Mi familia numerosa 11

Estamos en el manantial y por fin nos entregamos mutuamente nuestro amor, por primera vez sentimos juntos lo que es amarse, mientras nuestra madre y Pino nos ven.

Quiero dar las gracias de nuevo a todos los seguidores de esta serie, de nuestra vida, que nos dan ánimos a seguir con ella y esperan nuevos acontecimientos de la misma. Esto lo estamos haciendo entre los dos, para que así conozcan esos sentimientos que nos envolvió.

Mi familia numerosa 11

Yo seguí chupándole su gruta, de la cual salía cada vez más flujo, parecía un rió de la cantidad que sacaba. Deje su gruta y fui subiendo los labios y la lengua por su vulva, hasta llegar al clítoris, que lo agarre con los labios, y me puse a pasarle la lengua, chuparlo y tirando de el.

Ahhh... ahhh... diosss... mioooo... siiii.. que me corroooo... no aguanto massss... decía ella con convulsiones, gemidos, arqueando el cuerpo y apretando mi cabeza contra su vulva, viniéndose en un orgasmo largo y fuerte, echando todavía más flujo y llenándome la cara de el.

Levante la cabeza para mirarla, pues me gustaba contemplarla después de un orgasmo, la cara de felicidad que ponía, y la lujuria en sus ojos.

Ella al verme se rió, y me dice: Menudo baños de acabas de dar en la cara, que te has quedado todo pringoso de mis flujos.

Si lo se, la noto toda pegajosa, así que tienes que ser una niña buena, y con esa lengua que tienes, me tienes que limpiar bien toda la cara, hasta no dejar ni una gota en ella.

Anda ven a mis brazos, me dice, alargándolos y abriéndolos, para atraerme al medio de ellos, con una sonrisa muy picara.

Me tumbe encima de ella, sintiendo debajo de mí su cuerpo sudoroso, del orgasmo que había tenido hacía poco. Me abrazo fuertemente, diciéndome en la oreja: Te quiero con locura amor, no me canso de decírtelo, sintiéndome en estos momentos la mujer más feliz del mundo. Comenzando a besarme y con la lengua, me iba quitando todos los flujos de la cara, me hizo recordar a Nakua, nuestra perra favorita.

Me sentía querido, amado, … con una alegría y felicidad, que en aquel momento sentía muy dentro de mí. Nos seguimos besando por un rato, con mucho cariño y pasión.

Te quiero Sabina. Salieron aquellas palabras del fondo de mi corazón, diciéndolas con orgullo.

Yo también te quiero mucho y te amo, como no te puedes imaginar. Pero quiero en estos momentos, que me hagas una mujer, y yo a ti un hombre. Quiero sentirte dentro de mi, y que me hagas muy feliz, deseo que me poseas, que rompas mi virgo con tu lanza, como un caballero de la edad medía.

Yo también lo deseo mucho cielo, sabes que para mi eres mi reina, y la mujer que más quiero en la tierra, por ello me llena de gozo, ser el primero que entra en ti.

Comenzamos a acariciarnos nuestros cuerpos, besándonos y susurrándonos palabras al oído. Cada caricia era un estímulo más, de la pasión que nos iba embargando. Nuestros cuerpos iban reaccionando más a ellas, y nuestros deseos iban aumentando.

Cessaerrr... penétrame yaaa... lo estoy deseando.

Lo haré despacio, como nos dijeron madre y Pino, pues bastante lubricada estas ya, pero si te duele me lo dices para parar, y te puedas relajar. Le dije con ternura, dándole tranquilidad.

Si de acuerdo cielo, no aguanto más. Quiero ser tuya completamente, y que tu seas mio. Lo deseo mucho.

Abrió las piernas, colocándome yo en medio de ella, veía su vulva chorreando de sus flujos, rosadita, hermosa, puse mi miembro con cuidado en su puerta.

Que rico la siento en la puerta, estoy muy excitada cielo, metela ya.

Me puse con la punta a pasárselo por su raja de arriba abajo, humedeciendo mi glande con los flujos que la salían. Cuando subí y toque su clítoris, me puse a jugar con el, pasándole por su alrededor mi glande, y tocando aquel hermoso montículo que cada vez estaba mayor por la excitación.

Ella suspiraba, gemía, tenía su cara colorada del calor que estaba pasando, del fuego que sentía. Sus ojos bien abiertos me miraban y parecían suplicarme que entrara en ella.

Baje mi pene otra vez a su abertura, mojando bien mi glande con los flujos que salían de su interior, lo tenía rojo e hinchado, en mí vida lo había visto tan grande, ni había sentido tanto deseo, excitación, lujuria, … todo al mismo tiempo, de tenerlo dentro de ella, de sentirla.

Voy a penetrarte, le dije empezando a empujar e introducirle mi pene por su vagina.

Estaba muy cerrada, sentimos cuando abrió sus labios, me costaba entrar en ella, pero poco a poco, despacio, sentía cada cm, como entrando y abriendo su vagina, menos mal que estaba bien lubricada, la humedad que tenía me ayudaba para no hacernos daño mutuamente ninguno de los dos, sentía como tiraba de mi piel hacía atrás, por la estrechez, dejando el glande totalmente descubierto.

Ohhh... que estrechooo... le dije, a la vez que gemía ahhh... mm mm... Me lo tenía aprisionado, sintiendo los latidos de mi sangre en ella.

Al final logre que entrara la cabeza de mi polla (glande), nuestros cuerpos estaban empezando a sudar, mientras ella susurraba: Ohh... Cessaerrr... siento que me abreeee... que me llena completamente, también un poco de dolor por lo cerrada que estoy, pero siento un placer pues al fin estas entrando en mí y es lo que más deseo en estos momentos.

Pare un momento para adaptarnos un poco y se relajara.

Ufff... diossss... por fin esta entrando, me dice ella, pero no te pares cielo, quiero que me rompas ya de una vez el himen.

Seguí penetrándola, hasta llegar a su barrera, tocando con mi punta su himen, ella contrajo su cara, noto mi llegada y el tirón al chocar. De golpe se movió hacía delante ella misma, levantando su pelvis y clavándose mi pene, se rompió el himen clavándose en mi polla. Jooo... madreee... quería pasar este mal trago de una vez. Espera ahora a que me haga a ella, y se dilate mi vagina un poco más, me dice Sabina.

Estuvimos un pequeño rato con ella puesta en el mismo sitio, notaba el calor de su vagina, veía flujo salir por debajo de mi pene, y mojándose los muslos ella, también comenzó a salir un poco de sangre, pero era de esperar al romper el himen.

Te sale un poco de sangre cielo, le murmure al oído.

Si ya lo he notado, el calor de la sangre, pues tengo la vagina y los labios muy sensibles ahora. Noto cualquier cosa que hagas, y lo que me ocurra a mí, como lo de la sangre, pero no importa, no me duele, así que no hay problema. Bésame con pasión y dame todo tu cariño, mientras estemos así parados, pues quiero estar más receptiva, para sentirte hasta cuando llegues al fondo de mi.

Nos pusimos a besarnos de nuevo, con una intensa pasión, quería que supiera que la quería mucho, y estaba prendado de ella.

Nuestros labios se comían uno a otro, chupábamos y jugábamos con nuestras lenguas, me gustaba mucho besarme con Sabina, además del placer que sentía, notaba en nuestros cuerpos ese cariño que nos dábamos, entregándonos uno al otro con mucha ternura, pasión y amor.

Sigueee... metiendolaaa... quiero sentirla bien dentrooo... me decía Sabina.

Parecía como si un ariete le estuviera entrando por su vagina, y la estuviera partiendo en dos. Cada vez estaba más adentro, sentía como iba avanzando, como cada vez la llenaba más.

Yo notaba y sentía, como las paredes me tenían atrapado, sentía dolor en el prepucio, pero placer también al sentir esa vagina tan caliente, esos movimientos que hacía cuando el la penetraba más. Ohhh.... siiii... que caliente tienes la vagina.

Se pararon otra vez, un momento mientras se acariciaban y besaban, sus pechos los tenía duro, sus pezones parecían dos astas de toro, que salían para clavarse en mis manos, cuando los acariciaba.

Se tumbo encima de ella, abrazándola fuerte, besándola, y proporcionándoles caricias que le ponían la piel de gallina.

Sabina, se movía debajo, sentía cada vez más placer, nunca había pensando que fuera a tener esas sensaciones, esos placeres, le subía por todo el cuerpo, y levantaba su pelvis para que le entrara más.

La penetración fue siendo más agradable, la lubricación era cada vez mayor, nuestros cuerpos se movían con mejor ritmo. Al final sentí como llego al fondo, y los sonidos de Sabina, al sentirse completamente penetrada.

Siiiiii... ufff.... que ricooo... massss... decía levantando su pelvis, y arqueando su cuerpo. Parecía que se iba a partir en dos, me apretada contra ella, sentía sus uñas clavarse en mi espalda, me mordía los labios,...

Con una mano mientras entraba y salía de ella, le iba acariciando el clítoris, que estaba muy grande, hinchado, muy sensible a las caricias, dando convulsiones de su cuerpo, no podía parar y quería cada vez más.

Siiiiii... Cessaerrr.... dameee... massss.... siiiii.... gemía desesperada, sentía una oleada dentro de ella, un placer increíble le estaba produciendo, era asombroso la descarga que le produjo en su cuerpo, levanto su pelvis muy alto, notando y sintiendo como el pene le daba en el fondo, dándole esas sacudidas tan terribles de placer. Apretada su vagina y sentía mejor el pene, como entraba y salía.

Veía y sentía como Sabina me levantaba clavándose mi pene en su interior, apretando su vagina sobre el. Cerro sus piernas en mi espalda, haciendo que entrara más en ella, que chocara en su fondo, me apretaba con una fuerza increíble. Yo le acariciaba su pecho, su clítoris, dándole besos como un loco, aunque a veces sentía como ella me mordía, me arañaba la espalda, pero yo seguía envistiendo dentro de ella, cada vez más rápido, más fuerte, parecía que me iba la vida en ello.

Los dos suspirábamos, chillábamos, y nos apretábamos cada vez más, queríamos unir nuestros cuerpos, como si fuera uno solo.

Cessaerrrr me voy a correrrrr.... diossss.... siiii....

Sabinaaaa... ya llegoooo... siiii.... apriétame con tu vagina, estrujarla dentroooo... que ricoooo..... siiii....

Los dos estábamos teniendo un acoplamiento increíble, unas sensaciones, un gozo como nunca habíamos soñado. Palpitaba nuestros seres como nunca, me abrazaba con desesperación, yo le apretaba el pecho, sentía en mi mano su respiración fuerte, desbocada como un caballo al galope. Nuestros corazones corrían y retumbaban como tambores rápidos en el final de un concierto.

Sentimos como le llego a cada uno el orgasmo, como tensamos nuestros cuerpos, haciendo un movimiento de máxima penetración, mientras nos caía el sudor por todo el cuerpo.

Nos besamos como fieras luchando, sintiendo el placer de cada uno, llenando de lujuria ese momento.

Le llene la vagina de semen, como nunca me había corrido, descargaba oleadas de chorros, parecía un geiser en plena erupción periódica.

Siiii... cielooo... siento como me das tu lecheeee... como descargas en mí, llenando mi interiorrr.... uffff... diosss.... que placerrrr.... siiii.... dameee.... massss.... massss...

Nos quedamos enlazados los dos, sudorosos, pero con una sonrisa que nos llegaba de oreja a oreja. El gozo que teníamos en aquel momento, era muy grande, estábamos contentos y nos pusimos a besarnos tiernamente, sintiendo la pasión y el amor que nos teníamos.

Mama y Pino, nos miraban asombradas, por el orgasmo que habíamos tenido a la vez, y con la intensidad que se llevo acabo.

Pino, parecía que lo iba a levantar y tirarlo al aire con su pelvis, de las convulsiones tan fuertes y los impulso que daba esa niña. Le dice mi madre, contemplando la escena que tenía ante sus ojos, como hipnotizada.

Isis, ya no es una niña, ya es mujer, y me gustaría a mi sentir, lo que esos dos han sentido hoy ahí. Madre míaaaa... que barbaridad de orgasmo se acaban de pegar, pensé que se partía en dos, y no te digo como le ha puesto la espalda a Cessaer, cuando se les baje la calentura, le va a doler y picar mucho, pues hasta gotas de sangre se le ve bajando por la espalda.

Ayyy... mi niñooo... tenemos que ayudarles Pino, le va a doler mucho.

¡Isis! Dejalos ellos se ayudaran, y se unirán mejor en su amor, y hará que en otro momento no le haga tanto daño, pero tienen que aprender ellos solos en estos momentos, y deja tu amor de madre, por un rato, mañana ya tendrás tiempo de curarlo bien, pero esta noche es de ellos y nosotros deberíamos de irnos, mañana esperaremos que ellos lleguen y nos cuenten todo.

Si, tienes razón, pero es que le hagan daño a mi Cessaer me mata, no puedo evitarlo, lo quiero con todo mi alma. Cayéndole unas lagrimas por su cara.

Isis, tu crees que ellos ahora van a pensar que se han hecho daño, sino todo lo contrario, piensan que mutuamente se han dado un placer y un amor como nunca antes, entregándose el uno al otro.

Mama acerco sus labios a Pino y le dio un beso en su boca, poniendo la lengua y jugando con ella. Gracias Pino, por estar ahora aquí conmigo, viendo como mis dos niños, se han hecho grande el uno a otro, demostrando su amor.

Las dos se volvieron a besar, entregándose al placer de sus labios, jugando con sus lenguas, y acariciándose mutuamente. Estaban muy excitadas, al ver lo que habían hecho los chicos. Tenían ganas de hacer el amor, y en aquel momento estaban juntas y se deseaban.

Se tumbo Pino en la manta, atrayendo hacía ella a Isis, se puso encima, sintiendo su cuerpo cálido, su pasión que en aquel momento estaba necesitada de entregarla, deseaba soltar esa lujuria que la consumía, querían sentir el placer en sus cuerpos. Isis se fue colocando de forma que formo un 69 con Pino, las dos se fueron entregando a las caricia de la otra, sus vaginas parecían ríos, del flujo que echaban. Estuvieron besando sus labios vaginales, chupando el néctar que salía de ellas, y el deseo que cada vez las llenaba más.

Las dos chupaban sin parar, se metían los dedos tanto en la vagina como en el culo, cada vez estaban más excitadas, llegando a un orgasmos las dos casi a la vez.

Primero llego Pino, sintiendo las convulsiones, el fuego que le quemaba, y la sensación de descargar un gran peso de encima, gozando como hacía tiempo, sobre todo por el espectáculo que había tenido, que le vino a la cabeza cuando estaba teniendo el orgasmo.

A los pocos segundo le toco a Isis, pensando en sus niños y el placer que se habían dado, sentía como si hubiera estado con ellos. Fue un orgasmo fuerte, intenso, que le corrió todo el cuerpo como si un rayo le hubiera atravesado de parte a parte todo su cuerpo.

Te quiero mucho... se decían los dos mutuamente, mientras se besaban con pasión y amor.

Ha sido maravilloso, Cessaer. No pensé que fuera a tener ese placer tan grande, fue increible.

Si, a mí me paso lo mismo, nunca pensé que fuera de esa forma tan fuerte, tan intenso, parecía que estaba en otro mundo. Sentía cada palpitación tuya, cada gozo, … todo parecía una sensación increíble.

Se volvieron a dar un beso muy tierno, cargado de amor, mientras sus ojos se miraban y se susurraban palabras bonitas, llenas de cariño y afecto.

Cessaerd@yahoo.es