Sabina tu sigue estudiando, que yo voy un momento a recoger esas flores y luego me explicas ese tema, que no lo he entendido bien.
¡De acuerdo! me dice ella un poco extrañada, como pensando que había gato encerrado en lo que le decía, pues no era normal ese comportamiento en mí.
Le dí un beso en los labios diciéndole: ¡Enseguida vuelvo! Saliendo disparado hacía la puerta.
Me dirigí con paso rápido, casi corriendo hacía el escondite, entrando por el hueco de la enredadera, el cual ya conocía. Ahí ya fui despacio, para que no me oyeran las personas o persona que estuvieran en el estanque, pues no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar. Al llegar al hueco mayor, pude ver a Julia tumbada encima de una manta, mirando en dirección al estanque. Giro la cabeza y poniendo su dedo indice en los labios, me indico silencio. Afirmando con la cabeza por mi parte, mientras me fijaba en lo que llevaba puesto. Estaba tumbada en medio de la manta muy cómoda, con una falda vaquera que le llagaba a medio muslo, con las piernas un poco abierta, dejando ver más de esos muslos por su parte interior, pero sin llegar a verle el final de ellos. Parecía que lo había hecho a conciencia, para que la viera de esa forma, pero no estaba seguro de ello. En la parte superior tenía una camiseta corta de color verde oliva, que se camuflaba con las plantas de los alrededores. Me hizo gracia su vestuario, tapaba parte de su cuerpo, pero a su vez las partes no visibles eran expuesta por aquellas prendas muy ceñidas, dejando poco a la imaginación. Su pelo caía parte en la manta y el resto por su espalda y hombros, dándole un aspecto muy sensual, o por lo menos en aquel momento a mí me parecía. Tenía los brazos cruzados por delante encima de la manta, su cabeza estaba mirando hacía delante, con la barbilla apoyada en sus brazos, prestando atención a lo que se desarrollaba delante de nosotros.
Desde donde estaba no podía ver bien, pues los arbustos y la enredadera me tapaban el campo de visión hacía el estanque. Me puse de rodillas a su lado derecho, bastante pegado a ella, pues el espacio que teníamos era pequeño. Ella se rodó un poco, y con la mano me indica que me tumbe a su lado. Cosa que hice inmediatamente, quedando los dos separados por unos pocos milímetros.
En la posición que estaba al girar la cabeza hacía ella, tenía una perspectiva preciosa de sus bonitos pechos, los cuales luchaban por salirse de aquella camiseta de escote en pico, que dejaban ver casi las tres cuartas partes de ellos, pues no llevaba sujetador, y al estar tumbada los pechos se habían salido hacía adelante por el hueco de la camiseta, apretados contra la manta y su cuerpo.
Deja de mirarme las tetas, y mira lo que se esta desarrollando ahí delante, me dice Julia susurrándome y acercando su cabeza a mi oído izquierdo.
Me entro un frió por mi oreja pasando a todo mi cuerpo, al sentirla tan cerca de mí cabeza, con esa boca susurrándome bajito, que se me puso la piel de gallina. Trataba de mirarla a los ojos, pero al estar tan cerca me costaba un poco.
Con su mano izquierda agarro mi mandíbula inferior, haciéndola girar hacía el frente.
La deja llevar, y cuando mi vista pudo ver lo que tenía delante me quede asombrado.
Tenía ante mis ojos dos hermosas mujeres, una rubia y la otra morena, como el día y la noche. Las dos de pelos largos que les caía como cascadas por sus espaldas. Una de ojos marrones claros como la miel, y la otra de ojos verdes como esmeraldas. Las dos tenían labios carnosos, con una sonrisa en ellos. Sus risas se oían desde lejos, era contagiosa, por ello nosotros también estábamos sonriendo. Sus cuerpos eran esculturales, sobre todo el de la rubia, que llevaba todavía puesto un uniforme de vuelo. Este era ceñido, quedándole como un guante a la mano. La falda le llegaba por la rodilla, de color azul, encima de ella una camisa blanca con un pañuelo celeste atado al cuello, a su lado en el suelo encima de la hierba una chaquetita azul, con el emblema de la compañía aérea y una placa donde ponía su nombre y el puesto que desempeñaba. Estaba descalza, a pocos centímetros de la chaqueta había unos zapatos azul marino, haciendo juego con el resto del uniforme. Debajo de la camisa se veía un sujetador blanco de encaje. Sus pechos eran macizos, un poco más grandes que los de Sabina. No se porque siempre para referirme al tamaño de unos pechos los medía pensando en los de Sabina como referencia, para decir la talla o el tamaño, más grandes, más pequeños, iguales o tamaño similar. Así sabía más o menos, la talla de esa mujer.
Su cintura era delgada, y sus caderas de buenas medidas, con un buen culete, este si lo veía igual al de mi hermana en tamaño, y sabía que así era, pues las había visto muchas veces a las dos juntas desnudas en la piscina.
Sus piernas eran largas y bien formadas, haciendo que su altura fuera por encima de lo normal en una mujer.
La morena, tenía un vestido estampado de colores verde y amarillo, este le llegaba a medio muslo, y le subía por el cuerpo como una piel más, que le dejaba ver sus formas. Sus caderas y nalgas eran mayores que la otra, su cintura también era algo mayor, y su pecho era igual, con la misma medida. Al final sus proporciones eran mayores, pero bien formada. El vestido tenía un escote en pico, donde comenzaba la hilera de botones hasta llegar a la parte baja. Estaba descalza, con los pies metidos un poco en el estanque. Reía muy alegre, al ver como la otra se había quitado su chaqueta, y seguía desvistiéndose.
Era mi prima Assa y Rebecca, una de las chicas que se encargaba de la limpieza de la casa, a la cual nunca la había visto tan contenta, menos en el cumpleaños nuestro, que ahí si estuvo por haberse tomado unas copas de más.
Assa se puso a girar, como si estuviera bailando, a la vez que se iba desabrochando la camisa, botón a botón, dejando ver cada vez, un poco más de su anatomía. Rebecca no le quitaba ojo de encima, mirándola como si de un dulce se tratara, queriéndola devorar.
Mi prima que se sabía observada con atención, le puso más espectáculo y comenzó a hacer un strep-tease fabuloso para ella, y sin saberlo para nosotros también.
Le susurro a Julia, ¿es frecuente estos encuentros entre ellas? Pues era la primera sorpresa que me daba aquel escondite, puesto que Assa tenía novio y que todos conocíamos, pues lo había llevado varias veces a las fiestas que se daban en casa, el famoso Vidane, del que ella hablaba mucho de las cosas que le hacía.
Se ven como mínimo una vez al mes, dependiendo del trabajo de ella. Pues como tu sabes, a veces esta un tiempo fuera.
Interesante saber este pequeño secreto de mi prima, cosa que yo no esperaba, pues se vanagloriaba de su relación con Vidane.
Esto no es nada, de las cosas que ocurren en este jardín, cuando oscurece. Te llevarías muchas sorpresas. A veces yo me quedo más tarde, sobre todo los jueves suele haber bastante movida. Inclusive a veces se han encontrado varias parejas, y han formado media orgía, o se han repartido el jardín de mutuo acuerdo, pero siempre el primero que llega se queda con este estanque, al ser el mayor y tener más agua, es mas tentador.
Mira tu por donde, y yo sin saberlo. ¿Cuando descubriste a la primera pareja o persona aquí?.
Un día se me hizo tarde, no había terminado de plantar unas flores, pues al repartidor se le hizo tarde, por lo cual a mí se me retrasó también el trabajo. Pero no te digo a quien vi, esos secretos los tendrás que descubrir tú. Cuando veamos a esa persona por aquí te diré quién fue.
De acuerdo me parece bien, así mantienes la tentación y la sorpresa.
Mientras susurrábamos el uno al otro, veíamos el espectáculo que estaba dando mi querida prima, la cual estaba cañón, y siempre gusta ver a una mujer así.
Mi prima ya se había quitado la camisa, mostrando un sujetador muy hermoso y como sus grandes pechos con el movimiento estaban a punto de desbordarse por si solos. El encerrar aquellos 105 dentro de aquel sujetador mientras danzabas, era una odisea, pero eso ellas lo sabían, pues reían mientras ella se movía.
Al final se quito el sujetador lanzándolo encima de su chaqueta, y moviendo con gracia sus pechos comenzó a tirarse de sus pezones, haciendo que estos se pusieran más de punta, para alegría de Rebecca, que así lo demostraba en su cara.
Nosotros no perdíamos detalle, de lo que pasaba delante de nuestros ojos.
¿Te gusta lo que ves? Me pregunta Julia.
Me gusta mucho las dos cosas que veo, digo mirando para sus pechos.
Ella sonríe mostrando una dentadura perfecta, mientras sus ojos me miran con atención. No te pierdas el espectáculo que te esta dando tu prima, que ahora viene lo mejor. Diciendo esto me da un beso en los labios y gira la cabeza en dirección a mi prima.
Yo me la quedo mirando, pues ese pequeño beso me supo a gloria. Ella miraba con atención hacía el frente, pero veía que de reojo me miraba cada cierto tiempo, cosa que me hacía mucha gracia. Al poco tiempo yo miraba también hacía el frente, pudiendo contemplar con alegría y admiración, el strep-tease que nos estaba dando.
Según miraba hacía Assa y Rebecca, el juego que se traían las dos, le pase el brazo izquierdo por encima de su espalda a la altura de su cintura a Julia, que era donde tenía la espalda al aire, notando su cuerpo cálido bajo mi mano, que me dio una sensación muy agradable.
Ella me miró, sonrió y se pego más a mí, para facilitarme mejor el abrazo.
Según miraba a mi prima como danzaba y se iba desnudando, iba subiendo mi mano por debajo de la camiseta de Julia en dirección hacía sus hombros, su piel reacciono poniéndose de gallina y soltando un suspiro de su boca, me dio a entender que le gustaba mucho lo que le estaba haciendo.
Julia se mordía los labios, mirándome con una lujuria en sus ojos, que daba miedo de lo que podría pasar allí. Su mano derecha fue a mi cabeza, comenzando a acariciarme el pelo, dándome una sensación muy agradable, pues me encantaba que me acariciaran la cabeza. Era como los gatos que se ponen a ronronear, cuando le haces eso.
Me gusta mucho la suavidad de tu pelo, me dice al oído, haciéndome cosquillas con su lengua en el. No se donde lo habría aprendido, pues según me dijo no había sido poseída por un hombre todavía, pero eso no quería decir que no hubiera hecho cosas de ese tipo con alguien, pero eso era lo de menos en aquel momento, pues me estaba gustando mucho lo que me hacía, y eso era lo importante.
Me fue besando por el cuello, el cachete, la oreja, … de la banda izquierda, con mucha dulzura y ternura, se notaba que estaba poniendo toda su pasión en ello.
Entre el espectáculo que estaba viendo y las caricias de ella, me estaban transportando a un placer hermoso, además de que mis partes íntimas se estaban poniendo cada vez más contenta.
Aprovechando que ella había levantado el busto poniendo su tórax más erguido, mi mano izquierda fue levantando su camiseta para sacársela por encima de su cabeza.
Ella comprendiendo lo que trataba de hacer, se levanto poniéndose de rodillas y colocando su busto en mi dirección con una preciosa sonrisa, comenzó a subirse la camiseta despacio, dejando que la mirara bien a gusto orgullosa de su cuerpo y sobre todo de su busto, que lo iba exponiendo con una sonrisa muy picara a la vez que inocente, jugando podríamos decir con esas dos caras.
Eres preciosa, le dije mirándola a los ojos.
Gracias, me alegro que te guste, eso simplifica más las cosas, y me da más ánimos para estar a tu lado.
Terminó de quitarse su camiseta, dejando a mi vista unos pechos preciosos, coronados por unos bonitos pezones, más oscuros que el resto del pecho. Estos por el fresco, y el deseo que se le veía, se le estaban poniendo cada vez más grandes.
Yo me levante también, poniéndome de rodillas en la manta frente a ella. Alargo sus brazos atrapando la parte baja de mi polo de color azul, comenzó a deslizarlo por mi tórax hacía la cabeza para quitármelo, mientras yo levantaba los brazos para facilitarle la tarea.
Una vez despojado del polo, comenzamos a acariciarnos ambos a la vez, el pecho de cada uno. El suyo estaba bastante duro, además los pezones que tenía, eran muy largos y gruesos, no me los imaginaba tan largos.
¿Como es que tienes unos pezones tan largos? Le pregunte sorprendido.
Sencillo, me gusta trincarlos con mis dedos y alargarlos tirando de ellos. Por eso se han desarrollado tantos.
Siii …, la verdad que es una pasada, como los tienes. Nunca había visto, unos tan largos.
Me acerque a ellos y me metí el derecho en la boca, parecía un chupete, el cual podías jalar por el. El otro con la mano derecha lo iba acariciando, notaba su gran tamaño, muy duro como una piedra, pero desafiante como una lanza para clavarse.
Espera me pongo yo de espalda a ellas, para que tu te quedes de frente y las puedas ver, a la vez que a mí.
Nos colocamos de aquella forma, dejando ante mi vista un magnífico espectáculo. Veía como mi prima se estaba desabrochando su falda, mientras hacía giros como una danza sobre si misma.
Rebecca la miraba con mucha atención, y acariciándose ella misma según ve lo que se desarrolla delante de sus ojos. La mano izquierda la tiene
sobre su pecho derecho, dándose muestras de excitación, mientras la derecha esta bajo su vestido, no hay duda que se esta acariciando su vulva, por la agitación y los movimientos de su mano.
Julia me esta besando el cuello, a la vez que acaricia mi cuerpo con sus manos. Yo la acaricio a ella, mientras veo a las otras dos como se lo están montando. Entonces sentí sus dedos entre mi pantalón y mi vientre, me lo estaba desabrochando, cosa que le deje hacer, mientras sentía mi pene loco por salir de su encierro, por la posición en que se había quedado me dolía un poco, al tratar de ponerse recta, así que lo que estaba haciendo Julia lo veía un alivio, para que se pudiera estirar a sus anchas.
La tienes un poco doblada y ¿te tiene que doler esa postura? mi cielo. Me dice a la vez que ha desabrochado mi pantalón, y comenzando a bajarlos. Mi pene salto como un resorte, cuando lo libero, dándole en su mano, como diciendo: ¡Aquí estoy yo!
Ella rió y se lo quedo mirando, ¡Madre mía, pedazo morcilla me he encontrado!
Los dos reímos con la broma, pero ella muy tranquilamente la agarro con su mano derecha, acariciándola a todo lo largo de su longitud, que al ser liberada creció un poco más, para sorpresa de ella al principio, y alegría después en su cara.
¿Me quieres poner dentro, este pedazo de tronco? ¡Ufff madre mía! No se si me va a entrar en mi agujerito tan chico, y si entrara me partirías en dos.
No te preocupes, veras como ese agujerito se adapta a su tamaño, como un guante a los dedos.
Espero que sí, ¿pero creo que me dolerá bastante al estar cerrada?
Ya veras que no, cielo. Además lo haré con mucho cuidado, para que sientas el menor dolor posible.
Puse sus manos en las caderas para quitarle su falda, a lo que ella me las retuvo diciéndome: Deja que lo haga yo, tu solo mira a las tres mujeres que tienes delante de ti, y sacale partido a ello.
Aquello me dejo pensativo, miraba a cada una de ellas, y me sonreía, las tres estaban buenísimas, tenía suerte de estar allí en aquel momento y reconociendo que aquel lugar era magnífico, como se suele decir una mina.
Me imaginaba los dedos que se había dado Julia, mirando las escenas que se presentaran allí cada momento. Como si fuera una hermosa película XX pero tridimensional y en vivo. Solo de pensarlo, me estaba poniendo como una moto. Tenía que venir a aquel lugar con más frecuencia, seguro que muchas sorpresas me llevare.
Mientras mi prima Assa, se había quitado su falda, lanzándola encima de su chaqueta y camisa. Mostrando un conjunto de lencería muy bonito de color blanco, con encajes y transparente por muchas partes, dejando ver parte de su fisonomía íntima. Aunque yo la conocía ya, siempre era estupendo verla, pues su cuerpo llamaba mucho la atención por lo seductor y bien proporcionado que era.
Ella seguía bailando delante de Rebecca, la cual aprovechaba su excitación masturbándose con gran intensidad, teniendo la parte baja de su vestido a la altura de sus bragas, además de unos botones abiertos en la parte superior, mostrando parte de sus pechos. Los cuales se los acariciaba con la mano, pasando de uno a otro.
Era un hermoso espectáculo, la verdad que valía la pena estar en aquel lugar que se había hecho Julia. Ella seguía acariciando mi palmera, cada vez con más intensidad, se notaba que se estaba calentando cada vez más.
Yo miraba a ratos a ella, y otros momentos por encima del hombro de Julia a las otras dos.
En un momento dado sin darme cuenta, me encontré con que Julia me estaba dando una mamada estupenda, aunque se notaba que no tenía experiencia, pero trataba de hacerlo lo mejor posible. Le fui indicando como tenía que hacerlo, para dar más placer y ella disfrutara también de ese momento.
Con las manos acariciaba parte del tronco y los huevos, a la vez que la iba chupando de arriba abajo, dándoles besos, chupándolo y lamiéndolo, como si fuera un helado.
¡Ufff diosss …! lo estaba haciendo bien, pues me estaba llevando a que me corriera en su boca, cosa que le advertí, pero ella siguió diciendo que la quería probar completa lo de fuera y dentro, para saber bien como era y a que sabía. Le agarre la cabeza, y comencé a empujarsela dentro y fuera, llevándole un ritmo para que supiera mejor como dar placer. Al poco tiempo le tenía cogido el tranquilo, haciéndolo ella sola, pero que muy bien.
¡Siii … sigue asíiiiiii …! cada vez lo haces mejor. Sentía que me faltaba poco para correrme, estaba a punto de descargar y ella seguía chupando como una posesa. Al final ya no pude aguantar más, comenzando unos temblores por todo mi cuerpo, y una agitación enorme en mi pene y huevos, los cuales comenzaron a lanzar semen hacía mi pene, haciendo que este descargara en la boca de Julia.
Ella se atraganto un poco por la cantidad, pues no esperaba que fuera tanta y tan rápida, costandole un poco el tragársela, y unas pequeñas lagrimas cayeron por su cara, al quedarse un poco sin respiración y asfixiada de tanto semen que le entro por la garganta.
Más tranquila mientras yo me recuperaba, la fue limpiando con su lengua, dejándola al final muy brillante y lustrosa.
¡Buen trabajo!, ¿era la primera vez?
Si, nunca lo había hecho, pero me ha gustado el sentir como te agitabas mientras yo te la chupaba, la verdad que estoy entripada y mojándome los muslos, de la cantidad de flujo que estoy soltando.
Mejor, así tendrás menos problemas cuando llegue la penetración, ¿si todavía deseas continuar con ello?
¡Siii … claro, ahora más que nunca! Estoy muy emocionada, por querer perder mi virginidad contigo. Se que no me harás daño, y si hubiese algo de el, sería el mínimo. Me dijo con una sonrisa, que le llegaba de oreja a oreja. Estaba preciosa.
Assa, se había quitado el sujetador, con mucho arte y picardía, se notaba que lo hacía con frecuencia, por la soltura que tenía. Sus pechos estaban preciosos, saltaron como dos esferas a punto de pegarles a los bolos. Sus pezones estaban grandes, desafiantes, mirando al frente como si estuviera pasando revista en el ejercito. Se iban moviendo según el baile que ponía su dueña, de un lado a otro, o de arriba abajo.
Rebecca comenzó a desabrocharse los botones de su vestido, comenzando a hacer una danza al compás de mi prima. Las dos llevaban un ritmo ligero, que hacían mover sus curvas con mucha intensidad.
Assa se fue quitando las bragas con dos dedos, uno a cada lado de sus caderas, mostrando poco a poco su parte medio oculta, pues al ser transparente dejaba ver parte de ellos. Al final consiguió quitárselas y dándole un pequeña patada la lanzó encima de la ropa, que estaba a su lado. Su vulva estaba preciosa, depilada casi toda, dejando sobre sus labios una pequeña linea de pelitos rubios que casi no se notaban, dándole un toque personal, a esa zona de su cuerpo.
Rebecca la miraba con lujuria, mientras se había desabrochado ya, todos los botones de su vestido. Sus pechos no llevaban sujetador, los cuales se dejaron ver muy hermosos, grandes y firmes, coronados por unos hermosos pezones más oscuros en medio de unas medianas aureolas. Su braguita era de color verde, con tonos parecidos al traje, haciendo un conjunto con el.
Assa se acerco a ella, dándole un beso en la boca, mordiéndole los labios y metiéndole la lengua hasta el alma. Se les notaba desesperadas, con ganas de empezar una guerra, y no dejarla hasta no caer agotadas.
ESCRITO POR SABINA
Sentada en el escritorio me encontraba yo (Sabina). No había podido estudiar nada, no me podía concentrar. Pensaba en lo que me había dicho mi hermano, cosa que no me había convencido nada, pensaba que allí había gato encerrado y lo sabía por su comportamiento, nos conocíamos bien los dos, pues eramos mellizos, y siempre o casi siempre sabíamos lo que nos ocurría el uno al otro. Por eso como buena conocedora de sus pensamientos, sabía que no quería que en aquel momento estuviera con el, por alguna razón con Julia, pues eso de las flores no me lo tragaba ni loca, así que sin pensarlo mucho me fui a buscar a Pino, encontrándola en el salón grande hablando con Adelina.
Las dos se callaron inmediatamente al verme aparecer, cosa que me llamo también la atención, algo se traía entre manos ambas. Según me fui acercando, comenzaron a hablar de tonterías, se notaba que habían cambiado de conversación, pues a veces se quedaba Adelina descolocada, me imagino por sus nervios y timidez, no sabía mentir bien.
¡Hola Sabina!, saludaron las dos a la vez, siendo respondidas por mí con un hola también.
Pino por favor, ¿podrías venir conmigo un momento?
Las dos se quedaron mirándose intrigadas, por aquella solicitud mía, pero pensando en lo que habían estado hablando.
Hasta luego Adelina, luego nos vemos. Le dice Pino a ella.
De acuerdo, hasta luego. Le responde Adelina, a la vez que se da la vuelta en dirección a la parte de la cocina.
Pino, ¿quisiera por favor me digas si sabes algo de Cessaer?
Ella bajo la cabeza, quedando callada un momento y preguntándome después. ¿Que quieres saber? Aunque me extraña que tu no sepas todo lo de tu hermano, pues parece que os leéis el pensamiento.
Ya lo se, y se también que esta tarde no me ha querido decir a que iba con Julia, parecía tener temor de meter la pata, por eso te pregunto a ti ¿si sabes algo de ello?
Se que lo llamo Julia, pues por la radio se le oyó, era sobre unas flores que tenía que darle, cosa extraña pues ella normalmente las trae y no hace que tu hermano las vaya a buscar, por eso todas hemos sospechado algo, pero realmente no sabemos lo que es, pero nos imaginamos cosas, pues sabemos que Julia esta loca por tu hermano, aunque nunca se lo allá dicho, que yo sepa, pero al oír eso hoy, ya no estoy tan segura de ello, ni lo que pretende tampoco.
Entiendo, me imaginaba que algo de eso era, pero me extrañaba que el no me hubiese dicho nada, sabiendo como soy yo en ese sentido, y tu también lo sabes, pues somos bastante liberales, pero bueno alguna razón tendrá. ¿Sabes en que sitio se verían?
Normalmente a esta hora, suele estar por los estanques. Si quieres vamos y miramos si los vemos, y nos enteramos que se traen entre manos esos dos. Dice Pino.
De acuerdo vamos pues, le dije yo. Saliendo en dirección de los jardines y hacía la zona de los estanques.
Debemos de llevar precaución para que no nos vean, y mirar que hacen, tengo mucha curiosidad. Le dije a Pino.
Cuando llegamos a la zona íbamos despacio, entonces Pino me dice que a veces la vea meterse por las enredaderas, que es un sitio donde es difícil de ver a una persona.
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