Mi familia 1
Un padre amargado obtiene un poder y decide vengarse de su familiares esclavizando, follando y torturando a todos.
Juan cansado se preguntaba qué había pasado para haber acabado así con su mujer y su hija, siempre había hecho todo lo posible por ellas y ahora su esposa le pedía el divorcio.
Puede que Juan ya no fuera el mismo hombre con el que su mujer se casó, es cierto que había engordado más de 30 kilos , que se había quedado calvo y que a lo mejor bebía más de la cuenta pero aun así siempre se preocupo e intento ayudar a su mujer y su hija en todo lo que pudo. María su mujer tampoco era la jovencita con la que se casó aunque se conservaba infinitamente mejor que su marido, era rubia pero de bote claro su pelo natural ya hacía tiempo que empezó a clarear, sus ojos eran castaños y pesaría unos kilos de más cosa que para juan la hacía irresistible ya que le gustaban las mujeres entradas en carnes.
Su hija era otro cantar una niña mimada desde pequeña a la que no soportaba nadie, Juan se solía preguntar qué hicieron tan mal para que su niña les hubiera salido tan desagradable, Helena que así se llamaba era una chica de 18 años recién cumplidos con un problema muy evidente media 1.60 y pesaba alrededor de 100 kilos.
Un sábado después de levantarse de la siesta juan decidió que era hora de bajar al bar cada vez quería pasarse menos tiempo en casa, intento ir al baño pero la puerta estaba cerrada, otra vez su hija se había encerrado a escuchar “música”, decidió no esperar e ir al del bar, cuando fue a la cocina a ponerse las zapatillas vio a su todavía cuñada hablando con su mujer.
La relación de Juan con Andrea nunca había sido especialmente buena.
-¿Hola Juan qué tal?
-¿Hola Andrea, bien iba a bajar ahora mismo al bar que echan un partido.
Juan pudo escuchar un comentario de su mujer por lo bajo a su hermana diciendo “que raro”. Para evitar un problema decidió coger sus zapatillas rápido e irse callado de allí sin despedirse.
Aquel día decidió que quería olvidar todos sus problemas durante unas horas, bebió tanto como fue capaz, al salir del bar ya era de noche y debido a su estado de embriaguez no quería volver todavía a casa asi que decidio dar una vuelta por la ciudad, al final se acabó sentando en el banco de un parque, en frente tenía una pareja de chicas dandose el lote, la escena le empezó a poner cachondo no todos los dias tenia la suerte de ver a dos jovencitas liándose enfrente suyo, se quedó mirándolas durante un rato hasta que una de ellas se dio cuenta y le empezó a gritar e insultar, Juan decidió que era el momento de irse a su casa, salió del parque tan rápido como pudo y fue a cruzar un paso de cebra, debido a la oscuridad, su estado de embriaguez y los nervios que sentida de que le estuvieran insultando no vio el coche que se le abalanzaba por la izquierda.
Cuando abrió los ojos pudo vislumbrar entre la oscuridad la lámpara de su habitación, giró la cabeza hacia la izquierda y pudo ver que eran las 11 en su reloj de la mesilla de noche. Decidió levantarse e ir a la cocina a desayunar, mientras caminaba empezó a recordar y se extrañó de no acordarse de cómo volvió a casa, decía que no le daría más vuelta ya que no era la primera vez que no recordaba lo último que había pasado en la noche después de beber.
Desayunó lo que solía tomar todas las mañanas un café con leche y una Magdalena. Helena entró en la cocina mientras que su padre desayunaba.
-Buenos días papá. Mamá me ha contado lo de vuestro divorcio.
-Le dije que esperara un poco que no te quería preocupar. ¿Cómo estás?
-Bien bien, he decidido que me voy con ella.
Juan le echó un vistazo preocupado.
-¿Y eso?
- Es que no quiero vivir con un calvo gordo y borracho.
Su padre se quedó helado como podía decirle eso su propia hija, por primera vez en mucho tiempo quiso ponerle fin a esa discusión levantándose y pegando un bofetón a su hija.
- Hijo de puta te vas a arrepentir, voy a llamar a la policía.
Helena desapareció corriendo a través del pasillo hacía en su habitación. Juan decidió ir tras ella y justo cuando estaba marcando dijo:
-Helena estate quieta y suelta el móvil ya mismo.
Para sorpresa de Juan, dejó el móvil sobre la mesa y se quedó mirándole.
-Vete al salón a ver la tele.
Y Helena sin decir nada obedientemente se dirigió al salón. Juan estaba anonadado no sabía que había podido pasado pero al menos evitó que la policía viniera a su domicilio.
Juan se puso con la tablet hasta que llegó su mujer de comprar en el mercado .
-Buenos días Maria.
Su mujer le miró con cara de pocos amigos y le empezó a gritar.
-Tu ves normal la hora que llegaste anoche, que ganas tengo de librarme de ti hijo de puta.
-Por dios siempre igual, que te follen.
-¿Quién?
A Juan le sorprendió aquella pregunta pero decidió responder.
-Tu misma zorra
Para su sorpresa Maria sin moverse se bajó las bragas y se empezó a masturbar en la entrada de su casa. Juan no podía creer lo que estaba viendo.
-¿Qué haces Maria?
-Tocarme como me has dicho.
Le dijo ella mirándole a los ojos. Juan estaba en shock pero decidió aprovechar ese momento.
-Pues ya que hoy me haces caso qué tal si me la chupas.
María sin decir nada se puso de rodillas y sin dejar de tocarse le bajó los pantalones y los calzoncillos hasta las rodillas y empezó a chupársela con unas ganas que Juan no había visto en más de 20 años de casados. Se la estuvo chupando cerca de 15 minutos hasta que Juan no pudo más y se corrió en su boca. Justo cuando acabó de correrse María escupió todo al suelo.
-Que haces zorra, limpia eso ahora mismo.
Maria hizo el amago de levantarse para ir a por la fregona
-Con la lengua, limpialo con la lengua y te lo tragas.
Con cierto rechazo y alguna arcada consiguió dejar el suelo brillante. Maria se levantó e intentó ir a la cocina.
-A dónde te crees que va, a la cama ya, hace tiempo que quiero follarte por el culo y nunca me dejaste y hoy lo voy a hacer.
Obedientemente terminó de quitarse los pantalones y caminó hasta su habitación. Allí se puso a cuatro patas esperando a que Juan decidiera follarsela. Cuando Juan situó su polla en la entrada del culo e hizo fuerza no consiguió nada más que gritos de dolor de su mujer. Así que empezó a comerle el culo pasando su lengua por toda su extensión y a penetrarlo con su dedos, al cabo de 5 min su ano ya estaba mucho más dilatado. Esta vez cuando intento metersela lo consiguió no sin escuchar un grito desgarrador de su mujer. En ese momento se acordó de su hija y como ella debería estar escuchando todo ya que su habitación y el salón daban pared con pared, esto no le importó lo más mínimo a juan y siguió penetrando a su mujer hasta que al cabo del rato se dio cuenta que hasta salía sangre de su polla al sacarla, le debo de haber hecho una herida pensó, poco le importaba su dolor y sufrimiento pues le siguió dando con la misma intensidad hasta que al cabo del tiempo acabo corriendose dentro. Sacó la polla y la puso enfrente de la cara de la mujer.
-Que esperas pedazo de zorra limpiamela.
La mujer al borde del vómito tuvo que limpiar aquel pene lleno de sangre, excrementos y semen.
Cuando hubo acabado se dirigió al salón a ver que había sido de su hija y la encontró mirando el televisor como si no hubiera oído nada.
Juan pensó para sí mismo ya me vengaré de ti asquerosa.
Continuará
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