Mi familia numerosa 15

Después de la celebración con nuestra madre, lo hicimos con Pino, sintiendo entre los tres esa gran atracción que nos une. Cumpleaños de Aralia, y la celebración de una gran fiesta por su mayoría de edad, siendo invitadas, laa mayoria de sus amigas lesbianas.

Mi familia numerosa 15

Nos quedamos mirándonos los tres, sonriendo, habíamos logrado una penetración entre los tres, indescriptible, una pasión única y completa, un gozo que parecía que estaban en la gloria. Nos besamos y abrazamos con ternura, pues el amor que desprendíamos era de tal pasión, que nos asustaba del gozo que nos producía.

¿Os ha gustado mi otro regalo? Nos dice riendo.

Ufff... mamaaa... ha sido fantasticoooo... le dije, a la vez que le di un fuerte beso en sus labios.

Mama, dice Sabina, me gusto mucho tus caricias, y sobre todo la comida de coño que me dio Cessaer, me llevo a las nubes. Ha sido un comienzo de día extraordinario, graciassss... Dándole un beso también en sus labios, y otro a mi, con una mirada llena de pasión y amor.

Mama se fue, muy orgullosa de sus mellizos, y de los regalos que le había hecho a ellos. Nosotros tranquilamente nos fuimos a darnos un baño, cogidos de la mano y dándonos besitos en los labios cada dos pasos.

En eso nos chocamos con Pino, que estaba delante de nosotros en el paso al baño.

¿Que pasa estáis tan acaramelados, que no os dais cuenta de las personas que siguen a vuestro alrededor? Nos dice mirándonos.

Perdona Pino, le dije corriendo, no te había visto y pensé que habías salido de la habitación.

Lo siento. Dice Sabina muy triste, pues había dejado a su amiga apartada de aquel momento que habíamos pasado.

No tenéis que pedir perdón, puesto que fui yo la que me aparte de ustedes, para dejarlos solos, pues era el regalo de vuestra madre a ustedes, y no quería intervenir, en ese momento tan intimo entre ustedes, pero ahora que habéis acabado, me toca a mi daros el regalo que como podéis imaginar es similar al de vuestra madre, pero además os quiero regalar, estas pequeñas pulseras de plata con vuestros nombres y el mio por dentro, para que sepáis que siempre os llevare en el corazón, además de considerarlos como unos amigos muy íntimos, tenemos una unión muy especial, pero bueno es que mi presupuesto no me da para más, al estar pagando la casa que he comprado. Nos dice con esa sonrisa tan bonita que tiene, a la cual amamos mucho.

¿Nos bañamos los tres juntos? Nos propone Pino, sonriendo.

Siii... vamosss... dijimos los dos a la vez, con una gran alegría.

Me agarro cada una de ellas por la cintura, y yo a su vez a ellas también, dirigiéndonos al baño. Riendo y alegres, por lo que pensábamos que íbamos a hacer allí los tres, mirándonos con cara de picaros.

Llegado al baño, Pino se desnudo despacio, dejándose ver su cuerpo y riéndose de nosotros, que no le quitábamos ojo de arriba. El vestido que llevaba era sencillo, para estar cómoda con su trabajo en la casa, y atendiéndonos a nosotros. Aunque no eramos ya niños, ella se encargaba de tener la habitación y el baño como un espejo, de lavar, planchar, y todo lo referente a nuestra ropa bien ordenada y limpia. Se encargaba de comprar y adquirir, cualquier cosa que nos hiciera falta, por orden de nuestra madre. Era nuestra maestra en todo lo relacionado socialmente, y claro también nuestra hada madrina, para todo lo que quisiéramos aprender o saber, relacionado con el sexo, como por ejemplo, las pastillas anticonceptivas que ya tomaba Sabina. Fue ella quien le explico como tenía que tomársela, con que tenía que tener cuidado, etc. Se encargaba de nuestras revisiones medicas y vacunas que teníamos que ponernos, aunque siempre supervisada por nuestra madre, que nunca nos quitaba ojo de encima, y siempre sabía en todo momento lo que hacíamos y en donde. Nosotros muchas veces de broma, le decíamos que era de la CIA. Cosa que a ella le hacía gracia, y se reía de nuestras ocurrencias.

Desprendida de su vestido, que se lo saco por la cabeza, mientras nosotros veíamos aparecer su ropa interior blanca de encaje muy bonita. Comenzando por sus bragas y luego el sujetador, la verdad que era digna de contemplar, pues era una mujer muy bella y bien formada.

Primero entro yo, y me pongo apoyada de espalda en la bañera, luego Cessaer apoyado en mi, y al final tu Sabina, delante de él y apoyada con tu espalda en él.

Dicho y hecho, nos colocamos los tres, uno apoyado en el otro, menos Pino que estaba en la bañera. Estábamos bien a gusto, con el agua templada que nos llegaba hasta el pecho, pues la bañera era alta. La verdad que me sentía en la gloria, sentía en mi espalda los pechos de Pino, además de sus caricias y besos que me daba, y por otra parte sentía en mi pene las nalgas de Sabina, pues ella estaba totalmente apoyada en mí, se había sentado encima de mis piernas, poniendo sus piernas a los lados de las mías, y podríamos decir que estaba tumbada en mí, desde parte de sus muslos y nalgas, hasta la cabeza que se apoyaba en el lado derecho de la mía.

Había cerrado sus ojos, y se concentraba en las sensaciones que sentía, al estar apoyada en mí. Yo la tenía abrazada con ambos brazos, los cuales los subía o bajaba, según que parte de su cuerpo quisiera acariciar. Normalmente eran por una parte sus pechos, los cuales me tenían flipando, pues cada días estaban mejor, entre el hermoso tamaño que ya tenían, lo duro que estaban, y lo desarrollado de sus pezones, será de tanto chupar yo de ellos, pensé riéndome.

¿De que te ríes, tan picaramente? Me dice Sabina girando un poco su cabeza para mirarme a los ojos y darme un beso en los labios.

Pensaba que cada día estas mejor, y haciéndote una mujer de bandera, pero sobre todo tus pechos, no me canso de acariciarlos, besarlos y admirarlos, además de chupar esos ricos pezones, y pensaba que estaban cada vez más grandes, de los chupetones que les doy.

Pues sí, en parte están así por ti, los pones locos con tus caricias, besos, y todas las locuras que les haces, además de chupar por ellos, como si me fueras a sacarles leche, pero que obviamente no tienen. Eso sí, me encanta que juegues con ellos, de la forma que quieras. Me dice ella riendo, y levantando el busto en sentido provocativo.

Pino se reía de nosotros. Estos jóvenes, siempre con la sangre revuelta, dijo riéndose. A la vez que nosotros nos reíamos también de su frases. Bajando su mano derecha hacía mi pene, el cual había crecido tratando de encontrar algún agujero de mi linda hermana, que la tenía encima de mí muy bien colocada, para cerrarle alguna de sus puertas. Le costo un poco llegar, pues Sabina estaba muy pegada a mí, no dejando casi nada de hueco entre nosotros, pero la verdad no se como lo logro, pero al rato me la tenía agarrada y su mano atrapada entre los dos. Me gustaba que me la apretaran, y entre Pino y Sabina estaban logrando uno bueno. Sabina movió sus nalgas, buscando una mejor postura, al ponerse la mano de Pino debajo de ella. Levantate un poco Sabina, le dice Pino, empujándola un poco con la otra mano.

Sabina levanto unos centímetros sus nalgas de encima de nosotros, aprovechando Pino y agarrando mi pene, se lo puso en medio de los labios mayores y en la puerta de su vagina. Diciéndole a ella: Vete sentándote despacio, para que no te hagas daño, sino estas bien lubricada. Cessaer, acariciale tu su rajita, que estas más cómodo y más a mano. Sabina fue bajando poco a poco, notando cuando la tuvo bien colocada en su puerta y comenzando a entrar en ella. Ufff... la tienes ya dura, sintiéndola como una estaca clavándose en mi interior.

Yo por otra parte, comencé a acariciarla con mi mano izquierda, mientras con la derecha no la quitaba de sus pechos. Pasaba dos dedos por sus labios, sintiendo y tocando mi pene, que iba entrando en ella, poco a poco pero sin pausa. El agua ayudaba en ese movimiento, haciendo que fuera más rico por su temperatura. Le iba dando besitos en su cara, boca, orejas y cuello, buscando siempre los sitios más sensibles, para que estuviera estimulada.

Pino viendo que ya no necesitaba ayuda, para que le entrara en su vagina, soltó mi pene y se dirigió, al trasero de Sabina, colocando un dedo en su ano y despacio comenzó a empujar, sabía que ya no tenía tanto problema con su ano, pues habíamos hecho el coito anal muchas veces, adaptándose este rápidamente al objeto que entraba en ella, en este caso, el dedo de Pino.

Siii... que rico, es sentirse penetrada por los dos sitios a la vez, dice Sabina suspirando, y girando su cabeza hacía atrás, buscando el encuentro con la boca de Pino, la cual, al ver lo que hacía ella, comprendió enseguida lo que quería. Pino se hecho un poco para adelante, clavándome más esos pezones, que sentía muy bien en mi espalda.

Comenzaron a besarse las dos con pasión, comiéndose una a otra la boca, y con una lujuria extrema. Me quede maravillado viéndolas besarse, pero al final me dolía el cuello, y me dedique a jugar con las dos, a Sabina acariciándole su clítoris, y a Pino, con la mano hacía atrás le acariciaba su pubis, sus labios, clítoris, vagina, … todo lo que estaba cerca de mis dedos, inclusive metérselos dentro. Ella trataba de mover su pelvis, como si estuviera haciendo el amor con alguien, pero no se podía mover mucho, por el peso de los dos en ella. Sus pechos se le notaban más duros, y lo pezones, parecían que me iban a taladrar la espalda.

Sabina, a la vez que estaba besando a Pino, cabalgaba ya sobre mi, con mucha rapidez, pero el cuello también le dolía, entonces se levanto y se coloco de frente a mí, sentándose en mi pelvis y muslos, y metiéndose el pene hasta el fondo, con mucha fuerza, comenzando a cabalgar rápidamente. Sentía como daba en el fondo de ella, a la vez que volvía a sacarla de nuevo y se sentaba de nuevo en ella. Haciendo un mete y saca, con mucha rapidez.

Comenzó a sudar del ejercicio, brincando cada vez más sobre mí. Yo comencé a acariciarle los pechos, besar los pezones, y de vez en cuando tiraba de ellos, haciéndola chillar pero de gusto. Me besaba con ansia, como si me fuera a ir de allí, estaba muy excitada, y sus flujos ya salían en cantidad.

Parar un momento, nos dijo Pino, dejarme salir, para poder acariciarla y que goce mejor con nuestras caricias.

Paramos y nos levantamos un poco, para que Pino pudiera salir. Esta rápidamente, se coloco en la espalda de Sabina, comenzando a acariciarla por detrás, mientras jugaba con un dedo en su ano. Sabina se había colocado encima de mí, metiéndose mi pene nuevamente hasta el fondo. Suspiraba, decía exclamaciones: Siii... ya es mía... te voy a ordeñar, hasta sacarte la última gota de tu leche. Se veía que estaba gozando entre los dos, pues anteriormente con su madre si había llegado a un orgasmo, pero no se quedo completa, le faltaba taladrarse con mi pene, cosa que no había hecho anteriormente, y estaba deseosa de hacerlo, hasta conseguir como mínimo un orgasmo, con ella dentro. Yo estaba muy excitado también, con Sabina encima de mí, haciéndome gozar como un loco, con sus movimientos y caricias.

Pino mientras, tenía en el culo de Sabina, dos dedos metidos, metiéndoselos y sacándolos cada vez más rápido, haciéndola gozar cada vez más.

Diosss... que ricoooo... sigan asíiiiiii... no paren... que estoy a punto de irmeee... decía Sabina, tratando de coger aire, mientras su cuerpo temblaba y su respiración era cada vez más agitada, como descargas eléctricas sentía por todo su cuerpo, transmitiéndonos a nosotros ese momento que le estaba llegando con tanta ansia.

Siiiiiiii... me vieneeeeeee... ahhhh... me vengooo... eran los gritos de Sabina, mientras su cuerpo se convulsionaba, su vagina me la trincaba con fuerza, y su abdomen subía y bajaba con contracciones fuertes. Su orgasmo se intensifico con las caricias que les dábamos los dos, además de apretar fuerte mi pene contra ella, para que la sintiera muy bien dentro de ella, dándole en el fondo.

Yo notaba en mi pene, cada apretón de Sabina sobre ella, parecía que me estaba ordeñando, y así fue como hizo que explotara dentro de ella, con una fuerza sobre humana trataba de levantarla con mi pelvis, y apretar con mis manos sus caderas hacía mí, para llegar al máximo en la penetración. ahhhh... me voyyy... tomaaa tu lecheeee... vaqueraaa... me salio aquella frase al tenerla cabalgando sobre mi, cosa que les hizo gracia a las dos. Estuvimos un rato abrazados, los tres juntos, nos besábamos y acariciábamos, al final me quede apoyado en la bañera, y Sabina en mi, los dos habíamos corrido el maratón, disfrutando mutuamente y estábamos un poco cansados.

Pino comenzó a acariciarnos nuestras cabezas, con ternura y mucho amor, ¿estáis agotados ya los dos?

Dejanos coger aire, y luego hablamos de ti, que entre los dos, te vamos a dejar para el arrastre. Le dije en plan guasa. Para que fue aquello, pues los tres comenzamos a reírnos a grandes carcajadas.

Una vez que nos relajamos un poco, y descansamos metidos en la bañera con nueva agua caliente, los músculos y nuestros cuerpos, recobraron fuerzas.

Pino que estaba recostada en Sabina, se levanto mostrando su cuerpo de pie ante nosotros, el cual era digno de elogio, por su forma, tamaño y calidad, era como un mercedes en los coches.

Nos miraba picaramente, comenzando a llevarse sus pechos a los labios, los cuales los chupaba y les pasaba la lengua a cada uno de los pezones, poniéndolos en pico como puntas a dispararse. La veíamos, y nos reíamos, pues sabíamos lo que buscaba. Abrió sus piernas, mostrándonos un primer plano desde arriba de su vulva, la cual estaba totalmente depilada, y se le veía sus labios hinchados y más oscuros. En su nacimiento estaba el clítoris, que cada vez destacaba más entre ellos, saliendo poco a poco, como si quisiera asomarse al mundo para su felicidad.

Sabina hecho su mano derecha hacía atrás, donde estaba ya, tropezando con mi pene, el cual lo tenía bien claro donde estaba, pues lo sentía detrás de ella, alargándose y mas duro, entre sus nalgas y su espalda. Comenzó a subir y bajar la mano a lo largo de mi pene, mientras dejaba venir su cuerpo un poco hacía delante, para poder meter bien la mano e irme haciendo una paja, mientras mirábamos a Pino.

Yo metí mi mano en medio de su pubis, e iba acariciándole su rajita de arriba abajo, jugando con los pliegues de sus labios.

Pino nos miraba y sonreía, nos estaba llevando a donde ella quería, a que estuviéramos calientes como un horno, para luego aprovecharse de la situación.

La dejábamos hacer, nos gustaba compartir nuestro amor con ella, y siempre que podíamos lo hacíamos, aunque yo nunca había llegado a la penetración con ella, solo caricias, besos y lengua. Ella era consciente, de que tenía que esperar a completar nosotros el ritual del amor, para luego ella poder intervenir y hacerlo íntegramente junto, dejar que la poseyera por todas partes. Solo de pensar en ello, mi estimulo y mi pene habían subido bastante, además de las caricias de Sabina.

Pino viendo que ya estábamos preparados para seguir jugando, decidió incorporarse a nosotros. Agarro a Sabina por la mano y la quito de encima de mí, poniéndose ella en medio de los dos. Ahora me toca a mí, y que ustedes dos me hagan el amor, por todo sitio. Se puso en cuclillas encima de mis piernas, y agarrando mi pene, se lo comenzó a pasar por su rajita de arriba abajo. Sentía como mi glande acariciaba su vulva, pasaba y se frotaba con su clítoris, haciéndole sentir a ella escalofríos y convulsiones de su cuerpo, pues estaba bastante excitada por todo lo ocurrido anteriormente, además de querer sentir mi penetración en ella, era lo que más la estaba volviendo loca.

Al final se la puso en la puerta y se sentó en ella, metiéndosela hasta el alma, y dejando escapar un suspiro por ambas partes, al goce del mismo. ahhhh... Siii... ya esta dentro... Diosss... que ricoooo... la sientooo... decía ella entre susurros y murmullos, pues era tanto su gozo, que no podía casi ni hablar, ni respirar.

Ohhh... que caliente lo tienes Pino, le dije entre suspiros, a la vez que trataba de clavársela, para que la sintiera bien adentro.

Sabina acariciaba a Pino, con una mano sus pechos, y con otra su cabeza y pelo, dándole caricias muy tiernas, con besitos por su cuello y orejas.

Siii... que bien se siente unaaa... entre los dossss... ahhhh... Diosss... que gozadaaa... decía Pino cada vez más excitada.

Yo le besaba los labios, le comía la boca, y de vez en cuando nos besábamos Sabina y yo, al encontrarnos en nuestros caminos, besando a Pino.

Masss... dame masss... metela bien dentrooo... taládrameee... gritaba ya Pino, a punto de llegar a su orgasmo.

Los dos nos dedicamos con más fuerza, en la actividad de complacerla en darle más placer, y con más intensidad.

Ella saltaba encima de mí, clavándose mi pene hasta los huevos, y apretando su vagina, me hacía sentir un gran placer. Intenta irte conmigo Cessaer, lo deseo con toda mi alma, avisame cuando estés a punto, pues yo ya estoy, y no aguantare mucho más en explotar.

Siii... ya estoy a puntooo... descarguemos nuestros orgasmos simultaneooo... le dije frenético y con ganas de reventar.

Siii... me voyyy... ahhhh... ahhhh... que orgasmo más intenso diossss... parece que me estoy orinando de gusto, dice Pino, con unas fuertes descargas de su cuerpo, temblando y sudando.

Siii... me voyyy... yo tambiennn... dije con usa convulsiones fuertes de mi cuerpo, y unas sacudidas de mi pelvis, tratando de llegar al fondo de ella. Sentíamos nuestros sexos abrazados y unidos, con una intensidad de pasión enorme, ella me estrujaba mi pene con su vagina, sacando todo lo que tenía dentro de mi, en aquel momento. Sudando los dos estábamos abrazados, sentíamos nuestra unión apretado uno contra otro, yo dentro de ella y ella apretándome con gran placer.

Guauuuu... dice Sabina, menudo orgasmo habéis tenido junto, parecía que os ibais a fundir el uno a otro. He quedado alucinada al ver la agitación de vuestros cuerpos, se ve que os tenias ganas mutuamente. Me ha gustado mucho el poder verlos a ustedes, en esta unión que habéis hecho.

Nos dimos besos los tres, con gran pasión y amor mutuamente, habíamos hecho una unión muy bella entre nosotros, llevándonos a un hermoso placer. Nos bañamos jugando entre los tres, riendo, dándonos besos, caricias a la vez que nos enjabonamos, y todo ello con gran placer de los tres.

Tres años más tarde, exactamente tenemos ya 16 años. Es el día uno de junio de 1980, domingo. Aralia, nuestra hermana mayor cumple la mayoría de edad, sus 18 años. Para ello se ha preparado una fiesta por todo lo alto, para celebrar ese día tan importante.

Todos en casa sabemos que Aralia es lesbiana, y respetamos su forma de ser. En esta época tenía como compañera y amiga, a Olga, siendo de la misma edad, y además estar estudiando lo mismo. Las dos querían ir el próximo año a estudiar a Milán, para aprender todo sobre moda, arte y el diseño. La idea de Aralia, era formar una empresa de moda y diseño, además de una escuela de modelos, lo llevaba metido en su cabeza desde hacía tiempo, y había hablado con la familia, para que la apoyaran en su proyecto.

Así lo han dispuesto entre todos, pero primero tenía que prepararse bien en Milán, luego irían a París, y al final a Madrid. Mientras la familia iría buscando lugar, para preparar el proyecto, y las construcciones, pues les pareció muy interesante y rentable con una buena publicidad.

En el desayuno como con todos, le cantamos el cumpleaños feliz, yendo después al salón para darle los regalos de la familia, ya que en el almuerzo se lo darían el resto de las personas invitadas. Sobre las doce llego su compañera Olga, donde le dio un beso en los labios, al que todos aplaudimos, pues en esa época, todavía las relaciones entre mujeres no eran bien vistas en muchos sitios. Le regalo un libro de diseño, que le gusto mucho. Nosotros le regalamos un colgante, que le encanto y se lo puso, no quitandoselo en todo el día, era unos círculos adornados con piedritas, de varios colores. Mí hermana me abrazo muy contenta, y me susurro al oído: Eres el hermano que más quiero, y por ser el mejor, te has llevado a la que más vale. Dándome luego un beso en los labios, cosa que me asombro, pues ella a ningún chico se lo hacía, después de que lo había declarado oficialmente a la familia, su tendencia homosexual. Hasta Sabina se quedo extrañada, pues no era típico de ella hacer esas cosas, ni de mostrar interés por ningún hombre.

La verdad que estaba muy bonita, con sus grandes ojos azules y su melena castaña clara. Llevaba un vestido corto celeste, con dibujos de rallas y círculos en rojo, que al final le hacia juego con el colgante sin nosotros querer. Su ropa interior era celeste también, haciendo un conjunto bonito con el vestido. Su pecho era más bien pequeño, pero bien formado, que note cuando me abrazo estrechándome con sus brazos, fue un abrazo cálido y cariñoso, que me gusto mucho. Algunos que se dieron cuenta de la situación, no dijeron nada, pero les llamo la atención.

Sabina sonriendo se puso a mi derecha, susurrándome al oído: ¿Que has hecho, para que Aralia te haga eso? Me dice con cara de pícara, agarrándose a mi brazo. Estaba con un vestido verde vaporoso, que dejaba ver su figura, se le veían sus hermosos pechos, los cuales ya estaban bien desarrollados, redondos y tiesos, coronados por su aureola y pezón cada uno de un color chocolate, los cuales con el roce del vestido y el aire, estaban bastante salientes, llamando la atención de todo el que la miraba. Su pelo rubio y liso, le llegaba un poco por debajo de los hombros, su piel estaba bien bronceada, destacando sus piernas largas. Sus ojos verdes, resaltaban en su cara, parecían más vivos y brillantes, por el contraste de su cara morena. Sus labios pintados de rojo, invitaban a besar, de la sensualidad que desprendían, eran como una diana para ser picados por otros labios. Su braguita era de color verde, y en los pies llevaba unas sandalias de color marrón claro, que de lejos se confundía con su piel, pareciendo que iba descalza. Sus caderas y culo, se habían desarrollado más, haciendo de su figura un cuerpo bastante llamativo.

Me gustaba tenerla a mi lado, hacíamos un bonito dúo los dos juntos, llamando la atención de hombres y mujeres, sobre todo ella que traía loco a los hombres, por su forma de vestir y lo espontanea que era al saludar, con las personas que le presentaban, pues daba a entender que era una amiga de toda la vida, cosa que a veces nos llevaba a más de un disgusto, pues alguno pensaba mal de ella. Como que era una chica fácil y que se acostaba con el primero que se le pusiera delante. Cosa que no era cierto, pues escogíamos muy bien a la persona o personas, que queríamos intimar con ella, puesto que lo hacíamos de mutuo acuerdo entre los dos.

En la fiesta estuvimos saludando a todo el mundo, inclusive algunas amigas de mi hermana que fueron y que nos las presento, pero nos imaginábamos que eran de su grupo, pues todas vinieron emparejadas por féminas. Al ser la fiesta de ella, y cumplir la mayoría de edad, se le dejó diríamos mano libre, de que podía invitar a sus mejores amigas sin problema, aunque no a todo el mundo le gustaba, pero era su fiesta, y queríamos lo mejor para ella en ese momento, acompañadas por sus amigas. La verdad que la mayoría eran muy bonitas, a igual que ella, cosa que pensé yo para mí, que era una pena, pero lo mismo dirían las chicas con respecto a los varones gay.

Entre los invitados, estaba nuestra amiga Rosalva, que era un año mayor que nosotros. Estudiábamos juntos y en esa época, era una de nuestras mejores amigas. Era morena, de pelo largo negro como el azabache, y ojos negros como el carbón, cara muy fina, como de porcelana, labios carnosos pintados de rojos, medía uno con setenta y cuatro de altura, piernas largas y bonitas, cintura estrecha y caderas anchas. Su pecho era un poco más pequeño que el de Sabina, era de talla 90, pero muy bien formado, redondo con una pequeña aureola y un pezón mas oscuro, lo sabía porque la había visto ya desnuda otras veces, en la piscina con nosotros. Lo cuales se podían apreciar bien con el vestido rojo que llevaba, con un pronunciado escote por delante, igual al de Sabina, pero de diferente color, se ve que lo compraron juntas, y a las dos les sentaba muy bien. Sus nalgas, eran un poco mayor que Sabina, pues esta tenía 100 y Sabina 95. Las dos juntas, eran unas diosas para la mirada, y todos querían estar con ellas. Les preguntaban si querían tomar algo, para ir corriendo a traérselos, entre unos y otros querían disputárselas, pero ellas pasaban de todos y hablaban entre si, sonriendo y susurrándose una a la otra. Más de uno pensó si serían lesbianas también, pues se habían dado cuenta, que habían muchas en aquella fiesta, pero esos eran los menos conocidos, y que afortunadamente eran pocos, pues la mayoría nos conocíamos bien.

Queremos agradecer a esas personas que nos han mandado sus mensajes, y a esas otras que nos manda sus e-mail, diciéndonos que les gusta mucho la serie, y que quisieran leer más capítulos. Trataremos de hacerlo así, y esperemos que todos queden satisfechos. Gracias.

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