Mi familia numerosa 2

La segunda parte, los sucesos que les pasa a los mellizos, y sus primeras experiencias.

Mi familia numerosa 2

Después de lo que paso en la habitación de Aralia, mi hermana mayor, habíamos bajado todos a merendar, nos sentamos alrededor de la mesa grande del comedor, la única que faltaba era mi hermana pequeña Robinia, que estaba durmiendo todavía en su cama, y mi madre al ir a la habitación de Aralia corriendo, no la había despertado.

El chocolate con churros estaba muy rico, y todos comíamos con ansia y rapidez. Nos mirábamos unos a otros, para ver quien comía más. Reíamos y nos estábamos llenando de chocolate la ropa, las manos y la mesa. Carmen (35), que era la que nos servia y hacía nuestra merienda, chillo: ¡¡Niñosss...!! todos corriendo nos quedamos quieto, mirándola a ella. ¿Han visto bien como os habéis puesto? Pregunto. Miramos a nuestro alrededor, todos asombrados por lo que habíamos hecho, si nos ve nuestra madre, nos vemos castigado todos un buen rato. Salimos corriendo casi todos en dirección al baño grande, que estaba allí al lado. Menos Sabina y yo, pues la había cogido por la mano y la retuve diciéndole:

No vayamos a ese, vamos al nuestro arriba, que seguro que allí la vuelven a formar entre todos, al querer lavarse unos antes que otros.

Sabina: Creo que tienes razón, mejor vamos arriba. Tirando de mi, en dirección a la puerta que nos conducía a la escalera, íbamos riéndonos, pensando cuando nos vieran a nosotros limpio, y ellos más sucios todavía. Subimos la escalera rápido, cogidos de la mano y dándonos ánimos para correr más.

Cessaer: ¡¡Más rápido, somos los mejores!!

Sabina: ¡Haber quien gana!

Corríamos como diablos, para ganar. Llegamos arriba, con nuestros pulmones, a punto de salirse de nuestros pechos, paramos un momento para coger aire, y nos miramos uno a otro, para comprobar si el otro estaba igual. Nos salio una risa, al vernos con la lengua fuera, como si fuéramos perro después de una carrera.

En eso vimos salir a Pino, de nuestra habitación, iba pensativa y con la cabeza baja. Nos quedamos mirando, como se iba en dirección al dormitorio de nuestra madre. Estuvimos un rato quietos en el mismo sitio, apretándonos las manos por lo nervios que teníamos, no sabíamos que ocurría, pero nos vino a la cabeza, lo pasado anteriormente en la habitación de Aralia. Cuando vimos que Pino entro en el dormitorio de mi madre, nos fuimos acercando con cuidado, para no hacer ruido y enterarnos que ocurría. Según íbamos caminando, gotas de chocolate quedaban detrás de nosotros; con las carreras, el chocolate había corrido ropa abajo, dejando un reguero por todo el piso. Llegados a la puerta, nos quedamos mirando, y dijimos:

Sabina: ¿Abrimos?

Cessaer: No creo que sea bueno, se darán cuenta enseguida me da a mí, pues estarán pendientes de la puerta, para que no les sorprendan como paso en la habitación de Aralia.

Sabina: ¿que hacemos entonces?

Me quede un momento pensando, y apoye la oreja en la puerta, para saber si se oía.

Cessaer: Escucha.

Sabina apoyo su cabeza en la puerta, para tratar de oír, estábamos asustados por si nos descubrían. Comenzamos a oír voces muy bajas, como en susurro, pero se podía escuchar. Nos cogimos de la mano, para darnos más valor, es lo que hacíamos siempre, que nos queríamos dar ánimos.

Empezamos a oírlas más claro, al concentrarnos en ello.

Mamá: ¡Pero Pino! Como has podido despistarte de esa forma, dejando que pasara lo ocurrido, no tiene perdón por tu parte, para eso estas al cuidado de ellos.

Pino: Lo siento mucho sucedió tan rápido, intente detenerlos pero no llegue a tiempo, me imaginaba que ocurría algo en la habitación, pero no sabía el que.

Mercedes: Perdone señora, pero creo que la culpa realmente es mía, al no tener precaución, habiendo niños mas pequeños.

Mamá: ¡Bueno lo hecho, hecho esta y no tiene remedio! Así que tratemos de arreglar todo esto entre todas, para que no sea un problema para ellos.

Pino y Mercedes: Si señora.

Mamá: Si ellos preguntan algo sobre lo ocurrido, quisiera que fueran abiertas con ellos, y decirle todo de la forma más natural posible, como una cosa normal de la vida, a igual que se bañan todos ellos desnudo en la piscina, tenéis que hacerles ver, que el sexo es una cosa normal y, que no tienen que temer el preguntar.

Pino: Señora, seguro que ellos me preguntaran, pues son muy despierto y lo que vieron, les llamo la atención.

Mercedes: Por mi parte, les daré unas clases de ciencias, para que vayan conociéndolo, y esperare a sus preguntas, pues seguro que lo harán, sobre todo los dos mellizos, son una pareja lista, y se pasan todo el día juntos, por ello tenemos que explicarles muchas cosas, antes de que ellos comiencen su despertar sexual, siendo niño y niña, de todo puede ocurrir y pasar.

Mamá: En eso tienes razón Mercedes, tu como profesora de ellos, podrías enseñarles, y no lo verían tan mal, sobre todo después de lo pasado, al mirar lo que hacías con Aralia. Que de eso tenemos que hablar nosotras más despacio, el porque te ha llevado a hacerlo.

Mercedes: De acuerdo señora, se lo explicare más tarde, cuando los niños se acuesten, pasare a hablar.

Mamá: Bueno estamos de acuerdo en ello, tener cuidado como habléis con ellos, y cada pregunta que hagan sobre ese tema, después me lo vienen a decir. ¿Queda claro?

Pino y Mercedes: Sí señora.

Mamá: Ahora váyanse cada una a sus obligaciones, y abrir bien los ojos.

Al escuchar eso, salimos lo más rápido posible hacía nuestra habitación, para que no nos sorprendieran, lavarnos y cambiarnos de ropa.

Salía Mercedes rápido de la habitación en dirección a la escalera, para llegar a tiempo a su clase en la biblioteca, que tenía con Tilandsia. Detrás salió Pino, pero se paró mirando el suelo, una hilera de manchas destacaban, venían de la escalera, hacía la puerta y luego iban en dirección a la habitación de los mellizos, sus niños.

Ella sonrió, ya se imaginaba lo ocurrido, pues oyó a ellos cuando subían la escalera, y ella se dirigía al dormitorio de la señora. La habían seguido para escuchar que decían, ahora lo tenía más fácil, para hablar con ellos, pues ya sabían lo que su madre les había dicho a ellas dos.

Mientras, nosotros estábamos hablando de lo ocurrido. Cuando se abrió la puerta y entro Pino. Nos miró con atención, y nosotros a ella. Teníamos muchas preguntas que hacer, y sabíamos que Pino, estaba en su obligación de respondernos, por mandato de nuestra madre. Parecía que nos estábamos leyendo el pensamiento, los tres nos mirábamos, y sonreíamos.

Pino: Mis niños traviesos, que escuchan detrás de las puertas de los mayores.

Nosotros nos miramos extrañados, como lo sabía ella.

Pino se rió más fuerte, viendo nuestras caras de sorpresa y dijo: ¡Vengan aquí los dos! dirigiéndose hacía el pasillo, y nosotros detrás cada vez más sorprendidos.

Pino: ¿Que ven ustedes de raro aquí? Señalando el pasillo y hacía el suelo.

Nosotros miramos el suelo, vimos las huellas que nos delataban, nos habían pillado. Nos pusimos colorados, agachando la cabeza, por habernos sorprendido in fragante. Pino nos dio la mano a cada uno, entrando en nuestra habitación de nuevo, nos soltó y cerro la puerta.

Pino: ¿Bueno, que tenéis que preguntar, pues seguro que tenéis muchas cosas en esas hermosas cabecitas? Mientras nos pasaba la mano por nuestros pelos, pues sabía que nos encantaba.

Cessaer: ¿Pino, según dijo mí madre, si tuviéramos cualquier pregunta que hacerte, nos contestarías enseguida, cierto?

Pino: Sí claro, eso me dijo, como bien sabéis vosotros dos, tanto a Mercedes, como a mí.

Sabina: A mi hermana se le veía muy excitada, y le gustaba lo que le hacía Mercedes. Pero se estaban besando también en la boca, y ¿eso dos mujeres no lo hacen, o sí?

Pino: Normalmente lo hacen las parejas, para demostrar que se quieren mucho. Pero también lo hacemos entre nosotras, ya sea en la mejilla, en la frente, en los labios, o en cualquier otro sitio. Igual que tu cuando besas a tu madre, le das un besito en los labios, y eso otras personas no lo ven normal. Ciertas personas, tienen una forma de vivir más liberal y natural, como es el caso de vuestra familia. ¿Tus amigas, seguro que no besan a sus madres igual que tu?

Sabina: No, la mayoría se lo dan en la mejilla, muy pocos lo hacen en los labios, que sepamos nosotros, lo hace solo la familia de Lourdes, la chica que se sienta delante de nosotros en el colegio. Salio un día el tema, al traerla su madre, vimos que se despedían diciendo: hasta luego, al mismo tiempo que le daba un beso en sus labios. A nosotros no nos extraño, pues lo hacíamos, pero el resto de los niños las miró extrañados, y le dijeron que eso no se hace con una madre.

Cessaer: No digamos nada. Nos callamos y entramos a clase.

Pino: Entiendo y me imagino que ustedes se preguntaban, porque decían ellos que estaba mal, si era una cosa habitual entre tu familia. Bueno eso es lo que decía antes, que no todas las personas y familias se comportan igual, pero si se quiere a una persona, lo más bonito es demostrandoselo, y que mejor que un beso en los labios.

Cessaer: Pino, yo te quiero a ti mucho, ¿podría darte yo un beso en los labios también?

Pino: Claro mi amor, ven aquí que te doy uno, pues yo también os quiero mucho a los dos, y sabéis que sois mis niños mas adorables.

Nos acercamos nuestros labios y nos dimos un beso Pino y yo.

Al terminal vimos que Sabina estaba con la cabeza inclinada hacía el suelo, un poco triste.

Los dos a la vez, le preguntamos: ¿Que te pasa Sabina?

Sabina: Le has dado un beso a el solamente y a mi no. Yo te quiero mucho también, y no me lo has dado, ¿porque?

Pino: Perdona pequeña, tienes razón, te voy a dar uno muy especial, como le estaba dando Mercedes a Aralia. Así aprendes y conoces, una nueva forma de besar.

Se acerco y agacho la cabeza, llevando sus labios a los de ella. Mi hermana estaba nerviosa, y con los ojos muy abiertos, esperando, para ver que sentía y como era ese beso especial.

Pino: Cuando te bese en los labios otra vez, abre un poco tu boca, para darte ese beso, pero no te asustes, sino relajate y siente.

De nuevo se agacho y llevo sus labios a los de ella, comenzando a darle un beso, mientras Sabina fue abriendo la boca, al sentir como la lengua de Pino trataba de entrar en su boca. Se dejo llevar, como le dijo ella, al principio sintió un poco de repugnancia por lo que le hacía, pero luego fue sintiendo algo mas placentero y le iba gustando. Así nos explicó lo que había sentido, y que le gustaba.

Saltando de alegría, fue a mí lado y dijo: Cessaer, te voy a enseñar a hacer el beso especial.

Pino casi se explota de la risa, al ver a aquella chiquilla, como quería enseñarle a su hermano, el beso con lengua. Se puso toda orgullosa, a mirar aquella pareja de loquillos, como iban a comenzar sus enseñanzas en el tema sexual.

Mí hermana junto a mí, me cogió la cara con sus manos, llevando su cabeza hacía la mía. Estábamos nerviosos y a la vez contentos, por lo que estábamos aprendiendo. Unimos nuestros labios, e hice igual que ella había hecho con Pino, abrí la boca, dejando pasar su húmeda lengua en mí. Sentimos como una corriente, al chocar nuestras lenguas y Sabina comenzar a jugar con la mía. Yo empece a hacer lo mismo con ella, unas veces la metía ella, y otras yo. Nos gustaba cada vez más, y empezamos a sonreír, pues habíamos descubierto un juego más entre nosotros.

Pino se abrazo a nosotros, dándonos un beso en la cabeza a cada uno, con mucha ternura y amor. Mis niños, ya saben darse un beso especial, y que nosotros los adultos le llamamos con lengua, nos dijo.

Nos cogió de las manos y nos llevo al baño.

Pino: Ya va siendo hora de que os bañéis, y os quitéis esa ropa sucia, que estáis dejando el suelo perdido de chocolate, y vuestra madre, luego me regaña a mí.

Con esto termino este capítulo, de nuestros primeros inicios, y las enseñanzas de Pino, espero que os guste, y gracias.

Cessaerd@yahoo.es