Mi familia numerosa 18

Nuestra fiesta de cumpleaños, después de entregar los regalos nos vamos con Judith a recoger el suyo, su virginidad.

Queremos agradecer a todos el apoyo que nos han dado con sus comentarios, mensajes y valoración de nuestros relatos. Pidiendo que nos perdonen, por el tiempo que hemos tardado en publicarlo.

Mi familia numerosa 18

Después de esto, nos fuimos hacía dentro, para recoger la ropa y ponernos una de ellas para la fiesta. En eso se nos acerco Judith, dándonos un beso de nuevo a cada uno. Iba vestida con una falda amarilla pequeña, que le quedaba muy bien, dejando ver sus bonitas piernas, enfundadas en unas sandalias de color crema, una camisa blanca de botones y encaje. Dejando ver debajo, un sujetador blanco de encaje también. ¿Os importa, si voy con ustedes arriba, y puedo darte tu regalo? Me pregunto mirándome a mí primero a los ojos, de los cuales quede prendado, y luego a Sabina sonriendo. No nos importa, y lo deseamos que vengas con nosotros. Me coloque en medio de las dos y cargados con los regalos subimos la escalera, riendo entre nosotros y diciendo bromas.

Llegados arriba, nos metimos en nuestra habitación

Entramos de la siguiente forma: Sabina, Judith, y al final yo, que me quede mirándolas a las dos, según entraban. Tenían ambas un hermoso culo, bien puesto y respingon, dejando unas vistas preciosas, con el movimiento de cada una de sus caderas y nalgas. Sabiendo que las miraba, explotaron más el cuento haciéndose notar más sus traseros.

Sabina se fue quitando la ropa despacio, mirando a cada uno de nosotros con una sonrisa traviesa. Mientras nosotros la mirábamos a ella, como se iba quitando las prendas, con mucho erotismo. Al final solo se quedo con su braguita pequeña, que le tapaba poco. Una vez que acabo le dijo a Judith: Te toca a ti ahora, mostrarnos tu cuerpo.

Ella nos miro un poco colorada, pero decidida comenzó a quitarse las prendas también, desabrochándose primero la camisa botón a botón, y dejando ver cada vez más su sujetador blanco de encaje, su pecho estaba creciendo a pasos agigantados, cada vez que la veíamos nos parecía que tenía más. Ella se puso más bien de frente a mí, para que la pudiera ver bien, el espectáculo que me estaba dando.

Ahora eramos nosotros quienes la mirábamos a ella con atención, como se despojaba de sus prendas moviéndose alegremente, como si estuviera escuchando una música de fondo. Quitada la camisa, se bajo la cremallera que tenía en la parte trasera de la pequeña falda, y desabrochándose el broche que la sujetaba, comenzó a bajársela por sus piernas, despacio y mirándome a los ojos. Pudimos observar su braguita de color blanco, haciendo juego con su sujetador, el cual se lo quito también, mostrándonos sus pechos, estos habían crecido más de la ultima vez que los habíamos visto. Mientras se quitaba la ropa, la lanzaba a mi cama, hasta que se quedo solamente con su braguita.

Ahora te toca a ti, me dice Judith sonriéndome. Yo contento por lo que había visto y pensando lo que me esperaba, me comencé a despojar de mis prendas, empezando por arriba, luego los mocasines, pantalones y al final el slip, bajando este, se mostró ante los ojos de ellas mi pene, el cual había saltado hacía arriba, al ser liberado. Los ojos de Judith se abrieron sorprendida, al ver el tamaño que había alcanzado desde la última vez que lo había visto, sobre todo en grosor.

¡Madre míaaaa...! ¿Me cabra eso dentro de mí? Dijo una Judith sorprendida mirando mi pene con lujuria.

Ya veras que sí, y le pedirás que busque más, y que se alargue más, pues queras sentirte llena e invadida hasta los topes. Le dijo Sabina riéndose.

Sabina, se viro en dirección directa a Judith, y comenzó a bajarse la única prenda que le quedaba en aquel momento, su braguita. Lo fue haciendo despacio, enseñando poco a poco su pubis. La mirábamos con interés, sobre todo Judith, quería ver como lo tenía arreglado, al final al verlo sonrió, pues lo tenía a igual que la última vez que la vio en la piscina, aunque más desarrollada, pues tenía menos edad.

Ahora te toca a ti, le dice Sabina a Judith. Esta comenzó igual que Sabina, hasta que se desnudo completamente.

La verdad que Judith me llamo mucho la atención, pues su cuerpo se había desarrollado bastante, tenía más pecho, piernas más largas, un culo estupendo, y además se había recortado su pubis muy bien, dejando una pequeña linea por encima de este, y el resto completamente depilado.

Ella al darse cuenta a donde la miraba, se puso un poco colorada y como por inercia trinco un poco las piernas, cosa que nos hizo gracia a mi hermana y a mí, pues ya nos habíamos fijado bien en todo su cuerpo.

Tranquila Judith, estas muy hermosa y me gusta como lo has dejado, casi igual al de Sabina, por no decir igual, el cual me gusta mucho.

Ella ante aquella observación sonrió, relajando las piernas y abriéndolas un poco. Pudiendo apreciar mejor todo su cuerpo, desde la cabeza a los pies.

La verdad que estaba muy bonita, y se podía observar, que se estaba convirtiendo en una hermosa mujer. Muchos chicos irían detrás de ella, si con aquella edad ya la miraban y la deseaban, dentro de dos años más, iba a volver loco a muchos.

Los tres estábamos separados dos metro aproximadamente de cada uno, formando como un triangulo equilátero, pero sin darnos cuenta. Nos habíamos puesto así, para vernos cada uno al otro despojarse de sus ropas.

Después de mirarnos durante un rato, nos acercamos al centro uniéndonos en un abrazo los tres. Enlazados por ellas a mi lado nos fuimos hasta mi cama, que era la más cercana que se encontraba desde donde estábamos.

Temo que me puedas hacer daño, la veo muy grande para mi vagina. Pero también quisiera perder la virginidad, y ofrecértela a ti como regalo de cumpleaños, es para mi el mejor regalo que te puedo dar en estos momentos, pues significa mucho para mi, me dice mirándome a los ojos.

Te entiendo, que tengas temor al ser tu primera vez, pero no tienes que temer, lo haremos despacio con ternura, ayudado por Sabina. Veras que casi no lo notaras, y después será un gran placer, que querrás repetir muchas veces.

Judith, cuando nosotros lo hicimos por primera vez, yo misma para terminar pronto y pasar ese momento, me clave rápida a Cessaer, y solo sentí un pequeño dolor en ese momento y enseguida se me fue, disfrutando después una barbaridad, cosa que no esperaba que fuera de esa manera, me imaginaba que sería muy grato, por lo que me decían algunas personas, pero la realidad fue diferente, el gozo que tuve no se puede describir con palabras, de tanto que me gusto y lo que sentí en ese momento, pensando que estaba en el paraíso de los placeres.

Judith asintió con la cabeza, mirando a mi hermana. Me gustaría que fueras también la primera mujer con la que estaré, pues la verdad me gustaría ser como tu, si dejas que Cessaer me comparta contigo. Seré y tendréis en mí, a una amiga y compañera, con la cual podréis hacer lo que quieran, pues os quiero a ambos mucho, pero sobre todo como es normal e igual te pasa a ti Sabina, mi amor es Cessaer, y el lo sabe bien a igual que tu.

Acercándose a mí, me dio un beso en los labios con una ternura y una gran pasión, que me lleno de gozo mirándome en sus ojos.

Nos pusimos de rodilla en la cama, acariciándonos y besándonos entre los tres. Llevados por la pasión de aquel momento mágico, que era la virginidad de Judith.

Ella (Judith) sentía nuestras caricias y besos, que la llevaban a sentir ese placer tan rico que le estábamos dando. Yo le estaba comiendo la boca y acariciándole los pechos, mientras Sabina le besaba el cuello y con sus manos, se las pasaba por sus nalgas y pelvi. Comenzaba a moverse cada vez más por la sensaciones que recibía, suspiraba y hacia bajas exclamaciones y palabras.

Ahh.. me gusta lo que me hacennn... comenzando a retorcerse como una serpiente, del placer que sentía.

Entre uno por un lado y el otro por otra, la estuvimos acariciando, besando, y haciéndole de todo tipo de situaciones, para llevarla lo mas alto posible en sus sensaciones, mostrándolo cada vez más en su forma de moverse y las exclamaciones que decía.

Siii... másss... ahhh... diosss... quiero ser tuya de una vezzz.... hasmeee una mujerrr...

Estaba ya fuera decí, y quería ser penetrada lo antes posible.

¿Cessaer, porque no te tumbas y Judith encima de ti, que ella se introduzca tu pene, controlando su dolor y la penetración a su gusto?

A mí me parece bien, ¿quieres así Judith? Le dije mirándola.

De acuerdo, si piensan que así es mejor, eso haré.

Me tumbe en la cama a lo largo de ella, poniéndose Sabina a mi derecha, y Judith en mi izquierda, levanto la pierna izquierda por encima de mi, subiéndose en mis muslos, casi pegado a mi pubis, pero sin introducir mi pene dentro, ella estaba de rodillas con cada uno de sus piernas a mis costados, miraba mi pene con temor, y a la vez hacía mi cara, dejándome ver una sonrisa, pero a su vez se le veía en sus ojos el temor al posible dolor.

Sabina le acaricio su pelo rubio, diciéndole en el oído con susurros lujuriosos: Tranquila cielo, dejate llevar por tu instinto de ser mujer, y entregarle tu virginidad, veras que no es tan malo, y al final sentirás una alegría y un gozo indescriptible.

Judith le sonrió, y decidida agarro mi pene con su mano derecha, llevándoselo con cuidado a la puerta de su vagina, y poniéndola en ella se paro.

Dejame a mí cielo, le dice Sabina, agarrando el pene con la mano y comenzó a pasárselo por sus labios y clítoris, moviéndolo a todo lo largo de su raja. Espera un momento, le dice, agachándose hacía el pene se lo puso en la boca y lo comenzó a chuparlo, pasándole la lengua y rubricándolo lo máximo posible.

Yo sentía las caricias con su boca y lengua, poniendo que subiera a su máxima extensión, pareciendo que había crecido unos milímetros más de la cuenta.

Sabina soltó el pene y le paso la lengua por sus labios y clítoris, majándolo, rubricándolo también, y haciéndole soltar mas gritos de placer. Ahhh... siii... ahhh... decía chillando Judith. Al final dejo de acariciarla, colocando el pene otra vez en sus labios, y majándolo con los flujos que salía de su vagina, la cual ya estaba preparada. Se lo puso en la puerta y le dijo: Judith ahora te toca a ti, hacer que entre como tu desees, rápido, lento, o que no entre.

Judith trinco sus labios con sus dientes y comenzó a penetrarse con mi pene, despacio pero sin parar. Iba bajando su cuerpo, mientras mi pene iba entrando en ella. El gozo que sentía era fantástico, notaba la humedad y la estrechez de ella, como cada vez una porción de mí, iba entrando en ese lugar tan calentito y suave, como si fuera un guante se iba abriendo a su tamaño.

Después de haber metido su cabeza en su interior, paro un momento para adaptarse a su tamaño, sintiendo como la iba llenando y abriéndose paso en su interior, mientras ella bajaba con la intención de empalarse una vez superada su barrera. Llego a su himen, sintiendo como el pene daba en el, doliéndole un poco. Entonces le vino a la cabeza lo que le dijo Sabina, que ella se lo rompió de golpe para pasar ese mal rato, pudiendo disfrutar bien una vez se le paso el dolor. No estaba segura si hacerlo, tenía miedo al dolor.

Sabina viendo la indecisión de ella, se hizo como que perdía el equilibrio estando de rodillas cayendo hacía Judith, y agarrándose de sus hombros la empujo hacía abajo.

¡Ahhh...! chillo Judith, al sentirse de repente penetrada por el pene, rompiendo su himen.

¡Lo siento! Dice Sabina poniendo cara de inocencia. ¿Te dolió mucho?

Un poco, pero ya paso el susto y el momento, gracias. Le dice sonriendo y dándole un beso en los labios.

De nada, ha sido un placer ayudarte. Le respondió sonriendo también.

Muévete cuando estés preparada, terminándote de meterla hasta el final, le dije yo también sonriendo. A la vez que notaba, un cálido hilo de sangre, bajar por mi pene. Esperaba que no se asustara al verlo, pues ella ya sabía lo que iba a ocurrir.

Judith tenía los ojos cerrados, mientras su respiración se iba estabilizando, a igual que su ritmo cardíaco. Puesto que con el susto, se le había acelerado bastante.

Mientras nosotros le íbamos acariciando su cuerpo, sus pechos, sus nalgas, su cuello, espalda, … suavemente entre los dos. Haciendo que se olvidara, del mal momento que había pasado. Me puse a besarla en los labios, metiéndole la lengua en la boca, para simultáneamente ponerme a jugar con la de ella.

Judith comenzó a subir y bajar su cuerpo, haciendo que entrara cada vez más su pene en su interior, hasta que llego a sentarse completamente encima de mi, con ella totalmente dentro.

Diosss... me siento completamente llena, siento como ha llegado al fondo de mi vagina. Dice suspirando en mis labios, cuando dejo de besar un momento, dejando ver una sonrisa preciosa, y su lengua paseándose por sus labios, hidratándolos con su saliva, pues se había quedado casi seca, de los nervios de aquel momento. Seguidamente comenzó a subir y bajar su cuerpo, haciendo que mi pene entrara hasta al fondo y saliera, hasta la puerta de su vagina. Estaba disfrutando ya del acoplamiento, moviendo sus caderas, trincando su vagina, estaba aprendiendo a cabalgar, y se le notaba que cada vez le gustaba más.

Siii... masss... ahhh... se la clavaba hasta el fondo, para inmediatamente subir otra vez, y dejarse caer otra vez sobre mi.

Sabina se reía diciendo: No te dije que luego le ibas a pedir más, lo se ya por experiencia, jejeee, pues a mi me paso eso.

Siii... siii... ahhh... diosss... que ricooo... si yo se esto, lo hacemos antes. Dice riendo y poniendo mirada de lujuria, encontrándose nuestros ojos en una pasión desenfrenada.

Nos pusimos a comernos la boca, mientras ella subía y bajaba encima de mí, cada vez más rápido. Se notaba que quería llegar a ese primer orgasmo, con un pene dentro de ella. Más rápidoooo... decía chillando, y moviéndose a una buena velocidad, mientras yo empujaba con mi pelvis hacía su interior con fuerza, cada vez que bajaba.

Siii... que me corroooo... nos dice en medio de convulsiones y enterrándose mi pene hasta el fondo, quedándose quieta allí con ella dentro, mientras su cuerpo se movía con la llegada de un intenso orgasmo, y unos ríos de sudor, le bajaba por su cuerpo.

Yo le estrujaba los pezones, que se les había puesto bastante grande, con las dos manos, a la vez que le apretaba sus pechos.

Diosss... que ricoooo... como lo he disfrutado nos dice, dejando caer su pecho sobre el mio, uniéndonos en un beso y tierno abrazo.

Me alegro que lo disfrutaras bien, le dice Sabina, a la vez que le acariciaba su pelo y espalda.

Yo la abrase, dejándola que descansara encima de mí, esperaba que se recuperara de su primera cabalgada.

Sabina me paso la mano derecha por mi cara, en una caricia amorosa, mientras con la izquierda acariciaba a Judith por su cuello. Lo que veía en aquel momento, era una escena cargada de pasión y amor, entre aquellas dos mujeres que tenía a mi lado.

¿Te ha gustado, la entrega que te he hecho Cessaer? Me dice Judith, dándome un beso en la punta de los labios, como se suele decir en algunos sitios, un pico de labios.

Bueno nos tenemos que bañar, dice Sabina, poniéndose de pie rápidamente, y cogiendo una mano de cada uno, tirando hacía arriba. Que falta mí regalo eh... y lo quiero en el baño, metidos dentro de la bañera con agua calentita.

Tienes razón Sabina, perdona pero es que estaba tan a gusto, que se me había olvidado el tiempo. Le dice Judith.

Judith se desmonto de encima de mí, saliendo el pene lleno de flujos y sangre.

¡Madre míaaa... como te he puestooo! Dice ella observando mi vientre y pene, todo pringado.

Naaa... tranquila eso el agua lo quita, le dije sonriendo, para quitarle hierro al asunto.

Tranquila Judith, que de ese nos encargamos ahora de limpiarlo, y bajarle la altura en un momento. Que hizo que nos echáramos todos a reír, con las palabras de mi hermana.

Nos fuimos al baño, metiendo primero a Judith en la bañera, para echarle agua y quitarle todo los restos de sangre, flujos y sudor, que tenía encima. Después entre yo, y mi hermana se puso a echarme agua, disfrutando con el chorro, sobre todo en mis genitales, para seguidamente meterse ella. Los dos nos pusimos a mojarla, y a pasarle las manos por todo su cuerpo, para disfrute de ella, pues inmediatamente su cuerpo lo dio a entender, a ponerse sus hermosos pezones de punta, como flechas para dispararse.

Judith se puso por delante de ella, acariciando con su mano derecha el pecho izquierdo, y con la mano izquierda la llevo a su rajita, dándole caricias por encima, con las yemas de los dedos, abriendo un poco sus labios, y pasándoselos de arriba abajo, hasta tocar su clítoris, el cual ya estaba bien despierto por las sensaciones que sentía.

Yo por mi parte, le acariciaba su espalda, nuca y pelo, con la izquierda, y con la derecha le acariciaba sus nalgas, pasándole mis dedos por sus glúteos y a ratos los dejaba entrar en medio de ellos, para acariciar sus agujeros, pasándole mi mano en caricias deliciosas, para regocijo de ella, que comenzaba a suspirar y murmurar palabras cortadamente.

Siii... ahhh... méteme el dedooo... me dice entre suspiros y exclamaciones.

Seguí pasándole la mano derecha por medio de esas hermosas nalgas, el canal que formaban sus cachetes. Con las manos llenas de jabón, le fui dando un masaje por su espalda y nalgas, poniendo más hincapié en su parte baja, jugando con su agujerito trasero, lo lubricaba metiéndole el dedo en el, y volviendo a sacárselo, como si la estuviera cogiendo con el dedo.

Mientras Judith, le acariciaba sus pechos y su rajita, jugando con su clítoris, pasándole los dedos y agarrándolo con la punta de las yemas. Se fue agachando según le besaba los pechos, luego su ombligo, su vientre, hasta llegar a su pubis. Allí con los dedos abrió su almejita, y con la lengua se puso a pasarla de arriba abajo y viceversa, tocando cuando subía su clítoris, con la punta de la lengua y los labios lo succionaba tirando de el, haciendo que saliera lo máximo posible de su escondite.

Ohh... diosss... que ricooo... me lo haceisss... siiii... siiii... Comenzando a empujar la cabeza de Judith, queriéndosela meter en medio de sus piernas, lo más adentro posible, saliendo de su interior, una gran cantidad de flujo, que estaba bañando la cara de Judith, al restregarla con ella.

Yo aprovechando la excitación de Sabina, agarré mi pene y se lo puse por detrás en el agujerito, el cual ya lo había dilatado bastante con mis dedos y el jabón. Ella al sentir mi miembro en su parte trasera, echo su culo hacía atrás, para darme más facilidad de penetración. ¡Siii... dame por culooo...! necesito sentirme penetrada, por esa vara que adoro.

Empujé hacía adelante, metiendo la cabeza de mi pene sin dificultad, al estar preparada y ser uno de los sitios más asiduos, de nuestros encuentros amorosos. Ella al sentir como entro la cabeza de mi pene en ella, con rapidez echo el culo hacía atrás fuertemente, clavándosela ella misma hasta chocar con mi pubis.

¡Siii... que buenooo...! Mientras apretaba a Judith contra ella, y empujaba su culo hacía atrás.

Estuvimos en un mete y saca durante un tiempo, sintiendo como cada vez estaba más cerca de su orgasmo, tanto de su parte como por la mía. Entre los chupetones y las caricias de Judith por un lado, y las caricias, besos y penetración por mi parte, por el otro lado. Le acariciaba sus pechos y le pellizcaba sus pezones, los cuales estaban duros y salidos como misiles en punta.

Me voyyy... me corroooo... diosss... que ricooo... siiiii.... ahhh.... eran los gritos de Sabina.

Sus convulsiones y los apretones que me daba en mi pene, con la llegada de aquel fuerte orgasmo, hizo que yo también descargara en su interior, llenándole su culo.

Siii.. me corroooo... ahhh... comencé a soltar chorros de semen en su interior, mientras los temblores del momento movían mi cuerpo.

La pobre Judith entre las piernas de Sabina, trataba de respirar y chupar a su vez, todo lo que Sabina echaba de su interior, con bastante dificultad por su parte, pues los apretones que le daba Sabina contra su almeja, no la dejaban respirar bien.

Sabina giro su cabeza hacía la derecha, buscando mi boca para besar, a la cual fui a su encuentro uniéndonos en un amoroso beso, comiéndonos la boca y jugando con nuestras lenguas, mientras nuestros pechos subían y bajaban, por la excitación de nuestros orgasmos.

Ufff... diosss... menudo orgasmo he tenido, me ha dejado media muerta, de la intensidad tan grande con que lo he tenido.

Judith respiro más tranquila, cuando Sabina le soltó la cabeza. Tumbándose en un lateral de la bañera, apoyando su espalda en ella.

Sabina al ver la respiración agitada de Judith, se imagino lo que había pasado. La había apretado tan fuerte contra ella, que no la había dejado casi ni respirar. Oye siento que te apretara tanto, fue inconscientemente, le dijo un poco apenada al verla recobrando el resuello.

Lo se, y te entiendo ahora, al haber probado el tener un orgasmo, con penetración masculina, se que se vuelve una loca y no sabe al final lo que hace, cuando te viene el orgasmo, ese gusto tan grande que te hace llegar, y olvidarte de todo por un momento.

Después de un rato de haber estado jugando los tres, nos salimos del baño para vestirnos. Judith se puso la misma ropa que trajo, y nosotros nos pusimos de la que nos regalaron. Bajando los tres sonriendo, por lo guapo que estábamos, además Judith parecía otra chica, mas mayor. Lo de perder la virginidad le sentó bien, parecía otra persona de más edad.

Con esto terminamos este capitulo, dedicado a una de nuestras mejores amigas, Judith

un saludo a todos y gracias por vuestra paciencia.

Cessaerd@yahoo.es

sabinadrdc@yahoo.es