Mi familia numerosa 16

Publicado anteriormente como la familia numerosa 16 Las dos juntas, eran unas diosas para la mirada, y todos querían estar con ellas. Les preguntaban si querían tomar algo, para ir corriendo a traérselos, entre unos y otros querían disputárselas, pero ellas pasaban de todos y hablaban entre si, sonriendo y susurrándose una a la otra. Más de uno pensó si serían lesbianas también, pues se habían dado cuenta, que habían muchas en aquella fiesta, pero esos eran los menos conocidos, y que afortunadamente eran pocos, pues la mayoría nos conocíamos bien.

Mi familia numerosa 16

Las dos juntas, eran unas diosas para la mirada, y todos querían estar con ellas. Les preguntaban si querían tomar algo, para ir corriendo a traérselos, entre unos y otros querían disputárselas, pero ellas pasaban de todos y hablaban entre si, sonriendo y susurrándose una a la otra. Más de uno pensó si serían lesbianas también, pues se habían dado cuenta, que habían muchas en aquella fiesta, pero esos eran los menos conocidos, y que afortunadamente eran pocos, pues la mayoría nos conocíamos bien.

Al poco llego su hermana Tahona (18), que era un año mayor que ella y dos que nosotros. Esta era un poco más llena que su hermana, pero tenía un cuerpo seductor, aunque no eramos tan amigos, era amiga de mi hermana Aralia, compañeras de estudios, pero hetero y no lesbiana. Tenía un poco más de pecho que su hermana, pero menos que Sabina. De cintura era la más rellenita de ellas, y su culo era del mismo tamaño que el de su hermana, en eso salieron a su madre. Su pelo era castaño y largo, ondulado. Ojos color miel y piel morena de la playa. Era casi de mi altura y con unas piernas macizas, que comenzaban en ese hermoso culo, al cual le sacaba buen partido, con la falda tallada de vivos colores que traía, hacía que las miradas se fijaran más en su trasero. En la parte superior, llevaba una camisa rosa de manga corta y botones, tres de ellos los llevaba desabrochado, enseñando el comienzo de sus pechos, y un sujetador rosa de encaja.

Saludo a las chicas dándoles un beso y se quedo mirándome, pues hacía tiempo que no nos veíamos. Se acerco y me dio un beso en los labios, cosa que nunca había hecho, y susurrándome al oído me dice: Has crecido mucho de un tiempo para acá, además de haberte hecho un buen gallito, por eso estas en los labios de mi hermana todo el rato, y tenía ganas de verte con mis propios ojos, puesto que hacía tiempo que no venía a tu casa, al yo irme con el tonto de mi antiguo novio en vez de venir. Pero bueno eso es agua pasada, ahora estoy aquí y me siento contenta por ello, resérvame un baile, quiero ver de que eres capaz.

La verdad me dejo de una pieza, además de sentir su cuerpo pegado a mí, que seguro lo había hecho con la intención de hacerse notar, y vaya si lo logro, que me dejo sin decir palabra, y con la misma se alejaba de mí, moviendo descaradamente su culo de un lado a otro. Después de haber dado varios pasos, giro la cabeza hacía mí y me pico el ojo.

Rosalva y Sabina, seguían hablando tranquilamente, y pensé que no se habían dado cuenta de la movida de Tahona, pero ese fue mi error, con las dos draculinas esas, que cuando se juntaban, ufff diosss, no había quien las parara.

También me encontré con Judith, la cual estaba muy bonita con un vestido beige, y como siempre, sus ojos me decían estoy aquí, aquel azul-verdoso me atraía como la miel al oso. Su cuerpo estaba más desarrollado, notándosele las curvas debajo del vestido, sobre todo sus pechos, los cuales habían crecido mucho desde la última vez que la había visto. Nos dimos un beso y ella se puso un poco colorada, cuando le dije que estaba muy guapa y que ya era una mujercita.

Judith, ¿quieres luego bailar un poco conmigo? Le dije cariñosamente.

Ella abrió los ojos como impresionada, y se me quedo mirando, callada sin saber que decir. No esperaba esa invitación de mí. ¿Quieres? Le volví a preguntar, en vista que no decía nada.

¡Siii... claro!, me gustaría mucho, gracias. Dijo con una sonrisa preciosa.

Bueno parecía que esta noche lo iba a pasar bien, con tantas amigas con ganas de divertirse.

Pasado un rato llegaron más amigos y primos, que nos íbamos reuniendo en grupo y hablando entre nosotros, formando un buen grupo juvenil. Al final nos reunimos en el mismo grupo, entre hermanos, primos y amigos, catorce chicas, que de ellas cuatro eran lesbianas, y nueve chicos, entre las edades comprendidas de los diecinueve años que eran los mayores, y doce que eran las dos más jóvenes. Estaban mis primas, que eran hermanas a la vez entre ellas: Eva (19), Altaha (17) y Penelope (14). Mi prima Tara (14) y luego el resto de nuestros amigos. Por mi parte estaba Aralia, y luego nosotros dos (Sabina y yo), aunque quiso meterse Robinia, pero le dijimos que no, pues todavía era muy pequeña, y se fue a jugar con los otros más pequeños.

Eramos los protagonistas de la fiesta, pues donde nos poníamos era una fiesta, entre risas, bromas, …  Hicimos baile en grupo, formando un gran coro. Comenzó el baile, la anfitriona del acontecimiento, que era mi hermana Aralia. Nos pusimos a aplaudirle y animarla, mientras ella más entusiasmada, demostraba sus dotes de buena bailarina, además de muy contenta por como se desarrollaba su fiesta, gracias a Sabina y a mí. Ella estaba disfrutando como una loca, bailando la primera canción ella sola, y siendo admirada por todos. Terminada esta, tenía que sacar a una persona del grupo a bailar, bueno así que os imagináis a quien saco, a su compañera Olga (18), la cual con una sonrisa salió disparada al medio del coro. Ellas se pusieron a bailar muy sexy entre las dos, demostrando una gran compenetración, con sus movimientos e insinuaciones eróticas. A medía canción, Aralia se fue hacía su amiga y prima Altaha, que era del grupo de ellas (lesbiana) y protagonistas principales en aquella fiesta, sacándola a bailar. Las tres se pusieron muy contentas en medio de todos, bailando entre ellas. Al terminar la canción les aplaudimos, comenzando otra nueva, para alegría de la gente. Olga entonces se fue hacía Dacil (15, lesbiana compañera de Altaha), y la saco al medio para bailar también, poniéndose las cuatro como locas, al ver que le aplaudíamos y le chillábamos más, comenzando Sabina a decir: ¡Que se besennn... que se besennn...! al final todos coreábamos lo mismo.

Aralia fue hacía Olga y abrazándose a ella, le comenzó a hacer una comida de boca maravillosa, a lo que inmediatamente saltamos todos chillando: ¡Biennnn... biennnn...! Mientras ellas en medio de todos y acompañadas por sus dos compañeras, se reunieron en un entusiasmado abrazo y beso entre las cuatro.

Madre mía para que fue aquello, el grupo chillaba más fuerte y aplaudían con entusiasmo, la iniciativa e intervención de las cuatro. Aquello parecía que se animaba cada vez más, cosa que nos gustaba a todos.

Una vez terminada la canción, mi hermana Aralia, me saco a bailar a mí, muy contenta me dio un beso en los labios, cosa que me volvió a extrañar, pero como más pequeño lo hacíamos, no lo pensé más, siguiendo bailando con ella y su compañera Olga, la cuales me pusieron en medio muy divertidas y me apretaron entre ellas, de cara a mi hermana y Olga por mi espalda. Altaha fue y sacó a mi hermana Sabina, dándole un beso también en los labios, según me contó ella más tarde. Dacil cerro los ojos y con la mano derecha extendida, como señalando, se puso a dar vueltas alrededor de si misma, y cuando acabo la música se paro, quedando su dedo señalado a Leocadia (12), que era una de las menores del grupo, y hermana de Dani. Le hizo una señal con el dedo indice, de que fuera hacía ella, pero esta se quedo parada asombrada la pobre, al ver a aquella escultural mujer llamándola para que fuera al centro a bailar con ella. Al final Juan Francisco. que estaba a su lado, le dio un empujón lanzándola al medio del coro, aprovechando Dacil la sorpresa, se acerco a ella y cogiéndola de la mano se la llevo al centro y se puso a bailar con ella.

Todos aplaudieron a la nueva bailarina, para animarla repetíamos su nombre aplaudiendo, ¡Leocadiaaaa... Leocadiaaa...! al final al ver el entusiasmo de todos, se puso a bailar con Dacil contenta y alegre, dando vueltas y moviéndose con una gran soltura, cosa que nos llamo la atención. Aplaudiendo y gritando: ¡Biennn... Leocadiaaa... biennn...! así estuvimos un buen rato, entraban y salían, quedando normalmente en el centro de seis a ocho personas.

A la hora de haber empezado con aquello aproximadamente, y terminada la canción nos paramos todos, para tomar algo y pensar que podríamos hacer, para tener una noche más interesante y entretenida. Al final de mucho dialogar, mi hermana Aralia nos dice que porque no jugábamos a la botella, pero poniendo pruebas, prendas u otras cosas que decidiera el grupo, antes de girarla.

De acuerdo todos, teníamos que buscar algún lugar más tranquilo, alejados de los mayores, para estar mas tranquilos y a nuestra bola. Después de poner varias opciones decidimos que el mejor lugar era en el solárium-terraza al lado de la piscina, estaba un poco más apartado, no molestábamos a nadie, y lo suficiente alejados de los más menores y mayores. Es un sitio amplio, donde podemos correr, bañarnos, y muchas cosas más.

Decidido por unanimidad entre todos, por lo cual nos fuimos hacía allí. Íbamos en grupos de cinco o cuatro dialogando entre nosotros, sobre todo las penas, castigos, pruebas, ... que tendríamos que hacer, para pasar un buen rato en grupo.

Llegamos a la terraza y nos fuimos sentando todos en colchonetas, las cuales se fueron cogiendo según llegaban y se sentaban en ellas tres o cuatro personas, por cada una, formando un coro en el suelo. Estábamos todos contentos y animados, con ganas de divertirnos. Aralia fue al vestuario para traer un cronometro, y una botella de la estantería de refrescos. Se bebió este, para dejarla vacía y poder hacer el juego con ella.

En una colchoneta se colocaron mi hermana Aralia y sus dos amigas (Olga y Dacil) y mi prima Altaha. En otra nos colocamos Rosalva, Judith, Sabina y yo. Tenía que poner a Judith conmigo, pues le prometí a su madre, que cuidaría de ella, y la verdad que se le veía feliz compartiendo juegos con los mayores y no con los pequeños. Así se fueron distribuyendo entre todos, hasta formar seis colchonetas en circulo.

Comenzamos diciendo las normas que normalmente poníamos en este juego, pues ya otras veces habíamos jugados.

1º Se iniciaba el turno con la anfitriona, que giraba la botella y le tocaba al que le señalara la boca de esta. Luego al siguiente turno la hacía girar al que le toco anteriormente, y así sucesivamente. El que gire la botella, si es una prueba de tiempo, el lo controlaba.

2º La prueba se ponía antes de girar la botella, teniendo que cumplirla al que le toque, pero teniendo la opción de quitarse una prenda sino la quería hacer. Si se le acabo las prendas, tenía que cumplir un castigo que se pone con anterioridad. Si rehusá a las dos cosas, entonces se tiene que ir y dejar el juego.

Estas eran las dos normas fundamentales, en que se basaba todo.

Explicado como sería, teníamos que empezar poniendo la prueba y el castigo del primero que no aceptara la prueba, ni prenda. Como Aralia era la anfitriona, ella sería la primera en poner ambas cosas.

Por lo visto ya sabía que hacer pues enseguida nos dijo.

Prueba: Tenía que ponerse en medio del grupo, con los ojos vendados, y dejar que uno al azar, le acaricie la parte que quiera del cuerpo durante un minuto, sin quitarle ninguna prenda.

Castigo: Tendría que dar cuatro vueltas, a la piscina corriendo y luego tirarse al agua, con ropa o sin ella sino la tenía.

Todos estuvimos de acuerdo y se fue al centro, girando la botella que había colocado allí para el juego. Esta rodó un rato y se vino a parar en Julia (19) una de las mayores del grupo, la cual fue al centro muy decidida y Aralia le vendo los ojos, quedándose de pie en medio de todos. Estaba vestida con una falda corta lisa de color amarillo, muy bonita, mostrando sus hermosas piernas, y marcándole su buen culo. Encima una camisa blanca de botones con un sujetador color carne de encaje, que parecía que no llevaba nada, la verdad que estaba muy bonita, pues es rubita y con ojos verdes.

Aralia agarro la botella otra vez, y la hizo girar de nuevo para ver quien le tocaba en la prueba. Esta vez le dio más flojo y no estuvo mucho tiempo girando, pero eso si en ese momento todos estábamos fritos porque nos tocara, sobre todo los chicos, pero la suerte le fue a Altaha, que salto rápido chillando, y con los ojos brillantes mirando a Julia, con mucha lujuria.

Julia sonrió y dice: Has tenido suerte Altaha (17), con esos gritos, te has delatado bien, y tus agudos son inconfundibles. Altaha llevaba un vestido, que combinaba el violeta con el lila, muy bonito y llamativo. Se acerco a ella, mordiéndose la punta de la lengua, y se puso a girar alrededor de ella, mientras todos reíamos, y Julia preguntaba: ¿Que hace?, pues al tener los ojos vendados, no podía verla.

Al final se paro detrás de ella, y con las dos manos las metió debajo de su falda, y por encima de su braga que era de color amarillo, haciendo juego con la falda, le comenzó a acariciar sus nalgas con ganas. Estaba disfrutando con ello, y no quería que el tiempo corriera, el cual era controlado en aquel momento por Aralia. Todos reíamos al ver la cara de pilla que tenía, y como lo estaba disfrutando, miraba para nosotros, sobre todo para los chicos y les enseñaba la braga, como la acariciaba y el gusto que se estaba dando, ella en broma ponía los ojos hacía arriba como ida.

Llegado el minuto Aralia dijo: Alto, se acabo. Todos aplaudimos y gritábamos ¡Biennn! Altaha sonrió e inclino su tronco en una reverencia, hacía nosotros, en dirección a los cuatro puntos cardinales, como si estuviéramos en el teatro. Julia se quito la venda y al ver el gesto simpático de Altaha, hizo lo mismo.

Ahora le tocaba a ella poner la prueba, pues el castigo no hizo falta, por lo cual seguía siendo el mismo, hasta que se realizara.

La prueba será tener que darle un beso en la boca con lengua, durante un minuto. Algunos no quedaron muy conformes, por si  les tocaba otro chico, cosa que rieron la mayoría de las chicas con ganas, y Julia pienso que lo hizo, con esa mala intención. Hizo girar la botella suavemente, dando unas seis vueltas se paro en Dani (14), el cual salio al centro, un poco preocupado por lo que le pudiera tocar. Julia puso en movimiento otra vez la botella, la cual comenzó a girar hasta que se paro señalando a Tahona, la cual salto de alegría aplaudiendo. Dani se le caía la baba mirándola, dios que suerte había tenido, le había tocado una de las mayores y encima la loba aquella, a la cual no paraba de mirarla pues le gustaba mucho, sobre todo los pechos y el culo que tenía.

Ella se dio cuenta, como el chico la miraba con deseo, y eso le agrado mucho, diciéndole a Dani: Que suerte tienes Dani, vas a aprender a besar bien de esta. Riéndose y mirándolo con lujuria y malicia.

Yo pensé, pobre Dani, como se descuide lo vamos a tener que llevar al hospital, y le di con el codo a Sabina diciéndole: ¿Lo tendremos que rescatar? Ella se exploto de la risa, diciendo: Pero no sera para darle la respiración boca a boca. A lo cual reímos los cuatros, pues las otras dos se enteraron de nuestra broma. La pequeña Judith me miraba riendo y un poco colorada por la situación, pues la pobre nunca había estado en un juego, con aquella lujuria y picardía, pero se sentía muy bien a mi lado, y en momentos apoyaba su cabeza en mi brazo. Sabina la miraba de vez en cuando, y sonreía al verla tan a gusto. Cessaer, me dice Sabina, tienes una admiradora incondicional a tu derecha. Yo la mire y luego mire a Judith, sonriendo. Esta que la oyó, se puso como un tomate, pero se agarro a mi brazo y apoyo la cabeza con mas ganas, como dando por afirmativo, lo que había dicho Sabina. Yo agache mi cabeza y le di un beso en su coronilla, sonriendo, la agarre por su lo hombro derecho, y la mantuve apretada a mi costado. Ella levanto la cabeza, enseñándome una sonrisa preciosa, con aquellos ojazos que me traían loco.

Cuando mire al centro, Tahona ya estaba pegada a Dani, dándole un morreo y una comida de boca por todo lo alto. El estaba agarrado con la mano izquierda a su cintura y la otra, la tenía en su nalga izquierda encima de su falda. Ella le agarraba la cabeza con la izquierda, y con la derecha lo tenía agarrado por el culo, apretándola contra ella. Se les veía que se estaban excitando, mientras nosotros aplaudíamos contado los segundos. Pasado el tiempo Julia indico el alto, yéndose a su sitio, y quedando ahora Dani con el control, al cual se le veía ya en el pantalón, la marca de un buen paquete para lo joven que era, estaba bien empalmado. El trataba de disimularlo, pero nosotros nos reíamos, pues no había forma de disimular aquello, y al final paso de ello.

La prueba quiero que sea, que a la persona que le toque, sea masturbado por la persona que elija con la mano, durante un minuto, pero sin quitar ninguna prenda.

Todos reímos de lo que quería Dani, por lo visto ya quería lanzar el juego, un poco mas picante. Aceptamos y giro la botella, parándose en dirección a Judith, que abrió los ojos como plato, asombrada de que le hubiese tocado a ella, estaba roja como una amapola, y corriendo dijo: ¡Pago una prenda!  Ohhh... fue la exclamación de todos. Yo gire hacía ella y le dije al oído: No tengas vergüenza, disfruta de este momento que quizás a lo mejor nunca se te va a repetir, y seguro que lo pasaras bien. Ella me miro a los ojos, sonrió y se levanto, para irse caminando hacía el centro, mientras todos la seguíamos con la mirada, esperando el acontecimiento de que fuera a hacer, si una prenda o la prueba.

Llegada al centro giro, sonriendo y poniéndose más colorada dijo: Escojo a Cessaer, y bajo la cabeza señalando en mi dirección. Todos reímos, y la aplaudimos, había sido valiente y decidida, lo cual me gusto y le sonreí. Poniéndome en pie, me fui hacía ella. Le di un beso en los labios, gracias por escogerme. Sabina aplaudía como una loca, se sentía eufórica y contenta. Yo la mire y le pique el ojo, a lo que ella me lo devolvió sonriendo.

A Judith, se le notaba nerviosa, pues era la primera vez que hacía aquello, y más en publico tan numeroso como aquel. Yo me coloque detrás de ella, esperando la señal para comenzar, y marcar el tiempo. Ella la pobre estaba muy nerviosa, y no sabía que hacer con sus manos, las unía, las cruzaba, … hasta que al fin Dani, dio la señal de comenzar.

Ella se quiso girar poniéndose de cara a mí, pero le dije que se quedara como estaba, y me dejara a mi actuar. Me coloque detrás de ella, pegándome a su cuerpo con el mio, la rodeé con mis brazos, estrechándola más fuerte, sintiendo los dos nuestros cuerpos pegados, ella mi paquete en su culo, mis manos en su cuerpo, y mis labios en su cuello. La derecha la fui bajando por su cuerpo, acariciando su vientre, luego su pubis, pero todo por encima de su vestido. Mi mano siguió bajando por sus muslos hasta la altura casi de sus rodillas, que era donde terminaba. Había cerrado sus ojos, para no ver, pues tenía un poco de vergüenza, pero si quería sentir, y para ello deslizo su mano izquierda hacía atrás, agarrando mi pantalón y tirando de el hacía adelante, quería sentirme bien detrás de ella, eso la estaba excitando mucho junto con mis caricias. Mientras con la otra mano la tenía bien sujeta a la cintura, y la iba subiendo hacía sus pechos. Su mano derecha fue al encuentro de mi mano izquierda, colocándose encima de ella acariciándomela, mientras yo llegaba a su pecho izquierdo.

Ahh... fue un pequeño murmullo que se dejo oír de su boca, al sentir las caricias en su pecho. Empujando más su culito hacía mi, se le notaba muy excitada, y con pequeños temblores de su cuerpo.

Mi mano derecha había subido por sus muslos, en dirección a su entrepierna, por debajo de su vestido. Ella al notar mis caricias más cerca cada vez de su pelvis, abrió un poco sus piernas para darme más facilidad de acceso, cosa que me gusto, pues daba a entender que ya no estaba tan asustada y le estaba gustando mis caricias. Al final pude poner mi mano encima de su braguita, a la altura de su rajita, la cual la sentí humedad al contacto de las yemas de mis dedos.

Ahh... ufff... le oí decir muy débil, mientras su cuerpo temblaba más.

Había un silencio total, pues todos estaban pendiente, de lo que ocurría allí en medio.

Ohhh... se oyó unas cuantas voces, no se si por la excitación o por el espectáculo.

¡Ehh... que ya paso ese minuto! Dice Sabina a Dani, el cual no miraba el cronometro, sino lo que tenía delante, que le había llevado a una erección total, dejando ver a la gente cuando lo miraron, un buen bulto entre sus piernas que subía hacía su vientre.

Al poco reacciono Dani y dijo ¡alto, tiempo! Con una cara roja, por habérsele pasado ese detalle, con aquel magnifico espectáculo.

Todos aplaudieron a Judith, por la valentía de haberlo hecho, y el bonito momento que nos había hecho pasar a todos. Ella claro esta, se puso muy colorada y dándose la vuelta, escondió su cara en mi pecho.

Tranquila, le dije acariciándole la cabeza, lo has hecho muy bien, y esos aplausos son para ti. Venga se una mujer fuerte y valiente, date la vuelta y has una reverencia como hicieron antes ellas. Veras que te ganarías muchos amigos con ello. A la vez le fui dando la vuelta, mientras ella abría los ojos mirando a todos, inclino su cuerpo hacía adelante e hizo una bonita reverencia, levantándose un poco el traje con su mano izquierda, y abriendo su mano derecha, pero con su cara más colorada que un semáforo rojo. Todos aplaudieron rápidamente, entre risas y bromas que se oían unos con otros. Ella salió corriendo hacía su sitio, mientras yo hacia una reverencia burlona, como un payaso de circo, a la que todos rieron y aplaudieron, dirigiéndome despacio hacía mis sitio en medio de aquellas dos monadas (Judith y Sabina) y diciéndole a Judith: Te toca poner la prueba, y girar la botella.

Ella la pobre se quedo cortada, pues no se acordaba de ese detalle, solo quería salir del medio y que no la vieran. ¡Ay que corte! Dice poniéndose otra vez roja, y agachando la cabeza. Perdonen el olvido, pero los nervios me bloquearon la cabeza. Dice la pobre animándose un poco, y continua: Ya que me ha tocado a mí, ese momento más delicado y que todos os lo habéis pasado bien, quiero poner mi granito de arena para que continué así.

La prueba esta vez, quiero que sea para diversión de nosotras las mujeres, así que quién le toque, tendrá que desnudar a un chico y masturbarlo hasta que se corra, para alegría nuestra, sin tiempo, y de la forma que quiera, así sera más fuerte y el no podrá hacer nada, se estará quieto sin tocar a la chica, y todo sera a gusto de ella.

¡Biennn...! dijeron las chicas enseguida. Pero lo has puesto un poco fuerte, dice Aralia, y como a ti no te tocara, has aprovechado bien la ocasión. Le dice riendo.

¡Eso no vale! protestamos los chicos. Creo que lo más indicado es, que si es chica, que se lo haga a un chico, y si es chico, que se lo haga a una chica. Dije para ser más justo.

Yo soy la que pongo la prueba, cuando le toque a un chico podrá hacer lo mismo.

Bueno nosotras no lo vemos justo tampoco, debería de hacérselo a otra chica, que es diríamos nuestra pareja. Exclamo Aralia.

¡Siii...! dijeron los chicos corriendo, pues así veían a una chica desnuda, ya sea lesbiana o no.

Judith, se quedo callada un momento, pensaba que decir. ¡No! Quiero que sea como dije al principio, y lo siento por tu grupo Aralia, pero igual pasaría si le toca a un chico. Que tendrá que hacérselo a uno de ellos.

Vale de acuerdo, que sea como ella dice, pues le toca decidir la prueba. Dijo al final Aralia.

Todos mirábamos la botella, como un imán al hierro. Mientras Judith la hizo girar hasta que se parara, todos cuando pasaban por su lado dejaban soltar un Ufff... de alivio, sobre todo los chicos. Después de varias vueltas, se vino a parar frente a Aralia. Que se quedo mirando, la boca de la botella sorprendida, y Judith riendo al ver la cara de mi hermana.

¡Araliaaa... Araliaaa...! exclamábamos todos gritando, y dando palmas para animarla.

Ella salió sonriendo e hizo una reverencia, a la que todos reímos. Bueno vamos a averiguar si ustedes son inteligente, ¿que chico es el que más quiero de todos ustedes?

Todos me señalaron a mi, riendo. ¡Te tocó otra vez! Dice Sabina, a carcajada limpia.

Me levante y fui hacía el centro del coro, donde estaba mi hermana sonriendo y con cara de picara, que me dejo un poco sorprendido.

Tenemos todo el tiempo del mundo, me dice riendo. Vamos a ver, cuanto me aguantas.

De golpe se hizo un silencio, y de fondo se oía alguna sonrisita nerviosa, pensando en el espectáculo que le iban a ofrecer, sobre todo las chicas, que más de una se mordía la lengua. La atención había subido mucho, y notaba los ojos de ellas sobre mí.

Judith se echo a un lado, pero no se fue, quería ver de cerca el espectáculo, y más sabiendo que era yo, el que se lo iba a dar. No me quitaba ojo de encima, y se le notaba emocionada.

Me gire y me puse de forma que quedara de frente a Judith, no se porque tenía el morbo de hacerlo para ella, como si fuera una ofrenda a su persona.

Aralia se dio cuenta de ello, y sonriendo me dice al oído: ¿Que pasa hermanito, quieres llevarte otra más a tu harén? Vamos a hacer, que ella sola se corra de gusto, solo con verte.

Sabina se dio cuenta que tramábamos algo, y sonreía imaginándose para quien era.

Aralia me comenzó a acariciar mi tórax, mientras me daba un beso en los labios y luego me comía la boca. Nunca he tenido una buena experiencia, con un hombre. Solo con mujeres, así que espero por el amor que te tengo, que sepas darme un momento reconfortante, y no me sea tan desagradable hacer esto.

Se puso de lado, para que todos pudieran ver bien lo que hacía. Algunas chicas que no podían ver como Eva y Tahona, se fueron al otro lado, sentándose las dos al lado de Sabina, en los huecos que habíamos dejado Judith y yo. Estaban muy excitadas, y no querían perderse detalle.

Aralia rió, al ver a aquellas dos locas corriendo hacía la otra parte, y sentarse al lado de Sabina, muy alegres y revoltosas. Rosalva las mando a callarse, como si estuviéramos en el teatro. Cosa que les hizo gracia a los demás, que se echaron a reír.

Comenzó a desabrochar mi camisa de cuadros de manga corta, botón a botón.

Eh, dijo masturbar no desnudar, le dije riendo.

He dicho de la forma que quiera, y a gusto de la otra persona, dice Judith.

¡Siii... exclamaron las chicas entusiasmadas, ¡que lo desnudeee... que lo desnudeee...! chillaban todas riendo y dando palmas.

Las risas de Judith y Aralia, eran de escándalo, sobre todo por parte de Judith, entre los nervios y la tensión del momento, de querer verme desnudo.

Eso no vale, trate de decir, pero los chillidos de las chicas me hicieron callar. Sabina era una de las que mas gritaba, riéndose de mi, y cuando la mire, me saco la lengua haciéndome una morisqueta con su cara.

No tuve más remedio que quedarme quieto, mientras me seguía quitándome la camisa, poco a poco alargando el momento y acariciándome, según iba apareciendo partes de mi cuerpo. La verdad que me estaba excitando aquella situación, el que fuera mi hermana Aralia, y delante de todos, sobre todo de Judith y Rosalva, que de vez en cuando la miraba para ver su reacción.

Rosalva me miraba con los ojos como plato, casi no pestañeaba, se mordía los labios, y tenía sus manos en medio de sus muslos, no quería pensar lo que me imaginaba, y mire a Sabina y luego a Rosalva para indicarle con la mirada, si era cierto lo que me imaginaba.

Sabina afirmo con su cabeza, sonriendo se llevo también sus manos a su entrepierna. Aquello me calentó más, sabiendo que tenía a dos preciosidades masturbándose, a la vez que me miraban a mi. Judith y Aralia siguieron mi mirada, curiosas por saber que había llamado mi atención, y al ver lo que sucedía, rieron las dos simultáneamente.

Judith también con disimulo se llevo sus manitas delante de su pelvis, como si las estuviera descansando allí, pero me imaginaba que algo más se traía entre manos, pues los dedos los tenía hacía adentro sin parar de mirarme, cosa sospechosa. Yo la mire a los ojos y le sonreí, y ella se puso colorada al instante, se dio cuenta de que me imaginaba lo que estaba haciendo.

Madre mía como se estaba poniendo aquello, cada vez la atmósfera subía más por parte de las chicas. Los chicos lo que hacían eran mirar a las dos del centro, como se movían y desarrollaban el espectáculo, una con cara de inocente, y la otra con una lujuria y ganas de divertirse.

Mi hermana Aralia, termino de desabrochar todos mis botones, abriendo la camisa y mostrando completamente mi tórax, sus cosquillas al acariciarme, me había puesto los pezones de punta, a lo que ella acerco sus labios y los comenzó a chupar, primero a uno y luego al otro. Notaba como en mi entrepierna, mi pene subía de tamaño, entre las caricias de ella y la lujuria de las chicas masturbándose.

Judith ya descaradamente, se estaba haciendo un dedo, mientras me miraba a los ojos directamente. Aquella chiquilla me estaba poniendo a cien, con sus hermosos ojos y su propia masturbación. Nos mirábamos ya a los ojos uno a otro, sabiendo lo que sentíamos, y lo que deseábamos en aquel momento.

Mi hermana Aralia sonreía, al ver nuestras miradas fijas el uno del otro, eso la estaba poniendo caliente, parecía mentira que eso le estuviera ocurriendo con un hombre, o sería por ver a aquella pequeña, como se comía a su hermano con la mirada. Sentía sus bragas húmedas, y un gustillo, que cada vez le subía más. Miro a su compañera Olga, que la miraba a la vez que se estaba haciendo un dedo, al verla a ella, como se le estaba poniendo los pezones de punta, cosa clara de que estaba excitada. Aralia se mordió sus labios, jooo... diosss... no sabía como estaba llegando tan rápido, a ese nivel de lujuria y pasión.

Sabina, miraba mi excitación en los ojos, y el cruce de miradas que teníamos los dos, entre Judith y yo. Una mano la tenía en su rajita dándose gusto con ganas, y la otra en su pecho derecho, pellizcándose el pezón. Se le notaba sus colores, por el calentamiento que estaba teniendo.

Para cualquier sitio que mirara, la lujuria y la pasión estaba allí, ya sea chico o chica, estábamos todos con caricias y jadeos, inclusive algunos chicos, se estaban masturbando sus penes ya descaradamente, sobre todo viendo a Judith, como se estaba haciendo el dedo, y acariciándose sus pechos.

Mi hermana al final me quito la camisa del todo, dejando que enseñara medio cuerpo desnudo. Se estaba recreando en mis músculos, pasando sus dedos por ellos, y a la vez mirando a Olga, como se masturbaba. Puso sus manos en mi cinturón, y lo desabrocho con bastante rapidez, Saco por el botón del pantalón por el ojal, y empezó a bajar la cremallera lentamente, notando debajo de ella mi paquete, a su máxima extensión. Metió su mano en la bragueta, y por encima de mi calzoncillo, comenzó a acariciar mi pene.

En eso oímos a Judith decir: ¡Sacaselooo..! nos quedamos mirándola por aquella sorpresa, se veía que estaba muy caliente, y quería verla de una vez, para irse con ella ante sus ojos.

Mi hermana le sonrió, y le pregunto: ¿Quieres ayudarme a esta prueba?

Ella abrió los ojos como un plato, mirándola a la cara, como diciendo estará de broma o es en serio.

¡Amigos!, tenemos un pequeño problema aquí, y queremos entre todos resolverlo, ¿que os parece, si dejamos que Judith me ayude en la prueba, para que vea y pueda palpar de primera mano un pene?

¡Siii... que te ayude! Saltaron todos contentos, pues se veía venir, un mejor espectáculo.

Sabina miraba al grupo, todos estaban eufóricos, masturbándose ellos mismo e incluso algunos se ayudaban unos a otros, aquello ya parecía una orgía romana, pero lo importante es que lo estábamos pasando muy bien. Hasta que paro su vista en Leocadia, la otra pequeña del grupo, miraba asombrada al medio, pero después tenía cara como de pena o un poco de tristeza, pues estaba como sola, sentada en un extremo de la colchoneta y los que estaban a su lado iban a lo suyo, tanto los de una colchoneta como lo de la otra que tenía a su lado, no le hacían caso al ser pequeña, teniendo a otras mayores a sus lados donde lo podían pasar mejor, y más siendo su hermano el que estaba a su lado derecho. En aquella colchoneta estaban su hermano Dani, que se encargaba de cuidar a su hermana, pues así se lo había prometido a su madre, a igual que le pasaba a su hermano Cessaer con Judith, después estaba Penelope entre los dos chicos, y al otro extremo estaba Juan Francisco. Los dos chicos estaban jugando con Penelope, la cual estaba muy a gusto, a ser acariciada por ambos y dejando olvidada a la pequeña, que de vez en cuando miraba a sus compañeros y al medio. Le dio pena la pequeña, y entonces decidió intervenir.

¡Un momento! Dijo rápidamente, creo que debemos hacer otra cosa, que os parece si la pequeña Leocadia, que esta un poco olvidada de los demás, siendo un poco egoísta por nuestra parte, al ser pequeña y estar un poco cohibida por su hermano, que salga también con Judith y pueda observar y actuar en un primer plano, pudiendo así sentirse un poco mejor y halagada por nuestra parte, además de poder observar y tocar algo, que posiblemente no le han dejado hasta este momento. ¿Que dicen ustedes?

¡Siii... que salga! Respondieron todos menos su hermano, que dijo: No creo que ella deba intervenir, es pequeña todavía y estoy bajo su cargo, no quisiera que le ocurriese nada malo estando bajo mi responsabilidad.

Pero que le puede pasar estando con nosotros, además es de egoísta por tu parte pegarte un buen lote ahora mismo con Penelope, entre tu y Juan Francisco, y a ella dejarla apartada, ¿entonces para que la trajiste con nosotros? Le dice Sabina un poco enfadada, por el comportamiento de Dani.

Es que si no la traía, mi madre no me dejaba venir con ustedes. Dijo al final agachando la cabeza, y sintiéndose incomodo por la situación. Siento mucho lo ocurrido, pero creo que no debería intervenir con Judith, ella es mas tímida y nunca ha estado en una fiesta de gente más adultas que ella, siempre ha estado con pequeños.

Yo tampoco, dice Judith. Pero alguna vez tenía que ser la primera, además mi madre me dio permiso, para estar con Cessaer y Sabina. ¿Porque ella no puede, si es de la misma que edad que yo?.

Dani se quedo callado, no sabiendo que decir, Estaba entre la espada y la pared, pues por otra parte tenían razón todos ellos, no estaba bien que ella estuviera marginada, mientras el disfrutaba de la fiesta, además estaba Judith que era de su misma edad, y su madre le dio permiso para estar allí con Cessaer, así que no creo que Cessaer les fuera a hacer nada malo, respetando la confianza de su madre.

Todos estábamos esperando su respuesta, pues realmente estaba a su cuidado, pero si no la dejaba participar había pensado decirle que entonces se fueran los dos, y así no habría ninguna disolución por parte de nadie, cosa que si se lo decía seguro que aceptaba que su hermana participara.

Al final el chico dijo: De acuerdo que vaya con Judith, pero no se pasen con ella.

¡Biennn...! dijimos todos gritando, y Judith fue corriendo a buscarla, pues era su amiga también de clase.

Las dos cogidas de la mano, fueron al centro al lado de Aralia y mio.

Aralia reía, al final iba a formarse un grupo singular entre ella y las dos pequeñas, que miraban a Cessaer como si de un dios se tratara. Las veía nerviosas y a la vez seguras, entre ambas se daban más ánimos y eso la complacía.

Bueno sigamos por donde íbamos, que esto ya parece una odisea. Dice Aralia riendo.

Todos aplaudieron con los ojos fijos en aquel centro, esperando que podía pasar.

Aralia se coloco en medio de las dos pequeñas, y agarro una mano de cada una, las llevo hacia mi pecho comenzando a acariciarlo con las manos de ellas sobre mi piel y las de ella sobre la de las chicas. Las dos me miraban como atontadas o hipnotizadas, pero con sus labios sonriendo. Se miraban de vez en cuando, reían nerviosas y a la vez orgullosas de aquello que estaban haciendo, se sentían pletóricas y alegres, por la sensación que estaban experimentando.

Yo les sonreía, notaba sus caricias con más intensidad, y sus caras mostrando más animación en lo que hacían y sentían.

Aralia les iba indicando como tenían que hacer y donde eran normalmente los puntos mas erógenos en una persona, como debía pasar los dedos y donde apretar. Ellas bien aplicadas iban aprendiendo, hasta que llego la hora de la verdad como les dijo. Les dijo que me quitaran el pantalón entre las dos, las cuales se pusieron a tirar cada una de una pierna del mismo, pero mirando hacía la parte superior, para ver si veían algo o que pasaba. Cosa que a mí hermana le hacía gracia, así lo demostraba sonriendo y cuando me miraba, me picaba el ojo. En el calzoncillo pequeño que llevaba, se notaba muy bien el bulto de mi pene, que intentaba salir por la parte superior del mismo. Aralia le paso la mano por encima, cosa que vieron las pequeñas y se pararon a mirar que hacía, a lo que ella les exclamo: ¡Eh...vosotras dos! terminar de bajar ese pantalón de una vez. Las dos se pusieron coloradas y enseguida siguieron con su obra. Al llegar a la parte baja, levante primero la pierna que tenía agarrada Judith, para darle mas protagonismo a ella, y luego la otra, que saco Leocadia. Judith se levanto antes y se puso a pasar la mano por la parte baja de mi pene y los testículos, sin decirle nada a Aralia, la cual la miraba con picardía y con esa sonrisa traviesa, que daba a entender que estaba haciendo algo prohibido, pero a la vez quería hacerlo. Leocadia al terminar, vio que no podía poner sus manos en ningún sitio de mi bajo vientre, pues estaba ocupado por las otras dos, aprovechando entonces se puso a acariciarme el pecho, mientras miraba como las otras manos, acariciaban la zona baja.

Aralia se percato de la mirada de la pequeña, y dejando mi pene fue hacía su mano, para ponerla encima de el. Ella abrió los ojos con lujuria y nerviosismo, mirando como este crecía a su máximo tamaño, que hasta a mi me sorprendió, pues parecía que se había estirado más, ella parpando la parte superior del tronco, estaba fascinada con la dureza y lo caliente que estaba. Diciendo: No pensé que fuera tan dura, ni tan grande, ni tan caliente. A lo que Aralia y yo reímos, y Judith dice también: Antes cuando me acariciaba a mi, se la agarre y estaba dura, pero no tanto como ahora, ni tan grande.

A lo que todos reímos, mientras nuestros ojos no se apartaban de ellas dos, pues eran realmente las protagonistas de aquel momento. Con sus inocencias, descubriendo el mundo de la sexualidad.

Aralia comenzó a besarme en los labios, sonriendo por mi cara de lujuria que en aquel momento tenía, me sentía como un sultán rodeado de su harén, a cual más bonita. Las dos jugaban con mi pene por fuera del slip, hasta que Judith más atrevida, por más confianza o por pensar que tenía preferencia sobre la otra, metió la mano por dentro de este, agarrando el glande con delicadeza y temor a la vez, mirándome a los ojos con una interrogante en ellos, como pidiendo permiso para seguir.

Por mi parte cruce su mirada, de esos ojos tan hermosos que me encantaban, y con la cabeza le afirme que podía seguir. Ella ya sin temor y con más confianza en sí misma, la agarro fuerte con la derecha, y con la izquierda tiro para abajo por el slip. Leocadia, al ver lo que quería intentar hacer su amiga, la ayudó con sus manos, tirando de el también hacía abajo hasta dejarlo al descubierto completamente,el cual salto hacía adelante por la rigidez tan grande que tenía, dándole casi en la cara a Judith, que se había puesto de frente a ella para poder tirar mejor. Las dos rieron por la sorpresa, y el susto por aquel resorte, que invadió el espacio entre ellas.

Aralia ajena a las dos pequeñas me estaba comiendo la boca con glotonería, se veía que le estaba cogiendo el gusto, y lo estaba pasando bien. Sus manos acariciaban mi torso, y sus ojos cerrados, concentrada en lo que estaba haciendo.

Sentía las caricias de las tres, los besos de Aralia que me estaban subiendo al cielo, pues notaba la pasión que estaba poniendo en ello. Judith jugaba con mi glande, el cual lo tenía inflamado y rojo como el fuego, el mismo que sentía subir por todo el, por la caricias dulces que me daba Leocadia, en la base de mi pene y los testículos, los cuales cada vez se cargaban más, preparándose para lanzar su esperma al exterior, y dar rienda suelta a ese placer que nos invade, para gratificación mía.

Entonces oímos gritar a Javier diciendo: ¡Que se tomen el biberón las pequeñas!.

Todos rieron y repitieron: ¡El biberonnn... el biberonnn...!

Las dos pequeñas se miraron entre ellas con los ojos abiertos, pues las dos pensaron enseguida a que se referían los demás, ellas nunca habían estado con un pene, y menos todavía chuparlo.

Aralia al oír el alboroto que se formo, dejo de besarme y se quedo mirando la escena que tenía delante de ella. Estaban las dos pequeñas acariciando el pene y testículos, cuando no era una era la otra, se cambiaban de posición ya de mutuo acuerdo sin decirlo, como buenas amigas. Pero lo que no esperaban ellas, es que les dijeran que se la chupasen, en principio les daba asco y no lo veían bien. Entonces ella como mayor y conociendo lo que les ocurría a las pequeñas, les dijo:

Tranquilas, este bicho no muerde, las que muerden son ustedes, pero suavemente con los labios, y con la lengua pensáis que estáis chupando un helado muy rico, que seguro que os va a gustar mucho, y Cessaer os lo va a agradecer. Fijaos como lo voy a hacer yo, y luego ustedes me imitáis.

Ella ni corta ni perezosa, se agacho ante mí, y cogiendo mi pene con su mano derecha, lo comenzó a masturbar despacio, mientras con su mano izquierda, acariciaba sus huevos. Las dos chicas miraban con atención, asombradas de lo que hacía ella.

Aralia muy tranquilamente, se puso mi pene en sus labios, y con la lengua comenzó a pasarla por mi glande, ufff... madre mía que sensación más rica me subió por todo el cuerpo, sobre todo por saber que me lo estaba haciendo Aralia, por primera vez a un chico y este era yo. Se la introdujo en la boca y la fue llenando de saliva, a la vez que la chupaba con mucho cariño y despacio, me estaba haciendo una mamada extraordinaria para ser la primera vez que se lo hace a un pene, pero me imagino que ella pensara o se imaginara que es una vagina, y lo estará haciendo igual que si fuera una de ellas.

Las dos pequeñas miraban con mucha atención, todo lo que hacía Aralia,y como lo hacía, parecía una profesora de clase sexual, enseñando a sus alumnas practica.

Ella pasado un rato paro, y se levanto, pues se había puesto de rodilla delante de su hermano, y al final no le había desagradado tanto, pues mientras ella se la chupaba, el muy cariñosamente le acariciaba la cabeza y la miraba con mucha ternura, mientras sus ojos estaban el uno sobre el otro.

Todo esto lo se, pues ellas me lo dijeron más tarde, muy contentas todas por lo que habían hecho, y el placer que me habían dado.

Ahora os toca a ustedes, entre las dos le podéis dar mucho placer, y es el sueño de muchos chicos, así que vosotras podéis hacer que se le haga realidad, les dijo Aralia mirándolas.

Lo que no sabían ellas, era que yo lo había experimentado ya, pero no dije nada, no quería romper ese momento, y claro ese placer de verlas por primera vez mamando un pene, y encima el mio, me dije sonriendo, a la vez que mire a mi hermana Sabina, la cual se estaba masturbando junto con Rosalva, como dos fieras entre ellas a la vez que me miraban a mi y al grupo que estaba en medio. Al ver mi cara que la miraba me sonrió y me pico un ojo, afirmando con la cabeza, dándome a entender, que aprovechara la situación que me ofrecían aquel inusitado trió.

Ellas aceptaron con la cabeza, las dos muy obedientes se colocaron de rodillas una al lado de la otra, como si estuvieran castigadas.

Aralia que tenía el pene en la mano, se lo acerco a Judith y se lo puso en los labios diciéndole: Tomalo tu ahora, y compártelo con Leocadia.

Esta acepto mirando aquel pene tan grande, le tocaba los labios y parecía que le quemaba. La agarro por medio y comenzó a jugar con el pasándoselo por sus labios, el glande era suave al tacto con sus labios. Saco la punta de su lengua y la puso en el extremo de el, probo para saber a que sabia, en principio no le encontró gusto, solamente le llegaba un pequeño olor a su nariz, pero no era desagradable, probo de nuevo pasando la lengua por todo el glande, lo fue acariciando con ella, hasta que se lo puso en la boca, y chupo. Le hizo gracia como se movió dentro de ella, estaba caliente, pero era agradable sentirla allí y sabiendo que le estaba dando placer, al escuchar los suspiros y murmullos de el.

¡Ohhh... siii... que ricooo...! metelo más en tu boca y chupalo, le dije agitado y entre exclamaciones de gozo. Ahhh.... ahhh... que bien se siente.

Leocadia me miraba con unos ojos de deseos impresionantes, se veía que quería intervenir ella también. Leo, acariciame tu también en los testículos y en la parte baja, además puedes chuparlos, me gusta mucho sentirlo y me da un gran placer. Ella al yo decirle aquello acerco su cabecita con cuidado y abriendo la boca saco la punta de su lengua, con temor como si me fuera a hacer daño, yo sonreía pues me imaginaba algo de lo que ella sentía. Después más tarde se me confirmo, pues al principio indecisa paso la lengua, por sino le gustaba lo que iba a hacer, pero como mas bien le hizo cosquillas en la lengua podríamos decir, se decidió a hacerlo más enérgicamente, sacando mas la lengua y agarrando con los labios, estaba aprendiendo a chupar.

Judith de vez en cuando la miraba a ella como lo hacía a igual que la otra se fijaba en Judith, así se iban dando más animo, como si fuera una competición por dar más placer, o por tratar de llevarse más a la boca.

Cambien ahora de lugar, les dice Aralia sonriendo, mientras ella miraba y me acariciaba el dorso, para luego ponerse a besarme de nuevo, le gustaba besar mucho, y cada vez lo hacíamos mejor, cosa que me iba gustando cada vez más, entre los besos, las caricias y los chupetones de las otras dos. Me sentía en la gloria, y estaba gozando mucho, tanto que como siguieran así me iba a ir muy rápido, pero teniendo cuidado con las pequeñas para no asustarlas y echárselo en la boca, esa primera vez, aunque les avisaría para que se preparasen.

Las dos estaban en una competición olímpica, se cambiaban de zona, un vez le tocaba a una en la parte superior y otras veces en los testículos y la parte baja. Cada vez lo hacían mejor, lo notaba en mi cuerpo que iba subiendo de agitación, y movimientos de mi pelvis hacía quien la tuviera en la boca en ese momento, tratando de entrársela bien adentro. Algunas veces le daban arcadas, pues le llegaba muy adentro, y se retiraba hacía atrás, cogiendo la otra el relevo. La verdad que me estaba gustando cada vez más y el placer era mayor. Judith no se porque la chupaba mejor, con el tiempo iba a tener una experiencia muy buena y sería una buena chupadora.

Aralia estaba muy animada y se sentía agitada, pegándose cada vez más a mi. Su cara la tenía caliente, y su mirada dejaba ver una gran pasión, la verdad que no había visto a mi hermana así, y el deseo se apodero más de mi. La agarre por la cintura y el cuello, atraiéndola hacía mi costado, mientras nos besábamos muy intensamente, comiéndonos la boca mutuamente con una pasión insospechada por ambos, se nos veía que estábamos muy alterados mutuamente.

Ohhh... diosss... no quería respirar para no dejarte de besar, dijo Aralia, en uno de los momentos que paramos para coger aire. Te quiero mucho, le dije en el oído y me están dando deseos de tenerte.

Mi hermana me miro a los ojos, y me dice: Sabes Cessaer, a mí también, nunca me había pasado esto con un hombre, pero contigo no se porque es diferente. Te quiero mucho y también siento ese deseo, me dice un poco colorada entre la agitación y la declaración que me había hecho.

Se que eres muy especial para mí, a igual que Olga, y me gustaría en algún momento que nos uniéramos los tres, si ella esta de acuerdo, diciéndome eso me dio un tierno beso en los labios, que me dejo la verdad loquillo, pues demostraba el amor que sentía por mi, y yo por ella.

Mi calentura estaba llegando a su fin, ya no podía aguantar más, y se lo dije a las chicas, que me masturbaran, pues me iba a ir en poco.

Aralia se puso a mirar, pues quería ver salir ese chorro de semen, al cual ella había hecho parte de ese trabajo, así que se puso a acariciarme el dorso y el vientre, mientras ellas dos me masturbaban a la vez, dejando un espacio en medio de ellas, para que pasara entre ellas esa descarga disparada.

Ohhh... ya vieneee... dije mientras mi cuerpo se convulsionaba en temblores, y sentía como llegaba ese placer, dejando escapar unos chorros continuos de descargas al aire en medio de las dos. Había sido un orgasmo estupendo, y había descargado una buena cantidad de semen.

Ellas miraban embobadas aquellos chorros salir y pasar al lado de ellas, como una fuente intermitente, hasta que paro de surgir más.

¡Que pasadaaa...! exclamo Judith. ¡Si parecía un surtidor! dijo Leocadia, riendo las dos y mirando al suelo los regueros que se habían formados entre ellas.

¡Biennn...! aplaudieron todos, contentos por la situación que se les había formado, pues muchos habían sentido también ese orgasmo, masturbándose solo o acompañados.

Les damos las gracias a todos los que nos han apoyado, sobre todo esos mensajes y correos dándonos las felicidades y diciendo que les ha gustado mucho.

Un saludo de nuestras parte y esperemos que este les guste como los anteriores.

cessaerd@yahoo.es