Mi experiencia con la catira regional
Todos conocen a la catira regional por su espectacular cuerpo, una de las mas deseada en el ambito del modelaje. Yo tuve el atino de pasar una noche inolvidable con ella, una noche que nunca podre olvidar
Era como las 1:00 am, en un establecimiento del San Ignacio, la música era alta, humo por doquier, caras familiares de la farándula iban y venían, yo iba por el no sé qué número de trago, bailaba entre el tumulto con todas las diosas que me rodeaban, era el mejor evento de promoción que he estado en este año.
Mientras me tambaleaba de un lado a otro, topé repentinamente con unas piernas fenomenales, subí la mirada siguiendo la silueta magistral que se dibujaba antes mis ojos, una cinturita de avispa, llegué a un escote en V que intentaba cubrir unos bien redondeados y firmes senos, un cuello liso, blanco, provocativo de convertirse uno en Drácula para poder succionar con sed en él. La cara, qué rostro tan perfecto, labios bien delineados, parecían un durazno bien jugoso, una nariz de barbie, se cruzaron mis ojos de deseos con su mirada angelical, quedé hipnotizado por unos segundos antes tanta belleza. Volví en sí por un empujón y fue cuando me dí cuenta de que era Vanesa, la catira Regional.
Ella se sonrió y se inclinó a darme un beso en la esquina de mi boca, me apresuré en saludarla mientras clavaba mi mirada en sus perfectos senos.
Me consigues un trago Tmaster? Es que no he bebido nada desde que llegué.
Claro cielo, ven. La tomé de la mano y la llevé al salón VIP.
Le serví un trago ligero y nos sentamos en un rincón, la sala estaba desierta, ya que era la hora loca, y estaban todos en la pista.
Cómo has estado Vane, pregunté.
Excelente, he tenido bastantes ofertas, no me puedo quejar. Lo único es que no tengo mucho tiempo de descansar y dedicarme un rato a mí misma. Aunque creo que la semana entrante, tengo un break, quisiera irme lejos para descansar.
Yo voy a ir a una isla para visitar a un viejo amigo, porqué no vienes conmigo?
Allí podrás descansar seguramente, es una isla desierta que está en el Caribe.
De verdad, me encantaría .
No voy a ser aburrido en el relato, asé que en resumen nos fuimos a la isla, tardé mediodía en arreglar mis negocios con mi amigo, él tenía que salir a Miami por otros negocios, y me dijo que podía quedarme en la isla el tiempo que quisiera, por supuesto, no me iba a pelar la oferta, ya que eso iba muy de acorde con mis planes con Vanesa.
Esa misma noche, después de un día de navegación en vela, de bucear en las transparentes aguas del caribe, y de una cena ligera, nos sentamos a disfrutar de la brisa del mar y del sonido de las olas.
Entre copa y copas, charlas y risas, el ambiente fue calentándose poco a poco, no sé cuando ni cómo, pero terminamos abrazados, besándonos y acariciándonos sobre el piso.
Por primera vez recorrí sus senos con mis manos, qué ricura, sin perder tiempo, como si se me fuera a arrepentir, la desnudé, comencé a besarla desde ese cuello tan divino hasta el dedo pequeño de su pie, mientras me dejaba embriagar por su aroma a néctar de rosa. Ella cerraba los ojos y disfrutaba extasiada, me dejó beber de ella hasta saciarme.
Entre gemidos y contorsiones, alcanzó el clímax y derramó su jugo en mi lengua.
Quise ponerla de espalda para penetrarla, pero ella fue más agil y me acostó boca arriba sobre los cojines, con habilidad desenfundó mi pene y la envainó dentro de la profundidad de su garganta, me sentía morir de placer mientras sentía cómo mi miembro invadía cm. a cm. su cavidad, hasta que sus labios chocaron con mi vientre. Qué magistral oral me ofreció mi chica regional, Dios la salve.
No tardé mucho en derramar mi contenido dentro de ella, quien no desperdició ni una gota de mí.
Ambos quedamos extasiados, acostados con la mirada clavado en el cielo, esperando que vuelva el aliento para el segundo round.
10 minutos fueron suficientes, ella fue la primera en tomar la acción, me dio un profundo beso mientras se colocó encima de mí, cabalgó por unos 10 minutos en un movimiento rítmico, lo suficiente para que mi lanza se pusiera como si me hubiese tomado una docena de viagra.
La puse sobre 20 uñas y, mientras contemplaba sus perfectas nalgas, apliqué lubricante en su puerta trasera, y comencé a embestir alternadamente su vagina y su ano. Sus gemidos se aceleraba al ritmo de mis estocadas, qué caliente y qué apretadas estaban sus cavernas, las tomé por los hombros para así alargar mis penetraciones, podía sentir con la punta de mi pene, las paredes internas de ella en cada penetración, y también sentía la manera cómo ella apretaba sus músculos cuando me retiraba para tomar fuerza de empuje nuevamente, como si no quisiera que el divino invasor se despidiera.
Llegamos al extasis juntos, pudimos sentir la mezcla de nuestros flujos, el calor que nos quemaba placidamente, este 2do asalto fue inolvidable.
Dormimos exhaustos, desnudos y abrazados, envueltos por la calida brisa del Caribe, y nos amamos nuevamente con el crepúsculo del amanecer, lo hicimos en la ducha, sobre la cama, y finalmente en la sala, fue un fin de semana inolvidable, gracias, mi catira regional, sé que fue breve, pero intenso.