Mi Familia del Pueblo

No siempre está mal ir al pueblo a cumplir con los compromisos familiares

Ya estoy despierto, los primeros rayos del sol a través de las cortinas se llevan los últimos vestigios de sueño y me obligan a abrir los parpados. Me gustaría quedarme acostado más tiempo aprovechando el calor de las sábanas, pero no puedo, mi cuerpo se rebela contra mi deseo de permanecer en la cama un rato más.

Con las zapatillas puestas voy arrastrando los pies hacia el baño mientras me rasco distraídamente el …, bueno mientras me rasco, me lavo la cara con agua bien fría y al levantar la cabeza y verme en el espejo me doy cuenta porque el último regalo que me trajo Papa Noel fue una máquina de afeitar eléctrica, manda narices que semejante barbudo regale aparatos para rapar barbas ajenas, como si quisiese convertirse en el único ser barbado del universo. Bueno, mañana haré feliz a Papa Noel. Ahora no tengo ganas.

Añado café y agua a la cafetera de aluminio. Para estas cosas soy un clásico, me gusta preparar el café de forma tradicional, los aparatos modernos con tantas cápsulas y tantos sabores diferentes me lían, cuando me preparó un café siempre se cuál va a ser su sabor, no necesito hacer experimentos en busca de la cápsula mágica con la mezcla perfecta.

Cuando abro la nevera, para coger el brik de leche, me da un poco de pena verla tan vacía: un frasco de pepinillos, una botella de zumo de naranja, dos cervezas y un paquete de cuatro yogures … la verdad es que a los yogures ya les tengo cariño, llevan aquí viviendo tanto tiempo como yo, un día de estos les tengo que poner nombre, son como de la familia.

Dudo si hacerme una tostada, pero el único trozo de pan que queda en la bolsa esta duro como una columna, me hace dudar si guardarlo por si alguna vez tengo que colgar un cuadro y no encuentro el martillo, o directamente tirarlo a un contenedor de escombros para que lo reciclen con el resto de materiales de construcción, no creo que ni el más hambriento y animoso roedor se atreviera hincar el diente en semejante adoquín.

Una vez desestimada mi posibilidad de tomar tostadas tendré que acceder a mi reserva, mi pequeño secreto guardado detrás de la montaña de latas de conserva que representan la base de mi alimentación, un paquete de galletas rellenas de chocolate.

Mientras me tomó el café y mordisqueo unas galletas voy pensando lo que es mi vida actual desde que deje la casa de mis padres. Ya hace un año que vine aquí a vivir, doce meses desde que pensé que vivir solo me permitiría centrarme en hacer realidad mi sueño de escribir un libro, doce meses en los que poco a poco he visto como mis fuerzas se desgastan cuando me faltan las palabras para enfrentarme al papel, cuando no tengo energía para trepar por ese muro blanco, incapaz de formar con mis palabras una escalera que me permita superarlo.

Todavía me acuerdo cuando me enseñaron el piso para alquilar, la casera doña Francisca, aunque siempre dice le llame Paqui, siempre de negro pregonando el luto perpetuo de viuda afligida, con su moño apretado y la alianza colgada del cuello, su talismán para apartar los malos recuerdos, subía animosa la escalera haciendo sonar las llaves en la mano y tarareaba algo de unas gardenias que creo que es un tango. Dispuesta a convencer a su nuevo inquilino, y me convenció. 20 minutos después firmábamos el contrato.

Basta ya de divagaciones. Llegó la hora de empezar, enciendo el ordenador y abro el procesador de textos resistiendo la tentación de mirar el correo o si alguien me ha dejado algún mensaje en Facebook. Tengo que intentar concentrarme, ha llegado el momento de volver a enfrentarme al muro, a mí muro blanco, la falta de inspiración que me invade cada vez que intento escribir, cuando las ideas se escapan entre mis dedos y el más mínimo rumor me distrae de la tarea que quiero emprender.

Pero los hados parece que no están de mi lado hoy, en el momento en que me siento y abro el procesador de texto empieza a sonar el teléfono, mascullando un insulto, para el inoportuno que molesta ya desde primera hora, echo una mirada a ver quién es el pesado, mi mala suerte es que la llamada es de mi madre, no puedo dejar la llamada sin contestar, lo único que conseguiría es que se preocupase y se dedicase a insistir una y otra vez hasta que le cogiese el teléfono.

—   Hola mamá ¿qué te cuentas?

—   No te habré despertado que tú siempre te levantas a las tantas.

—   Llevó tiempo levantado ya hasta había desayunado no te preocupes.

—   Rafa, hijo te tengo que pedir un favor.

—   Dime a ver si es fácil.

—   Se ha muerto el padre de tu tía Soledad y nosotros no podemos ir al pueblo al entierro, hijo tienes que ir tú.

—   ¿Yooo? Pero si ni me acuerdo de ese hombre ¿Qué pinto yo allí?

—   ¿Qué más te da? No te cuesta nada si no tienes nada que hacer.

—   Tengo que escribir mamá que no avanzo nada en la novela.

—   Ya ya la novela, a ver cuándo me dejas leer algo, además puedes escribir en el pueblo.

—   Mira yo ni conocía a ese hombre.

—   Eso te pasa porque no vas nunca al pueblo, así puedes ver a los amigos.

—   ¿Qué amigos? Hace años que perdí el contacto.

—   Tus tíos te quieren mucho, se van a alegrar mucho de verte ¿Qué trabajo te cuesta?

—   No seas pesada.

—   Para una vez que te pido algo, si es que nosotros no podemos ir que tu padre está malo.

Ya empezamos con el chantaje emocional, me pone voz lastimera y no sé como negarme, la verdad es que no soy un hijo muy efusivo con mis padres, me paso largas temporadas sin verlos e incluso sin llamarles por teléfono, no es que no les quiera, pero se me va pasando el tiempo y ni me acuerdo de hacerles una llamada.

—   Vale, vale, no te pongas así, iré a hacer acto de presencia y cumplir con la familia.

—   Gracias hijo ya verás que bien te lo pasas, si lo del funeral sólo es un rato.

Después de eso seguimos un rato hablando, me puso al día de todas las novedades de la familia, familia con la que yo apenas tenía contacto, como bien había dicho mi madre hace años que no me pasaba por el pueblo que es donde los veía, ni ellos ni yo hacíamos ningún esfuerzo por mantener relaciones, si coincidíamos pues muy bien, pero era raro que pasase.

La verdad es que lo tenía difícil para negarme, lo de escribir un libro era poco menos que una quimera. Mi madre sabía de sobra que me ganaba la vida haciendo chapuzas como electricista y más de una vez me tuvieron que echar una mano para llegar a fin de mes. Lo que ella no sabía es que llevaba un tiempo organizando eventos, unos eventos para ricachones a los que les gustaban los espectáculos de sexo en vivo y con los que llegaba a fin de mes sobradamente.

La siguiente tarea fue llamar a mi tía para enterarme de la hora del entierro y para darle mis condolencias, me la encontré mucho mejor de lo que esperaba, obviamente se le notaba la tristeza, pero el hecho de que su padre ya llevase varios años internado en una residencia aquejado de Alzheimer, hacía que fuese más llevadero, porque el padre que ella había conocido y querido se había ido perdiendo poco a poco. Eso sí no paró de insistir hasta que le dije que me quedaría allí unos días, cuando al final conseguí colgar el teléfono tenía la oreja entumecida de tanto tener el aparato pegado.

Pues me tocaba preparar equipaje, unos cuantos cambios de ropa interior, vaqueros, ropa de deporte y el traje para el funeral, la ventaja de no usar nunca traje es que el único que tengo, siempre está perfecto para ponérmelo, la desventaja es que es modelo BBC (Bodas, bautizos y comuniones) y ahora además iba a tener que usarlo también para entierros.

Una ducha rápida, iba a tener que quejarme a la casera, no soy muy friolero pero el calentador no llegaba ni a templar el agua, normalmente me duchaba en el gimnasio, pero cuando lo hacía en casa el agua fresca no invitaba a quedarse mucho rato bajo el chorro y de darse un baño ya ni hablar.

El caso es que no tarde mucho en estar montado en el coche con una pequeña maleta dispuesto para el viaje, una vez que tome la autopista el viaje fue bastante rápido a la par que aburrido, unos pocos kilómetros más por una carretera comarcal y pronto vi elevándose sobre los árboles la torre de la iglesia del pueblo.

Encontrar la casa de mis tíos fue sencillo, no es que yo tenga una gran memoria o que me oriente especialmente bien, pero es que el pueblo es diminuto, era más o menos tomar la calle principal del pueblo hasta el final y allí un poco separada del pueblo estaba la casa.

Nada más aparcar a la puerta salieron a recibirme, se notaba que habían estado esperándome, mi tía estaba exactamente como la recordaba, era una mujer guapa, aunque se notaba que no se cuidaba nada, la ropa que usaba le hacia parecer mayor de lo que era en realidad. Me dio un abrazo y me plantó dos besos en la cara como hacía cuando yo tenía diez años, a mi tío si le note más el paso de los años, había echado barriga y se le notaba como cansado, se le empezaba a notar que era bastante mayor que mi tía, la última en salir a recibirme fue mi prima Carmen.

Mi prima tenía más o menos mi edad, sólo era un año más pequeña que yo y siempre habíamos tenido una buena relación, muchas veces habíamos salido juntos con la pandilla, no voy a decir que es un bellezón, ni que tiene un cuerpo de modelo, pero tiene una cara agradable, una preciosa sonrisa y un culo de esos que si va andando delante de ti por la calle te hipnotiza y cuando te das cuenta te has pasado tres calles del sitio al que ibas.

Mi tía me tenía preparada la habitación, la casa era realmente grande, en la parte de abajo, tenía la cocina, un salón comedor enorme, un baño y un cuarto de estar con sofá y una televisión gigantesca, mi tío era muy aficionado al fútbol y viviendo en el pueblo le resultaba imposible ver a su equipo favorito en directo, se había preparado un sitio ideal para ver los partidos sin molestias. En la planta de arriba tenían los dormitorios y dos baños más, pues en un pequeño pasillo y enfrente de la habitación de mi prima me instaló a mí, el dormitorio era bastante más grande que el que tenía en mi piso y la cama me iba a resultar enorme en comparación con la mía.

Estuvimos de conversación un buen rato, la vida en el pueblo era excesivamente tranquila y se aburrían bastante, me abrumaron a preguntas durante casi todo el tiempo, me vi contando mi vida con todo lujo de detalles, no sé porque mi tía estaba empeñada en conocer mi vida sentimental, cuando le dije que no tenía novia ya no se pudo contener.

—   Pues hay que ver, con lo majo que eres y sin novia.

—   No tengo prisa, estoy muy bien soltero.

—   Tú igual que tu prima vais dejando pasar el tiempo y cuando os queráis dar cuenta ya vais a ser demasiado mayores.

—   Nunca se es demasiado mayor para encontrar la pareja adecuada, lo de casarse joven ya no lo hace nadie ahora, aunque encuentres a alguien no te casas, primero vives con ella unos años.

—   Si claro, pero nunca es lo mismo, que trabajo os costará.

—   No es que cueste hay que conocerse.

—   Seguro que tú puedes conocer a muchas, pero mira tu prima Carmen aquí casi no hay chicos de su edad y a ella no le gusta ninguno, así no seré abuela en mi vida.

—   Eres muy joven para ser abuela tía, jajajaja.

Mi prima no le hacía ni caso, se notaba que la conversación ya la había tenido que escuchar muchas veces, afortunadamente se estaba haciendo de noche y mis tíos tuvieron que marcharse a solucionar algún tema con el tanatorio, mi prima y yo nos miramos con cara de alivio.

—   ¿Te dan estas charlas muy a menudo?

—   No te haces a la idea, está obsesionada con que tenga pareja.

—   Vente conmigo y te presento a mis amigos, seguro que tendrías mucho éxito.

—   ¿Tú crees?

—   Estoy seguro prima, estás muy buena.

—   Jajajaja, adulador eres. — Se rio al contestarme, pero se le notaba que le había gustado que se lo dijera.

En ese momento, cuando yo creía que la conversación se iba a poner más interesante, me dijo que se tenía que ir a duchar y se marchó dejándome solo en el salón. La seguí con la mirada, más bien seguí el bamboleo de sus nalgas según se alejaba y empezaba a subir los primeros peldaños de la escalera.

Aproveché para sacar el móvil para mirar si me había llegado algún mensaje, aparte de unas cuantas chorradas y algún correo publicitario no había nada más que ver, lo que sí que vi es que apenas me quedaba batería y me tocaba recargarlo.

Cuando subí a mi habitación a coger el cargador me encontré con algo que no esperaba, al fondo del pasillo y entre las dos habitaciones había un cuarto de baño, las puertas no eran totalmente opacas, la parte central estaba cubierta con un cristal traslucido, al encarar el pasillo me encontré con mi prima duchándose, la bañera estaba enfrente de la puerta y aunque no se le veía con nitidez se veía perfectamente su silueta desnuda a través del cristal.

Deje apagada la luz del pasillo para que ella no pudiese verme y me dispuse a disfrutar del espectáculo, a pesar de la mala visibilidad que me daba el cristal, me quedé mirando como ella ajena a mi observación se enjabonaba tranquilamente, no podía apreciar bien sus pezones pero si vi como se los enjabonaba directamente con las manos durante un rato sorprendentemente largo, cuando su manos recorrieron su cuerpo bajando lentamente, ya me di cuenta de que mi querida primita estaba aprovechando la ducha para masturbarse.

Lo primero que me llamó la atención fue la mancha oscura que se le veía en la entrepierna, por el tamaño que se vislumbraba no tenía la costumbre de depilarse, solamente de pensar en el agua chorreando por esa densa mata de pelo hizo que se me empezase a poner dura, pronto su mano tapó esa mancha y empezó a acariciarse, estuvo unos minutos acariciándose con los dedos, por la postura se abría el coño con una mano y se acariciaba con la otra, cuando cogió el bote de champú para empezar a frotarse con él, a esas alturas yo ya estaba empalmado como un burro y sólo la poca capacidad de raciocinio que me quedaba a esas alturas impidió que entrará en el baño como un energúmeno.

Cuando la vi empezar a agitarse, presa de un orgasmo, entre rápidamente en mi habitación y cerré la puerta, joder con mi prima como me había puesto, esta noche me iba a tocar dormir con un importante dolor de huevos, no me apetecía hacerme una paja, prefería reservarme por si surgía una ocasión mejor en estos días, al rato escuché la puerta del baño anunciando la salida de mi prima, esperé un poco más para ir a lavarme los dientes, al entrar no pude evitar fijarme en la bañera donde tan bien se lo había pasado Carmen, entonces me fije en las cortinas, ella las había dejado abiertas ¿Había sido por despiste?

A la mañana siguiente tuvimos que ir a la iglesia y después al cementerio, no voy a entrar en detalles, porque no es un tema agradable de contar, lo mejor que puedo decir es que todo paso bastante rápido y eso lo hizo mucho más llevadero.

Obviamente cuando volvimos a casa de mis tíos el ambiente era bastante triste, comimos en silencio y después nos fuimos a echar la siesta, cuando me desperté y bajé al salón sólo estaba mi prima Carmen.

—   Buenas, parece que he dormido demasiado.

—   No tanto mis padres acaban de salir.

—   ¿Tú sales más tarde?

—   Yo no salgo, casi nunca salgo en realidad.

—   ¿Y eso por qué?

—   No hay mucho que hacer aquí y la poca gente de mi edad ya tienen pareja.

—   Pues ve a arreglarte que hoy sales conmigo.

—   ¿Y si no me apetece?

—   No te he preguntado, te he dicho que sales conmigo hoy, venga te espero y no tardes.

Me miró con una sonrisa, pero se levantó y se marchó escaleras arriba, al poco rato bajo ya cambiada de ropa, se había puesto una blusa blanca bastante sosa y un pantalón vaquero que le quedaba como un guante, no se había maquillado, tampoco iba a decirle nada era una salida amistosa, pero me hubiese gustado se arreglase más.

—   Vámonos que voy a presumir un rato de chica guapa.

—   Mira que eres pelota. —Y me sacó la lengua.

No teníamos donde elegir, había un bar en el pueblo que por la noche atenuaban las luces y ponían música, allí dirigimos nuestros pasos, al ser entre semana estaba casi vacío, Carmen saludó a algún conocido, pero yo no vi ninguna cara que me resultase familiar.

Pedimos dos copas y nos sentamos en una mesa, estuvimos hablando un buen rato de temas triviales, hacía mucho tiempo que no nos veíamos y al principio costó un poco arrancar la conversación, pero era fácil hablar con Carmen y pronto hablábamos con soltura, sobre todo cuando pedimos la segunda copa, no estaba acostumbrada a beber y se reía con cualquier cosa.

En un momento que me quedé solo, cuando se marchó al baño, se me acercó un chico que estaba sentado con su pareja en una esquina un tanto alejada, al acercarse reconocí a uno de mis amigos de años atrás.

—   ¿Rafa eres tú de verdad?, llevo media hora mirándote, pero hace tanto que no vienes por aquí que no estaba seguro.

—   Soy yo, a mí también me costó reconocerte ¿Cómo te va la vida?

—   No me puedo quejar, sigo viviendo aquí y ya pronto me voy a casar.

Las vueltas que da la vida, yo le recordaba como el más golfo de la pandilla, iba saltando de chica en chica sin atarse a ninguna, cuando me dijo que se iba a casar me quedé a cuadros.

—   Pues sí que me das una sorpresa, en la vida te imagine casado.

—   Jajajaja, ya ves encontré a la chica perfecta para mí o por lo menos eso me parece y tú ¿no ves a nadie en tu futuro?

—   Alguna amiga tengo, pero no para casarme, eso ni se me ha pasado por la cabeza.

—   ¿Y la chica con la que estabas?

—   Era mi prima Carmen.

—   Joder el mejor culo del pueblo, alguna vez le tire los tejos, pero ni caso me hizo, a lo mejor tú tienes mejor suerte.

—   No seas bruto que es mi prima.

—   ¿Y qué problema tienes? La chica tiene un polvazo.

—   Nunca la he mirado con esos ojos. — Ahí mentí con total descaro, no tendría el mínimo problema para follarme a mi prima, de hecho, desde que llegue al pueblo lo tenía en la cabeza continuamente.

—   Bueno me tengo que ir ya, me alegro un montón de haberte visto.

—   Yo también me alegro.

Cuando mi amigo se marchaba se cruzó con Carmen que ya venía de vuelta, le saludo brevemente, pero se giró hacía mi guiñándome un ojo.

—   Me parece que nos tenemos que ir ya van a cerrar.

—   Pues es una faena no tengo nada de sueño, ¿no se puede ir a otro sitio?

—   No hay nada más en el pueblo, tendríamos que coger el coche para ir a otro sitio, pero ya has bebido bastante, no es buena idea coger el coche.

En vista de las opciones nos marchamos hacia casa, al llegar le propuse a Carmen ver un rato la televisión, también le propuse saquear el mueble bar de mi tío, pero el hombre no bebía mucho y lo que tenía tampoco me apetecía, nos sentamos en el sofá con un par de refrescos y empezamos a hacer zapping a ver que se podía ver a esas horas.

Teletienda, casinos, todo tipo de programación para insomnes, al final encontré un documental interesante, prácticas sexuales para mejorar una relación, el título era curioso pero el documental una auténtica tontería, salía un tipo hablando con un tono monocorde que te daba más sueño que otra cosa, cuando empezó a hablar de sexo oral Carmen me preguntó.

—   ¿Tú lo has probado?

Me sorprendió la pregunta, es algo que ya veo tan normal en cualquier relación.

—   Sí claro, ¿Tú no?

—   No, con el único chico que estuve apenas hicimos nada y después no he vuelto a tener sexo con nadie.

—   Pero el único novio que te conozco fue ya hace años.

—   Sí.

Se le notaba avergonzada por su falta de experiencia.

—   No sé cómo aguantas, podrías elegir al que quisieras.

—   No exageres, tampoco soy gran cosa.

—   No digas tonterías cualquier hombre estaría encantado contigo.

—   ¿Tú estarías encantado conmigo?

La mire a los ojos, le pase el brazo sobre los hombros y la atraje hacía mí, cuando empecé a besarla se puso tensa, pero sólo fueron unos segundos, pronto separo los labios y me devolvió el beso, era como besar a una adolescente se le notaban las ganas y al mismo tiempo la falta de práctica.

—   ¿Estás excitada Carmen?

Asintió con la cabeza, le daba vergüenza reconocerlo con palabras, entonces continúe besándola mientras acariciaba sus tetas a través de la blusa, tenía los pezones como piedras, los notaba a pesar de la blusa y el sujetador.

—   ¿Te masturbarías si estuvieses sola?

Se quedó parada un momento, volvió a afirmar con la cabeza, solamente teníamos la luz que producía el televisor, pero incluso así pude ver como se ponía colorada, cuando baje la mano hasta la cintura de su pantalón se quedó completamente quieta, desabroché el botón y le baje la cremallera.

No cuidaba nada su lencería, las bragas le llegaban casi hasta el ombligo, seguía rígida cuando mi mano se deslizó bajo sus braguitas, pero cuando empecé a acariciar su coño directamente se agarró a mi cuello con las dos manos y apoyó su cara en mi hombro.

Su coño estaba empapado, empecé a masturbarla suavemente acariciándolo de arriba abajo, en el momento en que me dediqué a su clítoris se apretó contra mi mano y me mordió el hombro para callar sus gemidos.

Ella solamente se dejaba hacer, no colaboraba en absoluto, cogí su mano y la coloqué sobre mi polla, que a esas alturas ya estaba totalmente rígida, su primera reacción fue apretarla un poco como evaluándola, pero entonces se puso de pie.

—   Perdón, perdón.

Y se marchó, me dejó solo en el sofá con un calentón de cuidado, estaba acordándome de toda su familia que en parte era la mía cuando vi un reflejo en la pantalla del televisor. Fijándome más vi un ligero movimiento como alguien respirando, al final no se había ido se había quedado en la puerta, eso ya me acabó de enfadar.

Ya que estaba mirando, pues que viese algo interesante, me saqué la polla y me hice una buena paja a su salud, cuando terminé me puse de pie de perfil frente al televisor y me asegure de que tuviese una buena vista mientras me limpiaba.

Al acostarme ya más relajado, empecé a pensar, realmente era un poco raro que mi prima después de salir corriendo se hubiese quedado a espiarme. Me quedaban dos opciones, mi tío no me pareció posible creo que hubiese entrado a echarme la bronca, pero por otro lado se me hacia raro pensar que mi tía se hubiese quedado mirando como su sobrino se cascaba una paja, aunque no voy a negar que era una opción que me resultaba bastante morbosa, con estos pensamientos en la cabeza acabe por quedarme dormido.

Continuará…..

Los capítulos dos y tres de esta serie ya están publicados en mi cuenta de Patreon. El enlace de mi Patreon está en mi perfil. Aquí los subiré en una o dos semanas.