Mi familia numerosa 19

Continua la fiesta de cumpleaños, cuarteto con mis dos hermanas y Olga, encuentro con Adelina, acontecimientos en la fiesta, ...

Nos alegramos que un número de personas nos sigan leyendo, y nos den su apoyo, sus comentarios, sus valoraciones y sus mensajes. Gracias a todos ellos, de parte de los dos.

También les pedimos disculpa por el tiempo que ha pasado, pero las vacaciones han hecho que se prolongara un poco más de la cuenta.

Mi familia numerosa 19

Después de un rato de haber estado jugando los tres, nos salimos del baño para vestirnos. Judith se puso la misma ropa que trajo, y nosotros nos pusimos de la que nos regalaron. Bajando los tres sonriendo, por lo guapo que estábamos, además Judith parecía otra chica, mas mayor. Lo de perder la virginidad le sentó bien, parecía otra persona de más edad.

Al llegar al salón lo encontramos vació, cosa que nos extraño, con la cantidad de gente que eramos, que no hubiese nadie por allí, dirigiéndonos hacía la salida de la casa.

Al llegar a la puerta, Pino nos esperaba sonriendo al vernos. ¡Que guapo os habéis puesto! Exclamo ella muy contenta, mirando luego a Judith le dijo: ¿Se te han cumplido los deseos?

Judith se puso roja agachando la cabeza toda vergonzosa, por la directa que le había soltado Pino. Si, se me ha cumplido, y si pudiera, lo volvería a repetir. Le dijo a Pino, levantando la cabeza y sonriendo. Cosa que nos hizo gracia, y reímos los cuatro. Eso no se volverá a repetir, y da gracias que tu has tenido suerte al encontrar a estos dos loquillos, que te lo han hecho inolvidable, pero de lo bien que lo has pasado, pues se te nota en tu cara, esa sonrisa de oreja a oreja, y esos ojos por la lujuria que han visto y sentido, le dice Pino mirándole a los ojos, y comprendiendo la felicidad de ella.

Bueno ya era hora que bajaran, estábamos esperando todos, para que comenzaran a tocar los músicos y diera comienzo el baile y el espectáculo, pues la primera pareja para inaugurar el baile, son ustedes.

Es que estuvimos eligiendo la ropa y tardamos un poco, al final Judith nos ayudo a decidirnos, agradeciéndoselo nosotros muy amablemente, además de recoger su regalo que nos gusto mucho, y estuvimos apreciándolo bien y valorándolo, cosa que nos encanto.

Los cuatro sonreímos, y nos fuimos hacía la entrada exterior de la casa y jardín.

Al salir fuimos recibido por muchos aplausos y risas, parecía que todo el mundo allí, sabía lo ocurrido. Estaban tomando y comiendo algo mientras esperaban, pues ocho preciosas chicas con bandejas cargadas de canapés, iban por todos los grupos ofreciendo la variedad tan grande de aquellas bandejas. Estaban vestidas con elegantes vestidos negros, que le llegaban a medio muslo, de manga larga y cuello redondo, estos se ajustaban a sus figuras como si de una piel se tratara, dejando ver claramente todas sus curvas, se notaba que habían sido escogidas muy bien, pues casi todas tenían un cierto parecido entre ellas, en altura y constitución, que quien las veía parecían que estaban pasando un pase de modelos, pero de chicas bien formadas y no lo que ocurre muchas veces que nos ponen anoréxicas o solo huesos, cosa que no comprendemos, pues no es realmente lo más bonito en una mujer, además de dar mal ejemplo a que muchas de ellas hagan burradas para llegar a ese estado. Las bebidas eran servidas por dos chicos muy guapos, en una gran mesa, vestidos de negro, y con el mismo corte que las chicas, camisas ajustadas, marcándoles su constitución, y sus músculos, que era el cotilleo de todas las chicas, puesto que el 68% de los invitados y familia, eran mujeres.

Todas las personas estaban vestidas muy elegantes, sobre todo las chicas estaban para comérselas, cosa que me encanto.

Nuestra madre se acerco a nosotros, dándonos un beso a los tres, ¿lo habéis pasado bien? nos dice sonriendo.

Siii... le dijimos los tres a la vez. A lo que ella sonrió y cogiéndonos de la mano a Sabina y a mí, nos llevo al centro de la explanada, donde nos esperaba todo el mundo, con sus vasos y sus pinchos de canapés, que atrapaban de las bandejas que pasaban por su lado.

La explanada aquella estaba preparada y hecha a conciencia para los acontecimientos de aquel tipo, rodeada de jardines y con una entrada para vehículos de gran tamaño, por si tuvieran que descargar algo, como ocurrió esta mañana muy temprano, según nos dijo nuestra madre más tarde, gracias a ello se pudo montar el escenario, y todo lo que estaba expuesto en aquel momento.

Los dos grupos musicales estaban juntos en aquel momento en el escenario, pues iban a tocar una canción a dúo, para dar comienzo la fiesta musical por nuestros cumpleaños.

Se puso música de muchos roqueros, que animo mucho a la gente al principio, seguido de salsa y baladas, que hicieron que bailaran todo el mundo. La verdad que estuvo muy animada la música, entre los dos grupos sin parar, turnándose cada hora uno.

Yo baile con muchas chicas y no tan chicas, jajaa pero bueno, lo importante es que lo pasamos muy bien.

Se hizo también dos piñatas, una para los pequeños, los cuales se pusieron muy contentos, sobre todo por la cantidad de regalos y sorpresas que traía. La otra para los adultos, la verdad que fue otra sorpresa, pues no se esperaba eso, y nos estuvimos riendo con las bromas que se hicieron por ello, también los regalos no se pusieron en la piñata por ser frágiles algunos de ellos y era fácil que se rompiera entre los golpes y la caída al piso. En vez de regalos, se pusieron tarjetas donde indicaban el regalo que tenían. Cada persona podía recoger hasta tres tarjetas, que era el tope que se puso. El más importante fue, el regalo de un potro de seis meses, que le toco a Rebecca y la pobre decía: ¿Pero donde voy a meter yo ahora un caballo?

Nuestra madre la saco de dudas, diciéndole que lo podía dejar en la finca, pero que lo tenía que cuidar ella, o tenía la opción también de venderlo, al ser un buen potro seguro que se lo pagarían bien, ganándose un buen dinero.

A Sabina le toco una caja de bombones y una calculadora de bolsillo, pues solo pudo recoger dos tarjetas. A mi me toco tres tarjetas, en eso tuve más suerte, tocándome un reloj Seiko, un vale para un vestido de señora, lo cual me hizo gracia y se lo cambie a Hortensia, que le toco de caballero, y la tercera tarjeta que me toco, era un vale de un año para dos personas de entradas al Multicine que teníamos en el Centro Comercial mas cercano de nosotros, para ver los estrenos que se pusieran. Este la verdad me gusto, pues el cine y los espectáculos nos gustan mucho, y como era para dos personas, lo podíamos aprovechar bien.

También hubieron juegos y concursos, carreras de sacos la cual la gano Jaime, competición de cuerda,  por un lado las mujeres y por el otro los hombres, la verdad que estuvo muy reñida, pues ellas eran muchas más, y al final se llevaron la victoria, quienes estábamos primeros en cada grupo eramos nosotros (Sabina por las mujeres, y yo por los hombres), y la risa fue que fuimos descalificados los dos, pues pasamos la ralla cada uno en dos momentos. Primero fue Sabina, y pensábamos que íbamos a ganar los hombres, pero después ellas comenzaron a tirar con más fuerza, la verdad que no se de donde la sacaron, y nos ganaron.

Hubo de todo tipo de sorpresas, y regalos, la verdad que se lo monto bien nuestra madre.

Comimos en un lado de la explanada, donde se preparo un bufete bastante bueno y variado, pudiéndose escoger una variedad de platos para todos los gustos.

Nosotros comimos más a base de marisco y pescado, que nos gusta más, picando en diferentes platos. Para beber, lo hicimos del típico vino que teníamos en la bodega, el cual es muy bueno, además del cava con el cual brindamos el cumple. Este se puso semiseco, pues les gusta más a todos, sobre todo a las mujeres, las cuales se ponen muy contentas con ello, debe ser que las burbujas se les suben a la cabeza y las hacen olvidarse un poco de las normas, haciendo más disparates de la cuenta, sobre todo picarescos, sensuales y eróticos.

Después de haber comido un rato, y de dialogar durante bastante rato con todos, se nos acerco a los dos, Aralia y su compañera Olga. Venía riendo y muy animadas, se les notaba que el vino las había puesto alegre.

Aralia nos tomo de las manos a cada uno, a mí con la derecha y a Sabina con la izquierda, tirando de nosotros hacía la casa, seguidos de Olga que nos iba empujando por la espalda, por si no quisiéramos seguir.

¿A donde nos lleváis? Le pregunte a Aralia.

Ella seguía tirando de nosotros sin decir nada, solamente reía y nos miraba unas veces a uno y otras al otro, girando su cabeza hacía un lado u otro.

Después de caminar un rato y llegar a la puerta grande de la casa, nos dice: Antes les dije que queríamos darles un regalo especial a los dos, así que eso vamos a tratar de hacer.

Entramos en la casa y nos llevaron de mano hasta la habitación de ella. Al entrar la vimos muy decorada con muchas flores, velas, todo muy romántico, colocado alrededor de la cama grande. Esta la habían puesto en el medio de la habitación, como si fuera el altar de honor para el sacrificio.

Se pararon en la entrada, para que pudiéramos comprobar lo que habían hecho, la verdad que se lo había currado muy bien, nos miramos Sabina y yo, sonriendo les dimos un beso en cada cachete uno cada una.

Ellas muy privadas como dos niñas pequeñas, que saltaban de alegría al comprobar que su sorpresa había sido todo un éxito.

Olga corriendo fue a la estantería, poniendo un poco de música de fondo. Todo el rato que estuvimos en aquella habitación, lo que oíamos era todo a base de melodías románticas o baladas, en un tono que se oía, pero no perturbaba el hablar, ni siquiera el susurrar.

Os hemos traído aquí, como en un principio os dije, para daros una sorpresa por nuestra parte, que como bien sabéis somos compañeras y amigas, y no nos hemos acostado todavía con ningún hombre. Queremos como regalo sobre todo a ti Cessaer, entregarnos y dejar que tu nos poseas a las dos, como si te entregáramos nuestra virginidad, pues realmente así es, ya que nunca nos ha penetrado uno, en ninguno de nuestros agujeros.

No se que decir, pues no quisiera que os sintierais mal al ofreceros, sabiendo que no queréis a los hombres, por hacerme un regalo que para vosotras puede ser un problema. ¿Estáis seguras de que eso es lo que deseáis?

Lo hemos estado hablando varias veces, queremos probar como nos sentiríamos estando con un hombre las dos juntas, si realmente somos lesbianas o bisexuales. Por eso hemos pensado en ti, eres la mejor persona como hombre que conocemos, además de que te quiero mucho como hermano, o mejor dicho sois los dos hermanos a los cuales quiero más, por eso queremos compartir con los dos, este momento tan delicado para nosotras. Ustedes dos llevaran la voz cantante, pues ya os habéis relacionados, pero si en algún momento, les decimos cualquiera de las dos que paren, les pedimos por favor que así lo hagan, ¿de acuerdo?

¡Sí claro! Respondimos los dos a la vez.

Tu decides con quién quieres estar primero, y como lo harás, pero por favor se delicado, como me dice Sabina que eres con ella y como fue su primera vez. Se por diferentes chicas, que eres un buen amante, dando mucha ternura y amor al momento ese, sobre todo si son primerizas.

Si es así Aralia, nuestro hermano y sus sentimientos tan nobles que tiene, hacen que ese momento sea inolvidable.

Las dos sonrieron y me dieron un beso cada una en un lado de la cara. ¡Pues que empiece el espectáculo!

Ahí todos reímos.

Nos pusimos a bailar formando un circulo, enlazados por nuestros brazos en las cinturas, nos colocamos de la siguiente forma: a mi derecha Aralia, a la izquierda Olga, y en frente Sabina. Estuvimos dando vueltas despacio, mirándonos a los ojos unos a otros. Reíamos y bromeábamos de la situación.

Me gustaría y por ello no quiero que pienses nada malo Olga, comenzar con mi hermana, porque me siento mas unida a ella y nos queremos más, quiero que ella sea la primera, estando yo  en plenas facultades.

Me parece bien, y lo veo razonable por tu parte. Además te hemos dejado la iniciativa a ti en todo, por lo cual puedes hacer lo que tu quieras.

Le di un beso a Olga en los labios, y le di las gracias por ello.

Las tome a las dos por las manos, a igual que antes nos hizo nuestra hermana, y me fui con ellas a la hermosa cama que habían preparado.

Al estar al lado de la cama, las senté en ella una al lado de la otra, les íbamos dando besos alternativamente entre los dos a ellas, un rato a una y después a la otra, cambiando de posición solamente Sabina y yo, mientras ellas permanecían quietas sentadas en la cama.

Después de un rato estar jugando con besos y caricias con cada una, les fuimos quitando la ropa poco a poco, quitándole una pieza a cada uno y luego cambiábamos de persona. Sabina le quito los zapatos a Olga y yo a mi hermana, luego Sabina le fue quitando la blusa tan bonita de color verde, que llevaba Aralia, botón por botón se la fue quitando, a lo que yo hice lo mismo con Olga, lo que su blusa era de color turquesa. Mientras hacíamos eso, mirábamos a una y a otra para verles su ropa interior, pues deseábamos ver las prendas que llevaban.

Las dos tenían un sujetador muy bonito de encaje, semitransparente, haciendo juego con la blusa. Se notaba que se habían puesto de acuerdo en ello, puesto que eran iguales, lo que cambiaba era el color de las prendas, de acuerdo con sus blusas.

El pecho de nuestra hermana era más pequeños, pero mas duro, y con los pezones más grandes, aunque ya lo conocíamos, pues lo habíamos visto muchas veces desnudo, en aquella situación parecía que lo estábamos viendo por primera vez a las dos en sujetador. Nos quedamos contemplándolas a las dos, mientras sonreíamos los cuatro. La verdad que estaban muy bonitas.

Así estuvimos haciendo todo el rato, hasta dejarlas desnudas a ambas. Ellas se mostraban muy coquetas, alegres y con ganas de fiesta, se veía que el vino les había afectado más.

Nos dábamos besos y caricias entre los cuatro, mientras ellas estaban sentadas y nosotros de pie. Luego intercambiamos los papeles ellas de pie para desnudarnos y nosotros sentados. Al final estábamos los cuatros desnudos, haciéndonos caricias, besos, … cada vez nos íbamos excitando más.

Tumbasen las dos juntas, una al lado de la otra encima de la cama. Les dije, a la vez que hice presión sobre los hombros de Aralia, para tumbarla. Me quede un rato mirándola, pues tenía un hermoso cuerpo, bastante atlético, delgada y con un pecho pequeño pero duro, lo pusiera de la forma que fuera, siempre estaba de punta. Con esos pezones bastante desarrollados que tenía. Los cuales destacaban bastante por su tamaño, en comparación con sus pechos. Parecían puntas de flechas, a punto de ser disparadas contra mí.

Le estuve acariciando todo el cuerpo despacio, con las yemas de mis dedos se las iba pasando por todo el. Recorriendo cada rincón de su anatomía, pero poniendo más atención a sus puntos mas vulnerables en toda mujer. Fui besándola desde la cabeza a los pies, sintiendo como su piel se ponía de gallina, respondiendo a mis caricias y besos.

Al poco comenzó a dar exclamaciones de gozo, abrazándome, acariciándome y besándome por los lugares que más cerca encontraba de mi cuerpo, que normalmente eran mis manos, muslos e inclusive mi pene, el cual estaba erecto, y donde ella se recreaba para darme placer también.

De reojo miraba lo que hacía Sabina con Olga, o viceversa, pues otras veces pude comprobar que era Olga la que se dedicaba a acariciar a Sabina.

Pasado un buen rato de caricias, besos, abrazos y todo lo que se podía dar, entre dos personas haciendo de aquel momento, un encuentro amoroso. Entre las caricias que le daba a ella, con los dedos jugaba con su almejita, pasándoselos de arriba abajo por lo largo de ella, e introduciéndole a ratos algún dedo en su vagina. Pero sobre todo le pasaba la yema de ellos por su clítoris, el cual estaba bien fuera, asomando entre sus labios, por la agitación que se le estaba dando. Para lubricarla bien y sintiera más placer, me puse a jugar con mis labios y lengua alrededor de el, y pasándole cada cierto tiempo, la punta de la lengua por encima, haciendo que convulsionara su cuerpo, arqueándolo a veces que parecía que se iba a partir en dos.

Diossss... Cessaerrr... me estas matandooo... de gustooo..., no sabía que lo hicieras tambiennn...

Todos reímos por las expresiones de mi hermana, se veía que estaba disfrutando mucho.

Las otras dos dejaron sus juegos y se acercaron a Aralia, poniéndose cada una a darles caricias por todo el cuerpo.

Mi hermana estaba como ida, se retorcía de placer, y cada vez chillaba más.

Siii.... ahhhh... ahhhh... que me voy a venirrrr...

En ese momento me subí encima de ella, abriéndole las piernas entre las otras dos, para facilitarme la posición.

Siii... metela yaaa... decía mientras su cuerpo se convulsionaba y levantaba la pelvis hacía mí, con el deseo de que entrara en ella.

Puse mi pene en su entrada, aunque sabía que ya no era virgen, por lo que me habían dicho las dos, con la broma esa de que los consoladores hacían mucho, no me preocupaba el dolor de la desvirgación pues realmente no existía. La fui introduciendo despacio, aunque se le veía y notaba bien lubricada, quería que sintiera la penetración y el placer de sentir mi pene dentro de ella, puesto que es diferente a un consolador, así sabría lo que era la penetración de un hombre. Además del amor y la ternura que le estaba dando, por ser la primera vez que estaba con un hombre, no quería que ese momento fuera traumático, ni horrible, ni nada parecido. Solamente quería que fuera un momento feliz, tierno, … para que no viera, que todos los hombres no eramos malos, ni su enemigo, ni tampoco unos bichos destructivos, o cualquier cosa mala que pensara. Quería que viera lo bueno de ese momento, entre un hombre y una mujer.

Cuando Aralia se sintió penetrada, dejo salir el aire que había retenido, con los nervios de ese momento, haciendo una exclamación bastante fuerte

Ufff... te siento dentro, y es diferente la sensación con un consolador, la verdad que no esperaba que sintiera este placer, Ufff... Siii... metela todaaaa...

Nos echamos a reír, pues ya la tenía toda dentro, y todavía quería más.

Nuestros movimientos eran rápidos, llevando un ritmo endiablado. Nos besábamos y abrazábamos bien fuertes, juntando nuestros cuerpos lo más posible, no dejando entre ellos ni un hueco para una alfiler.

Me voyyyy... dice Aralia chillando y moviendo su cuerpo con más rapidez, agarrándose a mí fuertemente, cruzando las piernas por detrás de mi, atrayéndome más fuerte hacía ella.

Estaba a punto de irme, y así se lo hice saber diciéndole que abriera las piernas, para poder salirme y no descargar en su interior. Pero ella estaba tan rendida entre las caricias de los tres y el orgasmo que había tenido, que no la dejaba reaccionar.

Sabina al ver lo que pasaba, le abrió las piernas por detrás, liberando mi cuerpo de su abrazo. Al sentir que ya me podía mover, salí de ella inmediatamente, aprovechando Sabina fue al encuentro de mi pene para metérselo en la boca, cosa que dejo a las otras dos mirándola, no sabiendo que hacer en aquel momento. Ella lo comenzó a chupar como si de un polo se tratara, haciendo que me descargara rápidamente en su interior, llenando su boca con mi semen.

Olga la miraba con unos deseos asombrosos en su mirada, mojando los labios con su lengua, y mirándola fijamente a su boca.

Sabina al ver su cara, acerco sus labios a ella besándola, cosa que respondió rápido, pero lo que no esperaba es que le pasara parte del semen a su boca, y retirándose para acercarse a Aralia y hacer lo mismo con ella, depositándose el resto de semen que tenía en la boca, pasándoselo con un hermoso beso y comida de boca.

Gracias hermanita, por repartir con nosotras. Dándole un magnifico beso, jugando con sus labios y boca.

Es raro el sabor, como salado, pero con la saliva de Sabina sabe muy rico, jejeee dijo Olga sonriendo.

Aralia estaba sudando, se le notaba todavía el cuerpo agitado, y los ojos brillando, se le veía que lo había pasado muy bien. Ufff... ha estado genial hermanito, pero no se si sera igual con otro hombre, al no tener ese amor que nos une a nosotros. Ahora tienes que hacer, que Olga lo sienta también como yo. Diciendo esto incorporo su tórax, dejándonos ver bien su busto, moviéndose al ritmo de su respiración todavía alterada.

Olga sonriendo se tumbo en la cama al lado de Aralia, la cual se puso de rodillas a su lado, comenzando a acariciarla por sus pechos, los cuales eran mayores que los suyos, pero no tan duros y sus pezones eran más pequeños.

Las dos sonrieron y se estrecharon en un abrazo fuerte, a la vez que se besaban con gran pasión.

Mi hermana y yo nos miramos y sonreímos, al ver el cariño que se tenían las dos. ¡Eh... dejar eso para ustedes!, ahora le toca a Cessaer hacer que Olga sienta la penetración de su pene.

Las dos se separaron sonriendo y dándose un pico en los labios. ¡Te toca hermanito! Me dice señalando a su compañera.

Espera, primero tenemos que hacer que se le levante, así que ayudame a chupársela que eso le pondrá más rápido a tono. Diciendo aquello y las dos ponerse a ello, fue todo uno. Las dos sonreían y jugaban conmigo, a la vez que jugaban con sus lenguas, haciendo que soltaran mas carcajadas y sonrisas juguetonas.

Olga las miraba, y se mordía los labios, se le notaba que quería participar en aquel juego, por ello muy despacio le fui acariciando su vientre, subiendo hacía sus pechos que eran un intermedio entre las otras dos. Ella me miró sonriendo, pues le gustaba las caricias que le hacía, y al estar caliente, pues su cuerpo ya desprendía sus primeros movimientos de agitación.

Me acerque más a ella, y comencé a besarla en sus grande labios, jugando con ellos e introduciendo mi lengua en su boca. Ella respondía muy bien, y miraba de reojo a las otras, haciendo que su calentura subiera más.

Mis dos hermanas, habían logrado levantar mi pene bastante rápido, y por ello tenían una fiesta entre ellas, diciéndose cosas para ponerme mas a tono, pues las escuchabas muy bien, además de servir de aliciente para Olga también.

¡Mira que dura se ha puesto! Decía Sabina.

Parece un pepino, dice Aralia.

Mi hermana se exploto de risa, ¿los has probado muchos?

Siii... muchas veces hemos cogido algunos y nos hemos divertido jugando entre las dos.

Aquella conversación nos ponía más en forma, y mi pene ya no podía crecer más, lo tenía muy duro y grande. Las lenguas de ellas pasaban por su cabeza y bajaban por el tronco, cruzándose en caricias cada momento entre ellas.

Bueno ya esta bien puesta, dice Sabina, dándole un beso a mi pene en su cabeza y mirándome a los ojos, ahora te toca a ti jugar con ella y Olga.

Todos reímos la broma de ella, pero sobre todo Olga, que me miraba con ojos de lujuria.

Ella se pusieron a su costado y yo por la parte de abajo, osea por donde esta sus piernas.

La íbamos besando y acariciando, ellas los costados y un pecho cada una, y yo sus piernas y la zona del pubis. De vez en cuando miraba a las tres, para saber que hacían y como se iba desarrollando aquel momento. Mis besos los hacía con los labios y la lengua, pero primero acariciaba la parte que iba a besar, poniéndola a tono, podríamos decir, y luego comenzaba a pasarle los labios y al final sacaba la lengua, jugando con la zona que había elegido.

Ella se le notaba cada vez más eufórica, comenzando a dar gritos de placer. Siii... me gustaaa... seguir asiii...

Al haber estado anteriormente acariciándose con Sabina, o mejor dicho metiéndose manos bastante bien, tenía su cuerpo preparado para sentir más placer, pues lo había llevado ya a un limite bastante cerca del orgasmo.

Ufff... Diossss me vais a volver loca, con tanto placer.

Después de un rato de caricias, besos, … llego la hora de poseerla, y así se lo hice saber.

Siii... pónmela dentro yaaa, que no aguanto másss.

Me puse en medio de sus piernas, abriéndolas lo más posible, me puse a pasarle mi pene por su rajita de arriba abajo y viceversa.

Cabrónnn no juegues con ella ahoraaaa... metela yaaa.

Todos reímos por su exclamación, se le notaba que ya estaba a punto de explotar, pero yo quería hacerla sufrir un poco más, que sintiera su roce por sus labios y clítoris, le pasaba el glande varias veces, y luego lo ponía en la puerta, pero no lo entraba, lo llevaba otra vez hacía su clítoris, bajándolo por su almejita, haciendo que se mojara más el glande, de los secreciones que estaba teniendo tan abundantes, que le salían y estaba mojando sus muslos y cama.

Diosss... cuando te coja te voy a tirar por lo pelos, por desgraciado. Metémela yaaa por favorrr, que no aguanto más, y quiero tener el orgasmo con ella dentro.

Cessaer, me dice Aralia, pónsela dentro ya, que sino le va a dar algo.

Le sonreí picándole el ojo, y de una vez se la metí toda dentro.

Ufff... que rica se siente, es diferente. Me voyyy... yaaaa...

Diciendo esto y arqueando su cuerpo con temblores, fue todo uno.

Gritos de placer llenaron la habitación.

En ese momento tiro de mi hermana Aralia hacía su boca, dándole un morreo de campeonato, mientras su cuerpo saltaba en la cama, como si tuviera fuego debajo de el, levantando su pelvis, y quedándose parada con el cuerpo arqueado. Cayendo después en una agotamiento muy grande.

Después de lo sucedido estuvimos hablando un rato, mientras Olga se recuperaba, comentando lo que habían sentido y como lo veían.

Las dos estaban muy emocionadas, y me daban las gracias, por lo que había hecho por ellas.

Una vez que se levanto Olga fue a por mi, diciendo: ¡Ven aquí desgraciado, que te las quiero hacer pagar todas juntas!, saliendo corriendo detrás de mí, mientras las otras dos reían.

Estuvimos dando vueltas alrededor de la cama, hasta que me agarró con la ayuda de mis hermanas, que me sujetaron cuando pase al lado de ellas, después de haberse puesto de acuerdo por señas entre ellas (eso me entere luego más tarde). Olga se fue acercando a mí regañando la cien, mientras ellas me tenían sujeto por los brazos. Llegada a mi altura, se pego a mí dándome un beso bastante pasional durante un rato, con lengua, morreo, comida de labios, … dejando a las otras dos sorprendidas, pues pensaban que me iba a hacer alguna trastada.

Después nos fuimos otra vez hacía la fiesta, la cual estaba muy animada con los dos grupos.

Una de las cosas más simpática y que normalmente ocurre en casi todos los cumples, es que cada vez son más divertidos, pues vamos siendo todos más mayores y despertamos o perfeccionamos, ese sentido sensual con más intensidad.

Las chicas se dedicaron a hacer una especie de concurso, para ver quien bailaba mejor y más sensual, para alegría de los caballeros, que estábamos muy contentos con ello. Fue esos momentos muy entretenidos, y las dos bandas lo supieron llevar bien, haciendo que con su música fuera más espectacular.

Hubieron varias de ellas que lo hicieron extraordinariamente bien, se ve que lo tenían ensayado. Las que mejor lo hicieron fueron en primer lugar mi hermana Aralia, que se gano más aplausos que ninguna, pero con bastante acercamiento Rosalva, que la verdad estuvo casi empatada con ella, y tuvieron que salir las dos al final de nuevo, para aplaudirles y comprobar los aplausos a cada una. Entonces se noto una pequeña diferencia a favor de mi hermana Aralia, sería que toda la familia le aplaudimos mucho animándola. En tercera posición quedó Sabina, que se puso muy contenta, al quedar entre las tres primeras. Tenemos que decir en favor de ella, que las otras dos iban a clase de danza, y eso les daba más experiencia. También destaco Eva y Judith, que quedaron en cuarto y quinto puesto respectivamente, pero la verdad sea dicha, todas las que salieron al escenario lo hicieron muy bien.

Después de aquello, todos seguimos bailando, hasta que las chicas pidieron que nosotros hiciéramos lo mismo, que ellas se querían divertir también, viendo a los chicos bailar.

No nos quedo más remedio que hacerlo, y salimos varios al escenario. Quedamos de la siguiente forma: Primero fue Alfred, después quedé yo en segundo lugar, luego Daniel en tercero, y Javier y Juan José en cuarto y quinto puesto respectivamente.

La verdad que nos reímos mucho, sobre todo una parodia que hicieron entre Alfred y Daniel,  imitando la danza clásica, como bailarines de ballet. Daniel hizo de chica y con lo bruto que es, nos hizo mucha gracia, pues imitaban a una pareja de bailarines.

También nos hicieron subir a Sabina y a mí al escenario, para que dijéramos unas palabras, haciéndonos bailar después a los dos juntos, dando muestra de que estábamos bien compenetrados, haciendo que todos aplaudieran intensamente.

Una vez terminado el concurso, el agradecimiento a todos por los regalos y el haber asistido a nuestro cumpleaños, siguió el baile y la comida y bebida para quien quisiera, estaba siempre dispuesta en las mesas, cambiando cada cierto tiempo, de platos a degustar, con una gran variedad, era como si dijéramos un bufete self service las 24 horas.

La verdad que tuvieron un trabajo bastante grande, cambiando el personal cada seis horas aproximadamente. Siempre había diferentes platos para comer, y bebida la que quisiéramos, desde agua a cava, refrescos, licores, rones, whisky, cerveza, vinos, … hasta leche para quien quisiera combinarla con café, te, o con otro tipo de bebida, o sola. Bueno, podríamos decir, que había para elegir, una gran variedad.

Al final cuando se iban yendo la gente, felicitando a mi madre por la buena organización, y lo bien que estaba todo, tanto de comida, como de bebida, y sobre todo para los jóvenes, los grupos musicales que fue lo que más le gustaron. Aunque la mayoría se quedaron a dormir en casa, pues habían bebido mucho y no querían conducir, preparándose en los diferentes dormitorios, camas extras e inclusive, en una parte del salón. Una cosa que se hizo con los jóvenes, fue distribuirnos en tres dormitorios a todos, uniéndose las camas y poniendo otras extras, pues eramos el grupo mayor, por la cantidad de personas. En una nos quedamos los mayores, después los medianos y al final en otra, los más pequeños.

Cuando estábamos como en una ensaladilla rusa, todos mezclados, llego Adelina, diciéndome que quería hablar conmigo, me imaginaba que tendría que surgir, por lo que me había dicho cuando me felicito. Estaba muy bonita vestida, la verdad que casi no la conocía con esa ropa que llevaba, era un vestido celeste de manga hasta los codos, cuello redondo, tallado a la cintura, y vuelos que le llagaban a la altura de las rodillas. Ella casi siempre estaba vestida en traje de faena, para estar cómoda limpiando la casa, pues ese era su trabajo, la mayoría de las veces. El verla de aquella forma, me dejaba sorprendido, aunque más  me sorprendió cuando me felicito. Me dio a entender que quería algo más de mí, cosa que nunca había pasado con ella, pues estaba casada de hacía unos años, siempre la veía como una chica sería, fiel a su marido. Me agarro la mano y tiro de mí hacía fuera de la habitación, otra sorpresa por mi parte, pues generalmente la veía distante y en su trabajo, nos saludábamos y hablábamos lo imprescindible, era tímida y de pocas palabras. Todo aquello que estaba haciendo, era nuevo para mí a igual que para ella, pues se le notaba nerviosa.

Estuvimos un buen rato hablando del problema que tenía su marido, por una enfermedad que le habían encontrado no podía dejarla embarazada, ella se ofrecía para que la dejara embarazada, ademas de estar en sus días más propenso a quedarse. Me pedía que por favor sin ninguna responsabilidad, pusiera mi granito de arena como ella decía, para dejarla embarazada, ellos le darían sus apellidos y si hiciera falta me quitaban todo responsabilidad por escrito donde ellos se hacían responsable de la criatura que viniera, si así ocurría. Que sería un acto de buena fe y un placer para mí, pues sería el único hombre que estaría con ella, aparte de su marido. La verdad que estaba guapísima, y era una hermosa tentación, aparte del favor que les hacía al no poder tener hijos.

Le dije que fuera a llamar a mi madre y a Sabina, pues quería que ellas también supieran lo que íbamos a hacer y si lo veían bien, sin problema alguno, a parte de asesorarse por ellas.

Cuando ellas llegaron, Adelina les contó lo que deseaba y el problema que tenía con su marido, y no quería someterse a una fecundación extraña sin conocer al hombre, por si hubiese algún problema genético, cosa que no ocurría conmigo, pues sabían que tenía muy buena salud y familia también, además si por alguna desgracia les ocurriera algo, querían que su hijo estuviera protegido por su padre natural, al final me querían de conejillo de indias podríamos decir y un respaldo por si hubiese alguna desgracia.

Mi madre nos llevo a su pequeño despacho que teníamos en la casa y redacto un documento donde no me hacían responsable de la criatura que viniera, la cual pasaba al matrimonio y no tenía ningún derecho sobre ella, salvo que por una fuerza mayor, como la muerte de ellos, pasaría a estar bajo mi responsabilidad.

Una vez de acuerdo y firmado el documento, haciendo de testigos mi madre, Sabina y Pino, además de firmar el matrimonio y la madre de Adelina (Lucia), la cocinera principal de la casa. Ellos lo habían pensado desde hacía un tiempo y esperaron a que yo fuera mayor de edad para exponerlo y si estaba de acuerdo, pues todos me querían mucho y encontraban en mí, el padre natural adecuado.

La verdad que me dejo un poco extrañado, pues no esperaba eso en aquel día, pero bueno por ser unas personas queridas por todos nosotros, acepte esa responsabilidad, pero estaba un poco alterado pensando si saldría bien, o no se quedara embarazada, pues nunca me había hecho ninguna prueba para conocer el estado de mis espermatozoides. Todos lo dieron por buenos, al ser un muchacho joven, fuerte e inteligente.

Ella se llevaba muy bien con Pino, pues eran de la misma edad, y lo habían hablado también, pero no me habían dicho nada hasta que no cumpliera los 18 años, o sea la mayoría de edad.

Al final todos estaban contento, pues Adelina deseaba mucho tener un hijo, y le caían las lagrimas de alegría, cosa que me dejo medio acojonado, pues esperaba que fuera todo bien. Sobre todo estaban muy contentas Pino y Adelina, y estaban tan segura de ello, que habían preparado en el vestuario de la piscina, una colchoneta grande. Así podíamos bañarnos en ella, y romper el hielo del momento, que luego el resto vendría por si solo, pues Adelina era muy guapa y eso era un aliciente más.

La caravana fue saliendo del despacho, menos Pino y Sabina que nos querían acompañar a la piscina, donde habían preparado el nido como decía ella.

Los cuatro íbamos hablando tranquilamente, como si fuéramos a hacer una cosa rutinaria. Eso nos relajo sobre todo a los dos, pues la pobre Adelina estaba un poco nerviosa, ya que nunca se había visto en esa situación, y tampoco conocía a ningún hombre en la cama, sin ser su marido.

Llegados a la piscina, vi que las luces estaban la mayoría apagadas, y las que estaban encendidas eran las luz tenue o baja intensidad, como le queráis decir, para relajar el ambiente.

Nos fuimos desnudando todos, como muchas veces lo habíamos hecho, aunque Adelina en su caso no lo había hecho nunca tampoco, pero al ver como nosotros lo hacíamos con naturalidad, bromas y risas, ella nos imito como siguiendo el juego, cosa que le resulto más fácil, al estar Pino y Sabina con ella.

Yo las mire a las tres, y la verdad estaba en la gloria, pues tenía delante de mi a tres monumentos, a cual más guapa. ¡Soy el hombre más afortunado del mundo,  por tener tres modelos de diosas ante mí! les dije sonriendo.

Ellas se echaron a reír, y de mutuo acuerdo como si lo hubieran estudiado, fueron a por mí agarrándome entre las tres y tirándome al agua. Menos mal que la piscina es climatizada, y el agua estaba muy rica, pero cuando iba por el aire sentí en mis nalgas dos tortas, una en cada lado. Pensé enseguida que serían de Pino y Sabina, pues Adelina no tenía todavía esa confianza. Las dos rieron a carcajada limpia, por haber sentido la misma tentación, cosa que le sorprendió a Adelina, pero rió después con ellas al ver sus bromas.

Seguidamente ellas dos (Sabina y Pino) agarraron a Adelina y la tiraron a la piscina, al haberse quedado en el borde de la misma mirándome como nadaba, dándole un buen susto pues no se lo esperaba al estar distraída.

¡Baja a la tierra! Le dice Pino riéndose. Agarrándose las dos y luchando entre ellas, por ver quien tiraba al agua a la otra. Las dos riendo se tiraban de los brazos, pero tratando de no caer ella. Era una espectáculo simpático viéndolas, como movían sus cuerpos, sobre todos sus pechos agitados por los movimientos. Nos quedamos los dos mirándolas y riendo, por los apuros de cada una por tirar a la otra. Al final cuando estaban en el borde, las dos perdieron el equilibrio y cayeron al agua juntas.

¡Vamos a hundirlas por habernos tirado! Le dije a Adelina y nade rápido hacía ellas, seguida por ella. Al salir las dos del fondo del agua, vieron que yo estaba encima de ellas y con las manos las volvía a meter, dejándolas tomar un poco de aire nada más. Adelina se paro riendo con una cara de felicidad, se le veía que lo estaba pasando bien.

Que era lo que nosotros queríamos, para quitar la tensión de la situación, la verdad que fue una buena idea, que fueran aquellas dos loquillas. Al salir las dos me miraron con malas intensiones, me temí lo peor. Salí nadando en dirección a Adelina, para entre los dos podernos defender, pues sabía que vendrían hacía mi y luego a por Adelina, se les notaba en las expresiones de sus caras, la picardía que tenían. ¡Vamos hacía la escalera, así tendremos donde agarrarnos mejor, y luchar con ellas! Le grite a Adelina, mientras nadaba hacía la escalera. Ella tardo un poco en reaccionar, al final salió nadando en la misma dirección.

Llegue a la escalera, dándome la vuelta para ver donde estaban ellas, apoyándome en uno de los escalones. Pino y Sabina venían nadando rápido, para atrapar a Adelina, ya que a mí no me `podían agarrar, tenían una pequeña diferencia de unos metros. Adelina trataba de nadar rápido, pero se le veía que le faltaba velocidad en comparación con las otras dos, que por lo menos tenía la ventaja que le faltaba un metro malamente para llegar a mi lado. Extendí mi brazo lo máximo que podía para ayudarla y tirar de ella, ella al verme alargo el suyo tocando mi mano, al sentirla tire de ella rápido atraiéndola hacía mí. La agarre entre mis brazos y le dí la vuelta, colocándola en medio de mis piernas de cara a ellas.

Ella al apoyarse en mí giro la cabeza mirándome, pues la había rodeado con mi brazo izquierdo la cintura, y con el derecho el pecho.  Vi al mirarme su cara acalorada, no se si por la situación al verse atrapada entre mis brazos y sintiendo en su trasero mi pene al apoyarse, o por la carrera de la natación, o por ambas cosas, pero pienso más por la situación, pues como persona era muy tímida, por ello bajo la mirada inmediatamente, al encontrarse con mis ojos directamente.

En eso llegaron las otras dos, tratando de agarrar a Adelina y separarla de mí.

¡Oye estos dos están bien agarrados, parecen como lapas! Le dice Sabina a Pino.

¡Pues sí tendremos que hacer algo a cambio, sino estos dos nos dejan fuera del pastel, y se lo comen todo ellos! Le dijo Pino a Sabina, pero como estábamos todos juntos, es como si se lo dijeran a los demás.

Se puso cada una a un lado de Adelina, riéndose las dos y mordiéndose los labios.

Adelina las miraba con los ojos como platos, pues no sabía que diablos les iba a hacer, pues de ellas esperaba de todo, menos lo que le hicieron al final, pues pensaba que más bien tratarían de separarla de mí. Entre las dos la comenzaron a acariciar, primero los brazos que los tenía hacía adelante tratando de defenderse, se los agarraron cada una uno, y le comenzaron a pasarle las manos por todo el, despacio iban subiendo hacía sus hombros. Ella miraba a una y a otra, como si estuviera hipnotizada, no esperaba esa reacción de ellas, sino lo contrario, pues sabía que las dos eran mis compañeras de juego sexuales, y en aquel momento ella era una intrusa en sus caminos.