Mi experiencia como webcamer
En esta ocasión os cuento mi primera experiencia con mi pareja como webcamer y con el popular juguete que funciona según lo quieran los usuarios que miran. Nunca me ha vibrado más el culo que este día jejeje
Todo comenzó por la compra de un juguete muy concreto que vimos que respondía a estímulos que los usuarios de la web de webcam hicieran. Antes de tomar la decisión, probamos el juguete sin más, como otro más de los tantos que tenemos. Lógicamente, no aportaba nada nuevo. Con varios días de por medio tomamos la decisión de probar el famoso juguete con todo su potencial. Como comprenderéis, el nombre de usuario no fue Toulouse. Una vez hecho el perfil como webcamer, había que dar el paso más importante y que más nervios provocaba, pulsar el botón rojo de “emitir”.
Todo listo, nos pusimos a darle a la acción. Había que estar “animados” para el show. Respiramos hondo los dos mientras no perdíamos la pantalla de vista ni un momento. El click de “emitir” sonó como ningún otro había sonado antes. En pantalla salió una especie de círculo de carga y ahí estábamos los dos, en un recuadro de chat, desnudos y esperando que el contador de visitantes se moviera de cero. Era lógico que en un portal de webcam para ver sexo, si no hacíamos nada, no íbamos a conseguir nada ni nuestro juguete iba a cobrar vida. Por lo que nos pusimos en marcha. Él tenía la polla a medio gas, así que empecé a comerle la polla. Fue cuestión de segundos que se pusiera al 100%. En ese punto mi lengua recorría su polla desde los huevos al glande y al revés. Mi pareja reclinado observando el espectáculo y disfrutandolo.
Sorprendido dijo en voz alta: “¡Hemos llegado a 10, 12, 17, 23….! ¡Y están escribiendo!” El cuadro de chat se llenó de comentarios de cómo debía comerle la polla. Resulta que todos eran expertos. Yo no les hice caso y me comi la polla de mi chico hasta el fondo, una garganta profunda completa. Mi chico levantó las manos y comenzó el sonido ese de cuando dan propinas o token. No dejaba de sonar. Él me hizo parar y me dijo que me pusiera de culo a la cam. Me coloqué como me dijo, de rodillas con el culo en pompa. Volví a introducirme su polla hasta mi garganta. Sin previo aviso, un cachete sonó por encima del ruido de la web. Me dolió un poco e instintivamente me salió un grito que quedó silenciado por la polla de mi chico. A ese cachete le siguieron varios, incluso un intento de meter un dedo por el culo.
Con cierto enfado, dejé de comerle la polla. En ese momento me señaló la pantalla y vi el marcador. 148 personas en línea, 12 seguidores y 1600 monedas. Los comentarios apenas se podían leer de lo rápido que pasaban en la ventana de chat. Había muchos ánimos para que siguieramos y otros tantos pidiendo sexo vaginal y anal sin ningún tipo de reparo.
Me pase mis dedos por mi labios, que ya estaban ligeramente húmedos. Me coloqué de frente a la cam (sin mostrar cara) y me senté sobre mi chico, sobre su polla. La agarre con mi mano su polla y me la coloque para dejarme caer lentamente y que entrara dentro de mi. Escuchar el resoplar de mi chico a la vez que notaba como entraba en mi y estar viendo esa lucecita de la cam activa y la pantalla fue un subidón. Todo el rato estaba pendiente de que no se viera mi cara ni la de mi pareja. Aguanté 2 minutos antes de girarme y cabalgarlo mirándolo.
Yo me olvidé por completo de la cam, y eso que no dejaba de sonar las propinas. Mi chico seguía un poco más tenso y pendiente de la cam. Le puse mis pechos en la cara y le dije que se centrara en lo importante. Empezó a comerme los pechos, jugar con su lengua en mis pezones… Hasta sus manos volvieron a mis nalgas. Me las separaba, me las apretaba, me las juntaba, me daba palmadas y cachetes. Yo ya estaba muy caliente y pensando en mis orgasmos que tenían que llegar. Me tire a por su cuello, le di un bocado, se lo marqué con mis dientes. Me quedé quieta sobre su polla clavada profundamente en mi coño, me dejé caer a peso para que me entrara completa y para que él sintiera el tope en mi interior. Así le dije que jugara con mi culito.
Le faltó tiempo para pasar sus dedos por mi ano, de ahí a introducir un dedo fue cuestión de segundos. Yo, mientras movía mis caderas adelante y atrás. Alargué una de mis manos, cogí el juguete y lo encendí. A los pocos segundos comenzó a vibrar en mi mano a la vez que sonó el ruido de las monedas. Funcionaba perfectamente. Paramos momentáneamente para decirle a los mirones lo que queríamos.
La segunda sorpresa de la sesión, teníamos 218 personas conectadas, 41 seguidores y 23100 monedas. Fue enseñar el juguete y una cascada de propinas de 100 monedas se disparó. No terminé de preguntar por dónde metérmelo cuando todo el chat se llenó de anal, culo, por detrás y demás sinónimos. El público había hablado, saqué el lubricante del cajón y me lo coloqué. Por suerte no es muy grueso y con un poco de excitación entra sin problemas. Dejas la antena fuera y a disfrutar. Comenzó a vibrar tal y como lo hacía en mis manos. Mi chico solo miraba mientras se masturbaba para mantener la erección. Creo que le excitaba más a él que a mi. Pronto empezó a pedir más y más propinas mientras me abría las cachas del culo para que se viera esa antenita rosa salir de mi ano.
No sé cómo describir ese cúmulo de sensaciones. Por un lado, el morbo de que nos estuvieran viendo follar. Por otro lado, la excitación e incertidumbre de que no sepas cuando va a vibrar el juguete, ni con qué intensidad ni por cuánto tiempo. Todo esto varía de la cantidad de monedas-token que den. Como guinda del pastel, decir que todo esto ocurría por mi culo. Me puse en la cama tirada como si fuera a hacer el misionero. Mi chico que es un poco cabrón para estas cosas, decidió no penetrarme, sino darme sexo oral. Comida de coño con estimulación de clítoris. Mi punto muy débil.
A partir de aquí todo fue una montaña rusa ascendente de placer y orgasmos. Mi chico y su traviesa lengua castigándome a placer forzado. Al mismo tiempo, el juguete vibrando de mil formas diferentes. Por desgracia para muchas cosas, soy muy escandalosa durante los orgasmos, desde que empecé a gemir y volverme loca con el primero, no tuve descanso. Ahora lo puedo decir, lo peor era el juguete, esa incertidumbre y no poder controlarlo es la peor sensación. Más cuando tienes mucha gente ansiosa de verte correrte al precio que sea. Hubo un punto que hasta mi chico estaba algo alarmado y dejó de hacerme sexo oral. Terminé yo sola tumbada bocarriba, con una camiseta en la cara para evitar que se me reconociera, gimiendo como una posesa y revolviéndome en placer. Yo solo escuchaba ruidos de propinas de todas clases, ya no solo monedas, y a mi chico pidiendo más para que siguiera así y llegara a tener un squirt. Incoscientemente yo pedía una y otra vez que parasen. Llegué a sentir dolor por exceso de placer. Tuve que ponerme a 4 patas con el culo a la cam y la cabeza en el colchón. La camiseta la use a modo de mordaza para poder morder y liberar tensión. Esta vez ha sido de las pocas veces que me han temblado las piernas. Como mi chico estaba prometiendo, me corrí con eyaculación. Con todo el placer noté perfectamente como venía el squirt. Placer intenso y muy rápido, y entre el sudor del momento, el calor húmedo del flujo salir por mi vagina y escurrir por las piernas.
Ni me enteré de cuando mi chico tiró de la antena. Yo me desplomé sobre la cama con espasmos en el culo. Mi chico se ocupó de dar por terminada la sesión. Yo tuve mi tiempo de volver en sí y recuperarme. Nunca me había palpitado el ano de esa forma. Hasta algún calambre.
Ya recuperada y sin emitir estuvimos mirando los detalles del perfil. Habíamos tenido casi 100 peticiones de show privado, ahora los seguidores eran 86, habíamos logrado como varias insignias y bonificaciones. En cuanto a las “monedas” de la web, teníamos un saldo total de 63800 monedas. Ahora tenemos la duda de si seguir perdiendo vía webcam intimidad y anonimato a cambio de sacar la parte más salvaje de ese juguetito de aspecto simplón e inocente.