Mi experiencia con mi hijo.

Nuestra primera vez con mi hijo.

Mi nombre es Micaela, tengo 32, soy madre soltera de un hijo varón, Maximiliano,

Fui madre a muy temprana edad, en circunstancias especiales que ya les contaré en otro relato.

Me considero una mujer atractiva, no soy ninguna modelo, pero me va muy bien con los hombres.

El relato que les paso a contar, comenzó el año pasado en el mes de noviembre. Mi hijo comenzó con dolores muy agudos en la zona del abdomen, y lo llevé al médico de urgencia.

En el hospital nos informaron que tenía apendicitis y tenía que ser operado inmediatamente para evitar complicaciones. Ese día le hicieron el pre quirúrgico y fue operado la mañana siguiente.

Pasamos 3 días en el hospital, hasta que le dieron el alta.

Los primeros días estuvo muy molesto, con dolores, pero mientras los días pasaban mejoraba rápidamente. Al segundo día lo llevé al baño, lo senté en una silla de plástico, y con una esponja lo higienicé, tal cual, me había dicho el médico que atendió a Maximiliano, lo importante era no mojar la herida, hasta que le retiren los puntos.

En un momento observo que mi hijo tenía las manos en la entre pierna, tapándose su miembro, trató de esconderlo pero pude notar su pene completamente erecto. No dije nada, y le di una toalla para que se seque y se cubra. Cuando terminó lo ayudé a levantarse y lo llevé a su cuarto, aún seguía con la erección, pude notarlo debajo de la toalla.

Lo recosté, lo tapé y me fui a mi cuarto. La situación realmente me perturbó, no supe que pensar, al final llegué a la conclusión de que era un adolescente en una edad complicada y refregando su cuerpo con la esponja, le sucedió involuntariamente. Encima yo estaba usando un short blanco ajustado y una musculosa verde, algo suelta. Quizás fue mi culpa, y se lo provoqué sin darme cuenta. Suelo vestirme provocativamente, si bien soy madre me considero joven y atractiva y me gusta llamar la atención de los hombres. Pero lo que sucedió me hizo reemplantear que debo ser más discreta en la casa por lo menos.

Al día siguiente fui con ropa de gimnasia vieja, que me quedaba grande, todo lo contario al día anterior pero sucedió lo mismo en el baño, su pene completamente erecto, tapado con sus manos. Traté de asearlo rápidamente para terminar con el momento incomodo, para Maximiliano era difícil también la situación, podía verle las orejas muy coloradas de vergüenza y se quedaba callado. Por un lado me tranquilizó saber que no lo hacía a propósito.

La situación se fue repitiendo día tras día, fueron casi dos semanas, que tuve que bañarlo por mi cuenta. Esta situación nos separó, siempre habíamos tenido una excelente relación con mi hijo, siempre me contaba todo, siempre traté de estar para él, sobre todo por haberlo criado yo sola, traté de cumplir el rol de padre y madre al mismo tiempo, la verdad es que éramos muy unidos hasta que sucedió la situación en el baño. Fue algo mutuo, se producían unos silencios incómodos, a Maximiliano le costaba mirarme a la cara, y a mí cuando estaba con él se me venía a la cabeza la imagen de su pene erecto.

Las semanas fueron pasando, y decidí darnos tiempo, solo esperaba que todo volviese a la normalidad, era lo que más deseaba. Ya mi hijo estaba completamente recuperado, por dentro creía que todo sería como antes.

Ya era enero de este año, fue unos días después de fin de año. Me encontraba en mi cuarto durmiendo, en un momento me estaba masturbando, acariciándome mi clítoris, recuerdo estar completamente empapada de sudor, pensaba en el miembro de mi hijo y lo rico que sería tenerlo dentro mío, no sé cuánto tiempo estuve así, pero era como si estuviese durmiendo pero no del todo, era semi inconsciente, como si estuviese pensando en otra persona, que no era mi hijo, pero cuando caí en la cuenta que me masturbaba pensando en Maximiliano, di un salto de la cama y fui al baño. Estaba bañada en sudor, me sequé con una toalla mi cuerpo, me di cuenta que mi vagina estaba completamente húmeda, me limpié y me puse una bata y fui a tomar agua a la cocina que me sentía deshidratada.

Estaba agotada, como si hubiera corrido 10 km, me puse a ver la televisión en el living, tratando de despejarme. Pasaron un par de horas hasta que me sentí con sueño y me fui a acostar, cambié las sabanas, por unas secas, y traté de dormir nuevamente.

Cada vez que cerraba los ojos la imagen de mi hijo desnudo se me venía a mi cabeza. Di vueltas sin poder conciliar el sueño.

Faltaban un par de horas para levantarme para ir a trabajar, y decidí masturbarme para dejar mi cabeza fría. Necesitaba sacarme la calentura que tenía.

Fui al baño, me saqué la bata y me senté en el inodoro, con mi mano izquierda, acariciaba mis pechos, apretaba mis pezones , mientras que con la derecha me masturbaba, estaba muy mojada como pocas veces, traté de pensar en hombres que conocía, pero al final el recuerdo de mi hijo los superaba y decidí no resistirme más, me apretaba mis pechos con fuerza, y con mi otra mano comencé a penetrarme mi vagina con dos dedos con mucha velocidad imaginando el miembro de mi hijo entrando y saliendo en mi vagina. Estaba desquiciada de placer gemía fuerte ni me importaba que Maximiliano me oyera gemir, solo quería gozar, al final me corrí completamente.

Me quedé sentada con las piernas abiertas, recuperando el aire, me tomé unos minutos, me limpié mi vagina y piernas y me tiré en la cama, estaba agotada pero me sentía relajada, y una sensación de felicidad, como de que todo era perfecto.

Esa mañana me levanté para desayunar, lo desperté a mi hijo y desayunamos juntos, me sentía muy relajada y todo fluyó muy bien entre nosotros, sentí que nuestra relación, estaba volviendo a ser lo de antes.

Ese fin de semana, fuimos a lo de mi mejor amiga Florencia. Ella está casada, y tienen una casa de campo con pileta que suelen ir todos los fines de semana.

Florencia conoce todos mis secretos, y fue mi mejor amiga de toda la vida estuvo en mi momento mas difícil cuando quedé embarazada, y si no hubiese sido por ella no creo haberlo logrado. Tuvimos historia juntas, puedo decir que somos más que amigas.

El afecto es mutuo, nunca nos separamos desde los 13, siempre estuvimos conectadas de una forma u otra.

Mi hijo estaba en la pileta, hablando con la hija de una de las familias que habían ido también. Y yo me quedé tomado sol con Florencia, nos pusimos al día de nuestras cosas, y me contó que le había sido infiel al marido, no era nada serio, pero le practicaba sexo oral a su jefe del trabajo todos los días, no se sentía atraída ni nada me dijo, pero le gustaba sentirse una putita, fueron sus palabras.

No sé si me dio el pie al contarme ese secreto, que me animé a contarle a Florencia lo que me estuvo pasando con mi hijo. Le conté todo desde el primer día en el baño. Me escuchó atentamente y en un momento se empezó a reír.

-Te tengo que contar algo, no sabía si decírtelo, como lo ibas a tomar, pero me di cuenta como te mira tu hijo hace tiempo, al principio pensé que te tenía controlada pero te mira como una mujer, no como madre. Me dijo Florencia.

-Estas mal boluda, jaja.

-Te juego lo que quieras. Anda al borde de la pileta que te filmo y después hablamos.

Florencia agarró su celular y se puso a filmar, me hizo un buen plano de mi cola mientras caminaba al borde de la pileta hasta que estuve a unos 5 metros de mi hijo dándole la espalda. Me quedé unos minutos, debajo del sol, luego me tiré al agua para refrescarme y volví con mi amiga.

Me mostró la filmación, y tenía razón, Maximiliano no me sacaba la vista de encima, me miraba fijamente y sobre todo parecía enfocarse a mi cola.

-Que me decís ahora? me preguntó.

No supe que decirle y le dije: -Seguí tomando sol. Y cambiamos de tema. Florencia me conoce muy bien y sabe cuando parar de preguntar.

Ese mismo día, nos volvimos antes que oscurezca, Maximiliano durmió todo el viaje y mientras manejaba tuve tiempo de pensar. Si bien todo parecía una locura, varias cosas fueron encajando, distintas cosas, aunque eran pequeñas, si las juntaba se podía ver lo que sentía por mí. No solo me veía como una madre.

Saber que mi hijo me deseaba, me hacía sentir bien, y la idea de tener una relación incestuosa me encantaba, no sería mi primera vez con un familiar, pero hacerlo con mi hijo sería único.

Hacía tiempo, que quería arreglar mi habitación, tenía unas grietas y necesitaba pintura, pero siempre lo demoraba por las molestias de tener gente trabajando en casa y la suciedad que produce, un trabajo de esos. Pero la verdad que esa obra serviría a mis propósitos.

Le comenté a mi hijo si podía pasar unas noches en su cuarto, hasta que terminasen con la obra, y le pareció bien.

La primera noche, quedó sorprendido, Maximiliano pensó que traería mi colchón a su cuarto. No se imaginó que dormiríamos en la misma cama.

-No te molesta hijo, que duerma con vos en la cama?, es que es un lio tremendo mover todo.

-No, está todo bien, me dijo.

Esa noche vimos la televisión, hasta que nos quedamos dormidos. En la madrugada, me despertó algo. Yo estaba durmiendo sobre mi hombro izquierdo, dándole la espalda a mi hijo y sentí su mano acariciando mi cola y pierna, lo hacía muy delicadamente, con mucho cuidado para no despertarme. Luego su mano, fue subiendo por mi abdomen debajo de la musculosa y acarició mi teta derecha, yo estaba inmóvil, quería darme vuelta, pero no sabía cómo iba a reaccionar.

Me manoseo por un buen rato, mis pezones estaba durísimos. En un momento pude sentir que se movía detrás mío, me di cuenta que se estaba masturbando, en unos minutos lo escuche desahogarse e ir al baño.

Cuando volvió y me aseguré que estuvo dormido fue al baño a masturbarme.

Así fueron por un par de noches. Pero mientras los días pasaban, se volvía más osado.

Una noche se recostó sin ropa por debajo de la cintura, yo dormía como siempre sobre mi brazo izquierdo dándole la espalda.

Maximiliano apoyó su cuerpo contra el mío, pude sentir su miembro contra mi cola y empezó a frotarse, podía sentir su pene completamente erecto rozando mi cola sobre mi short, se sentía confiado, como si me encontrase en un sueño muy profundo y nada me despertaría.

No aguantaba más, si me quedaba quieta iba a estallar. Me levanté, mi hijo de golpe se dio vuelta y quedó mirando al otro lado dándome la espalda, haciéndose el dormido.

Lo tomé del hombre y lo llevé a que quede boca arriba sobre la cama. Me paré sobre la cama, y me saqué mi musculosa, me bajé el short y la tanga hasta quedar completamente desnuda. Mi hijo me miraba fijamente pero muerto del miedo, temblaba, su pene estaba flácido. Me arrodillé en la cama y acerqué mis labios a su boca y comencé a besarlo, le metí mi lengua en su boca y mientras lo besaba con mi mano derecha, comencé a masturbarlo, en pocos segundos su pene comenzó a crecer en mi mano, cuando estuvo bien duro, me acomodé sobre él, una pierna de cada lado tomé su miembro, lo acomodé en la entrada de mi concha y me dejé caer, su pene comenzó a entrar en mi vagina completamente húmeda, su grosor era perfecto, lo sentía como me llenaba por dentro, entraba cada vez más su pedazo de pene, pude sentirlo hasta el fondo, comencé a cabalgarlo muy lentamente, mi hijo estaba a punto de explotar dentro mío pero quería que dure más, entonces lo iba guiando, cuando sentía que estaba por acabar aflojaba el ritmo, mi cuerpo chocaba contra el suyo, los dos gemíamos de placer, tomé sus manos y las llevé contra mis pechos, me las apretaba con fuerza, le faltaba experiencia en cómo tratar a una mujer pero no me importaba. Tenía las manos de mi hijo apretando mis tetas, mientras su pene está entrando y saliendo en mi vagina.

Lo vi a punto de explotar y me senté bien sobre él, todo su miembro estaba dentro de mi vagina, largó un grito de desahogo, y me inundó con su semen, yo lo cabalgué unos segundos más hasta que me corrí con su pene dentro de mí.

Seguí moviéndome, quería mas, me puse en posición 69, comencé a chuparle su miembro, lleno de semen y mis jugos. Mi hijo empezó a acariciarme mis nalgas, luego sentí uno de sus dedos penetrando mi ano, me lastimó, lo metió sin lubricar ni nada, pero lo dejé, mientras yo me tragaba su miembro él jugaba con mi ano. Su pene estaba completamente erecto nuevamente. Trataba de tragármela hasta el fondo de mi garganta pero no podía, solo puede con un poco más de la mitad.

Me salí de la posición y me puse en cuatro sobre la cama dándole la cola. Hacía tiempo que no entregaba la cola, pero está muy excitada, y por mi hijo lo que fuera, así que le dije:

-Quiero tu pene en mi cola, hasta el fondo.

Se arrodilló detrás mío, y trató de meterla en mi ano le dio bastante trabajo, me hizo gritar bastante de dolor, era brusco, pero finalmente sentí su cabeza a travesar mi ano, lo metió de un golpe. Sentí sus manos tomar mis caderas y empezó a hundir su cuerpo contra el mío con cada embestida su pene entraba mas y mas dentro de mi cola, lo hacía como un animal, gritaba de dolor, de placer, estaba histérica, le pedía mas y mas, más adentro. Fue una embestida brutal por unos minutos. Sentí sus manos apretar mis caderas, hundió su pene casi hasta el fondo y eyaculó la leche que le quedaba.

Dejó caer su cuerpo sobre el mío, y nos quedamos así, el sobre mí. Se sentía tan bien, sentir a Maximiliano encima mío, tan relajados.

Sin darnos cuenta, nos quedamos dormidos, en esa posición.

Me desperté casi a las 10 am, me había quedado dormida para ir a trabajar, me levanté rápido para ducharme, pero tuve que detenerme del dolor, tenía una puntada muy dura en mi ano, tuve que acostarme nuevamente boca abajo. Mi hijo me abrazo, y nos volvimos a dormir por un par de horas más.