Mi Familia del Pueblo: En el Huerto de mi Tía

Hay que adaptarse a la vida rural

KIKIRIKIIIIII!!!!!  Me desperté con un sobresalto, los urbanitas como yo no estamos acostumbrados a semejantes gritos al amanecer, apenas se veía la luz del sol por la ventana y ya estaba el puñetero gallo a grito pelado, le ignoré y me di la vuelta dispuesto a seguir durmiendo un par de horas más como mínimo.

KIKIRIKIIIIII!!!!!  La madre que lo parió, era como un despertador electrónico con función de repetición, apenas me había dormido y ya estaba otra vez dale que te pego, salí de la cama con un enfado considerable, repasando todas las recetas de cocina que se me ocurrían, que tuviesen como ingrediente principal el pollo.

Me puse un pantalón de deporte y pase al cuarto de baño a lavarme un poco, el agua fría consiguió despejarme, lo que no mitigo fue el odio que le había cogido al gallo cantor. Pasé un par de minutos mirándome al espejo, se me notaba ya bastante el tiempo que llevaba yendo al gimnasio, no es que estuviese como un atleta profesional, pero ya los abdominales empezaban a intentar asomarse y el torso se veía bastante fuerte. Me puse una camiseta para lucir cuerpo y bajé a la cocina a acabar de despejarme con un buen café.

Bajé la escalera despacio para no hacer ruido, suponía que mi familia ya estaba acostumbrada a ignorar al gallo despertador. Llegué a la cocina pensando que no habría nadie levantado, pero mi sorpresa fue que al abrir la puerta, que estaba entornada, vi a mi tía de espaldas inclinada sobre el fregadero lavando los cacharros.

Se notaba que ella tampoco esperaba que nadie se hubiese levantado tan pronto, solamente llevaba puesto un camisón, era un camisón muy sencillo, blanco y sin dibujos, le llegaba aproximadamente a medio muslo lo cual me permitió comprobar que mi tía tenía unas bonitas piernas, me dedique a recorrerlas con la mirada desde los talones, descubiertos por sus zapatillas de estar en casa, hasta el borde del camisón.

En un momento dado, se agachó para coger algo del armario que había bajo el fregadero, el camisón subió unos centímetros más por sus muslos y se pegó a su culo mejorando las vistas que tenía de su retaguardia.

Nunca me había fijado en mi tía como mujer, en parte por la relación familiar que nos unía y en parte porque la forma que tenía de vestirse tampoco permitía adivinar el cuerpo que había debajo, me estaba llevando una muy agradable sorpresa.

Por mi cabeza pasó un pensamiento fugaz, me vi acercándome a mi tía tal y como estaba apoyada en el fregadero, mis manos se deslizan rápidamente bajo el camisón subiendo rápidamente hasta coger sus tetas, mientras empujo mi polla contra su culo apenas cubierto con las bragas, ella sólo se deja hacer y un gemido brota de su garganta cuando le pellizco los pezones. Tengo que sacudir la cabeza para sacarme esos pensamientos, aunque no me los pude quitar de la polla que tenía sus propias ideas y ya se había levantado dispuesta a saltarse cualquier tipo de lazo familiar.

Con un atisbo de cordura abandone esos pensamientos, di unos pasos hacia atrás y salude en voz alta para avisar de mi presencia.

—   Buenos días.

—   Hola madrugador, que pronto te levantas.

—   Tenéis un despertador muy efectivo en esta casa, se ha esforzado tanto para despertarme que ya venía pensando si hoy podríamos comer pollo asado.

—   Jajajajaja pobrecito, sólo sigue su instinto. Espérame cinco minutos que me cambio de ropa y te pongo el desayuno.

—   Por mi no te cambies, estás muy guapa así.

—   Estoy hecha una facha, recién levantada, si hubiese sabido que ibas a madrugar tanto no me hubieses encontrado así.

—   Esa suerte que he tenido. — Le guiñé un ojo mientras le ponía mi mejor sonrisa.

—   Si llamas suerte a encontrarte a una vieja sin arreglar nada más levantarte por la mañana.

—   ¿Dónde está esa vieja? Yo sólo estoy viendo a mi tía que siempre está guapísima.

—   Anda ya te puedes sentar y dejar de hacerme la pelota que ya te pongo el desayuno.

Mi tía me miró de arriba abajo, sus ojos se detuvieron un momento en el bulto que estaba marcando mi pantalón, no me había preocupado de taparme, en cuanto me di cuenta me senté a la mesa lo más rápido que pude, ella soltó una risita viendo mi apuro.

Rápidamente puso la cafetera a calentar y metió dos rebanadas de pan en la tostadora, se movía por la cocina con la soltura de quién tiene todo colocado en el mismo sitio desde hace años. Cuando terminó la tostadora sirvió las tostadas en dos platos, entonces se dio la vuelta hacía mí.

—   Acércate un momento, yo no alcanzó a coger las tazas y no voy a coger una banqueta estando tú aquí.

Me acerqué al armario que me señalaba, era un mueble alto que estaba colocado en una esquina, cuando llegué no se había apartado y la tuve que apretar contra la encimera para coger las tazas que me indicaba, solamente fue un momento, pero a ella le brillaron los ojos, llevé las tazas a la mesa mientras pensaba que ella parecía querer jugar conmigo.

Ese pensamiento se confirmó cuando me sirvió el café, se inclinó delante de mí lo que hizo que se le abriese el escote, tuve una visión bastante buena de sus tetas desprovistas de sujetador durante unos segundos, luego se sentó enfrente mío con una sonrisa traviesa, dos bultitos sospechosos habían aparecido a la altura de sus pezones, mi tía parecía que también estaba empezando a perturbarse.

—   ¿Desde cuándo piensas que tu tía es guapísima?  — Creo que le había hecho gracia mi comentario, pero si pensaba que me iba a dar vergüenza y me iba a quedar callado, estaba totalmente equivocada.

—   Desde que empecé a fijarme en las mujeres para algo más que para tirarles de las coletas a las niñas de clase.

—   Todas las mujeres, sin importarte que sean de la familia, vaya sobrino más golfo tengo.

Si no fuese porque me lo dijo riéndose, me lo podía haber tomado como una reprimenda, pero su tono y su comportamiento más que quitarme las ganas lo que hizo fue animarme.

—   No todas las mujeres, solamente las que me resultan interesantes y atractivas.

—   ¿Y esta mañana has descubierto que tu tía es interesante y atractiva?

—   Esta mañana he descubierto, que debajo de esos vestidos negros tan feos que te pones siempre, hay un pedazo de mujer.

Se puso de pie en medio de la cocina y dio un par de vueltas girando sobre si misma.

—   Entonces ¿este viejo camisón me favorece más?

—   Muchísimo más sin comparación y si quieres enseñarme más modelos ya te elijo cual es que mejor te queda.

—   Jajajajajaja.

En ese momento pensé que viéndola reír así mi tía rejuvenecía un montón, pero entonces se oyó un ruido en la planta de arriba, mi tía se levantó como un resorte para coger una bata que tenía colgada detrás de la puerta, se acababa de atar el cinturón cuando entro mi tío en la cocina, me pareció vislumbrar un gesto de fastidio en la cara de ella.

—   Hola madrugadores, vaya sorpresa verte levantado Rafa.

—   El ambiente campestre que te hace madrugar.

—   A ver si también te abre el apetito, nos han invitado a una barbacoa y por supuesto tú no puedes faltar.

—   Comer unas cuantas chuletas siempre va bien, no hace falta que me insistas.

—   Oye pues ya que estás vestido, ve tú a comprar el pan ¿Te acuerdas dónde está la panadería?

—   Sí todavía recuerdo, es donde iba a comprar chuches cuando era pequeño.

Salí de casa rumbo a la panadería, iba pensando mientras en la escena de la cocina con mi tía, me había sorprendido verla tan desinhibida, no era ni de lejos una mujer mayor, se había casado muy joven con mi tío, al poco había nacido mi prima Carmen y desde entonces ya le había caído encima esa imagen de ama de casa en un pueblo. Yo mismo la había visto siempre como una señora mayor, aunque realmente no lo fuese.

Mi tía era la única hija del cacique del pueblo, tenía por nacimiento una situación acomodada que le había permitido no tener que trabajar nunca, eso unido al trabajo de mi tío, les permitía vivir muy holgadamente, se habían podido permitir reformar la casa familiar, un apartamento en la playa para las vacaciones y llevar el nivel de vida que habían querido. Mi madre siempre decía que con el dinero que tenían no entendía como no se habían ido a vivir a la ciudad.

A mi su situación financiera me daba bastante igual, pero había visto a mi tía con otros ojos esta mañana, verla ligera de ropa me había excitado mucho, todavía tenía en la mente como se movían sus tetas sin sujetador bajo el camisón y el culo que se le marcaba, solamente con esos recuerdos la polla se me empezó a poner dura otra vez.

En comprar el pan tarde un rato, en los pueblos el ritmo es completamente diferente, la dependienta aparte de servir el pan le daba conversación al comprador, conmigo no tuvo muchas opciones, no me conocía y tampoco le di mucha opción.

Cuando llegué a casa de mis tíos, solamente estaba mi tía esperándome, para mi desgracia ya totalmente vestida, con un vestido negro y sin forma de los que ella solía llevar siempre.

—   Ya está aquí el panadero.

—   Muy bien, tu tío se acaba de ir a hablar con unos amigos suyos, parece que se quieren ir mañana de caza.

—   ¿Y Carmen?

—   Le mandé al huerto a recoger unas cuantas cosas para preparar una buena ensalada para la comida.

—   ¿Puedo ayudarte en algo? Ya que para elegirte el vestuario no me has dado oportunidad.

—   Jajajaja, al final te voy a tener que llevar conmigo de compras, no me iría mal tener un asesor.

—   Pues cuando quieras, yo encantado.

—   Ya veremos, ya veremos, ahora no puedes hacer nada aquí, vete a dar una vuelta para hacer tiempo.

Vaya plan, salir a dar una vuelta para que pasase el tiempo, lo malo de haber madrugado tanto es que la mañana se puede hacer muy larga, empecé a andar sin rumbo fijo, todavía no se me había pasado el calentón que me había llevado con mi tía por la mañana, sentía una cierta incomodidad en los testículos.

Según caminaba me di cuenta que el huerto de mis tíos estaba bastante cerca de mi ubicación, actual y hacia allí dirigí mis pasos. Ellos no se dedicaban a las labores del campo, pero siempre habían tenido un pequeño huerto para cultivar unas cuantas hortalizas para su propio consumo, tomates, lechugas, calabacines….. pensaban y supongo que con bastante razón que siempre serían mejores que las que podían comprar en el mercado.

Nada más pasar por la puerta de la valla vi a mi prima inclinada sobre un surco, me fui acercando a ella sin decir nada, llevaba una falda larga y amplía hasta los tobillos y una camiseta de tirantes, cuando estuve cerca ya vi que estaba recogiendo unos tomates, tenía al lado una cesta con unos cuantos ya y unas lechugas.

—   Hola primita ¿Cómo va la cosecha?

—   Ya terminando, cuatro tomates más y listo, a mi madre le gusta presumir de los productos de su huerto.

Y dicho y hecho añadió unos pocos más a la cesta, añadió un par de calabacines de la mata de al lado y se puso de pie.

—   Oye, perdóname por lo que pasó anoche.

Me lo dijo sin mirarme a los ojos, tenía la vista clavada en el suelo y con un pie escarbaba en la tierra blanda del huerto.

—   Que le vamos a hacer, me dejaste con un calentón terrible pero ya me las arreglé yo solo.

—   Yo también estaba muy excitada, pero me quede bloqueada me dio muchísima vergüenza.

—   ¿Vergüenza de estar conmigo?

—   No es por eso, parecías tan seguro de ti mismo y yo no he estado casi con nadie.

—   Ven aquí.

La pegue a mi, levante su barbilla con la mano, y empecé a besar sus labios suavemente, ella devolvía los besos con timidez al principio, pero no se retiraba, tampoco se retiró cuando la abrace y los besos subieron en intensidad.

Mordía sus labios y cuando abrió la boca me apoderé de ella, la cubrí completamente con la mía y mi lengua se enlazó con la suya, lo que me transmitía era ansia, abría la boca todo lo que podía y movía la lengua como un ventilador.

Metí la mano bajo su camiseta, apretando sus tetas sobre el sujetador, me molestaba y se lo desabroché, cuando pude meter la mano directamente sobre la piel, sus tetas eran una maravilla para tocar, suaves y de pezón erguido, en cuanto los acaricie se pusieron duros y cuando los pellizque ella empezó a gemir, tenía los pezones tan sensibles que cuando me agache a mordisquearlos me agarro la cabeza apretándola contra su pecho.

Aprovechando que me había agachado para catar sus tetas le subí la falda, llevaba unas bragas enormes, me gustaron tan poco que lo primero que hice fue romper el trozo de tela entre sus piernas, su peludo coñito estaba chorreando, me puse a acariciarlo suavemente, en cuanto noto mis dedos sobre sus labios se quedó completamente quieta y cuando pase a frotar su clítoris berreó de puro gusto.

—   Te toca bonita, ya sabes lo que tienes que hacer.

Me miro con cara de no entender nada, le puse las manos en los hombros hasta hacer que se pusiera de rodillas, pero ella seguía sin reaccionar, me tuve que bajar el pantalón y ponerle la polla delante de su cara, pero ni por esas se enteraba, le di unos golpes en las mejillas con la polla, cuando al final se enteró de lo que quería me la agarro con una mano y se la metió en la boca.

Creo que era la mamada más desastrosa de toda mi humilde historia como follador, se le notaba que no sabía que hacer, la dejaba dentro de la boca mientras me hacía una paja con la mano, de vez en cuando movía la cabeza un poco adelante y atrás, pero no me estaba resultando nada agradable, era más excitante verla arrodillada sobre la tierra que sentir su boca afanándose sobre mi polla.

Cuando ya vi que no daba más de sí la puse a cuatro patas, le subí la falda y la eche sobre su espalda, las bragas rotas permanecían alrededor de su cintura y se las termine de arrancar, las sujeté un momento pensando que podía hacer, al final hice una bola con ellas y se las metí en la boca.

El culo de Carmen era una maravilla, se veía redondo y firme, dos medias lunas blancas y perfectas separadas por un profundo canal, sabía que ese culo estaba sin estrenar y verlo así ofrecido era una tentación casi irresistible. Pero tenía que darle una lección a mi prima y este era el momento ideal.

Cogí una vara fina de bambú, de las que se usan para sujetar las tomateras, la agité un par de veces en el aire para comprobar su flexibilidad, Carmen se mantenía sin moverse, desde luego no se esperaba lo que iba a pasar, eché el brazo atrás y empecé a descargar la vara sobre su trasero.

Zasssss  — Esta por el calentón con el que me dejaste anoche.

Zasssss  — Esta por lo mal que la chupas.

Zasssss  — Y esta por tener esa maravilla de culo.

Miré las tres nítidas líneas que habían quedado marcadas en su culo, Carmen había aguantado sin moverse, las bragas en su boca habían amortiguado el grito que dio al recibir el primer varazo, los dos siguientes apenas había soltado algún gemido.

Ya tenía la polla a reventar, me arrodille detrás de ella y se la pase por el coño, ella seguía empapada, acaricie sus nalgas, eran tan suaves y mullidas que hubiese podido pasar horas amasándolas y jugando con ellas, la piel se notaba más caliente alrededor de las marcas y fresca y suave alrededor, no pude contenerme le di un buen mordisco en su nalga izquierda.

—   Joder Carmen que culo tienes, el mejor que he tenido entre mis manos, este culito me lo tengo que follar algún día.

Según terminé de decirle esto empecé a clavársela en el coño, mi primera idea era haberle entrado hasta el fondo, pero su coñito estaba muy estrecho, estaba claro que hacía mucho que ninguna polla recorría ese camino.

Empecé a follarla suavemente, entraba y salía despacio intentando profundizar un poco más cada vez, poco a poco empecé a coger ritmo ella se adaptaba y me oprimía de forma deliciosa, cuando me quise dar cuenta ya se la estaba metiendo hasta el fondo, y al poco estaba follándomela a ritmo mientras ella soltaba gruñiditos amortiguados por las bragas que todavía tenía en la  boca, no sé si se había corrido ya porque estaba tan mojada que la humedad desbordaba su coño, empecé a darle cada vez más rápido, hasta que me di cuenta de que no había marcha atrás, tuve el tiempo justo de sacarla de aquel coñito tan apretado y correrme sobre su culo.

Me quedé unos segundos agarrado a sus caderas jadeando, después me puse de pie, le ayude a levantarse y le bese suavemente en los labios después de sacarle las braguitas de la boca.

—   ¿Cómo estás primita?

—   De maravilla, nunca había disfrutado tanto.

La sonrisa que me dedicó y la forma de mirarme fue su manera de hacerme saber que esta había sido la primera vez de muchas.

Nos limpiamos como pudimos, cogimos la cesta de las hortalizas y volvimos tranquilamente a casa de mis tíos, por el camino apenas hablamos creó que cada uno íbamos dando vueltas a lo que había pasado.

Cuando llegamos ya nos estaban esperando, al lado de mis tíos había otra pareja de edad similar, al llegar me los presentaron, era a una finca que tenían ellos cerca donde íbamos a ir a comer. Mi tío había ido a buscarlos en su todoterreno y ya se montaron dispuestos a salir, yo me disponía a subir a mi coche para seguirlos cuando mi tío me sujeto por el brazo.

—   Rafa tu coche no sirve, la mayor parte del tiempo vamos a ir por caminos de tierra, te cargas los amortiguadores si lo metes.

—   Entonces que hacemos, somos seis.

—   No pasa nada, es poco rato, tu prima puede ir sentada encima de ti.

—   Por mi no hay problema.

O sea que nos montamos los seis en el coche, mi tío y su amigo se sentaron delante y yo fui atrás con las tres mujeres, sentir las mullidas nalgas de mi prima sobre mí no resultaba en absoluto desagradable, me dediqué a sobarle el trasero durante todo el trayecto, con la mano que permanecía oculta, luego salimos de la carretera y entramos en caminos de tierra, empezó un suave traqueteo que hacía que mi polla recibiese un agradable masaje, el hecho es que cuando llegamos ya iba casi empalmado del todo.

Al llegar a la finca me sorprendió bastante, estaba francamente bien tenía una zona arbolada con mucha sombra, una gran mesa al aire libre y una pequeña cabaña de piedra, donde se ubicaba la barbacoa para evitar problemas de incendios, un pozo en un lateral de la cabaña garantizaba el suministro de agua.

Descargamos el maletero, mi tío y su amigo entraron a encender el fuego para asar las chuletas, las mujeres se juntaron a preparar la ensalada y poner la mesa y yo me quedé allí sin saber qué hacer, ante la duda abrí la nevera portátil y me cogí una cerveza, mi tía me vio se acercó por detrás y me dio un azote en el culo.

—   Mírale como se cuida, así se vive bien. — Y se marchó riéndose, lo que parecía un reproche cariñoso visto desde fuera, en realidad fue un agarrón de culo que me dio para rematar la palmada con todo disimulo. Seguía juguetona mi tía.

Pronto salieron los cocineros, se sirvieron un par de cervezas y se sentaron cómodamente, ya empezaba a llegar un agradable olorcillo a carne asada, a los pocos minutos se asomó mi tía a ver cómo iba la barbacoa y me llamó.

—   Rafaaaa, ven a ayudarme a sacar la carne y así haces algo.

—   Voooooy.

Allí me puse detrás de mi tía, sujetando una bandeja, mientras ella iba echando las chuletas que iba sacando de la parrilla. Cuando ya estuvieron todas se colocó a mi espalda y me abrazó por detrás, empezó a acariciarme la tripa mientras me pegaba las tetas a la espalda, yo con las manos ocupadas con la bandeja no podía hacer nada.

—   Está me la pagas tía.

—   ¿Qué estoy haciendo yo, no puedo mimar a mi sobrinito? — mientras me decía esto sus caricias bajaban por mi tripa hasta llegar al borde de mi pantalón.

—   Si no tuviese las manos ocupadas te ibas a enterar tú.

—   Uy que miedo me das.

—   Me la vas a pagar, ya verás.

Me saco la lengua y salió andando delante de mí, tuve que salir llevando la bandeja baja para disimular el empalme que me había provocado, afortunadamente en lo que se fijaban era en la bandeja de chuletas y me pude sentar sin mayor problema.

La carne estaba buenísima, la ensalada de la huerta de mis tíos también y la cerveza fresca entraba de maravilla, lo pasamos bien comiendo y charlando, al terminar y con tantos árboles alrededor se imponía dormir un rato, allí tumbado a la sombra disfrute de una placida siesta campestre.

Al despertar estaban jugando a las cartas, al verme despierto me ofrecieron un termo de café, me sentó de maravilla para despejarme, pero estiraron mucho la partida, cuando acabaron de jugar ya se había hecho bastante tarde, recogimos todo para volver a casa, cuando nos íbamos a montar en el coche mi tía se puso a hablar con mi prima.

—   Carmen déjame volver sentada al lado de la ventanilla, estoy algo acalorada y quiero que me dé un poco el aire.

Lo que no dijo es que ir al lado de la ventanilla implicaba ir sentada encima de mí, me extrañó que lo hiciera así de tranquilamente y que nadie se sorprendiese, pero cuando me coloqué se puso encima de mí, nada más sentir su culo mi polla empezó a levantarse, aproveche la mano que tenía tapada por su cuerpo, le pase las uñas por la pantorrilla recorriendo la piel de su pierna que quedaba libre del vestido, me moví un poco para que notase mi polla en su culo, iba literalmente montada sobre mi erección y me encargué de que se diese cuenta.

El viaje se me hizo muy corto, me lo pase acariciando la pierna de mi tía, incluso en un par de ocasiones, aprovechando los baches del camino, le toque el culo a mi gusto, pasamos del camino a la carretera y en pocos minutos ya estábamos a la puerta de la casa de mis tíos.

—   Pues si que se te ve acalorada Sole, ni con el aire de la ventanilla se te ha pasado, tienes la cara un poco roja. — Mi tío no sospechaba de dónde venían los calores de su mujer, si lo hubiese sabido me hubiese tocado salir corriendo.

—   Ahora bebo un poco de agua a ver si se me pasa, habré comido demasiado.

Y ahí se quedó el tema, nos despedimos de la otra pareja y ya entramos al fresco de la casa, mi prima subió corriendo a su habitación a arreglarse, tenía que marcharse a una celebración de cumpleaños, en un rato pasaba una amiga a buscarla, yo subí a descansar un poco a la habitación, para hacer tiempo y mirar los mensajes del móvil más que nada.

Cuando baje mi prima ya se había marchado, se había hecho de noche, la verdad es que ninguno tenía hambre, nos sentamos a ver la tele un rato mi tío y yo en el sofá enfrente de la pantalla y mi tía en una butaca un poco esquinada, ponían una película que no estaba mal, pero a los pocos minutos me tío se despidió pretextando que al día siguiente tenía que madrugar para ir de caza.

Al quedarnos solos miré a mi tía que seguía sentada en la butaca, cuando me devolvió la mirada di unas palmadas en el sofá a mi lado, ella sonrió y se levantó para venir a sentarse junto a mí. Le eché el brazo por encima de los hombros para acercarla un poco más.

—   Estabas muy juguetona hoy en la comida.

—   Es normal que juegue un poco con mi sobrinito, es que es taaaan mono. — Me agarro el moflete en plan gracioso, como si fuese un bebe de un añito.

—   Claro, como es normal que el sobrino le dé besitos a su tía.

Dicho y hecho, le aparté el pelo y empecé a darle besos, en el hombro, en el cuello, iba muy despacio, me tomaba todo el tiempo del mundo para subir, debí dar veinte besos en su cuello antes de llegar a su oreja, ella se dejaba hacer, aunque notaba como su respiración se iba agitando, le mordí suavemente el lóbulo y luego le pasé la lengua por el interior.

En ese momento ya no pudo aguantar más sin moverse, giro la cara hacia mí, sus labios separados eran una clara invitación, la besé con suavidad, lamí sus labios y empezamos a besarnos con ansia, nos movimos en el sofá colocándonos mejor y aproveché para colocar la mano sobre su pierna, la metí bajo su vestido para sentir mejor la suavidad de su piel y la fui acariciando sin dejar de besarla, ella me abrazaba y acariciaba mi espalda, cuando mi mano llegó a sus muslos separó las piernas, por fin su coñito estaba a mi alcance, lo agarré entero con mi mano sobre su braga que estaba totalmente mojada.

—   Sole, Sole, Soleeeeee.

El grito de mi tío desde la planta de arriba nos dejó paralizados.

—   ¿Qué pasa?

—   Subeeeee.

Me pareció ver como por un segundo mi tía ponía cara de desesperación, con un último beso se despidió y salió del salón.

No me quedo otra que apagar la televisión y dirigirme al dormitorio, otra noche que me tocaba irme a dormir con un buen dolor de huevos, pero no pensaba desahogarme haciéndome una paja, esta carga que tenía almacenada tenía una destinataria.

Continuará…..

Los capítulos tres y cuatro de esta serie ya están publicados en mi cuenta de Patreon. El enlace de mi Patreon está en mi perfil. Aquí los subiré en una o dos semanas.