Mi experiencia en el sector del telemarketing (2)
Seguimos en el curro. Pero ahora loco por repetir lo vivido.
Lo de Mónica, no voy a negarlo, me había dejado “tocado”. Nunca le había sido infiel a mi pareja, y follarme como me había follado a aquella compañera había significado un antes y un después. Sé los cuentos y rollos que se dicen sobre el amor y tal, pero luego las necesidades son las que son. Claro que quiero a mi pareja….pero la carne es la carne.
En los días siguientes a follarme a Mónica, la relación con ella fue extraña. Miradas, charlas insustanciales, poco contacto…..aunque mi mente sólo pensaba en ponerla de nuevo a cuatro patas y metérsela hasta el fondo. Pero la cosa iba poco a poco y yo no quería cagarla. En el fondo sabía que volvería a disfrutar de aquel cuerpo y, aunque me ponía a mil, pensaba que lo mejor era esperar.
Sin embargo, fue otro cuerpo el que pude disfrutar antes.
Una de las personas que formaba parte de mi equipo fue llamada por la Junta de Andalucía, ya que pertenecía a una bolsa de interinos. La empresa, ya que la gente de RRHH estaba de vacaciones en su mayoría, me encargó a mi que fuera el que seleccionara a la persona que sustituyera a la que se había ido. No pude decir que no.
Pues al lunes siguiente me cogí los papeles y me fui a la sala donde estaban llamados los candidatos y candidatas. Eran dos chicos y cuatro chicas. No os mentiré. Sólo entrar ya le eché el ojo a una candidata. De estatura media, ojos oscuros, pelo oscuro, cuerpo contundente, piel morena de las visitas a la playa, vaqueros apretados, camiseta negra….. Se llamaba Ana.
Pero la verdad es que no era la mejor del grupo. Y eso que se lo ponía fácil. Pero en la formación el mejor fue uno de los chicos y la diferencia era bestial. Así que el último día no tuve más remedio que elegirlo a él. Eso sí, me jugué una última carta llevándome a esa chica aparte y diciéndole que me había gustado su desempeño pero que tenía que haber elegido al chico, pero que me gustaría que en un futuro ella también pudiera entrar. Aquello obtuvo un resultado: me pasó su número de móvil y me dijo que lo que fuera podía hablarlo por allí con ella. Conseguí su teléfono sin pasar por RRHH, ¡bien!
No quise meterle caña. Sólo la necesaria. En los siguientes días algún mensaje perdido me sirvió para enterarme que, Ana así se llamaba ella, había estudiado magisterio pero que no encontraba curro de ello. Y las oposiciones no le habían ido demasiado bien. Estaba ahora trabajando en un centro comercial en un local con castillos flotantes y tal, pero buscaba otras cosas.
Eso me sirvió a mí más de lo que ella creía. Le comenté que yo solía ir cerca, algo que no era cierto, pero que algún día le haría una visita.
No pasó una semana hasta que monté en el coche a mi hijo y a mi sobrino y fuimos a aquel centro comercial.
Allí estaba ella. Mientras los niños se lo pasaban bien mantuve una charla con ella.
Luego algunos mensajes de whatsapp. Alguna que otra visita. Charlas y confianza.
El plan marchaba.
Hasta que llegó un día que me envalentoné del todo. Mi mujer trabajaba. Así que le mandé un mensaje a Ana en plan tonto y llevé la conversación hacia que estaba solo y no tenía planes. Tras algunos intercambios de mensajes me dijo que si quería tomar algo ella estaba disponible.
Dejé al niño con mis padres y allá que me fui donde habíamos quedado.
Llegué yo antes y eso me sirvió para verla en todo su esplendor al llegar. Y eso, el verla llegar, me sirvió para saber que esa quería jaleo. Una minifalda vaquera, unos vans, una camisetita….ufffff. Todo en rollo teen pero con un cuerpazo tremendo.
Nada. Tomamos un par de copas y entre risas y charlas me enteré de cosas de ellas. Llevaba tiempo ella saliendo con un chico, aunque los dos sin trabajos estables, así que lo de irse a vivir juntos y tal era un sueño.
Ella vivía con sus padres todavía y trabajaba aquí y allá en lo que salía. Algo demasiado repetitivo hoy en día, tristemente.
Ella me preguntó sobre mi vida, a lo que contesté en parte.
Así fue el rato de copas. Me hubiera gustado tirarle más la caña…..pero no lo terminaba de ver claro, aunque estaba deseándolo, claro.
Así que mi gozo en un pozo, nos despedimos y quedamos en que ya nos veríamos.
Estuve un par de días de lo más caliente. Mi mujer fue quien pagó el pato. Me la follé a la más mínima en casa.
Pero las casualidades que ocurren. Unos días después estaba yo comprando unas cosas en Sevilla capital….y me crucé con Ana en la calle cuando ya iba de recogida.
Iba con unos leggins negros apretados, unas sandalias, y una camiseta celeste.
Nos saludamos y me dijo que estaba también comprando unas cosas pero que ya se iba para casa. La invité a una cerveza y coló. Nos la tomamos en el San Eloy de la calle del mismo nombre. Un lugar curioso por las “gradas” que conforman el lugar donde la gente se siente.
Durante toda la charla no pude quitarle ojo de encima. Y curiosamente, no sé la causa, me gustaban los dedos de sus pies con sus uñas rosas jajaja. Cosas del calentón que llevaba encima.
No fue una cerveza, sino tres. Y en ese momento me soltó que se tenía que ir porque no se había traído el coche, sino que venía en bus y se le iba.
Obviamente me ofrecí a llevarla.
En sus ojos ví un titubeo, pero luego con una sonrisa aceptó.
Nos fuimos caminando al coche, que lo tenía en un parking cercano.
No sé si fue la cerveza, las risas de la caminata, que ya los dos lo deseábamos….pero en el parking, delante del coche la besé. No un beso inocente, le metí la lengua hasta el fondo de la garganta mientras mis manos se metían dentro de sus leggins y apretaban ese culo.
Ufff….la erección fue instantánea.
Su respuesta fue buena. Su lengua buscaba la mía y su mano empezaba a masajear mi polla por encima del pantalón.
Llegó otro coche que nos iluminó y entre risas nos montamos en el coche.
- Y ahora? - le pregunté.
Ella sólo dijo, con una sonrisa, que “tú sabrás”
Se me pasaron varias opciones por la cabeza pero me dirigí a la zona de la Cartuja, junto al estadio. Era una zona tranquila, frecuentada por parejas en coches.
Llegué, busqué un sitio cerca de los bajos del puente, me quité el cinturón del coche y me lancé contra ese cuerpo que tanto deseaba. Su piel era supersuave y desprendía un olor dulzón maravilloso.
Le rompí el sujetador con las prisas y dos preciosas tetas con unos pezones pequeños y rosados quedaron al descubierto. En un segundo mi lengua jugaba con ellos, entre los suspiros de Ana.
Su mano buscaba mi polla erecta bajo el pantalón. Los desabrochó y empezó a pajearme mientras yo le recorría con mi lengua su cuello y mi mano empezaba a acariciar su culo por dentro de los leggins.
Se apartó un momento de mí, se recolocó en el sillón y empezó a comérmela. Y cómo la comía. Cierro los ojos y aún siento su punta de la lengua jugando con mi polla y mis huevos. A veces suave, a veces fuerte…..esa tía sabía como hacer que uno lo pasará de miedo con una mamada.
Mientras me la comía miré atrás en el coche, y vi la silla del niño. Mierda. Allí iba a ser complicado.
Casi sin pensármelo se lo dije.
-Vamos fuera.
-Qué?
-Vamos fuera del coche.
Ella con una sonrisa dejó de comérmela y abrió su puerta.
Yo me recoloqué el pantalón y salí por si sitio, dándo la vuelta al coche y llegando donde ella estaba. Le di la vuelta, dejando sus manos apoyadas en el techo del coche y me agaché. Le bajé los leggins dejando al descubierto un magnífico culo y hundí mi lengua en su coño.
Su gemido fue instantáneo. Qué mojada estaba. Empecé a recorrer su rajita una y otra vez con mi lengua, haciendo que ella abriera poco a poco las piernas más. Sentía en mi nariz su culo, pero todo el olor era dulce y su sabor...uffff. Me lengua iba de dentro a cada rincón de su coñito.
No podía más y me puse de pie y se la metí. Su respuesta no dejó dudas:
-Fóllame, cabrón.
No me lo tenía que decir más. Me desabroché el pantalón y agarrándome la polla la penetré.
Ufff
Estaba superhúmeda. La polla más que entrarle se deslizó dentro de ella. Empecé a darle. Mi polla rápidamente estuvo toda llena de sus fluidos, rodeada de ese blanco pegajoso que tanto había deseado.
Le apreté las manos contra el culo y empecé a follarla duro, animado por el sonido de la piel contra piel y de sus gemidos.
Empezaba a sentir como me corría el sudor por la espalda, pegándome la camisa al cuerpo. Incluso sentí como unas gotas de sudor se me resbalaban cara abajo hasta terminar en la espalda de ella.
Estaba a mil y solo pensaba en apretar ese cuerpo contra el mio y llenarla completamente de mi leche.
Con una mano le sujetaba la espalda y con la otra le agarré las tetas. Los pezones los tenía que iba a atravesar la ropa. Qué tía.
Estaba siendo un polvazo aprovechando la soledad del lugar.
Soledad?
Entonces fue cuando mire para el lado y me di cuenta que teníamos dos espectadores. Hasta el momento no los había visto pero ahora me percaté de ellos.
Eran dos chicos jóvenes. De unos 20 años diría yo. Casi niños y estaban allí a unos metros de nosotros mirando el show y haciendose unas pajas.
En otro momento me hubiera ido de allí pitando, pero en aquel momento…...estaba deseando soltar la leche y además, para mi sorpresa, vi que ella también los habia visto y lo único que dijo fue:
-Ni se te ocurra parar. Quiero correrme.
Así que seguí a lo mio. Clavando mi polla lo más hondo que podía en ese coñito.
Al poco tiempo los chicos estaban a nuestro lado.
Ella les dejo las cosas claras desde el principio.
-Podéis mirar pero nada de tocar, ¿entendedido?
La verdad es que los chicos no hicieron nada más que pajearse, babear por aquel cuerpo que me estaba follando y decir, eso si, cosas del tipo que vaya cuerpazo, que lo que darían por follarla, por reventarle el culo...cosas del estilo.
-No vayais a salpicarme con la leche, les dijo.
Uno de los chicos soltó una lefada apuntando al suelo. La siguiente fue ella.
Noté que separaba algo más las piernas, aceleraba la respiración y con un gemido se corrió ante mis acometidas.
Estaba recuperándose cunado me vacié dentro de ella. Fueron unos chorreones largos e intensos tras aquel polvazo.
Y a continuación se corrió el otro chico. Que por cierto si nos salpicó el cabrón.
Tal como se corrieron se las guardaron y se fueron de allí, mientras yo descansaba y recomponía mi respiración viendo como mi polla menguaba entre los cachetes del culo de ella.
Al final entre risas nos limpiamos con unas toallitas húmedas que llevaba yo en el coche, nos vestimos y la dejé en su casa.
Por cierto….al poco entró en la empresa.