Mi familia 4
Un padre amargado obtiene un poder y decide vengarse de su familiares esclavizando, follando y torturando a todos.
Al abrir la puerta de su casa Juan puede comprobar como toda va sobre ruedas, su mujer está limpiando la casa mientras que su hija estudia en su habitación.
Juan abre la puerta de la habitación de su hija, Helena está sentada dándole la espalda a su padre, este se acerca lentamente hasta situarse justo detrás de ella, estira su brazo derecho y con su mano empieza a acariciarle el pelo mientras que el brazo izquierdo lo desliza por su hombro hasta apoyar su mano en su pecho.
-Papá quieres algo.
-No tranquila, sigue estudiando.
Mientras decía esto Juan introdujo su mano por el escote de su hija y empezó a apretar sus grandes senos, al cabo de un par de minutos se cansó de esto y decidió quitarle la camiseta y el sujetador que llevaba puestos dejando sus tetas al aire. En ese momento llamó a su mujer.
-Maria quiero que le quites la ropa que le queda a Helena.
Helena se levantó de la silla y se colocó delante de su madre, esta le bajó los pantalones hasta los tobillos sin problema pero cuando fue a bajarle las bragas Juan habló.
-Quitaselas con los dientes y luego metetelas en la boca.
Maria con cierta dificultad le bajó las bragas a su hija y se las metio con asco en la boca, era la primera vez que probaba el sabor de un coño.
-Helena como soy un buen padre te voy a dejar que me la chupes para que cuando te la meta no te duela tanto.
Helena se puso de rodillas delante de su padre, le bajó los pantalones y se metió su pene todavía sin empalmar en la boca. Al saborearla pudo notar un sabor extraño que no era de polla, Juan notó que la pasaba algo raro y cuando se dio cuenta de lo que era no pudo evitar reírse.
-Eso que estás saboreando cerdita es el coño de la camarera del bar.
En una situación normal Maria hubiera saltado pero esta claro esta no era una situación normal.
Cuando llevaba ya 5 minutos de mamada Juan decidió que ya era suficiente.
-Apoyate sobre la cama que te voy a follar a 4 patas.
Helena se colocó como su padre le había indicado y se preparó para recibir el miembro en su vagina. Juan la penetró con un golpe seco de cadera, su hija no pudo evitar un grito de dolor debido a la brusquedad. Se la empezó a follar sin cuidado solo preocupándose de su propio placer. Tras unos minutos Juan no podía creer lo que estaba viendo, su mujer se había desnudado por cuenta propia y se había sentado en la cama delante de su hija, colocando su coño a escasos centímetros de la boca de Helena, sacándose las bragas de su hija de la boca le dice a Juan.
-No eres el único que quiere disfrutar aquí.
Tras decir esto se vuelve a introducir las bragas en la boca, extiende la mano sobre la cabeza de su hija y la fuerza a que acerque la boca poco a poco sobre su coño, cuando ya la tiene sobre su coñito le da un golpe con la mano abierta en la espalda a su hija para que esta se deje de mierdas y se lo empiece a comer. Helena que estaba prácticamente llorando de dolor decide introducir su lengua y moverla lo más rápido que puedas sobre el clítoris de su madre. Esto calienta muchísimo a Juan lo que provoca que en unos poco minutos se corra dentro del coño de su hija inundando con su semen la vagina de su hija. A los pocos minutos su mujer también tiene un orgasmo en la boca de su hija. Juan encantado con la situación decide llevarlo más allá.
-Veo que porfin muestras iniciativa, muy bien, pero ahora es justo que le devuelvas el favor a esta cerda.
Maria intuyo rápido lo que deseaba su marido, se bajó de la cama y puso su boca a la altura del coño de Helena que en ese momento desbordaba el semen de su padre, resbalando por sus labios mayores y cayendo sobre la cama, Maria se inclinó y empezó a comerle el coño a su niña a la vez que se iba tragando los jugos tanto de ella como de Juan, Helena tardó más de 20 minutos en correrse. Pero cuando finalmente lo hice expulsó una gran cantidad de jugo a la vez que se meaba de placer en la boca de su madre. Por supuesto Maria se tragó todo lo que expulsó su hija. Juan decidió reservar las pocas fuerzas que le quedaban para esa noche ya que le iban a hacer falta
-Iros a ducharos las dos, os quiero limpias para esta noche que tenemos cena.
Continuará...
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